INTRODUCCIÓN
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la adolescencia es un período de crecimiento y desarrollo que se produce después de la infancia y antes de que comience la edad adulta, es decir, entre los 10 y 19 años de edad1). En este período, las edades de 16 a 17 años corresponden a la pubertad, donde se experimentan cambios físicos; generalmente, este grupo de edad experimenta una gran insatisfacción con su propia apariencia física que no se ajusta a sus expectativas o percepciones de las condiciones físicas ideales, entre las que se incluyen las condiciones estéticas orales2. Los escolares que presentan una maloclusión experimentan un gran impacto negativo en su calidad de vida, ya que los aspectos emocionales y sociales resultan ser los más afectados. Debido a la dinámica del proceso de autoconciencia, ha aumentado el interés por el aspecto dental, en especial en la adolescencia y los primeros años de vida adulta3).
Actualmente, la maloclusión está recibiendo mayor atención a nivel mundial, situándose como el tercer problema en el ranking de prioridades de la salud pública dental. La maloclusión se define como aquella oclusión donde existe una mala relación de las arcadas entre sí en cualquier plano o donde existen anomalías en la posición, el número, la forma y la posición del desarrollo de los dientes por encima del límite normal4). El aspecto estético facial influye en la percepción de las personas por parte de la sociedad, además de la percepción de sí mismas5). La apariencia de los dientes y la sonrisa son componentes críticos del atractivo facial; en realidad, la región orofacial es un área de gran preocupación para muchas personas debido a que capta gran parte de la atención durante las interacciones interpersonales y constituye la principal forma de comunicación vocal, física y emocional6,7).
La apariencia del rostro es indisociable en el contexto de belleza e imagen, un rostro bello con una proporción ideal, así como una sonrisa atractiva. Asimismo, para obtener una sonrisa atractiva intervienen numerosos factores, como los labios, las encías y los dientes8. Una dentadura ordenada con una sonrisa cautivadora tiene un efecto positivo; por el contrario, una dentadura irregular transmitirá una impresión negativa para alguien y causará efectos adversos en la interacción social9.
La salud bucal históricamente utiliza en sus evaluaciones criterios exclusivamente clínicos, que no permiten determinar la situación real de los problemas bucodentales en la vida de los individuos10. La mayoría de las veces, es la percepción del profesional la que se ha utilizado para definir la necesidad de un tratamiento de ortodoncia; sin embargo, el uso de criterios clínicos o normativos solo para la definición de problemas de ortodoncia puede ser supersticioso, dando la impresión de una falsa necesidad individual para el tratamiento de la maloclusión en comparación con la percepción de los individuos. Esto se debe a que los individuos no perciben la necesidad de tratamiento de la misma manera que un odontólogo, aunque a menudo notan que tienen alguna alteración oclusal2. De otra manera, hay casos en los que, para el paciente, la consecuencia psicosocial de una estética dental inaceptable es tan o más grave que los problemas biológicos, y se convierte en el indicador más imponente para el tratamiento de ortodoncia11.
Las medidas subjetivas de salud bucal están imponiendo herramientas a la hora de valorar cuánto interfiere en el funcionamiento normal y deseable del individuo. A través de ellos, se pueden evaluar desde aspectos funcionales y psicológicos, como comer y sonreír, hasta aspectos sociales, como asistir a la escuela12. Por lo tanto, es posible cambiar el énfasis que se le da a los aspectos biológicos para dirigirlos a los aspectos psicológicos y sociales. Los estudios han demostrado que los criterios, tanto clínicos como epidemiólogos, para el diagnóstico de oclusopatías superan a los problemas en comparación con la percepción de los individuos13.
En las últimas décadas se han implicado varias medidas de calidad de vida relacionadas con la salud bucodental, con el objetivo de medir cuánto interfieren los problemas bucodentales en la vida de las personas. Estas medidas buscan evaluar los impactos sociales, psicológicos, culturales y económicos de los problemas orales, así como la percepción subjetiva de los individuos sobre su condición y sus necesidades de salud14. Entre las diversas medidas de calidad de vida relacionadas con la salud bucal, se encuentra el impacto oral en el rendimiento diario (OIDP), o impacto dental lógico en el rendimiento diario. El propósito de la OIDP es verificar la asociación entre los problemas orales y la dificultad para realizar ciertas actividades y/o comportamientos diarios, como dificultad para comer, sonreír, estudiar, hablar, hacer actividades físicas, limpiarse los dientes, dormir; y condiciones emocionales, como la relajación, el estado emocional y el contacto social, como salir y trabajar15).
