INTRODUCCIÓN
La violencia escolar fue abordada desde sus diferentes roles (víctimas, agresores o de ambos) o sus factores asociados a la victimización escolar como género, discapacidades o defectos físicos, percepciones de la violencia, resolución de problemas sociales y rendimiento académico (1-5), otros autores han abordado el problema desde el análisis del entorno familiar, el clima de la escuela, los docentes, la influencia de los estudiantes y de la comunidad con la que se relaciona 9-13.
Estudios previos del Perú evidenciaron que casi la mitad de la población de escolares adolescentes se reportaron víctimas de violencia escolar 3,4, que fue significativamente mayor en la sierra que en la costa y la selva 3. Los resultados de la investigación de Oliveros M. y col. (2009) en colegios estatales encontró 50,7% de intimidación, y en la sierra (Ayacucho, Huancavelica y Sicuani) fue de 45%, más frecuente en varones que en las mujeres 14. Otros autores encontraron también victimización (56,4%) y agresividad (37,5%) a nivel secundario 3,15.
El Perú ha pasado periodos de elevados índices de violencia social y de género. Ayacucho fue fuertemente afectado por terrorismo y Cusco se situó durante varios años entre las regiones con elevados índices de violencia familiar y de género 16 así como también en las tasas anuales de criminalidad 17; es posible suponer que los indicadores de violencia entre escolares también serán un problema de salud pública.
Un metaanálisis evidenció que los varones fueron más propensos a participar en situaciones de acoso escolar como un agresor, víctima o víctima/agresor 1. Pero las diferencias de género en las tasas de víctimas no fueron consistentes en otros estudios 18,19.
Según el modelo ecológico de Bronfenbrenner, los problemas de conducta son el producto de la interacción entre la persona y el medio donde se desenvuelve 20,21, esto supone la necesidad de analizar el problema de la victimización escolar en el contexto donde se desarrollan los adolescentes, su entorno familiar, escolar y social. El género de los adolescentes es una variable básica que los distingue y es necesario tomar en cuenta ya que las personas aplican un trato diferenciado según sea el género de la persona con la que se interactúa. Por ejemplo, la discapacidad del varón o de la mujer es apreciada por sus pares de manera diferente; también los padres 13 y los profesores tratan a sus hijos o estudiantes de forma diferente según sean varones o mujeres 22. Además, las mujeres tienen un comportamiento diferente a los varones frente a la violencia escolar; ellas generalmente buscan más ayuda que los varones victimizados, en un esfuerzo de los varones por preservar los roles de género masculinos dominantes 12,18,23.
En otros estudios, el género estuvo asociado a determinadas formas de victimización; en los varones al acoso físico, mientras que en las mujeres a la victimización indirecta o relacional 10,11,22,23,25, este comportamiento manipulador de mujeres en la adolescencia temprana se asoció a la influencia del grupo de pares del mismo sexo.
Es importante considerar las diferencias en las formas de presentación de la victimización, debido a que las estrategias de intervención que se apliquen necesitan también ser diferenciadas 12. Variables como "género" y "grado" se suman significativamente a la predicción del acoso auto informado 18. Las formas físicas y directas de victimización son más evidentes para todos y por lo tanto se consideran siempre más dañinos y graves que las formas relacionales, y su intervención generalmente es fuerte y directa 19. Las formas relacionales, a pesar de las graves consecuencias psicológicas implicadas, por lo general pasan desapercibidas por el personal educativo y son seleccionados con menor frecuencia para buscar estrategias efectivas de intervención.
Esta investigación pretende demostrar que, en los adolescentes escolares de dos colegios de las ciudades de Huamanga y Sicuani, la prevalencia de victimización es aún importante, siendo mayor en los varones y que las características de los colegios están más asociadas con los estudiantes varones, mientras que en ellas es más importantes el rol de los padres.
MÉTODOS
Diseño del estudio
Estudio observacional, transversal analítico. Para el estudio se seleccionaron dos colegios de cada ciudad (Huamanga y Sicuani), uno público y otro privado, por su importancia en términos del número de estudiantes y docentes respecto del total de colegios de la zona.
