INTRODUCCIÓN
El Perú comenzó su cuarentena el 16 de marzo del 2020 1, y con ello la educación presencial universitaria quedó paralizada 2. Este fue el inicio del aislamiento social por la COVID-19, evento que tiene un potencial disruptivo que generó cambios en la conducta humana. Esta adaptación tiene un costo individual y colectivo, que generó patologías, como trastornos de ansiedad, depresión, mixtos o estrés postraumático, según las características individuales y los eventos a los que esté expuesta cada persona. Por esta razón, es importante identificar los factores relacionados a la ansiedad en la población de estudiantes universitarios que se encuentran en aislamiento social por la COVID-19.
El término «ansiedad» proviene de la palabra en latín anxietas, ‘congoja o aflicción’; y consiste en un estado de malestar psicofísico caracterizado por una sensación de inquietud, intranquilidad, inseguridad o desosiego ante lo que se vivencia como una amenaza inminente y de causa indefinida. Asimismo, los trastornos de ansiedad se definen como sentimientos o emociones de temor, aprensión y desastre inminente pero no incapacitantes 3.
La crisis sanitaria ha podido acelerar el desarrollo de patologías relacionadas a la ansiedad persistente, fenómeno descrito y respaldado por estudios a nivel internacional, de poblaciones en confinamiento con consecuencias negativas en su salud mental 4-6.
En ese sentido, es necesario realizar una investigación que permita reconocer los factores asociados a la ansiedad durante el aislamiento social en episodios epidémicos anteriores (SARS y MERS), y observar su relación con la ansiedad que hubo durante la pandemia por la COVID-19.
El impacto de la pandemia de COVID-19 en la salud mental de los estudiantes universitarios es algo incuestionable, debido a los cambios significativos que se dieron en sus vidas a causa de la cuarentena y el aislamiento social. Es en este contexto que se da la necesidad de comprender y abordar los factores relacionados con la ansiedad que experimentaron los estudiantes universitarios durante la cuarentena provocada por la pandemia, ya que se trata de una población de mucho riesgo, dada su edad cronológica y las etapas de desarrollo críticas que atraviesan. Asimismo, se sabe que la ansiedad puede convertirse en un problema de salud significativo si es que no se aborda de manera adecuada; por tanto, conocer cómo afrontaron la ansiedad los estudiantes universitarios durante el aislamiento social permitirá establecer acciones basadas en evidencia, y reforzar o implementar medidas para afrontar correctamente la ansiedad causada por la crisis, como la provocada por la COVID-19, y prepararse para posibles pandemias futuras, dada la vulnerabilidad de este grupo demográfico y su importancia para el futuro del país.
El objetivo del estudio fue determinar la asociación entre los factores de medios de información, psicosomáticos, antecedentes en salud, socioeconómicos, estilos de afrontamiento, conductas frente al aislamiento y la ansiedad durante la cuarentena por la COVID-19 (SARS-COV-2) en estudiantes universitarios de 18 a 30 años de edad, de zonas urbanas con acceso a internet en el Perú, que no hayan sido infectados con COVID-19, y que se hayan encontrado cumpliendo el aislamiento social obligatorio durante el año 2020.
MATERIAL Y MÉTODOS
Diseño de estudio
El presente trabajo de investigación corresponde a un estudio de diseño observacional analítico que utilizó la estrategia de la bola de nieve; asimismo, se realizó en estudiantes de la Universidad Andina del Cusco (Cusco, Perú).
La identificación de las variables se realizó mediante una búsqueda bibliográfica de factores asociados a la ansiedad durante epidemias por coronavirus (SARS, MERS, COVID-19) en los últimos 20 años. Se encontraron estudios sobre la relación de la ansiedad 7 durante dichas epidemias, de las cuales observamos artículos relacionados a la sintomatología de estrés postraumático 3,5,7, a los factores psicosomáticos 8,9, a los medios de información 6,10 y a los estilos de afrontamiento 6,11.
Los criterios de inclusión fueron los siguientes: ser estudiante universitario matriculado en el ciclo académico 2020-I, estar en territorio peruano, tener entre 16 a 30 años cumplidos, tener acceso a internet y estar en aislamiento social obligatorio. Por otro lado, los criterios de exclusión fueron los que siguen: llenado de encuesta de forma parcial, estar infectado por SARS-COV-2 o trabajar en contacto directo con la enfermedad (internos de Medicina).
