INTRODUCCIÓN
Las primeras epidemias llegaron a la Amazonía durante la conquista. La política de reducción y agrupamiento seguida por las órdenes religiosas, favorecieron la transmisión de diferentes enfermedades, provocando la muerte de miles de indígenas (Denevan, 1976; Ullán, 1998; Ludescher, 2001). Los procesos extractivos durante los siglos XIX y XX provocaron una segunda ola de epidemias, sobre todo entre la población indígena que trabajaba al servicio de los patrones. A partir de mediados del siglo XX, la viruela, el sarampión y el cólera golpearon duramente a los pueblos indígenas amazónicos (Espinosa & Fabiano, 2022). La viruela causó una alta mortalidad en las comunidades indígenas amazónicas del Perú y del Brasil en la década de 1960, principalmente en la zona fronteriza entre ambos países, a pesar de que ya existían vacunas y estrategias para combatir la enfermedad, sucediéndose brotes epidémicos en la Amazonía (Quirós, 1996; Del Aguila et al., 2021). En la década de 1990, el cólera provocó tasas de mortalidad superiores al diez por ciento (Brandling-Bennett et al., 1994; Koo et al., 1996); la epidemia se agravó debido a la débil red de asistencia sanitaria en las zonas rurales alejadas.
Desde el año 1990 hasta el 2020, los pueblos indígenas vivieron un periodo de cierta tranquilidad epidémica, lo que no significó que se redujeran los altos índices de prevalencia de las enfermedades respiratorias y diarreicas agudas que, si bien, no eran considerados epidemias y afectaban de manera particular a la población infantil menor a los cinco años, nunca abandonaron la Amazonía (Koo et al., 1996). Algunas enfermedades consideradas endémicas en determinadas zonas de la Amazonía, como la malaria, la hepatitis, el VIH o la sífilis, se sumaron también a los azotes no epidémicos en la Amazonía (Grández & Fernández, 2012; Contreras et al., 2014). La pandemia del COVID-19 rompió abruptamente este periodo de tranquilidad epidémica, agravando los endemismos y la situación precaria de salud que ya vivían los pueblos indígenas amazónicos, poniendo nuevamente a prueba sus sistemas tradicionales de conocimiento.
La virulencia de la enfermedad, sin tratamientos efectivos y unas tasas de mortalidad urbana elevadas, unida a la escasa cobertura del sistema de salud en las zonas rurales, hizo esperar un impacto devastador en los pueblos indígenas amazónicos. Esto no ocurrió, debido a que los pueblos indígenas amazónicos aplicaron conocimientos y estrategias tradicionales (uso de plantas, animales y alejamiento a zonas seguras) para combatir la enfermedad.
El pueblo ticuna, asentado en el Perú, en las provincias de Mariscal Ramón Castilla y Putumayo, en el departamento de Loreto, fue uno de los pueblos indígenas amazónicos que enfrentó la enfermedad usando sus conocimientos tradicionales. La llegada del COVID-19 puso a prueba sus sistemas de conocimiento, enfrentándose a una enfermedad sumamente agresiva en un contexto moderno de intensas dinámicas comerciales y relacionamiento con foráneos, lo que aceleró los contagios y el avance de la enfermedad.
El presente artículo identifica las especies vegetales y animales usadas por dos comunidades del pueblo ticuna para combatir los síntomas del COVID-19, se informa sobre las vías de administración y las fórmulas usadas para elaborar los preparados.
MATERIAL Y MÉTODOS
El área de estudio se localizó en las comunidades ticuna de Nueva Galilea de Callarú y Bufeo Cocha con coordenadas 3°56,953' Sur, 70°23,234' Oeste y 3°55,731' Sur, 70°38,020' Oeste respectivamente. La primera comunidad se ubica en la margen izquierda de la quebrada Callarú y la segunda en la margen derecha de la quebrada Palo Seco, ambas en el distrito de Ramón Castilla, provincia de Mariscal Ramón Castilla, departamento de Loreto, Perú (Figura 1). De acuerdo al Ministerio del Ambiente (2015), en estas dos comunidades se presentan bosques de llanuras meándricas y áreas deforestadas. El pueblo ticuna, cuya lengua pertenece a la familia lingüística del mismo nombre, habita en los territorios que conforman el Trapecio amazónico, en la triple frontera de Perú, Brasil y Colombia. El Ministerio de Cultura peruano estima la población del pueblo ticuna en el Perú en unas 9492 personas, distribuidas en 38 comunidades en el departamento de Loreto (Núñez et al., 2018; MINCUL, 2022).
