INTRODUCCIÓN
Los camélidos sudamericanos son especies propias de los Andes, capaces de producir y reproducirse en condiciones medioambientales extremas (Quispe et al., 2008). El útero de la alpaca (Vicugna pacos) es de tipo bicornuado y se ubica en la cavidad pélvica, el cuerpo uterino es relativamente pequeño, siendo el cuerno izquierdo más grande que el derecho, el endometrio es liso y no presenta carúnculas (Novoa, 1970). Asimismo, presenta mayor irrigación sanguínea en el cuerno izquierdo respecto al cuerno derecho, lo cual permitiría al cuerno izquierdo mantener la gestación (Del Campo et al., 1996).
Estas particularidades se evidencian también en la llama (Lama glama), donde se describen arterias propias de esta especie, como la arteria vaginal caudal, vesical media, vaginal craneal y uterina dorsal, entre otras; siendo evidente la mayor irrigación del cuerno izquierdo frente al derecho (León et al., 2011). En el camello (Camelus dromedarius) también se describe el mayor tamaño del cuerno izquierdo frente al derecho, además de indicar que el tejido conectivo del estroma endometrial alberga a las glándulas endometriales; de igual forma, se describe una delgada capa de tejido muscular liso (Srikandakumar et al., 2003). En el aspecto reproductivo, el mayor porcentaje de gestación se ubica en el cuerno izquierdo, tanto en alpacas como en llamas (Sumar, 1996).
La placenta es un órgano mediante el cual se intercambian los gases, nutrientes y desechos entre la madre y el feto, siendo su desarrollo y funcionamiento fundamental para llevar exitosamente la gestación (Espinoza, 2011; Roa et al., 2012). Los cambios anatomo-fisiológicos vasculares en la gestación a nivel sistémico y uterino son fundamentales para entender el incremento del flujo sanguíneo uterino, la microcirculación y circulación en el espacio intervelloso de la interfaz materno-fetal (Apaza y Huamán, 2015).
La placenta de los camélidos sudamericanos es de tipo epiteliocorial difusa (Novoa, 1970). La interfaz materno-fetal consiste en una intrincada interdigitación de microvellosidades, la cual se observa como unión profunda entre la placenta y el epitelio uterino, la cantidad de capilares es mucho mayor a lo observado en otras especies que presentan este tipo de placenta, lo cual podría ser una adaptación para mantener una gestación en condicionesde granaltitud (SumaryAdams, 2007). En porcinos, la placenta presenta un tipo de fluido sanguíneo de contracorriente a corriente-cruzada y está clasificada como epiteliocorial difusa (Miglino et al., 2001). En general, la sangre oxigenada llega al feto desde la placenta por medio de la vena umbilical izquierda, vena que desemboca en los sinusoides hepáticos y allí se mezcla con sangre no oxigenada que proviene de la vena porta, la que se distribuye en el intestino drenando su contenido hacia el hígado (Sánchez y Von Lawzewitsch, 1984). En dromedarios se indica que la sangre que viene de la placenta ingresa al feto a través de dos venas umbilicales que vacían su contenido en el seno venoso intraabdominal, una vena ingresa y emerge del hígado (Elgozouli y Osman, 2013).
El presente estudio tuvo como objetivo describir la angioarquitectura del complejo uterino-fetoplacentario para determinar las características de la irrigación arterial en útero grávido, así como la irrigación placentaria y fetal en alpacas.
MATERIALES Y MÉTODOS
Animales
Se utilizaron 26 alpacas hembra adultas mantenidas en pasturas naturales. Los animales se encontraban en adecuadas condiciones sanitarias, corporales y reproductivas. Se realizó un empadre controlado en 21 alpacas utilizando machos de capacidad reproductiva conocida y se determinó la gestación mediante ecografía transrectal a los 20 días de la monta.
Las hembras fueron divididas en dos grupos:
Grupo 1: 5 hembras vacías
Grupo 2: 21 hembras gestantes distribuidas en tres subgrupos: SGa = primer tercio de gestación (90±30 días) (n=7); SGb = segundo tercio (180±30 días) (7) y SGc = último tercio de gestación (280±30 días) (7).
Las hembras vacías fueron faenadas y el tracto reproductor fue procesado mediante la técnica de repleción-corrosión para obtener el molde vascular uterino, el mismo que fue posteriormente utilizado para la comparación con los úteros grávidos. Las hembras del Grupo 2 fueron faenadas en las fechas programadas (90, 180 y 280 días pos-monta aproximadamente). Tres (3) especímenes de cada subgrupo fueron procesados para obtener el molde vascular uterino y cuatro (4) especímenes fueron utilizados para obtener el molde vascular placentario y fetal. El faenamiento de los animales fue de acuerdo con el procedimiento estándar en el país (aturdimiento e hipovolemia).
