Introducción
Los grupos inmigrantes y los establecidos en América en general sobrevivieron debido a dependencia gradual de la selección de animales y plantas con las cuales satisfacían sus necesidades alimentarias y de salud, circunstancias inseparables que, de manera natural e intuitiva, coadyuvaron al impulso psíquico y corporal de las antiguas civilizaciones (Zulueta et al., 2011; Leiva et al., 2021). Estos conocimientos, fueron transmitidos por generaciones en forma oral y desarrollados al margen del sistema de educación formal (Fernández & Rodríguez, 2007; Rodríguez et al., 2020). Igualmente, estas civilizaciones se ubicaron en lugares estratégicos con presencia de agua, tenían una visión ecosistémica amplia (holística) por lo que aprendieron a convivir con la naturaleza, desarrollando estrategias de conservación importantes, que podría estar sintetizada en el lema “conocer para conservar” (Rodríguez et al., 2020). Asentamientos humanos antiguos con estas características ocurrieron en Catacaos, con lo que actualmente se conoce como el Complejo Arqueológico Narihuaná, cuyas evidencias arqueológicas de su construcción, se refiere a una mezcla de las culturas Tallan, Chimú e Inca (Moya, 1992).
El objetivo de la presente investigación, es dar a conocer principalmente los aspectos bioculturales con énfasis en la ocupación prehispánica de este complejo arqueológico.
Material y métodos
Metodología para el estudio de Flora y Fauna:
Se efectuaron las observaciones directas de campo, en 2 visitas con periodicidad irregular, tanto botánicas como zoológicas, en el año 2023, al Complejo Narihualá, sobre los 50-100 m de elevación.
Para la evaluación de la flora y en cada visita, se utilizó 1) El método del transecto a paso de camino, 10 transectos, 100 m c/u= 20 x 5 m, con 1 m a cada lado para evitar el efecto de borde, tomando al azar tres subparcelas para el muestreo o recolección (10 subparcelas en total), y 2) Se trató de abarcar toda el área de estudio efectuando observaciones intensivas de todos los taxa en cada una de las visitas al complejo arqueológico. Se tomaron datos in situ, referidos a las características exomorfológicas, formas de vida, nombres vulgares, hábitat, usos, entre otros, de las especies. La determinación taxonómica se realizó con ayuda de bibliografía especializada referida a descripciones originales de los géneros y especies, claves taxonómicas dicotómicas basadas en los caracteres exomorfológicos y de hábito (Macbride, 1936-1971; Sagástegui & Leiva, 1993). Además, por comparación morfológica con los ejemplares existentes en los herbarios F, HAO, HUT y MO (Rodríguez & Rojas, 2006). La actualización de las especies se efectuó de acuerdo al «Catálogo de las Gimnospermas y Angiospermas del Perú» (Brako & Zarucchi, 1993 y Tropicos, 2023). La clasificación seguida a nivel de flora para Magnoliophytas (angiospermas) es según Chase & Raveal (2009) y la actualización a nivel de familias de las angiospermas se sigue Angiosperm Phylogeny Group (APG IV, 2016). También, se revisó material del área existente en los herbarios F, HAO, HUT y MO (Thiers, 2023).
El estado actual de conservación de la Diversidad florística, se consignó según IUCN (2012, 2017, 2023). Las categorías consideradas son: CR: En peligro crítico, EN: En peligro, VU: Vulnerable, NT: Casi Amenazada, LC: Preocupación menor, NE: No evaluado. Además, para flora se revisó la categorización de las especies endémicas del Perú (León et al., 2006; Tropicos, 2023). La ubicación fitogeografica es según Weigend (2002).
Se consigna, una lista clasificada taxonómicamente de flora, indicando los nombres vulgares, así como el estado de conservación actual o condición de cada uno de los taxones.
