Introducción
El desarrollo de la industria azucarera a inicios del siglo XX en nuestro país no solo contribuyó con la economía, sino también con el desarrollo de viviendas chalets, que junto con la fábrica y demás edificaciones formaban parte de un paisaje agroindustrial. Tal es el caso de las viviendas chalets de Tumán, las mismas que se aprecian en la Figura 1, que no solo documentan el auge de la producción azucarera, sino que nos invitan a conocer su valor patrimonial. Respecto a ello, Marina Waisman señala que “[…] patrimonio es todo lo que puede ayudar a una comunidad a mantener su identidad […]” (Novacovsky & Paris, 2006), en tanto Carrión (2013) manifiesta que “lo patrimonial existe en la medida en que uno o varios sujetos lo reconocen, apropian y protegen como tal” (p. 22), y para Hayakawa (2008), “[…] no se puede obviar la construcción del patrimonio como construcción social” (p. 90). Por consiguiente, la presente investigación se originó a partir de la siguiente pregunta: ¿cuáles son los valores patrimoniales de las viviendas chalets agroindustriales de Tumán, desde la mirada de sus actores sociales?
Objetivo del estudio
Teniendo en cuenta la pregunta formulada, se desprende como objetivo general de la presente investigación: entender los valores patrimoniales de las viviendas chalets agroindustriales, desde la postura de sus actores sociales. Los objetivos específicos son:
- Establecer los sujetos patrimoniales del objeto arquitectónico
- Identificar los valores patrimoniales atribuidos por cada sujeto patrimonial
- Contrastar los resultados obtenidos
Diseño metodológico
El enfoque de la investigación es cualitativo, puesto que analizamos caso por caso hasta llegar a una perspectiva general (Hernández et al., 2014), es decir, analizamos lo expresado por cada sujeto para poder entender, desde su particularidad, la complejidad del tema de estudio. Asimismo, el método de la investigación es cualitativo, donde a partir de las propias palabras de los sujetos, ya sea habladas o escritas, se producen y desarrollan conceptos (Quecedo & Castaño, 2002). Por ello, debido a la naturaleza cualitativa de la investigación, se adoptó el diseño fenomenológico, ya que nos basamos principalmente en la participación de los sujetos para describir y comprender sus estimaciones con respecto al tema de estudio (Hernández et al., 2014), estableciendo así nuestra estructura metodológica:
• Planteamiento del problema: objeto arquitectónico
• Definir los actores sociales estableciendo los tipos de sujetos patrimoniales
• Inmersión en el lugar de estudio desarrollando un marco referencial
• Recolección de datos, recabando información a través de entrevistas
• Procesar las respuestas, obteniendo nuestros resultados
• Analizar los resultados, interpretando y desarrollando una discusión de resultados
• Presentación de las conclusiones
Objetivo arquitectónico
Las casas chalets son edificaciones originales con cualidades arquitectónicas significativas en relación con la tipología habitacional de la región. Originalmente fueron seis unidades chalets (ver Figura 2), “[…] viviendas que se construyeron para la clase social alta conformada por ingenieros extranjeros” (Marchena, 2019). Actualmente, se conservan cinco edificaciones que se entienden como un pequeño conjunto, y este a su vez forma parte de un conjunto mayor junto con la casa hacienda y la fábrica, entre otros. La tipología arquitectónica de las viviendas chalets como imagen de una arquitectura habitacional tradicional es original en nuestra región, además de ser referente importante de una tendencia arquitectónica estilística que se dio en la época republicana en todo el país y con más abundancia en Lima. Su origen fueron las viviendas europeas, específicamente en Francia y Suiza, que influyeron en la generación de viviendas de las zonas urbanas de la Lima republicana como Chorrillos, Barranco y La Punta (Chirinos, 2021).
Se encuentran implantadas en un terreno amplio, con un área de 690 m2, área techada de 358.30 m2, siendo el porcentaje de área techada la mitad en relación con el terreno, y presentan un frente amplio de 15 metros, así como pórticos de acceso tanto en la parte frontal y la posterior, tal como se aprecia en la Figura 3, los cuales son característicos de las viviendas chalets, donde el pórtico posterior remarca un hall techado que permite el acceso del patio a la casa, teniendo un concepto de espacio abierto y cerrado, por la presencia del jardín, del patio y de su resaltante vegetación, al tener un árbol para cada casa.
