INTRODUCCIÓN
La alimentación de los cuyes involucra comúnmente el forraje verde y el alimento balanceado; el primero como alimento de volumen aporta mayormente agua y vitaminas, mientras que el balanceado aporta proteína y energía (Moreno, 1989). La combinación de los alimentos dada por la restricción ya sea del concentrado como del forraje, hacen del cuy una especie versátil en su alimentación en función a la opción del uso del que se tenga mayor disponibilidad (Chauca, 1997). Es importante establecer programas de alimentación bajo un sistema de alimentación mixto o integral, adaptando la alimentación de acuerdo con la disponibilidad de alimento (Vergara, 2008).
Moreno (1989) ofreció una alimentación mixta (forraje + concentrado) y solo forraje a cuyes logrando mejores pesos con el empleo de la alimentación mixta. La poca disponibilidad de forraje por falta de áreas para su cultivo ha determinado evaluar raciones con una alimentación exclusiva a base de concentrado (ración integral) que debe cubrir los requerimientos nutricionales del animal.
Quintana et al. (2013) obtuvieron mejores parámetros productivos con una alimentación integral comparado con una alimentación en base a forraje verde (alfalfa). Morales et al. (2011), en cuyes de 9 semanas de edad, determinaron menores consumos con alimentación integral, pero ganancias de peso y conversión alimenticia estadísticamente similares respecto a la alimentación mixta. Por otra parte, Huamaní et al. (2016), al comparar tres sistemas de alimentación, encontraron que la alimentación mixta fue superior en el consumo y ganancia de peso a la alimentación integral, pero similar a la conversión alimenticia y rendimiento de carcasa; mientras que la alimentación en base a alfalfa obtuvo los menores resultados.
En 1966, el Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA) inició un programa de selección para mejorar el cuy criollo en todo el Perú (Chauca, 1997). Se seleccionaron animales de varias regiones del país, con énfasis en las zonas de mayor producción, para determinar características productivas de mayor importancia económica como peso vivo y prolificidad. Este programa de trabajo, llevado a cabo en el Centro Experimental "La Molina" del INIA dio como producto la formación de tres razas.
La raza Perú se formó a través de un programa de selección de 34 generaciones, y se caracteriza por tener una conformación cárnica, alcanzar 1 kg de peso a los 56 días de edad, ser eficiente convertidor de alimento con conversión alimenticia (CA) de 3.01 y con rendimiento de carcasa de 72%. La raza Andina fue formada mediante selección masal, a través de 35 generaciones, hacia la característica de prolificidad en una población "cerrada", teniendo en cuenta el número de crías logradas por parto. Esta raza presenta mayor tamaño de camada al nacimiento y destete, mayor frecuencia de presentación de celo posparto y menor intervalo entre partos. La raza Inti fue formada en 43 generaciones mediante un índice que involucra el peso tomado a la edad de comercialización y el número de crías de procedencia del individuo, ponderando la camada con un coeficiente conformado por la relación de las desviaciones estándar de ambas características (Chauca et al., 2005).
El objetivo del presente estudio fue determinar el efecto de los sistemas de alimentación mixta e integral sobre el comportamiento productivo de cuyes de las razas Perú, Inti y Andina, manejadas en la costa central del país, mediante la determinación de los parámetros de ganancia de peso, consumo de alimento, conversión alimenticia y rendimiento de carcasa.
MATERIALES Y MÉTODOS
El presente trabajo se realizó en las instalaciones del Programa Nacional de Investigación en Cuyes del Instituto Nacional de Innovación Agraria (PNIC-INIA), durante los meses de febrero y marzo de 2013. Las dietas experimentales se prepararon en la Planta de Alimentos del Programa de Investigación y Proyección Social en Alimentos, y el análisis proximal de las dietas en el Laboratorio de Evaluación Nutricional en Alimentos (LENA) de la Universidad Nacional Agraria La Molina (UNALM), Lima. La duración del ensayo experimental fue de 49 días.
El trabajo experimental se realizó en un galpón con un área de 576 m2. Se utilizaron 18 pozas de 0.80x0.40x0.45 cm, siendo el área por animal de 0.16 m2. Los alimentos balanceados, de inicio y crecimiento, se formularon utilizando un programa lineal para cubrir los requerimientos nutricionales del cuy (Cuadro 1), y fueron suministrados ad libitum. El forraje utilizado en la alimentación mixta fue maíz chala (Zea mays), a razón del 10% del peso vivo del animal. Dada la restricción del forraje el agua de bebida se proporcionó ad libitum. El análisis proximal de las dietas y del forraje se muestra en el Cuadro 2.
