Señor Editor:
La pandemia por la COVID-19 provocó el cierre de instituciones educativas en todo el mundo, por lo cual sus actividades y metodologías de aprendizaje tuvieron que adaptarse a un escenario virtual. Este cambio ha repercutido en el proceso educativo del estudiante de medicina, en el cual es fundamental un aprendizaje clínico basado en la atención de pacientes 1. Por ello, en esta carta compartimos nuestra perspectiva desde el pregrado de medicina acerca de la efectividad y limitaciones que ha tenido la incorporación o adaptación de algunos modelos educativos, técnicas de aprendizaje activo y nuevas herramientas en el entorno virtual.
En los últimos años previos a la pandemia, muchas escuelas de medicina han buscado incluir el modelo de aprendizaje del "aula invertida" (flipped classroom), cuyo enfoque metodológico en el aprendizaje activo permite al alumno construir individualmente su aprendizaje, para luego aplicarlo resolviendo problemas dirigidos durante la clase 1. Actualmente, el uso de la tecnología es una herramienta educativa útil para continuar con este modelo de aprendizaje; sin embargo, encontramos barreras propias de la virtualidad como problemas técnicos, falta de interacción social, poca motivación del alumno y la ausencia del desarrollo de habilidades clínicas prácticas fundamentales para la carrera profesional.
La estrategia más conocida y utilizada del aula invertida es el "Team Based Learning" (TBL) 2. Sin embargo, sentimos que ha perdido su efectividad en el entorno virtual debido a factores como la poca interacción personal y la dificultad para monitorear la participación e iniciativa de los estudiantes. Debido a esto, los estudiantes pueden tender a realizar una búsqueda rápida y determinar la respuesta a una incógnita que haya surgido dentro de la resolución del problema, que en un escenario presencial hubiera exigido una mayor preparación del estudiante.
Por otro lado, una de las herramientas principales en el aprendizaje médico es la simulación. En pleno 2021, continúa siendo un reto poder adaptar esta metodología a plataformas virtuales como telesimulación 3. En general, el manejo logístico (conexión, materiales, actores, etc.) y la colaboración de los participantes aún permite lograr un aprendizaje activo. Sin embargo, a nuestro parecer, todavía persiste el obstáculo de solo contar con limitadas sesiones integradas en la malla curricular virtual para abarcar la gran diversidad de temas clínicos y poder adquirir una serie de habilidades blandas como la adaptación, innovación, creatividad y cultura digital.
¿Pero cómo son percibidas las clases virtuales? En una encuesta dirigida a estudiantes y profesionales de la salud en México, más del 50% de los encuestados señalaron que la experiencia en la virtualidad es igual o mejor con respecto a la manera presencial 4. Sin embargo, una limitación que ellos muestran es la menor capacidad para concentrar la atención en la clase en un entorno no escolarizado, lo cual también fue advertido por los estudiantes de nuestra casa de estudios.
Para concluir, siendo un reto lograr un adecuado aprendizaje y cumplimiento de los objetivos de la malla curricular durante la pandemia; las distintas casas de estudio han adquirido o reforzado algunos modelos o estrategias de aprendizaje activo como el "flipped classroom" (aula invertida), dentro del cual destaca el "Team Based Learning". Esto con el fin de simular un aprendizaje presencial o dirigido a un entorno de atención de pacientes en hospital. Sin embargo, existen ciertas limitaciones ante este nuevo entorno virtual como la excesiva carga académica asignada a estudiantes que se enfrentan a un espectro de responsabilidades académicas y no académicas 5. Finalmente, si bien esta pandemia nos ha enseñado a cómo sobrellevar el aprendizaje en medicina humana aún queda un largo camino por recorrer y así potenciar nuestro aprendizaje virtual.