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Areté
Print version ISSN 1016-913X
arete vol.24 no.2 Lima 2012
ARTÍCULOS
Reflexionando acerca de la gramática filosófica
Reflecting on Philosophical Grammar
Jesús Padilla
Universidad de Castilla-La Mancha, España
Resumen
Este trabajo analiza la propuesta wittgensteiniana acerca de la gramática filosófica en el período intermedio. Se estudia la tesis general de que la gramática no es responsable de la realidad. Seguidamente, se analiza el papel que juegan las reglas y cómo determinan el significado. Se indaga acerca del papel arbitrario de las reglas. Para ello se desarrolla la tesis de la vaguedad y el papel que juega la representación perspicua.
Palabras clave: gramática filosófica; reglas; significado; arbitrariedad; vaguedad; representación perspicua.
Abstract
"Reflecting on Philosophical Grammar". The aim of this paper is to analyze Wittgensteins philosophical grammar in the Middle Period. The paper examines the thesis that grammar is not responsible for reality. It investigates the role that rules play in this context and how they determine meaning. Special focus shall be put on arbitrary rules. Therefore, we shall develop a thesis of vagueness with special emphasis on perspicuous representation.
Keywords: philosophical grammar; rules; meaning; arbitrariness; vagueness; perspicuous representation.
Introducción
Pocos campos han quedado tan descuidados como la "gramática filosófica". Si bien tuvo una influencia decisiva en el proyecto fenomenológico1, en las propuestas del empirismo lógico2, y al inicio de la tradición analítica3, bien es conocido que ha dejado de tener pujanza y se ha convertido en un ámbito descuidado. La mayoría de los programas de filosofía del lenguaje relegan la gramática filosófica y centran su atención en la semántica o teoría del significado y en los aspectos pragmáticos del habla o vinculados a la situación y actitud del hablante. Las cuestiones que suscita la gramática se han relegado a la lingüística o bien sus problemas se resuelven desde un punto de vista pragmático. Sin embargo, estas estrategias no han podido disolver del todo un núcleo de problemas estrechamente vinculados a la gramática filosófica y a las soluciones puntuales de ciertos dilemas filosóficos.
Este trabajo pretende desarrollar el marco temático de la gramática filosófica ajustándolo a los asuntos afines desarrollados en el último siglo. En consecuencia, me propongo presentar cuestiones que han quedado sin una solución aparente en el marco de las discusiones habidas. Para ello, centraré mi análisis en las propuestas desarrolladas por L. Wittgenstein en la denominada "época intermedia", argumentando con nuevas fuentes. Ante todo, parece pertinente indicar que pocos trabajos han abordado el tema de manera sistemática. Además del comentario magistral de G.P. Baker y P.M.S. Hacker4, los trabajos de G.P. Baker al respecto5, el monográfico de M.N. Forster6 y, recientemente, un congreso organizado al respecto7, se ha escrito relativamente poco sobre un tema tan central. Sin aclarar profundamente este tópico, cojean cuestiones tan discutidas como la naturaleza de seguir una regla, la imposibilidad de un lenguaje privado y el carácter de los estados y los procesos psicológicos. Resulta curioso este vacío que puede arrojar luz sobre ciertas cuestiones suscitadas anteriormente.
1. Cuestiones previas
Para comenzar, conviene plantear el problema nuclear de este trabajo: ¿cuáles son los problemas gramaticales en filosofía? Lo que se pretende aclarar es el cariz de los asuntos vinculados a problemas gramaticales. En términos generales, cuando nos referimos a "gramática" intentamos englobar el estudio de las reglas y principios que regulan el uso de la lengua, así como la distribución de las palabras dentro de una proposición. Observamos que en la definición operamos con cuatro conceptos sumamente controvertidos, a saber: "regla", "principio", "uso" y "distribución". Todos estos núcleos terminológicos requieren de un razonamiento que rebasa los ámbitos meramente lingüísticos. Reflexionar acerca de dichos términos aclara ciertos posicionamientos comprensivos. Así pues, el punto de vista gramatical posibilita superar errores generados por ciertos abusos en el uso del lenguaje y que han sido fijados mediante ciertos presupuestos epistemológicos. Se observa, sin embargo, en la bibliografía secundaria un cierto afán por recalcar el carácter terapéutico de la gramática8.
Veamos el asunto mediante un ejemplo sencillo. Si queremos conocer el significado de la palabra "como", la mayoría de los oyentes sacará a colación inmediata que con dicho término referimos a la acción de nutrirse, conjugada en la primera persona del singular. Por tanto, intentamos, primero, solucionar el problema gramatical mediante la identificación del significado del término, diluyendo así la cuestión original. Otros oyentes afirmarán que depende del contexto de uso, por lo que a veces significa un modo de burlarse de alguien; expresa un modo o una cierta aproximación. Con esta estrategia conseguimos determinar el significado del término incrustándolo en un contexto de uso. Pero, ¿cómo concatenamos el término "como" en un enunciado sin que abusemos de su sentido? ¿De 325 qué depende el significado del término "como"? La contestación a las preguntas suscitadas nos remite a la gramática. Así pues, el término "como" puede asumir además de las expresiones enumeradas anteriormente una posición adverbial en sentido comparativo que denota equivalencia, semejanza o igualdad; significa "el modo o la manera que", o "a modo" o "manera de"; también está en lugar de "según"; "así que"; "a fin de que"; se usa como adverbio interrogativo; como conjunción en frases condicionales; y, seguida de subjuntivo, asume como apódosis el sentido de una amenaza; puede introducir una frase subordinada; se arroga el papel de una conjunción causal, puede estar en lugar de la preposición "en calidad de", etcétera.
Lo que hemos hecho ha sido generar ciertas descripciones del uso del término que determinan el campo semántico. Por lo general, dicho método adapta el modelo aplicado a los términos singulares para intentar dar una explicación acerca de las demás categorías lingüísticas y sus estructuras. El que dicho acomodo genere tensiones se observa fácilmente si tenemos en cuenta el hecho de que los nombres propios, las descripciones definidas, las ficciones lógicas, los adverbios y un largo etcétera generan confusión. Por ello, al inicio de sus reflexiones, pone en duda Wittgenstein, que el significado de un nombre no sea el portador (Träger), es decir, el individuo u objeto que denota: "no entendemos bajo significado del nombre al portador del nombre. Se puede decir que las palabras el portador del nombre N tienen el mismo significado que el nombre ["|N, es decir, uno puede ser sustituido por el otro. Pero, ¿no quiere decir lo mismo dos nombres tienen un portador y dos nombres tienen el mismo significado? (Lucero del alba, estrella de la tarde, Venus)"9.