1 Laboratorio de Evaluación Nutricional de Alimentos (LENA) UNALM
2 Laboratorio de Investigación del Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA)
Se utilizaron 72 cuyes machos destetados (14 ± 3 días de edad) de las razas Perú, Andina e Inti (24 por raza), los cuáles fueron distribuidos al azar en los tratamientos, cada uno de ellos conformado por seis repeticiones (dos animales por poza). Los tratamientos se establecieron para evaluar dos sistemas de alimentación: Integral (AI: concentrado con Vitamina C + agua ad libitum) y Mixta (AM: concentrado con Vitamina C + Maíz chala 10% PV + agua ad libitum). Los animales de las tres razas fueron sometidos a los dos sistemas de alimentación.
Los animales y el alimento fueron pesados semanalmente utilizando una balanza electrónica (10 kg; ± 2 g), para determinar la ganancia de peso y el consumo de alimentos. La conversión alimenticia se expresó como la relación entre la cantidad de alimento consumido y la ganancia de peso vivo logrado en un determinado periodo de prueba (semanal y acumulada). Para el rendimiento de carcasa se beneficiaron al final del estudio a 18 animales (3 por tratamiento), previo ayuno de 24 horas. La carcasa incluyó piel, cabeza, patas y vísceras rojas (corazón, pulmones, hígado, bazo y riñones).
Para el análisis de los resultados se utilizó un análisis de variancia en diseño completamente al azar (DCA) de seis tratamientos en arreglo factorial 2x3 (2 sistemas de alimentación x 3 razas) con seis repeticiones por tratamiento. Se determinaron las diferencias de promedios entre tratamientos, usando la prueba de Tukey para la diferencia entre las medias.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
No se encontró diferencia estadística por el sistema de alimentación en el peso final (AI: 859.67 g; AM: 884.43 g) ni en la ganancia de peso total (AI: 625.20 g; AM: 655.62 g) y diaria (Cuadro 3). No obstante, dada la presión de selección de las tres razas para características diferentes, los pesos y ganancias de peso fueron diferentes entre razas; así los cuyes de la raza Perú superaron en peso (1001.13 g) a la Andina (814.25 g) e Inti (800.83 g) (p<0.05).
El sistema de alimentación prevaleciente en cuyes de la costa central del país es el mixto, habiendo variado el tipo de forraje en el tiempo. En la década del 70 se utilizaba alfalfa, mientras que en los 90 se empleaba mayormente chala (Zea mays). Los genotipos para peso (Perú) y para peso x camada (Inti) y camada (Andina) fueron evaluados por Lavado (1978) utilizando alfalfa + balanceado, obteniendo pesos a las 13 semanas de edad de 718.8, 717.5 y 750.0 g para Perú, Inti y Andina, respectivamente; mientras que Dulanto (1999) en el mismo periodo de crecimiento, utilizando chala, reportó 1150.9, 1010.42 y 900.63 g para estas razas, los cuales son pesos superiores a los alcanzados en el presente trabajo.
La tendencia a la restricción de forraje determinó evaluar raciones integrales en cuyes Perú. Así, Inga (2008) obtuvo una ganancia de peso total de 790 g (16.1 g/cuy/día) con ración con 8% de fibra, Ccahuana (2008) de 782 g (16.0 g/cuy/día) utilizando 15% de bagazo de marigold y Altamirano (2012) de 772 g (15.8 g/cuy/día) incluyendo 2% de aceite de soya en la ración.
