INTRODUCCIÓN
La actual pandemia por el Sars-Cov-2, expone la vulnerabilidad de los pacientes con enfermedades crónicas no transmisibles antes ocultas, mediante un aumento de riesgo a complicaciones y mortalidad en caso de infección por el COVID-191. Este fenómeno se identificó de forma temprana, se publicó evidencia fuerte demostrando que pacientes con hipertensión, diabetes, enfermedades cardiovasculares y enfermedades respiratorias crónicas aumentaban hasta 3 veces el riesgo de padecer complicaciones hospitalarias secundarios a COVID-192.
Es conocido que estas enfermedades crónicas no transmisibles tienen una relación directa con los hábitos y estilo de vida3. El concepto estilo de vida fue descrito por primera vez en 1979 por Alvin Toffler, escritor y futurista, quien predijo la explosión de distintas formas del estilo de vida en una sociedad postindustrial. En la modernidad el estilo de vida se considera la elección consciente o inconsciente de un tipo de comportamiento la cual ejerce un efecto directo sobre los mecanismos biológicos que conducen a la salud o a la enfermedad. Estos incluyen cambios en la expresión genética, inflamación, estrés oxidativo y disfunción metabólica4.
En una evaluación de estilo de vida en profesionales de la salud se reportó que solo el 11,5% de los médicos practican un estilo de vida saludable5. Tomando en consideración estas cifras podemos deducir que aproximadamente 9 de cada 10 médicos están practicando hábitos desalineados con un estilo de vida saludable. Los médicos y profesionales en salud habitualmente representan la autoridad máxima en materia de salud y comunican inconscientemente estos hábitos dañinos a la población general. Por este motivo es de crucial importancia encontrar métodos efectivos y reproducibles para mejorar estilo de vida en profesionales de salud. El objetivo de este trabajo es aportar información sobre los efectos de una intervención educativa basada en la promoción de un estilo de vida saludable desde el mundo laboral real.
MÉTODOS
Diseño y área de estudio
Se realizó un estudio cuasi experimental, con evaluaciones pre y post intervención educativa.
Población y muestra
Se invitó a participar a médicos generales que trabajan en el Instituto Oncológico Nacional de Panamá. Se realizó un muestreo por conveniencia.
Variables e instrumentos
Se realizó recolección de datos en 2 ocasiones, antes de iniciar la intervención y después del mismo utilizando como instrumento la evaluación del estilo de vida del Colegio Americano de Medicina de Estilo de vida6y la Escala de Estrés Percibido versión española7. El formulario de Evaluación de Estilos de Vida es una escala desarrollada por el American College of Lifestyle Medicine y Loma Linda University of Health que consta de 8 secciones: Salud en General, Descanso, Nutrición, Control de Peso, Ejercicio, Propósito y Conexión/Salud Mental, Hábito de Fumar/Uso de drogas, y Motivación. Con el objetivo de poder determinar los estilos de vida y los posibles riesgos de desarrollar enfermedades crónicas6.
La escala de Estrés percibido es un instrumento que consta de 14 ítems que busca evaluar situaciones de la vida que son consideradas estresantes. La actual versión utilizada para este estudio ha sido validada para el idioma español en una muestra de 100 pacientes VIH+. Tras la evaluación de forma y fondo se obtuve una confiabilidad determinada por un valor del coeficiente alfa de Cronbach de 0,67. Las opciones de respuesta de la escala fue de tipo Likert7.
Procedimientos
La intervención consistió en 10 sesiones educativas de 40 minutos en modalidad virtual. Estas fueron presentadas por un equipo especializado en cambios conductuales en estilo de vida, incluyendo médicos, psicólogas y nutricionistas. La intervención se mantuvo por un lapso de 2 meses, con una frecuencia de dos sesiones por semana.
RESULTADOS
Se incluyeron un total de 18 participantes, la frecuencia de sexo, etnia, tabaquismo, alcoholismo, escolaridad y turno laboral se describen en laTabla 1. Se reportó un rango de edad entre 28 a 45 años con un promedio y desviación estándar de 38± 5,4 y 32± 6,2 años en mujeres y hombres respectivamente. La estatura promedio general fue de 168,2 ± 8,4 centímetros. (Tabla 1)
Frecuencia | Porcentaje | Acumulado | |
Edad | |||
Masculino | 32* | 6,2† | |
Femenino | 38* | 5,4† | |
Estatura | 168,2* | 8,4† | |
Sexo | |||
Masculino | 10 | 55,55% | 55,55% |
Femenino | 8 | 44,45% | 100,00% |
Etnicidad | |||
Mestizo | 12 | 66,66% | 66,66% |
Blanco | 2 | 11,11% | 77,77% |
Hispano-asiático | 1 | 5,55% | 83,32% |
Negra | 1 | 5,55% | 88,87% |
Asiático | 2 | 11,11% | 100,00% |
Tabaquismo | |||
Fuman | 1 | 5,55% | 5,55% |
No Fuman | 17 | 94,45% | 100,00% |
Alcoholismo | |||
Toman | 14 | 77,77% | 77,77% |
No Toman | 4 | 22,23% | 100,00% |
Nivel Educativo | |||
Licenciados | 18 | 100,00% | 100,00% |
Turno Laboral | |||
Rotativo | 10 | 55,55% | 55,55% |
Matutino | 6 | 33,33% | 88,88% |
Vespertino | 2 | 11,12% | 100,00% |
* Media
†Desviación Estándar
Se reportaron cambios positivos y mejoría en todas las variables medidas, estas se exponen en laFigura 1. Las sesiones de ejercicio aumentaron en promedio de 2 a 3 (33%) por semana, la duración de cada sesión de ejercicio aumentó de 19 a 43 minutos (100%+), las porciones diarias de frutas verduras, legumbres y semillas aumentó de 4 a 6 (50%), las horas de sueño por noche aumentaron de 6 a 7 (16%), y hubo mejoría en el puntaje de la escala de estrés percibida de 20 a 19 (5%), se reportó además una disminución en porcentaje de alimento con baja calidad nutricional reportados en los últimos 2 semanas de 42% a 33% (22%). El cambio más importante se demostró en la duración de cada sesión de ejercicio.