Participantes
Participaron estudiantes universitarios matriculados en el período de 2020-I, que tuvieran entre 16 y 30 años de edad, con residencia en zonas urbanas, con acceso a internet, no infectados con COVID-19 en el período de realización de la encuesta, y que se encuentren en aislamiento social obligatorio durante el estado de emergencia nacional en el año 2020. Para calcular el tamaño de muestra se utilizaron los datos de la Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria (SUNEDU) 12, de los años 2014 al 2017, según la última actualización; y para la proyección de estudiantes de Medicina matriculados en el año 2020 se utilizó el método matemático de correlación lineal. La fórmula de la recta de regresión es la siguiente: y=a+bx, donde y es la variable dependiente o el valor para predecir; b es la pendiente de la recta a la intersección con el eje de las ordenadas; y x es la variable predictora o independiente. Asimismo, se usó el software estadístico G*Power 3.1.9.7. en un análisis a priori para correlación con dos colas, un error alfa de 0,05, un poder estadístico de 80 % y un tamaño del efecto de 0,2236068, con base en un coeficiente de determinación p2 de 0,05. Observamos un tamaño de muestra de al menos 152 individuos.
Variables
Se consideraron como variables independientes las siguientes:
• Medios de información: medios por los que se informó de las noticias (redes sociales, televisión local, televisión internacional, radio, periódicos, otros); y tiempo de exposición a los medios (menos de 30 minutos, 30 minutos a 1 hora, 1 a 3 horas, 3 a 5 horas, y todo el tiempo que estuvo despierto).
• Psicosomáticos: emociones negativas o positivas frente a la información (nunca cambios frecuentes, a veces cambios frecuentes, cambios frecuentes), noticias falsas, dolor de cabeza, escalofríos, dolor muscular, temblores y escalofríos que no ceden, dolor de garganta, tos y dificultad para respirar.
• Antecedentes en salud: asma, enfermedades inmunodepresoras, hepatopatías, ninguno, antecedentes de enfermedades psiquiátricas.
• Estilos de afrontamiento: afrontamiento espiritual, afrontamiento cognitivo, afrontamiento de apoyo social, bloqueo del afrontamiento.
• Aspectos socioeconómicos y conductas frente al aislamiento: preocupación por los efectos de la cuarentena y el contagio en los familiares y amigos, tiempo invertido en descansar, tiempo invertido en relajarse, tiempo invertido en hacer ejercicio, medidas de protección, marginación ante la COVID-19 y estigmatización.
Por otro lado, se consideró variable dependiente la ansiedad. Las variables intervinientes fueron las que siguen: edad, sexo, país, departamento, ciudad, matrícula 2020-I, ciclo académico, universidad, carrera, religión, nivel socioeconómico, infección de COVID-19, estrés, depresión y sintomatología de estrés postraumático.
Procedimientos
La encuesta se llevó a cabo en línea desde el 15 hasta el 22 de mayo de 2020 a través de la plataforma virtual de Google Formularios. Inicialmente, se contactó a estudiantes universitarios de la Universidad Andina del Cusco mediante redes sociales, como WhatsApp y Facebook, y ellos mismos compartieron el enlace de la encuesta a otros estudiantes de su círculo social.
El cuestionario se dividió en varias partes. En la primera se incluyó una breve introducción a la investigación, instrucciones para completar el cuestionario y una solicitud de consentimiento informado, diseñada para garantizar la protección, la privacidad y la confidencialidad de los datos de los encuestados. La segunda parte consistió en la recopilación de datos sociodemográficos utilizados para evaluar las variables intervinientes.
La tercera parte se centró en preguntas directas para evaluar tres áreas principales: medios de información, antecedentes en salud y la versión abreviada de la Escala de Depresión, Ansiedad y Estrés (DASS-21) 13. Esta última consta de 21 escalas distribuidas en tres factores y se utiliza una escala Likert de 0 (no experimentado) a 3 (experimentado en gran medida o la mayor parte del tiempo) para medir la ansiedad, la depresión y el estrés 14).
Con respecto a la DASS, los puntos de corte para la depresión se dividieron en valores normales (menor que 5), leves 5-6, moderados 7-10 y graves (mayor o igual a 11) 17. Para la ansiedad, se establecieron categorías similares: normales (menor que 4), leves 4-5, moderados 6-7 y graves (mayor o igual a 8) 17. Respecto al estrés, se utilizaron los siguientes puntos de corte: normal (menor que 8), leve 8-9, moderados 10-12 y graves (mayor o igual a 13) 14,15.
