INTRODUCCIÓN
Muchos suelos se encuentran contaminados o degradados por su sobreexplotación, sobrepastoreo, y uso de químicos como hidrocarburos y fertilizantes, entre otros. Así mismo, la deficiente disposición y tratamiento de los residuos orgánicos viene generando focos infecciosos de vectores de enfermedades, producción de lixiviados y olores inadecuados y, por tanto, degradación de ecosistemas. Por otro lado, se conocen aproximadamente 8000 variedades de lombrices de tierra, de las cuales 3500 han sido estudiadas y clasificadas, pocas de ellas adaptadas para su producción en criaderos (Campoverde et al., 2020). La mayoría de las lombrices de tierra están adaptadas a un hábitat específico; sin embargo, la especie Eisenia foetida (lombriz roja) puede ser utilizada fuera de su hábitat natural (Moreno-Reséndez y Cano-Ríos 2002).
Como producto de la reproducción sexual se generan los cocones que son capullos o cápsulas de color amarillo verdoso de 2-3 mm de diámetro. Estos contienen un líquido donde se desarrollan los embriones (Fuentes, 1987; Rivera-Arredondo et al., 2018), los cuales están relacionados directamente con la disponibilidad de alimento (López-Méndez et al., 2013).
La lombriz roja puede tener múltiples usos, entre ellos la producción de vermicomposta, la que realiza en su tubo digestivo a través de un proceso de biotransformación (Acosta-Durán et al., 2013; Rodríguez et al., 2018), produciendo un fertilizante orgánico con nutrientes que son indispensables para las plantas, siendo una alternativa para el incremento de la capacidad productiva del suelo y resiliencia de los agro ecosistemas (Vidaña-Martínez et al., 2017; Flores-Pacheco et al., 2018), ya que destaca la capacidad de absorción de agua y favorece la germinación de las plántulas (Ortega-Martínez et al., 2010).
La lombriz roja también puede ser utilizada como una estrategia de biorremediación, debido a que tiene la capacidad de modificar las propiedades químicas y físicas del suelo (Rodríguez et al., 2018); asimismo, favorece el aumento de la comunidad bacteriana en el suelo tratado, produciendo una inmovilización de metales pesados y una adaptación de los microorganismos en un suelo contaminado (Zapata et al., 2017). Por otro lado, puede ser utilizada para el tratamiento de aguas residuales domésticas por un proceso de tratamiento en estructuras denominadas lombrifiltro (Cáceres et al., 2018).
Dadas sus cualidades benéficas y tomando en cuenta su facilidad de reproducción, ya que puede producir grandes cantidades de lombrices por año (Paco et al., 2011), se requiere adquirir mayores conocimientos sobre la influencia del tipo de alimentación en el crecimiento y producción de cocones de la lombriz roja. Por tanto, el objetivo de esta investigación fue analizar el crecimiento y el número de cocones generados por la lombriz roja en cuatro sustratos.
MATERIALES Y MÉTODOS
La investigación se realizó en el invernadero de la Oficina de Calidad de Gestión Ambiental Sostenible (OCGAS) de la Universidad Nacional del Altiplano de Puno, a una altitud de 3810 msnm. La medición de las lombrices y el conteo del número de cocones se hizo al inicio de experimento (día 0), y a los 20 y 40 días para determinar el aumento de longitud de las lombrices, presencia de clitelos y producción de cocones.
Se utilizaron 60 lombrices rojas jóvenes (sin clitelo), de 4.5 cm de promedio de longitud (el tamaño adulto en capacidad reproductiva es de 5-6 cm), obtenidas del invernadero de la OCGAS.