La conjetura esbozada es simple: si el significado de un nombre fuera su portador, entonces tendríamos que aceptar que "el portador del nombre N" tendría el mismo significado que el nombre N y, por tanto, podría ser puesto en su lugar. Esta sustitución generaría ciertos problemas a la hora de aclarar cómo es posible que varios nombres ("Morgenstern", "Abendstern" y "Venus") tenga un mismo portador o que posean el mismo significado, pero no puedan ser usados en los mismos contextos salva significationem. Wittgenstein antepone a dicho modelo tradicional una alternativa novedosa. Según su propuesta, el significado del nombre viene especificado mediante el lugar que ocupa dicho término en la gramática. Por ello, afirma: "la ubicación de una palabra en la gramática es su significado"10.
Arriba observábamos que un mismo término tiene diferentes significados. Cada uno viene determinado por su ubicación en el enunciado, por lo que la estructura gramatical es responsable, de algún modo, del significado que asume el término en cada una de las frases en las que es usado. Preguntar, como hacía la teoría tradicional del significado, por el portador del significado de "como", sin especificar el lugar que asume en la gramática, sería algo así como tantear a oscuras en un espacio cerrado acerca del lugar que ocupa un objeto adscribiéndole siempre la misma función. En consonancia con lo anteriormente indicado, podemos afirmar que la gramática determina asimismo el significado de la proposición. Ciertamente, podemos conjeturar que para explicar el significado del nombre mostramos el objeto que lo reemplaza. Sin embargo, Wittgenstein se detiene en dicha argumentación e insiste que dicho reemplazo no debe ser entendido como "el significado" strictu sensu. Ciertamente, en algunos casos, la indicación nos puede ayudar a determinar el objeto del mismo11. Sin embargo, aquí hay que distinguir claramente la utilidad de la indicación en situaciones muy determinadas, el reemplazo que se lleva a cabo cuando en lugar de un objeto colocamos un símbolo y la manera de determinar unívocamente el significado de una categoría gramatical como puede ser un nombre o una proposición.
2. El programa de una gramática filosófica en Wittgenstein
Como es sabido, en su extenso trabajo titulado The Big Typescript: TS 21312, Wittgenstein dedica un capítulo completo a la gramática13. Este escrito sufrirá una profunda reelaboración y posteriormente será titulado: Philosophische Grammatik14. Finalmente, en las Investigaciones filosóficas encontramos algunos planteamientos diseminados que han generado cierta confusión por el modo de ser expuestos15. Exhibiré los argumentos del primer trabajo e intercalaré algunos planteamientos novedosos que aporta el segundo y que permiten aclarar su punto de vista. Finalmente, haremos algunas puntualizaciones sobre sus escritos tardíos.
El capítulo sobre la gramática en The Big Typescript está dividido en cinco apartados en los que se abordan temas muy dispares. El primer epígrafe tiene carácter programático y asevera que la gramática no es responsable de la realidad. Así pues, las reglas gramaticales no son responsables de ningún significado debido a su carácter arbitrario16. El segundo apartado analiza la relación entre la regla y las proposiciones empíricas. Wittgenstein examina si las reglas pueden determinar el que las palabras sean usadas realmente de tal y tal modo17. El tercer encabezamiento indaga las reglas que se aplican en los juegos gramaticales estrictos y el uso fluctuante que se hace del lenguaje. En este apartado se detiene a considerar si la lógica tiene un carácter normativo. Para ello, medita hasta qué punto en un lenguaje ideal nos referimos a casos ideales. También reflexiona acerca de una lógica del vacío18. La cuarta sección sugiere que las diferentes clases de palabras se distinguen solo por su gramática19. El quinto título formula un acertijo: "dime lo que haces con una proposición cómo las verificas, etcétera y yo la entenderé"20. Seguidamente iremos tratando sistemáticamente los temas arriba indicados.
3. La arbitrariedad de las reglas gramaticales
Arriba comprobamos que el término "como" adquiere diferentes significados dependiendo del lugar que ocupa en una oración. ¿Cuál es el método oportuno que recoje las reglas que rigen el uso de los términos? Probablemente, el método más acertado sería ir introduciendo frases en diferentes contextos. Evidentemente, el procedimiento pragmático nos puede ayudar a superar ciertos escollos, pero al final tendremos que recurrir a ciertas reglas para explicar el nexo entre las palabras. También resulta significativo conocer de qué tipo son las reglas a las que hace mención. En dicho contexto, afirma Wittgenstein que, según las teorías clásicas, las reglas gramaticales son justificadas apelando a enunciados semejantes al siguiente:
(R1) Pero existen realmente cuatro colores primarios.
Cuando planteamos (R1) en una clase de primaria, esperamos que los chicos contesten del siguiente modo: "pues claro, el azul, el rojo, el verde y el amarillo". Por tanto, generamos un parecido (Ähnlichkeit) entre la expresión "color primario" y cada uno de los colores enumerados arriba. Esperamos, por tanto, que se genere una vinculación causal entre la aseveración expresada mediante (R1) y la resolución por enumeración de los cuatro colores invocados. Desde este punto de vista, el "significado" de la expresión "los cuatro colores primarios" es satisfecho mediante la enumeración "azul, rojo, verde y amarillo". Las reglas de la gramática se justifican mediante el juego propuesto en la proposición expresada en (R1). Dicha justificación se realiza mediante la verificación de tales enunciados21. ¿Qué significa entonces verificar (R1) mediante una regla gramatical? Verificar una regla gramatical supone simplemente aceptar que ciertos enunciados como (R1) rigen la teoría de los colores. Dicho así, se observa que la regla de la gramática ha sido ejemplificada mediante una proposición que, a su vez, ha de ser verificada siempre y cuando la teoría de los colores se rija por dicha regla. El ejemplo presentado demuestra que la justificación desarrollada en la teoría clásica es circular ya que considera que una regla expresada en los términos de la proposición (R1) se verifica por la simple enunciación de aquello que se presupone.
Ahora bien, si las reglas gramaticales justificadas mediante verificación incurren en un círculo vicioso, entonces, ¿cómo se pueden determinar? Wittgenstein propone al respecto una serie de argumentos sumamente intrigantes. Comenzábamos indicando que la gramática al no ser verificable no es responsable ni de la realidad ni ante la realidad22. Seguidamente considera que las reglas de la gramática son, en parte, arbitrarias23.
