1. Introducción

En los últimos tiempos asistimos a la revolución que ha supuesto el uso de la tecnología en muchos de los ámbitos de nuestra vida y, a partir de ella, las redes sociales, configurando una nueva realidad más visual, inmediata y digital. Nos hemos convertido en la llamada “sociedad de la ubicuidad” (Fernández, 2014). Esto se ve reflejado en el Informe Digital publicado por ^{We Are Social (2023)}, agencia especializada en medios de comunicación social, junto con Meltwater, aplicación de marketing digital especializada en medios sociales. En dicho informe se muestra el aumento de usuarios de Internet a nivel mundial, situándose en el 64.4% de la población (5.160 millones); de usuarios que utilizan algún tipo de teléfono móvil, un total de 5.440 millones de personas (68% de la población); así como de usuarios de redes sociales, que llegan a los 4.760 millones (60%) en todo el mundo. Con respecto a nuestro país los datos son similares, ya que el 85.6% de la población española (40.70 millones) está registrada en redes sociales. El tiempo dedicado a estas plataformas es de 1 hora y 55 minutos al día, siendo las mujeres las que más las utilizan. Las más populares son Whatsapp (89.9%) e Instagram (74.9%), seguidas de Facebook (72.5%).

Esta realidad está mucho más presente entre los colectivos de adolescentes y jóvenes, quienes han convertido las redes sociales en su canal habitual de comunicación, formación, entretenimiento, etc. (^{Valencia-Ortiz et al., 2020}).

En esta línea, ^{Ricaurte (2018}) plantea que es muy difícil permanecer fuera de esta cultura digital que está modificando de manera profunda nuestra vida cotidiana. El hecho de mantenerse al margen de este proceso implica nuevas formas de exclusión social, por lo que se hace imprescindible crear una imagen o perfil que revele la propia existencia, que nos haga destacar entre la multitud y capte la atención de los demás y para ello es necesario estar permanentemente conectados (^{Ayala, 2015}). Se crea una identidad digital que no siempre coincide con la imagen real, ya que normalmente se construye de manera social y va a depender de la información que cada persona quiera compartir (OCDE, 2008).

Por todo ello, el presente trabajo se centra fundamentalmente en los aspectos relacionados con la creación de dicha identidad digital y las motivaciones que llevan a los jóvenes a utilizar las redes sociales, teniendo en cuenta elementos como la privacidad, la satisfacción y la adicción que están presentes en este proceso.

2. Marco Referencial

El incremento de usuarios de las redes sociales, fundamentalmente adolescentes y jóvenes, pone de manifiesto el valor que han adquirido en todos los ámbitos de la vida y, muy especialmente, en la forma de relacionarse con los demás. Sin embargo, el uso de las redes sociales plantea, al menos, tres grandes contradicciones que pasamos a analizar.

3. Diseño y método

Este estudio se enmarca en un diseño de investigación cuantitativo, de carácter no experimental, transversal, descriptivo, inferencial y correlacional (^{Sáez-López, 2017}). La técnica empleada ha sido la encuesta y el instrumento utilizado el cuestionario.

Procedimiento y análisis de datos

El cuestionario aplicado estaba constituido por seis dimensiones tipo escala y una serie de preguntas de carácter sociodemográfico y sobre el uso y consumo de contenidos digitales y redes sociales. La aplicación del mismo se realizó online.

El análisis de los datos se llevó a cabo a través del SPSS v.25, empleándose estadísticos descriptivos (media y desviación típica), las pruebas U de Mann Whitney y Kruskal Wallis para el análisis inferencial (^{Field, 2009}) debido a que la distribución de la muestra no cumplía parámetros de normalidad.

Muestra

El muestreo realizado fue por conveniencia basado en el criterio de facilidad de acceso. La muestra participante fue de 658 estudiantes universitarios, cuyas características pasamos a describir a continuación:

Instrumento

El instrumento aplicado estuvo constituido por las nueve variables independientes descritas en la muestra y seis dimensiones procedentes de los cuestionarios estandarizados que se describen a continuación en la tabla 2.

