INTRODUCCIÓN
En México, la producción de ovinos tropicales se realiza principalmente en sistemas de producción semi-extensivos y extensivos. La base de la alimentación animal en los primeros es el pastoreo de pastizales nativos y cultivados, así como con residuos de cultivos, existiendo una oferta limitada de suplementos. En los sistemas extensivos, la alimentación de los animales se basa exclusivamente en los pastizales sin recibir algún tipo de suplemento, el pastoreo se realiza sin control y no se considera la carga animal ni la disponibilidad de forraje (Vázquez-García, 2013; Muñoz-Osorio et al., 2016).
Uno de los problemas que más limita y amenaza la viabilidad económica de los sistemas de producción ovina lo constituye la mortalidad neonatal de los corderos. La tasa de mortalidad neonatal puede llegar hasta el 28% en los sistemas de producción intensivos (Mellado et al., 2016) y más del 30% en los sistemas extensivos (Macedo et al., 2010), siendo además una situación inaceptable desde el punto de vista del bienestar animal (Dwyer, 2008). De acuerdo con Macedo et al. (2010), la mortalidad en el estado de Colima se asocia significativamente con el sistema de producción y en donde, el síndrome de inanición-exposición y los traumatismos constituyeron la principal causa de las pérdidas neonatales. Por otra parte, se observa una relación entre la mortalidad neonatal y otros factores predisponentes como el sexo, el peso al nacimiento y la raza del cordero, así como la condición corporal y el número de parto de la oveja, aspectos que aún no han sido ampliamente estudiados. Debido a esto, el presente estudio tuvo como objetivo estudiar los factores de riesgo asociados con la mortalidad neonatal en corderos criados en sistemas extensivos y semi-extensivos en Tecomán, Colima, México.
MATERIALES Y MÉTODOS
El estudio se realizó entre agosto de 2015 y julio de 2017 en el municipio de Tecomán, Colima, México, el cual cuenta con un clima cálido subhúmedo con lluvias en verano (julio-octubre) y una época seca de noviembre a junio. La precipitación y temperatura media anual son de 750 mm y 26 °C, respectivamente (INEGI, 2011). Se estudiaron tres hatos seleccionados por la representatividad de los sistemas de producción ovina de la región costera del estado de Colima y por el compromiso de los productores.
- Hato A. Compuesto por 850 ovejas y 23 sementales de las razas Pelibuey, Pelifolk, Blackbelly y Dorper, criados bajo un sistema de producción extensivo. Las ovejas y sus crías pastorean de 08:00 a 18:00 h en praderas irrigadas, compuestas principalmente de pastos nativos con algunos potreros de pastos de Tanzania (Panicum maximum cv. Tanzania) y pasto Massai (Panicum maximum c.v. Massai). En las noches eran recogidas en un corral de manejo parcialmente techado. No se ofrecía complemento alimenticio y disponían de agua limpia y sal común ad libitum. Los corderos son destetados entre los 90 y 120 días de edad. Los animales mayores de un mes eran desparasitados cada cuatro meses.
- Ha t o B . Compuesto por 100 ovejas Dorper, Pel ibuey y Kat ahdin, y dos sementales, uno Damara y otro Pelibuey, criados bajo un sistema de producción semi-extensivo. En época seca, las ovejas y corderos pastorean de 08:00 a 19:00 h en pradera s irrigada s de pasto estrella (Cynodon plestoctachyus) y gramas nativas. En época de lluvias, el pastoreo se realiza de 10:00 a 19:00 h. El pastoreo se complementa con rastrojo de maíz y residuos de cultivos y se disponía de agua fresca, sal común y minerales ad libitum. Las ovejas con bajo peso corporal eran suplementadas con un concentrado para ganado lechero y los corderos lactantes eran alimentados con un pre-iniciador. Los corderos eran destetados entre los 90 y 120 días de edad. Los animales mayores de un mes eran vacunados contra enfermedades neumónicas y clostridiales dos veces al año y desparasitados cada cuatro meses.
-Hato C. Compuesto por 107 ovejas Blackbelly, Pelibuey, Katahdin y criollas, y dos sementales, uno Dorper y otro Pelibuey, criados bajo un sistema de producción semi-extensivo. Las ovejas y sus corderos pastoreaban de 08:00 a 15:00 y de 17:00 a 19:00 horas en praderas irrigadas de pasto estrella, pasto Bermuda (Cynodon dactylon), leucaena (Leucaena leucocephala) y gramíneas nativas. El pastoreo se complementaba con rastrojo de maíz y residuos de cultivos; y disponían de agua fresca, sal común y minerales ad libitum. Durante la estación seca se ofrecía una mezcla de sorgo molido y entero a las ovejas de bajo peso corporal y a las que amamantaban trillizos. Los corderos tuvieron acceso a un alimento pre-iniciador para lechones y fueron destetados entre los 90 y 120 días de edad. Los animales mayores de un mes fueron desparasitados y vacunados contra enfermedades neumónicas y clostridiales dos veces al año.
