INTRODUCCIÓN
La vicuña es una especie ungulada distribuida en las eco-regiones de la puna y cordillera, mayormente entre 3000 y 5000 msnm (Acebes et al., 2018). Es una especie altamente adaptada y eficiente a pesar de la pobreza de condiciones de su medioambiente, es parte de la cosmovisión andina, y ha sido utilizada racionalmente y conservada desde tiempos inmemoriales, en donde los países que poseen esta especie realizan esfuerzos internacionales para su conservación y uso sustentable (Puig, 2003). Perú posee más de la mitad de la población mundial (Acebes et al., 2018), de allí la necesidad de conocer las diferencias temporales y espaciales de las poblaciones animales de esta especie que tienen implicancias en su manejo y conservación (Borgnia et al., 2006). El manejo de las vicuñas se realiza de dos formas: silvestría, la cual incluye un sistema de captura, esquila y liberación, manteniendo sus patrones de dispersión y movimiento, y la cautividad, donde los animales están restringidos de movilizarse mediante barreras físicas (Arzamendia et al., 2012).
La vicuña es una especie polígama, forma grupos familiares con un macho dominante y varias hembras y crías, la madurez sexual se alcanza al año de edad y pueden tener su primera parición a los 2 años (Brack, 1980; Pérez, 1994). Los animales pueden agruparse en grupos familiares territoriales permanentes, grupos familiares territoriales marginales, grupos familiares móviles, grupos de machos y machos solitarios (Franklin, 1974, 2012).
La legislación vigente en el Perú con respecto a la conservación y aprovechamiento de la vicuña es muy específica, existiendo lineamientos para su aprovechamiento sostenible (DGFFS, 2012a) y para la evaluación del estado poblacional (DGFFS, 2012b), así como lo referente a la captura, esquila (NTP 231.251, 2018), limpieza y envellonado de la fibra cosechada (NTP231.352, 2018).Apartir de 1995, Perú fue reclasificado y enumerado en el Apéndice II de la CITES, lo que permitió la venta internacional de fibra. Esto posibilitó que las comunidades andinas empezaran a cosechar fibra de animales capturados vivos, mientras que la exportación de fibra y el comercio de sus productos derivados están permitidos bajo regulaciones estrictamente controladas (Franklin, 2011; Acebes et al., 2018).
Como una de las políticas de conservación de la especie, Perú adaptó la reintroducción o repoblación de vicuñas en zonas donde la especie habitó en el pasado, o donde existían poblaciones pequeñas o vulnerables, en áreas donde los pastos naturales y el agua garantizaban la supervivencia de la especie y que también beneficiara a las comunidades locales organizadas (Acebes et al., 2018). No obstante, se requiere investigar las tasas de sobrevivencia de crías y juveniles para la sostenibilidad de la especie, puesto que mientras las poblaciones de adultos se mantienen estables a través de los años, se observa una gran variabilidad anual de la población de juveniles y crías (Sarno, 2010). La práctica del arreo, captura y esquila produce alteraciones en la estructura de los grupos familiares, lo cual, eventualmente podría causar estrés continuo y mortalidad de individuos (Sarno et al., 2009). La mortalidad de grupos no capturados ha sido descrita entre 0.7 y 1 % (Arzamendia y Vilá, 2012).
Según el censo poblacional de vicuñas en el Perú en el 2012 (DGFFS, 2014), la Región Cusco cuenta con el 8.54% (17 833 cabezas) de la población nacional, de las cuales 60.6% son hembras, no existiendo datos más actuales. De otra parte, (Pacheco et al., 2019a) indican que la distribución etaria de vicuñas silvestres fue de 13.6, 20.1 y 66.3% y en cautiverio de 11.8, 3.3 y 84.8 % para crías, juveniles y adultos, respectivamente, en tanto que la proporción de machos era ligeramente superior a la de hembras; mientras que Quispe et al. (2015) reportan 46% de machos y 54% de hembras en la Región Puno. Con base a estos antecedentes, el objetivo del estudio fue describir la edad, sexo y sistema de manejo como factores de variación en la estructura poblacional y producción de fibra de vicuñas capturadas en la Región Cusco, Perú.
MATERIALES Y MÉTODOS
El trabajo se realizó durante los meses de mayo a noviembre de 2018 en 58 capturas (denominadas localmente como Chacus) de vicuñas mantenidas en silvestría y cautividad en la Región Cusco, Perú. Se consignaron los datos de 6777 vicuñas capturadas, identificadas por edad, sexo, producción de fibra y sistema de manejo. La estructura poblacional se determinó mediante el análisis de las fichas de captura de 45 Chacus en silvestría y 13 Chacus en cercos permanentes (sistema de manejo en cautividad). Con la información obtenida, se obtuvieron medidas de tendencia central de la estadística descriptiva y expresiones porcentuales, utilizando el software SAS v. 9.0.
El estudio fue amparado con la Autorización de investigación mediante Resolución de Dirección General N.° 180-2016SERFOR/DGGSPFFS. Todas las actividades realizadas estuvieron en intima coordinación con el Proyecto de Manejo y Uso Sustentable de la Vicuña del Gobierno Regional Cusco (GRC) y la Dirección Regional de Agricultura Cusco (DRAC), así como con el Personal de la ATFFS-SERFOR Cusco y las comunidades conservacionistas de vicuñas.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
La estructura poblacional de vicuñas mantenidas en silvestría y cautividad en la región Cusco se encuentra resumida en el Cuadro 1.