Para el registro de las aves se utilizó la técnica de búsqueda intensiva, siguiendo los caminos y rutas disponibles a través de matorrales, pastizales y remanentes de bosque (Bibby et al., 2000; Ralph et al., 1996). Se determinó las especies por observación directa y vocalizaciones. Las especies fueron fotográficas y determinadas en gabinete utilizando literatura especializada (Schulenberg et al., 2010). Las especies de reptiles y mamíferos se evaluaron de acuerdo a lo descrito en MINAM (2015) y Halffter (2001).
La nomenclatura siguió la propuesta de Remsen et al. (2019) y la categorización de amenaza los criterios de IUCN (2023).
Método, técnica e instrumentos en el trabajo arqueológico.
Se utilizó el método científico, en sus formas inductivo-deductivo. El reconocimiento arqueológico del objeto/complejo de estudio se efectuó mediante observaciones de superficie. El instrumento para recolección de información fue la ficha de registró la misma que fue validad por juicio de expertos.
Para el registro arqueológico también nos apoyamos en dibujos del material cultural y en la toma de fotografías con una cámara digital Panasonic (Ludmix) 30X de 16 megapíxeles.
Resultados y discusión
Generalidades y ubicación geográfica del Complejo Arqueológico Narihualá:
El Complejo Arqueológico Monumental Narihualá, (Resolución Viceministerial N° 000084-2023 VMPCIC/MC), se localiza entre las coordenadas 5°17´05” latitud sur y 80° 40´45” longitud oeste (Ravines & Matos, 1983) y 29 m de elevación en la margen izquierda del valle del bajo Piura, en el centro poblado de Narihualá, distrito de Catacaos, provincia de Piura; a 3,40 km. de la ciudad de Catacaos y a 12,77 km de la ciudad de Piura.
En el 2013 fue declarado patrimonio cultural de la nación. Presenta arquitectura de carácter monumental, su condición de conservación en el aspecto de infraestructura es regular considerando que fue afectado por el fenómeno del niño del 1983 y 2017 (Calle et al., 2021).
Narihualá proviene de dos palabras del lenguaje Tallan: “Ñari Walan”, que significa “Ojo que observa la lejanía”.
Dentro del trazo urbano del centro poblado, el complejo arqueológico, colinda, por el Norte con la calle Olmos, por el Sur con la calle San Francisco, por el Este con el dren Pedregal y por el oeste con la calle San José (Fig. 1).
Sobre la plataforma oriental se erige una capilla cristiana en honor a la Inmaculada Concepción, presente desde inicios del siglo pasado y que constituye la continuidad de la función ideológica del espacio; pero relacionada a una nueva religión (Fernández, 1992: 111).
En las inmediaciones de la capilla (margen adyacente este), se emplaza un camposanto definido por varias cruces que identifican a cada una de las tumbas existentes en el lugar.
Otro componente, corresponde a un pequeño relicto de bosque de “algarrobo”, el cual surge entre la irregular superficie de las plataformas desbastadas por la erosión de suelos, producto de las torrenciales lluvias suscitadas de forma esporádica pero cíclica en la costa norte peruana. Esta pequeña cobertura arbustiva dentro de una superficie de 2,75 ha (44,3 % del total del área intangible.
Diversidad biológica
Diversidad florística
A continuación, se presenta la diversidad florística del Complejo Arqueológico de Narihualá, centro poblado Narihualá, distrito Catacaos, región Piura, Perú, 2023; cuyos integrantes están categorizados como de preocupación menor (LC).
Liliopsida (Monocotiledóneas)
POACEAE
1. Bromus catharticus Vahl
2. Chloris halophila Parodi
3. Cynodon dactylon (L.) Pers.
4. Leptochloa fusca subsp. uninervia (J. Presl) N. Snow
5. Paspalidium paludivagum (Hitchc. & Chase) Parodi
6. Sporobolus virginicus (L.) Kunth
7. Setaria verticillata (L.) Beauv.
Magnoliopsida (Dicotiledóneas)
AIZOACEAE
8. Trianthema portulacastrum L.
AMARANTHACEAE (=CHENOPODIACEAE)
9. Alternanthera halimifolia (Lam.) Standl.
APOCYNACEAE
10. Vallesia glabra (Cav.) Link
ASTERACEAE
11. Ageratum conyzoides L. 12. Lactuca intybacea Jacq.
13. Sonchus oleraceus L.
CAPPARACEAE 14. Beautempsia avicenniifolia (Kunth) Gaudich.
