INTRODUCCION
El cobayo (Cavia porcellus) también conocido como cuy, es un roedor histricomorfo que pertenece al orden Rodentia, familia Caviidae y género Cavia. Esta especie, usa- da como fuente de alimento y parte de ceremonias religiosas, se encuentra distribuida globalmente como mascota o animal de experimentación, siendo considerada una fuente de proteína de origen animal en países de la comunidad andina (Morales, 2013; Fawcett, 2015; Minarikova et al., 2015; Pignon y Mayer, 2020).
Este animal es considerado como especie exótica porque su frecuencia no es muy común en la práctica clínica; además, especie no requiere vacunas a diferencia de perros, gatos, conejos y hurones (Fawcett, 2015). Entre las enfermedades dermatológicas descritas en cobayos o cuyes se encuentra la pododermatitis, conocida también como «bumblefoot» o «sore hocks», dermatitis crónica en las superficies plantares o podales, que en casos severos su pronóstico es de reservado a malo, debido al poco éxito esperado del tratamiento (Patterson, 2006; Brown y Donnelly, 2008; Blair, 2013; Fawcett, 2015; Pignon y Mayer, 2020).
Se presenta un caso de pododermatitis crónica ulcerativa severa infectada con Staphylococcus aureus y Proteus spp en un cuy criado en jaula metálica, tratado a base de sangre de grado, azúcar, prednisolona y gentamicina.
DESCRIPCION DEL CASO
Un cuy hembra de 850 g, 9 meses de edad, es llevado a consulta por presentar molestias al caminar y por lesiones dermatológicas en las superficies plantares de los miembros posteriores. Según el propietario, el animal es alimentado a base de forraje verde únicamente, le realizó un cambio de hábitat a jaula desde hace tres semanas, las lesiones plantares tienen una evolución de dos semanas, y el apetito es normal. El estado conductual del animal es en condición de alerta. Al examen físico no se encontraron alteraciones respecto a frecuencia cardiaca y respiratoria o temperatura corporal.
En la superficie plantar de la pata trasera derecha se evidenciaron lesiones erosivas ulcerativas, sangrantes, tejido necrótico, incremento de tejido alrededor de la lesión y sólido a la palpación (Figura 1). En la superficie plantar de la pata trasera izquierda se apreciaron lesiones similares, pero de menor extensión y profundidad. Los ganglios poplíteos de ambas extremidades se encontraban hiperplásicos. De otra parte, no se encontraron lesiones en la superficie palmar de las patas anteriores.
El diagnóstico se inició con una citología por hisopado, cultivo bacteriano, antibiograma y radiografía. En la citología se obtuvieron bacterias con morfología de cocos 3+ y bacilos 3+ extra e intracelulares con heterófilos 3+, según la escala semicuantitativa descrita por Budach y Mueller (2012). Al confirmar- se la infección se realizó un cultivo y antibiograma con resultado de Staphylo- coccus aureus y Proteus spp, el primero sensible a todos los antibióticos evaluados.
En las radiografías, la vista medio-lateral de ambas extremidades posteriores mostraron estructuras óseas conservadas; sin embargo, se evidenció aumento de densidad en articulaciones tarsales sugerentes a sinovitis, siendo más notorio en la pata trasera derecha (Figura 2). No se apreció osteomielitis.
Basado en la escala propuesta por White et al. (2016), se diagnosticó pododermatitis ulcerativa severa (grado 4 o 5) en ambas extremidades. Como tratamiento se recomendó retirar al animal de la jaula y colocarlo a superficie plana manteniendo una higiene adecuada. Se utilizó un preparado mezclan- do 4 g de azúcar y 0.5 ml de sangre de grado (Croton lechleri), donde 1 ml de sangre de grado equivale a 1 ml de látex de C. lechleri, aplicándose en la lesión una vez al día y posterior vendaje del área afectada. Además, se aplicó prednisolona oral a dosis de 0.8 mg/kg cada 24 horas en jarabe por 14 días y gentamicina subcutáneo a dosis de 6 mg/kg cada 24 horas por un mínimo de 21 días.
Se programaron controles semanales, evaluando las lesiones clínica y citológicamente (Figura 3). El paciente mejoró gradual- mente, reduciendo el número de bacterias, células inflamatorias, al igual que las lesiones y su extensión. Se obtuvo el cierre completo de la úlcera el día 20 en la pata izquierda y el día 26 en la pata derecha.
DISCUSION
La pododermatitis ulcerativa suele ser de presentación esporádica y representa un problema para los animales criados en jaulas metálicas. Minarikova et al. (2015) reportó una frecuencia de 3% (30/1000) y White et al. (2016) indicaron 43.7% (128/293) de casos de pododermatitis en una casuística de 25 años, aunque solo ocho casos fueron considerados como severos (grado IV o V). La patología es generalmente de origen bacteriano, donde influyen factores predisponentes como animales obesos mantenidos en condiciones sanitarias no óptimas, jaulas metálicas o abrasivas, astillas de madera, suciedad, deficiencia de vitamina C (Suckow et al., 2012; Blair, 2013; Pignon y Mayer, 2020). En el presente caso se debió probablemente a las características deficientes de material metálico en la jaula.
Los signos clínicos asociados a pododermatitis en cuyes son cojera, comportamiento sedentario, vocalización, pudiendo estar afectadas una o varias patas (Patterson, 2006; Clemons y Seeman, 2011; Suckow et al., 2012). Para Hoppman y Barron (2007), las técnicas recomendadas para el diagnóstico son la citología del exudado, la cual demuestra una inflamación piogranulomatosa con mayor presencia de cocos bacterianos, cultivo bacteriológico y radiografías, lo cual fue empleado con éxito en el presente caso. En el cultivo bacteriano se aislaron Staphylococcus aureus y Proteus spp, sien- do S. aureus la bacteria más frecuentemente aislada en este tipo de cuadros (Rigby, 1976; Brown y Donnelly, 2008). No se encontraron reportes referentes a resistencia antibacteriana ante estos microorganismos; sin embargo, Proteus spp fue resistente a los antibióticos más usados para esta enferme- dad como son la enrofloxacina y ciprofloxacina (Brown y Donnelly, 2008).
La radiografía permitió tomar la decisión del tratamiento a realizar y la categorización de la lesión (Figura 2). No hay reportes sobre el uso de prednisolona para pododermatitis en cobayos, pero se manejó a dosis de 0.8 mg/kg de peso cada 24 horas por 14 días por vía oral, para reducir la inflamación. Con base a la sensibilidad antibiótica determinada, la duración de la terapéutica antibiótica sistémica puede establecerse por tres semanas (Hillier et al., 2014).
Este es el primer reporte del uso de combinación de azúcar con sangre de grado para la cicatrización en una pododermatitis ulcerativa severa en cobayos. El azúcar tiene propiedades higroscópicas con alta osmolaridad, que permite eliminar las bacterias mientras promueve el tejido de granulación, además mejora la migración de macrófagos, reducción de edema y epitelización; su uso se recomienda en forma de pasta por ser más efectiva y fácil aplicación (Pavletic, 2018). De otra parte, el látex de C. lechleri (sangre de grado) tiene pro- piedades inmunomoduladoras para heridas, capacidad para formar una película que pro- teja contra la invasión microbiana de heridas, actividad captadora de radicales libres brin- dadas por las procianidinas, efecto antiinflamatorio, antibacteriano y acción de los polifenoles (Jones, 2003; Risco et al., 2003).