En algunos lugares de captura, principalmente en silvestría, se llegaron a encontrar poblaciones por encima a los 5000 m, altitudes mayores a las reportadas en la literatura (Acebes et al., 2018). De acuerdo con los datos de captura obtenidos durante la campaña anual de 2018, se observa que las proporciones entre grupos etarios, sobre todo en rebaños silvestres, mantienen una relación lógica y natural, con el mayor porcentaje de la población conformado por adultos, y porcentajes similares entre crías y juveniles, de forma similar a lo reportado por Pacheco et al. (2019a); sin embargo, en animales mantenidos en cautiverio se registraron 13.92% de crías y solo 7.2% de juveniles. Esto estaría revelando una mortalidad temprana en crías. Por ejemplo, en el cerco permanente de Tawapalcca (provincia de Espinar, Cusco), se presenció el ataque de perros asilvestrados a las vicuñas liberadas después de la esquila (Figura 1). Asimismo, se indica que la presencia de perros pastores en un factor estresante para las vicuñas, siendo comunes los ataques (Arzamendia y Bilá, 2015).
La disminución porcentual de juveniles en cautividad respecto a las vicuñas silvestres posiblemente seria en respuesta al estrés por el encierro en pastizales sometidos a sobre pastoreo y de baja calidad (Miranda et al., 2012). Se sabe que poblaciones sometidas a pobre alimentación presentan mortalidad denso-dependiente y baja respuesta reproductiva (Hofmann, 1983; Lichtenstein et al., 2002), además de problemas de endogamia, la cual conlleva a la reducción de la población, reducción de la capacidad reproductiva y disminución de la variabilidad genética (Canedi y Cabezas, 1996). Al respecto, cabe indicar que esta subespecie (V. vicugna mensalis) presenta baja variabilidad genética (Marín et al., 2007).
Es importante mencionar que, durante los chacus, principalmente en silvestría, se observaron muertes accidentales de animales adultos y jóvenes, mayormente por fractura cervical al colisionar con el cerco, así como de juveniles, crías y animales débiles por pisoteo en los cercos de captura (Figura 2). Sin embargo, se dispone de escasa información al respecto, aunqueArzamendia yVilá (2006) refieren mortalidades entre 0.5 y 12.6 % por efecto de captura y esquila.
La ligera mayor proporción de hembras, especialmente en las poblaciones silvestres coincide con el trabajo de Pacheco et al. (2019a), y similar a lo indicado en el Censo Poblacional de vicuñas de año 2012 (DGFFS, 2014), donde se reportó 60.6% de hembras, tendencia que también se presentó en vicuñas de la Región Apurímac (Valenzuela-Pinares et al., 2019).
La esquila de vicuñas se realiza cuando estas cumplen los estándares mínimos de largo de mecha, edad del animal y calidad del vellón (NTP 231.251, 2018), de allí que no se permite la esquila de animales jóvenes, crías, de fibra corta y con signos evidentes de sarna, lográndose esquilar en silvestría al 52.95 % del total de la captura, mientras que en cautividad solo pudieron ser esquilados el 30.21%. Estos porcentajes son similares a la proporción de animales esquilados respecto a los animales capturados en la Región Puno (59.98 y 40.96% para silvestría y cautividad, respectivamente) (Quispe et al., 2015). La proporción de animales esquilados respecto a los capturados fue superior en silvestría, debido a que los chacus cambian de lugar cada dos años, permitiendo la captura de animales no esquilados en su mayoría, mientras que en cautividad se tiene una alta probabilidad de capturar a los mismos animales cada año (Lichtenstein et al., 2002).
La producción de fibra fue diferente para ambos sistemas de manejo. En el caso de silvestría se obtuvo 294.92 kg de fibra de 1710 animales esquilados, haciendo un promedio de 172.4 g por individuo, mientras que en cautiverio se cosecharon 168.05 kg de fibra de 1072 animales, llegando a un promedio de 156.7 g de fibra por animal esquilado. Estos valores son similares a los reportados por Pacheco et al. (2019b) en la Región Cusco, quienes indican 165.0 g por animal en silvestría y 135.0 g. para cautividad, confirmando que los vellones obtenidos de cautividad tienen menos peso. Similar comportamiento se observó en la Región Puno con promedios individuales de 192 g en silvestría y 183 g en cautividad (Quispe et al., 2015).
En vicuñas mantenidas en cautiverio en Argentina se tuvo una producción de 209.1 g de fibra por individuo (Vilá y Lichtenstein, 2006); sin embargo, la diferencia radica en que se trata de la subespecie V. vicugna vicugna, diferente a la V. vicugna mensalis que existe en la Región Cusco, Perú. De otra parte, se reporta de 69.57 y 73.52% de animales esquilados respecto a los capturados en los Parques de Sajama y Apolobamba, respectivamente, en Bolivia, siendo el rendimiento de fibra en este ultimo de 119.2 g por animal (Maydana y Lima, 2012), valor inferior a lo reportado en el presente trabajo.
CONCLUSIONES
El sistema de manejo parece estar afectando la estructura poblacional, especialmente al grupo etario juvenil, indicando una reducción de individuos que llegan a la adultez, probablemente por la existencia de ciertos factores de mortalidad temprana en vicuñas mantenidas en cautiverio
La proporción de sexos en la población de vicuñas es similar en ambos sistemas de manejo, aunque con una ligera mayor cantidad de machos en silvestría.
El sistema de manejo en silvestría presentó una mayor proporción de vicuñas esquiladas con relación a las capturadas y de mayor rendimiento en peso de vellón.
Los resultados conllevan a la posibilidad de replantear el uso de cercos permanentes en la crianza de vicuñas en cautiverio para la producción de fibra, considerando los menores niveles productivos obtenidos en este sistema de manejo.