INTRODUCCIÓN: EL ESTUDIO DEL ESPAÑOL YUCATECO
En el conjunto de las hablas mexicanas, las variedades yucatecas poseen uno de los perfiles más acusados (Lope Blanch 1987; Martín Butragueño 2014a, 2022). No obstante, aunque estas variedades tienen ya una larga tradición de estudio, no deja de ser cierto que es mucho lo que falta investigar tanto en términos históricos como dialectales y sociolingüísticos. En este sentido, este trabajo pretende contribuir a su conocimiento analizando la entonación de enunciados aseverativos.
En las descripciones dialectológicas resalta el carácter peculiar del español yucateco, pues queda separado del resto de variedades del país tanto por criterios históricos como por aspectos léxicos y fónicos (Lope Blanch 1971, 1996; Moreno Fernández 2009); asimismo, se ha caracterizado por la influencia del maya (Barrera Vázquez 1943, Mediz Bolio 1951, Lope Blanch 1987), al tiempo que se diferencia de las hablas caribeñas por el consonantismo sólido (Michnowicz 2009, 2011) y la ausencia de la aspiración de -s en coda (Martín Butragueño 2014b).
La bibliografía sobre el español yucateco ha tratado ampliamente la posible influencia del maya en relación, sobre todo, con el léxico y la fonética. Desde el trabajo clásico de Lope Blanch sobre el léxico de la zona maya, publicado inicialmente en 1971, uno de los trabajos más importantes de la dialectología del español de México, se ha venido avanzando de manera consistente en ese ámbito. Por ejemplo, en 2011 se publicó el Diccionario del español yucateco (Güémez Pineda 2011), auxiliar interesante para acercarse a diferentes problemas, y un año después Rosado (2012) publicó un análisis del conocimiento del léxico de origen maya en hablantes de Mérida. Asimismo, los últimos años han visto la aparición de varios trabajos relevantes para el conocimiento histórico del léxico, como el de Quirós García y Ramírez Luengo (2015) para el período 1650-1800, o los de Pérez Aguilar (2016a y 2016b) sobre canarismos.
En cuanto a la fonética, se han estudiado sobre todo los procesos segmentales que involucran la pronunciación de las consonantes. En lo que respecta a las oclusivas, se señala que la serie /p, t, k/ suele realizarse como glotalizada, mientras que /b, d, g/ suelen mantenerse como oclusivas en posición intervocálica. Por otro lado, se observa que la nasal alveolar en contexto final de palabra se puede realizar como bilabial (pan > [’pam]) , y, asimismo, se documenta la despalatalización de la nasal palatal (niño > [’ninjo ]) (ver, entre otros, Alvar 1977; García Fajardo 1984; Lope Blanch 1987; Yager 1989; Rosado 2003, 2012; Michnowicz 2006, 2008, 2009, 2012; Peña Arce 2016). De igual manera, se ha sugerido la posible influencia del maya en la prosodia y entonación de esta variedad (Suárez 1979; Michnowicz y Barnes 2013; Uth 2016, 2019; entre otros).
Además, en años recientes se han desarrollado varios trabajos sobre el español yucateco en los que se analizan procesos variables del español con un enfoque sociolingüístico. Algunos de estos han sido ampliamente estudiados en el español general, tal es el caso de la pluralización del verbo impersonal haber (Castillo Trelles 2007) y el de la alternancia de sujetos pronominales (Michnowicz 2015). Otros se han estudiado sobre todo en variedades de contacto; en este marco, Hernández Méndez y Palacios (2015) se ocupan de la reestructuración del sistema pronominal átono, mientras que Hernández Méndez (2017) analiza la discordancia de los pronombres de objeto indirecto.
El propósito de este trabajo es mostrar la variación presente en la prosodia enunciativa del español hablado en la ciudad de Mérida, Yucatán, a través del análisis de enunciados aseverativos. El artículo se estructura de la siguiente manera: en primer lugar, se describe la bibliografía previa sobre la prosodia del español en Mérida, y enseguida se exponen los objetivos, preguntas de investigación e hipótesis que guían la investigación. Posteriormente, se presenta el apartado correspondiente a la metodología. Luego, en la presentación de resultados se muestran i) el repertorio de acentos tonales y tonos de juntura y ii) las configuraciones prenucleares y nucleares de los enunciados, y en ambos casos se comenta la estratificación social y estilística de los contornos tonales. Dichos resultados se retoman en los apartados de discusión y conclusiones.