El acceso a las comunidades se realiza por vía fluvial o aérea desde la ciudad de Iquitos, llegando a la localidad de Caballococha y movilizándose posteriormente en pequeños botes hasta las comunidades. Según el último censo de población y vivienda del año 2017 del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), la comunidad de Bufeo Cocha presenta una población de 333 habitantes y la comunidad de Nueva Galilea de Callarú una población de 99 habitantes.
Los censos comunales, elaborados por las propias comunidades y consultados por los investigadores durante el año 2021, reflejan 480 habitantes para Bufeo Cocha y 198 habitantes para Nueva Galilea de Callarú. La investigación se alineó con lo establecido en las leyes de protección de los conocimientos colectivos y consulta previa vigentes en el Perú.
La investigación se llevó a cabo durante la primera y segunda ola de la pandemia, de mayo del 2020 a junio del 2021. La investigación combinó las entrevistas semiestructuradas realizadas vía telefónica o a través de aplicaciones de mensajería disponibles en las comunidades (WhatsApp y Messenger) y las entrevistas presenciales realizadas durante la segunda ola de contagios. Durante la etapa presencial se desarrollaron las actividades de colecta de las especies. En total se realizaron 08 entrevistas virtuales (cuatro hombres y cuatro mujeres) y 17 entrevistas presenciales (diez mujeres y siete hombres). Las edades de los entrevistados oscilaron entre los 25 y los 80 años. Las entrevistas telefónicas fueron grabadas gracias a la aplicación CallApp. Las entrevistas presenciales fueron grabadas usando grabadoras digitales, siendo transcritas posteriormente para su análisis. La colecta de las especies vegetales (Tabla 1) se realizó en el territorio de Nueva Galilea de Callarú, teniendo en cuenta las identificaciones realizadas en las entrevistas semiestructuradas en ambas comunidades. No se realizó colecta de las especies animales. La herborización se llevó a cabo siguiendo las indicaciones de Judd et al. (1999). Se depositaron las muestras en el Herbario Herrerense (HH) del Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana. Para la identificación de todas las especies se usaron diferentes guías (Vásquez, 1997; Ribeiro et al., 1999), realizando comparación con muestras depositadas en el Herbario Herrerense. Se realizó consentimiento previo informado en ambas comunidades.
Especie | Latitud (Sur) | Longitud (Oeste) | Nombre ticuna / local | Parte usada | Vía / Preparac. | Indicación | Preparación |
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Allium cepa L. | 3° 56,848' | 70° 23,334' | Chaburá / Cebolla | Bulbo | Oral / Infusión | Tos / Fiebre | Una cebolla se parte en cuatro pedazos. Se cocina durante cinco minutos agregando tres ajos. Se toma una taza tibia del preparado. |
Allium sativum L. | 3° 56,848' | 70° 23,334' | Ajux / Ajo | Bulbo | Oral / Al fresco | Tos / Diarrea | Se machacan tres ajos y se parten tres limones. Se agrega el jugo de limón al ajo machacado y se toma. |
Anacardium occidentale L. | 3° 56,926' | 70° 23,233' | Koxü / Casho | Hoja | Oral / Infusión | Dolor de garganta/ diarrea | Se hierven tres hojas por cinco minutos. Se toma una taza de la infusión. |
Annona muricata L. | 3° 56,926' | 70° 23,233' | Yaxca / Guanabana | Hoja | Tópica / Baños | Dolores de cabeza | Se mezclan diez hojas de guanábana con hojas de limón, menta, múcura y sacha ajo, para refrescar la cabeza. Si se tiene fiebre interna se puede bañar al enfermo con el preparado. |
Choloepus didactylus | --- | ---- | Wõxê / Pelejo | Pelo | Tópica | Ahuyentar enfermedad | Se prepara una fogata cerca de la casa y se coloca el pelo del pelejo en el fuego. El humo que genera se dirige con abanicos hacia la vivienda. El olor que genera ahuyenta las enfermedades que habitan en la casa. |