La dimensión Motivación-Evasión mide si los motivos que llevan a utilizar las redes sociales están relacionados con la necesidad que tienen los usuarios de escapar de su propia realidad y de los problemas cotidianos.

Con la dimensión Motivación-Autoexpresión se analiza las posibilidades que ofrecen las redes sociales para que los usuarios puedan presentarse a través de imágenes de todo tipo como forma de autoexpresión, como una motivación adicional para su uso.

La dimensión Satisfacción-Adicción mide el grado en que la satisfacción que supone el uso de las redes sociales puede degenerar en un abuso de las mismas o en una adicción.

La privacidad en redes sociales e imágenes/vídeos en red forman parte de la identidad digital personal y miden respectivamente el grado en que conocen y utilizan la configuración de privacidad en las redes sociales, así como el número de vídeos y/o imágenes personales que aparecen en la red, bien subidos por uno mismo o por otros.

Por último, el impacto de la identidad digital mide el grado de preocupación sobre la identidad o imagen personal que se proyecta sobre sí mismo en las redes sociales.

4. Análisis de los resultados

En primer lugar, se procedió al análisis descriptivo de las dimensiones analizadas.

Respecto a la Motivación-Evasión, parece que utilizan las redes sobre todo para relajarse (=4.8, dt=1.8) y en menor medida para conseguir lo que quieren sin mucho esfuerzo (=1.8, dt=1.2). El resto de opciones se encuentran por debajo de la media de la escala que se sitúa en 4: evitar la soledad (=2.6, dt=1.8), olvidar mis problemas (=3.3, dt=1.9) y escapar de la realidad (=3.1, dt=1.9).

En cuanto a la Motivación-Autoexpresión, parece que el motivo para utilizar las redes sociales es para expresar quienes son realmente (=3.7, dt=1.9) y la opción menos elegida para presumir ante los demás (=2, dt=1.4). No obstante, ambas se encuentran por debajo de la media de la escala, al igual que el resto de opciones: actualizar mi perfil (=3.4, dt=1.7), compartir información personal con los demás (=2.8, dt=1.7) y hacerme notar por los demás (=2.3, dt=1.4).

En referencia a la Satisfacción-Adicción a las redes sociales, en todos los casos los valores se sitúan por debajo de la media de la escala situada en 3, lo que nos indican que no existe riesgo de adicción a las redes sociales. La opción con la media más baja ha sido la de preferir la comunicación virtual a través de las redes antes que salir (=1.2, dt=.6). La opción con la media más alta ha sido la de “aparento ser lo que yo quiero en las redes” (=2.6, dt=1.4). El resto de opciones han sido las siguientes: una vida sin redes no tiene sentido para mí (=2.3, dt=1), me expreso mejor con las personas de la redes sociales (=1.7, dt=.9), prefiero usar las redes sociales a pesar de estar acompañado (=1.6, dt=.7), hasta mi familia se enfada porque no puedo dejar de usar las redes sociales (=1.6, dt=.9), prefiero comunicarme con personas a través de las redes sociales (=1.5, dt=.8) y prefiero las amistades de las redes sociales que las presenciales (=1.2, dt=.6).

En cuanto a la configuración de la privacidad de la cuenta en redes sociales, los participantes manifiestan que conocen cómo se configura la privacidad de estas redes (=2.9), pero la media desciende cuando afirman utilizar dicha configuración (=2.88), con una desviación típica diferente (dt=.822 y dt=1.041), respectivamente. En cualquier caso, ambos valores se encuentran por encima de la media de la escala que se sitúa en 2.

Al preguntar sobre el número de imágenes o vídeos de las redes sociales en los que aparece su imagen personal, en la tabla 3 se aprecia que no existen muchas diferencias entre aquellos que han sido subidos por ellos mismos o por otros.