Procesamiento de Muestras
Luego del faenado, las hembras fueron cuidadosamente evisceradas a fin de describir la irrigación arterial uterina, placentaria y fetal. Para este fin se utilizó la técnica de repleción-corrosión, (Bustamante et al., 2007) la cual sigue los siguientes pasos:
En los especímenes para obtener el molde vascular uterino se canuló la arteria aorta abdominal caudal y se hizo la infusión de suero fisiológico para limpiar todos los vasos de los restos de coágulos sanguíneos, dejando reposar por 12 horas como mínimo. Luego se hizo la infusión de látex de moldeo hasta que se alcanzó la circulación uterina. Seguidamente se realizó la fijación del cuerpo de la alpaca utilizando formol al 10% por 20-30 días, previo retiro de los miembros posteriores y anteriores para facilitar su posterior disección. Finalmente se realizó la disección y posterior transparentado y corrosión, utilizando hidróxido de potasio al 30% (los especímenes se transparentan entre los 15 y 18 días de iniciado el proceso, y luego se observa destrucción progresiva del tejido).
En los especímenes para la evaluación fetal se retiró el útero grávido, se realizó una incisión dorsal del útero y se retiró el feto, determinando en el cordón umbilical, las arterias y las venas umbilicales. Luego se realizó la infusión del látex de moldeo (rojo para arteria y azul para vena), primero hacia el feto y luego hacia la placenta. Posteriormente se sumergió el espécimen en formol al 10% por 20 días, para finalmente realizar la disección, transparentado y corrosión mediante maceración en una solución de hidróxido de potasio al 30% por 60 días a fin de realizar la descripción anatómica.
El presente estudio fue autorizado por el Comité de Ética y Bienestar Animal de la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, mediante Constancia de Autorización Ética N.º CEBA-2020-01.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Irrigación Uterina
La irrigación arterial del útero de la alpaca vacía no presenta gran variación con aquella de la hembra grávida (Figura 1), siguiendo el mismo patrón, a excepción de la forma de las arterias espiraladas que se encuentran muy sinuosas, porque el útero se encuentra en su tamaño normal, aún sin distenderse por causa de la gravidez.
La estructura arterial del útero grávido de alpaca se presenta en la Figura 2. La irrigación arterial del tracto reproductivo proviene de diversas arterias que tienen como origen la arteria aorta abdominal, donde a nivel de las vértebras L4-L5 se origina la arteria ovárica con dirección lateroventral hasta alcanzar el ligamento ancho. Esta arteria se sitúa lateral al tracto reproductivo y alcanza al ovario mediante una rama lateral denominada arteria ovárica propia. Asimismo, se observa otra rama encargada de irrigar el oviducto, parte del ligamento ancho y el extremo del cuerno uterino, denominada rama oviductal; sin embargo, la arteria principal denominada ahora arteria uterina craneal, continua hasta acercarse al mesometrio, donde se bifurca en dos ramas que ingresan a los cuernos uterinos mediante su borde caudal, una es la rama lateral que se dirige por la cara dorsal del borde posterior de los cuernos uterinos, y la otra rama denominada rama medial se dirige por la cara ventral de los cuernos uterinos. Estas dos ramas se continúan con las ramas lateral y medial de la arteria uterina caudal, respectivamente, formando un círculo de irrigación de la cual se desprenden las arterias espiraladas (Figura 2D,E,F). Estas últimas irrigan los cuernos uterinos, dorsalmente se pueden ver entre 21 a 23 arterias y ventralmente entre 14 a 16 (Figura 2A,C).
Caudal al origen de las arterias ováricas en la arteria aorta abdominal, se originan dos arterias de mayor calibre, denominadas arterias iliacas internas, de la cual se origina la arteria pudenda interna y la cual a su vez da origen a la arteria urogenital, de donde sale la arteria vaginal y la arteria uterina caudal. Esta última recorre cerca al borde de inserción del ligamento ancho a nivel del cérvix, avanzando en forma caudocraneal por el borde lateral del útero y los cuernos uterinos. La arteria, a nivel del final del cuerpo uterino, se bifurca, dando origen a dos ramas arteriales uterinas, la rama lateral y la rama medial, las que se continúan con las ramas lateral y medial de la arteria uterina craneal, respectivamente. Ventralmente, la arteria uterina caudal derecha, posterior a la bifurcación que dan origen a las ramas lateral y medial, da origen a una rama medial izquierda que irriga la porción media anterior del cuerno uterino izquierdo, anastomosándose con ramas colaterales de la rama uterina medial izquierda (Figura 2E,F).
