INTRODUCCIÓN
La necesidad de promover la formación de profesionales dedicados a la investigación es un requerimiento de la sociedad moderna1,2; sin embargo, pese al aumento de la producción científica en diversos campos, la cantidad de investigadores competentes no son lo suficientes en los últimos tiempos 3-7.
La producción científica, conocida como la cantidad de publicaciones o trabajos académicos en un periodo determinado 8,9,10 es liderada a nivel mundial por Europa Occidental y Asia, seguido de Estados Unidos; América Latina registra un leve incremento (2,2% al 4%). En los últimos 20 años el Perú ha registrado un incremento del 4% en su producción científica, en comparación con otros países que lideran la producción científica como Brasil, Colombia, Argentina o Chile 7,11,12 y esta falta de producción científica puede ser debido a la escasez de recursos económicos, falta de recursos humanos, bajo estímulo a la investigación o una deficiente formación en investigación de los profesionales 5,13.
Esta situación no es ajena en el campo médico donde se requiere profesionales competentes para realización de investigación 14. De existir dificultades para impedir la realización de una investigación, son pocos los médicos que realizan investigación y que culminan este proceso con la publicación en una revista indexada para incrementar su producción científica. La vocación e interés por la investigación en medicina es por la necesidad que tiene el profesional de aportar conocimientos al campo de la salud y para la adecuada toma de decisiones 15.
El estudio de Rivas Tovar, en el año 2011, identificó nueve competencias teóricas que los profesionales deben tener para poder investigar 16; sin embargo, estas no son suficientes para que un profesional médico se desempeñe en este campo 17,18, por lo que, según el estudio realizado por Gonzáles et al. y Tornimbeni et al., se identificaron competencias adicionales denominadas: cognitivas, personales y sociales 19,20,21.
El estudio específico de las competencias en investigación podría ayudar a un instrucción adecuada del profesional médico que permita incrementar su producción científica, así como ayudar a las instituciones rectoras a la mejora del enfoque de su capacitación en investigación 14. Existen pocos estudios que hayan investigado la relación entre la producción científica y la competencia en investigación. Tampoco existe estudios que hayan determinado un instrumento para medir las competencias requeridas para investigar. Es por este motivo, que el objetivo de la investigación fue determinar la relación entre las competencias en investigación y la producción científica en médicos de la ciudad de Lima, en el año 2021.
MÉTODOS
Diseño del estudio
Se realizó un estudio de tipo cuantitativo, analítico y correlacional, entre los meses de julio del 2020 a abril del 2021.
Población y muestra
La población identificada del estudio fue de 365 médicos nombrados y contratados de hospitales de Lima: (Hospital Nacional Arzobispo Loayza, Hospital Nacional Dos de Mayo, Hospital Nacional Docente Madre Niño San Bartolomé, Hospital Emergencias Pediátricas, Hospital de Emergencias Villa el Salvador, Hospital San Juan Lurigancho, Hospital María Auxiliadora, Hospital Santa Rosa, Hospital Nacional Daniel Alcides Carrión, Hospital Hermilio Valdizán, Hospital de Vitarte, Hospital de Ventanilla, Hospital Nacional Hipólito Unanue, Hospital Marino Molina, Hospital Edgardo Rebagliati Martins, Hospital Nacional Alberto Sabogal Sologuren y Hospital Alberto Leonardo Barton); e institutos de salud de Lima: Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas, Instituto Nacional de Salud, Instituto Nacional de Salud del Niño, Instituto Nacional Cardiovascular, Instituto Nacional de Rehabilitación e Instituto Nacional Materno Perinatal).
Se realizó el cálculo de la muestra para poblaciones finitas obteniendo una muestra de 100 médicos. Fueron seleccionados de manera aleatoria del listado de personal nombrado de cada institución para luego contactarlos vía correo institucional hasta completar la muestra. Se incluyeron en el estudio a médicos nombrados con especialidad o médicos generales que se encontraban laborando normalmente durante el último mes, se excluyeron del estudio a médicos residentes o rotantes extranjeros.