La proporción de llenos y vacíos es característica de este tipo de vivienda, y su orientación norte-sur le permite tener grandes aberturas en la fachada frontal y posterior, evitando el ingreso directo del sol. Por otro lado, las casas están construidas a 80 cm sobre el nivel del terreno natural para evitar las inundaciones en épocas de lluvia y, sobre todo, por el fenómeno El Niño que afecta a la región. En cuanto a su distribución, está dividido en tres zonas: una zona social, ubicada al centro y que divide la zona íntima, la cual está ubicada a los costados y una zona de servicio en la parte posterior, reflejado en la planimetría de la Figura 4. Por ello, la relación espacial de los ambientes está dada por espacios continuos que se comunican entre sí, a través de una circulación lateral en los dormitorios y una circulación central en la zona social.
Sujetos patrimoniales
Carrión (2013) señala que “el sujeto patrimonial hace referencia a una relación social que contiene tres componentes: un objeto (o qué se hereda), un momento (o cuándo se hereda) y los actores sosciales específicos (o quién)” (p. 22), y que podemos identificarlos a partir de su relación con la zona o lugar heredada, teniendo, por consiguiente, sujetos patrimoniales endógenos y exógenos. En tal sentido, siendo nuestro objeto las viviendas chalets de Tumán, hemos organizado los sujetos en dos grandes grupos: sujetos internos y sujetos externos, tal como se muestra en la Tabla 1, donde en el primer grupo encotramos a los residentes de las viviendas chalets, los vecinos y representantes de asociaciones en Tumán, y en los sujetos externos encontramos a los académicos, que están conformados por arquitectos expertos en temas patrimoniales, y los institucionales, conformados por funcionarios de instituciones.
Marco referencial
Marco histórico
La historia de la ciudad de Tumán está ligada al desarrollo de la industria azucarera; el primer testimonio es del siglo XVI, cuando estas tierras le fueron encomendadas a los jesuitas, estos son los que introducen el cultivo de la caña azúcar, que ha definido hasta el día de hoy la actividad económica de la ciudad; fue a partir de 1767, al ser expulsados los jesuitas, que pasó primero a estar subordinada a la Corona española, y luego de la independencia fue dada a diversas administraciones privadas (Camacho, 2013), tal como se muestra en la Figura 5.
En 1872, adquirió la hacienda Mariana Barreda de Prado y, después de la guerra del Pacífico, empezó por incorporar nuevas tecnologías en la cosecha y producción de la caña de azúcar, como refiere Dargent (2017). Es aquí que podemos observar que el crecimiento e industrialización de Tumán va de la mano con el tejido urbano de la ciudad, la cual estuvo definida por la separación de zonas o barrios según el estrato social, generando varios tipos de vivienda (Marchena, 2019); uno de ellos fueron las casas chalet construidas en 1919. Según Bachmann (1921), “finalmente, existen casas para el ingeniero de la fábrica y demás altos empleados, recientemente construidas con toda comodidad” (p. 178). Y es en este periodo que se consolidó la formación primigenia de la ciudad hasta el año 1935, cuyo trazo está definido por la vía del tren, siendo una manifestación urbanística propia de la agroindustria. Es en esta etapa que la hacienda pasó a denominarse Negociacion Tumán S. A., y en 1945 se empezó a expandir la ciudad con direccion norte.
