INTRODUCCIÓN
El síndrome de la cauda equina es la compresión de las raíces de los nervios femoral, obturador, ciático, pudendo, pélvico y coccígeo, que se encuentran en el canal vertebral a nivel de la unión lumbosacra (L7S1), y puede ser ocasionada por cualquier lesión que genere el estrechamiento del canal vertebral (Callejas y Rodríguez, 2014; Harris et al., 2018). Las lesiones traumáticas son de las etiologías más comunes de esta patología (Kusakabe, 2013). La liberación de agrecanasas y metaloproteasas inducidas por las citoquinas, durante la inflamación degradan la matriz extracelular (Rodríguez y Correa, 2018), reduciendo el flujo de agua y de nutrientes al disco intervertebral causando su degeneración (Meij y Bergknut, 2010), lo que conlleva al abombamiento del anillo y la protrusión del núcleo pulposo, desplazando el disco hacia la periferia de la columna. Esto ocasiona compresión e isquemia, reduciendo o inhibiendo la trasmisión nerviosa en esta porción (Santoscoy, 2006).
La principal manifestación del síndrome es el dolor e hiperestesia de la región lumbosacra, expresada en dificultad para levantarse, saltar y claudicación del miembro pelviano unilateral o bilateral. Los métodos diagnósticos de elección son la radiografía convencional, mielografía, epidurografía, tomografía axial computarizada (TAC) y resonancia magnética (Meij y Bergknut, 2010).
Para el manejo de este síndrome se han reportado diferentes tipos de tratamientos; el conservador y el quirúrgico (Šulla et al., 2019). El primero es usado en casos donde el dolor puede ser controlado mediante antinflamatorios, reposo estricto y reducción de peso (Platt y Olby, 2012), usando AINE’s asociados con tramadol, gabapentina o pregabalina para el manejo del dolor, o corticoides como la prednisolona (Mejía et al., 2011; De Decker et al., 2014); sin embargo, en algunos casos los signos reaparecen al suspender la medicación (Janssens et al., 2009). El tratamiento quirúrgico consiste en la descompresión de médula, y se recomienda como último recurso cuando el dolor o el déficit neurológico son extremos, o cuando los analgésicos no han sido eficaces (Platt y Olby, 2012). Se realiza mediante laminectomía y estabilización lumbosacra; la desaparición del déficit neurológico es progresiva a partir del tercer día posoperatorio (Danielski et al., 2013).
Los tratamientos alternativos también se enfocan al control del dolor, de estos el uso de los canabinoides ha demostrado tener una respuesta adecuada en procesos degenerativos y traumáticos en el SN central y periférico, al estimular la migración de células microglia y astrocitos en ciertas neuroinflamaciones. Esta es una herramienta farmacológica de creciente uso para dolores crónicos no oncológicos (Valdovino, 2019). En este caso, la selección de la terapia neural, como tratamiento para el síndrome de la cauda equina, se basó en la extrapolación de este diagnóstico en otras especies como la canina con este síndrome o en felinos domésticos con otro tipo de lesiones vertebrales (Robaina, 2006).
Se reporta la recuperación de un felino hembra que presentó el síndrome de la cauda equina debido a traumatismo y su evolución mediante el uso conjunto de la medicina homeopática y alopática.
CASO CLÍNICO
Motivo de Consulta
Un felino hembra mestizo de 1 año fue llevado a consulta a la Clínica de Pequeños Animales (CPA) de la Universidad de la Amazonia (UDLA), Caquetá, Colombia. El animal presentaba alteración de la conducta, trastorno neuromotor en miembro pélvico derecho e incontinencia urinaria y fecal.
Anamnesis
La paciente presentó un mes antes un comportamiento extraño que se manifestó con un cuadro de estupor, parálisis, sialorrea y midriasis. La tenedora sospechó de una posible intoxicación, por lo que fue llevada de urgencia a un centro veterinario y tratada con atropina y calcio más complejo B. Posteriormente se observó dificultad de movilidad del miembro pélvico derecho. La propietaria refiere que, ante los sucesos mencionados, la paciente pudo haberse visto envuelta en un accidente de tránsito o similar, situación que fue comprobada posteriormente mediante observaciones de los propietarios.