Precisamente, cuando jugamos al ajedrez o cocinamos aplicamos ciertas reglas. Pero, ¿son similares las reglas en ambas actividades? Por un lado, cuando cocinamos, nunca definimos reglas exclusivas, sino que nos centramos en desarrollar una acción cocinar con el fin de obtener un resultado final. Así pues, cuando cocinamos, las reglas que aplicamos no son arbitrarias ya que perseguimos unos fines24. Si, por ejemplo, afirmamos: "los huevos se cuecen en tres minutos", entonces, independientemente de la unidad temporal que estemos dispuestos a aceptar que es arbitraria sabemos que los huevos se hierven en un tiempo determinado25. Sin embargo, no definimos el juego del ajedrez porque queramos conseguir un resultado específico, sino debido a que dicho juego corresponde con una acción que se corresponde a su vez con ciertas reglas específicas. Al punto que, las reglas de cocina dependen de la gramática del término "cocinar" y las del término "ajedrez" obedecen a la gramática del término "jugar al ajedrez"; así como la regla de la multiplicación acata la gramática del término "multiplicar". En consecuencia, cuando nos referimos a las reglas que se usan en el lenguaje, no perseguimos unos fines, por lo que las reglas que determinan el uso de dicha lengua es arbitrario. Para ser más explícitos, Wittgenstein indica que el uso de nuestro lenguaje es autónomo, mientras que el lenguaje de la cocina no lo es. Cocinar no designa esencialmente una actividad que siga dichas reglas, sino una actividad que ostenta un cierto resultado. Así pues, si queremos freír agua, nos daremos cuenta que al verter el agua saltará el aceite. Si buscamos el polo este, como el oso Winnie the Pooh, advertiremos ciertos problemas a la hora de entendernos. En consecuencia, reparamos que los términos usados en el lenguaje culinario y el que usa Winnie the Pooh se refieren a algo concreto. Dicha concreción condiciona la gramática que a su vez no permite usar arbitrariamente las reglas, ya que sus fines las condicionan.
Ahora bien, supongamos que queremos saber si la regla gramatical que se usa en la frase siguiente es apropiada: "el Lehendakari pide a los habitantes de Euskal Herria que trabajen"26. Evidentemente, entenderemos el significado de dicha proposición si los oyentes conocen el significado de los términos expresados en vasco. Pero, ¿podemos construir enunciados intercalando términos de otra lengua y aplicando gramáticas disímiles? ¿Cómo se explicaría este desfase? De nuevo Wittgenstein nos explica, mediante ejemplos, las diferencias más importantes. Por analogía, una persona que cocina sin seguir ciertas reglas es decir, sin recetas, por lo general, guisa mal27. Ahora bien, si alguien juega aplicando reglas diferentes al ajedrez, entonces, por lo general aceptaremos que juega algo diferente al ajedrez. Si yo uso las fichas de ajedrez para jugar a las damas, entonces juego con el rey, la reina y los alfiles al juego de las damas y, por ello, indica: "Yo ↔ no denomino la regla de la representación una convención que se pueda justificar mediante proposiciones; proposiciones, que describan y muestren lo que representa, que la representación es adecuada. Las convenciones de la gramática no pueden justificarse mediante una descripción de lo que representa. Tal descripción presupone ya las reglas de la gramática. Es decir, lo que se considera en la gramática como un absurdo injustificable, no se puede ↔ considerar, de acuerdo con las circunstancias, que tenga sentido en la gramática de los enunciados a justificar"28.
Así pues, el que usa otras reglas gramaticales no dice nada falso, sino que habla de otra cosa29. P.M.S. Hacker denomina este mismo planteamiento la "amplitud de la arbitrariedad"30. Las reglas gramaticales pueden ser arbitrarias y no arbitrarias. Ciertamente, ambos campos generan confusión si no los distinguimos entre sí. Así pues, la elección de una medida es una opción arbitraria. Podemos medir el cuerpo usando como medida los centímetros cúbicos, el litro, según el aspecto óseo, dependiendo de la forma anatómica, su composición química, etcétera. Sin embargo, elegida arbitrariamente una de dichas medidas no podemos intercambiarla o alterar el orden. Nuestro sistema métrico debe ser exacto. Las reglas usadas pueden ser útiles o inútiles, prácticas o ineficaces, verdaderas o falsas, etcétera.
4. Reglas y proposiciones empíricas
Ciertamente, podríamos creer que las reglas son proposiciones empíricas, ya que hemos hecho referencia a estas mediante el uso que hacemos en el lenguaje. De ser así, las reglas del ajedrez serían consideradas como un grupo de proposiciones que pronunció un individuo cuando se inventó el ajedrez y que describirían cómo se mueven las figuras. De ser así, entonces, las reglas se convertirían en hechos atribuibles a la experiencia. En este caso tendríamos que afirmar que "A juega de acuerdo con las reglas" o no juega de acuerdo con ellas. Estos serían enunciados de la experiencia. Sin embargo, Wittgenstein es muy explícito cuando afirma que las reglas no son proposiciones empíricas, sino simplemente una parte de dichas proposiciones. "La regla no es una proposición empírica, sino solo la parte de tal proposición"31.
La cita no es nada explícita, ya que simplemente hace referencia a aquello que la regla supuestamente no es, pero de lo que, seguidamente repara, es parte. Por lo tanto, requerimos de una elucidación más clara. La relación entre regla y proposición empírica viene fijada del siguiente modo: "la norma es el establecimiento de la unidad //La regla determina la unidad de medida//, y la proposición empírica dice lo largo que es un objeto. (Y aquí vemos cómo funcionan las igualdades lógicas, ya que la determinación de la medida es, en realidad, una regla gramatical y el establecimiento de la longitud de dicha unidad de medida es una proposición, que hace uso de la regla)"32.
Así pues, lo primero que debemos indicar es que la regla gramatical fija la unidad métrica. Por esta razón, la regla tiene una relación sumamente directa con la aplicación que fijamos de esta en tanto que describimos ciertas regularidades. La regla es algo así como un trazado de la ruta a seguir. Por ello la denomina "un instrumento"33. Cuando una regla se enuncia mediante una proposición, entonces se han de analizar cada una de las palabras, indicando que en dicho contexto se usa de un modo determinado. La regla es, en cierto sentido, lo que podríamos denominar una "suposición". Es algo así como la descripción34 común de una proposición mediante diferentes tipos de oraciones con el mismo contenido léxico. "Regla", es un concepto con bordes borrosos35.
Por el contrario, cualquier proposición empírica que usa una regla indica, por caso, la longitud que tiene el objeto. La relación de la regla con las proposiciones empíricas es análoga a un croquis que resume las características de un plano de una casa y la descripción que hace dicho dibujo y que determina que la casa se encuentra en un lugar determinado36.