En 1950, se produjo una bonanza económica debido a la demanda del azúcar en la etapa post guerra mundial, la cual permitió la importación de maquinaria para la actualizacion tecnológica de la fábrica y sus procesos productivos, y a su vez se elabora el plan regulador de 1952 para la ciudad de Tumán, elaborado por Ortiz de Zeballos Arquitectos, en el cual la ciudad se va expandiendo en dirección noreste, como se evidencia en la Figura 6, y en este periodo se fueron produciendo los primeras luchas sindicales por mejoras laborales. Fue en 1969 que el gobierno militar liderado por el general Juan Velasco Alvarado promulgó el D. L. N° 17716 Ley de Reforma Agraria, la cual expropió la hacienda en beneficio de los trabajadores convirtiéndose en Cooperativa Agraria Tumán Ltda. Fue entonces que los chalets que habían sido ocupados por los ingenieros y el personal técnico altamente calificado les fueron adjudicados a los trabajadores. Posteriormente, en el año 1974 se presentó el plan regulador de la ciudad de Cieza Ingenieros Asociados y en 1996 la empresa pasó a ser sociedad anónima abierta, convirtiéndose en Agroindustrial Tumán S. A. A., debido a conflictos, endeudamiento y malos manejos económicos (Vazquez, 2017). El 29 de enero de 1998 logró constituirse como distrito, mediante la Ley 26921, mayoritariamente sobre terrenos de propiedad de empresa Agroindustrial Tumán S. A. A. (Municipalidad Distrital de Tuman, 2011).
Adquirido de DIVRA (Dirección de Vigilancia y Reconocimiento Aéreo - DIVRA, Servicio Aerofotográfico Nacional - FAP).
En el año 2011, por intermedio de Cofopri, se actualizó el catastro, debido al crecimiento desordenado de la ciudad por la migración y ocupación de terrenos agrícolas de la empresa. En la actualidad, la empresa está en conflicto debido a juicios entre accionistas y proveedores, derivando cada cierto tiempo en una rotación de la administración judicial, creando conflictos no solo laborales, sino también sociales que afectan directamente a la ciudad. Cabe resaltar que la ciudad de Tumán y específicamente los chalets han sido afectados por diversos fenómenos El Niño desde su construcción, los más intensos han sido de los años 1925, 1982-1983 y 1997-1998 (Senamhi, 2014), siendo los que más han contribuido a la degradación de la infraestructura en la ciudad de Tumán.
Marco contextual-territorial
El distrito de Tumán se encuentra ubicado en la provincia de Chiclayo, región de Lambayeque (ver Figuras 7 y 8), su extensión territorial es de 117.2303 km² (11 723.03 ha). Limita al norte con el distrito de Manuel Mesones Muro, provincia de Ferreñafe; por el este, con el distrito de Pátapo y Pucalá, provincia de Chiclayo; por el sur, con el distrito de Reque, Cayaltí y Zaña-provincia de Chiclayo; y por el oeste, con el distrito de Pomalca y Picsi-Provincia de Chiclayo, con coordenadas 6° 44' 52'' S, 79° 42' 7'' O. El distrito está dividido en categorías urbanas y rurales, situándose en una zona de expansión agrícola del cultivo de azúcar (Municipalidad Distrital de Tuman, 2011); su topografía en general es de un terreno llano con una altura promedio de 56 m. s. n. m., teniendo un clima semitropical, con una temperatura media anual de 24 ºC, y tanto su flora como su fauna son las característicos de los bosques secos de Lambayeque.
Adaptada del Plan vial provincial participativo Chiclayo, 2008, Docplayer (https://docplayer. es/42645178-Plan-vial-provincial-participativo-chiclayo.html)
En cuanto a su población, una gran mayoría son migrantes o descendientes de las diversas poblaciones que trabajaron en Tumán, y la principal actividad económica está relacionada con la empresa agroindustrial o deriva de ella, con un 80 % de la población dedicándose a esta, en tanto que los demás se dedican al comercio para satisfacer las necesidades de la ciudad.
Marco contextual-urbano
Nos podemos dar cuenta de que el paisaje urbano es producto de la industria, debido a que se organizó y desarrolló la ciudad alrededor de la fábrica. Por ello, su trazado y crecimiento inicial urbano sigue la dirección de la vía del tren, pudiendo identificar las primeras edificaciones, que constituyen el núcleo de la ciudad y aun hoy están en pie. Tal es el caso de la ex casa hacienda, la fábrica de azúcar, la capilla Santa Ana, la ex casa de huéspedes, los chalets (ver Figuras 9 y 10), asimismo el barrio antiguo, el barrio de los japones y la plazuela principal (Camacho, 2013).
