INTRODUCCIÓN
Si bien el siglo xx trajo el desarrollo de los medios de comunicación de masas como fuentes principales de acceso a la información (Pérez-Rodríguez et al., 2019), la revolución de Internet y su generalización en los primeros años del siglo xxi ha provocado una transformación profunda del panorama comunicativo y periodístico (Zambrano Ayala, 2022).
La comunicación es entendida, en esta época pospublicitaria, como un producto que se ofrece para su consumo y en el que los “límites entre información, entretenimiento y publicidad se han difuminado por la cultura participativa facilitada por las redes sociales” (Castelló Martínez et al., 2016, p. 125). La información es hoy un producto que debe competir con los demás de su sector en un contexto cada vez más difuso y cambiante que se ha dado en llamar economía de la reputación1.
El modelo económico sobre el que se sostenían los diarios impresos, fundamentalmente la venta de ejemplares y la publicidad, comenzó a entrar en crisis en el año 2008. Desaparecieron también los anuncios clasificados que eran una fuente de atracción de ingresos y de lectores, y aparecieron las redes sociales cada vez con más fuerza (Echevarría, 2022). Paralelamente, los medios comenzaron a perder credibilidad y, actualmente, los escépticos en las noticias (39 %) superan a los que se fían de ellas (32 %), lo que significa que uno de cada tres españoles no tiene interés ni confía en las informaciones periodísticas (36 %). Esta desconfianza es mayor entre los jóvenes de 18-24 años (48 %) y los de 25-34 años (52 %) que entre los mayores, quienes están entre los 55-64 años (35 %) y los 65 años en adelante (33 %) (Vara-Miguel, 2022).
La credibilidad de un diario reside en su reputación, entendida como el conjunto de evaluaciones colectivas sucesivas, resultado de un largo proceso (Alloza Losana, 2012), y es, además, la base del concepto confianza. La credibilidad que merezcan tanto las empresas como los profesionales del periodismo es, desde este punto de vista, un componente esencial en la creación de marca. Esta credibilidad se basa en la confianza, puesto que únicamente creeremos en las propuestas de aquellos en los que hemos confiado voluntariamente.
Se hacen imprescindibles, en consecuencia, dos cosas: generar la confianza que nos proporcione la necesaria credibilidad y gestionar la reputación conseguida gracias a ella. En este punto, “el fenómeno de Social Media se puede considerar como el componente clave para la estrategia de visibilidad en la gestión de reputación” (Smolak-Lozano, 2012, p. 291), y renunciar a su correcta gestión (Costa-Sánchez & Fontela, 2016) también podría ser perjudicial para cualquier marca y, sobre todo, para los medios de comunicación.
Sin embargo, y a pesar del crecimiento en el número de usuarios de redes, los medios necesitan un sistema de control, porque “la metodología sobre medición de resultados online está aún en fase de desarrollo” (Iniesta-Alemán & Segura-Anaya, 2019, p. 164).
El nuevo periodismo en la convergencia mediática
Vivimos en permanente transformación. Es una ley natural de la evolución que nos obliga a avanzar y adaptarnos a los cambios. Schumpeter planteó, en 1912, que la evolución económica de un sistema constituye un proceso endógeno generado en condiciones de desequilibrio (Yoguel et al., 2013) y fruto de la genialidad, la creatividad y el azar (Gutiérrez & Baumert, 2018).
Internet ha materializado la utopía de aldea global que planteaba McLuhan a finales del siglo xx (Sanz-Marcos et al., 2019). Y, con ello, aparecen nuevos conceptos como el de la audiencia social, en el que convergen las audiencias tradicionales con las conversaciones en las redes sociales. Medir la audiencia social “supone un salto cualitativo” (Saavedra Llamas et al., 2015, p. 218) respecto a la medición tradicional, ya que permite obtener información cualitativa con mayor facilidad. La audiencia social y la tradicional se correlacionan según declaraciones de los directivos de Twitter España, pues se ha observado un aumento en la visualización de los contenidos televisivos al incrementar los comentarios en esta red social.
En este punto, entra en juego el concepto engagement que tiene, según Castells-Fos et al. (2022), dos connotaciones. Por un lado, según Vázquez-Herrero et al. (2019), consideran que es “la capacidad del medio de comunicación de ser un actor influyente en la sociedad, conformador de opinión. En tal sentido, podemos hablar de reputación” (p. 20). Por otro lado, siguiendo a Gundlach y Hofmann (2020), entienden que este puede ser “el grado de visibilidad de un medio en Internet que, a su vez, está circularmente relacionada con la reputación del medio” (p. 21).
