INTRODUCCIÓN
La Escuela de Medicina de San Fernando ha producido muchos científicos excelentes a lo largo de los años, que serán recordados por haber jugado un papel importante en el desarrollo de la ciencia en el Perú y el mundo. Sin embargo, existe un número importante de egresados que han dado lustre y prestigio a la universidad y al país a partir de otras actividades, como el campo de la solidaridad y el trabajo humanitario. Un ejemplo de ello es la trayectoria de vida del Dr. Zambrano, quien desarrolló una fructífera labor de apoyo a las comunidades rurales del país. Este artículo nos permite conocer nuevos aspectos de las contribuciones de los egresados de la escuela de San Fernando al desarrollo del país. Es importante reconocer que como médicos podemos desarrollar distintas facetas como la humanitaria, y con ello resaltar nuestra vocación de servicio y compromiso con el Perú.
DR. ANÍBAL ZAMBRANO: UNA HISTORIA DE SERVICIO AL PAÍS
El Dr. Zambrano nació el 13 de septiembre de 1943 en la ciudad andina norteña de Contumazá, Cajamarca, Perú. La ciudad que lo vio crecer fue el escenario del encuentro entre la cultura española y andina. En la actualidad, Cajamarca es conocida por los Baños del Inca y la Sala de Rescate de Atahualpa, cuyo interior fue cubierto de oro según la leyenda 1,2,3. De la misma manera, el Dr. Zambrano parecía tener un corazón cubierto de oro según el testimonio de todas las personas que lo conocieron.
El Dr. Zambrano creció en un pequeño pueblo, donde su padre Julio Máximo Zambrano era juez y vivía con su tierna y encantadora esposa María Teresa Burga. Tuvo contacto con la naturaleza desde niño porque vivía rodeado de vegetación y animales en la finca familiar llamada "La Mosquetería" en Cajamarca 3. Realizó sus estudios de educación primaria en la escuela Rafael Olascoaga Nº 123 ubicado en un pueblo remoto de Cajamarca y cursó la secundaria en la escuela San Ramón en la misma ciudad. Durante este tiempo, su vocación por ser médico fue inspirada observando prácticas tradicionales como visitas domiciliarias realizadas por los médicos amigos de su padre. Por ello, él siempre decía: "Yo quería ser médico desde que era un niño".
A la edad de 16 años ingresó a la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en la ciudad de Lima, Aníbal dejaba su querido terruño y se alojó con unos tíos en Magdalena del Mar. Los dos primeros años de bachillerato le permitieron descubrir nuevas experiencias de vivir en la gran ciudad de Lima. Lejos de intimidarlo, su carácter ya moldeado en su hogar ancestral le permitió asumir los retos de una vida estudiantil marcada por cambios radicales en la universidad. En la década de los sesenta, el gobierno peruano agilizó los métodos de ingreso a las universidades públicas para eliminar el fraude al obtener una vacante. Así, jóvenes de provincia y estudiantes de pocos recursos económicos pudieron encontrar lugar en la venerada casa de estudios. En la época que ingresó el Dr. Zambrano, se presentaron alrededor de 7000 postulantes, pero solo ingresaron 200, una competencia reñida. Unos pocos años antes, se había suscitado una fractura en el seno de San Fernando por la demanda de participación estudiantil en el gobierno de la facultad mediante el tercio estudiantil. Una gran proporción de profesores de la Escuela de Medicina renunciaron a sus puestos antes de acceder a las exigencias estudiantiles creando la Universidad Peruana Cayetano Heredia, una escuela de medicina privada. San Fernando se vio obligada a reestructurar su plantel de profesores, con la consiguiente inestabilidad de una nueva realidad.
En ese contexto, el Dr. Zambrano empieza su vida de sanmarquino y luego sanfernandino. Por esa época, los estudiantes, entre ellos el Dr. Zambrano, demandaban mayor voz y voto en la vida universitaria. El Frente Unido de Estudiantes de Medicina (FUEM) fue creado por este grupo y los dotes de liderazgo del Dr. Zambrano salieron a relucir. El FUEM tiene un historial de leyenda en la facultad. Eran épocas álgidas en el Perú y en el mundo, en las cuales se enfrentaban el comunismo y capitalismo. En el Perú la situación política era inestable con golpes de estado y militarismo. El Dr. Zambrano interpretó estas influencias mundiales con una madurez poco común en jóvenes de su edad, fue entonces elegido presidente del Centro de Estudiantes de Medicina (CEM), siendo escuchado y seguido por muchos universitarios.