En cuanto al impacto de la imagen digital en su vida, se puede comprobar que a los participantes les preocupa lo que sus amistades puedan pensar sobre ellos (=2.10; dt=.907) y menos lo que puedan pensar otras personas diferentes sus amigos (=1.95; dt=.941). Sin embargo, lo que más les preocupa es el impacto que en el futuro tendría la información que existe sobre ellos en la red (=2.42; dt=1.049).

La prueba de Kolmogorov-Smirnov mostró que la distribución de los datos no era normal (p<.05), por lo que se optó por realizar pruebas no paramétricas en el análisis inferencial.

En la tabla 4 se expresa la media y la desviación típica de las seis escalas que integran el cuestionario.

En el caso de las dimensiones Motivación-Evasión, Motivación-Autoexpresión y SatisfacciónAdicción a las redes sociales, las medias obtenidas por los participantes se sitúan por debajo de la media de las distintas escalas, lo que indica bajos niveles del uso de las redes para evadirse de la realidad, para autoexpresarse en ellas y de adicción a las redes sociales.

En el caso de las escalas Privacidad en redes sociales e Imágenes/vídeos en red, los encuestados se sitúan por encima de la media, lo que indica que poseen conocimientos sobre la privacidad en las redes sociales, los aplican y que en las redes tiene más de 50 imágenes/vídeos personales donde aparece su imagen. No ocurre así con el Impacto de la identidad digital, lo que denota que no les preocupa en exceso la opinión que se pueda tener de ellos en las redes.

Tras aplicar la prueba Rho de Spearman, se han hallado correlaciones entre las diferentes escalas que integran el cuestionario, si bien, con diferente grado de intensidad. De acuerdo con los rangos establecidos por ^{Martínez-Ortega et al. (2009}), se observan correlaciones positivas y débiles entre las escalas Motivación-Evasión, Motivación-Autoexpresión, Adicción-Satisfacción, Impacto identidad digital e Imágenes/vídeos en red. La dimensión Privacidad en redes sociales solo correlaciona escasamente y en sentido negativo con la dimensión Satisfacción (Tabla 5).

Para contrastar las hipótesis, se aplicó la prueba de Kruskal-Wallis y se obtuvieron diferencias estadísticamente significativas en las variables que aparecen en la tabla 6. La variable que no resultó estadísticamente significativa fue la relativa a los contenidos que publican en las redes sociales.

El género resulta ser una variable estadísticamente significativa en cuanto a la dimensión Motivación-Evasión. Así, se producen diferencias (ajustada mediante la corrección de Bonferroni) entre el género femenino y masculino (p=.014), así como entre el género masculino y otro género (p=.024). El género femenino presenta un rango promedio superior (338.91) al masculino (286.91), mientras que las personas que se han identificado con otro género superan los rangos promedios anteriores (580.17). Por tanto, las personas de otro género utilizan más las redes como evasión o escape a su realidad, seguidas del género femenino, ambas por encima del género masculino.

También el género es una variable estadísticamente significativa (entre el masculino y femenino) en cuanto a las dimensiones Imágenes/vídeos en red (p=.030), donde el rango promedio del género femenino (339.56) es superior al masculino (290.24), lo que indica que las mujeres tienen más imágenes personales en las redes (subidas por ellas mismas o por otros); y al Impacto identidad digital (p=.000), donde el rango promedio femenino (344.12) es superior al masculino (274.62), reflejo de que están más preocupadas de lo que puedan pensar sobre ellas, tanto los amigos como otras personas, y el impacto que ello pueda tener en un futuro, quizás todo ello debido a que están más sobreexpuestas que los chicos.

Un análisis similar se puede hacer respecto a la edad y la dimensión Imágenes/vídeos en red (tabla 7). Podemos deducir que a mayor edad es mayor la exposición en las redes sociales de imágenes personales (sean subidas por ellos mismos o por otras personas).