El valor que aporta el periodismo a la sociedad, hoy como ayer, pasa por ofrecer a los ciudadanos una mejor comprensión de los conflictos y un mayor conocimiento de las personas que en ellos intervienen. En el contexto de la modernidad actual (Bauman, 2000), los medios de comunicación no solo ofrecen información, sino antecedentes, consecuencias, relaciones causa-efecto, intereses implicados y diversas perspectivas o puntos de vista. De esta forma, permiten “la construcción de la narración acerca de un determinado fenómeno o suceso” (Lope Salvador et al., 2018, p. 60).
Los datos sociales son hoy más importantes que nunca para ayudar a determinar qué historias tienen resonancia. La relación del periodismo con lo social está siendo cada vez más compleja (CISION, 2019) y los periodistas creen que los algoritmos de redes sociales serán la tecnología con el mayor impacto en su trabajo. De hecho, según Martin-Neira et al. (2023), “tras la irrupción de Internet en el tablero mediático, las redes sociales se han convertido en el principal factor de transformación en el ejercicio del periodismo” (p. 117). Sin embargo, cuando el contenido compartido en las redes sociales se tiñe de sensacionalismo, estas pierden validez y credibilidad (Holmes, 2019). Los usuarios gastan su tiempo y su dinero en aquellos contenidos que consideran de valor y ya se aprecian muestras de cansancio ante contenidos banales.
La comunicación mediada por las pantallas de unos dispositivos cada vez más potentes ha cambiado, incluso, la forma en que leemos los textos y, por lo tanto, la forma en que los producimos, “permitiendo la multiplicación de las posibilidades comunicativas con flujos de datos hasta ahora inimaginables” (Beltrán & Micaletto, 2019, p. 73). Las posibilidades que incorpora Internet con el uso integrado de varios sistemas expresivos (escrito, gráfico, icónico, auditivo, audiovisual y multimedia), permitiendo que los usuarios puedan manejar o producir otras informaciones y entablar diálogos o intercambiarse los papeles con el emisor, cambian de manera radical el mapa comunicativo. (Pérez- Rodríguez et al., 2019, p. 126). Varias investigaciones evidencian que introducir estos elementos ayuda a llegar a más públicos y aumentar el engagement, objetivo de esta comunicación (Boy et al., 2020; Li et al., 2018; Mena Young, 2022).
Twitter y periodismo
Jack Dorsey junto con Evan Williams, Biz Stone y Noah Glass crearon Twitter en 2006 como un espacio de microblogging que permitía transmitir información en un espacio limitado incluyendo fotografías y videos. En un primer momento, fue diseñado para agilizar la circulación de mensajes entre grupos. “Se trataba de que el usuario pudiera enviar un SMS a una cuenta para que fuera publicado en la web y además fuera distribuido a otros usuarios que quisieran recibir las actualizaciones vía SMS” (Orihuela, 2011, p. 27). Entonces, cada tuit podía contener solo 140 caracteres y posteriormente se amplió a 280. Su primer nombre fue Twttr.
En octubre del 2022, la compañía fue vendida a Elon Musk, quien despidió a aproximadamente el 50 % de los 7500 empleados que tenía en el mundo alegando en un tuit que desafortunadamente no había otra opción, ya que la empresa estaba perdiendo más de USD 4 000 000 al día (2022). Además, El millonario decidió cambiar la red social, ya que creía que no estaba respetando la libertad de expresión y puso en duda la credibilidad de los periodistas alegando que ellos representaban el problema, pues, en su opinión, se creían “la única fuente de información legítima” y esa era, según su punto de vista, “la gran mentira” (Musk, 2022). Ciertamente, Twitter es una red social con gran presencia de periodistas entre sus usuarios y que, también, utilizan líderes políticos y económicos para realizar sus anuncios.
Sobre lo anterior, Dashti et al. (2018) mencionan que “los periodistas usan Twitter para diversos fines, como recopilar noticias, informar y obtener información. Se ha convertido en una fuente oficial y no oficial de noticias para muchos periodistas y organizaciones” (Dashti et al., 2018, p. 274). Asimismo, señala Claes (2016) que “Twitter es una de las compañías que más está influyendo en el periodismo y en la creación de líderes de opinión social… Es por ello una red susceptible de entenderse al mismo tiempo como cuantificadora de tendencias y recabadora de feedback” (p. 334). De hecho, recientemente muchos medios de comunicación, por ejemplo, The Washington Post, han emitido protocolos sobre la forma en la que deben comportarse sus periodistas en redes sociales (Ferreras Rodríguez, 2011).