Roca Rey (2001), al evaluar líneas procedentes de Cajamarca, Arequipa y Lima obtuvo pesos promedio de 886 12.5 g/d), 882 (12.1 g/d) y 921 g (12.9 g/d), sin diferencias significativas entre grupos genéticos. Por otro lado, Villafranca (2003), con una base genética de la costa (Cieneguilla) reportó incrementos diarios de 10.0 y 10.3 g/día con raciones con 12% de fibra con ración integral y mixta, respectivamente, y Milla (2004), con cuyes de una granja de Lurín, obtuvo de 6.7 a 10.1 g/día en 77 días al incrementar la proteína en la ración de 12 a 20%. Choez y Ravillet (2018) evaluaron niveles de inclusión de frejol castilla en la ración con un sistema de alimentación mixto (concentrado y alfalfa), hallando incrementos de peso promedio de 504 g (10.3 g/d) a 586.6 g (12 g/d) a las 9 semanas de edad; mientras que Airahuacho y Vergara (2017) registraron ganancias de 670 g (13.7 g/d) a 792 g (16.2 g/d) con alimentación integral.
El mayor consumo de alimento en materia seca fue obtenido por cuyes de la raza Perú en el sistema de alimentación mixto (2357 g) y el menor correspondió a los cuyes Inti en el sistema integral con 1600 g (p<0.05). Asimismo, los cuyes del sistema de alimentación mixto presentaron un consumo de 2133.57 g en comparación con 1728.30 g de los cuyes con el sistema integral (p<0.05), que coinciden con Morales et al. (2011) y Huamaní et al. (2016) que tuvieron consumos de materia seca estadísticamente superiores con la alimentación mixta respecto a la integral. En forma similar, el consumo de los cuyes Perú (2153.6 g) fue mayor que el de los cuyes Andina (1840.6 g) e Inti (1798.6 g) (p<0.05; Cuadro 3).
Lavado (1978) y Dulanto (1999), con las mismas bases genéticas en proceso de selección, muestran resultados con tendencia similar al consumo de materia seca total en un sistema de alimentación mixta en los genotipos Perú, Andina e Inti. No obstante, la literatura muestra variaciones en el consumo promedio de materia seca; por ejemplo, 2527 g (Benito, 2008), 2300 g (Inga, 2008), 2627 g (Altamirano, 2012).
La conversión alimenticia fue más eficiente en el sistema integral (p<0.05), reportándose un valor de 2.81 en comparación con el de 3.26 para el sistema mixto, lo cual difiere con Morales et al. (2011) y Huamaní et al. (2016), que encontraron conversiones alimenticias estadísticamente similares entre ambos sistemas de alimentación en cuyes de la misma edad. No hubo diferencias significativas entre razas; no obstante, se pudo observar diferencias significativas en las combinaciones de razas con sistemas de alimentación (Cuadro 3).
Inga (2008) obtuvo una conversión promedio de 2.93, Altamirano (2012) de 3.4 y Benito (2008) de 3.2. Milla (2004) registró conversiones alimenticias entre 5.05 y 5.34 para raciones entre 12 y 18% de proteína cruda con otra base genética y con ración integral durante el periodo de engorde; mientras que Airahuacho y Vergara (2017) tuvieron conversiones de 3.32 (2.9 Mcal ED/kg y 120% NRC) a 3.82 (3.0 Mcal ED/kg y 100% NRC), evaluando dos niveles de energía digestible en base a los estándares del NRC con el mismo sistema de alimentación.
El rendimiento de carcasa de los cuyes en el tratamiento T4 (AM raza Perú) fue estadísticamente superior (p<0.05) a los demás tratamientos evaluados. No se encontró diferencias significativas entre sistemas de alimentación (Mixto: 71.24%; Integral: 70.83%) (Cuadro 4). Estos resultados guardan relación con Huamaní et al. (2016) (Mixto: 72.7%, Integral: 73.7%); sin embargo, difieren con Choez y Ravillet (2018) y Airahuacho y Vergara (2017), cuyos rendimientos promedio fueron menores con 65.7 y 69.3% para la alimentación mixta e integral, respectivamente. Asimismo, con cuyes raza Perú de 12 semanas de edad, Morales et al. (2011) tuvo rendimientos de carcasa de 71.9 a 75.6%; y Yoplac et al. (2017) de 70.8 a 71.5% con niveles de 5, 15 y 25% de harina de pulpa de café, similares a los determinados en la presente evaluación.
CONCLUSIONES
El sistema de alimentación integral o mixto no influyó en el peso final y ganancia de peso en las razas, pero afectó el consumo y la conversión alimenticia.
El sistema de alimentación integral es una alternativa viable en la crianza de cuyes, permitiendo mejorar la conversión alimenticia.
La raza Perú tuvo mayor peso final, mejor conversión alimenticia y mayor rendimiento de carcasa