Además del aspecto funcional de la dentición, la estética está relacionada con la calidad de vida y es un componente importante en la vida saludable de los individuos, en quienes las deformidades faciales tienen un mayor impacto que otras discapacidades físicas16. En ciertas situaciones, la presencia de dientes alineados ejerce una fuerte influencia en la percepción de la belleza, la identificación con el éxito profesional, la inteligencia y la asociación con individuos más favorecidos socialmente. El tratamiento de ortodoncia tiene un impacto instantáneo y positivo en la apariencia, así como en el comportamiento del adolescente. Los aspectos estéticos del rostro pueden traducirse en atributos faciales más armoniosos, que se relacionan con una mayor inteligencia y liderazgo, lo que, a su vez, contribuye con el crecimiento profesional y personal14,17).
Para los adolescentes, la percepción de la maloclusión es distinta, y la necesidad de tratamiento ortodóntico podría no coincidir con su autopercepción de la apariencia dental. Por consiguiente, la estética autopercibida de los adolescentes puede estar afectada negativamente en función de los niveles de gravedad de la maloclusión, o bien permanecer indiferente o estar levemente condicionada por algunas condiciones oclusales específicas18. De todas formas, los estudios anteriores no han utilizado una medida perceptiva del impacto estético de la maloclusión o no han considerado los aspectos subjetivos de la condición que más preocupa a los adolescentes. Es esencial identificar el entramado de interrelaciones en la vida del adolescente para conseguir un resultado favorable para cada paciente y mejorar la rentabilidad del tratamiento de ortodoncia19).
La evaluación de la gravedad de la maloclusión se realiza utilizando varios índices de parámetros oclusales, principalmente para dientes permanentes. Entre los cuales, el índice oclusal (OI) solo se basa en la dentición temporal y, dado que no aborda los problemas esqueléticos y funcionales, la recopilación de datos es complicada. Además, el índice de necesidad de ortodoncia preventiva e interceptiva (IPION) es una herramienta valiosa para prevenir la maloclusión en niños de 6 a 9 años de edad, pero no puede medir su prevalencia5-7).
Las maloclusiones graves se encuentran en la categoría más baja de este índice debido a la inutilidad de los tratamientos preventivos. Por otro lado, el índice de complejidad, resultado y necesidad (ICON) es adecuado para el período tardío mixto y permanente, dado que los índices mencionados anteriormente no evalúan las necesidades de tratamiento de ortodoncia para la dentición primaria 11
En la búsqueda de la literatura se han identificado múltiples factores que interfieren en la necesidad de tratamiento de ortodoncia. Por estas condiciones, resulta complejo determinar el impacto exacto de la maloclusión sobre algunos aspectos, como el rendimiento escolar, la autoestima y el acoso escolar. La finalidad del presente estudio fue llevar a cabo un análisis de la literatura sobre la autopercepción de la necesidad de tratamiento ortodóntico relacionado al rendimiento académico, la autoestima, el bullying y los tipos de maloclusión.
MATERIAL Y MÉTODOS
La estrategia de búsqueda consistió en revisar las siguientes bases de datos: PubMed, Web of Science, Scopus, SciELO y ScienceDirect, utilizando las palabras clave: Health impact assessment AND Index of orthodontic treatment need AND Academic performance AND Maloccluison AND Child AND Adolescent AND Bullying. Se incluyeron artículos originales (estudios transversales) que evalúan la necesidad de tratamiento de ortodoncia, efectuados durante los últimos cinco años, en idiomas inglés, español y portugués. La estrategia de búsqueda se muestra en la tabla 1.
RESULTADOS
Al realizar la búsqueda, se obtuvo un total de 3810 artículos relacionados: 970 de PubMed, 697 de Web of Science, 1329 de Scopus, 14 de SciELO y 800 de ScienceDirect. Enseguida, se realizó un primer filtro, realizando la lectura de los títulos y resúmenes; se excluyeron artículos repetidos y aquellos que no contaban con acceso al texto completo, con lo cual quedaron seleccionados 252 artículos. En una segunda etapa, se realizó la lectura del texto completo de los artículos, y se excluyeron aquellos que no cumplían con el diseño especificado. Finalmente, se seleccionaron 17 artículos que fueron incluidos en la revisión (figura 1).
DISCUSIÓN
El comportamiento psicosocial de los adolescentes puede estar asociado a la insatisfacción con la apariencia dental. Las percepciones sobre el atractivo, especialmente en el área dentofacial, asociadas con el impacto psicosocial concominante, juegan un papel esencial en la adolescencia17. Las mejores relaciones interpersonales y, por lo tanto, una mayor confianza en uno mismo son un resultado directo de las interacciones sociales positivas. Por lo tanto, existe un interés creciente en estudiar la relación entre la maloclusión autopercibida y la necesidad de tratamiento de ortodoncia en esta etapa de la vida10.