Al analizar la variable uso diario de las redes sociales, esta ofrece diferencias estadísticamente significativas con las dimensiones Motivación-Evasión, Motivación-Autoexpresión y AdicciónSatisfacción (Tabla 8). En todas las dimensiones se comprueba que aumentan los promedios conforme se incrementa el número de horas que se dedican a redes sociales cada día.

Esta misma variable también ha arrojado diferencias estadísticamente significativas con las dimensiones Imágenes/vídeos en red e Impacto identidad digital. En la primera de las dimensiones se han apreciado las diferencias entre los que hacen un uso diario entre 2 y 3 horas con uso entre 3 y 4 horas (p=.035), siendo el rango de menor frecuencia el primero (288.29) y el de mayor frecuencia el segundo (352.95); también se han apreciado diferencias con un uso entre 2 y 3 horas con más de 4 horas (p=.001) donde el rango de este último el mayor de los tres (364.02). De ello se puede deducir que cuanto más uso diario se realiza de las redes sociales más imágenes o vídeos personales se tienen en las mismas.

Con respecto a la dimensión de Impacto identidad digital, la diferencia significativa se ha encontrado en los que hacen uso entre 2 y 3 horas (rango 305.54) con los que hacen uso entre 3 y 4 horas (p=.044) con un rango mayor de (365.05). En esta ocasión también el uso de un mayor número de horas al día hace que estén más preocupados de lo que puedan pensar sobre ellos, tanto los amigos como otras personas, y el impacto que ello pueda tener en un futuro.

Por último, si tenemos en cuenta la variable número de seguidores, muestra diferencias estadísticamente significativas en las tres dimensiones anteriores, especialmente entre quienes no tienen seguidores en redes sociales y quienes sí los tienen. Se aprecia, sobre todo, en la dimensión Motivación-Autoexpresión (Tabla 8).

En lo que concierne a la variable relativa a la privacidad del perfil en las redes sociales, se producen las diferencias que se muestran en la tabla 9. Los que utilizan las redes como evasión suelen tener un perfil abierto sin restricciones (p=.032) y lo mismo ocurre respecto a la utilización de las redes como autoexpresión (p=.002). En relación con la dimensión de la privacidad en redes sociales comprobamos que aplican los conocimientos de la privacidad en las redes sociales puesto que parece que seleccionan quien puede verlos en la red.

Por tanto, se produce una contradicción en cuanto a sus comportamientos en la red. Los estudiantes universitarios afirman que conocen y aplican la privacidad en las redes sociales y, sin embargo, cuando se trata de la motivación o la autoexpresión en las redes prefieren que sus perfiles sean abiertos.

Analizando la variable del parecido entre la imagen real y la digital (tabla 10), se comprueba que cuando utilizan las redes como forma de evasión se suele parecer menos su yo real al yo que se muestra en las redes (p=.002 y p=.001). Sin embargo, no ocurre así en el caso de utilizar las redes como forma de autoexpresión (p=.032, p=.006 y p=.016) o la dimensión Adicción-satisfacción. Por tanto, parece que cuando el uso de las redes sociales se basa más en el entretenimiento que en mostrar una imagen determinada de sí mismos o una opinión personal, cuidan menos que la imagen de su yo digital esté más cercana a la realidad.

En cuanto a la dimensión sobre la privacidad en redes sociales, ésta indica que cuanto más conocen y utilizan la privacidad de las redes sociales más se parece su imagen real y digital (p=.015) puesto que tienen más libertad para mostrarse cómo son en la realidad. El mismo comentario se puede realizar respecto a las imágenes/vídeos personales que suben ellos mismos a las redes sociales o en los que aparecen (p=.031 y p=.016).

En último lugar, si se tiene en cuenta la dimensión impacto de la identidad digital (p=.003) se ve claramente que los que más preocupados están de la imagen que proyectan en las redes o de las repercusiones que pueda tener la misma para su futuro son los que menos se parece la imagen del yo real con el digital, lo que indica que realizan un esfuerzo por mostrar una imagen de sí mismos lo más positiva posible, aun no siendo la real.