Entre las figuras más influyentes en su formación médica en San Fernando destacaron el Dr. Carlos Alberto Seguín, quien difundió la medicina psicosomática; el Dr. Carlos Lanfranco, quien inculcó la buena historia y examen clínico detallado; finalmente el Dr. Jorge Campos Rey de Castro, quien enseñó los métodos científicos en los primeros años y luego como decano colaboró con el Dr. Zambrano para la mejora de la enseñanza.
El 21 de agosto de 1970, el Dr. Zambrano contrajo nupcias con Mary Kathryn Jahncke Jones, conocida como Kathy, una compañera con cualidades y valores apropiados para él. Juntos compartieron la filosofía de ayudar al prójimo, así que desarrollaron sus ideales en múltiples misiones médicas involucrando a toda su familia (Figura 1). Sus cuatro hijos Alejandro, Daniel Aníbal, Kathy y Roberto también formaron parte del grupo de voluntarios durante muchos años 3.
En 1971 el Dr. Zambrano decidió, después de graduarse, trabajar un año en provincia; en esa época no existía el servicio rural y urbano marginal (SERUMS), pero su sentido de justicia y agradecimiento por la educación recibida lo motivó aún más a tomar esta decisión, como muestra de generosidad y cariño por los que carecían de recursos económicos, esto marcó el comienzo de su vida filantrópica.
La revista "St. Louis Business Journal" narra un evento anecdótico que hizo que el Dr. Zambrano ganara la confianza de su comunidad durante ese año. En su primera noche en el pueblo, la gente lo detuvo en el camino para decirle que había una mujer muy enferma. A pesar de estar lloviendo, le pidieron que fuera a verla. Conducía un auto pequeño que no era adecuado para el camino agreste, por lo tanto, decidió ir a pie para finalmente llegar a la casa de la paciente que estaba a unos cinco kilómetros. Cuando llegó no había electricidad y un curandero, conocido como "Chamán", la estaba atendiendo 4. Al ingresar a la habitación de la paciente observó al Chamán sujetando un huevo y un cuy en las manos y haciendo ruidos extraños, la habitación estaba cubierta de humo. El Chamán, al ver ingresar al Dr. Zambrano, se sintió intimidado queriendo detener los rituales. El Dr. Zambrano le dijo al Chamán que no lo hiciera porque sabía que, si esa señora moría, lo culparían a él. En ese entonces, el Dr. Zambrano tenía 26 años y no tenía certeza del diagnóstico, pero posteriormente, descubrió que se trataba de fiebre tifoidea. La paciente recibió antibióticos recuperándose en su totalidad, lo cual hizo que la comunidad le brindara toda su confianza. Incluso el Chamán, quien inicialmente pensó que sería su enemigo, lo tuvo de consultante durante el resto del año 4. Ese año fue fundamental para la consolidación de su carrera como médico humanista. Siempre que se le preguntaba por su servicio rural, el Dr. Zambrano decía "Fue el mejor año de mi vida, ahí aprendí a ser médico". Nunca dejó de mencionar que era de suma importancia desarrollar un vínculo emocional con los pacientes 3.
En los últimos años en San Fernando, médicos jóvenes que se habían graduado pocos años antes que el Dr. Zambrano y habían emigrado a los Estados Unidos regresaban a enseñar por un tiempo en San Fernando. Era claro que habían refinado su acumen médico y eran embajadores del país del norte, características añoradas por todo profesional en esa época. Perú tenía un desempleo increíble en los años setenta y las plazas de residentado médico eran escasas, obligándolo a emigrar.
El Dr. Zambrano postuló al residentado médico en Estados Unidos, y fue aceptado en el Programa de Medicina Interna, en el Orange Memorial Hospital, y continuó su formación médica en el Programa de Cardiología del St. Luke's Hospital, graduándose como cardiólogo de esa institución, donde fue contratado posteriormente como médico asistente. Dedicó toda su vida profesional a trabajar en el St. Luke's Hospital en St. Louis, Missouri, donde conocía perfectamente a cada uno de sus pacientes, así como la pasión de ellos por el beisbol, lo cual le permitió crear fuertes vínculos emocionales, mejorando la relación médico-paciente 3. Definitivamente, su humanitarismo traspasó fronteras.