La cuarta parte de la encuesta se centró en la Escala de Calidad de Vida WHOQOL-BREF 16, desarrollada por la Organización Mundial de la Salud. Esta escala consta de 24 ítems en una escala Likert de cinco opciones, y abarca seis dimensiones: capacidad sensorial, autonomía, actividades pasadas, participación/aislamiento, intimidad, y muerte y agonía. Los puntos de corte se establecieron en la mitad más 1 para cada dimensión 17 y se utilizó para evaluar factores psicosomáticos.
La quinta parte de la encuesta se centró en la Escala del Impacto del Estresor Revisada versión peruana (EIE-RP), que consta de 20 ítems y se utilizó para evaluar la sintomatología del estrés postraumático. El punto de corte para identificar la presencia de síntomas de esta afección fue mayor a 46 puntos en el total de la escala 18.
La sexta parte incluyó la escala COPE-28, que se utilizó para evaluar los estilos de afrontamiento. Esta escala consta de 14 subescalas y 28 ítems con respuestas en formato Likert de 0 (nunca lo hago) a 3 (siempre lo hago). Se adoptó un modelo de cuatro dimensiones, cuyos puntos de corte se muestran a continuación: afrontamiento cognitivo (mayor que 13), afrontamiento de apoyo social (mayor que 6), bloqueo del afrontamiento (mayor que 11) y afrontamiento espiritual (mayor que 2) 19.
Aspectos éticos
El siguiente trabajo se adhiere a los tres principios establecidos en el Informe Belmont: respeto por las personas, beneficencia y justicia 20. Asimismo, el protocolo de investigación fue aprobado por el Comité de Ética de la Universidad Andina del Cusco mediante Decreto n.° 10-2020-DGI-UAC y Resolución n.° 186-CU-2020-UAC.
RESULTADOS
La muestra estuvo compuesta por 436 participantes, donde el 100 % residía en la ciudad de Cusco, Perú. La edad media fue de 22,26 años (SD 0,237). El 68,6 % correspondía al sexo femenino. El 23,8 % pertenecía a los primeros 4 semestres universitarios; mientras que el 73,2 % pertenecía al quinto y décimo semestre; y solo el 2,1 % superaba el décimo semestre. El 79,7 % manifestó estudiar Medicina Humana; el 1,3 %, Psicología; y el 19,1 %, otras carreras. El 100 % afirmó que ser estudiante de ciencias de la salud significó mayor presión, por parte de familiares y amigos, sobre consejos o soluciones acerca de la COVID-19. El 55,1 % presentó distrés; el 51,7 %, depresión; y el 58,5 %, ansiedad.
Para analizar la relación entre la ansiedad y las dimensiones de medios de información, factores psicosomáticos, antecedentes en salud, aspectos socioeconómicos, estilos de afrontamiento y conductas frente al aislamiento, se realizaron correlaciones de Pearson.
En el caso de los medios de información, se encontraron correlaciones significativas en tres subdimensiones (ver dimensión local, tener cambios frecuentes del estado de ánimo o la ausencia de estos), con coeficientes que varían desde -0,456 hasta 0,159, indicando tamaños de efecto medianos (> 0,30) a grandes (> 0,50) (Tabla 1).
* Sig. < 0,05; ** Sig. < 0,01
p = 0,10 (baja); 0,30 (media); 0,50 (alta)
En cuanto a los factores psicosomáticos, se identificaron correlaciones significativas en doce subdimensiones (dolor de cabeza, dificultad para respirar, dolor de garganta, escalofríos, dolor muscular, no tener sintomatología similar a la COVID-19, tener esperanza hacia el futuro, sentir culpabilidad, aburrimiento, incertidumbre, sentir ira, e informar a las autoridades de conocer un caso de COVID-19), con coeficientes que varían desde 0,149 hasta 0,312 y de -0,159 a -0,385, con tamaños de efecto medianos a grandes (Tabla 2).
* Sig. < 0,05; ** Sig. < 0,01
p = 0,10 (baja); 0,30 (media); 0,50 (alta)
En relación con los antecedentes en salud, se observaron correlaciones significativas en cinco subdimensiones (no tener comorbilidad, tener pensamientos suicidas, tener un plan suicida, no tener intento suicida, prestar atención a la salud mental), con coeficientes que oscilan entre -0,158 y 0,149, llegando hasta 0,247, que indican tamaños de efecto medianos (Tabla 3).