Por lo tanto, los consumidores de Twitter, como los del resto de redes sociales, pasan de ser usuarios pasivos a prosumers: “personas involucradas que suben información a la red y, a su vez, son consumidores de esta, creando así un abanico de información en todos los sentidos” (Piscitelli, 2008, p. 255). Las redes sociales ya son masivas y funcionan gracias a la implicación de sus usuarios mediante su participación.
La influencia de la red está tan normalizada que McGregor y Molyneux (2020) consideran que los tuits son de interés periodístico como lo son los titulares y esto, aseguran, puede tener aspectos positivos, porque aumenta las voces de la agenda de noticias principales. Las noticias tuiteadas por los periodistas actúan como un canal de distribución de las noticias que se difunden mediante la lectura y el intercambio en las redes sociales entre audiencias activas.
Evolución de las audiencias
La forma de informarse está cambiando. Los usuarios prefieren, cada vez más, hacerlo vía Internet, incluyendo aquí no solo los medios online, sino también las redes sociales. Su consumo ha crecido once puntos desde el 2006, mientras que el de los medios tradicionales offline (televisión, radio y medios impresos) ha perdido diez puntos según el Digital News Report (Amoedo, 2022).
El informe indica que la preferencia por el conjunto de los medios online (49 %) ha subido tres puntos y se ha acercado al consumo prioritario de medios tradicionales (51 %), los cuales han perdido tres puntos. A pesar de que la televisión sigue siendo el medio más utilizado por los internautas para informarse, en el 2022 cayó cinco puntos situándose en el 59 % de preferencia. También baja el consumo de diarios impresos: solo un 23 % son lectores de periódicos. Esta tendencia decreciente en la versión papel de la prensa se puede apreciar claramente en las cabeceras de mayor audiencia (véase la Figura 1). Sin embargo, en el último año, la radio ha ganado dos puntos (22 %) y la audiencia de las revistas ha crecido hasta el 6 %.
Nota. Adaptado de "Marco General de los Medios de España", por Asociación para la Investigación de Medios de Comunicación, 2021 (https://bit.ly/3zdhu3a).
Entre los medios online (Kaufmann-Argueta, 2022), las primeras posiciones están representadas por un periódico tradicional -El País (18 %)-, un medio nativo digital-OKdiario.com- y una televisión generalista -Antena 3. Estos tres medios también destacan por una buena fidelidad de sus usuarios, ya que en torno a la mitad o más de sus lectores suelen visitarlos tres veces a la semana como mínimo.
Además, se incrementa el consumo por medio de redes sociales (43 %, cuatro puntos más) y agregadores (18 %, tres puntos más) frente al estancamiento del acceso directo a webs y apps de medios (25 %, baja medio punto). La mitad de los usuarios priorizan el acceso mediante algoritmos (redes sociales, 30 %; agregadores, 10 %; búsquedas de temas, 10 %) frente a la marca de los medios (35 %) (Negredo, 2022). Las principales fuentes de acceso a noticias, en las diferentes franjas de edad, son las redes sociales y la televisión (véase la Figura 2).
Nota. Las cifras en la leyenda de la parte superior corresponden a rangos de edad, mientras que las cifras dentro de las celdas debajo de las barras corresponden a los porcentajes.
Respecto a las redes sociales, el uso de Twitter es seis puntos porcentuales mayor en España frente a la media de los cuarenta y seis países analizados por Kaufmann-Argueta (2022). Según ese estudio, el 47 % de los internautas utiliza Facebook o Twitter para acceder a la actualidad, y un 36 % recurre a WhatsApp, Facebook Messenger y Telegram. Los menores de 35 años prefieren Twitter (31 %) e Instagram (25 %), mientras que las personas de más de 35 años eligen Facebook (38 %) y WhatsApp (34 %). El volumen de contenido de los medios informativos es el adecuado (Moreno, 2022) para los usuarios de Twitter (75 %), Instagram (63 %), Facebook (61 %) y TikTok (59 %). Es de destacar la muy diferente composición del perfil de audiencias en cada uno de los medios, en especial, entre los dos más utilizados: las redes sociales y la televisión.