Como se puede observar en la tabla 11, las diferentes dimensiones analizadas se ven afectadas por la conciencia social de los participantes. En este sentido, si se focaliza la atención en la influencia que se recibe por parte de los demás, se puede apreciar una tendencia entre grupos en la que los mayores niveles de motivación de uso de las redes, tanto en su uso como forma de evasión como autoexpresión, de adicción y satisfacción que se siente en la utilización de las mismas, así como del número de imágenes y vídeos de carácter personal que aparecen en las redes sociales y del grado de preocupación sobre la identidad digital que proyectan en estas (bien por decisión propia o por agentes externos) se corresponden con aquellos grupos que poseen una mayor conciencia de la influencia recibida por parte de las redes sociales.

En cuanto a la influencia que los participantes ejercen sobre otras personas en redes sociales también se aprecia esta tendencia en las dimensiones motivación-autoexpresión y adicciónsatisfacción. Sus niveles aumentan en aquellos grupos que muestran una mayor conciencia social. Esta tendencia se invierte en el caso del impacto de la identidad digital en la vida de los participantes. No obstante, las diferencias entre grupos se observan entre aquellos cuyos niveles son superiores.

En la tabla 12, resulta interesante observar, teniendo como referencia el comportamiento que se tiene en las redes sociales, que los participantes que transmiten una imagen “interesante” y “profunda” tienen mayores niveles de motivación-autoexpresión en las redes, que quienes transmiten una imagen de persona reservada. De forma similar sucede en relación a la publicación de imágenes y vídeos, quiénes publican en mayor medida estos contenidos, muestran una imagen “trabajadora” e “interesante”, frente a una imagen “reservada”.

La imagen personal en redes sociales que se puede evidenciar a partir de las personas que se siguen también es una variable que muestra diferencias entre grupos en los niveles de las dimensiones comentadas anteriormente. En este sentido, las personas que muestran un perfil “interesante” poseen niveles superiores de motivación-autoexpresión y quienes ofrecen una imagen “trabajadora” e “interesante” publican en mayor medida imágenes y vídeos en las redes, que aquellas otras personas que se definen como “reservadas”.

También es destacable que, al preguntar sobre la imagen personal que se transmite en redes basada en los contenidos que se publican, las personas que afirman tener mayores niveles de motivación-evasión muestran una imagen “triste” en mayor medida que una “inteligente” o “trabajadora”. La tendencia a ofrecer un perfil “interesante” en redes se sigue observando, en personas con mayor nivel de motivación-autoexpresión y con mayores publicaciones de imágenes y vídeo en la red.

5. Discusión y conclusiones

Teniendo en cuenta las hipótesis planteadas entre las variables independientes y las dimensiones analizadas, podemos decir que se han demostrado parcialmente cada una de ellas, ya que algunas variables independientes no han resultado significativas. En este sentido, la variable que no ha influido en ninguna de las dimensiones ha resultado ser la referida a los contenidos que publican en las redes sociales, es decir, si tienen conciencia o no de las consecuencias que tiene publicar contenidos en las redes.

En cuanto a la hipótesis 1, la motivación del estudiantado está prácticamente influenciada por la mayor parte de las variables analizadas. En el caso, de la Motivación-Evasión por todas salvo la que se ha mencionado anteriormente. Si nos centramos en la Motivación-Autoexpresión, el género y la edad tampoco influyen en esta dimensión, pero sí el resto de las variables analizadas: frecuencia de uso diario, número de seguidores, privacidad del perfil, parecido de su imagen real y la virtual, conciencia social y tipo de imagen personal transmitido.

La hipótesis 2 se centraba en la Adicción-Satisfacción del estudiantado. En este sentido, las variables que inciden en los niveles de esta dimensión son la edad, la frecuencia de uso diario, el número de seguidores, el parecido de su imagen real y la virtual y la conciencia social.

