INTRODUCCIÓN
En Chile, entre los delitos violentos se encuentra una categoría llamada delitos de mayor connotación social (DMCS). De acuerdo con el Centro de Estudios y Análisis del Delito (2021) los DMCS superan los 500.000 casos anuales (549.837 delitos año 2018 y 554.829 el año 2019), con excepción del año 2020 en que sólo se produjeron 386.483 delitos, posiblemente por las restricciones al movimiento provocadas por la pandemia por Covid-19. Al analizar la proporción de los delitos violentos generales del total de los DMCS ocurridos esos tres años, se puede constatar que la violencia general se ha incrementado de un 27,2% el año 2018, a 28,7% el año 2019 y a 33,5% el año 2020, además de ser los segundos más frecuentes con un 29,3% de los DMCS, superados sólo por los de hurto con un 29,6%.
Los chilenos y chilenas, experimentan un alto nivel de exposición al delito en espacios públicos (79,9%) y en sus hogares (61,7%), y manifiesta una preocupante falta de confianza en la protección que brinda el sistema judicial (86,9%) (Rodríguez Garces et al., 2020). Esta sensación generalizada de vulnerabilidad se diferencia según el nivel socioeconómico y en menor medida por género. La segmentación territorial también juega un papel crucial, siendo más pronunciada en áreas de bajos recursos. Factores como el microtráfico, las condiciones precarias de habitabilidad y la limitada accesibilidad a servicios públicos policiales y de atención médica, contribuyen a esta inseguridad palpable (Rodríguez Garces et al., 2020).
En los sectores más vulnerables, esta percepción de inseguridad se acompaña no solo de desafección hacia las instituciones (88,0%), sino también de dificultades para trasladarse a áreas que se consideran más seguras (72,1%). La sensación de inseguridad se acentúa especialmente en espacios públicos (79,9%), aunque este sentimiento también afecta a los sectores de mayores ingresos (92,2%).
Percibir seguridad en la vivienda, el barrio, la ciudad y la sociedad, es fundamental para el bienestar de las personas (Franc et al., 2012). Al respecto la Encuesta Nacional Urbana de Seguridad Ciudadana (ENUSC), evidenció un alza en la percepción de inseguridad en Chile que llega al 86,9%, a pesar de una disminución de un 16,9% en la tasa de victimización en hogares en delitos de mayor connotación social en los últimos 12 meses, incluyendo los años de confinamiento en pandemia (INE, 2022).
La vivencia traumática generada por un delito supone un quiebre en el sentimiento de seguridad individual y familiar, que puede ceder en las primeras semanas, durar largos períodos o extenderse durante toda la vida; estudios al respecto encontraron que en el 80% de los delitos violentos las secuelas psicopatológicas se extienden hasta un año después (Echeburúa et al., 2004; Echeburúa et al., 2007).
Ser testigos de hechos violentos o el haber sufrido experiencias traumáticas y de violencia pueden tener consecuencias devastadoras tanto sobre las personas afectadas como sobre sus familiares (Chía et al., 2011). Los efectos del crimen y la victimización van desde daños físicos y económicos (por la sustracción objetiva de los bienes, pérdida de tiempo laboral y gastos médicos por heridas ocasionadas) hasta psicológicos (Freeman, 1999). Las víctimas también sufren respuestas emocionales negativas como miedo, confusión, tristeza, ira, impotencia y estrés y, como resultado, tienen un bienestar general más bajo en comparación con las personas que no son víctimas, incluida una disminución de la satisfacción con la vida, la felicidad y la calidad de vida (Dinisman y Moroz, 2017).
Entre las consecuencias negativas en la salud mental se encuentran trastornos de ansiedad y depresión (Cisler et al., 2012; Zlotnick et al., 2006). Las cuales se encuentran mediadas por las estrategias de afrontamiento. Según Folkman y Lazarus (1985), las estrategias de afrontamiento se definen como esfuerzos conductuales y psicológicos específicos que las personas utilizan para manejar, reducir, minimizar o tolerar eventos estresantes.
Las estrategias de afrontamiento se pueden dividir en afrontamiento de aproximación y afrontamiento de evitación. Se ha evidenciado que el afrontamiento evitativo agrava la relación entre el estrés y el bienestar (Chao et al., 2011; Kurtovic et al., 2018 ) encontraron un mayor afrontamiento centrado en el problema situacional y activo, por ejemplo, encontrar soluciones para un problema, predicen un nivel más bajo de síntomas psicopatológicos, incluidos los síntomas depresivos y de ansiedad. Las estrategias de afrontamiento de evitación pueden aumentar el riesgo de depresión de un individuo. Esto, debido a que aumentan el estrés, lo que produce síntomas de depresión en los estudiantes (Holahan et al., 1999). Por ello, las personas que utilizan estrategias de afrontamiento de evitación tienden a tener síntomas internalizados que aumenta el riesgo de depresión.