Citrus sp. | 3° 56,848' | 70° 23,334' | Irimáwa / Limón | Fruto | Oral / Al fresco o cocinado | Tos/ Dolor de garganta y cabeza | A media taza de jugo de limón se le agrega una cucharada de miel y una cabecita de ajo machacado. Se toma cuando se tiene dolor de cabeza. También puede ser cocina y ser ingerido como infusión. |
Coendou bicolor | --- | --- | Ñaxî / Erizo | Cerda | Tòpica | Ahuyentar enfermedad | Se prepara una fogata cerca de la casa. Colocan el carbón prendido y lo mezclan con la espina del erizo, agregando nido de arambaza y copal. Humean la vivienda tres veces al día para ahuyentar la enfermedad. |
Cordia sp. | 3° 56,848' | 70° 23,334' | Texâtüxü / Matico | Hoja | Oral / Infusión | Fiebre / Dolor de cuerpo | Se cocinan tres hojas durante cinco minutos, luego se toma medio tibio. En la mañana y en la tarde. |
Eryngium foetidum L. | 3° 56,926' | 70° 23,233' | Chicüxri / Sacha culantro | Hoja, tallo y raíz | Oral / Infusión | Dolor de cabeza y fiebre | Se cocina una mata de sacha culantro, con toda la raíz, en un litro de agua. Los adultos deben tomar media taza, los niños una cucharada. Si hay dolor de cabeza, se lava la cabeza con el preparado ya frio. |
Lantana sp. | 3° 56,926' | 70° 23,233' | Mentá / Menta | Hoja | Oral / Infusión | Dolor de estómago y cabeza / Fiebre | Se hierven tres hojas de menta en una taza y media de agua. Se toma media taza del preparado ya tibio. |
Mansoa alliacea (Lam.) A.H.Gentry | 3° 56,884' | 70° 23,301' | Oün Atú / Sacha Ajo | Hoja | Tópica / Inhalación - Baño de vapor | Fiebre / tos seca | Se cocinan las hojas del sacha ajo, agregando la cáscara de limón. Una vez hervido con el vapor humear todo el cuerpo e inhalar el vapor. |
Petiveria alliacea L. | 3° 57,002' | 70° 23,192' | Ngoxwa atüx / Mucura | Hoja | Tópica / Al fresco | Refrescar la cabeza/ bajar la fiebre | Se estrujan un kilogramo de hojas de mucura en dos litros de agua. Se deja serenar toda la noche. Al día siguiente, antes de bañarse, se toma media taza del preparado. También le puede agregar hojas de limón, menta o sacha ajo. |
Piper armatum Trel. & Yunck. | 3° 56,833' | 70° 23,427' | Texâtü / Cordoncillo | Hoja | Oral / Infusión | Fiebre/ dolor de cuerpo | Se cocina tres hojas y toman como infusión. Media taza para los adultos y para los niños dos cucharadas. |
Scoparia dulcis L. | 3° 56,929 | 70° 23,218' | Tuxpanax bixichin / Basuri - Ñucño pichana | Hoja | Oral / Al fresco | Tos seca | Se estruja una taza de hojas en agua, luego se cuela. Los adultos toman media taza y los niños una cucharada. |
Tagetes erecta L. | 3° 56,926' | 70° 23,233' | Nachixi arüx putüxra / Rosasisa | Hoja | Tópica / Baños | Fiebre / Dirarrea / Vómito | Media taza de agua. Una taza de hojas de rosa sisa: Se estrujan en una bandeja con el agua, luego se echa por todo el cuerpo de la persona enferma. Lo que sobra se deja en sereno para bañarse al día siguiente, sólo si amaneció con fiebre. |
Trigona sp. | --- | --- | Dowa / Arambaza | Nido / Berú | Tópica | Ahuyentar enfermedad | Si la vivienda tiene altillo colocan un pequeño fuego abajo, si no tiene altillo hacen una fogata cerca. Preparan carbón a fuego bajo, cuando comienza a humear colocan el nido de abeja. |
Zingiber officinale Roscoe | 3° 56,994' | 70° 23,204' | Motaxracarix / Jenjibre | Raíz | Oral / Infusión | Tos/Dolor de garganta/ diarrea/ fiebre | Se pica un pedacito de jengibre y se cocina en agua, se puede agregar cebolla, ajo y un limón, tomarlo como infusión. |
RESULTADOS
Se identificaron catorce especies de plantas, pertenecientes a trece familias botánicas diferentes y tres especies animales pertenecientes a tres familias diferentes, que fueron utilizadas por las dos comunidades para hacer frente a los principales síntomas provocados por la enfermedad del COVID-19 (Tabla 1). Trece de las especies vegetales y animales forman parte del acervo de conocimientos del pueblo ticuna y fueron usadas anteriormente para el tratamiento de los síntomas de diversas enfermedades respiratorias. Cuatro de las especies identificadas no son originarias de América. Dos de las especies vegetales nativas usadas, la rosasisa (nachixi arüx putüxra) Tagetes erecta L. y la guanábana (yaxca) Annona muricata L., fueron administradas tópicamente a través de baños; las doce especies vegetales restantes fueron administradas por vía oral o inhalatoria. La vía de administración de los productos de las especies animales fue la tópica. La totalidad de las especies vegetales y animales se aprovecharon dentro del territorio comunal de cada una de las comunidades.
