INTRODUCCIÓN
La llama (Lama glama) y la alpaca (Vicugna pacos) son los herbívoros autóctonos que han sido domesticados en América del Sur hace 6000-7000 años de sus ancestros silvestres, el guanaco (Lama guanicoe) y la vicuña (Vicugna vicugna), respectivamente (Marín et al., 2017; Kadwell et al., 2001). El interés creciente por la crianza de alpacas es debido a la finura y suavidad de su vellón que compite con otras fibras en la industria textil y son de gran importancia económica para el poblador rural (Ormachea et al., 2015; Roque y Ormachea, 2018; Cruz et al., 2019; Paucar et al., 2019). Por otro lado, las llamas son criadas como animales de carga y para consumo de carne (Coates y Ayerza 2004; Polidori et al., 2007). A pesar de esta importancia, existen lagunas en la literatura científica con respecto a la nutrición, lactancia y composición de la leche en llamas y alpacas.
Por el contrario, existen varios trabajos de investigación sobre la composición de la leche en los camellos del viejo mundo (Mohamed et al., 2005; El-Agamy et al., 2009; Zhao et al., 2015). Tal es así, que la leche del camello es considerada como el oro blanco del desierto, debido a que sus componentes son muy similares a la leche materna y se diferencia de la leche de otros rumiantes porque contiene bajo niveles de colesterol y azúcar, alto contenido de minerales y de vitamina C (Yadav et al., 2015). La leche de camello ha sido reconocida por proporcionar un tratamiento potencial para una serie de enfermedades como la hidropesía, ictericia, antihipertensivos, asma y leishmaniasis (Yardav et al., 2015; Kula, 2016; Hammam, 2019). Asimismo, contiene proteínas protectoras similares a la insulina que son utilizadas para el tratamiento de la diabetes (Malik et al., 2012; Shori, 2015; Mirmiran et al., 2017), y posee propiedades antitumorales (Gul et al., 2015). Además, se ha comprobado sus propiedades antioxidantes, antibacterianos, antivirales, antifúngicos, antihepatitis, y útil para el tratamiento de paratuberculosis (AlJuboori et al., 2013; Zibaee, 2015).
El conocimiento sobre la composición de la leche facilita una mejor comprensión de los requerimientos de nutrientes por parte de las crías que básicamente depende de factores como la alimentación, edad reproductiva y época del año (Palmquist, 2006). No existe una tradición histórica de ordeñar camélidos en América del Sur; sin embargo, diversos estudios han descrito la composición de la leche de los camélidos sudamericanos, principalmente de la llama (Riek y Gerken, 2006; Schoos et al., 2008) y de la alpaca (Parraguez et al., 2003; Chad et al., 2014; Martini et al., 2015; Medina et al., 2019). Es así, que el objetivo del presente estudio fue conocer la composición fisicoquímica de la leche en alpacas Huacaya (Vicugna pacos) y de las llamas (Lama glama).
MATERIALES Y MÉTODOS
Se trabajó con un grupo de 20 alpacas Huacaya y 20 llamas madres del Centro Experimental La Raya, que se encuentra ubicada en la zona agroecológica puna húmeda, a una altitud entre 4136 y 5470 msnm, temperatura media de 6.6 ºC (-10 a 17 ºC), en el distrito de Santa Rosa, provincia de Melgar, Puno. Asimismo, se trabajó con un segundo grupo de 20 alpacas Huacaya del Centro Experimental Carolina, que se encuentra en la zona agroecológica de puna seca, a una altitud de 3995 msnm, caracterizada por su clima frío y seco con fuertes corrientes de aire, donde la temperatura llega a 18 ºC en el día. Esta zona también se encuentra en Puno, Perú.
La crianza de los animales en ambos grupos estuvo bajo un sistema extensivo con praderas naturales conformado con pastos de los géneros Calamagrostis, Festuca, Stipa, Muhlenbergia, Trifolium e Hipochoeris. En el estudio, las crías estuvieron dentro de los 40-45 días de lactación y las muestras se obtuvieron mediante ordeño manual. Para esto, las crías fueron separadas de las madres durante la noche por 12 horas (cría separada a las 17:30 y el ordeño se hizo al día siguiente a las 05:30). Se colectaron 30 ml de leche, se almacenaron a 4 ºC y se llevaron al laboratorio para su análisis a 20 ºC.