De Oliveira Meira et al. plantean que el índice de estética dental (DAI) está más asociado con la preocupación estética de los adolescentes que el índice de necesidad de tratamiento ortodóntico en su componente dental de salud (IOTN-DHC). Asimismo, en este estudio se demuestra la existencia de diferencias significativas entre los índices que valoran el impacto de la maloclusión autopercibida y el normativo, destacando la importancia de las valoraciones orientadas al paciente, particularmente en lo relativo al aspecto estético dental. Así, pues, el DAI debería ser el IOTN utilizado como complemento de la autopercepción del paciente. A continuación, se presentaron los datos del impacto estético percibido según el IOTN en su componente estético (IOTN-AC) asociados a la necesidad de tratamiento ortodóntico, según el IOTN-DHC. No se observa ninguna asociación entre el IOTN-AC y el IOTN-DHC12.
Andrade de Melo et al. concluyeron que las condiciones que más influyen en la preocupación estética de los adolescentes son el apiñamiento y el espaciado anterior, mientras que los adolescentes con maloclusión muy severa que necesitan tratamiento de ortodoncia son más propensos a reportar un impacto estético negativo19).
Folayan et al. concluyeron que la relación entre los factores psicosociales y las enfermedades orales es compleja: si bien la autoestima y el apoyo social percibidos tenían un efecto protector sobre el riesgo de caries, no protegían contra la mala higiene bucal. En todos los casos, las asociaciones indicaron efectos débiles. La experiencia adversa en la infancia y la victimización por intimidación no se asociaron con caries, complicaciones de caries o higiene oral deficiente. Es necesario explorar el posible efecto de la cultura en la moderación de estas relaciones11).
Kenny Julca et al. concluyeron que la necesidad de tratamiento de ortodoncia en los niños en edad escolar no mostró ningún impacto en el rendimiento académico, la autoestima y las puntuaciones de intimidación. La necesidad de tratamiento de ortodoncia, medida por el DAI, no fue determinante en la presencia de dichas variables en los escolares. Esto indicaría que la necesidad de tratamiento no condiciona la presencia de estas variables20).
En contraposición, Basha et al. reportaron que la maloclusión afecta significativamente el bienestar psicosocial de los escolares porque evita que se involucren en actividades sociales, por lo que tienen un menor rendimiento escolar3). Asimismo, Florián-Vargas et al. comunicaron que la autoestima podría variar en función de la gravedad de la maloclusión en los escolares1). En relación con el acoso escolar, Bazán-Serrano et al. señalaron que este se asociaba con la estética de los dientes17. No obstante, estos estudios no usaron el DAI para evaluar la necesidad de tratamiento ortodóntico; el método utilizado para evaluar la maloclusión implica características de los dientes anteriores y posteriores.
Posiblemente, la inclusión de las características de los dientes posteriores en la identificación de la necesidad de tratamiento de ortodoncia podría haber influido en los resultados, pues estos no son visibles durante las interacciones sociales y, como consecuencia, no afectarían a la apariencia de la persona. De este modo, no tendrían ningún impacto en el acoso o la autoestima y, a su vez, en el rendimiento escolar. A este razonamiento se refiere la investigación de Quito-Rabanal et al. quienes no hallaron diferencias en el acoso escolar entre los distintos tipos de maloclusión, evaluados por un método de clasificación que también consideraba los dientes posteriores en la identificación de la maloclusión10).
Además de las características dentales, es posible que existan factores no orales capaces de interactuar en el surgimiento de problemas psicosociales. Bernabé et al. detectaron algunos condicionantes vinculados con la apariencia dental de la región anterior, los cuales influyeron negativamente en la autopercepción de la apariencia dental18). Aunque estos resultados confirmaron que las características oclusales de la porción anterior de la cavidad oral desempeñan un rol en la estética dental, la influencia conjunta de las mismas fue mínima, sugiriendo que otros factores, como las características extraorales, pudiesen explicar el resto de la variabilidad.
En ese sentido, se necesitarían nuevos estudios que evalúen con mayor profundidad estas variables. La valoración de la autoestima y el acoso escolar desde el punto de vista general son limitaciones del presente estudio porque no existen instrumentos centrados de forma exclusiva en aspectos relacionados con la dentición, precisamente con la maloclusión. Por tanto, se trata de un factor que debería ser contemplado en posteriores investigaciones.
CONCLUSIONES
La presente investigación encontró resultados que apuntan a la necesidad de incorporar criterios subjetivos de autopercepción y calidad de vida relacionados con la salud oral en los exámenes clínicos para evaluar la necesidad de tratamiento ortodóntico. Entender cómo los individuos perciben sus necesidades de tratamiento y su impacto en las actividades diarias se vuelve importante para priorizar el tratamiento de ortodoncia con el fin de promover los principios de la atención primaria en la salud oral colectiva.