DISCUSIÓN
Se ha descrito diferencias características del estilo de vida por localización geográfica. Los países occidentales tienden a inclinarse a comportamientos desalineados con hábitos saludables como el tabaquismo, alcoholismo, las dietas ricas en grasas, alimentos procesados y ultra procesados, el sedentarismo y en el manejo inadecuado del estrés8. Cuando los hábitos cotidianos no son saludables, se agrega un efecto negativo sustancial a la salud. La OMS ha reportado que las personas con un nivel insuficiente de actividad física tienen un riesgo de muerte entre un 20% y un 30% mayor en comparación con las personas que alcanzan un nivel suficiente de actividad física. Además, la deficiencia en el consumo de frutas, verduras, semillas y legumbres se encuentra en el sexto lugar entre los factores de riesgo de mortalidad humana9.
Por otro lado, el mejoramiento y práctica de hábitos saludables tienen un efecto benéfico alentador. El consumo de una dieta balanceada, rica en frutas y vegetales y disfrutar de actividad física de forma regular se relaciona con mejor competencia de nuestro sistema inmunológico y metabólico. Esto resulta en menor riesgo de enfermedades crónicas no transmisibles y enfermedades infecciosas, beneficio sumamente relevante en la actualidad10-12. Se estima que un 80% de las enfermedades cardiovasculares podrían ser prevenidas mejorando los factores de riesgo relacionados con los estilos de vida13.
La intervención en estilo de vida y sus beneficios metabólicos han sido aprovechados en diferentes partes del mundo inclusive en países en vías de desarrollo debido a su bajo costo y factibilidad14. En Nepal se ha reportado mejoría en el control de la tensión arterial en personas con hipertensión arterial sistémica (HAS) y en adultos sin HAS15. Además, se han reportado los beneficios significativos en los todos los rangos de edad incluyendo preescolares, escolares, estudiantes de preparatoria, universitarios y amas de casa16-19.
Muy poca evidencia existe en relación con intervenciones educativas de promoción de estilo de vida dirigida a los profesionales de la salud20. Esta población tiene una alta predisposición a formar un estilo de vida de pobre calidad ya que el ambiente laboral en donde se desenvuelve el médico lo expone a situaciones adversas como horarios rotativos, largas jornadas de trabajo con privación de sueño, desgaste emocional y altos niveles de estrés21. Es necesario considerar a los profesionales de la salud como población importante para los programas de promoción de la salud y prevención de enfermedades crónicas. Esto, con el fin de mejorar su salud y establecerlos como modelos ejemplares para su comunidad, ya que los médicos que practican un buen estilo de vida tienen mayor probabilidad de recomendar y de inducir en sus pacientes hábitos igualmente saludables22.
La intervención educativa realizada en este estudio logró cambios positivos en el estilo de vida de los participantes. Se evidenció un aumento en el consumo de frutas y vegetales, aumentó las horas reportadas de sueño, hubo una disminución en el consumo de alimentos de baja calidad nutricional y aumentó la frecuencia de sesiones de ejercicio y la duración de este, siendo este último el que reportó el cambio más significativo. En cuanto al estrés percibido hubo poca mejoría, consideramos que diversos variables influyen en el grado en que un individuo evalúa las situaciones de la vida como estresantes7. Los datos aquí presentados nos orientan a la teoría que, así como las poblaciones previamente estudiadas los médicos generales en el ambiente laboral también son sensibles a intervenciones educativas de estilo de vida. El resultado en este caso es una mejoría significativa en el estilo de vida. Se requieren estudios adicionales en esta población en específica con intervenciones más intensivas, controlados y a largo plazo con el fin de identificar las intervenciones más eficaces para esta población.
Una debilidad del estudio fue el corto tiempo de seguimiento de los participantes, por esta razón proponemos un seguimiento en 6 meses y en un año. Recomendamos realizar intervenciones similares en la población de los médicos y así lograr cambios positivos en su salud.
Con una intervención educativa sencilla y de bajo costo se lograron cambios favorables en el estilo de vida de los médicos.