Al establecerse como médico en los Estados Unidos se une a la Peruvian American Medical Society (PAMS) involucrándose en misiones médicas a diferentes partes del Perú. Esta participación lo impulsó a organizar su primera misión médica a Cajamarca en 1999 (Figura 2). Sus objetivos siempre fueron ayudar a la población indigente, brindar herramientas de educación a los estudiantes de medicina, mejorar la capacitación médica y la tecnología en los hospitales de provincia. En esta visita movilizó un gran número de voluntarios, así como material y equipo médico. Al mismo tiempo, pudo ver la necesidad de un orfanato local. Sin pensarlo ofreció su ayuda, logrando atención odontológica y la creación de un centro de cómputo e idiomas para los niños. El impacto que tuvo su labor en educación y salud fue lo suficientemente grande como para mejorar la calidad de vida de nuevas generaciones. Este es un gran ejemplo de cómo pequeñas acciones pueden lograr transformar vidas 4. En otras misiones, realizó donaciones de equipos médicos de última generación modernizando principalmente los servicios de cardiología, gastroenterología y ortopedia del Hospital Regional Docente de Cajamarca. El personal médico recibió capacitación para el manejo de equipos de laparoscopia creando un enorme impacto en la salud de la localidad. También se organizaron congresos médicos internacionales que contribuyeron a la constante capacitación médica y también se realizaron numerosas charlas educativas sobre la prevención y el cuidado de la salud en la comunidad 3. Entre los múltiples galardones que recibió, fue nombrado Hijo Predilecto de la ciudad de Cajamarca.
El 15 de agosto del 2007, a las 6:34 pm, un terremoto de 8.0 grados en la escala de Richter sacudió la costa central del Perú en el Departamento de Ica. El epicentro fue a 40 kilómetros al noroeste de Chincha y a 145 kilómetros al sureste de Lima. Según el gobierno peruano, 103 hospitales fueron afectados y 14 fueron destruidos. Las localidades de Chincha y Pisco se vieron especialmente afectadas. La prestación de servicios de salud se vio gravemente interrumpida, ya que muchas de las instalaciones médicas fueron destruidas 5.
Luego del terremoto que devastó la zona y sus instalaciones médicas, el Dr. Zambrano siendo presidente de PAMS fue fundamental en el desarrollo de misiones médicas a esas comunidades. Con la ayuda de miembros y amigos de PAMS en los Estados Unidos y en el Perú, fue uno de los líderes en la construcción del Centro Médico Educativo de Chincha, también denominado "Policlínico Chincha". A este centro médico trajo múltiples voluntarios de diferentes universidades, centros médicos estadounidenses, así como estudiantes y visitantes que brindaron atención a la población indigente de Chincha. Actualmente, el Policlínico Chincha cuenta con más de diez especialidades médicas.
El Dr. Zambrano continuó impulsando el desarrollo de misiones al centro médico para mejorar la atención en la comunidad de Chincha en trabajo conjunto con el Dr. Manuel Valdivieso quien luego de su fallecimiento asume la presidencia del directorio del Policlínico Chincha.
En el 2013, fue diagnosticado de esclerosis lateral amiotrófica (ELA), una enfermedad progresiva debilitante de la que falleció el 1º de Julio del 2015, una semana después de haber realizado su última misión (Figura 3). Durante su enfermedad e incluso en una silla de ruedas continuó realizando varias misiones médicas en Chincha llevando suministros médicos y voluntarios. El Directorio del Policlínico Chincha y PAMS erigieron un monumento en el centro médico para reconocer y rendir homenaje a su dedicación sin límites.
Finalizamos el presente artículo resaltando que el Dr. Aníbal Zambrano fue un claro ejemplo de médico humanitario, característica de los médicos sanfernandinos de los sesenta, que dedicó toda su vida a cuidar de las poblaciones marginadas y a mejorar la educación de nuestras comunidades. Esperamos que esta breve narrativa sobre su vida pueda inspirar a muchos médicos jóvenes y estudiantes a desarrollar una carrera ejemplar en el ámbito científico y humanista recordándonos que la vida es mucho más simple de lo que imaginamos y que ayudar al prójimo nos puede brindar la felicidad que tanto buscamos. Siempre recordaremos al Dr. Zambrano, el "medico con corazón de oro", y aunque ya no está físicamente con nosotros, él vivirá por siempre en nuestras mentes y corazones.