Estudios realizados en adolescentes conceptualiza las estrategias de afrontamiento como un moderador que puede proteger o exacerbar el ajuste dependiendo de si las estrategias específicas son adaptativas o desadaptativas (Zimmer-Gembeck y Skinner, 2008; Gantiva et al., 2010), encontraron que el grupo de personas con ansiedad, a diferencia del grupo sin ansiedad, empleaba menos estrategias adaptativas, específicamente estrategias centradas en la solución del problema y en la reevaluación.
El 25,70% de las víctimas de delitos de mayor connotación social en Chile durante el año 2022 fueron mujeres y hombres entre 18 a 29 años (CEAD, 2022). En este rango de edad, la violencia interpersonal se encuentra entre las principales causas de mortalidad de adolescentes y jóvenes en el mundo, especialmente en los países de ingresos bajos y medianos de América Latina, causando casi un tercio de todas las muertes de varones adolescentes (OMS, 2022) En Chile las agresiones y homicidios, son la tercera causa de muerte para jóvenes de 15 a 29 años (CONASET, 2020). La violencia y la vida en entornos frágiles pueden aumentar el riesgo de que surjan problemas de salud mental en los jóvenes con consecuencias que se extienden a la edad adulta (OMS, 2021).
A partir de lo anterior es que se busca relacionar la satisfacción con la vida y el malestar psicológico con el afrontamiento frente a la percepción de peligro de sufrir un delito en universitarios, considerando el contexto actual en la población chilena, que presenta altos niveles de percepción de inseguridad nacional en torno a los delitos de mayor connotación social.
MÉTODO
Diseño
Se realizó un estudio no experimental-observacional, con un alcance correlacional, de medición transversal, a través de la aplicación de tres cuestionarios en población universitaria.
Participantes
Se utilizó un método de muestreo no probabilístico por conveniencia debido a consideraciones de accesibilidad. La muestra comprendió un total de 370 estudiantes universitarios provenientes de diversas disciplinas académicas. Para establecer un nivel de confianza del 95% con un margen de error de estimación del 0,05, los tamaños de muestra se ajustaron alrededor de 200, siguiendo las recomendaciones de Henríquez-Roldán et al. (2012).
El rango de esas se ubicó entre 17 a 43 años, con un promedio de edad de 21,25, pertenecientes a diversas áreas, tales como ciencias sociales en un 24,6% (n= 91), ciencias de la salud 50,5% (n= 187), educación 7,3% (n= 27), ingenierías 7% (n= 26) y otras áreas 10,5% (n= 39).
De todos ellos, el 65,4% son mujeres (n=242), el 33,8% hombres (n= 125) y solamente 0,8% seleccionaron otro sexo (n=3).
El 86,2% (n=319) de la muestra no ha sufrido un delito en los últimos 2 años, mientras que el 13,8% asegura que si (n=51). De ellos 32 han sido mujeres las víctimas de delitos (ver Tabla 1).
Instrumentos
La Escala Kessler (K-10) de malestar psicológico que evalúa sintomatología ansiosa y depresiva, validada en contextos de atención primaria de pacientes de 18 a 80 años. En su validación en población chilena, la escala mostró una correlación significativa y positiva con estados emocionales negativos como depresión, ansiedad, estrés y afecto negativo. Por otro lado, se encontró una correlación significativa y negativa con los afectos positivos (Muñoz-Ortiz y Moyano-Díaz, 2017). Las opciones de respuesta de las preguntas son tipo Likert del 1 al 5. La suma de las puntaciones de esta escala tiene un mínimo de 10 y un máximo de 50. Los rangos del instrumento presentan cuatro niveles: bajo (10-15), moderado (16-21), alto (22-29), y muy alto (30-50).
La Escala de Satisfacción Vital (Diener et al., 1985), validada en español por Arias y García (2018). Este mostró una adecuada consistencia interna (α = 0,81), en sus 5 ítems, que evalúan de forma unidimensional el bienestar subjetivo en una escala Likert del 1 al 5 que va de muy en desacuerdo a muy de acuerdo respecto a la satisfacción con los aspectos de la vida, la evaluación positiva de circunstancias y lo conseguido en relación a las metas hasta el momento de desarrollo vital del sujeto).