En la actualidad, la ciudad está divida en nueve sectores; la alameda principal se consolida como el eje comercial de la ciudad; las edificaciones residenciales en su mayoría tienen uno y dos pisos; el crecimiento actual es desordenado, hay invasiones en áreas de cultivo contiguas a la ciudad, pero alejadas de la fábrica, y todo ello como consecuencia de la falta de un plan de ordenamiento. Actualmente, presenta problemas de saneamiento, debido al cambio de modalidad de cooperativa a empresa agroindustrial, siendo la primera que se encargaba de todos los servicios básicos de la ciudad (Municipalidad Distrital de Tumán, 2004), tanto es así que la mayoría de predios urbanos le pertenecen a la empresa y los habitantes solo tienen un documento de posesión. Los chalets que son materia de estudio en la presente investigación se encuentran ubicados exactamente en la Av. El Tren (ver figuras 11 y 12), a unos metros de la fábrica que, de acuerdo con el plano de ocupación y uso de suelo de Tumán, se encuentra como zona productiva, y, según su área de actuación provincial, está como área agroindustrial (Municipalidad Provincial de Chiclayo, 2011).
Marco teórico
La teoría patrimonial
Ballart (1997) lo define como el “valor de un bien”, basado en su comunidad que lo atesora como un bien útil para la sociedad. Para Hayakawa (2012), es “el aprecio de ciertos objetos, por el mérito que puedan ser apreciados, por su utilidad, o por su capacidad que estos objetos brinden o proporcionen bienestar”. En cuanto a la valoración, esta se expresará de distintas formas y, asimismo, serán categorizadas para que posteriormente lleguen a ser clasificadas. La presente investigación sienta sus bases en la clasificación de Nieto (2018), que define el patrimonio como una construcción social, a la que se atribuyen valores, logrando establecer 15 valores (ver Tabla 2).
Paisaje agroindustrial
Según Riesco (2003), fundamenta la “interacción social suscitada por un paisaje de atracción el cual estuvo vinculado e identificado” (p. 60), y relacionado con el incremento poblacional: vecinos, sindicatos, comunidades; asimismo, dentro de lo histórico, que se basó en torno a su crecimiento y que le permitió incrementarse y quedar asentado dentro del distrito, donde estuvo relacionado lo social con lo histórico. Con ello, el tiempo relacionado con el paisaje agrario permitió que, con el trascurrir de los años, este “paisajismo vivencial permanezca vivo tratando de agrupar elementos arquitectónicos” (Molano, 1995), el cual le permitió la estabilidad a la población (ver Figura 13).
Son pocas las clasificaciones del paisaje derivadas no de su materialidad y estructura, sino de los patrones de convivencia, afectos y relaciones que provocan; la práctica más consolidada se basa en una descripción cuidadosa del territorio, lo que lleva a identificar paisajes, separando distintos ámbitos homogéneos (Molinero et al., 2011, p. 20).
Con ello, el paisaje del espacio ya habitado le permitió la incorporación de elementos como las viviendas, la fábrica, etc., llegando a establecer un eje agroindustrial urbano. En consecuencia, el paisaje agroindustrial se inició con el apego y la valoración, al tiempo que estuvo basado en la configuración entre las personas que lo habitan y sus elementos arquitectónicos, el cual dio cabida a un paisaje.
Estructura de los pueblos azucareros
Se toma a partir de la modernización de la actividad azucarera, la cual tuvo su máxima influencia en la figura y la transición del territorio. De esta forma, la labranza de la caña de azúcar fue siempre inicio de reunión de la población, dando origen a asentamientos, los cuales fueron organizando un paisaje urbano en función del activo sistema productivo azucarero y cañero que predominaba. Así, con este crecimiento dinamizador le permitía a la ciudad su extensión industrial, generando un despliegue tecnológico-territorial, en donde cada elemento conformado cumpliría un funcionamiento.
Este análisis teórico nos lleva a entender lo manifestado por Paterlini de Koch (1987), quien manifiesta que el trazo de vías de comunicación es de manera muy diferenciada en el territorio, lo que conlleva poder articular las áreas de cultivo a través de la línea ferroviaria, lo cual es un eje predominante para la ubicación de los diferentes tipos de viviendas y servicios comunitarios, surgiendo tipologías de viviendas para empleados de acuerdo con su jerarquía, desde viviendas para ingenieros hasta viviendas para obreros, cada una con características formales y funcionales diferenciadas (ver Figura 14). Por último, esta teoría nos da entender cómo la actividad productiva azucarera determinó la estructura de la ciudad.