Sato y Montoya (1990) describen que la irrigación arterial uterina de la alpaca es suministrada principalmente por las arterias ováricas y las arterias uterinas caudales, teniendo origen en la arteria aorta abdominal, de la misma forma a lo descrito en el presente trabajo. Sin embargo, en ninguno de los especímenes se pudo observar el origen de las arterias ováricas de un tronco común, tal como lo mencionan dichos autores. La presencia de la anastomosis entre la rama medial de la arteria uterina caudal derecha y la rama medial de la arteria uterina caudal izquierda fue descrita por Del Campo et al. (1996), quienes indican que esta característica asimétrica permite mayor provisión sanguínea hacia el cuerno izquierdo, considerando su funcionalidad durante la gestación en mayor porcentaje de ese lado (Valencia, 2008). Las anastomosis entre las ramas mediales y laterales de las arterias uterinas caudales y de las arterias uterinas craneales incrementan el suministro sanguíneo hacia los cuernos, característica que también fue descrita por Carrera (2004) en alpacas (Vicugna pacos) y por Gallegos (1997) en vicuñas (Vicugna vicugna). No obstante, existen diferencias con la angioarquitectura uterina de llama (Lama glama), donde León et al. (2011) reportaron la presencia de la arteria uterina dorsal, arteria que no fue observada en el presente estudio.
Las arterias espiraladas irrigan los cuernos uterinos y tienen su origen de las ramas laterales y mediales de las arterias uterinas caudales y craneales anastomosadas. Se observaron de 20 a 23 en el cuerno izquierdo y de 18 a 20 en el cuerno derecho (Figura 2A,C), mientras que en hembras vacías se observan de una forma altamente sinuosa y que se ramifican y disminuyen su calibre a medida que ingresan hacia la mucosa uterina, donde llegan en forma de capilares (Valencia, 2008). Sin embargo, en estado de gravidez, por la distensión del útero, pierden este aspecto sinuoso y se muestran más rectas, siendo este estiramiento progresivo a medida que avanza la gestación y el útero se distiende, sobre todo en estadios más avanzados de la gestación (Figura 2A,C).
Irrigación Placentaria
Las placentas procesadas por la técnica de repleción-corrosión fueron limpiadas y descritas según los vasos sanguíneos observados (Figura 3).
La placenta desde estadios muy tempranos ocupa todo el interior uterino, abarcando los dos cuernos y el cuerpo. En el presente estudio, el cuerno grávido fue el izquierdo en todos los casos. La irrigación fetoplacentaria observada siempre fue en mayor grado en el cuerno grávido. Hubo un mayor número de ramas venosas y arteriales en dicho cuerno. El calibre se incrementa con la edad gestacional, así como una mayor ramificación. Todas las ramas arteriales y venosas se anastomosan entre sí. Desde el segundo tercio de gestación en adelante se observan cuatro grandes vasos saliendo de la placenta por el cordón umbilical hacia el feto, dos de los cuales corresponden a las arterias y dos a las venas umbilicales. De estas, una vena y una arteria se generan de la parte anterior del cuerno grávido, llegando sus ramificaciones hasta la mitad de este cuerno, en tanto que los otros dos vasos, una arteria y una vena, se generan de la parte posterior del cuerno grávido, llegando hasta el cuerpo y el cuerno no grávido, con evidente menor ramificación que el cuerno grávido. Todos los vasos (arterias y venas) presentes en la placenta, se encuentran anatómicamente debajo del corion. Por otro lado, en el borde anterior de ambos cuernos placentarios, se puede observar una franja libre de vellosidades coriónicas, denominada franja avillosa (Meesters et al., 2019), de aspecto liso, donde se ubican los vasos más grandes.
La placenta de alpaca es de tipo epitelio-corial difusa (Olivera et al., 2003). En el primer mes de la gestación comienza a formarse las microvellosidades, puesto que macroscópicamente la superficie exterior del corion tiene aspecto liso (Figura 3B), mientras que en el segundo mes es posible ver el característico aspecto rugoso de las microvellosidades coriónicas (Fowler, 2010). En estadios tempranos (30 días de gestación), se logró observar vasos sanguíneos atravesando el cordón umbilical primitivo, los que corresponderían a la vena umbilical (Figura 3A, línea naranja), que estarían dirigiéndose a formar el seno venoso, a través del hígado aun en formación (Castro et al., 2015). También se observó la arteria umbilical izquierda, la que se dirige hacia la zona inguinal del embrión (Figura 3A, línea azul). No obstante, debido al reducido tamaño y la friabilidad extrema del tejido embrionario, fetal y placentario durante el primer tercio de gestación, no se pudo realizar la técnica de repleción-corrosión con látex, pero que según Noden y De Lahunta (1985), estos vasos se estarían originando en las arterias y venas alantoideas en estadios muy tempranos de desarrollo.