Además, reportamos el uso de partes específicas de dos especies de animales identificadas, las espinas del erizo (ñaxî) Coendou bicolor (Tsudi 1844) y el pelo del pelejo (wõxê) Choloepus didactylus (Linnaeus 1758) para ahuyentar la enfermedad, una práctica habitual en todas las comunidades ticuna durante la pandemia del COVID-19. Asimismo, informamos del uso dado para el mismo fin al nido de una abeja amazónica sin aguijón, la arambaza (dowa) Trigona sp.
En orden de importancia, las partes más usa- das de las especies vegetales han sido las hojas (diez especies), las raíces (dos especies), los bulbos (dos especies) y los frutos (una especie) ver Tabla 1. Las hojas fueron procesadas y pre- paradas en infusiones (cinco especies), al fresco (dos especies), en baños (dos especies) y en inhalaciones del vapor (dos especies). Las raíces se cocinaron en agua y se tomaron calientes en infusión (dos especies). El extracto de los bulbos de las especies introducidas fue tomado al fresco (dos especies) o en infusión (una especie). El jugo de los frutos (una especie) se combinó con ajo y limón y se tomó al fresco o cocinado.
Las especies vegetales han sido usadas principalmente para aliviar la tos (seis especies), reducir la fiebre (nueve especies), aliviar el dolor de cabeza (cinco especies), aliviar el dolor de cuerpo (dos especies) y aliviar el dolor de gar- ganta (tres especies), síntomas más recurrentes provocados por la enfermedad del COVID-19.
Los productos de las especies animales han sido quemados para producir humo, ahuyentar la enfermedad y limpiar las viviendas.
DISCUSIÓN
Diez de las especies identificadas son originarias de la Amazonía y han sido usadas habitualmente para tratar diferentes síntomas asociados a las enfermedades respiratorias.
El uso de las flores de la rosasisa Tagetes erecta para el tratamiento de la fiebre y las enfermedades intestinales y estomacales ha sido ampliamente reportado en todo el mundo (Singh et al., 2020; Lakshana et al., 2020; Fadhillah et al., 2021), sin embargo, no existen muchos reportes sobre el uso de las hojas para el tratamiento específico de la fiebre, la diarrea y los vómitos. Las hojas, por lo general, son usadas para el tratamiento de algunos problemas de la piel, como úlceras y eccemas (Gopi et al. 2012; Aktar & Shamsi, 2014; Magar et al. 2022), algo que no coincide plenamente con nuestros reportes en las comunidades de estudio. Velasquez et al. (2019) registraron el uso de las hojas de Tagetes erecta para el tratamiento de infecciones y el dolor estomacal en la Sierra Negra de Puebla, México. Por su parte, Alvarez et al. (2017) reportaron el uso que el pueblo zoque de México le da a toda la planta, incluida las hojas, para el tratamiento del dolor de estómago y la diarrea, concordando este último uso con nuestros resultados. El pueblo totonaco de México también usa las hojas de Tagetes erecta para el tratamiento del dolor de estómago y, de igual manera que las comunidades ticuna de nuestro estudio, para los vómitos (López, 2019); aunque la forma de aplicar el preparado es oral, diferente a la vía tópica usada por las comunidades ticuna. En lo que respecta al uso dado por las comunidades ticuna a las hojas para reducir la fiebre, Pérez et al. (2019) reportaron el uso dado por comunidades del Valle de Tulijá en México a las hojas y flores de Tagetes erecta para reducir la calentura, a través de baños con los extractos de las hojas o las flores, prescripción y forma de administración que concuerda con nuestros resultados en las comunidades ticuna.
