Sr. Editor,
La infección en el sitio operatorio (ISO), es la complicación quirúrgica postoperatoria más frecuente en cirugía general. Esta es más frecuente en casos de intervenciones de emergencias, compromete el pronóstico del paciente, ocasiona elevados costos en salud, y aumenta considerablemente el riesgo de reintervención. La terapia por presión negativa (TPN) es una estrategia innovadora que se planteó hace aproximadamente dos décadas, y que se ha reproducido paulatinamente en todo el mundo. Esto ocasiona que aún existan diversidad de evidencia cuando es utilizada en muchísimas enfermedades y bajo diferentes contextos. No obstante, permite obtener resultados contundentes en el tiempo de cicatrización, disminución de complicaciones (principalmente dehiscencia e ISO), disminución de estancia hospitalaria, entre otros factores.
En Latinoamérica, es muy escasa la evidencia sobre el uso de esta estrategia, y es nula respecto a su uso en casos de emergencia sin poderse determinar su impacto en nuestro medio. Recientemente, Lakhani et al3realizaron un meta-análisis de 7 estudios con un total de 1199 pacientes, donde evaluaron la tasa de ISO en pacientes sometidos a laparotomía de emergencias en quienes se usó TPN (n=566) vs. grupo control (cuidado estándar, n=633). El grupo de TPN presentó menor razón de infección (13,6% vs. 25,1%), con una reducción de 57 puntos porcentuales en la probabilidad de presentar ISO (OR 0,43; IC 95%: 0,30 - 0,62). Adicionalmente, se encontró que la probabilidad de presentar dehiscencia al utilizar TPN es 0,36 (7,7% vs. 16,9%; IC 95%: 0,19 - 0,72) veces, en comparación a no usarla. También, la incidencia de complicaciones generales fue significativamente menor en el grupo de TPN (15,9% vs. 30,4%; OR 0,41; IC 95%: 0,28 - 0,59)(3), a diferencia de los desenlaces estancia hospitalaria y readmisión. Los autores concluyen que utilizar TPN se asocia significativamente con menor incidencia de ISO, complicaciones asociadas a la ISO y de dehiscencia en laparotomía de emergencias3, por lo cual, debería ser considerada como manejo profiláctico. Este podría ser el único meta-análisis a la fecha que ha evaluado estos desenlaces, a pesar que incluyeron tanto estudios prospectivos como retrospectivos.
Norman et al2actualizaron en mayo del 2022 la más reciente versión del meta-análisis liderado por la colaboración Cochrane, sobre el uso de TPN para curación de heridas quirúrgicas por cierre primario. Y, aunque este escenario es completamente diferente al de laparotomía de emergencias, los autores meta-analizaron 68 ensayos controlados aleatorizados con un total de 13.340 pacientes, donde encontraron que de 6384 pacientes en quienes se reportó mortalidad, esta fue menor en el grupo de TPN (0,84%) vs. cuidado estándar (1,17%), pero con un estimado impreciso (RR 0,78; IC 95%: 0,47 - 1,30). Sin embargo, el estimado encontrado sobre la incidencia de ISO fue estadísticamente significativo y, a favor del uso de TPN (8,7% vs. 11,7%; RR 0,73; IC 95% 0,63 - 0,85), en un pool de 11.403 individuos2. Respecto a los análisis de costo-efectividad, la evidencia es muy heterogénea e imprecisa, concentrándose solamente en casos de cesáreas en mujeres obesas, artroplastias, reparación de fracturas de miembros inferiores, y cirugías vasculares2. Por ende, no se conoce el impacto real que podría tener la TPN en materia de costo-efectividad y costo-utilidad.
Particularmente en Latinoamérica, se han llevado a cabo algunos estudios, como el de Lozano-Balderas et al4, quienes ejecutaron un ensayo controlado aleatorizado para evaluar la asociación entre el uso de TPN e ISO en 81 laparotomías con heridas quirúrgicas contaminadas clase III y IV sometidas a cierre primario, primario tardío y TPN. Se encontró que la incidencia de ISO fue de 0% en el grupo de TPN, comparado con un 37% y 17%, para cierre primario y cierre primario tardío4. En Colombia, Ordoñez et al.5discutieron el uso de esta terapia en manejo de control de daños, donde resaltan el avance en el manejo de heridas en laparotomías, pero que aún existían vacíos como la escasez de datos primarios en ese país5. Esto dificulta la reproducibilidad de esta estrategia en el contexto latinoamericano, donde los recursos son limitados y se deben utilizar intervenciones soportadas con evidencia sólida. No obstante, de acuerdo a los objetivos planteados por la cirugía global6, es necesario estimular y apoyar el desarrollo de estrategias terapéuticas que impacten sustancial y positivamente sobre indicadores de enfermedad, calidad de vida y capacidad funcional de los pacientes quirúrgicos.