INTRODUCCIÓN
"Los rápidos progresos de las tecnologías de la información y la comunicación modifican la forma de elaborar, adquirir y transmitir conocimientos" (UNESCO, 1998). Lemus-Pool et al. (2020) indican que existen tres áreas clave respecto a la apropiación de las tecnologías digitales por parte de los jóvenes. En primer lugar, el ámbito de interacción con los medios de comunicación, que plantea una transformación en la frecuencia y proporción de noticias que los jóvenes consumen en redes sociales digitales (García et al., 2017); en segundo lugar, el aspecto educativo, que aborda las transformaciones académicas generadas por las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en el proceso de enseñanza -aprendizaje, destacando nuevas capacidades cognitivas resultantes de la interacción con la tecnología fuera de la escuela (Parodi et al., 2019) y cómo esto puede potenciar el aprendizaje dentro de las aulas (Gutierres-Porlán et al., 2018); y en tercer lugar, la dimensión cultural de estos procesos, que involucra cambios en las formas de comunicación, socialización, participación y acción colectiva.
La educación virtual, llamada también e-learning, es un modelo de enseñanza aprendizaje que utiliza recursos tecnológicos, basado en las personas que adecuadamente motivadas y guiadas, son capaces de construir y conducir sus conocimientos, competencias y habilidades mediante el autoaprendizaje o autoestudio supervisado, coordinado por profesores facilitadores (Careaga y Contreras 2004). Esto permite aplicar "estilos de aprendizaje", usando modelos teóricos para tener una educación más efectiva y personalizada en cursos desarrollados en ambientes virtuales. Fontalvo et al. (2007) enfatizan que la interactividad y la comunicación sincrónica y asincrónica son factores determinantes para el éxito de cualquier aprendizaje desarrollado en ambientes virtuales, con un mayor desarrollo y evaluación de sistemas hipermedia adaptativos.
García et al. (2010) mencionan que se debe impulsar un cambio metodológico de la universidad de enseñanza a la de aprendizaje, iniciando con una construcción compartida de conocimiento a través de procesos de colaboración e interacción entre profesor, alumnos y contenidos. En este sentido, las universidades deben evaluar nuevas formas de enseñanza -aprendizaje, así como el uso de las nuevas tecnologías dentro y fuera de las aulas. Se busca que las universidades estén acorde a los avances en tecnología digital, pues los estudiantes son usuarios masivos de diferentes medios de comunicación interpersonal y colectiva. Asimismo, mencionan que los EVA (Entorno Virtual de Aprendizaje) son los medios y plataformas que ofrece Internet para el proceso de enseñanza -aprendizaje, donde el alumno es gestor de su propio aprendizaje y el profesor es un facilitador, quien debe tener un conocimiento profundo de la materia que imparte, principios didácticos y pedagógicos básicos para una buena enseñanza y actualizarse de manera permanente en el uso de estas tecnologías.
Tres grandes sistemas de información y comunicación conforman las TIC, que son el video, la informática y las telecomunicaciones, y que unidas con un fin educativo se convierten en herramientas valiosas para la materialización del conocimiento que adquirirá el educando, el uso de esas tecnologías en la educación superior permite que los docentes creen ambientes en red para que los educandos guarden, compartan y desarrollen su trabajo de manera colaborativa, donde puedan aplicar estrategias de enseñanza aprendizaje flexibles centradas en el estudiante. Este desafío requiere que los docentes se capaciten para el proceso de enseñanza y apoyo continuo (Casanova et al., 2019).
De las diferentes innovaciones educativas que generan las TIC, el diseño de un EVA representa una expresión avanzada en su evolución y facilita el trabajo colaborativo y la creación de comunidades sociales para la comunicación síncrona y asíncrona (Gros, 2002). La plataforma Modular Object-Oriented Dynamic Learning Environment (Moodle) es la más utilizada y que mejor se ajusta a un modelo pedagógico especializado en contenidos de aprendizaje y una herramienta polivalente que favorece un amplio abanico de posibilidades de comunicación didáctica (Montagud y Gandía, 2013).
Actualmente los planes de estudio por competencias de las universidades tienen como finalidad que el desempeño profesional de sus egresados cumpla lo requerido por el entorno laboral cambiante de una sociedad exigente, por lo cual considerando que el aprendizaje es diverso, los profesores deben establecer estrategias que faciliten el proceso de aprendizaje y los estudiantes deben adquirir conocimientos para mejorar su rendimiento académico (Gómez et al., 2011).