El uso de la hoja y la raíz de Eryngium foetidum L. para reducir la fiebre y el dolor de cabeza ha sido previamente informado (Vandebroek & Picking, 2020; Silalahi, 2021; Devi et al., 2021), algo que concuerda plenamente con los resultados de uso obtenidos en nuestra investigación. La probada actividad antiinflamatoria, antimicrobiana y antioxidante del aceite esencial de la especie (Dawilai et al., 2013; Jaramillo et al., 2011) serían factores determinantes de su eficacia, al incidir en infecciones y procesos inflamatorios que provocan la fiebre y que están relacionados a la enfermedad del COVID-19.
La especie Lantana sp., conocida localmente como menta, ha sido una de las plantas que más ha sido utilizada en las comunidades ticuna de estudio. Investigaciones recientes muestran como algunos componentes de la especie Lantana camara L. muestran actividad antibacteriana, antiinflamatoria, antioxidante y antiviral, reportándose incluso actividad frente al virus del COVID-19 (Navarrete et al., 2020; Kottahachchi et al., 2021; Darwish et al., 2022). El uso de Lantana sp. en nuestro estudio se corresponde con el uso dado a otras especies del género en la Amazonía (Vega, 2001; Coelho, 2009; Trujillo & Correa, 2010; Ruíz & Mejía, 2020).
Las hojas de la guanábana Annona muricata L. se han combinado en las comunidades de estudio con las hojas de limón, mucura, ajo sacha y menta para reducir el dolor de cabeza provocado por la enfermedad del COVID-19. Las especies del género Annona tienen propiedades antivirales y antimicrobiales (Gajalakshmi et al. 2012; Moghadamtousi et al., 2015). El uso tópico de A. muricata por las comunidades ticuna, usando baños para reducir el dolor de cabeza, es similar al reportado por (Quintana, 2016) en la comunidad afrodescendiente de San Basilio de Palenque en Colombia. Si bien, la prescripción para disminuir el dolor de cabeza coincide con lo reportado por Arias (2003), la vía de administración no coincide, ya que esta autora reporta el uso que hace la comunidad indígena de Lagarto Cocha en Colombia de las hojas en infusión. En nuestra investigación las hojas de la guanábana se han combinado con las hojas de limón, mucura, ajo sacha y menta.
El extracto de las hojas del casho Anacardium occidentale L. tiene probadas propiedades antibacteriales, siendo utilizado ampliamente para tratar las diarreas provocadas por infecciones bacteriales, como analgésico y para tratar diversos problemas de garganta (Martínez et al., 2012; Chiang et al., 2017; Salehi et al., 2020). Estas pro- piedades justifican el uso que las comunidades ticuna del estudio han dado a la especie, sobre todo para combatir las infecciones asociadas a la enfermedad y reducir síntomas como la diarrea y el dolor de garganta. Estos resultados coinciden con los usos reportados en otras investigaciones en la Amazonía (Perone, 2012; Bieski et al., 2012; Odonne, 2013; Huaranca et al. 2013).