A partir del segundo tercio de gestación se pudo aplicar el látex de moldeo a través de los vasos umbilicales, los cuales pueden diferenciarse macroscópicamente por el evidente mayor grosor de la pared muscular en las arterias umbilicales y las paredes más flácidas y delgadas en las venas umbilicales (Barrios-Arpi et al., 2016). Se observan cuatro vasos a lo largo de todo el cordón umbilical (2 arterias y 2 venas). Las arterias y venas umbilicales se distribuyen por debajo del corion (Fowler, 2010), ramificándose en arterias de segundo y tercer grado (Figura 3D) hasta terminar en capilares que ya no fueron posibles de moldear, ubicados al exterior del corion, en íntima oposición al endometrio, tal como fue descrito en dromedarios (Eisa, 2008), los que se anastomosan mayormente hacia el borde caudal de la placenta (Ayala, 2019).
Hacia el borde anterior de la placenta, del segundo tercio en adelante, se observa una zona libre de vellosidades coriónicas, la franja avillosa (Meesters et al., 2019), que va desde la zona medial hasta el extremo de los cuernos uterinos, debajo de la cual se ubican los grandes vasos provenientes de las arterias y venas umbilicales. Ante esto, para una mejor descripción anatómica, se propone denominarlas arteria y vena placentaria izquierda y derecha, respectivamente (Figura 3D,E).
Irrigación Fetal
La irrigación fetal fue descrita en especímenes procesados mediante la técnica de repleción-corrosión y se realizó la descripción en base a lo observado y la evidencia fotográfica (Figura 4). La irrigación arterial en el feto presenta características particulares que la diferencian de la circulación extrauterina, siendo la diferencia más resaltante que la sangre oxigenada ingresa mediante las venas umbilicales y la sangre venosa sale mediante las arterias umbilicales (Valentich et al., 2008).
De la misma forma, la sangre ingresa al feto mediante dos venas umbilicales, las mismas que se mantienen separadas a lo largo de todo el cordón umbilical, pero se anastomosan dentro de la cavidad abdominal del feto formando un solo vaso llamado seno venoso, que ingresa al hígado, tal como fue reportado en dromedarios (Camelus dromedarius) (Elgozouli y Osman, 2013), donde se ramifica en tres vasos medianos, los cuales a su vez se distribuyen a lo largo de todo el órgano. Esos vasos, hacia la cara posterior, se vuelven a juntar en uno solo que emerge hacia atrás para unirse a la vena cava posterior, formando el conducto venoso (Figura 4D), que se une craneal a la emergencia de la vena gástrica (Elgozouli y Osman, 2013). La circulación continúa mediante la vena cava posterior, la cual ingresa a la aurícula derecha, donde la presencia del agujero oval permite que la sangre ingrese a la aurícula izquierda, desde donde pasa al ventrículo izquierdo y sale mediante la arteria aorta, donde se encuentra el Conducto Arterioso (Sanchez y Von Lawzewitsch, 1984; Arteaga-Martínez et al., 2017) que desvía parte de esta sangre hacia el tronco pulmonar (Figura 4E.).
La arteria aorta se continúa con la aorta abdominal, y caudal a la ramificación de las arterias iliacas, existen dos ramas que emergen, haciendo una curva cercana a la región ventral del abdomen, se juntan y se dirigen hacia la región umbilical. Estos vasos salen por el cordón umbilical, denominándose venas umbilicales (Elgozouli y Osman, 2013), de las cuales, la vena umbilical derecha se dirige hacia el cuerno derecho y la vena umbilical izquierda se dirige hacia el cuerno izquierdo, manteniendo su lateralidad (Figura 4C).
CONCLUSIONES
Los úteros grávidos y no grávidos presentan las mismas arterias irrigando el útero. En las hembras vacías se encuentran de forma espiralada, estirándose durante la gravidez.
Existe una mayor provisión sanguínea hacia el cuerno izquierdo de la alpaca. La sangre arterial proviene tanto de la arteria ovárica como de la arteria uterina caudal. Las arterias espiraladas se encuentran en mayor número en el cuerno izquierdo con relación al cuerno derecho. Estas arterias se estiran a medida que avanza la gestación.
No se pudo observar la presencia de la arteria uterina dorsal que fue reportada en llamas.
La placenta muestra una franja libre de vellosidades en el borde anterior, donde se asientan los grandes vasos que provienen del cordón umbilical. Se plantea el nombre de arteria placentaria derecha e izquierda para su mejor descripción.
Las dos venas umbilicales se unen dentro de la cavidad abdominal del feto para formar el seno venoso, el cual ingresa al hígado, desde donde ingresa hacia la vena cava posterior mediante el conducto venoso.
De la arteria aorta emerge un vaso corto que lleva sangre hacia el tronco pulmonar, denomina conducto arterioso.
De la arteria aorta abdominal, posterior a las arterias iliacas, emergen dos vasos que se dirigen hacia la zona umbilical, donde se juntan para emerger desde el feto hacia la placenta, denominados arterias umbilicales.