LA PROSODIA DEL ESPAÑOL DE MÉRIDA
En el ámbito de la entonación y prosodia del español yucateco, en los últimos años se han analizado tres rasgos principales: i) el alineamiento temprano (o prealineamiento) en el material prenuclear de los enunciados aseverativos; ii) el ascenso en el tono de juntura final; y iii) la estructura rítmica. Las perspectivas de análisis contemplan la dimensión dialectal (Martín Butragueño 2017), los parámetros fonéticos de la curva melódica y los aspectos sociales que favorecen un determinado rasgo prosódico (Michnowicz 2013, Michnowicz y Hyler 2020); además, se ha estudiado la influencia de la estructura informativa de los enunciados y su proyección prosódica (Uth 2016, 2019).
El concepto de alineamiento temprano suele utilizarse para hacer referencia a acentos tonales ascendentes cuyo pico se alcanza dentro de la propia sílaba tónica, lo cual puede describirse como L+H*, frente a aquellos acentos cuyo pico se alcanza en la sílaba o sílabas subsecuentes, llamados tardíos o diferidos y representados como L+<H*, registrados en la zona del centro de México (véase Figura 1). El alineamiento temprano se ha observado en variedades del español en situaciones de contacto: español-quechua en Perú (O’Rourke 2005) y español-k’ichee’ en Guatemala (Baird 2015). En datos del español de México, el alineamiento temprano se ha registrado en variedades de contacto español-chichimeco (Orozco 2017) y español-náhuatl (Olivar Espinosa 2020).
Un aspecto sobre el que llaman la atención Michnowicz y Barnes (2013: 227-233) en su estudio sobre el prealineamiento en español yucateco es la abundancia de soluciones tempranas en el material prenuclear en diferentes situaciones de contacto. Estos autores realizan un análisis sociolingüístico basado en datos de habla espontánea, considerando las variables de género, edad y bilingüismo, y reportan la realización de picos prealineados en un 64% (n= 257/400) de los casos, de los cuales la mitad se producen con un alineamiento en la parte media de la sílaba (very early alignment). El análisis de los factores sociales muestra que las mujeres favorecen la realización del alineamiento temprano; por otro lado, el factor edad no resultó significativo, pero sí se observa que los hablantes mayores (en un promedio de 69 años) tienen mayor producción de acentos prealineados. Tampoco se encuentra una diferencia significativa entre los grupos de monolingües y bilingües y la realización del prealineamiento. Como se verá más adelante, nuestro estudio presenta algunas coincidencias, y también diferencias, con los resultados de este trabajo.
Otro aspecto característico de esta variedad del español mexicano es la presencia en ciertos casos del tonema L* H%, es decir, un acento nuclear bajo en la última sílaba tónica del enunciado, seguido de un ascenso en la sílaba final. Este rasgo constituye una diferencia en el ámbito de la geoprosodia y sugiere la agrupación de la variedad yucateca como una zona independiente -o de hablas periféricas- que se distingue de la zona de hablas centrales -integrada por variedades del centro y norte del país-, que se caracterizarían por los valores sociolingüísticos del acento nuclear L+¡H*, así como por los tonos de juntura L% y !H%, entre otras soluciones (véase Martín Butragueño 2017). Cabe destacar que esta configuración nuclear ascendente yucateca en enunciados aseverativos de foco amplio muestra afinidad con las documentadas en distintas variedades del español americano: en República Dominicana se registran los tonemas H+L* H% y L+H* H% (Willis 2010), en tanto que, en la variedad de Chiloé, Chile, se registra la juntura final H% (Muñoz-Builes, Ramos, Román, Quezada, Ortiz Lira, Ruiz y Atria 2017).