5. Reglas de juego gramatical estrictas versus uso fluctuante del lenguaje
Un tema recurrente en la filosofía gira alrededor de las cuestiones que tienen que ver con los conceptos. ¿Cómo sabemos lo que significa "planta"? Podríamos conjeturar que no sabemos el significado de un concepto hasta que no presentamos su definición. Sin embargo, contesta Wittgenstein, a pesar de ello no nos comunicaríamos mejor. En el caso que construyésemos un enunciado y en lugar de "planta" ubicásemos la definición acordada, ¿qué ganaríamos con ello? Los conceptos se caracterizan por tener una extensión o límite borroso. No podemos determinar a ciencia cierta el límite de un concepto. El hablante se refiere a un vegetal determinado indicando que es una planta. Distinguimos entre un arbusto y una hortaliza y para todas usamos el concepto "planta", pero su delimitación no es estricta. Por ello afirma: "esto significa que los límites borrosos son parte de mi concepto de planta, como lo es ahora, es decir, del modo como ahora yo uso esta palabra, y que caracteriza a este concepto el que yo, por ejemplo diga: no he realizado ninguna determinación acerca de si esta cosa debe denominarse una planta o no"37.
Ciertamente, aquí se bifurcan los caminos en el planteamiento filosófico. Por un lado, generalmente, cuando preguntamos por el significado de "planta", nos remiten al museo de historia natural en el que se desarrolla algún tipo de taxonomía que intenta englobar, mediante un sistema de clasificación, todos los organismos conocidos a los que adscribimos el concepto "planta". La botánica intenta delimitar el concepto "planta" como si se tratase de un cajón de sastre en la que se van clasificando los diferentes organismos de acuerdo con algún criterio determinado. En este modelo formulamos hipótesis que son confirmadas mediante la observación de una acción. La regla es entendida como una proposición desarrollada en la ciencia natural. Pero, ¿qué ocurre si no se genera un resultado claro y de la conjetura no resulta ninguna regla? Por lo general, lo que observamos es que la propuesta taxonómica dispone de muchas respuestas, lo que es un indicio de que las reglas no son totalmente arbitrarias. Ahora bien, si examinamos las reglas del lenguaje, entonces queremos indagar si dichas respuestas se generan mediante un tipo determinado de regla38. Esta es una de las razones por las que resulta sumamente interesante analizar el lenguaje y la gramática como si se tratase de un cálculo, ya que opera según reglas establecidas. De este modo se puede analizar el lenguaje teniendo en cuenta las reglas que se aplican en su uso. El siguiente problema tendría que ver con cómo podríamos verificar si esto que analizo puede ser considerado una planta o no.
6. Dime lo que haces con una proposición y lo entenderé
En este apartado, Wittgenstein pone especial énfasis en aclarar lo que entiende por "verificación". El primer apartado así lo indica cuando afirma: "La descripción /especificación/ de la verificación de una proposición es una contribución a su gramática"39. Por tanto, aquí hay un cambio sustancial en el tratamiento de la verificación, ya que lo que aparece en primer plano es la gramática de la proposición. Este nuevo punto de vista transforma el modo de acceder al problema, ya que la cuestión que aparece en primer plano no es otra que la de responder a la pregunta, ¿qué hacemos con esta proposición?40 Parece ser que el lenguaje se aparta decididamente de la mera descripción de la verificación y se convierte en un programa abstracto. Por tanto, es competencia exclusiva del lenguaje y de la propia proposición el conocer el modo en que esta es verificada. En consecuencia, afirma que la verificación no es un mero indicio de la verdad, sino que determina el sentido de la proposición41. Por ello acentúa que la pregunta por la verificación es una pregunta por el método42. El modo como se emplea una proposición propicia que planteemos la cuestión acerca del modo en que se verifica el sentido de las proposiciones. Analicemos, por ejemplo enunciados como el siguiente:
(1) No habrá nunca personas con dos cabezas43.
Supongamos que debemos explicar el sentido de (1) y se nos pide que respondamos a las siguientes preguntas: ¿qué razones podemos dar para aceptar o rechazar (1)? ¿Podemos conocer la verdad de (1)? ¿Cómo podemos saber si (1) será verdadera? Las respuestas a dichas preguntas no son de orden psicológico ni empírico. Ciertamente, hay personas que nacen con la anomalía policefálica, este hecho empírico hace referencia a una posibilidad física, pero no invalida la imposibilidad lógica expresada en (1). El enunciado (1) requiere de la demostración del tipo de relaciones que aparecen en el cálculo descrito en la proposición. Y las razones para aceptar (1) no pueden ser de orden personal o de la posibilidad física de una anomalía, sino que tienen que ver con el cálculo que se desarrolla en la proposición.
Ciertamente, el enunciado presentado en (1) induce a pensar en la infinitud44. El término "nunca" puede sugerir que se introduce una cierta infinitud, ya que corresponde a su significado literal. Por supuesto, podríamos cuestionarnos qué es lo que podemos hacer con proposiciones de este tipo cuando nos interrogamos acerca del significado de (1). Pronto nos daríamos cuenta que de la explicación no conseguimos sacar mucha información, ya que es semejante a la situación que podemos encontrar cuando estoy en tablas en ajedrez y no encuentro una salida adecuada a la jugada. Así pues, (1) no puede ser demostrado mediante la experiencia, por lo que nos puede producir una cierta tranquilidad su infinitud.
Si preguntamos, por caso, cómo puedo verificar si hay alguien en la habitación contigua, entonces alguien podría decir: ve y mira. Pero si en dicho caso añado cómo puedo ir a la habitación de al lado si está cerrada, las dos formas del verbo modal puedo son diferentes. El uso que hacemos del primer verbo es modal, ya que nos referimos a la posibilidad lógica y su explicación se realiza mediante la explicación que debemos realizar en tanto desarrollamos un cálculo proposicional. El segundo se refiere a la posibilidad física y su respuesta se lleva a cabo mediante una proposición vinculada a la experiencia. Observamos pues que ambas cuestiones no indican la misma posibilidad de verificación. Cuando ambas se confunden entre sí, entonces rechazamos que la pregunta por la verificación tenga alguna relevancia para el sentido. Esto, como bien afirma Wittgenstein, se debe a que las razones para presuponer una proposición no se han de confundir con las causas de la presuposición. Las razones que damos de la proposición pertenecen al cálculo mismo de la proposición. "Las razones para la adopción de una proposición no deben ser confundidas con la causa de la adopción. Aquellas pertenecientes al cálculo de la proposición"45.