Las especies del género Cordia han sido ampliamente estudiadas por sus propiedades astringentes, diuréticas, antitusígenas, antigripales, analgésicas y por tener componentes que podrían tener efectos antivirales (Martínez et al., 2014; Orantes et al., 2018; Ansari et al., 2020; Yaermaimaiti et al., 2021; Nayab et al., 2022). Los usos reportados en este estudio para reducir la fiebre y el dolor de cuerpo, característicos de las enfermedades respiratorias, se corresponden con reportes obtenidos en otras investigaciones en la región amazónica (Kloucek et al., 2007; Scoles, 2021; Morais et al., 2021).
El uso de diversas especies del género Piper en la Amazonía, comúnmente conocidas como cordoncillo o matico, ha sido ampliamente documentado. Algunas de estas publicaciones remarcan el potencial antiviral de varias especies del género (Gómez et al., 2013; Priya et al., 2017). El uso dado por las comunidades ticuna a la especie Piper armatum Trel. & Yunck como febrífuga y analgésica, se corresponde con el uso de diversas especies del género Piper informado en investigaciones previas realizadas con pueblos indígenas amazónicos (Valadeau et al., 2009; Huaranca et al., 2013; Ordinola et al., 2019; Ruíz & Mejía, 2020; Lazarte et al., 2020; Del Aguila et al., 2021). La vía de administración reportada por estos investigadores coincide con la reportada en nuestros resultados.
Las propiedades antitusígenas, analgésicas, antiinflamatorias, antioxidantes, antivirales, mucosupresoras y expectorantes de la especie Scoparia dulcis L. también han sido ampliamente reportadas (Mishra et al., 2011; Koffuor et al., 2014). Su uso para combatir la tos seca, principal síntoma recurrente de la enfermedad del COVID- 19 en las comunidades ticuna de nuestro estudio, se corresponde con alguno de los resultados informados en otras investigaciones desarrolla- das en la Amazonía (Moretti et al., 1990; Lacaze, 2002).
La mucura Petiveria alliacea L. es una planta muy usada en la región amazónica para bajar la fiebre y el dolor de cabeza (Tudela et al., 2016; Lazarte et al., 2020). Es una especie con gran potencial medicinal debido a que sus componentes tienen propiedades antivirales, analgésicas, anticancerígenas, antibacterianas y antifúngicas (Ruffa et al., 2002; Illnait, 2007; Lowe et al., 2021) pero también es considerada una planta protectora del cuerpo, siendo muy utilizada en la Amazonía para fortalecer el cuerpo y el espíritu (Jauregui et al., 2011; Tudela et al., 2016; Del Aguila et al., 2021). El uso dado a la especie por las comunidades ticuna se corresponde con los resultados de otras investigaciones realiza- das dentro y fuera de la Amazonía (Lazarte et al., 2020).
El ajo sacha Mansoa alliacea (Lam.) A.H.Gentry, ha sido usada para tratar la artritis, el reumatismo, la neumonía, los resfriados y otras enfermedades, siendo muy utilizada para combatir los síntomas del COVID-19 (Tudela et al., 2016; Lazarte et al., 2020; Del Aguila et al., 2021; Ulfe & Vergara, 2021). Se ha reportado su uso para tratar la fiebre y la tos en comunidades indígenas de la Amazonía, usando en el primer caso principalmente la vía tópica, a través de baños o emplastos de las hojas previamente cocinadas, y en el segundo caso la vía oral, a través de infusiones de las hojas (Odonne et al., 2013; Giovannini, 2015; Garavito et al., 2021). El reporte de inhalación del vapor de las hojas cocinadas no ha sido reportado en la literatura científica disponible, lo que supone una novedad en la forma de administrar el preparado.
Existen muchos reportes sobre el uso del humo procedente de diferentes productos del bosque para tratar diversas enfermedades; Costa-Neto (1999) informa sobre el uso que los indígenas pankarare del Brasil dan al humo producido por la quema de los capullos de diversas especies de mariposa para tratar los derrames cerebrales; el mismo autor informa de cómo este pueblo quema los nidos de la avispa Apoica pallens Olivier para el mismo fin; Posey (1986) informa cómo los indígenas kayapó del Brasil queman la cera de diferentes especies de abejas para el tratamiento de distintas afecciones; Overall & Posey (1990) reportan como este mismo pueblo quema los nidos de la hormiga Azteca sp., inhalando el humo para combatir la gripe y los resfriados; Pérez-Gil (2006) informa sobre el uso que el pueblo yaminahua da al humo producido por la quema del cuerno de vaca para tratar el mal aire en los niños pequeños; Camargo (2020) informa sobre como el pueblo cashinahua del Brasil usa el humo producido por diversas hierbas curativas para frenar el avance de las enfermedades provocadas también por una serie de hierbas dañinas. De manera específica, el nido de Trigona spinipes ha sido usado para el tratamiento de la bronquitis, preparando infusiones hechas con trozos del nido (Lenko & Papavero 1996, Costa-Neto et al. 2006).