El rendimiento académico es el resultado de la actividad educativa del profesor, producido en el alumno, que se expresa en una calificación cuantitativa y cualitativa, siendo el reflejo de un determinado aprendizaje y el logro de objetivos preestablecidos (Pita y Corengia, 2005). Esto depende de múltiples factores y espacios temporales que pueden variar de una población a otra, como los componentes internos y externos al estudiante, los cuales pueden ser de orden social, cognitivo y emocional. Asimismo, de variables académicas (tipo de estudios cursados, cursos, rendimiento previo, entre otros) y variables socio familiares (estudios y situación laboral de los padres, lugar de residencia familiar, lugar de estudios, etc.) (Garbanzo 2007, 2013; Gómez et al., 2011).
Considerando que los aspectos contextuales, tecnológicos y educacionales se han visto influenciados por las nuevas tecnologías, el presente trabajo tuvo como objetivo determinar el uso y efectividad de los entornos virtuales de aprendizaje en el rendimiento académico de los estudiantes de medicina veterinaria de la Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo.
MATERIALES Y MÉTODOS
La investigación se realizó en la carrera profesional de Medicina Veterinaria de la Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo (UNPRG), Chiclayo, Perú, con un diseño no experimental, transversal, descriptivo y correlacional. Se consideró una muestra no probabilística de 192 estudiantes matriculados del primero al décimo ciclo en nueve asignaturas de formación genérica, especifica y de especialidad del ciclo 2020-II. A estos estudiantes se les aplicó virtualmente durante la pandemia del COVID-19 mediante la plataforma Google Forms un cuestionario de 39 preguntas, voluntario y anónimo, con respuestas tipo Likert de cuatro valoraciones: En desacuerdo (1), medianamente en desacuerdo (2), medianamente de acuerdo (3) y de acuerdo (4), elaborado por siete docentes de la Carrera de Medicina Veterinaria y un ingeniero de sistemas.
En la encuesta se contemplaron dos dimensiones de la variable EVA, uso y efectividad, con 19 y 20 preguntas respectivamente, tomando como base los trabajos de Davis (1989), Coll et al. (2008), Area Moreira (2013) y Cabero (2010), cuya temática fue la siguiente:
- La dimensión Uso, abarcó las subdimensiones de: Utilidad percibida (1. Información necesaria, 2. Instrucciones de uso del material, 3. Mejoramiento de sus notas, 4. Recopilación de información, 5. Término de tareas). Facilidad de uso percibida (6. capacitación para usar la plataforma, 7. Comunicación con el profesor, 8. Facilidad para el aprendizaje, 9. Resolución de problemas). Actitud por el uso (10. Comparación de retención de información, 11. Objetivos del curso, 12. Comprensión de la asignatura, 13. Información relacionada). Intención de uso (14. Continuación de modalidad, 15. Efectividad de clases). Uso actual del sistema (16. Uso diario de plataforma, 17. Facilidad para uso, 18. Gusto para uso, 19. Adaptación a metodología).
- La dimensión Efectividad, consideró las características intrínsecas de la carrera de Medicina Veterinaria y comprendió las subdimensiones de: Naturaleza de la carrera (1.Aprendizaje de la teoría, 2.Aprendizaje de la práctica, 3. Aprendizaje de la salud animal, 4.Aprendizaje de la producción animal, 5.Aprendizaje de la salud pública). Recursos empleados (6. Manejo de material biológico, 7. Uso de material de laboratorio, 8. Uso de medios de laboratorio, 9. Uso de equipos de laboratorio). Actividades por realizar (10. Trabajo de campo, 11. Trabajo de laboratorio, 12. Proyección social, 13. Investigación). Diseño de comunicación (14. Comunicación con hospitales, clínicas y consultorios veterinarios, 15. Comunicación con empresas de producción animal, 16. Comunicación con servicios sanitarios, 17. Comunicación con investigadores en ciencias veterinarias). Didáctica (18. Contenido silábico, 19. Metodología del docente, 20. Evaluaciones).
El cuestionario fue validado por profesionales expertos en metodología, estadística y en EVA. Se tuvieron en cuenta las bases conceptuales de los EVA (para garantizar la validez de contenido), aspectos de la semántica y sintáctica en la elaboración de los ítems (para garantizar la validez de construcción) y la confiabilidad calculada con el coeficiente de Alpha de Cronbach (0.937 para uso y 0.912 para efectividad). Para evaluar el rendimiento académico se consideraron las notas de las actas finales, en sistema vigesimal.