Esta confusión tan generalizada entre la presentación de las razones o el fundamento de una proposición y las causas es lo que genera mayor confusión en nuestro conocimiento. Las causas por las que creemos una proposición son irrelevantes para la cuestión de qué es lo que creemos, pero esto no es así cuando preguntamos acerca de las razones o el fundamento que está vinculado a la gramática proposicional y nos remite directamente al contenido mismo46.
7. ¿Cómo se describe adecuadamente las reglas gramaticales?
Como fácilmente se comprenderá, el mencionado programa rompería con todos los prejuicios acumulados desde el inicio mismo de la reflexión filosófica. Un modo apropiado de descripción sería describir reglas gramaticales distintas a las nuestras y descubrir formas alternativas de presentación descriptiva (Darstellung) de dichas reglas47. Evidentemente, el problema que surge a la hora de plantear dicha pregunta dependerá de la respuesta que demos a la siguiente: ¿cómo podríamos describir otras reglas del lenguaje desde nuestras propias reglas? Es aquí donde Wittgenstein sugiere que para reflexionar sobre lo ajeno se introduzca un concepto de "gramática" que rompa con los planteamientos clásicos.
En términos generales, la gramática, en un sentido amplio, estudia las reglas y principios que regulan el uso del lenguaje y la distribución estructural de las palabras dentro de una proposición. Wittgenstein usa el término "gramática" de un modo algo más específico48. Desde el inicio es consciente de las dificultades que genera la reflexión acerca de la gramática e indica: "Mi /la/ incorrección está aquí en que una y otra vez me olvido de que todas las reglas caracterizan el juego, el lenguaje, y que estas reglas no son responsables de la realidad, de manera que sean controlada por ellas, y de tal modo que podríamos dudar de una regla que sea necesaria o correcta. (Compárese con el problema de la consistencia de la geometría no euclidiana)"49.
¿A qué incorrección (Fehler) se refiere Wittgenstein? Ciertamente, no usa el término "Fehler", ni para indicar error (Irrtum), ni engaño (Täuschung). Por tanto, ya de entrada nos persuade de que no nos encontramos en la esfera proposicional; ni en la esfera de las percepciones. Más bien, su argumento acentúa dos elementos relevantes en el estudio de la gramática, a saber, por un lado, el principio holista que hace referencia a "todas las reglas"; y, por otro, indica que existe una desvinculación entre gramática y realidad.
La primera observación nos previene de antemano que dominamos el lenguaje ya que conocemos la totalidad de las reglas del lenguaje. Es importante tener en cuenta la relación que existe entre el lenguaje, entendido como totalidad, y sus partes, es decir, las unidades significativas y proposicionales. Las proposiciones se consideran como entidades holísticas que se relacionan de una manera especial con el lenguaje. Las proposiciones son estructuras gramaticales que funcionan como un todo, de tal suerte que el cambio de significado produce cambios en el lenguaje en su totalidad. Así pues, solo si dominamos todas las reglas del ajedrez podemos jugar al ajedrez. El dominio del juego presupone el conocimiento de la totalidad de las reglas. Esta tesis holista de las reglas es de suma importancia para el conocimiento, el dominio y uso del lenguaje.
El principio holista está íntimamente unido al siguiente punto de vista, según el cual las reglas gramaticales no son responsables de lo que sucede en la realidad. Por así decirlo, las reglas no dependen de la realidad. O, para expresarlo de un modo más rotundo: se puede emplear los mismos criterios que aplicamos a la realidad en las reglas gramaticales. La regla a la que recurrimos para mover el alfil no es más necesaria o correcta que la que destinamos para arrastrar el caballo. Por ello afirma: "la gramática no es responsable de la realidad. (La gramática no tiene que rendir cuentas ante la realidad)"50.
¿Significan estas breves anotaciones que la gramática está al margen de la realidad y que no tiene que rendirle cuenta a la realidad? ¿Podríamos hablar aquí de una completa desvinculación y autonomía de las reglas gramaticales con respecto a la realidad? Prima facie, lo que Wittgenstein manifiesta es que los procedimientos que usamos en un ámbito no son extrapolables a otro ámbito. Es decir, cuando reflexionamos acerca de la realidad, usamos métodos que no pueden ser empleados en el estudio de la gramática; a pesar de que ambos tienen que ver con el lenguaje, ya que tanto la descripción de la realidad como la descripción de la gramática se efectúan a través del lenguaje. Esta cuestión permite entender ciertas dificultades lingüísticas. El lenguaje que construyen determinadas propuestas metafísicas podría ser aclarado mediante esta observación. Así pues, ciertas proposiciones metafísicas esconden reglas gramaticales51. Su verdad no depende de los hechos, sino de ciertas convenciones lingüísticas. Un paradigma de proposiciones meta-físicas es el de aquellas que se refieren a las verdades necesarias. Como señalan G.P. Baker y P.M.S. Hacker: "lo que los filósofos han llamado verdades necesarias son, típicamente, desde la concepción de Wittgenstein, reglas de la gramática, normas de representación, esto es, fijan conceptos. Son expresiones de relaciones internas entre conceptos que, a su vez, se utilizan al enunciar verdades acerca del mundo. De modo que permiten (o prohíben) transiciones entre conceptos, a saber, transiciones de una expresión de una proposición empírica a otra. Las proposiciones necesarias mismas no son descripciones del mundo ni de una realidad supra-empírica, más de lo que lo son las reglas del ajedrez; siempre que decimos que algo debe ser el caso estamos usando una norma de expresión"52.
En la cita anterior aparecen elementos argumentativos condensados y conviene tratarlos por separado. Para analizar este punto de vista tenemos a disposición un trabajo sumamente esclarecedor, que es el programa titulado Philosophische Grammatik53. Un proyecto dicho sea de paso en el que Wittgenstein trabajó a partir del año 1931 hasta el final de su vida. Por "gramática" entiende, grosso modo, la descripción de las reglas de nuestro lenguaje (en primera instancia, desde un punto de vista semántico) y el estudio del tejido (Netz) que generan dichas reglas. Cuando se refiere a la filosofía y la caracteriza como "investigación", entonces apunta al primer apartado54. Ahora bien, cuando se refiere a anotaciones sobre ciertos vínculos conceptuales, entonces hace referencia a las observaciones gramaticales ("grammatikalischen Anmerkungen")55 o a ciertos comentarios sobre la gramática ("grammatikalische Bemerkungen")56, respectivamente57.