El humo ha sido usado además para proteger al cuerpo de diferentes males espirituales, pero también como elemento de protección y vehículo para la adquisición de habilidades y destrezas en diferentes pueblos amazónicos (Costa-Neto, 1999; Martín et al., 2019; Del Aguila et al., 2022). Para los ticuna el humo adquiere las propiedades agresivas de la abeja, lo que permite ahuyentar la enfermedad. Un estudio de los componentes volátiles del humo de los nidos de las abejas, elaborados con resinas de diferentes especies vegetales, podría desvelar si más allá de la firme creencia de los ticuna, el humo tendría propieda- des antivirales o antibióticas.
Si bien, existen reportes sobre el uso de la espina del erizo Coendou sp. como producto medicinal en la Amazonía (Almeida & Albuquerque, 2002; Alves et al. 2010), no existen registros sobre el uso del humo producido por la quema de las espinas para tratar afecciones respiratorias o enfermedades espirituales.
Existen reportes previos sobre el uso de la cerda del pelejo Choloepus didactylus para ahuyentar enfermedades. Bonilla (2014) reporta como el pueblo ticuna, en la Amazonía colombiana, quema la cerda del pelejo para expulsar las enfermedades y alejar las plagas de huertas y chacras donde siembran sus especies alimenticias. Este reporte coincide con nuestros resultados.
Cuatro de las especies vegetales identificadas en las comunidades ticuna de estudio no son originarias y fueron introducidas tardíamente en el Perú a partir del siglo XVI (Machuca, 2013; Del Aguila et al., 2021). El ajengibre o kión Zingiber officinale Roscoe, fue introducido por los primeros colonos chinos, haciéndose muy popular a partir del siglo XIX (Machuca, 2013; Vilches, 2016; Del Aguila et al., 2021). El limón Citrus limon (L) Osbeck y las especies del género Allium, fueron introducidas en el Perú en la época de la conquista española y ya habían sido cultivadas en toda la península ibérica desde la Edad Media (Zaragoza, 2017).
El ajengibre ha sido usado ampliamente en todo el mundo durante la pandemia (Obeta, 2020; Haridas et al., 2021; Del Aguila et al., 2021). Algunos estudios destacan su eficiencia para aumentar la respuesta inmune del organismo frente a la enfermedad del COVID-19 (Boozari & Hosseinzadeh, 2021; Datta & Mukherjee, 2021). Otros estudios han reportado que su uso combinado con el ajo Allium sativum L. y algunos cítricos como la lima Citrus aurantifolia (Christm.) Swingle (Onyeagba et al., 2004; Yachachin, 2013, Villanueva 2016) tendría importantes efectos antibacteriales, lo que podría reducir las infecciones asociadas a la enfermedad del COVID-19.
En la Amazonía, el ajengibre también ha sido utilizado ampliamente para el tratamiento de los síntomas del COVID-19. Antes de la pandemia era muy utilizado para tratar los síntomas provocados por las afecciones respiratorias, por lo que sus propiedades ya eran conocidas en las comunidades amazónicas. Del Aguila et al. (2021) reportaron como una comunidad del pueblo urarina ha usado el extracto fresco de la raíz del ajengibre para el tratamiento de síntomas provocados por la enfermedad del COVID-19, como el dolor de cabeza, garganta y cuerpo. Nuestros hallazgos concuerdan con los de Del Aguila et al. (2021), siendo también usado para reducir la fiebre asociada a la enfermedad del COVID-19. La combinación realizada por las comunidades ticuna del ajengibre con el ajo y el limón, con- cuerda con lo reportado por Yachachin (2013) y Onyeagba et al. (2004), siendo una combinación que podría aumentar la respuesta inmune de nuestro organismo frente al COVID-19.