Población y muestra
Estudiantes de educación básica regular, de ambos colegios que cursaban del primero a quinto año de secundaria durante el año 2015, y que accedieron a responder el cuestionario. Se calculó una muestra significativa con un nivel de confianza 95%, 5% de error y la prevalencia de Bullying de 47% 4, dando un total de 1160 estudiantes. El número de escolares que debía participar por cada colegio se determinó por afijación proporcional, tomando en cuenta la población de estudiantes matriculados en el 2015. Para la obtención final de la muestra y que mantenga la representatividad de los escolares, se seleccionaron al azar las aulas y de ahí se tomaban todos los escolares que cumplían con los requisitos hasta completar el número requerido.
Instrumento de medición
Cuestionario previamente validado en población peruana por juicio de expertos seleccionados por su especialidad y experiencia; el coeficiente de confiabilidad de Kuder Richardson fue de 0,73 24, indicando que tiene consistencia interna aceptable. La victimización se obtuvo de la pregunta "como has sido intimidado o acosado"; la respuesta afirmativa a dos o más formas de acoso de un total de nueve posibles formas se consideró como víctima de acoso 4. El instrumento recolectó información de variables cualitativas nominales de tipo personal como presencia de defecto físico, información familiar como con quien vive, reacción de los padres cuando se portaron mal o cuando fueron acosados. También recoge información del contexto escolar: tipo de colegio, reacción de los profesores ante el acoso, si existían pandilleros en el colegio, si tuvieron amigos pandilleros, si presenciaron algún acto violento y si vieron consumir drogas en el colegio.
Análisis de datos
Se calculó porcentajes, OR crudo con IC al 95 %. Se realizó análisis multivariado de regresión logística binaria y OR ajustado para identificar los factores de riesgo más importantes. Se utilizó el programa SPSS vs 15.
Aspectos éticos
El estudio tuvo la aprobacion del Comité de Ética en Investigación de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Se respetaron los aspectos éticos de la investigación con seres humanos. Las encuestas fueron anónimas para proteger la confidencialidad de los estudiantes, y la veracidad de sus respuestas; su participación fue voluntaria. Se contó con autorización de las autoridades escolares, profesores y la aceptación verbal de padres de familia al explicar los beneficios que se podían obtener al conocer mejor el problema de violencia escolar.
RESULTADOS
Participaron en la investigación 1160 adolescentes escolares. En Huamanga (Ayacucho), se encuestó a 773 estudiantes (66,6%) y 387 (33,4%) en Sicuani (Cuzco); con edades entre 11 a 21 años (media y desviación estándar de 13,83 ± 1,55 y mediana de 14 años). El 54,4% de estudiantes fueron de sexo masculino.
Comparación de factores según localidad
Huamanga y Sicuani mostraron similar distribución por sexo, "vivir con ambos padres", "comunicar el acoso por la víctima", "reacción de los padres con violencia cuando se portan mal" y "tener amigos pandilleros". En Huamanga los estudiantes reportaron significativamente mayor "porcentaje de victimización" (39,7% vs 32,6%), "tener un defecto físico" (30,1% vs 15%), "haber presenciado algún acto violento" y "haber visto consumir droga ilegal en el colegio", que en Sicuani. En Sicuani los estudiantes reportaron significativamente mayor porcentaje como provenientes de "colegio nacional" (77,8% vs 53,2%), "existen pandilleros en el colegio" (70,8% vs 55,5%), "padres que no intervienen al enterarse del bullying", y "docentes que no intervienen al enterarse del bullying", que en Huamanga (Tabla 1).
Factores de riesgo de victimización
Se encontró 433 estudiantes (37,30%) que se reportaron víctimas de violencia entre escolares. Siete de doce características estudiadas fueron factores de riesgo de victimización escolar. El mayor riesgo se encontró con "tiene algún defecto físico" OR = 2,245 (IC95% 1,713 - 2,942).
Los otros factores de riesgo encontrados fueron: "sexo masculino", "padres que reaccionan con violencia cuando se porta mal", "existen pandilleros en el colegio", "tiene amigos pandilleros", "ha presenciado algún acto violento" y "ha visto consumir droga ilegal en el colegio" (Tabla 2).
Factores de riesgo de victimización según sexo
En la tabla 2 se mostró que el sexo estuvo asociado significativamente a victimización. Se analizó en la tabla 3 si los factores de riesgo de victimización estaban también asociados al sexo de la víctima y si esta asociación persistía en el análisis multivariado de regresión logística binaria.