* Sig. < 0,05; ** Sig. < 0,01
p = 0,10 (baja); 0,30 (media); 0,50 (alta)
En el caso de los aspectos socioeconómicos, los resultados no muestran significancia estadística en relación con la ansiedad. La correlación es de 0,049, y muestra un tamaño del efecto de 0,221. En cuanto a los estilos de afrontamiento, se observaron correlaciones significativas en dos subdimensiones (afrontamiento de apoyo social y bloqueo de afrontamiento), con coeficientes que varían desde -0,243 a -0,165, y que muestran tamaños del efecto medianos (> 0,30) (Tabla 4).
* Sig. < 0,05; ** Sig. < 0,01
p = 0,10 (baja); 0,30 (media); 0,50 (alta)
Finalmente, en relación con las conductas frente al aislamiento, se obtuvo correlaciones significativas en cuatro subdimensiones (tiempo invertido en descansar menos de 30 minutos, tiempo invertido en descansar de 3 a 5 horas, tiempo invertido en hacer ejercicio de 1 a 3 horas, y desinfectar las plantas de sus zapatos al retornar a su hogar), con coeficientes que van de 0,143 y -0,135 a 0,167, y que muestran tamaños del efecto medianos (> 0,30) (Tabla 5).
* Sig. < 0,05; ** Sig. < 0,01
p = 0,10 (baja); 0,30 (media); 0,50 (alta)
DISCUSIÓN
A nivel mundial, se han realizado numerosos estudios que abordan los síntomas de ansiedad (6,33-50,9 %), depresión (14,6-48,3 %), estrés postraumático (7-53,8 %) y distrés (34,43-38 %) 21. En el Perú, diversos estudios han identificado niveles de prevalencia de trastornos psiquiátricos, incluyendo trastornos depresivos y de ansiedad, en diversas regiones del país, como la sierra (37,3 %) 22, la selva (39,3 %) 23 y las zonas fronterizas (34,7 %) 24. En los primeros días de la crisis sanitaria por la COVID-19 en Cusco, se reportaron los siguientes porcentajes: 15 % de estrés, 18 % de depresión y 21 % de ansiedad 25.
Desde el inicio de la pandemia, se han observado varios cambios en el comportamiento de los estudiantes de Medicina, destacándose principalmente el aumento de la ansiedad. Nuestros resultados revelan que el 58,5 % de la muestra presenta niveles de ansiedad significativos. Este hallazgo es consistente con el estudio de Saravia-Bartra et al. 26, quienes encontraron un 75,4 % de ansiedad en una muestra de 57 estudiantes de Medicina en Lima, entre abril y agosto de 2020. Al comparar estos resultados con mediciones anteriores a la pandemia, como los estudios de García Arce 27, en Tarapoto en 2014 (28 %), y de Romaní-Ojeda et al. 28, en Lima en 2019 (28,3 %), se evidencia un aumento considerable en los niveles de ansiedad en mayo de 2020, que se duplicaron, y en agosto de 2020, que se triplicaron. Una tendencia similar se ha observado en China, donde Mao et al. 29 encontraron un 27,22 % de ansiedad en estudiantes de Medicina entre enero de 2000 y abril de 2018; mientras que Fu et al. 30 hallaron un 41,1 % en junio de 2020. Asimismo, en muestras similares de abril de 2020, Ordóñez Galeano 31, en Guatemala, encontró un 68 % de ansiedad; Kaparounaki et al. 32, en Grecia, identificaron un 42,5 %; y Nakhostin-Ansari et al. 33, en Irán, registraron un 38,1 %; además, en mayo de 2020, Pérez et al. 34, en Cuba, reportaron un 23,7 % de ansiedad en estudiantes de Medicina (Figura 1).
En el contexto de la pandemia de COVID-19, las personas que experimentan niveles elevados de ansiedad con respecto a su salud son más propensas a interpretar sensaciones corporales benignas como signos de infección, lo cual contribuye a un aumento en su ansiedad. Esto puede afectar su capacidad para tomar decisiones racionales y dar lugar a comportamientos mal adaptativos 35. Nuestro estudio destaca que el factor más relevante desencadenante de la ansiedad en estudiantes universitarios es la pertenencia a la Facultad de Ciencias de la Salud y la necesidad de lidiar con preocupaciones relacionadas con la salud de familiares y amigos en riesgo o infectados por COVID-19. Este hallazgo coincide con el estudio de Lai et al. 36, de diciembre de 2019, en China, donde se informó una carga psicológica significativa y niveles de ansiedad del 44,6 % entre trabajadores de la salud expuestos a COVID-19 en Wuhan.