Examen Clínico
El animal presentó 5% de deshidratación, mucosa vulvar y rectal hiperémicas, tiempo de llenado capilar (TRC) 3 segundos, frecuencia cardiaca (FC) 184 latidos por minuto, frecuencia respiratoria (FR) 32 respiraciones por minuto, temperatura rectal 39 ºC, pulso 156 pulsaciones por minuto (PPM) y peso 2.6 kg.

Figura 1 Vista caudal de la gata. (A) Úlcera en región femoral craneal. Arrastre de la cara dorsal del miembro pelviano derecho con vendaje para evitar laceración. (B) Zona lumbosacra con tricotomía para facilitar la terapia neural
No obstante, la alteración de la FR y FC se atribuyen a la manipulación de la paciente y su comportamiento asténico.
Durante la inspección fue evidente el aumento de tamaño del ganglio poplíteo derecho, úlceras bilaterales en la región femoral craneal, parálisis de la cola, y claudicación y arrastre de la cara dorsal del miembro pelviano derecho (MPD) (Figura 1).
En el examen neurológico se evidenció que el MPD presentaba monoparesia, parálisis flácida, hipotonía en los músculos bíceps y cuádriceps femoral, tibial craneal y gastrocnemio, hiporreflexia del reflejo tibial craneal, ausencia del reflejo perineal y ausencia del panicular desde la vértebra L5, propiocepción consiente e inconsciente alterada, reacciones posturales anormales. Así mismo, hiperalgesia en la región lumbosacra y miembros pelvianos.
Exámenes Complementarios
El hemograma presentó leucocitosis con neutrofilia, monocitosis y eosinofilia. Además, en el extendido sanguíneo se logró identificar Mycoplasma spp, sin ser de relevancia sintomatológica o terapéutica en el enfoque neurálgico del caso. La radiografía ventrodorsal evidenció luxación sacro-iliaca bilateral con formación de callo óseo (Figura 2). El uroanálisis mostró pH alcalino, así como presencia de sangre, bacterias, leucocitos y cristales de estruvita, evidencia de procesos infecciosos en el tracto urinario, posiblemente expresado como un síndrome de respuesta inflamatoria debido al incidente ocurrido.
A la luz de los hallazgos médicos y clínicos se diagnostica una compresión de los nervios de la cauda equina, ocasionada por la luxación sacro-iliaca bilateral y el callo óseo, compatible con el síndrome de la cauda equina.
Tratamiento
Con base en los resultados de los exámenes realizados se procede a administrar doxiciclina (10 mg/kg, vía oral, c/24 h, durante 30 días) y N-Acetilcisteina (70 mg/kg, vía oral, c/8 h, durante 7 días), para controlar el Mycoplasma spp. Para la infección urinaria, se implementó un tratamiento con amoxicilina más clavulanato de potasio (12.5 mg/kg, vía oral, c/12 h, durante 8 días). Las lesiones cutáneas fueron tratadas con un ungüento compuesto por bacitracina, neomicina y óxido de zinc en gelatina sin sabor (vía tópica, c/12 h, hasta la cicatrización total).
Para el síndrome de la cauda equina se prefirió tratarlo con terapia neural, realizando la combinación de procaína al 1% más Neuralgo®, compuesto principalmente por Causticum hahnemanni, Colchicum, Citrullus colocynthis, Ferrum metallicum y Lithium benzoicum para tratar neuralgias y dolores medulares, e Inmul-V® que contiene Acidum Phophoricum, Arnica montana, Atropa belladonna y Echinacea angustifolia, entre otros, también para el tratamiento del dolor, pero de forma local. Esta combinación se hace en proporciones iguales, aplicando 0.1 ml en cada espacio intervertebral y a lo largo del nervio femoral del miembro pelviano derecho, semanalmente, durante tiempo indefinido. Además, se realizó fisioterapia en el MPD. Para el manejo del dolor se suministró pregabalina (5 mg/kg vía oral, c/12 h, durante 60 días). Posteriormente, se implementó Cannabis sativa en diluciones cuatro, seis y ocho (20 gotas, vía oral, c/24 h, durante tiempo indefinido).