El recuento de células somáticas se realizó con el equipo Lactoscan SCC (Milkotronic Somatic Cell Counter, Bulgaria). El análisis fisicoquímico de grasa, proteína, sólidos no grasos, densidad, lactosa, sales, pH y punto de congelación fueron analizados con el equipo Lactoscan (Milkotester Milk Analyzing, Bulgaria), previamente calibrado y validado, presentando un error promedio de 0.025% con las determinaciones realizadas de acuerdo con la AOAC (2005). Los sólidos totales (TS) se analizaron de acuerdo con IDF (1982). Las cenizas se calcularon por diferencia entre los sólidos no grasos del contenido de proteínas, lípidos y lactosa. La energía bruta se determinó utilizando la fórmula: EB (MJ/100 g) = 39.8 (% de grasa) + 23.9 (% de proteína) + 16.7 (% de lactosa) (Perrin, 1958).
Los datos estadísticos fueron evaluados con el análisis de varianza y la distribución normal y homocedasticidad de los datos se realizó con las pruebas de Shapiro-Wilks y Levene, respectivamente. La comparación múltiple de los datos se realizó con la prueba de Kruskal Wallis. Todos los datos fueron analizados con el software R v. 3.0.2 (R Core Team, 2014).
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Los valores medios encontrados para las variables en estudio de la leche en alpacas y llamas fueron similares, con excepción del pH, en el periodo de 40 a 45 días de lactación (Cuadro 1). Estos resultados concuerdan con lo mencionado por Chad et al. (2014); quienes indican que los principales componentes de la leche de la alpaca no cambian durante el periodo de lactancia. Sin embargo, estas características están influenciadas por la zona agroecológica (Cuadro 2). Por lo tanto, la composición de nutrientes de la leche es variable y probablemente refleje las necesidades específicas de las crías según la especie (Akers, 2016).
D.E: Desviación estándar, RCS: Recuento de células somáticas
Superíndices diferentes dentro de filas indican que los valores fueron estadísticamente significativos (p<0.05)
D.E: Desviación estándar, RCS: Recuento de células somáticas
Superíndices diferentes dentro de filas indican que los valores fueron estadísticamente significativos (p<0.05)
La energía bruta en leche de alpacas (361.43MJ/100 g) y en llamas (373.13 MJ/ 100 g) fue ligeramente inferior a los valores reportados en Argentina de 380 MJ/100 g (Medina et al., 2019) y de 395 MJ/100 g (Schoos et al., 2008)., diferencias posiblemente atribuidas al mayor contenido de grasa, proteína y lactosa, los cuales tienen mayor aporte calórico (Riek y Gerken, 2006).
El contenido de ceniza en la leche de llama (1.12%) y de alpaca (1.10%) fue ligeramente superior a los reportados en otros estudios (Riek y Gerken, 2006; Schoos et al., 2008; Medina et al., 2019), aunque inferior al valor de 1.4-1.7% obtenido por Parraguez et al. (2003). Sobre esto, se conoce que el contenido de cenizas está influenciado por el número de partos y la etapa de lactancia (Abdalla et al., 2015), estación del año (Shuiep et al., 2008) e ingesta de agua (Haddadin et al., 2008).
La cantidad de sólidos totales en alpacas (16.03%) y llamas (16.41%) fue similar al 16.32% reportado por Schoos et al. (2008) en llamas. Asimismo, Larico et al. (2018) encontró 16.84% de sólidos totales en leche de alpacas, mientras que Chad et al. (2014) obtuvieron valores inferiores (15.05%). Al respecto, Medina et al. (2019) mencionan que el contenido de sólidos totales en la leche de vicuña y guanaco fueron significativamente mayores que aquellos en alpacas y llamas.
El contenido de grasa en alpacas fue similar a lo observado en otros estudios (Parraguez et al., 2003; Chad et al., 2014; Martini et al., 2015; Medina et al., 2019). No obstante, Riek y Gerken (2006) y Schoos et al. (2008) reportan valores superiores (4.70 y 4.55%, respectivamente), diferencias que pudieran deberse a las condiciones de manejo, estación, edad y etapa de lactancia (Konuspayeva et al., 2009). Por otro lado, el contenido de proteína fue similar al de otros estudios (Parraguez et al., 2003; Riek y Gerken, 2006; Schoos et al., 2008; Medina et al., 2019), aunque el contenido de lactosa en ambas especies fue superior al 6-0% reportado por Chad et al. (2014) y al 5.93% de Riek y Gerken (2006).
Con respecto al recuento de células somáticas (RCS), los niveles de 93.9 y 83.9 células/ml x 1000 en alpacas y llamas, respectivamente, fueron ligeramente inferiores al valor de 130.9 células/ml x 1000lo reportado por Schoos et al. (2008).