INTRODUCCIÓN
En las últimas décadas se ha incrementado el interés en el bienestar animal, y se ha producido importantes avances con el objetivo de minimizar el sufrimiento de los animales, promover sus emociones positivas y mejorar su bienestar (Colombo et al., 2017). De igual forma, en los últimos años la empatía por los animales se ha convertido en un tema cada vez más importante dentro de la academia, incluyendo las áreas de psicología, filosofía, historia, estudios culturales, estudios humano-animales y ciencias del bienestar animal (Phillips, 2009; Bradshaw y Paul, 2010; Aaltola, 2012; Calcagno, 2017). Se ha concluido que la empatía podría formar la base de un nuevo modelo de relaciones humano- animal que serían éticamente superiores a las que prevalecen en las sociedades contemporáneas (Gruen, 2015; Chen, 2016). Claramente, la empatía humano-animal se ha convertido en un tema que no solo es académicamente interesante, sino que tiene también un amplio alcance y trascendencia social (Malecki et al., 2019). Dado que los profesionistas de las ciencias pecuarias desempeñan un importante papel respecto al bienestar de los animales, una mejor comprensión de sus actitudes hacia los animales puede proporcionar información relevante sobre el enfoque de los planes de estudios que están siendo utilizados en su formación universitaria, ya que estos deben ofrecer herramientas que permitan desarrollar actitudes positivas hacia los animales.
La empatía ha sido definida como la identificación mental y afectiva de un sujeto con el estado de ánimo del otro; de igual manera se explica como la capacidad de identificarse con alguien y compartir sus sentimientos (Calderón, 2015). Se indica también que la empatía es un estado emocional estimulado que se basa en la capacidad de percibir, comprender y preocuparse por las experiencias y perspectivas de otra persona o animal (Young et al., 2018).
La palabra empatía proviene etimológicamente de su raíz griega epathon, que significa sentir, y del prefijo εv, preposición inseparable que significa dentro (Olmedo y Montes, 2009). Según Filippetti et al. (2012), la empatía es un constructo multidimensional definida en función de dos sistemas o componentes: 1) un sistema básico de contagio emocional relacionado con el sistema de neuronas espejo, llamada empatía afectiva (capacidad de sentir o experimentar físicamente las emociones percibidas de otro), y 2) un sistema más avanzado de toma de perspectiva relacionado con funciones cognitivas de alto orden, llamada empatía cognitiva (capacidad de comprender las experiencias de otros reconociendo e imaginando su realidad). Otros autores incorporan un tercer componente, llamado preocupación empática, también llamada compasión o empatía motivacional, que promueve la acción para aliviar el sufrimiento de otro (Cuff et al., 2014). Se define además como una herramienta perceptiva, a través de la cual los contenidos mentales de otros pueden manifestarse; a nivel conductual, la respuesta empática proviene filogenéticamente del cuidado por la descendencia, siendo esto más característico de los mamíferos (Calderón, 2015).
La empatía es una de las actitudes positivas hacia los animales más importantes; juega un papel importante en las relaciones interpersonales, y también da forma a la relación entre especies humanas y no humanas, que afectan la forma en que se trata y se cuida a los animales (Colombo et al., 2017). Suele destacar la importancia de la empatía como elemento motivador de las conductas de ayuda o prosociales. Así, cuando se empatiza con el sufrimiento o la situación de necesidad ajena, se presenta el impulso de hacer algo para remediarla (Calderón, 2015; Young et al., 2018). La empatía es sumamente importante en el cuidado y bienestar de los animales, por lo que debe tomarse en cuenta en la formación de los profesionistas de las ciencias pecuarias (Etxebarria, 2008).