RESULTADOS
Al término del tratamiento con doxiciclina no se encontró evidencia de Mycoplasma spp en el examen de laboratorio. El manejo terapéutico permitió disminuir el síndrome de respuesta inflamatoria presente en el tracto urinario. Las úlceras cicatrizaron a las tres semanas; sin embargo, debido a la profundidad de estas, la zona presentó alopecia persistente.

Figura 3 Gata con síndrome de la cauda equina. (A) Apoyo sobre la cara dorsal del miembro pelviano derecho (MPD). (B). Postura normal del MPD a los dos meses con tratamiento con Cannabis sativa
Después de un mes de la lesión sin recuperación evidente, y a tres semanas de instaurar la terapia neural la paciente muestra evidente mejoría. La incontinencia urinaria y fecal se redujeron considerablemente y ya no presentaba arrastre del MPD; sin embargo, continuaba presentando apoyo sobre el dorso de la pata. La cola comenzó a presentar leves movimientos.
El dolor disminuyó en la región lumbosacra; sin embargo, la paciente no toleraba la manipulación del MPD impidiendo el desarrollo de sesiones de fisioterapia. Se observaron efectos secundarios de la medicación con pregabalina como letargia, polifagia y, consecuente, aumento de peso, lo que complicaba el cuadro de dolor y el deterioro articular. Es así que se decidió implementar el tratamiento analgésico alterno con Cannabis sativa. Una semana después de iniciado el nuevo protocolo analgésico (cuarta semana pos-diagnóstico) se evidenció reducción del dolor en el MPD y se dio inicio a las terapias físicas. A la tercera semana con C. sativa se observó recuperación de la movilidad de la articulación metatarsiana y la postura normal del miembro se logró dos meses después (Figura 3).
DISCUSIÓN
En la revisión de la literatura y en la consulta diaria no es frecuente encontrar casos de síndrome de cauda equina en gatos domésticos, por lo que no es un diagnóstico que se tenga en las primeras opciones entre los diferenciales.
La elección del tratamiento en los casos del síndrome de cauda equina depende fundamentalmente de la intensidad del dolor que presente el paciente. En el presente caso se realizó manejo farmacológico con pregabalina, droga indicada para el tratamiento de dolores neuropáticos, tanto periféricos como centrales. Esta droga no se metaboliza en hígado y se elimina vía renal (De Sanctis Briggs et al., 2011). Sin embargo, la letargia y polifagia pueden ser efectos secundarios, como en este caso, lo que conllevó a su sustitución por Cannabis sativa, planta con conocidas propiedades terapéuticas específicas para el manejo del dolor, tanto agudo como crónico (Torres et al., 2013), el sistema canabinoide del cerebro, activado por el uso o consumo de esta planta, interviene en la regulación de algunas funciones neurovegetativas. Los efectos antidepresivos son un coadyuvante de consideración para mejorar el pronóstico de las patologías tratadas (Osorio y Tangarife, 2009).
Esta terapia se fundamenta en el uso de anestésicos locales, como la lidocaína o procaína en concentraciones menores a las usadas normalmente (Cruz y Fayad, 2011); en este caso particular se usó una combinación de procaína al 1% con Inmul-V® y Neuralgo®, dada su actividad inmunoestimulante y anti-neurálgica.
CONCLUSIONES
El uso combinado de medicina homeopática y terapia de recuperación físicas presentó resultados considerablemente efectivos en el tratamiento del síndrome de cauda equina en la gata, demostrando ser mínimamente invasivo y sin la presentación de complicaciones o efectos secundarios. Sin embargo, al no haber otros reportes en felinos tratados con este protocolo o similar, no se puede generalizar su eficacia, pero brinda un punto de inicio para estudios y comparaciones posteriores.