Justificación y objetivos
En este contexto, el de Internet y la participación de los ciudadanos en la producción de contenidos, abordamos la cuestión de la credibilidad y la influencia de los medios de comunicación convencionales, en concreto, el de la prensa escrita en una red social especialmente utilizada por periodistas y con una gran carga informativa como es Twitter.
En una red social abierta, en el que cualquier usuario puede publicar contenido presuntamente informativo sin que existan filtros sobre la veracidad de lo publicado, ¿qué impacto tiene la reputación construida durante años por los principales periódicos publicados en papel en España? ¿Se traslada la confianza que los ciudadanos depositan en los diarios escritos a sus cuentas en Twitter? ¿Son capaces estos periódicos de preservar una credibilidad que sobre el papel es poco cuestionada a sus publicaciones en la red social objeto de nuestro estudio? ¿Son relevantes la marca y los contenidos publicados por los principales periódicos en papel españoles cuando este contenido se traslada a Twitter?
Nuestro objetivo es determinar si la influencia de los diarios nacionales, deportivos y autonómicos en papel se traslada a sus cuentas en la red social Twitter, donde el público potencial es más amplio y, por lo tanto, mayores las posibilidades de crecimiento en seguidores e interacción. Para ello, analizamos las audiencias en papel y en soporte digital de las veinte cabeceras elegidas y realizamos un minucioso seguimiento a las cuentas de Twitter de cada una de ellas para determinar el contenido y nivel de influencia a través del alcance y la interacción de sus seguidores.
METODOLOGÍA
El diseño metodológico de la presente investigación es mixto, el cual combina un análisis cualitativo y cuantitativo de los perfiles digitales de los medios que forman nuestra muestra. El entorno de investigación elegido ha sido la red social Twitter por ser la más activa en cuanto a difusión y debate de los contenidos informativos. Mediante un sistema de muestreo a conveniencia se seleccionaron los perfiles de las veinte cabeceras de prensa en papel con mayor audiencia en España (véase la Tabla 1) según los datos del Marco General de los Medios en España (Asociación para la Investigación de Medios de Comunicación, 2021), es decir, el estudio de referencia de consumos mediáticos. Entre las veinte cabeceras más influyentes en España, de acuerdo con su porcentaje de penetración, aparecen la prensa nacional, la deportiva y los medios regionales. La difusión de cada uno variará necesariamente según su ámbito de influencia y también las cifras absolutas de ejemplares vendidos, por lo que optamos por utilizar la cifra de porcentaje de penetración entre los lectores españoles.
Una vez determinada la base de la muestra de los veinte periódicos escritos se realizó una búsqueda de su versión digital en Twitter, la que será el objeto de nuestro análisis. La extracción de los datos se llevó a cabo mediante catas individuales con Exportcomments. Se trata de una herramienta que permite capturar los resultados de una búsqueda o perfil a partir de una URL (Uniform Resource Locator). Una URL es una dirección que se asigna a un recurso único en la web.
Este sistema de muestreo proporcionó una muestra media de 133 tuits por perfil y se llegó, de esta forma, a un total de 2666 registros o emisiones de contenidos en Twitter con detalles de las variables que se han utilizado en esta investigación (véase la Tabla 2).
El trabajo de campo se realizó entre el 15 de octubre y el 5 de noviembre del 2022. El estudio estadístico cuantitativo se realizó con la herramienta Bluesky Statistics y con Microsoft Excel, que también ha sido utilizada para el diseño de algunos de los gráficos que muestran los resultados. Además, para el análisis semántico de los contenidos emitidos (TweetText) por los sujetos a estudio se ha utilizado Atlas.ti.
El concepto engagement “define el grado de implicación de los seguidores de un perfil” (Iniesta-Alemán & Segura-Anaya, 2019, p. 174). Es un concepto de gran relevancia, pues indica una actitud favorable hacia las propuestas del emisor de los contenidos. Se ha calculado por la relación entre la interacción y el número de seguidores de un perfil, expresado en miles, como puede apreciarse en la siguiente fórmula:
RESULTADOS
Análisis del contenido
La decisión sobre los aspectos formales de los perfiles en redes sociales de los diferentes medios es parte de su estrategia de comunicación y debe responder al manual de estilo de cada cabecera. El perfil de Twitter ofrece muchas posibilidades creativas en su diseño. Se puede elegir tanto el nombre como la imagen de cabecera o el texto (denominadas habitualmente como bío) que define el espíritu de la marca.
