Sra. Editora: Con sumo interés he leído el artículo “Características y frecuencia de tuberculosis antes y durante la pandemia por COVID-19 en adultos atendidos en un centro de atención primaria, Lima-Perú, 2019-2020” 1, publicado por Calixto et al. en la Revista Horizonte Médico, volumen 23, n.˚ 1, en donde se concluye que la prevalencia de la tuberculosis (TBC) fue mayor en el año 2020 en un centro de salud del primer nivel de atención, debido a un menor abordaje de los programas de TBC a causa de la pandemia por la COVID-19. Por tal razón, se considera oportuno reflexionar al respecto, dada la importancia significativa de la temática abordada.
Toda investigación que incentive a cuestionar el abordaje actual de dicha enfermedad en los distintos niveles de salud contribuye a la mejora de la calidad del servicio y, sobre todo, a corregir errores que han colocado al Perú como uno de los países con mayor carga de TBC y tuberculosis multirresistente (TB-MDR), no solo en la región de América Latina, sino a nivel mundial. La alta prevalencia de esta enfermedad en este país se puede explicar por los factores sociodemográficos, clínicos y ambientales que presenta la población y que se han evidenciado en mayor magnitud en el contexto epidemiológico de la pandemia por la COVID-19. Por tanto, los resultados de una investigación permiten el desarrollo del pensamiento crítico del lector y el planteamiento de nuevas estrategias para abordar la problemática actual 2.
Dilas et al. 3 mencionan el potencial del personal de enfermería en su aporte significativo al éxito del tratamiento en pacientes con TBC, puesto que asumen un rol protagónico en cuanto a la educación para ayudarles a mejorar su comportamiento preventivo, lo que deriva en una mayor participación y una menor prevalencia de personas afectadas por la TBC. Además, agregan que las investigaciones muestran que la educación en salud (EES) puede ser primordial para lograr el éxito de la adherencia al tratamiento. Por tanto, los resultados muestran el efecto positivo y significativo del apoyo social en la EES, asimismo, indican que los pacientes con TBC tienen la necesidad de recibir información en salud y apoyo social basado en motivación, así como supervisión para la adherencia al tratamiento.
En contraposición a esto, es evidente que existe un escaso vínculo entre el abordaje de los factores de riesgo, la EES y los programas de TBC brindados por los distintos niveles de salud del Perú, reportado con anterioridad por Ortiz-Ruiz et al. 4 y por Dilas et al., quienes señalan que brindar el tratamiento farmacológico no es suficiente puesto que luchar contra esta enfermedad implica un abordaje integral 3, lo cual coincide con los factores sociodemográficos encontrados por Calixto et al. 1.
Ante tales hallazgos, se vuelve necesario un enfoque integral para el tratamiento de las personas con TBC, así como el apoyo social para favorecer la adherencia a la medicación de la TBC. Esto contribuirá a mejorar la salud psicológica, disminuir el estrés y aumentar la autoeficacia frente a la enfermedad. Tanto doctores como enfermeras deben ejercer mayor influencia y motivación para el tratamiento del paciente con TBC 3,4.
Por tanto, la difusión del artículo resulta necesaria, pues la tuberculosis corre el riesgo de convertirse en una enfermedad que no tiene cura, debido a la resistencia a los medicamentos y a los programas de vigilancia y control de la enfermedad mal administrados. Por tal razón, la identificación de la problemática permitirá la elaboración de planes integrales y sostenibles en el tiempo.