Al momento del parto se identificó a la oveja y a la cría (una o más), y se registró el sexo, raza y peso. Para el control de peso se utilizaron balanzas digitales de similar precisión en las tres fincas. Además, se registró el número de parto y la condición corporal de la oveja previa al parto de acuerdo con la metodología descrita por Russel et al. (1969).
Se hizo la necropsia a los corderos muertos, tanto in situ como en el Laboratorio de Patología de la Universidad de Colima. Se tomaron muestras de órganos con lesiones, se fijaron en formol amortiguado al 10% y, posteriormente, fueron procesados siguiendo el procedimiento habitual de la técnica histológica (infiltración, inclusión y corte). Se hicieron cortes de 5 ìm que fueron teñidos con hematoxilina-eosina (Prophet et al., 1992; McGavin y Zachary, 2011).
Cuadro 1 Causas de mortalidad predestete en corderos criados bajo manejo semi-extensivo extensivo en Colima, México

Para los análisis estadísticos se empleó el software Statgraphics Centurion XVI. Se realizó una prueba de independencia de Chi-cuadrado para analizar la asociación entre el hato (A, B, C), condición corporal (<1, 1.1- 1.9, 2-2.9, >3) y número de parto (1, 2, 3, 4, 5, >6) de la oveja, tamaño de camada (1, 2, 3, 4), raza (Pelibuey, Dorper, Pelifolk, Blackbelly, Katahdin, cruza), sexo (macho, hembra) y peso al nacimiento (<1.0, 1.0 - 1.9, 2.0 - 2.9, >3.0 kg) del cordero con la mortalidad neonatal. Además, se realizó un análisis de Regresión Logística (Hosmer et al., 2013), incluyendo aquellos factores que resultaron asociados con la mortalidad (p<0.05). Para ello, los datos se reagruparon de la siguiente forma: hato (A, B y C), condición corporal de la oveja (<2.0, >2.0), peso al nacimiento del cordero (<2.0, >2.0), raza del cordero (pura, cruza) (Hosmer et al., 2013). fue mayor (p<0.05) entre los corderos nacidos de una oveja con una condición corporal menor a uno, en tanto que a medida que la condición corporal aumentó la mortalidad de los corderos disminuyó. El hato tuvo un efecto significativo sobre la tasa de mortalidad, siendo mayor (p<0.05) en el lote A en comparación con los lotes B y C. No se encontró asociación significativa entre la mortalidad predestete y el número de parto o tamaño de camada (Cuadro 2).
La raza y el peso al nacimiento se asociaron significativamente con la mortalidad de los corderos. Los corderos de raza pura mostraron una mayor tasa de mortalidad (p<0.05) que los corderos cruzados, en tanto que los corderos con un peso menor a 1 kg fueron más susceptibles a morir (p<0.05) que los corderos nacidos de mayor peso. Por otra parte, el sexo del cordero no influyó la mortalidad predestete (Cuadro 3).
De acuerdo con el análisis de regresión logística (Cuadro 4), la razón de momios para el hato de nacimiento fue de 0.18, con un intervalo de confianza menor a 1, por lo que los corderos nacidos en los rebaños B y C tuvieron un riesgo de muerte 82% menor que los nacidos en el hato A. Los corderos con un peso al nacimiento menor a 2 kg tuvieron ocho veces más probabilidades de morir que los corderos con un peso superior a 2 kg (OR = 8.30) en tanto que los corderos nacidos de ovejas con una condición corporal previa al parto menor de dos tuvieron tres veces más probabilidades de morir que aquellos nacidos de ovejas una condición corporal mayor (OR = 3.02). Por otra parte, la raza del cordero no representó un factor de riesgo para la mortalidad predestete.
DISCUSIÓN
La tasa de mortalidad predestete fue ligeramente inferior a la encontrada en un estudio previo (31.0%) realizado en la misma región en un hato con un manejo similar a los aquí estudiados (Macedo et al., 2010).
En línea con otros estudios, el síndrome de inanición-exposición fue la principal causa de muerte de los corderos (Macedo et al., 2010; Abdelqader et al., 2017). La ocurrencia de este síndrome está estrechamente asociada con factores relacionados con el clima como cambios repentinos de temperatura al momento del parto. También se relaciona con factores propios del cordero como son el bajo peso corporal al nacimiento, mala capacidad de succión, baja ingesta de calostro y pobre instinto materno de la oveja (Nowak et al., 2000; Sawalha et al., 2007). La cría utiliza al nacer sus escasas reservas de energía para mantener el calor, y en caso de no recibir calostro dentro de las 2-3 horas posteriores al nacimiento, estas reservas se agotan y se produce hipotermia (Dwyer et al., 2016). Debido a que inmediatamente después del nacimiento, el cordero depende completamente de su madre la presencia de este síndrome está estrechamente relacionada con el manejo que se realice en la unidad de producción. Otros autores señalan como principales causas de mortalidad predestete a los cuadros de septicemia, neumonía e infecciones gastrointestinales causadas principalmente por Pasteurella sp, Salmonella sp, Escherichia coli, Toxoplasma gondii, Cryptos-poridium sp y Clostridium perfringes, entre otros (Nóbrega et al., 2005; Woldemariam et al., 2014; Holmøy et al., 2017).