Se utilizaron 15 lombrices por tratamiento en contenedores de madera (0.50 x 0.30 x 0.15 m). En cada tratamiento se colocó 1.5 kg de tierra agrícola, 150 g de estiércol de alpaca y para la aireación del sustrato se utilizaron 25 piedras de aproximadamente 2.5 cm de diámetro. En cada sustrato se agregó como material orgánico y según el tratamiento 200 g de choclo (Zea maíz) (T1), 200 g de zapallo tipo pumpkin (Cucurbita sp.) (T2), 200 g de camote (Ipomoea batatas) (T3) o 200 g de papa (Solanum tuberosum) (T4). El material orgánico fue colocado en forma de trozos de 4 cm aproximadamente y se encontraban en estado de madurez hortícola. Los contendedores fueron regados diariamente con 200 ml de agua para mantener la humedad. En los sustratos no se realizaron procesos de pre-compostaje, debido a que la altura no fue mayor a los 30 cm.
Para efecto de los registros, se vació todo el sustrato de cada contenedor sobre una tabla, en donde se separaron las lombrices rojas y los cocones. Para las mediciones de longitud (cm) de las lombrices se utilizó una regla de 30 cm. El conteo del número de lombrices y cocones se realizó por observación directa.
Se utilizó un diseño experimental con cuatro tratamientos (sustratos). Los datos se analizaron con el programa estadístico Infostat 2021, mediante un análisis de varianza. La comparación de medias se hizo con la prueba de Tukey (p<0.05), para la diferencia de la producción del número de cocones se realizó el análisis de Kruskal Wallis y para la proyección entre la producción del número de cocones con relación al tiempo (60 días) se realizó el análisis de regresión.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
La media de la longitud de las lombrices a los 40 días del estudio fue similar para los tratamientos con choclo (5.5 cm), papa (5.5 cm) y zapallo (5.2 cm), siendo significativamente menor en el tratamiento con camote (4.0 cm; p=0.0045) (Figura 1).
Se conoce que el tipo de sustrato influencia el aumento del tamaño de las lombrices rojas. Por ejemplo, Gallardo et al. (2018) utilizando broza de café con cáscara de huevo logró un aumento en la tasa de crecimiento, en tanto que Díaz et al. (2008) utilizando como sustrato el estiércol de bovino y cepa de caña y de plátano favoreció la dinámica de crecimiento y producción de la lombriz roja.
No hubo diferencia en el crecimiento de la lombriz por efecto de los tratamientos con papa y choclo. Se conoce que el sustrato de cáscara de papa es el más adecuado, obteniéndose mayor cantidad y peso de lombrices (Campoverde et al., 2020). En el presente estudio, el sustrato con choclo no tuvo una degradación rápida, ya que no se dieron las condiciones necesarias para iniciar la hidrólisis que el biopolímero del maíz requiere para disminuir su masa molecular y hacerlo susceptible al ataque microbiológico y/o a la digestión por la lombriz (Ruiz et al., 2013).
Con relación al número de cocones, no se encontró diferencia significativa por efecto de los sustratos (p= 0.9204) (Figura 2). No obstante, otros estudios demuestran diferencias en el número de cocones y tasa de sobrevivencia según el sustrato utilizado (Gutierrez et al., 2007; Gastón et al., 2008; Limachi, 2018). Por ejemplo, los sustratos de broza de café, estiércol de animales y cáscaras de fruta, registraron los mayores valores en reproducción de cocones y sobrevivencia con relación a otros tratamientos (Durán y Enríquez, 2009; Canales et al., 2020).
Al realizar el análisis de regresión para una proyección de 60 días, se pudo determinar que existe una relación de 76% entre tiempo (días) y número de cocones de la lombriz roja; es decir, el 76% del número de cocones depende del transcurso del tiempo, mientras que un 24% podría depender de factores biológicos o reproductivos. Por ejemplo, la lombriz roja puede producir 92 cocones en 60 días (R2= 0.76, a=-6.67, b=1.64), donde esta ría alcanzando su nivel máximo de generación de huevos, toda vez que transcurrido los 70 días, es tiempo suficiente para que las lombrices cumplan su ciclo reproductivo (Campoverde et al., 2020).