Complejos agroindustriales azucareros del norte peruano
En los últimos decenios del siglo XIX, se bonificaron las grandes haciendas azucareras, pero estas fueron afectadas por el bajo precio, siendo a inicios del siglo XX, donde estas haciendas llegan a consolidarse y reinventarse con las nuevas tecnologías azucareras. (Garayar, 1997)
Este gran aprovechamiento se sumó a las características del clima de los ecosistemas de la costa peruana, produciendo nuevas aperturas de haciendas inmediatas, y fueron transformando consigo el espacio, el territorio, dentro de en un auge netamente agroindustrial, basado en sus haciendas y fábricas.
Finalmente, Villa (2016) señala que en la infraestructura del equipamiento social, se pudo evidenciar estilos divergentes, lo que llevó a insertar tipologías únicas y a tener mayor influencia dentro de su espacio y su territorio, dando inicio a los complejos agroindustriales.
Entrevistas
El instrumento empleado para la recolección de datos fueron las entrevistas estructuradas, las cuales fueron realizadas a los 15 sujetos patrimoniales establecidos (ver Figura 15), y cuya elaboración se basa en la identificación de los valores patrimoniales, según la clasificación de Nieto (2018), que cada grupo de sujetos proyecta en el objeto, tal como se aprecia en la Tabla 3.
En cuanto a la realización de las entrevistas, cabe señalar que se hicieron de manera virtual y presencial; todas fueron grabadas con el consentimiento de los entrevistados. En el caso de los sujetos internos, fueron presenciales en el mismo lugar de estudio; con los académicos, todas las entrevistas fueron virtuales, y con los institucionales se emplearon ambas modalidades. Por ello, se transcribieron para ser analizadas e interpretadas.
Una vez recolectada la información, se procedió a la elaboración de una rúbrica que permita identificar el nivel de estimación de los valores patrimoniales por cada grupo de sujeto, la misma que se detalla en la Tabla 4.
Resultados
Los resultados obtenidos se han organizado sobre la base de los grupos de sujetos patrimoniales: sujetos internos, sujetos externos académicos e institucionales, tal como se indica en las Tablas 5, 6 y 7, respectivamente, donde, a través de los gráficos radiales, sistematizamos los valores patrimoniales atribuidos al objeto para luego superponerlos y tener una visión íntegra de los mismos, tal como se aprecia en la Tabla 8.
Elaborada a partir de entrevistas (citas textuales) y Ausejo (2019). Adaptado de la Tabla de valores patrimoniales de Nieto (2018).
Elaborada a partir de entrevistas (citas textuales) y Ausejo (2019). Adaptado de la Tabla de valores patrimoniales de Nieto (2018).
Elaborada a partir de entrevistas (citas textuales) y Ausejo (2019). Adaptado de la Tabla de valores patrimoniales de Nieto (2018).
Discusión de resultados
Sobre la base de los resultados obtenidos en la presente investigación, se evidencia la predominancia de dos grupos de valores patrimoniales, de acuerdo con la valoración de cada grupo de actores sociales, donde cabe resaltar que cada sujeto posee una relación característica con el objeto arquitectónico y el contexto en que este se desarrolla. Ello nos hace preguntarnos ¿por qué existe coincidencia entre los grupos de sujetos?, y ¿por qué la predominancia de solo dos grupos de valores patrimoniales, si los tres grupos cumplen un mismo desempeño? En tal sentido, se ponen en discusión:
Sobre los sujetos patrimoniales:
Al estructurarse la investigación bajo un diseño fenomenológico, resultó primordial la participación de los actores sociales. Sin embargo, su colaboración va más allá de una simple recolección de datos, debido a que se convirtieron en los intérpretes patrimoniales del objeto arquitectónico, puesto que lo patrimonial existe en la medida en que uno o varios sujetos lo reconocen, apropian y protegen como tal (Carrión, 2013). Es así que nuestros grupos de sujetos internos, externos-académicos y externos-institucionales no solo reconocen los valores patrimoniales desde sus posturas, sino que también estos coinciden en ciertos valores, a pesar de tener diferentes miradas. Ello significa que no necesariamente se debe ser un erudito del tema de estudio para valorarlo, sino que los vínculos establecidos con el objeto arquitectónico también nos permiten reconocer su valor. Por tanto, las estimaciones de los sujetos internos están al mismo nivel que los sujetos externos.