Dado que estos textos deberían indicar el posicionamiento buscado por la empresa en comunicación, se consideró relevante analizar cómo se habían utilizado los conceptos o palabras clave (véase la Tabla 3). Un análisis semántico (véase la Figura 3) nos permite comprobar cómo, en las descripciones de las cuentas de los distintos diarios, los conceptos más utilizados son Información, Actualidad, Diario, Periodismo y Telegram.
Únicamente dos de las cabeceras locales, Heraldo de Aragón e Ideal de Andalucía, están relacionadas con el concepto provincia. El concepto periodismo es utilizado por otras dos cabeceras de cobertura local: La Voz de Galicia y La Vanguardia. Las restantes cabeceras no nacionales se relacionan con información y con actualidad. Las cabeceras de prensa con cobertura nacional buscan la relación con los conceptos información.
Es destacable la mención a otras redes alternativas como TikTok, Facebook, Instagram, LinkedIn o Telegram en un 30 % de los casos. También, en un 10 %, ofrecen un teléfono de contacto. Se podría concluir de estos datos la poca confianza en la red Twitter como canal de conexión con sus lectores mediante el uso de la herramienta de los mensajes directos que ofrece la plataforma, ya que los derivan a otros canales sociales o al tradicional y analógico teléfono. En un 65 % de los casos, este texto incluye enlaces externos, lo que indica el interés de la cabecera por dirigir a su audiencia hacia otros contenedores de su contenido. Además, en un 35 % de los casos utilizan íconos en un intento de acercarse al lenguaje visual de sus audiencias.
Tras observar el conjunto de conceptos que aparecen en las publicaciones de los sujetos a estudio (véase la Figura 4), se han considerado tres grandes temas con los que codificar los contenidos: deporte, economía y política. En la tabla de coocurrencia de términos codificados (véase la Tabla 4), únicamente en 43 publicaciones (1,53 % del total) se menciona al periodista (codificado como reporta). Asimismo, en el texto de las publicaciones se ha encontrado 101 retuits (3,78 % del total) de otros contenidos. Ello indica un escaso nivel de apoyo a otros perfiles o contenidos.
Análisis cuantitativo
Es notable la diferencia en cuanto al número de seguidores en Twitter entre las cabeceras nacionales y las autonómicas (véase la Tabla 4). Una diferencia que se corresponde con su ámbito territorial y poblacional de distribución e influencia. Más allá de las diferencias territoriales entre medios nacionales, El País prácticamente duplica en esta métrica a su principal rival, El Mundo, y algo similar ocurre entre los periódicos deportivos: Marca duplica la cifra de seguidores de As. En la temática economía, Expansión y El Economista están a la par y a gran distancia de Cinco Días.
La correlación entre los seguidores y los seguidos es negativa, aunque muy próxima a cero (-0,030104621). También la correlación entre los tuits emitidos y el número de seguidores es negativa y próxima a cero (-0,041060149). Por lo tanto, apenas hay una relación negativa entre estas variables. En contra de la creencia extendida en el mundo profesional, el hecho de seguir no implica que te sigan. Tampoco es cierto que emitiendo muchos contenidos se consigan más seguidores.
Comprobamos que El País es el que mayor volumen de seguidores presenta y La Rioja el que menos. Y es que la correlación entre la variable engagement y la variable total tuits emitidos es negativa (-0,278170273), lo que indica que una mayor cantidad de contenido emitido coincide con una disminución del engagement si bien esto no demuestra una causalidad.
Se observa que las dos primeras posiciones en cuanto al engagement medio obtenido (véase la Tabla 6) se corresponden con dos cabeceras de tipo autonómico: Diario de Sevilla (14,95 %) y La Rioja (13,09 %). Este caso es peculiar, puesto que Sevilla es una de las provincias más pobladas (1 947 000 habitantes), mientras La Rioja es una de las comunidades autónomas con menor población de España (315 000 habitantes), lo que podría explicar su último puesto en número de seguidores. Sin embargo, aparece como segunda en capacidad de engagement. También, otro periódico de ámbito autonómico, el Heraldo de Aragón, presenta un elevado nivel (3,86 %) ocupando el cuarto puesto en este ranking. El tercer lugar le corresponde al deportivo madrileño Marca (4,71 %) que aventaja, de esta forma, a su competidor directo en temática deportiva: As (2,06 %). Para el cálculo de esta ratio se ha considerado el número de seguidores en miles.