La ignorancia, crueldad y falta de empatía hacia el resto de los seres vivos, así como al entorno natural, es una muestra de la inmadurez que sufre la sociedad actual en general (Sauquet, 2014). Algunos estudios sugieren que las actitudes de estudiantes de las ciencias pecuarias hacia los animales empeoran mientras avanza su formación universitaria, ocasionando un efecto deletéreo traducido en una insensibilización hacia el dolor y el sufrimiento de los animales (Paul y Podberscek, 2000; Hazel et al., 2011; Cornish et al., 2016; Menor-Campos et al., 2019). Desarrollar la empatía durante la formación de profesionales relacionados al uso, manejo y cuidado animal debe ser fundamental, ya que se relaciona con una mayor competencia profesional respecto al bienestar y a la calidad de vida de los animales; sin embargo, su enseñanza es poco relevante en los planes y programas de estudio de las instituciones de enseñanza superior (Calderón, 2015; Colombo et al., 2017; Menor-Campos et al., 2019). Por lo anterior, el objetivo de esta investigación fue medir el nivel de empatía humano-animal, humano-humano y percepción del bienestar animal, en estudiantes mexica- nos de profesiones relacionadas al uso, manejo y cuidado animal.
MATERIALES Y MÉTODOS
Instrumento de Evaluación
Se elaboró un cuestionario electrónico (Google Fomularios) como instrumento de evaluación, donde se incluyeron tres escalas:
Escala de Empatía de Paul (Paul, 2000), con 22 ítems para medir el nivel de empatía humano-animal,
Índice de Reactividad Interpersonal (Davis, 1980), que consta de 27 ítems para medir la empatía humano-humano, y
Cuestionario para la medición de actitudes hacia el maltrato animal como indicador de percepción de bienestar animal (Campos et al., 2013), integrado por 14 ítems.
La herramienta de evaluación se formuló en seis secciones:
Sección 1: Descripción, objetivos e instrucciones para contestar la encuesta y carácter anónimo de los datos.
Sección 2: Datos generales del encuestado.
Sección 3: Evaluación de la empatía humano-animal compuesta por 22 ítems.
Sección 4: Evaluación de la empatía humano-humano compuesta por 27 ítems.
Sección 5: Evaluación de la percepción del bienestar animal compuesta por 14 ítems.
Sección 6: Agradecimiento.
Cada ítem tiene varias elecciones de respuesta, y cada elección de respuesta, tiene diferente valor. Los puntajes se encuentran definidos en las fuentes bibliográficas utilizadas.
Participantes y Difusión del Instrumento
Se difundió el instrumento de evaluación a la comunidad académica de instituciones de educación superior de la República Mexicana que ofertaban licenciaturas relacionadas al uso, manejo y cuidado de los animales (Médico Veterinario Zootecnista, Ingeniero Agrónomo Zootecnista; Licenciado en Producción Animal, Licenciado en Sistemas Pecuarios, y Licenciado en Biología, entre otros) utilizando medios electrónicos, como el correo electrónico, redes sociales, y por medio de comunicación de mensajes de telefonía celular. El instrumento de evaluación estuvo disponible de septiembre de 2018 a febrero de 2019.
Análisis Estadístico
El análisis estadístico de los datos recolectados se realizó utilizando el Programa IBM SPSS v. 22.0. Se calcularon las puntuaciones totales para cada escala (empatía humano- humano; empatía humano-animal; percepción de bienestar animal). El puntaje mayor corresponde a un índice de empatía más eleva- do en las escalas empatía humano-humano y empatía humano-animal; de igual forma, un mayor número de puntos en la escala para la medición de actitudes hacia el maltrato animal representa una mejor comprensión del bienestar animal. La consistencia interna de cada escala se realizó utilizando el alfa de Cronbach; se realizaron análisis de varianzas para establecer diferencias significativas de las escalas entre grupos de interés (género, año que se cursa, área profesional de interés). Se calcularon también coeficientes de correlación entre las escalas evaluadas.
RESULTADOS
Se recibieron 1688 encuestas de 35 instituciones de educación superior que ofertan alguna licenciatura relacionada al uso, cuidado y manejo animal (Cuadro 1). El 62.9% fueron respondidas por mujeres (62.9%). La mayoría de los encuestados vivían en entornos urbanos (65.6%) y un número menor en entornos semiurbano (22,0%) y rural (12.4%). Se observó una preferencia notable por las áreas de clínica de animales (34.5%) y producción animal (33.8%). Por otro lado, cerca del 50% de los encuestados cursaban el primero y segundo año de la licenciatura.