Respecto a las investigaciones acerca del ritmo en el español yucateco, Michnowicz y Hyler (2020) realizan un análisis de datos en tiempo real y, basándose en un índice para comparar la duración de intervalos vocálicos y consonánticos (Pairwise Variability Index, Low y Grabe 1995), concluyen que el grupo de edad más joven se está apartando del ritmo que caracteriza al español yucateco (con influencia del maya) y adopta un patrón rítmico similar al de la variedad del español de la Ciudad de México.
OBJETIVOS, PREGUNTAS DE INVESTIGACIÓN E HIPÓTESIS
El objetivo de esta investigación es dar cuenta de la prosodia enunciativa del español hablado en la ciudad de Mérida, Yucatán, en el marco del proyecto Corpus oral del español de México (Martín Butragueño, Mendoza y Orozco 2015a), en el seno del cual se está trabajando con diversas ciudades mexicanas por medio de una metodología comparable. Para hacerlo, recurrimos al análisis de enunciados aseverativos. Asumimos que habrá una fuerte variación patente tanto en la dimensión social -lo que se refleja en la variación entre hablantes- como en la dimensión estilística, esto es, en la variación intrahablante. Por tanto, nos planteamos dos preguntas de investigación, a saber: ¿cuáles son las configuraciones tonales de los enunciados aseverativos en esta variedad? y ¿cómo se relacionan estas configuraciones tonales con la variación social y la variación estilística?
La hipótesis general de la que partimos es que Mérida es una ciudad compleja desde el punto de vista lingüístico, y que esa complejidad tiene un reflejo en la estratificación social y estilística de la prosodia enunciativa, de modo que se pueden marcar diferentes grados de vernacularidad2. En este sentido, formulamos una hipótesis prosódica y otra sociolingüística.
La primera hipótesis es que los rasgos prosódicos más claramente asociados a esta variedad serán la presencia notoria de picos tempranos en el material prenuclear y las junturas no descendentes en los enunciados aseverativos. En cuanto a la segunda hipótesis, esperamos encontrar diferencias asociadas a factores sociolingüísticos -el nivel de estudios, la edad, el género y el bilingüismo- y a la variación estilística. Estas diferencias se observarán en relación con la frecuencia de picos tempranos en el material prenuclear, así como con las junturas no descendentes en los enunciados aseverativos. Se espera que los picos prenucleares tempranos y muy tempranos con respecto al linde de la sílaba léxicamente tónica, así como los tonos de juntura levemente elevados tras núcleos bajos (L* !H%), apunten a la vernacularidad. La principal expectativa -en conformidad con los patrones sociolingüísticos (Labov 2001)- es que las personas de menos estudios, los hombres y los bilingües sean quienes muestren mayor vernacularidad prosódica. Acerca de la estratificación estilística, se considera que las entrevistas proporcionan un material más espontáneo y que la encuesta de situaciones corresponde al habla más controlada, por lo que estos dos instrumentos nos parecen representativos de dos puntos en una escala de formalidad y nos permitirán observar la variación intrahablante.
Las hipótesis expuestas se han formulado después de varios acercamientos preliminares a los datos (Martín Butragueño 2017; Martín Butragueño, Mendoza y Orozco 2015b, 2016) y tomando en consideración lo reportado en otras investigaciones (Michnowicz y Barnes 2013, Uth 2016).
METODOLOGÍA
Para satisfacer los objetivos señalados y poner a prueba las hipótesis formuladas en las líneas previas, se trabaja, como se ha dicho, con datos provenientes del Corpus oral del español de México (Martín Butragueño, Mendoza y Orozco 2015a).
En cuanto a los instrumentos que se analizan, se consideraron una entrevista sociolingüística en la que se pretende que los temas de conversación sean poco estructurados, a fin de que la interacción entre entrevistador y entrevistado sea lo más espontánea posible; y una encuesta de situaciones basada en el cuestionario de Prieto y Roseano (2009-2013) y Martínez Celdrán y Fernández Planas (2003-2018), adaptada para México3. Se trata de una prueba de completamiento discursivo en la que se plantea a los participantes una situación comunicativa hipotética y se les pide que ofrezcan brevemente una respuesta verbal ante dicha situación. Así, los datos de las entrevistas representan un habla más espontánea y los de la encuesta de situaciones corresponden a un habla más controlada.