La Escala de afrontamiento frente a la percepción de peligro, la cual fue adaptada al contexto chileno, y se compone de 20 ítems. En un estudio realizado en Perú (De Rojas et al., 2009) presentó una estructura factorial aceptable (KMO = 0.653), en cuatro factores orientados a la evidenciar las actitudes o conductas relacionadas al delito 1) afrontamiento evitativo prudente (α = 0.857), tales como evitar tomar transporte o caminar solo/a de noche, 2) evitación de grupos sociales marginados y estigmatizados (α = 0.762), como las personas de bajos recursos e inmigrantes, 3) afrontamiento preventivo (α = 0.621), como estar alerta, procurar cerrar las ventanas y puertas al salir del hogar, y por último, 4) afrontamiento evitativo extremo (α = 0.659), en donde las personas perciben un grado alto de peligro en el ambiente que lleva a evitar situaciones normales cotidianas, no peligrosas, como realizar actividades durante el día. Las opciones de respuesta de los ítems están en una escala tipo Likert de 4 puntos donde 1 = “Totalmente en desacuerdo” hasta 4 = “Totalmente de acuerdo”.
Procedimiento
Se aplicaron tres escalas mencionadas anteriormente a través de un google forms, previa aceptación del consentimiento informado.
Análisis estadístico
Se realizaron análisis descriptivos de las variables sociodemográficas y de los promedios obtenidos en las escalas. Posteriormente, se llevó a cabo un análisis de correlaciones utilizando el coeficiente de correlación de Pearson, utilizando el software SPSS versión 25.
Es fundamental destacar que la evaluación del tamaño del efecto se basó en los siguientes criterios: valores de correlación próximos a 0.1 sugieren una pequeña magnitud, aquellos alrededor de 0.5 denotan una magnitud moderada y cercanos a 0.80 grandes (Cohen, 1988).
Aspectos éticos
Esta investigación fue aprobada por el Comité de Ética, Bioética y Bioseguridad de la Vicerrectoría de Investigación y Desarrollo de la Universidad de Concepción,
La recolección de datos se realizó con la autorización institucional, y el consentimiento informado en todos los casos, explicitando en estos procesos un máximo de detalles de los objetivos y usos posteriores del estudio, el tipo de participación solicitada, los riesgos asociados y las garantías de libertad y voluntariedad, confidencialidad y anonimato de la participación, así como el poder retirarse cuando lo deseen. El consentimiento informado fue desarrollado vía plataforma electrónica para las encuestas, entregándole un correo y un teléfono de consultas para que el participante pueda resolver sus dudas sobre el estudio.
RESULTADOS
Evaluadas mediante el coeficiente alfa de Cronbach, se obtuvo una alta consistencia interna para las tres escalas: la escala de afrontamiento frente a la percepción de peligro arrojó un alfa de Cronbach de 0.833, la escala de malestar psicológico mostró un alfa de 0.916 y la escala de satisfacción con la vida mostró un alfa de 0.869.
Al comparar los puntajes de las escalas, observamos que existen diferencias significativas en hombres y mujeres, en torno al malestar psicológico (p ≤ 0,00), siendo mayor en las mujeres (M=32,39, DE=8,08), así como también en el afrontamiento frente a la percepción de peligro (M=54,30, DE=8,70), como evitación prudente (M=14,12, DE=3,53) preventiva (M=24,82, DE=3,70 y extrema (M=6,66, DE=2,98).
El promedio de la escala de satisfacción con la vida fue de 23,69 (DE=6,54), para la escala de malestar psicológico fue de 30,81 (DE=8,29) y para la escala de afrontamiento frente a la percepción de peligro 56,23 (DE=11,73).
Al correlacionar satisfacción con la vida, con malestar psicológico y las dimensiones que componen la escala de afrontamiento, así como el puntaje total de esta, se evidencia una relación negativa y significativa entre malestar psicológico y satisfacción con la vida (r=0,400, p ≤ 0,00), y con el puntaje total de la escala de afrontamiento frente la percepción de peligro de forma positiva y pequeña pero no trivial (r=0,361, p ≤ 0,00), así como con tres de las cuatro dimensiones que corresponden a evitación prudente (r=0,274, (p ≤ 0,00) , afrontamiento preventivo (r=0,344, p ≤ 0,00) y evitación extrema (r=0,207, p ≤ 0,00) de la escala de afrontamiento con malestar psicológico.
Al relacionar lo anterior, pero en personas que han sido víctimas de delitos en los últimos dos años, se evidencia una correlación alta y negativa entre satisfacción con la vida y malestar psicológico (r=0,569, p ≤ 0,00), y de forma positiva y significativa entre malestar psicológico, y el afrontamiento frente a la percepción del peligro (r=0,506, p ≤ 0,00), de forma preventiva (r=0,548, p ≤ 0,00) y extrema (r=0,300, p ≤ 0,00).