Por su parte, la hipótesis 3 giraba en torno a la identidad personal en la red (privacidad en redes sociales, imágenes y vídeos en la red) y el impacto de la identidad digital. En el caso de la privacidad en redes sociales, las variables que inciden en este tipo de protección en la red son las siguientes: privacidad del perfil, parecido de su imagen real y la virtual, conciencia social y tipo de imagen personal transmitido. En lo que concierne al número de imágenes y vídeos en la red donde se muestra la propia imagen, todas las variables influyen en esta dimensión, salvo la ya comentada y la privacidad del perfil. Por último, el impacto de la identidad digital se ve condicionada por variables como el género, frecuencia de uso diario, número de seguidores, parecido de su imagen real y la virtual y conciencia social.

De forma general, los resultados de este restudio muestran que el género femenino utiliza las redes sociales para evadirse más que el masculino.

Las mujeres también suben más imágenes personales en las redes y, a la vez, también están más preocupadas por la imagen que puedan tener en las mismas, como consecuencia de esa mayor exposición y mayor presión social de tener que “estar siempre bien” producto del patriarcado.

La edad también es una variable influyente en cuanto al número de imágenes/vídeos personales que suben a las redes o en los que ellos aparecen. Los que menos publican son los chicos y chicas de 18 años y esta práctica va aumentando conforme vamos subiendo en edad, siendo los de 29 años los que presentan un mayor número de publicaciones. Una posible explicación a esta tendencia la aportan ^{Martínez-Sanz y Arribas-Urrutia (2019}), quienes también hallaron que la percepción y uso de las redes es diferente en base a la edad. De esta manera, los más jóvenes se apropian de éstas para emular a sus modelos de referencia, representados por los influencers; y los estudiantes de mayor edad lo asocian con su trabajo profesional y una alta preocupación por la huella digital. Es decir, en los más jóvenes predomina la viralización de contenidos de otros y en los de mayor edad los contenidos más personales.

En cuanto al uso diario de las redes sociales se ha demostrado que cuanto mayor es este, más imágenes /vídeos personales se tienen en ellas. Igualmente, los que hacen más uso diario de las redes lo hacen para evadirse en alguna de sus formas y para expresarse a través de las mismas. Sin embargo, también muestran más preocupación por lo que puedan pensar de ellos conocidos y desconocidos y, el impacto que ello pueda tener para su futuro. ^{Barroso-Osuna et al. (2020}) comprobaron que los estudiantes universitarios usan, actualizan y mantienen al día las redes sociales con respecto a su identidad digital, en aquellas redes sociales con carácter de ocio.

El número de seguidores ha demostrado ser también una variable influyente, señalando diferencias entre los usuarios que no tienen ningún seguidor y los que sí tienen. Los que tienen un mayor número de seguidores utilizan las redes como evasión y autoexpresión, entendemos que de la misma forma que se utilizaría a los amigos y amigas, como un modo de ser escuchados. Lo mismo ocurre con la adicción y satisfacción, cuantos más seguidores más peligro de quedar enganchados.

En cuanto a la privacidad del perfil en las redes sociales, afirman que conocen y aplican las opciones de privacidad, lo que hace pensar que no van a exponerse en las mismas, sin embargo, cuando quieren cubrir la necesidad de evasión o autoexpresión a través de las redes sociales prefieren que los perfiles sean abiertos. Este último caso coincide con los resultados hallados por ^{Martínez-Sanz y Arribas-Urrutia (2019}), donde los universitarios tienden a exponer sin pudor aspectos de su vida privada, por su predisposición a experimentar y su carácter irreflexivo.