La gramática es considerada literalmente como "los libros de contabilidad del lenguaje"58. En dichos libros se lleva a cabo un inventario detallado que permite un seguimiento de todas las operaciones que se realizan en nuestro lenguaje. Es más, gracias a dicho balance podemos constatar ciertas reglas del lenguaje. Estas reglas describen la estructura del lenguaje59. Contabilicemos algunas de las estructuras gramaticales que el propio Wittgenstein analizaba.
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(1) "Yo" no nombra a ninguna persona60.
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(2) Toda vara tiene longitud61.
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(3) Blanco es más claro que negro62.
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(4) Tres por cuarenta centímetros no encajan en un metro63.
Estamos ante proposiciones ejemplares propuestas y discutidas por Wittgenstein. La proposición (1) tiene una lectura metafísica si la leemos como si la primera persona del pronombre personal pusiese en duda su correlación con una persona. Es decir, "yo" no designa ni denomina a una persona. Ejemplos de proposición gramatical son (2) y (3). Los enunciados matemáticos, a pesar del uso engañoso de su forma verbal, son considerados también enunciados gramaticales. El caso descrito en (4) afirma que estamos ante una regla gramatical que expresa una imposibilidad lógica. Wittgenstein siempre sintió cierta fascinación por este tipo de proposiciones. Generalmente, son de dos tipos: por un lado, de carácter modal; por otro, existen proposiciones gramaticales que están completamente encubiertas. Estas últimas, como bien ha reiterado P.M.S. Hacker, son proposiciones metafísicas que ocultan las reglas gramaticales64. Las verdades necesarias que indaga el metafísico en su investigación sobre la esencia del mundo intentarían pues encubrir y desfigurar estas reglas gramaticales.
8. Notas acerca de la autonomía gramatical
Según Wittgenstein, la gramática se inscribe en el principio de autonomía. Dicha tesis se sustenta en la siguiente entrada: "Esto que es tan difícil de ver, puede ser expresado de la siguiente manera. Mientras permanezcamos en el ámbito de los juegos verdadero-falso, una modificación en la gramática solo puede conducirnos de un juego de esta clase a otro, pero no de algo verdadero a algo falso. Y, por otra parte, si salimos de la esfera de estos juegos, ya no los llamamos lenguaje y gramática y, de nuevo, no entramos en contradicción con la realidad"65.
Este pasaje aduce dos argumentos. Por un lado, debemos tener en cuenta dos aspectos que conciernen a la tesis acerca de la autonomía de la gramática: el primero reconoce que existen gramáticas alternativas y que son, a su vez, recíprocamente autónomas; el segundo indica que la gramática nunca entra en conflicto con la realidad66. Por otro lado, el texto señala que si nos movemos en el ámbito de los juegos "verdaderofalso", entonces impulsamos el argumento veritativo67. Ahora bien, si modifico la gramática, entonces altero el juego. Ambos juegos no tienen por qué coincidir en lo que cada uno considera verdadero o falso, ni tampoco tienen un acceso privilegiado que permita vincularlos recíprocamente a una cierta verdad sustantivada (die Wahrheit). Si juego al ajedrez y describo la trayectoria que sigue el caballo entonces afirmo:
(5) El caballo se desplaza dos casillas en dirección horizontal o vertical y una en dirección perpendicular a la anterior.
La proposición (5) es verdadera si jugamos al ajedrez. Ahora bien, supongamos que juego con mi contrincante al juego de damas con las figuras de ajedrez, entonces la regla consiste en mover las piezas en diagonal a través de los cuadros negros. Consecuentemente, si uso el caballo como pieza, entonces la proposición (5) será falsa. Por esta razón, si nos extralimitamos en el juego, entonces ya no podemos referirnos a lo que hacemos mediante el uso de un lenguaje. Esto equivale a decir que hacemos ciertas observaciones gramaticales. Con ello la premisa del argumento de Hacker cojea ya que el propio Wittgenstein había indicado en el Dictado para Schlick lo siguiente: "nosotros decimos que la gramática determina qué combinaciones de palabras tienen sentido y cuales no; sin embargo, también [decimos que] la gramática no es responsable de la realidad, es arbitraria en algún sentido. Por lo tanto, si una regla me prohíbe hacer una cierta conexión entre palabras, entonces solo tengo que abandonar esta regla, como se indica en mi arbitrariedad y por ello adquieren sentido"68.
La visión de Hacker acerca de la propuesta wittgensteiniana no se desliza por la simplificación. El perfil que desarrolla nos parece impecable si tenemos en cuenta que las citas presentadas son sumamente complejas. Sin embargo, ciertas cuestiones, a mi juicio, no quedan suficientemente resueltas y afectan al modo de entender "gramática" directamente. El texto hace referencia a la responsabilidad ("Rechenschaft schuldig"/"verantwortlich") sin que determine los límites entre el responsable (sujeto) y la responsabilidad (objeto). Aquí hay que traer a colación al propio Wittgenstein cuando hace referencia a la complicidad que existe entre el conocimiento de todas las reglas y el lenguaje. Así pues cuando afirmamos:
(6) La distancia no puede ser, al mismo tiempo, de uno y dos metros de largo69.
Depende de nuestro albedrío abolir dicha prohibición y aceptar (6). Evidentemente alega Wittgenstein se erguiría nuestro sentido común ante dicho atrevimiento y exigiría mayor coherencia. Pero, ¿qué ha ocurrido cuando hemos expresado (6)? En el mismo instante que hemos expresado que la distancia puede ser de uno y dos metros de largo a la vez, hemos introducido en nuestra gramática un enunciado que antes no existía y con ello hemos subrayado el principio estricto de arbitrariedad.
Por analogía, podríamos decir que cuando Husserl reflexiona acerca del sentido de ciertos sustantivos compuestos como "Eisenholz"70 comprobamos un sinsentido debido a que el término significa literalmente "madera de hierro". Sin embargo, si constatamos que "hierro" hace referencia al color que tienen ciertos árboles, entonces entendemos el sentido del sustantivo. Si bien ambos términos son incompatibles, sin embargo, cuando nos referimos a los arbustos denominados "madera de hierro", el término final no se refiere al metal, sino a una cualidad del metal, a saber su color óxido; por lo que la arbitrariedad permite formar nombres con un cierto contrasentido. Analizar los nexos gramaticales siguiendo exclusivamente argumentos acerca del sentido puede ser demasiado estricto. El sentido remite directamente al "objeto", que a su vez cuestiona si la frase hace referencia a algo existente. Así pues, un enunciado como: (7) Mi ratón no funciona, no tendría sentido si nos referimos mediante el sustantivo "ratón" a un mamífero pequeño del orden de los roedores. Ahora bien, si nos referimos al dispositivo apuntador que utilizamos con una de las manos y que detecta su movimiento a través de un puntero en el monitor de mi ordenador, entonces, la frase adquiere un sentido innovador. La denominación de dicho dispositivo fue un acto arbitrario. Ciertamente, la incompatibilidad gramatical de (7) se refiere a las representaciones que se hace un hablante si alude a un roedor y, por tanto, el contrasentido, la incompatibilidad se refiere siempre al objeto referido. En el caso del sinsentido, la posible compatibilidad o incompatibilidad del uso del término "ratón" y las correspondientes reglas que enlazan los significados se expresan mediante las reglas que presiden el nexo gramatical de las partes en la proposición. Sin embargo, Wittgenstein indica que cuando analizamos la gramática hay que dejar la "realidad"71 de lado y atender exclusivamente a la generación de posibles nexos y la capacidad que tiene el lenguaje mismo de transformar su propio significado. Por esta razón, el lenguaje natural se permite ciertos nexos.