Respecto a la muestra, se dispone de datos de 15 hablantes. En la Tabla 1 aparecen las principales características sociolingüísticas de los colaboradores cuyos datos se han analizado.
Como se puede observar en la Tabla 1, los parámetros que se emplearon para el llenado de casillas fueron edad, género y escolaridad. La muestra está dividida en tres grupos de edad (20-34, 35-54 y personas de 55 años y más) y para cada uno de ellos se cuenta con datos de 5 colaboradores; en total, 9 participantes son hombres y 6 son mujeres. De igual manera, y aunque la condición de bilingüismo no fue un criterio pre-estratificatorio, se cuenta con 9 hablantes bilingües español-maya yucateco y 6 hablantes monolingües de español; asimismo, 9 hablantes tienen escolaridad media o superior y 6, escolaridad básica. Es notorio que las variables de bilingüismo y escolaridad básica son categorías que se traslapan, pues de los 6 bilingües de la muestra, 5 tienen nivel de escolaridad básico; sin embargo, esto refleja en buena medida la composición de la población en Mérida.
Para este trabajo se seleccionaron un total de 374 enunciados, de los cuales 306 provienen de entrevistas y 68, de la encuesta de situaciones. Para cada enunciado se analizaron todos los picos de los acentos tonales prenucleares, lo que hace, una vez que se eliminan algunos casos marginales y dudosos, un total de 982 picos, de los cuales 785 corresponden a las entrevistas y 197, a la encuesta de situaciones. De igual manera, se analiza el tonema del enunciado, del que caracterizamos el acento nuclear y la juntura final: se estudian 327 acentos nucleares (301 de entrevistas y 26 del cuestionario) y 304 junturas (293 de entrevistas y 11 del cuestionario).
El análisis acústico se realizó en el programa Praat (Boersma y Weenink 1992-2023), bajo los postulados del modelo métrico-autosegmental (Pierrehumbert 1980, Ladd 2008), y los datos se etiquetaron siguiendo el sistema Sp_ToBI (Hualde y Prieto 2015). Para el etiquetado fonético-fonológico se hicieron algunas adaptaciones basadas en parámetros cuantitativos. Los bitonos se marcan si hay un movimiento de 1.5 st o más, por ser esta medida un reflejo claro del umbral de percepción de un movimiento tonal en español (véanse Pamies Bertrán, Fernández Planas, Martínez Celdrán, Ortega Escandell y Amorós Céspedes 2001, Murrieta 2016). De igual manera, usamos los diacríticos “!” para movimientos menores a 1.5 st y “¡” para aquellos movimientos mayores a 3 st. Proponemos el diacrítico “>” para representar los picos muy tempranos (very early peaks), esto es, aquellos que tienen lugar antes del final de la sílaba tónica4; por último, se emplea !H% para los movimientos tonales que implican una leve elevación o, al menos, cierto sostenimiento alto.
Para la medición de picos en el pretonema, retomamos la metodología de O’Rourke (2005), empleada también en Michnowicz y Barnes (2013), quienes miden en milisegundos la ubicación del pico con respecto al límite de la sílaba tónica, considerando positivas las magnitudes que implican un pico diferido con respecto al linde silábico, y negativas las que quedan a la izquierda del linde, como se muestra en la Figura 2.
Los esquemas de la Figura 2 representan las sílabas que integran la palabra ‘María’; el cuadro en color gris representa la sílaba tónica. Considerando el linde derecho de la sílaba, en el primer caso se observa el desplazamiento del pico tonal hacia la sílaba postónica (valor positivo). En contraste, en el segundo esquema el alineamiento del pico tonal ocurre antes del linde de la sílaba, específicamente en la parte media (valor negativo).