El ajo y la cebolla han sido especies usadas en las comunidades de estudio para el trata- miento de la tos ocasionada por la enfermedad del COVID-19. Las especies del género Allium han demostrado actividad antimicrobiana y antiviral en varios tipos de virus, incluido el virus de la influenza (Lengbiye et al., 2020) y recientes estudios de simulación computacional señalan que diferentes compuestos del ajo pueden usarse como inhibidores de la proteasa principal del COVID-19 (Laura & Jesús 2021). La actividad antimicrobiana y antiviral del ajo y la cebolla podría disminuir la carga viral y reducir la presencia microbiana de las infecciones asociadas al COVID-19, aliviando la tos seca persistente en los enfermos, producto de la obstrucción provocada por los fluidos en las vías respiratorias. Otras investigaciones realizadas con comunidades amazónicas reportan el uso del ajo y la cebolla para tratar enfermedades respiratorias (Bieski et al., 2012), siendo muy utilizadas durante la pandemia en las zonas rurales y urbanas de la Amazonía peruana.
Los cítricos han sido utilizados ampliamente para el tratamiento de los síntomas vinculados a las afecciones respiratorias, teniendo importantes propiedades antivirales (Bellavite & Donzelli, 2020; Espinosa et al., 2020). Algunas investigaciones señalan cómo la vitamina C reduciría la carga viral provocada por COVID-19 y el tratamiento de problemas respiratorios graves asociados como la neumonía (Cuba et al., 2009; Holford et al., 2020). El limón ha sido usado tradicionalmente en todo el mundo para tratar los resfriados, aliviar la tos y el dolor de garganta (Ruíz & Mejía, 2020; Klimec-Szczykutowicz et al. 2020; Gallegos et al., 2021; Walusansa et al., 2022), usos que concuerdan con los resultados de nuestra investigación en las comunidades ticuna.
Los resultados de nuestra investigación evidencian como el conocimiento tradicional en el uso de las plantas y animales que curan sigue vigente en las comunidades ticuna. El conocimiento sobre las propiedades curativas de las catorce especies vegetales y tres especies animales identificadas han permitido combatir los síntomas del COVID-19. La ausencia de fallecidos en ambas comunidades, a pesar de que el contagio fue generalizado, sería un indicador, junto a otros relacionados con los hábitos saludables en estas comunidades, de la eficacia de los preparados usados. La inhalación de los vapores producidos por la cocción de las hojas de la especie Mansoa alliacea constituye un nuevo reporte de uso de la especie. Asimismo, el uso dado al humo producido por la quema de las espinas del erizo para ahuyentar la enfermedad se constituye como un nuevo uso no reportado anteriormente en la literatura científica. La importancia somática del humo para las comunidades ticuna, evidencia una estructura particular de los sistemas de conocimiento indígena que no puede ser ignorada a la hora de entender las estrategias usadas para combatir las enfermedades. Según nuestros interlocutores ticuna que participaron en la investigación el humo es sumamente efectivo para alejar las enfermedades de las viviendas. Recomendamos realizar estudios más específicos sobre las especies usadas, sus compuestos y sus efectos antibacteriales y antivirales, con el objetivo de poder establecer evidencia científica sobre su eficacia para la lucha contra los coronavirus. Recomendamos así mismo, realizar inventarios de las plantas medicinales de las comunidades indígenas para determinar su distribución biogeográfica, el estado de conservación en el que se encuentran y promover y desarrollar su conservación in situ, como en bancos de germoplasma. Será necesario también mejorar las tecnologías simples para realizar un cultivo sostenible de estas especies de plantas. Por último, queremos hacer énfasis en la importancia que tiene el vínculo existente entre cultura y naturaleza en los pueblos indígenas amazónicos, que permite establecer un diálogo con las plantas que curan y transferir ciertas de sus características a los que las ingieren, algo que todavía no es completamente comprendido por la ciencia occidental, pero que les ha permitido hacer frente a los síntomas provocados por una enfermedad sumamente agresiva.