Instrumento para la determinación de competencias en investigación
La primera parte del instrumento fue tomado y adaptado de los estudios de: González et al. 19,22 y Goleman y Boyatzis 23,24, donde identificaron tres competencias en investigación: cognitiva, personal y social. González et al. elaboró las preguntas en el 2009 en base a entrevista a expertos y revisión de programas de cursos de investigación para luego analizar la validez de contenido del instrumento 22. En la revisión bibliográfica se decidió incorporar la "competencia teórica en investigación" basado de los estudios de Rivas Tovar 16 y Campos Céspedes et al. 20; cuyo contenido fue adaptado para formular 10 preguntas objetivas por los autores, para posteriormente ser mejorado y revisado por un profesional experto en investigación del Instituto Nacional de Salud. A este instrumento con 4 competencias (teóricas, cognitivas, personales y sociales) se le denominó "Prueba para evaluar competencias en investigación (PECI)", cuyo resumen de preguntas y contenido se muestran en la tabla 1. El instrumento PECI se validó mediante una prueba piloto en 32 médicos de hospitales e Institutos de Salud de Lima, siendo el resultado del alfa de Cronbach de 0,79 para las competencias personal y social. No se realizó una validación estadística para las competencias teórica y cognitiva.
La calificación de las respuestas de las "competencias teóricas" y "competencia cognitiva" fue de correcto o incorrecto, obteniendo puntajes entre de 0 a 10 puntos y 0 a 3 puntos respectivamente. Las competencias personales y sociales fueron calificadas en escala de Likert: "siempre", "frecuentemente", "a veces", "casi nunca" y "nunca" (asignando 5 puntos a 1 punto), obteniendo puntajes entre 14 a 70 puntos para la competencia personal y 19 a 90 puntos para la competencia social. La suma de los puntajes de estas 4 competencias obtuvo un mínimo de 32 puntos y máximo de 173 para la competencia en investigación.
Producción científica
La segunda parte del instrumento tuvo preguntas para medir la producción científica de los médicos, como el número de artículos científicos, de grants, libros, posters a congresos, abstracts, entre otros. Se realizaron búsquedas bibliográficas en repositorios y buscadores para verificar la información declarada por los participantes. Además, se añadieron variables sociodemográficas (edad, sexo, estado civil) y variables relacionadas a la investigación (universidad de procedencia, estudios de postgrado, especialidad médica, hospital/instituto donde trabaja, funciones (docente/asistencial/administrativo), condición laboral y registro en el CTI/Vitae.
Del listado de médicos por hospital e instituto se asignó un código seleccionando al participante de forma aleatoria, una vez contactado se envió el instrumento vía correo electrónico, que incluyó un formato de presentación y un consentimiento. Si el participante no contestó en el tiempo estimado (1 semana), se procedió a realizar el procedimiento de aleatorización para seleccionar un nuevo participante hasta completar la muestra.
Análisis de datos
Recopilado los cuestionarios se trasladó la información a una plantilla en el programa Excel, se realizó la limpieza de la base de datos para constatar la información. Posteriormente, se procedió a elaborar un archivo de base de datos en SPSS. Se realizó un análisis descriptivo de las variables sociodemográficas, generando las tablas y gráficos respectivos. Se procedió a analizar la variable dependiente (producción científica) y variables independientes (competencias en investigación). Se realizó una verificación de la producción científica del participante mediante una búsqueda en google académico y otros buscadores (SciELO, Pubmed, LILACS, Scopus, ALICIA-Concytec). Se computó en Excel el puntaje obtenido en el cuestionario por competencia en investigación y el número de investigaciones publicadas (producción científica). Se realizó la prueba T de student (o en su defecto Wilcoxon o Mann Whitney) para grupos independientes (hospital e instituto) para comparar los puntajes obtenidos en las competencias. Se generaron tablas y gráficos respectivos. Para encontrar la correlación entre estas dos variables (competencias en investigación y producción científica) se calculó el coeficiente de correlación de Pearson (r) para dos variables cuantitativas. Adicionalmente se usó la prueba de Chi cuadrado para analizar la relación entre variables dependientes (producción científica) y las variables relacionadas a la investigación.
Aspectos éticos
La investigación fue aprobada por el Comité de Ética Institucional de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Se respetó los derechos de los participantes, los datos personales (nombres y apellidos) fueron usados solo para identificar los artículos publicados en revistas indexadas y no fueron usados para otro fin, ni publicados ni difundidos. Los participantes se informaron de los objetivos del estudio y se solicitó el consentimiento informado antes de ingresar en la investigación.
RESULTADOS
Participaron del estudio 100 médicos de hospitales e institutos de salud en Lima, 59% hombres, siendo el grupo mayoritario entre 28 a 41 años. El promedio de edad fue de 39 ± 8 años y el 51% de estado civil casado. El 64% refirió como universidad de pre grado la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y el 7% la Universidad San Martin de Porres. El 65% de los médicos entrevistados se dedicaba a la parte asistencial, el 53% se encontraba contratado y el 32% nombrado. Sobre los estudios de post grado realizados, el 50% refirió tener maestría y el 14% doctorado. El 78% refirió haber realizado una segunda especialidad. El 41% se encontraba registrado en el CTI VITAE (directorio nacional de investigadores e innovadores). El 15% ejerció labor docente en conjunto con sus actividades asistenciales o administrativas (Tabla 2).