Respecto a los acentos monotonales, en este trabajo marcamos como acento tonal H* las realizaciones “planas” relativamente elevadas y, en caso de ser necesario, se matiza su altura con respecto al pico tonal anterior (¡H* en caso de ser más alto, !H* si es más bajo, considerando el umbral de 1.5 st). Tomando en cuenta la metodología de medición de picos tempranos y atendiendo a parámetros fonéticos-fonológicos, en este trabajo consideramos el acento monotonal H* -con sus variantes- como parte del grupo de acentos prealineados, pues este culmina en la sílaba tónica. Así las cosas, los picos diferidos son los que se describen por medio de L+<H*, L+<¡H*, mientras que los tempranos son L+(¡)H*, L+>(¡)H* y H*.
ANÁLISIS DE RESULTADOS
Repertorio de acentos tonales y tonos de juntura
En este apartado se describe el repertorio de acentos tonales y tonos de juntura registrados en las entrevistas sociolingüísticas y en la encuesta de situaciones. Las representaciones esquemáticas, como se ha dicho, se basan en la propuesta de Sp_ToBI de Hualde y Prieto (2015). Se observa que, en los enunciados aseverativos de la variedad de Mérida, los acentos monotonales bajos L* se registran en posición nuclear, de manera similar a lo documentado para este tipo enunciativo en distintas variedades del español (Prieto y Roseano 2010, Hualde y Prieto 2015). Por otro lado, el acento monotonal alto H* se registra principalmente en posición prenuclear y, en menor proporción, como acento nuclear (véanse Tabla 6 y 9). La variante !H* en el cuerpo del enunciado se realiza en un nivel más bajo que H*, con una diferencia de 1.5 st respecto al acento tonal anterior. En términos de la configuración global de la curva melódica, en los casos donde el acento tonal !H* se produce como primer pico tonal del enunciado, la mayor prominencia se observa en el tonema (véase Figura 7).
Por otro lado, se registran tres tipos de acentos bitonales ascendentes, el primero con el desplazamiento del pico tonal L+<H*, alineado en la sílaba postónica; y las formas L+H* -con alineamiento en el linde de la sílaba tónica- y L+>H* -que se realiza con el pico tonal alineado en la parte media o antes del linde de la sílaba-, como se muestra en la Tabla 3.
El acento tonal L+<H* en posición prenuclear se ha documentado en diferentes variedades del español para los enunciados aseverativos de foco amplio (Prieto y Roseano 2010, Hualde y Prieto 2015) y, en estas variedades, contrasta con el acento tonal L+H*, que se registra en enunciados de foco estrecho. Cabe mencionar que, en variedades de español en situación de contacto, el acento tonal L+H* en posición prenuclear no se asocia necesariamente con elementos focalizados (O’Rourke 2005).
El alineamiento del acento tonal L+H*, documentado en posición prenuclear, constituye una diferencia en los datos de Mérida, que se distingue de las variedades del centro -específicamente de la Ciudad de México- y de las variedades del norte (véanse Gil Burgoin 2011 para La Paz, Baja California; y Montellano 2017 para Monterrey). Cabe mencionar que el alineamiento temprano -con formas bitonales y monotonales- también se ha observado en la variedad del español de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas (Mendoza Vázquez 2019), de tal manera que se podría plantear como hipótesis que es un rasgo cuya mayor presencia distingue estas variedades del sur del país, frente a la zona de hablas centrales y del norte de México. Sin embargo, el alineamiento temprano también tiene una notoria presencia en el español de contacto en la zona de hablas centrales (véase Olivar Espinosa 2020 para Canoa, Puebla).
Además de los acentos bitonales ascendentes, se registra el acento H+L* -con un descenso de 1.5 st o más dentro de la sílaba tónica- en posición prenuclear y nuclear. Este acento tonal se asocia con los marcados descensos que se producen en el prenúcleo del enunciado y en el núcleo (véase Figura 4). H+L* se considera aquí como una variante del acento tonal bajo L*.
En relación con el repertorio de tonos de juntura final y de frase intermedia, se registran tres niveles con diferencias de carácter fonético (Tabla 4). Un hecho que llama la atención es la realización en Mérida, en un número llamativo de casos, del tono de juntura con cierta elevación o al menos mantenimiento de altura, es decir, como H% y sobre todo como !H% en enunciados aseverativos, pues, de acuerdo con los códigos biológicos -de frecuencia y de producción-, los ascensos finales se asocian principalmente con enunciados interrogativos o con incertidumbre; además, se esperaría la realización del enunciado con una declinación a lo largo del cuerpo del enunciado (véanse Gussenhoven 2004, Martín Butragueño 2019).