9. "Lo que nos inquieta es la vaguedad acerca de la gramática"72
¿Cómo podemos acceder a la "totalidad" de las reglas que rigen el lenguaje si la gramática no actúa de manera responsable frente a la realidad? La respuesta a esta pregunta podría ser la que encabeza este apartado: lo que nos inquieta cuando describimos un lenguaje es la vaguedad que surge respecto de la gramática. El estudio de la vaguedad gramatical no implica que estemos ante posiciones oscurantistas en nuestra gramática que nos induzcan a pensar que nos encontremos ante la puerta de una nueva metafísica.
Es sumamente interesante indicar que ahí donde Wittgenstein localiza el origen de la confusión que se genera en nuestras creencias al pensar que tenemos que decidir entre la existencia (presencia) o inexistencia (no-presencia) de un objeto como si lo percibiésemos en un sentido fisicalista, no sea más que en la reducción que se produce en cierta vaguedad gramatical inherente a la estructura proposicional73. Dejando de lado cuestiones tan arduas como, por ejemplo, determinar si la gramática tiene un fundamento metafísico o no, lo que nos inquieta es saber si las investigaciones wittgensteinianas podrían haber estado motivadas por disquisiciones teóricas acerca de la gramática.
Wittgenstein aporta un nuevo ámbito de estudio, en tanto que considera que el análisis de la gramática se lleva a cabo mediante el lenguaje fenomenológico. El lenguaje fenomenológico estudia la gramática de nuestro lenguaje. Dicho programa analiza las reglas de uso en nuestro lenguaje y el conocimiento de dichas reglas, por un lado; y la representación perspicua, por otro. Su proyecto fenomenológico permite el estudio de las estructuras lingüísticas desde un punto de vista abstracto. Dicho de otro modo, la fenomenología sería la ciencia que estudia la relación que hay entre las reglas de uso y el ámbito en que se hacen presentes estas estructuras gramaticales cuando se representan comprensiblemente. Ahora bien, Wittgenstein pone unos límites notorios al proyecto gramatical cuando anota: "Nuestra gramática carece ante todo de perspicuidad"74.
Ciertamente, la gramática de por sí no puede llevar a cabo el proyecto de construcción de un lenguaje fenomenológico75. Para ello se requiere, en primera instancia, la investigación de las reglas del uso. Este proyecto requiere de una representación perspicua y la gramática carece de esa visión de conjunto76. La gramática exhibe meramente el modo en que los términos que usamos se despliegan en el lenguaje (Form der Darstellung). Sin embargo, este planteamiento nos arrastra a un nuevo inconveniente: ¿cómo se accede pues a la gramática foránea? Para arrojar luz sobre un tema tan complejo, parece pertinente que reflexionemos sobre la "representación perspicua" que actúa como corolario de la tesis holista planteada arriba acerca del conocimiento de la "totalidad" de las reglas77.
Hay ciertas cuestiones que nos inquietan y que están íntimamente vinculadas a la reglamentación de las descripciones (Vorschriften der Darstellung) que llevamos a cabo cuando preguntamos acerca de la gramática de ciertas estructuras lingüísticas. Ciertamente, surge la pregunta por cómo se alcanzan estas descripciones específicas y si estas tienen una estructura prescriptiva determinada. Wittgenstein es bastante explícito al respecto, ya que contesta a estas preguntas afirmativamente. Sin embargo, hace una advertencia cuando afirma que las prescripciones de las descripciones no son, sin embargo, convenciones. Dichas prescripciones no se pueden justificar mediante proposiciones que describan lo representado y que muestren, además, su pertinencia. Las convenciones gramaticales no son justificadas mediante la descripción de la representación, ya que toda esa descripción presupone siempre la regla gramatical. Por esta razón, lo que en la gramática se considera que carece de sentido no puede tener sentido en la gramática de las proposiciones a justificar.
10. Representación perspicua
Pero, ¿por qué fallamos continuamente en el uso de una lengua? ¿Por qué fracasamos a la hora de expresarnos cuando hacemos uso de una gramática diferente a la de nuestra lengua materna? Si no desarrollamos como el matemático griego al descubrir los números irracionales un método que permita reflexionar acerca de estructuras inconmensurables a nuestra gramática, entonces resulta complicado entender el significado de otros términos en estructuras gramaticales distintas a las nuestras. Parece ser que algo fundamental yerra y que este error es imputable a la descripción representacional (Darstellung) de la estructura desconocida que se usa en la gramática foránea. Para superar esta extravagante situación, Wittgenstein reflexiona acerca de la "representación perspicua" ("übersichtliche Darstellung"). Para ello introduce una archiconocida anécdota. Imaginemos que queremos despedir a alguien y subimos a un barco. Supongamos que hemos ido a despedir a un amigo que se va en un crucero. Estando en el camarote oímos de pronto motores de cadenas y pensamos que se está alzando el ancla para que el barco zarpe. De pronto, nos sobresaltamos porque pensamos que el barco va a zarpar y que nosotros seguimos dentro. En dicha situación sentimos desasosiego y tomamos la decisión de correr a la salida78. Este pasaje es introducido por Wittgenstein con el fin de aclarar cuál debe ser el método que ha de seguir la filosofía a la hora de analizar la complejidad que impera en nuestro lenguaje. Este se caracteriza mediante el programa titulado: "la representación perspicua de los hechos gramaticales /lingüísticos/"79. ¿Qué se entiende por "representación perspicua" ("übersichtliche Darstellung") en este contexto? El ejemplo induce a pensar que el perito reconoce en el barco de vapor los diferentes motores que se utilizan y sabe discernir cuál es el motor que está siendo activado cuando se alza el ancla. Sin embargo, el lego no ha aprendido a poner en relación los motores con sus acciones concretas y asocia arbitrariamente el ruido a sus inquietudes más conspicuas. Dejemos de lado las emociones que han generado una conclusión errónea y concentrémonos por un instante en esa visión de conjunto a la que alude nuestro filósofo.