CASUARINACEAE
15. Casuarina equisetifolia L.
CONVOLVULACEAE 16. Ipomoea purpurea (L.) Roth
CORDIACEAE
17. Cordia lutea Lam.
CUCURBITACEAE
18. Cucumis dipsaceus Ehrenb. ex Spach 19. Luffa operculata (L.) Cong.
ERHETIACEAE
20. Tiquilia paronychioides (Phil.) A.T. Richardson
EUPHORBIACEAE
21. Ricinus communis L.
FABACEAE 22. Desmodium affine Schlech.
23. Desmodium uncinatum (Jacq.) DC.
24. Parkinsonia praecox (Ruiz & Pav.) Hawkins.
25. Neltuma pallida (Humb. & Bonpl. ex Willd.) C.E. Hughes & G.P. Lewis
HELIOTROPIACEAE
26. Heliotropium angiospermum Murray
27. Heliotropium curassavicum L.
MALVACEAE 28. Melochia pyramidata L.
NYCTAGINACEAE 29. Cryptocarpus pyriformis Kunth
PASSIFLORACEAE
30. Passiflora foetida L.
PORTULACACEAE
31. Portulaca oleracea L.
SOLANACEAE
32. Exodeconus maritimus (Benth) D’Arcy
33. Lycium boerhaviifolium L.f.
34. Solanum americanum Mill.
35. Solanum pimpinellifolium L.
ZYGOPHYLLACEAE
36. Tribulus terrestris L.
Diversidad faunística
A continuación, se presenta la lista de especies de fauna silvestre de Narihualá, Poblado Narihualá, distrito Catacaos, provincia y región Piura, Perú. (2023).
Evidencias arqueológicas y otros
A decir de Mendoza (2008) se trata de una monumental fortaleza-templo de 40,000 m2construida toda de adobe y mortero.
Jacobo Cruz (1982:67; citado en Fernández, 1990: 111) basándose en tradiciones orales propone que Narihualá fue capital religiosa de los Tallán, donde se edificó el templo del dios Walac, mientras que Catacaos habría sido el centro político.
También, Aparicio (2014), puntualiza que Ñari Walác, término de donde deriva Narihualá, significaría en lengua Tallán ojo que avizora o también el que ve a través de la lejanía. Y esto es precisamente lo que sugiere la huaca, en honor al dios Walac. Por la magnitud del monumento se la ha calificado como sede de la capital de la cultura Tallán.
Además, sostiene que, en los albores de la época colonial, s. XVII, Narihualá es mencionado como uno de los repartimientos que formaban el corregimiento de Piura. Según la relación de Salazar Villasante, Piura inicialmente tuvo doce encomenderos y en tiempos del virrey Toledo, 26 repartimientos, entre los cuales se menciona a Sechura, La Manuela, Catacaos y Narihualá, Socolán del Castillo, Camacho, Pezura y Noñura, Lachira, Macache y Micamameno.
Sin embargo, según las evidencias arqueológicas de su construcción, se refiere a una mezcla de las culturas Tallan, Chimú e Inca (Moya, 1992).
El complejo arqueológico tiene como componente básico un montículo artificial del período prehispánico constituido por plataformas conexas a espacios abiertos que fungían como plazas o patios conformando otros espacios funcionales a distinto nivel altimétrico, cuyo acceso fue solucionado con rampas.