En esta propuesta descriptiva se distinguen el tono de juntura bajo L%, el alto H%, y el tono !H%, que se utiliza para las inflexiones ascendentes o descendentes menores a 1.5 st. Si bien se ha mencionado que los movimientos menores a 1.5 st resultan poco perceptibles (Pamies Bertrán, Fernández Planas, Martínez Celdrán, Ortega Escandell y Amorós Céspedes 2001, Martín Butragueño 2019), consideramos que esta marcación puede ser útil para dar cuenta de especificaciones en el nivel fonético, especialmente para las junturas finales que, como se verá en los siguientes apartados, distinguen los datos de la variedad yucateca.
Además de las junturas monotonales, se registra el contorno complejo HL%, que tiene dos realizaciones en función del acento nuclear precedente. En el primer caso, se deriva de un acento nuclear bajo anterior y el movimiento complejo involucra el ascenso en la sílaba postónica, seguido del descenso final. La otra realización se produce a partir de un acento nuclear alto anterior, de manera que la juntura culmina la trayectoria ascendente de la curva melódica, o mantiene el nivel alto de la sílaba nuclear. El tono de juntura complejo HL% podría representar tanto un aspecto dialectal, relacionado con la presencia de junturas ascendentes finales asociadas con la variedad yucateca, como el tipo enunciativo, vinculado al ascenso/descenso que se produce en ciertas aseveraciones en distintas variedades del español.
El repertorio de acentos tonales y tonos de juntura nos permite observar elementos locales que distinguen a la variedad del español de Mérida, Yucatán. En los siguientes apartados se muestran las configuraciones prenucleares y nucleares, que incorporan estos elementos dentro de la forma global del enunciado.
Configuraciones prenucleares
En distintas variedades del español (Prieto y Roseano 2010, Hualde y Prieto 2015), entre ellas la variedad de la Ciudad de México, las soluciones prenucleares más comunes son del tipo L+<H* o L*+H, mientras que el acento tonal L+H* (entre otros) aparece en posición nuclear. Es importante mencionar que el desplazamiento del pico tonal no es categórico, pues aparece también en posición prenuclear la forma bitonal L+H*, que surge como prominencia por motivos informativos y expresivos, por mencionar algunos. Conviene ahora revisar qué ocurre en los datos de Mérida, para confirmar, desechar o matizar la idea del alineamiento temprano en español yucateco.
El repertorio de acentos tonales en posición prenuclear incluye formas bitonales: i) L+<H*, con desplazamiento del pico tonal hacia la sílaba postónica; y ii) L+H*, con alineamiento del pico tonal al interior de la sílaba tónica. Además, se registra el acento monotonal alto H* y otras soluciones menos frecuentes (véase la Tabla 6). Como se mencionó anteriormente, la variedad del español yucateco se distingue por la realización de acentos tonales ascendentes con alineamiento temprano (prealineamiento) en la posición prenuclear de enunciados aseverativos, es decir, la realización de acentos L+H* o L+¡H*, así como diversos ejemplos de L+>(¡)H. La Figura 3 muestra un ejemplo registrado en la encuesta de situaciones5.
En este enunciado, se observa que el primer acento tonal (en la palabra María) se realiza con la forma L+H*, alineado en el linde de la sílaba tónica, con un movimiento ascendente de 1.8 st. A partir de la culminación del pico tonal, ocurre un escalonamiento descendente en el cuerpo del enunciado, con un descenso de 6 st desde el primer pico tonal hasta el acento nuclear. El acento bitonal L+H* en posición prenuclear se registra tanto en las entrevistas sociolingüísticas como en los datos obtenidos de encuestas de situaciones, aunque es posible observar diferencias fonéticas en términos del valor del ascenso. El movimiento de 1.8 st de la Figura 3 puede considerarse moderado si se compara con los datos obtenidos en las entrevistas, donde se registran ascensos mayores a 3 st, como se observa en el enunciado de la Figura 4.