Cuando hablamos del parecido entre la imagen del yo real y el digital que los jóvenes muestran en las redes, se ha comprobado que la distancia es mayor cuando el uso de las redes tiene que ver con la evasión, no siendo así cuando su motivación es la autoexpresión o la posible adicción a las mismas. Por tanto, cuanto más velan por su privacidad en las redes más corta es la distancia entre su yo real y el digital, utilizando esta privacidad como modo de protección. Estos resultados pueden ser corroborados, en cierta medida, por los obtenidos en el estudio llevado a cabo por ^{Hernández-Orellana et al. (2021}), donde los estudiantes encuestados no establecían gran diferencia entre su yo presencial y su yo digital, pero cuando el tema a compartir era trascendente para ellos preferían compartirlo de forma presencial en su interacción con otros.

Por otro lado, cuanto mayor es nivel de conciencia de la influencia que los demás ejercen sobre la persona en las redes sociales, mayor es la necesidad de evasión, autoexpresión, adicción y satisfacción, así como el aumento de las imágenes o vídeos personales que suben a las redes. Respecto a la influencia que ejercen ellos sobre los demás en las redes sociales, ocurre algo similar, en definitiva, altos niveles de conciencia social en las redes hacen que sean más tendentes a exponerse en las mismas.

Por último, las personas que piensan que transmiten en las redes una imagen reservada de sí mismos tienen menores niveles de motivación y autoexpresión y, suben menos imágenes y vídeos en las redes que los que piensan que transmiten una imagen más interesante o profunda. Por otro lado, si tenemos en cuenta la imagen que proyectan por los contenidos que suben, los mayores niveles de motivación-evasión tienden a pensar que muestran una imagen triste, por encima de inteligente o trabajadora. En relación con esta imagen en las redes sociales, cabría decir que la construcción de la propia identidad digital pasa por ir construyendo la presencia en Internet poco a poco, por hacerlo relacionándose con otras personas que también están presentes en internet, así como por contar con la opinión que sobre ellos generarán de forma natural otros fuera de su control (^{Alonso, 2011}).

Se ha podido comprobar cómo las contradicciones a las que se hacía alusión al inicio de este artículo se manifiestan en los resultados obtenidos. El estudiantado que más uso realiza de las redes lo hace para evadirse en alguna de sus formas y para expresarse a través de las mismas. Sin embargo, también muestra más preocupación por lo que puedan pensar de ellos conocidos y desconocidos, así como el impacto que ello pueda tener en el futuro. Sería oportuno profundizar en los motivos por los que se producen estas discrepancias como futura línea de investigación, aumentando la muestra, así como el ámbito geográfico para poder generalizar más los resultados.

Todo lo expuesto hasta ahora apunta a la necesidad de seguir trabajando en niveles universitarios acerca de todo lo que implica el uso de las redes sociales. Al igual que apunta ^{Merino-Martínez (2023}), es necesaria una educación en el correcto uso de internet y en concreto de las redes sociales desde una perspectiva social, motivar el desarrollo de una identidad digital más sana y segura y, a su vez, promover valores éticos y cívicos dentro del mundo virtual. Los estudiantes universitarios necesitan planes de acción formativa destinados al uso educativo de las redes sociales vinculadas con la significatividad de su identidad digital (^{Barroso-Osuna et al., 2020}). Pero no solo los estudiantes universitarios, esta labor educativa debe comenzarse desde la enseñanza obligatoria, desde que comienzan a tener los primeros contactos con las redes sociales e internet.

Como afirma ^{Lardies y Potes (2022}), la gestión de la privacidad, la autopresentación y la narración de la identidad en las redes sociales son herramientas necesarias y fundamentales en la sociedad actual.

Dedicar esfuerzo a construir la propia identidad online ya no es opcional. Es un acto de pura responsabilidad. Si no se hace, la propia reputación online vendrá determinada exclusivamente por lo que opinen otros sobre uno mismo (^{Alonso, 2011}).

Fuentes de financiación

Proyecto I+D “Instagramers y youtubers para el empoderamiento transmedia de la ciudadanía andaluza. La competencia mediática de los instatubers (P18-RT-756). Financiado por la Consejería de Transformación Económica, Industria, Conocimiento y Universidades (Junta de Andalucía).