El complejo presenta adobes de formas rectangulares (0,30 x 0,25 x 010 mts) y troncocónicos, algunos hechos con molde, otros son de manufactura manual (Cruz,1982:67; citado en Fernández, 1990: 111)
Algunos ambientes y plataformas presentan largas y anchas murallas, utilizadas como pasajes y accesos. Los recintos internos se comunicaban entre sí, mediante un sistema de pasadizos anchos y angostos, finamente enlucidos.
Sobre su superficie se puede apreciar fragmentos emparentados con técnicas de manufactura y estilos decorativos (impresos e incisos), quizá del período formativo (Moya, 1992).
Como se indicó líneas arriba, se puede observar fragmentos de cerámica Chimú e Inca, lo que sería evidencia de la presencia de estas culturas en el sitio; no obstante, desconocemos si el edificio terminó asimilado sucesivamente a la estructura política, tanto de los Chimú, como del Tahuantinsuyo (Moya, 1992: 113).
Además, sostiene que, en los albores de la época colonial, s. XVII, Narihualá es mencionado como uno de los repartimientos que formaban el corregimiento de Piura. Según la relación de Salazar Villasante, Piura inicialmente tuvo doce encomenderos y en tiempos del virrey Toledo, 26 repartimientos, entre los cuales se menciona a Sechura, La Manuela, Catacaos y Narihualá, Socolán del Castillo, Camacho, Pezura y Noñura, Lachira, Macache y Micamameno.
Comentarios finales
La Zona Arqueológica Monumental de Narihualá, se encuentra adscrita dentro de un área de 60,000 m2; y responde a uno de los principales asentamientos prehispánicos, en la región. Presenta arquitectura de carácter publica-monumental, constituida por plazas, patios, y plataformas a diversas alturas, logrados a partir de extensos rellenos constructivos de adobes y arena. Entre estos ambientes arquitectónicos, se aprecia muros enlucidos y accesos comunicantes constituidos por escalinatas y rampas.
Evidencias arqueológicas como fragmentos cerámicos y materiales constructivos que revelan diversos estadios secuenciales de la tecnología arquitectónica en el sitio; ponen de manifiesto un desarrollo cultural que da inició durante el Período Formativo (3,500 - 200 años de antigüedad) hasta la presencia Inca (1400 -1534 dC). El complejo también presenta en uno de las plataformas más altas, la iglesia cristiana de La Inmaculada concepción de Narihualá y un adyacente cementerio moderno (segunda mitad del siglo pasado). Actualmente, se cuenta entre los atractivos turísticos más emblemáticos del región Piura, el cual posee valor singular y excepcional, debido a su extensión, monumentalidad y ordenamiento espacial arquitectónico; por lo que demanda toda la atención en cuanto a trabajos de conservación, investigación y uso social.
Se debe resaltar que los restos de la arquitectura del monumento arqueológico, se configura como producto del paisaje y su transformación cultural a través del tiempo, donde las condiciones particulares del sitio en el que se inserta, buscan un diálogo inherente y planificado en sintonía y vínculo al paisajismo que la rodea.
La concepción del paisaje y la arquitectura debe ser un aspecto definitorio y un desafío de cara a contribuir a la protección y el cuidado del medioambiente y el monumento histórico.
La naturaleza se presenta como protagonista o principio fundador del diseño arquitectónico propuesto involucrando razones ligadas a fomentar la relación con el entorno circundante, incorporar las especies nativas del sitio, potenciar la conexión entre el interior y el exterior, entre otras. La existencia de árboles en los terrenos invita a que la arquitectura también se funda dentro del nicho sistémico; por lo que un adecuado control y monitoreo de factores de riesgo en su conservación y preservación, deben ser parte de un plan de conservación integral del sitio de Narihualá donde se debe dejar entrar el paisaje y establecer nuevas relaciones.
El diálogo entre la arquitectura y el paisaje puede colaborar con los usos, actividades y acciones que se determinen en función de las necesidades a satisfacer los usos sociales y culturales a los que se les destine, en busca de una lógica en común que responda al medio paisajístico y permita atender a la situación particular de la comunidad y mejorar la calidad de vida de sus habitantes.