La correlación (véase la Figura 5) entre el número de seguidores (AuthorFollewers) y el engagement es ligeramente positiva (0,02), mientras que la que presenta el número de perfiles seguidos (AuthorFriends) es ligeramente negativa (-0,02). Estos datos confirman que ninguna de estas dos variables son claramente influyentes en los cambios del engagement.
La composición de la interacción puede también indicar el grado de implicación de los lectores con el contenido (véase la Tabla 7). Marcar como favorito -lo que indica un mínimo compromiso con el contenido- es la opción más utilizada (71 %), mientras que únicamente el 10 % de los contenidos ha recibido una prueba de máxima implicación: la de ser comentados.
El dato de engagement medio en la muestra (véase la Tabla 8) es del 2,22 % con una desviación típica de 8,1 puntos porcentuales. La interacción media es de 49,16, ya que hay una amplia proporción de contenidos que no han obtenido ninguna reacción.
Para analizar la posible diferencia en el engagement entre las submuestras de las cabeceras regionales o nacionales, se realizó la prueba t de muestras independientes con la hipótesis nula de que las medias en engagement de cada submuestra son iguales (con un nivel de significación del 5 %).
El resultado del test de Levene (F: 0,0547 > 0,05) indica que las varianzas de cada grupo son iguales. El resultado de la t-ratio (p-valor: 0,7827 > 0,05) indica que no es posible rechazar la hipótesis nula y que, por lo tanto, la diferencia de las medias no es estadísticamente significativa. Ello indica que el hecho de ser prensa regional o nacional no influye en la probabilidad de un mayor engagement.
DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES
La gestión de la reputación, importantísima en la prensa tradicional, se convierte en vital en un ecosistema como el digital en el que tanto la oferta como el mercado son ilimitados. De acuerdo con la propuesta de Castells-Fos et al. (2022), así como de Gundlach y Hofmann (2020), hablamos de visibilidad, reputación e influencia, unos aspectos fundamentales para la prensa nacional, pero también para la provincial y autonómica que ha encontrado un canal muy favorable en el entorno online, puesto que este permite romper las limitaciones territoriales del papel y acceder a otros públicos.
Se constata la afirmación de Echevarría (2022, p. 31) de que los medios sobreviven gracias a los suscriptores que “comparten valores con su cabecera de referencia”, ya que el modelo de negocio se basa en la confianza entre ambas partes. Sin embargo, en tiempos de gran incertidumbre, cuando lo impensable acaba ocurriendo, decidir en qué o en quién confiar se ha vuelto una actividad muy exigente.
En cuanto a la confianza, la conexión emocional y la afinidad que se plantean como clave en la construcción de la reputación, un concepto difícilmente medible, proponemos como método de cuantificación en el ámbito de las redes sociales, y en concreto de Twitter, el valor del engagement.
Este estudio muestra que las cabeceras con mayores niveles de engagement son de tipo provincial y autonómico, a pesar de que la cobertura de la prensa nacional y sus suscriptores, en papel y en digital, son muchos más. Se confirma también, mediante la comparación entre las que obtienen un mayor engagement, que el tamaño de la población en la que radica la sede de no es relevante, puesto que Sevilla suma casi dos millones de habitantes mientras La Rioja apenas alcanza los 300 000. ¿Es la proximidad un valor relevante para los consumidores de información en Twitter? Nuestros datos confirman que sí, teniendo en cuenta que el tercer diario generalista en engagement es también un provincial: Heraldo de Aragón.
Las cuentas de Twitter de los diarios regionales presentan, pues, mejores resultados en lo que se refiere a confianza e influencia que las cabeceras nacionales, a pesar de que estas cuentan, en su versión papel, con un área de influencia territorial más amplia, más suscriptores digitales y un área de influencia territorial mayor. Constatamos también que la correlación entre el número de seguidores (AuthorFollowers) y el engagement es ligeramente positiva, pero no determinante, como tampoco lo es el número de cuentas seguidas.
Por lo tanto, se puede concluir que la proximidad es, indudablemente, un factor relevante en la influencia de un medio periodístico en la red social Twitter. Queda abierta una línea de investigación que pueda ayudar a explicar los diferentes niveles de implicación de las audiencias activas con las cabeceras de prensa en su versión digital.