Se obtuvo la media y desviación estándar de los puntajes obtenidos por cada competencia en investigación. En la competencia teórica se encontró diferencias significativas entre los puntajes obtenidos en médicos de hospitales e institutos de salud (p=0,005); los médicos de los institutos de salud a diferencia de los de hospitales obtuvieron mayores puntajes en los conocimientos en investigación: "identifica estilos de redacción científica y diseños de estudio" (p=0,007 y p=0,044 respectivamente). No se encontraron diferencias significativas en las competencias teóricas con respecto a la labor docente, asistencial/administrativa, post grado alcanzado o registro en el CTI VITAE.
En la competencia cognitiva se encontró diferencias significativas entre los puntajes obtenidos en médicos de hospitales e institutos de salud (p=0,001); los médicos de los institutos de salud a diferencia de los hospitales obtuvieron mayores puntajes en la subcompetencia "pensamiento analítico" (desglose de problemas) y "experticia técnica" (pericia metodológica) (p=0,018 y 0,003 respectivamente). Se encontró también, en los grupos de médicos de hospitales e institutos de salud, diferencias significativas en el grupo de médicos con especialidad (p=0,003), médicos con labor administrativa (p=0,018), modalidad de contrato por tercero o locación de servicios (p=0,014), alcanzar un postgrado de maestría (p=0,010) y tener entre 28 a 41 años (p=0,001). Tabla 3.
En las competencias personales se encontró diferencia significativa en la sub- competencia tolerancia a la incertidumbre respecto a la edad (28 a 41 años vs 42 a 72 años) (p=0,008) y si ha realizado una segunda especialización (p=0,031). No se encontraron diferencias significativas en las competencias sociales.
Alrededor del 53% de los médicos declaró no tener producción científica en los últimos 21 años. En hospitales e institutos de salud el 63% y 33% no ha realizado publicaciones respectivamente. Se obtuvo 1066 trabajos de investigación en los últimos 21 años (11 trabajos/investigador en promedio), que incluyó 188 posters a congresos científicos, 129 abstracts, 16 grants y 16 libros. Publicación en revistas indexadas de 720 artículos (7,2 artículos/investigador), 436 artículos (4,4 artículos/investigador) entre el 2015 y 2020. Los médicos de institutos lograron 622 trabajos de investigación (30 trabajos/investigador), 455 artículos (22 articulo/investigador) y 275 artículos (13 artículos/investigador) entre el 2015 y 2020.
Se correlacionó la edad al número de artículos indexados entre el 2000 y el 2014 (r=0,5, p=0,000065) y a la producción científica (r: 0,3, p=0,008). Se encontró una relación significativa entre realizar publicaciones (1 a más) y el lugar de trabajo (instituto de salud y hospital) entre los años 2015 y 2020 (OR: 5,1, 95% IC: 2-12,9, p= 0,0004) y entre el 2000 al 2014 (OR: 2,4, 95% IC: 1,1-5,9, p=0,03).
El encontrarse registrado en el CTI VITAE se relacionó a la publicación en revistas indexadas entre el 2015 - 2020, 2000 - 2014 y publicación de abstracts, (OR: 9,6; 95% IC: 3,7-24,3, p<0,0001), (OR: 4,9; 95% IC: 2,1 - 11,5, p=0,001) y (OR:7,1; 95% IC 2,7 - 18,1, p=0,0004), respectivamente. Figura 1. Además, se encontró diferencia significativa en los promedios de producción científica en la labor docente (docentes vs no docentes) (p= 0,0009), grados obtenidos (sin grado, maestro o doctor) (p= 0,0002), y tener registro en el CTI VITAE (p< 0,0001).
Se obtuvo una correlación entre las competencias en investigación y la producción científica (r=0,22, p=0,031). La competencia cognitiva y producción científica fue correlacionada (r=0,4, p=0,00007), igualmente la competencia personal y producción científica (r=0,3, p=0,009) y la competencia teórica y producción científica (r=0,25, p=0,012). Se encontró una correlación entre la publicación en revistas indexadas (2015 al 2020): con competencias teóricas (r=0,3, p=0,002), con competencias cognitivas (r=0,4, p=0,00013) y con competencias en investigación (r=0,25, p=0,011).