Sobre los valores patrimoniales:
Si bien se establecen 15 valores patrimoniales, agrupados en tres grandes categorías (Nieto, 2018) y entendemos por valor: magnitud de la importancia y generación de bienestar (Hayakawa, 2008), los resultados de la investigación manifiestan la presencia de 13 valores y no todos poseen la misma estimación, pues existe predominancia de las categorías del valor formal y simbólico sobre la categoría del valor de uso, debido a que los sujetos proyectaron en el objeto arquitectónico todos los valores simbólicos: histórico, antigüedad, asociativo y conmemorativo, y todos los valores formales: artístico, estético, novedad, originalidad y conjunto. Respecto del valor de uso, solo reconocieron los valores de uso, investigación, social y económico, y ningún sujeto atribuyó el valor educativo y sentimental. Por lo tanto, en el objeto priman su apariencia y significado frente a la utilidad que pudiera tener, percibiéndolo atractivo e histórico, pero no útil.
Asimismo, en la categoría del valor de uso, no todos sus valores de uso, investigación, educativo, sentimental, social y económico poseen la misma estimación, prevaleciendo el valor de uso y el valor social, ya que todos los sujetos reconocen que el objeto es útil en sí mismo, manteniendo a lo largo de los años su función como vivienda y que beneficia a la identidad cultural de la ciudad, respectivamente. En cuanto al valor económico, este solo es priorizado por los académicos, ya que, desde su experiencia, las edificaciones que generan dinero son las que más probabilidades tienen de subsistir por su mantenimiento, por ello proyectan en el objeto un potencial económico. En tanto, el valor de investigación es el que menos proyectaron los sujetos, porque no consideran al objeto suficientemente útil para contribuir con el conocimiento.
Por otro lado, en esta misma categoría, el valor educativo y el valor sentimental no registran estimación, porque ningún sujeto los proyectó en el objeto arquitectónico, lo que significa que no siempre el objeto es poseedor de todos los valores patrimoniales y que, al no atribuírsele el valor educativo y sentimental, debería de perder su condición como objeto patrimonial. Por lo tanto, tal como menciona Ballart, “[…] el valor no es siempre inherente a las cosas” (Hayakawa, 2008), sino que depende de los sujetos y, en este caso, todos los sujetos coincidieron en que el objeto no tiene ni valor educativo ni sentimental.
Conclusiones
• Teniendo en cuenta el objetivo general planteado en la presente investigación, se concluye que logramos entender los valores patrimoniales de las viviendas chalets agroindustriales, desde la postura de sus actores sociales, quienes proyectaron diversas estimaciones en el objeto, prevaleciendo el valor formal y simbólico sobre el valor de uso.
• La importancia de la participación de los actores sociales como sujetos patrimoniales, comprendiendo que son ellos quienes determinan los valores que posee el objeto y que los sujetos patrimoniales no solo son personas expertas en el tema de estudio, sino que también son aquellos que tienen vínculos con el objeto patrimonial, a quienes denominamos sujetos internos; por lo tanto, todas las estimaciones vertidas por los diferentes sujetos son válidas.
• Las viviendas chalets son acreedoras de un contundente valor formal y simbólico, coincidiendo todos los sujetos, en que su valor reside tanto en sus características arquitectónicas, al ser una tipología de vivienda única en la ciudad, como en su historicidad, al ser edificaciones significativas que transmiten el pasado agroindustrial de Tumán.
• El valor de uso no es relevante en las viviendas chalets, resaltando en este grupo de valores, solo el social y el de uso.
•Las viviendas no poseen valor educativo ni sentimental, demostrando que el valor es extrínseco al objeto patrimonial y que estos son otorgados solo por los sujetos patrimoniales.
• Las viviendas chalets pueden convertirse en patrimonio, marcando así un referente en las dimensiones del patrimonio cultural, abriendo sus horizontes hacia el reconocimiento e inclusión de una arquitectura producto de la actividad agroindustrial en nuestro país.