Cuatro factores de riesgo de victimización estuvieron asociados solo al sexo masculino, "tiene amigos pandilleros" con OR de 2,098 (IC95% 1,319 - 3,330), "ha presenciado algún acto violento", "ha visto consumir droga ilegal en el colegio", y "existen pandilleros en el colegio". El análisis multivariado encontró dos factores de riesgo asociados solamente al sexo masculino: "ha presenciado algún acto violento" con OR ajustado de 1,72 (IC95% 1,122 - 2,636) y "ha visto consumir droga ilegal en el colegio OR ajustado de 1,555 (IC95% 1,076 - 2,246) (Tabla 3).
Cuatro factores de riesgo de victimización estuvieron asociados con ser estudiante mujer: "vive con uno de los padres u otro", "ser de Huamanga", "padres no intervinieron al enterarse del bullying" y "docentes no intervienen al enterarse del bullying". En el análisis multivariado, el sexo femenino solo estuvo asociado con estudiar en "Huamanga" OR ajustado de 1,767 (IC95% 1,119 - 2,790), y vivir "con uno de los padres u otro", OR ajustado de 1,682 (IC95% 1,072 - 2,641) (Tabla 3).
En ambos sexos, "tener un defecto físico" y "padres que reaccionan con violencia cuando se portan mal" fueron factores de riesgo de victimización asociados al sexo de los estudiantes. En los varones con OR ajustado de 1,524 (IC95% 1,051 - 2,210) y de 1,555 (IC95% 1,068 - 2,265), y en las mujeres con OR ajustado de 2,602 (IC95% 1,665- 4,067) y de 1,708 (IC95% 1,122 - 2,600) respectivamente.
Formas de presentación de victimización según sexo
"Te pusieron apodos", "has sido discriminado" y "te enviaron mensajes por mail" fueron las formas de presentación de victimización más frecuentes y sin diferencia significativa de género; pero la última fue la única encontrada más frecuente en mujeres. En el sexo masculino se hallaron diferencias significativas con "te llamaron homosexual" "has sido golpeado", "te forzaron a hacer algo que no querías" y "te escupieron" (Tabla 4).
DISCUSIÓN
Un importante grupo de adolescentes (37,3%) de secundaria en Huamanga y Sicuani se reportó víctima durante el año 2015 y victimización más frecuente en varones que en escolares mujeres como en otros estudios 25,26,27,29. Estas cifras globales son menores a los registrados en otros estudios previos en Perú 3,4,14,16,17; sin embargo, aún son mayores que los de otras regiones de Europa 18,19,29, además de encontrar amplias variaciones entre países 19,29. Un metanálisis publicado en 2010 encontró que los varones fueron más propensos a participar en situaciones de acoso escolar, y que la familia/ ambiente del hogar, clima escolar y comunidad fueron factores que predijeron significativamente la participación como matones y víctimas 1.
La victimización se asocia con problemas psicológicos a largo plazo, disminución de autoestima, molestias psicosomáticas, soledad y depresión, y mayor riesgo de ideas suicidas e intentos de suicidio 20,25. Las víctimas mujeres reportaron mayor estrés emocional y mental 25, terminando en abandono escolar, con consecuencias futuras como delincuencia, intento suicida, entre otros 25.
Factores de riesgo del contexto escolar como "tiene amigos pandilleros", "existen pandilleros en el colegio", "ha presenciado algún acto violento" y "ha visto consumir droga ilegal en el colegio" se asociaron al sexo masculino; sin embargo, en el análisis multivariado solo persistieron los dos últimos en esta investigación. Resultados similares a otros donde los varones privilegian la influencia de los pares (manifestado como pandillaje, consumo de drogas, etc.) en las actividades de violencia escolar, para mostrarse físicamente más fuertes para ser aceptados por sus pares del mismo género 10,12.
El clima escolar, la cultura, y la estructura escolar, se asociaron a delincuencia escolar, la mala conducta y problemas de disciplina, afectando profundamente la seguridad escolar 1,24. Tener amigos delincuentes, asistir a una escuela de menor calidad y con recursos educativos insuficientes eleva los niveles de frustración y delincuencia entre estudiantes y aumenta la probabilidad de violencia. La existencia de compañeros delincuentes con actitudes o comportamientos antisociales fueron fuertes predictores de agresión, violencia y delincuencia en el colegio 26 situando a sus víctimas en estratos inferiores de jerarquías sociales impuestas por los más fuertes 1. Además, el antecedente de llevar un arma (en la escuela o fuera de la escuela), el comportamiento antisocial, uso de sustancias, compañeros desviados y contexto escolar violento fueron las cinco principales condiciones asociadas a llevar un arma a la escuela 28.