DISCUSIÓN
Se identificó una relación positiva y estadísticamente significativa entre las estrategias de afrontamiento frente a la percepción de peligro y el malestar psicológico. Específicamente, se observó que la evitación prudente (r=0,274, p ≤ 0,00) y el afrontamiento preventivo (r=0,344, p ≤ 0,00) estaban correlacionados con el malestar psicológico, siendo la relación con la evitación extrema (r=0,207, p ≤ 0,00) de menor magnitud. Al respecto, Howitt y Duncan (2017) señalan que una correlación de 0.30 sería prometedora en estudios de fenómenos sociales/psicológicos,
En el caso de la submuestra de personas que han sido víctimas de delitos, estas relaciones se fortalecen aún más, llegando incluso a una correlación fuerte y significativa (r = 0,548, p ≤ 0,00) en el afrontamiento preventivo. Esto implica que estrategias como mantenerse alerta, evitar caminar por la noche o cerrar puertas y ventanas al salir de casa están asociadas de manera más pronunciada con el malestar psicológico en aquellos que han experimentado delitos recientemente.
Es fundamental resaltar que la percepción de inseguridad tiene un impacto significativo en la salud mental y en la cohesión social. La falta de confianza en los demás surge al ver a los otros como una amenaza, lo que lleva al aislamiento en términos de relaciones sociales y al retraimiento de los espacios públicos, con las personas buscando seguridad en la privacidad de sus hogares. Aunque los medios de comunicación pueden amplificar el miedo, es importante reconocer que la sensación de inseguridad se basa en experiencias y percepciones reales, no siendo meramente una construcción social promovida por los medios. Esta dinámica genera una sensación de vulnerabilidad que afecta diversas dimensiones del malestar humano, haciendo del miedo un sentimiento generalizado (Rodríguez et al., 2017).
Es esencial discernir entre la inseguridad y la percepción de inseguridad, dado que son fenómenos distintos (Gelvez-Ferreira, 2019). Este enfoque explica los resultados del estudio actual, donde la mayoría de los participantes, aunque no hayan sido víctimas de delitos, emplean estrategias preventivas ante la posibilidad de serlo. Investigaciones en Latinoamérica han revelado otros factores influyentes en la percepción de seguridad, como el conocimiento de delitos en el vecindario y la confianza en las instituciones, así como la familiaridad con las políticas públicas de seguridad (Gelvez-Ferreira, 2019).
En este contexto, es esencial considerar el impacto de los medios de comunicación en la percepción de seguridad de la población. Un estudio en las comunas de la provincia de Concepción, según el Observa Bio Bío (2019), evidenció que el 70% de los participantes había modificado sus hábitos para evitar ser víctimas, influenciados en gran medida por los medios de comunicación que a menudo enfatizan el sensacionalismo y manipulan los contenidos para resaltar la inseguridad.
Respecto a la relación entre el malestar psicológico, la percepción de inseguridad y las estrategias de afrontamiento, investigaciones longitudinales han demostrado que las estrategias de evitación iniciales están asociadas con mayores factores estresantes a lo largo del tiempo (Holahan et al., 2005). Además, la influencia de las estrategias de afrontamiento en situaciones específicas sobre el bienestar emocional ha sido documentada en estudios previos (Torinomi et al., 2022).
En síntesis, la sensación de inseguridad y las estrategias enfocadas en la evitación tienen un impacto negativo en el bienestar psicológico y general de las personas, ya sean víctimas de delitos o no.
Limitaciones
Es importante tener en cuenta que este estudio presenta varias limitaciones que afectan la interpretación y aplicabilidad de sus resultados. La elección de un método de muestreo no probabilístico por conveniencia puede introducir sesgos en la muestra y reducir su representatividad. Aunque el tamaño de la muestra fue ajustado de acuerdo a recomendaciones, la cantidad de participantes podría resultar insuficiente para abordar relaciones complejas de manera exhaustiva. Además, dado que se trató de un diseño no experimental y observacional, no es posible establecer relaciones causales, y la naturaleza transversal de la medición limita la comprensión de los cambios a lo largo del tiempo.
Es relevante mencionar que la muestra está predominantemente compuesta por mujeres (65.4%), lo que podría introducir un sesgo de género en los resultados. Además, es necesario considerar que los datos se basan en autoinformes, lo que los hace susceptibles a posibles distorsiones. Por último, los resultados obtenidos en un entorno universitario pueden no ser directamente extrapolables a otras poblaciones, lo que restringe su generalización.
Conclusiones
En conclusión, aunque este estudio arroja luz sobre la relación entre la percepción de inseguridad, las estrategias de afrontamiento y el bienestar psicológico, sus limitaciones resaltan la necesidad de interpretar sus hallazgos con cautela y de considerar cuidadosamente su aplicabilidad en contextos más amplios.