En el Cuadro 2 se presentan los resultados de las escalas evaluadas según el género del encuestado. Resulta relevante señalar que el puntaje promedio obtenido por las mujeres es significativamente mayor que el de los hombres en las tres escalas evaluadas (p<0.001). Las mujeres mostraron un puntaje entre 8 y 11% mayor de empatía y de percepción de bienestar animal que los hombres.
Los resultados de las escalas evaluadas, clasificados por género y año que se cursa se presentan en el Cuadro 3. Las mujeres mostraron valores mayores respecto a los hombres, pero se encontró que el nivel de empatía humano-animal disminuye significativamente conforme se avanza en los años de estudio en ambos géneros. En hombres, la disminución ocurre a partir del segundo año, mientras que en mujeres ocurre a partir del tercer año (p<0.001). No se encontró una tendencia definida respecto a la empatía humano-humano con respecto al año que se cursa, manteniéndose casi los mismos valores a lo largo de la formación universitaria. La percepción del bienestar animal disminuye en los hombres a partir del segundo año, mientras que en las mujeres es a partir del tercer año, sin mayor variación hasta el final de los estudios universitarios (p<0.001). En general, los valores de empatía humano- animal y de percepción de bienestar animal presentaron un comportamiento muy parecido.
Los resultados de los valores de empatía humano-animal, humano-humano y percepción del bienestar animal, agrupados por género y área profesional de preferencia se presentan en el Cuadro 4. Se observa una disminución significativa (p<0.001) en los valores de empatía humano-animal y percepción del bienestar animal en aquellos estudiantes que tienen una inclinación profesional hacia los animales de producción, seguida de aquellos interesados en salud pública y epidemiología. Similar tendencia se observó en hombres y mujeres.
Se encontraron coeficientes de correlación positivos (p<0.05) entre empatía humano-animal y humano-humano (r=0.328); empatía humano-animal y percepción de bien- estar animal (r=0.590), y entre empatía humano-humano y percepción de bienestar animal (r=0.247). Estos valores indican que quien muestra una mayor empatía hacia los anima- les tiene una significativa mejor percepción del bienestar animal.
DISCUSIÓN
Al no existir evidencia documental en México que describa la empatía humano-animal y percepción del bienestar animal de profesionistas relacionados al uso, manejo y cuidado de los animales, este estudio muestra la realidad respecto a la formación profesional en temas que impacten en un mayor bienestar animal y calidad de vida de los animales, a través del desarrollo de la empatía hacia los animales.
Los resultados concuerdan con la evidencia empírica que muestra la diferencia de género respecto a la empatía humano-animal, donde las mujeres tienden a obtener mayores niveles de empatía hacia los animales y mayor compromiso proambiental que los hombres; de esta manera mostrando más actitudes positivas hacia los animales, tales como una mayor preocupación por el sufrimiento animal y un mayor compromiso por la protección de los animales (Herzog, 2007; Amiot y Bastian, 2015; Sakellari y Skanavis, 2017). Diversos estudios concuerdan en que las mujeres son más receptivas a las señales emocionales, lo que conduce a una mejor comprensión y a una mejor relación empática tanto cognitiva como emocional hacia los animales, y una mayor capacidad para la detección de señales faciales del dolor en los animales, por lo que las hace más sensibles a su sufrimiento, mientras que los varones tienden más a acciones instrumentales (Herzog, 2007; Norring et al., 2014; Amiot y Bastian, 2015; Diez-Goñi y Rodríguez-Diez, 2017). Las diferencias de empatía derivadas del género pueden explicarse considerando una combinación de diferencias biológicas innatas, culturales y ambientales (Bosch y Neumann, 2012; Procyshyn et al., 2020).
Los niveles de oxitocina endógena, encontrados en mayor cantidad en mujeres, se asocian positivamente con la empatía, el apego social, la crianza y los comportamientos prosociales, mientras que los niveles de testosterona, encontrados en mayor cantidad en hombres, se asocian positivamente con competencia y agresión intrasexual (Samuels et al., 2016; Daughters et al., 2017; Zilioli y Bird, 2017; Lamm y Tomova, 2018). Se ha sugerido que las diferencias de género res- pecto a las preocupaciones por el bienestar animal y al entorno natural, pueden explicar- se también por el hecho de que las mujeres y los hombres difieren en su dominio social (los grupos superiores deberían dominar a los grupos inferiores) y sus orientaciones empáticas (Graca et al., 2018).