Cuadro 3 Asociación entre la mortalidad predestete con el tamaño de camada y el sexo, peso al nacimiento y raza del cordero

Cuadro 4 Análisis de regresión logística de los factores de riesgo asociados con la mortalidad predestete de corderos en Colima, México

La asociación entre la mortalidad y el hato se explica por el manejo de la alimentación implementado en cada unidad productiva. Las ovejas del hato A fueron alimentadas exclusivamente con pasto y no recibieron ningún alimento complementario, lo que es característico de los sistemas de producción extensiva. En general, los pastos tropicales tienen un alto contenido de fibra y un bajo contenido de proteína y densidad energética, por lo que no cumplen con los requisitos nutricionales de las ovejas, especialmente durante la última etapa de la gestación y la lactancia temprana (Da Costa et al., 2014). En el caso de los rebaños B y C, los corderos recibieron un alimento pre-iniciador y las ovejas gestantes con bajo peso corporal y aquellas amamantando trillizos recibieron una suplementación y, en consecuencia, tuvieron un menor riesgo de muerte por inanición del cordero, lo cual concuerda con el estudio de Binns et al. (2002). Para el tamaño del hato, Holmøy y Waage (2015) encontraron que la tasa de mortalidad neonatal fue mayor que en los rebaños más grandes (>250 ovejas paridas) que los rebaños con menos de 26 ovejas; sin embargo, el mismo grupo de autores no revelaron asociación significativa entre las pérdidas de corderos y el tamaño del hato en otros estudios (Holmøy et al., 2014). Christley et al. (2003) encontraron tasas de mortalidad en corderos más altas a medida que disminuye la condición corporal de las madres. La baja condición corporal registrada por una gran proporción de las ovejas estudiadas fue consecuencia de una mala nutrición durante las distintas etapas de la gestación. Una nutrición deficiente durante la gestación no solo afecta negativamente el peso al nacimiento del cordero y la condición corporal de la oveja al momento del parto, también deprime el desarrollo de la ubre y la producción de calostro, dando como consecuencia un aumento de la mortalidad de los corderos (Nowak, 1996). Asimismo, las ovejas con una mala condición corporal tienden a buscar alimento poco después del parto, abandonando o permaneciendo menos tiempo al cuidado del cordero (Barros de Moraes et al., 2016). Al-Sabbagh et al. (1995) no encontraron efecto negativo sobre la mortalidad de los corderos cuando la condición corporal de la oveja al parto fue entre 2.5 y 3.5. Se reconoce que corderos con bajo peso al nacer (<2 kg) están predispuestos a morir por inanición e hipotermia por no haber ingerido el calostro en las primeras horas de vida (Nowak y Poindron, 2006).
Estudios recientes han registrado una mayor tasa de mortalidad en corderos de raza pura en comparación con corderos cruzados (Mustafa et al., 2014; McHugh et al., 2016), posiblemente debido el efecto de la heterosis (Gama et al., 1991). Por otra parte, y coincidiendo con los hallazgos de Turkson y Sualisu (2005) y Mandal et al. (2007), el sexo de los corderos no tuvo relación significativa con la tasa de mortalidad neonatal; no obstante otros investigadores señalan una mayor mortalidad en corderos machos (Sawalha et al., 2007; Abdelqader et al., 2017). A pesar de que el efecto de los factores ligados al sexo sobre la mortalidad de los corderos no es claro, Warren y Mysterud (2005) observaron que el comportamiento del cordero macho puede hacerlo más susceptibles a la depredación ya que se alejan más de la madre y del rebaño, en tanto que Dwyer (2003) señala que los corderos machos Suffolk eran más lentos para amantarse que las hembras.
Si bien el número de parto de la oveja no influyó sobre la mortalidad del cordero, tal y como se reporta en otros estudios (Warren y Mysterud, 1995; Mandal et al., 2007), McHugh et al. (2016) encontraron que los corderos de ovejas primíparas tenían un mayor riesgo de morir en comparación con los corderos de ovejas multíparas, debido principalmente por una mayor dificultad para parir.
En el presente estudio no se encontró un efecto del tamaño de camada sobre la mortalidad de los corderos; sin embargo, los mellizos a menudo se encuentran en desventaja por un menor peso al nacimiento, menores reservas de energía y menor consumo de calostro que los corderos únicos (Nowak y Poindron, 2006; Abdelqader et al., 2017).
CONCLUSIONES
La mortalidad neonatal fue mayor entre los corderos criados bajo un sistema de producción extensivo, siendo el síndrome de inanición-exposición la principal causa de muerte.
La mortalidad estuvo fuertemente asociada con el peso del cordero al nacimiento y a la condición corporal de la oveja al momento del parto