Además, nuestros resultados indican que la información desempeña un papel importante en la ansiedad experimentada. Encontramos que tres subdimensiones están relacionadas con la ansiedad, con correlaciones que oscilan entre -0,456 y 0,159, lo que representa tamaños de efecto que van desde medianos (> 0,30) hasta grandes (> 0,50). Esto sugiere que los participantes que estuvieron más expuestos a información a través de redes sociales, periódicos y otros medios, especialmente aquellos con un tiempo de exposición diaria de 3 a 5 horas, experimentaron niveles más altos de ansiedad.
En cuanto a la depresión, los niveles identificados en nuestro estudio (51,7 %) son significativamente más altos que los valores previos a la pandemia. Por ejemplo, estudios anteriores en otros países mostraron porcentajes de depresión que oscilan entre 12,9 %, en Suecia 37, y 34,6 %, en Brasil 38. Sin embargo, en Perú, las mediciones previas a la pandemia encontraron porcentajes de depresión más bajos, como 17,3 % 39 en 2015 y 32,9% 40 en 2018. Estos datos sugieren un aumento sustancial en los niveles de depresión entre los estudiantes universitarios en el Perú durante la pandemia, que superan incluso los porcentajes observados en otros países, como Guatemala (66 %) 31 y Grecia (74,3 %) 33, en mayo de 2020. Cabe señalar que algunos estudios internacionales han informado porcentajes de depresión más bajos en el contexto de la pandemia, como el 24,3 % en un metaanálisis realizado entre diciembre de 2019 y junio de 2020 41, el 26,9 % en China 42, el 27,6 % en Irán 33, y el 34,19 % en España 43 (Figura 1). Estas diferencias en los porcentajes de depresión pueden estar relacionadas con diversos factores protectores de la depresión entre los estudiantes encuestados en los diferentes estudios.
Los estilos de afrontamiento ofrecen una oportunidad única para implementar rápidamente estrategias destinadas a reducir la ansiedad, y nuestros resultados concuerdan con estudios previos realizados en enfermeras que trabajaron en áreas de COVID-19. En particular, el bloqueo del afrontamiento y el apoyo social se identificaron como factores significativos para la reducción de la ansiedad 44.
LIMITACIONES
Es importante destacar que este estudio presenta ciertas limitaciones que deben ser consideradas al interpretar los resultados. En primer lugar, se utilizó un muestreo no probabilístico para seleccionar a los participantes, lo que podría haber introducido cierto sesgo en la muestra y limitar la generalización de los resultados a poblaciones más amplias. Además, la encuesta se administró en línea, lo que puede haber excluido a individuos que no tienen acceso a Internet o que no están familiarizados con el uso de plataformas en línea, afectándose, a su vez, la representatividad de la muestra. Asimismo, si los participantes tenían alguna pregunta o inquietud sobre alguna parte del cuestionario en línea, no tenían la oportunidad de aclararla, lo que podría haber afectado la calidad de las respuestas. A pesar de estas limitaciones, los resultados proporcionan información valiosa y sugieren áreas para investigaciones futuras.
CONCLUSIONES
El 55,1 % de la muestra presentó distrés; el 51,7 %, depresión; y el 58,5 %, ansiedad. Se encontraron correlaciones significativas positivas con la ansiedad en informarse de las noticias mediante televisión local, tener cambios frecuentes de emociones negativas o positivas frente a la información, tener dolores de cabeza, dificultad para respirar, dolor de garganta, escalofríos, dolores musculares, esperanza, culpabilidad, aburrimiento, incertidumbre, ira, haber tenido pensamientos suicidas, tener acceso a la atención en salud mental, tener menos de 30 minutos para descansar, realizar de 1 a 3 horas de ejercicio y algunas medidas de protección frente a la COVID-19. Se observaron correlaciones negativas significativas en no tener cambios frecuentes de emociones negativas o positivas frente a la información, no tener ninguna sintomatología similar a la COVID-19, informar a las autoridades en caso de conocer un caso de COVID-19, los estilos de afrontamiento de apoyo social y bloqueo del afrontamiento, y tener de 3 a 5 horas para descansar a parte del sueño nocturno. El estudio y la implementación de estos resultados pueden tener efectos clínicos, epidemiológicos y sociales importantes para reducir los niveles de ansiedad en los estudiantes universitarios.