Respecto al sexo femenino, se encontró en el análisis multivariado asociación con victimización, estudiar en "Huamanga" y factores familiares como vivir "con uno de los padres u otro". Según otros investigadores, las familias no unidas, el ambiente familiar pobre o negativo y disputas familiares frecuentes provocan estrés familiar y emocional; y se asoció con agresión física en el hogar y con mayores niveles de victimización en el entorno escolar 8,25.
En ambos sexos, "tener un defecto físico" y "padres que reaccionan mal cuando se portan mal" estuvieron asociados significativamente a victimización, pero el riesgo fue mayor en las escolares mujeres.
Tener un defecto físico fue más frecuente entre varones (27,6%), que en mujeres (22,1%); pero en las mujeres se encontró 2,602 veces más riesgo de victimización que el no tenerlo, mientras que para los varones el riesgo fue menor. Tener un defecto físico es peor para las mujeres que para los varones, exponiéndoles a mayor victimización, con las consecuencias académicas, en su autoestima y en su salud mental. Ser portador de un defecto físico, discapacidades o necesidades especiales de salud, pueden hacerlos sentirse diferentes y convertirse en blanco fácil de ser acosados 2,30. Escolares con condiciones diagnosticables tienen mayor riesgo de ser intimidados, particularmente aquellos con defectos de nacimiento y trastornos del desarrollo, que agregado al daño a largo plazo en su autoestima y las consecuencias comunicacionales o intelectuales, visibilizan más su discapacidad 30, reportando mayor victimización y agresión de tipo físico, relacional, verbal y cibernético 2.
Se encontró que "padres que reaccionan mal cuando se portan mal" fue un factor de riesgo de victimización asociado también con ambos sexos. La violencia intrafamiliar por los padres, que incluyen abuso físico, sexual, emocional y negligencia, expone a sus hijos a modelos agresivos de comportamiento 7,8,20. El abuso de niños por parte de los padres se ha asociado con intimidación y victimización de esos mismos niños en entornos escolares 7,8,25. Como explicación se ha propuesto que el maltrato fomenta una desregulación emocional, que luego es transferido a las interacciones con el grupo de pares 20.
El clima familiar en esta investigación también afectó más a escolares mujeres que varones. La mujer tuvo mayor riesgo de victimización cuando manifestó vivir con uno de los padres, o tener padres violentos. Según Bronfenbrenner, los problemas de conducta de sus miembros son el resultado de su interacción con el medio ambiente en la que se desenvuelven 6,20,21. Investigaciones reportaron que las mujeres percibieron relaciones problemáticas con sus padres, trato injusto, negligente y poco cálido 6,7,8 y se asoció con madres más controladoras y sobreprotectoras dañando su autoestima, autoconfianza e independencia 6, bloqueando su iniciativa y capacidad de defenderse ante las agresiones.
El personal de las escuelas debe identificar a estudiantes vulnerables (aquellos con orientaciones sexuales diferentes, discapacitados, con baja competencia social o rechazados por sus compañeros), para orientar hacia ellos las políticas e intervenciones de protección 26. Cuando los estudiantes perciben un apoyo en el clima escolar, presentan mayor disposición para buscar ayuda de los adultos para prevenirla o intervenirla posteriormente; también encontraron que las niñas buscan ayuda más fácilmente que los varones, para todo tipo de problemas dentro y fuera de la escuela 12.
Por lo tanto, las políticas y los programas destinados a reducir el comportamiento agresivo/delincuente en las escuelas, deben centrarse en las cogniciones/creencias problemáticas entre los estudiantes, así como en las influencias desviadas de los compañeros y otros comportamientos antisociales de alto riesgo.
Las formas de victimización más frecuentes en adolescentes de ambos sexos de esta investigación fueron: "te pusieron apodos", "has sido discriminado" y "te enviaron mensajes por mail"; el sexo no fue un factor de riesgo de estas formas de victimización, si bien la última fue más reportada por las estudiantes mujeres. Es necesario más investigaciones para determinar el rol del sexo en las formas de victimización indirectas que se presentan en la población peruana.