Los hallazgos de empatía con relación al año que se cursa concuerdan con estudios que reportan una disminución de la empatía a lo largo de la formación universitaria (Calde rón, 2015; Paul y Podberscek, 2000). El estudio de Calderón (2015) realizado con varias licenciaturas de la salud, donde se incluye medicina veterinaria, sugiere que los estudiantes disminuyeron sus niveles de empatía desde el primer año de la licenciatura. Por otro lado, Paul y Podberscek (2000) reportan la posibilidad de que las estudiantes mujeres al ingresar a la educación veterinaria muestren una mayor empatía hacia los animales que los estudiantes hombres, pero que, al finalizar los estudios profesionales, los dos grupos puedan ser más o menos homogéneos, disminuyendo en sus actitudes hacia los animales.
Los profesionistas de las ciencias pecuarias que tienen preferencia por la producción animal pueden clasificar el dolor animal más bajo que los que tienen otra preferencia; por ejemplo, hacia la clínica animal (Norring et al., 2014), ya que con frecuencia se asume que los animales de producción son menos sensibles al dolor en comparación con los animales de compañía, lo que puede re- presentar que los animales de producción se conceptualicen de una forma utilitaria (Norring et al., 2014; Calderón, 2015).
Considerando los resultados encontrados en esta investigación, es importante enfatizar que el desarrollo de la empatía durante la formación de profesionales de la ciencia animal debe ser fundamental, ya que se relaciona con una mayor competencia ética. Además, se debe considerar los efectos que resultan en la habilidad de comunicarse con pacientes y clientes en el caso del médico veterinario, y en los efectos en el bienestar de los animales de producción para el caso de los zootecnistas. La disminución de la empatía hacia los animales en estudiantes a lo largo de su formación profesional se ha explicado con base a algunos supuestos, entre los que destacan la sobrecarga de trabajo académico, la falta de relevancia de la empatía en el currículo del alumno y en la priorización de la adquisición de conocimientos teóricos y de habilidades sobre el conocimiento humanístico y afectivo (Paul y Podberscek, 2000; Mejía de Díaz, 2012; Diez-Goñi y Rodríguez-Diez, 2017).
La disminución de la empatía hacia los animales puede atribuirse también al uso poco ético de los animales en la educación, a la poca preocupación por el bienestar animal y a actitudes de los docentes por no reforzar el vínculo humano-animal (Paul y Podberscek, 2000; Calderón, 2015; Diez-Goñi y Rodríguez- Diez, 2017). Estos hallazgos, sumados a otros existentes, deben considerarse un argumento para introducir herramientas en los planes y programas de estudio, que desarrollen habilidades de empatía desde el inicio de la carrera y se mantengan a lo largo de la vida profesional, enfatizando en conceptos como interacción humano-animal, bienestar animal, bioética, eutanasia, muerte y empatía.
CONCLUSIONES
Las mujeres tuvieron valores de empatía humano-animal, humano-humano y percepción de bienestar animal significativamente mayores que los estudiantes varones.
En general, se encontró una reducción de la empatía humano-animal y percepción del bienestar animal a partir del segundo y tercer año de la formación universitaria
Los estudiantes con inclinación hacia la producción animal mostraron valores más bajos de empatía humano-animal y percepción del bienestar animal, en comparación con los estudiantes con inclinación hacia la clínica de animales.
Se encontraron correlaciones positivas entre las tres escalas evaluadas, siendo mayor entre empatía humano-animal y percepción del bienestar animal.
Se considera de necesidad la introducción de contenidos en los planes y pro- gramas de estudio de las profesiones relacionadas al uso, manejo y cuidado animal, que permitan desarrollar habilidades sobre la empatía hacia los animales desde el inicio y durante toda la formación profesional.