Para el análisis estadístico se usaron porcentajes, promedios, desviaciones estándar y las pruebas de t de Student y Chi cuadrado. Los datos se procesaron con el programa SPSS v. 21 y Excel 2016. La investigación fue aprobada mediante resolución N.°0542020-VIRTUAL-ILLC/FMV.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
En el Cuadro 1 se detalla que, según la utilidad percibida, la mayoría de los alumnos que estudiaron en línea estuvieron medianamente de acuerdo con que tienen a la mano toda la información que necesitan, reciben instrucciones para usar los materiales, recopilan mejor la información, terminan su tarea a tiempo y mejoran sus notas. Respecto a la facilidad de uso percibida, la mayoría estuvo medianamente de acuerdo en que la comunicación con el profesor facilita su aprendizaje y que la revisión del material proporcionado ayuda a resolver problemas, no así en la capacitación para uso de la plataforma por parte de los estudiantes del rango etario de 16 a 20 años, quienes se encontraron entre el primer al cuarto ciclo.
Nota: Valoración de los ítems,1: en desacuerdo (D), 2: medianamente en desacuerdo (MD), 3: medianamente de acuerdo (MA), 4: de acuerdo (A). Aplicación del cuestionario 2020-II
Sobre la actitud de uso, los alumnos expresaron que estudiar de manera virtual los compromete medianamente a explorar más los objetivos del curso y les motiva a buscar más información relacionada a los temas de estudio. También indican que la educación virtual les permite medianamente estudiar a su ritmo para comprender la asignatura, a excepción del grupo de 16 a 20 años y los del I al IV ciclo, quienes opinaron lo contrario. Respecto a la Intención de uso, la mayoría de los encuestados afirmaron que no les gustaría continuar con la modalidad de educación en línea y consideraron que las clases presenciales son más efectivas. Por otro lado, en cuanto al uso actual del sistema, aseguraron que revisan y usan diariamente la plataforma en línea, que es medianamente fácil de utilizar y les gusta utilizarla ocasionalmente, aunque los estudiantes de 16-20 años consideraron que no se adaptan completamente a las metodologías virtuales usadas por los profesores en cada asignatura.
Estos hallazgos concuerdan con Bautista et al. (2016), pues indican que, para el ideal funcionamiento de la educación, los alumnos deben adaptarse para poder alcanzar sus metas académicas y personales; además de tener una estrategia de aprendizaje colaborativo, de búsqueda, selección y producción tanto de información como de conocimiento. Asimismo, deben poseer destrezas técnicas como el manejo del entorno virtual y de herramientas necesarias para su formación, participar activamente en el aula, comunicándose con el docente y sus compañeros para desarrollar su proceso de aprendizaje. Además, García et al. (2010) afirman que los alumnos al llegar a la universidad, no se sienten capacitados en herramientas digitales, aún inmigrantes en el uso de las posibilidades de comunicación y de aprendizaje colaborativo que ofrecen los EVA; por lo cual, el profesor es el que construye su propia sabiduría digital para acompañar y guiar a los estudiantes cada vez más dispares en cuanto a edad, origen, grupo social y experiencia en entornos virtuales de enseñanza aprendizaje, quienes también pueden tener responsabilidades familiares y laborales.
Bautista et al. (2016), además, mencionan que el perfil del estudiante universitario del siglo XXI está cambiando, paralelamente a la universidad y la sociedad, donde se encuentran alumnos que se adaptan fácilmente a la educación en línea, pero también existen los que no se adaptan y consideran que la educación presencial es su mejor opción, pues acudiendo a clase presencial todos los días aprovechan más la formación educativa. En este sentido, Lemus-Pool et al. (2020) estudiaron la intensidad de uso y perfil de navegación de diversas plataformas digitales, páginas de información general, intercambio de información o productos, redes sociales digitales, páginas educativas y de aprendizaje, así como de entrenamiento y diversión; encontrando que depende de un componente técnico referido a los recursos de interactividad que provee la propia plataforma y un componente sociocultural que se remite al contexto personal del alumno, el capital social y cultural, la personalidad y capacidad expresiva, así como las habilidades digitales de los estudiantes; lo que concuerda con los hallazgos de la presente investigación.
En el Cuadro 2 se muestra que, el nivel de uso de los EVA fue bajo en los estudiantes de 16-20 años y de los primeros ciclos (IIV); regular en los de 20 a más, quienes mayormente pertenecieron a los ciclos V a X (p<0.01). Asimismo, se determinó que el nivel de uso de los EVA fue regular sin diferencia alguna entre hombres y mujeres.