En médicos de hospitales se encontró una correlación entre la producción científica y las subcompetencias: autoregulación (r= -0,33, p=0,03), tolerancia a la incertidumbre (r=0,4, p=0,009), actitud crítica (r=0,32, p=0,009) y apertura (r=0,33, p=0,006). En médicos de institutos se encontró una correlación entre producción científica y las subcompetencias: curiosidad (r=0,5, p=0,011) y apertura (r=0,5, p=0,010).
DISCUSIÓN
Los participantes del estudio fueron 100 médicos de hospitales e institutos de salud públicos de Lima. Se observaron diferencias significativas de la labor (administrativa y asistencial) de los médicos entre el hospital e institutos de salud; además, del registro en el directorio nacional de investigadores (CTI VITAE), esto debido a que en los institutos de salud se realizan labores administrativas de investigación según lo establecido en la Norma Técnica de Salud "Categorías de Establecimientos del Sector Salud N° 021-MINSA/DGSP-V.03 25.
La mayor frecuencia de respuestas incorrectas en "las competencias teóricas" fueron las preguntas acerca de: validar y crear instrumentos de recolección de datos y temas relacionados a la ética en investigación, resultados acordes al estudio realizado por Campos Céspedes en la Universidad Estatal de Costa Rica, donde hubo alta frecuencia de respuestas incorrectas en las habilidades tecnológicas, ética en investigación y elaboración de instrumentos 20.
La redacción científica para la publicación de artículos sigue siendo una problemática para los profesionales de la salud. Según Padrón Novales et al., hay una serie de causas posibles de esta problemática: el poco hábito de lectura, el mal uso de la lengua española, la falta de conocimientos acerca de redacción científica y normas de escritura 26. Nuestro estudio encontró que los médicos de hospitales tuvieron más respuestas incorrectas en los conocimientos acerca de identificar estilos de redacción científica en comparación con los médicos de los institutos de salud, por lo que una adecuada capacitación en este campo podría impulsar la investigación según Goyal et al. 27. Las capacitaciones en redacción científica son frecuentes en los institutos de salud lo que podría conllevar a esta diferencia con lo alcanzando con los médicos en los hospitales, donde solo una parte pequeña de los médicos se dedicaban a la investigación de forma exclusiva. Esto corrobora lo mencionado por Medicina Zuta en el "IX encuentro Internacional de la Red KIPUS en Lima" en el 2020, donde se refiere que la falta de conocimientos en investigación ocasionaría una serie de dificultades para la publicación de textos científicos 28.
La competencia cognitiva en el médico investigador juega un rol importante, está compuesto por el pensamiento analítico que le permite observar, analizar, inferir y entender los problemas 29, la experticia técnica, que consiste en la habilidad para diseñar trabajos y difundirlos y el pensamiento sistémico, que permite al médico resolver problemas complejos 19,23,24; son estas subcompetencias que ayudan al médico a realizar investigación. En nuestro estudio se encontraron mayores puntajes en médicos de institutos de salud, donde se realizan labores de investigación especializada a diferencia de los médicos hospitales, donde la labor investigativa podría ser limitada. Este desequilibrio ha sido documentado por Trepanier et al., en el 2021, quien encontró diferencia en las competencias cognitivas (experticia en investigación) en médicos asistenciales y médicos investigadores cuando elaboraron guías de práctica clínica 30 o en el experimento de Szulewski et al., en el 2017, donde se encontró que los médicos podrían tener diferentes competencias cognitivas de acuerdo con su experiencia en el campo donde laboran 31.
Los médicos entre 28 a 41 años presentaron un promedio mayor en los puntajes de la competencia cognitiva en los institutos de salud a diferencia de los médicos de los hospitales. A partir de los 41 años no se encontró diferencias entre el hospital e instituto de salud. Durning et al., en el 2010, explicó que el aumento de la edad no trae como consecuencia la disminución del rendimiento cognitivo, esta variabilidad podría ser explicada según el autor, por diferencias individuales de cada médico, características de la personalidad o en caso de nuestro estudio podría estar dado por el lugar donde labora o trabaja 32.
La práctica médica diaria puede generar un ambiente inestable o turbulento, desencadenado por muchos factores, como la dificultad de llegar a un diagnóstico claro o enfrentar un tratamiento insatisfactorio 33. La práctica y el manejo de la incertidumbre es un factor clave para la toma de decisiones y también para la investigación; la tolerancia a la incertidumbre de un investigador permite adaptarse a situaciones ambiguas, dando estabilidad al equipo investigador, sin perder el horizonte, aceptando las limitaciones que conlleva y también siendo un punto de partida para desarrollar una investigación. En nuestro estudio se encontró que los médicos con mayoría de edad (mayores a 41 años) y con especialidad médica tienden a tener mayor tolerancia a la incertidumbre que los más jóvenes y sin especialidad. Estos resultados son similares a lo obtenido por Lawton et al., y Nevalainen con Kuikka en el 2014 y 2019, donde los médicos más experimentados (mayor edad y grados) tendrían a sentirse más cómodos con la incertidumbre y tener menos errores médicos 34,35.