El sexo masculino fue un importante factor de riesgo de formas directas de victimización como "te llamaron Homosexual" y "has sido golpeado". A pesar que la primera fue reportada mucho menos frecuentemente (8,9% de los varones), no es menos importante por las implicancias futuras a largo plazo sobre la salud mental del adolescente. Estos resultados son consistentes con otros del Perú y de otros países; aunque no encontramos que las mujeres tuvieron mayor riesgo de violencia indirecta y de exclusión social. Ser varón ha sido considerado como moderado factor de riesgo de victimización violenta en la escuela 1,3,4,26.
En los varones, las formas directas y visibles les permite mejorar su estatus social entre sus pares. Las mujeres utilizan patrones indirectos de comportamiento manipulador para influir sobre sus relaciones sociales en grupos más pequeños de pares del mismo sexo 10 otros investigadores encontraron que los varones reportaron frecuencias semejantes con victimización relacional 10. Esta investigación en cambio, encontró que las formas indirectas de victimización como "te pusieron apodos", "has sido discriminado" y "te enviaron mensajes por mail" fueron reportadas en ambos sexos por igual; mientras que los varones sí reportaron recibir significativamente más agresiones físicas o directas como haber sido golpeados o fue llamado homosexual.
La sociedad promueve competencias sociales distintas de niños y niñas, especialmente durante los años de la preadolescencia y la adolescencia. En los varones para la aceptación de sí mismos como con los demás, se propicia la autonomía y la afirmación, especialmente en el grupo de pares; mientras que, en las mujeres se prefiere la conexión y comunión dentro de relaciones cercanas 6.
Según Dukes, el bullying relacional tiene fuerte influencia en el comportamiento violento con lesiones y portación de armas que el acoso físico 28. Aunque efectos más fuertes en varones se encontraron en ambos sexos. Sugieren que el acosador relacional es más peligroso y tiene consecuencias más negativas que el físico. Las víctimas del acoso relacional son más ignoradas por parte de los adultos, al considerarlos menos grave, requerir menos empatía y menos intervención que el acoso físico. Al ser más sutiles, menos evidentes, más incómodas y más difíciles de controlar, son ignoradas porque los adultos y sus compañeros lo consideran como menos grave y con menor necesidad de intervención por la escuela 5,6,28). El acoso relacional, sin embargo, resultó en mayor depresión, soledad, ansiedad y menor autoestima 28.
Los hallazgos de victimización física o relacional como predictores de "portar armas en el colegio" 5,28, "participación en peleas físicas directas", "consumo de alcohol, marihuana", "agresión y conductas delictivas", entre otras 5, deben repercutir en las estrategias de intervención y en propuestas de investigaciones futuras.
La escuela es lugar para implementar programas anti-bullying, fomentando la participación de los padres, la disciplina en la escuela y el énfasis en lo académico como medio para desalentar el acoso. Las estrategias para abordar tipos específicos de comportamientos, así como de afrontamiento, deben ser específicos de género. Se necesita realizar otras investigaciones para examinar las diferencias, incorporando variables como la aceptabilidad cultural de la violencia, los niveles de conductas agresivas y los programas de prevención.
Entre las limitaciones de nuestro estudio, los datos utilizados fueron de encuestas transversales autos informados, por lo que no podremos evaluar en qué medida estos datos pueden estar sesgados. Los resultados solo pueden ser generalizados a los adolescentes de secundaria de las instituciones educativas estudiadas en las dos ciudades; es difícil saber en qué medida los encuestados en este estudio representan adolescentes en general de las regiones estudiadas, del Perú, o de otras regiones latinoamericanas. Otros estudios similares ayudarán a resolver esta inquietud. Siempre está presente la probabilidad de que estudiantes que son víctimas de acoso no lo reporten en una encuesta, no obstante, esta sea anónima. Sin embargo, siendo una limitación, no hay razón para considerar que los hallazgos obtenidos puedan ser muy diferentes que los reportados por otros estudios.
Concluimos que el acoso escolar es aún un fenómeno importante en los adolescentes escolares de las dos regiones de la sierra del Perú, características del individuo, la familia y la escuela fueron identificados como factores de riesgo asociados al sexo de la víctima. Es necesario una intervención desde la escuela contra la victimización de los adolescentes, tomando en consideración el sexo de las victimas más vulnerables y con activa participación de la familia y los miembros de la escuela.
Un marco integral de abordaje de la seguridad escolar requiere una variedad de estrategias, que abarque rangos de peligros, desde mala conducta menor hasta situaciones que amenazan la vida, intervenciones y políticas efectivas para garantizar la seguridad física y mental y el orden de sus miembros.