En las conferencias impartidas entre 1930 y 1933, Wittgenstein reflexiona acerca del concepto "übersichtliche Darstellung" y se refiere en inglés al término mediante las expresiones "cuadro sinóptico" y "sinopsis", e incluso usó "synoptizing"80. La traducción de este término mediante la expresión "representación perspicaz"81 puede ser más adecuada que las utilizadas generalmente mediante las locuciones "vista de pájaro"82, "visión sinóptica"83 o "representación analizable"84. G.P. Baker y P.M.S. Hacker sugieren, en su comentario al § 122 de las Investigaciones filosóficas, la traducción de "übersichtlich" por "to survey" y la definen de la siguiente manera: " en el mismo sentido en que uno puede dar una mirada [survey] a una escena desde lo alto de una montaña"85. Ninguna de estas traducciones es incorrecta, pero todas oscurecen la preeminencia que asume en la obra wittgensteiniana la coincidencia expresiva de "übersichtliche Darstellung". La interpretación habitual acepta una perspectiva amplia en la que asumimos un punto de vista sistémico sobre el cual se observa algo. Es decir, poseemos una visión sistemática de conjunto de nuestras representaciones del significado de los términos y un escrutinio del uso ordinario de las expresiones usadas en el lenguaje.
Sin embargo, esta visión lingüística que ha estado asociada por la mayoría de los intérpretes a las Investigaciones filosóficas, pasa por alto un elemento clave en el que Wittgenstein había puesto especial empeño. Así pues, en sus observaciones indica que la representación perspicua pone especial énfasis en ser entendida como una "representación descriptiva" (Darstellung). Por tanto, en cualquier representación perspicua ha de preponderar la "exhibición" frente a la "representación mental" (Vorstellung). La única manera de "presentar" algo es hacer visible lo que no podemos ver perentoriamente debido a nuestra propia experiencia que lo domina todo. Lo que Wittgenstein denomina "Übersicht"; es decir, perspicuidad, está en correlación directa con la exhibición de conjunto, ya que, de no ser así, no podríamos sistematizar todo lo que se representa. Es una opinión concomitante y, por ello, es importante que adquiramos una (re)presentación perspicua de todo lo que se nos exhibe en el lenguaje.
Nos damos cuenta de la relevancia de la presentación de este hecho si analizamos detalladamente el origen del § 122 de las Investigaciones filosóficas86. Este apartado se genera a partir de tres observaciones. La primera se sitúa en una fecha muy temprana y es consecuencia de una crítica a la posición mantenida en el Tractatus en la que anota que la gramática carece de perspicuidad. La gramática indica la forma como el lenguaje se representa (Form der Darstellung). Esta modalización de la forma es sumamente importante a la hora de adquirir cierta perspicuidad. Las siguientes observaciones están íntimamente vinculadas al The Big Typescript y rezan así: "el concepto de representación perspicua tiene para nosotros un significado fundamental. Designa nuestra forma de representación, el modo en que vemos las cosas. (Una especie de cosmovisión que parece ser típica de nuestro tiempo. Spengler).
Esta representación perspicua facilita comprender /comprensión/, que consiste precisamente en que vemos los nexos. De aquí la importancia de los nexos, /de encontrar los nexos/" 87.
El segundo aspecto que cabe reseñar está vinculado a la observación que se realiza en el pasaje analizado en el que se hace un uso equívoco del término "Darstellungsform". En dicho apartado se nos indica que podemos modalizar cómo vemos las cosas. La forma de representación (Darstellungsform) gramatical se supedita a la "Auffassungsweise", es decir, al modo como asimilamos una visión de conjunto. Algunos autores han querido ver aquí una cierta similitud al modo como se asimila una regla88. Sin embargo, el aspecto que hay que recalcar es el carácter modal de la representación perspicua.
El tercer aspecto indica que la representación perspicua facilita la comprensión. Si bien el término "comprensión" es un término sumamente denostado por Wittgenstein89, sin embargo, en dicho pasaje se entiende de modo efectivo al ser vinculado al término "nexo" que juega un papel importante a la hora de entender una representación perspicua. Según nuestro autor, "vemos" los nexos, lo que asentaría la tesis arriba expuesta según la cual toda representación perspicua presupone una presentación. No parece pertinente que liguemos aquí el término "comprensión" a la familia conceptual vinculada a ciertas funciones mentales que desarrollamos en el entendimiento, la comprensión, el modo de ver e interpretar. Ciertamente, esta interpretación se sustentaría sobre un empleo coloquial del mismo y genera ciertos equívocos. Lo particularmente relevante que hay que resaltar es el hecho de que cierta actividad comprensiva esté ligada a que podamos percibir externamente los nexos por lo que podemos conseguir una cierta visión de conjunto.
Conclusión
En las Investigaciones filosóficas aparecen dos observaciones sumamente esclarecedoras acerca del papel que juega la gramática en la filosofía. La primera afirma que la esencia se expresa en la gramática90. Para que ubiquemos adecuadamente el tema se refiere, entonces, a la "teología de la gramática", cuyo fin es determinar qué tipo de objeto es algo91. A modo de conclusión, podemos sintetizar los temas que aborda la gramática filosófica. Como hemos podido observar, la gramática filosófica reflexiona acerca del papel que asumen las reglas en nuestro lenguaje. Debe dar cuenta de cómo dichas reglas inciden sobre el significado de los términos y del uso que de ellos hacemos en nuestro discurso. La gramática aclara por qué ciertos posicionamientos son comprensivos y otros no. Otro aspecto que resulta interesante es saber qué representan las reglas del lenguaje y si dichas reglas generan un tejido entre ellas. Como hemos indicado, las reglas gramaticales son consideradas arbitrarias cuando se refieren al lenguaje. Las reglas hacen un uso autónomo del lenguaje. Al mismo tiempo hemos profundizado en la discusión acerca de la relación entre la totalidad de las reglas y la vaguedad subyacente a estas. Otro punto importante al momento de estudiar la gramática es saber si su lenguaje tiene que estar forjado "fenomenológicamente". Finalmente, se ha discutido cómo se puede conseguir una representación perspicua de las reglas gramaticales que nos permita discernir si un lenguaje es correctamente usado o no.
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