Nota: Valoración de los ítems. 1: en desacuerdo (D), 2: medianamente en desacuerdo (MD), 3: medianamente de acuerdo (MA), 4: de acuerdo (A). Aplicación del cuestionario 2020-II
Asimismo, teniendo en cuenta la didáctica, estuvieron medianamente de acuerdo en que los profesores informan y explican el contenido de los sílabos, que la metodología empleada tiende a ser clara y precisa y que la evaluación realizada de manera virtual es adecuada.
Estos resultados fueron un tanto similares a los encontrados por Smacchia et al. (2013), donde alumnos de la asignatura de anatomía veterinaria presentaron dificultades en la producción colaborativa, lo que motivó una propuesta educativa semipresencial, prácticas de observación y registros presenciales en laboratorios y análisis y discusión a través del campus virtual.
En el Cuadro 4 se muestra que no hubo diferencias significativas en el nivel de efectividad de los EVA (0>0.001) de acuerdo con la edad, ciclo académico y sexo, siendo el grado de efectividad de regular a bajo. Se remarcó la baja efectividad en los estudiantes de 16 a 20 años, quienes mayormente pertenecen a los primeros ciclos académicos (I-IV), en tanto que fue regular en los alumnos de 20 a más años, los que estuvieron en los ciclos del V al X. Asimismo, la efectividad fue regular tanto en hombres como en mujeres.
Los resultados concuerdan con Shahzad y Khan (2010), quienes aseguran que la tecnología en el proceso de enseñanza aprendizaje ha avanzado mundialmente, pero que es difícil implementarlo en países en desarrollo.
Sin duda, enseñar a aprender a través de los nuevos medios interactivos es muy efectivo y produce mejores resultados, pero es sumamente importante saber cómo efectuarlo, al igual que conocer cómo los estudiantes y los profesores están usándolos en la actualidad.
El nivel de rendimiento académico fue regular con un promedio de 10.83 ± 2.5 (Cuadro 6), sin diferencia significativa en cuanto a edad y ciclos académicos, pero diferencia significativa por sexo (Cuadro 5). En el análisis de la relación del nivel de uso y efectividad con el rendimiento académico, no se encontró relación significativa (p>0.05), evidenciándose el nivel regular del 77% de los estudiantes.
Todo lo investigado concuerda de alguna forma con Abuhassna et al. (2020), quienes analizaron los factores potenciales que influyen en los logros académicos de los alumnos de educación superior con el uso de plataformas de aprendizaje en línea, encontrando que los antecedentes, la experiencia, las colaboraciones, las interacciones y la autonomía de los estudiantes afectaron positivamente. La mayoría de estos factores influyeron en la presente investigación de manera regular. Asimismo, Lemay et al. (2021) en su estudio de la transición al aprendizaje en línea durante la pandemia del COVID-19, reportaron resultados académicos positivos; sin embargo, los alumnos presentaron mayor estrés, ansiedad y dificultad para concentrarse, sugiriendo que los obstáculos para el aprendizaje completamente en línea, no solo eran desafíos tecnológicos y de instrucción, sino desafíos sociales y afectivos por el aislamiento y distanciamiento social; realidad similar vivida por los estudiantes de Medicina Veterinaria durante el presente estudio.
En la Figura 1 se aprecia el impacto de los EVA en las dimensiones de Uso y Efectividad, demostrándose que los indicadores de intención de uso, naturaleza de la carrera, recursos empleados y actividades a realizar y didáctica, se constituyen en factores críticos de la tarea educativa en un entorno virtual.
CONCLUSIONES
El nivel de uso y efectividad de los entornos virtuales de aprendizaje (EVA) fue bajo en los estudiantes de 16 a 20 años, los que cursaron del primer al cuarto ciclo, y fue regular en los estudiantes de 20 a más de 24 años, estudiantes que correspondían del quinto hasta el décimo ciclo de la carrera profesional de Medicina Veterinaria.
El nivel de rendimiento académico de los alumnos de Medicina Veterinaria que usaron los entornos virtuales de aprendizaje durante el ciclo 2020-II durante la pandemia del COVID-19 fue regular según la edad, ciclo y sexo.
Los indicadores de intención de uso, actividades por realizar, recursos empleados, didáctica y naturaleza de la carrera se constituyeron en factores críticos de la tarea educativa en un entorno virtual.
No se evidenció asociación significativa del nivel de uso y efectividad de los EVA con el rendimiento académico.