Sr. Editor,
Agradezco el interés y comentarios al artículo cuyo objetivo fue determinar la seroprevalencia de IgM e IgG contra el SARS-CoV-2 con el propósito de contar con mayor información en la población joven, utilizando criterios de comparación con estudios en población general con pruebas similares a las usadas por el Ministerio de Salud del Perú (MINSA), y disponibles al momento del diseño del estudio 1. Como se describe en el artículo, el MINSA realizó estudios de seroprevalencia utilizando pruebas rápidas de detección de IgM e IgG 2. El estudio no buscaba la presencia del virus mediante el uso de PCR, que indicaría quiénes se encontraban infectados en el momento de la investigación. El diagnóstico individual de enfermedad no fue el objetivo del estudio, sino la presencia de anticuerpos que expresan una respuesta inmunológica a la infección. Los hallazgos del estudio se comprenden con estas condiciones.
Las pruebas de PCR-RT y las pruebas rápidas de antígeno que son usadas para diagnóstico de infección y enfermedad, y, sobre todo, la disponibilidad de las vacunas, han facilitado sin duda el control de la enfermedad y el retorno a la presencialidad en forma progresiva. De hecho, desde entonces, las pruebas de PCR fueron parte del protocolo para todas las actividades académicas presenciales, en especial para las de los internos de medicina.
Del mismo modo, la mención sobre el hallazgo de 8,3% de comorbilidades en la población que tiene una media de edad de 23 años (rango entre 22 y 41 años), es en el contexto de comparación con el 30% de comorbilidades en la población general, en similares estudios de seroprevalencia 1. Estamos de acuerdo con la necesidad de desarrollar políticas para prevenir morbilidades de los actuales hábitos y estilos de vida de los jóvenes 3.