En nuestro estudio se encontró una elevada cantidad de médicos que no publican, más frecuente en médicos de hospitales, resultado similar comparado con el estudio de Parra Pérez donde se encontró que el 68% (121/179) de los médicos gastroenterólogos en Lima no publican 36. En médicos asistenciales del interior del país la problemática es mayor, alrededor del 83% no ha tenido ninguna publicación, según el estudio de Atamari et al., en el 2016 37. Este dato nos evidencia la baja publicación de los médicos asistenciales, posiblemente debido a su labor principal. En nuestro estudio, los médicos más jóvenes presentaron promedios menores de producción científica en comparación con los mayores, una problemática que podría estar en relación con lo referido por Gordon R. en el 2012, donde hace falta involucrar y captar al médico joven en investigación desde su formación primaria 38.
La producción científica en el periodo de 21 años obtenida en nuestro estudio coincide con lo obtenido por Pacheco et al., en el 2012, en relación con trabajos de investigación (11 trabajos/investigador) y artículos (7,2 artículos/investigador) 39. Los médicos de institutos concentraron promedios mayores de producción científica, alcanzando 30 trabajos/investigador y 22 artículos/investigador en promedio anual entre el 2000 y el 2020, que, comparado con el estudio de Escobar et al., en Colombia, en el 2016, nuestro estudio evidencia que se ha duplicado la producción en médicos investigadores de Colombia entre el 2000 al 2012 de 11 artículos/investigador promedio anual 40; además, que laborar en un instituto condiciona 5 veces más la publicación de trabajos de investigación. Se evidenció un crecimiento de alrededor del 50% de la producción científica tanto en médicos de hospitales e institutos, en el 2015 al 2020, comparado entre el 2000 al 2014. Adicionalmente, la labor docente, el tener grado de maestro y doctor evidenciaron una mayor publicación y producción científica en nuestro estudio.
Según Romaní et al., en el 2012, existían una serie de limitaciones para fomentar la investigación: como el déficit de competencias en metodologías de la investigación, búsqueda bibliográfica, redacción científica (competencias teóricas) y también componentes actitudinales que dificultarían o coloquen trabas para la gestión de la investigación 13. Esto se evidenció en nuestro estudio al correlacionar las competencias en investigación y la producción científica. Las competencias teóricas (identificar estilos redacción científica y diseños de estudios) fueron mayores en médicos de institutos que de hospitales, esto podría ser debido a las capacitaciones regulares que tienen los institutos como lugares donde el principal eje es la investigación.
Muy aparte de los conocimientos teóricos sobre investigación, existen habilidades, destrezas y actitudes propias de cada investigador que han sido pocamente estudiadas. González et al. en su estudio, con la ayuda de expertos logró identificar que los aspectos cognitivos del investigador serían los fundamentales para la investigación más que los sociales y personales 19. Nuestros hallazgos tienen concordancia con lo referido por González et al., ya que se encontró una correlación positiva moderada entre la competencia cognitiva y la producción científica. La cognición permite al investigador, desde el inicio de la investigación, analizar, identificar, y priorizar problemas, diseñar la investigación y usar habilidades de análisis e interpretación de la información obtenida. La competencia cognitiva es el tronco principal por la cual las demás competencias complementan y facilitan la investigación, por ende, podrían elevar la publicación científica.
Una fortaleza importante de esta investigación es haber integrado el trabajo de otros profesionales en competencias en investigación para formular un instrumento que pueda medir esta variable. Una oportunidad de mejora en el futuro sería ampliar la investigación con instrumentos específicos que midan las competencias cognitivas y subcompetencias personales (autorregulación, tolerancia a la incertidumbre, actitud crítica y apertura, curiosidad), para esclarecer el grado de correlación con la producción científica en médicos. Una limitación del estudio fue la elaboración de las competencias teóricas y cognitivas que a pesar de que fueron basadas en estudios teóricos, no se realizó una prueba de validación.
Concluimos que se encontró relación entre la competencia cognitiva y subcompetencias en investigación (autoregulación, tolerancia a la incertidumbre, actitud crítica, apertura y curiosidad) y la producción científica en médicos de hospitales e institutos de salud de Lima, Perú.