El acento tonal L+¡H* de la Figura 4 se produce con un ascenso de 6 st. Aunado a esta prominente inflexión, se observa la duración de las sílabas tónicas en el pretonema del enunciado, con 150 ms en la palabra vivía, similar a los 148 ms en la sílaba tónica de aquí. De la misma manera que en la Figura 3, el pico del primer acento tonal es el punto más alto del enunciado; sin embargo, en este caso, el descenso -de 10.6 st- en el cuerpo del enunciado que se extiende hasta el acento nuclear, se produce con una prominencia mayor. Dicha prominencia se refuerza con la duración de 265 ms de la sílaba nuclear. Como se verá en el apartado de configuraciones nucleares, esta marcada excursión tonal es un rasgo característico de la variedad del español yucateco.
Dentro del grupo de acentos bitonales, también se documenta el desplazamiento del pico tonal, L+<H* (véase Tabla 7). La Figura 5 muestra un ejemplo obtenido en la encuesta de situaciones, que implica un mayor grado de control en los datos, en comparación con las entrevistas sociolingüísticas.
El primer acento tonal L+<¡H* se produce con un ascenso de 3 st y culmina en la sílaba postónica, el punto más alto del enunciado. A partir de la culminación del primer pico tonal, se aprecia el sostenimiento del rango alto, que abarca hasta la segunda palabra acentuada. Enseguida, se observa que el acento tonal de la palabra comiendo tiene una diferencia de 2.3 st respecto al acento tonal anterior. La trayectoria descendente de la curva melódica se extiende hasta el tonema L* L%, que se produce en el rango mínimo del hablante. Esta configuración global se ha registrado en datos de encuestas de situaciones y pruebas de lectura en la variedad del español de la Ciudad de México (véanse de la Mota, Martín Butragueño y Prieto 2010; Martín Butragueño 2014c).
Por otro lado, en los datos se registra de manera recurrente el acento tonal alto H* como primer pico tonal del enunciado. En la configuración global del enunciado, la realización de este acento tonal -en el rango más alto, o techo tonal de la curva melódica- es el punto de anclaje de los prominentes descensos que se registran en esta variedad del español. En casos particulares se observa que el primer pico tonal H* alcanza un rango similar al acento nuclear. El enunciado de la figura 6, obtenido en la entrevista sociolingüística, muestra un caso de la realización del acento tonal H*.
El acento tonal alto H* del enunciado de la Figura 6 muestra un ascenso de 0.9 st en la sílaba postónica; debido a que no alcanza el umbral de 1.5 st, se marca como acento monotonal. A diferencia de los ejemplos de las Figuras 3 a 5, en este caso no se observa un descenso en el cuerpo ni en el tonema del enunciado, lo cual se puede atribuir a la realización de una frase intermedia en el grupo de Me quieren llevar, con un tono de juntura sostenido que indica la no finalización o continuidad de la enunciación. En el segundo grupo melódico (con ellos), se observa que el pico tonal del acento nuclear se alcanza a los 181 Hz, altura semejante a la conseguida en el primer acento tonal alto H*.
La Tabla 6 resume la distribución de los acentos tonales encontrados en los enunciados, que tuvieron de uno a cuatro picos prenucleares (se dejan de lado algunas posiciones tonales adicionales que aparecieron de manera muy esporádica). Debido a que los enunciados más cortos presentan menos acentos tonales, existen, lógicamente, menos casos cuanto más a la derecha de la tabla se encuentran las columnas.
El acento prenuclear más frecuente es !H*, seguido por H*; juntos suponen unos 7 de cada 10 casos. Esto es, en sí mismo, un hecho relevante, pues sugiere una configuración prenuclear en la que no abundan las inflexiones demasiado marcadas. Obsérvese que en la primera posición el acento tonal más frecuente es H* (no !H*), mientras que luego predomina !H*, lo que esboza un sistema de declinación tonal moderada, pero constante, como se comenta líneas abajo. También en posición prenuclear son comunes los acentos bitonales L+(¡)H* y L+<(¡!)H*. Los acentos con picos diferidos, del tipo L+<H* (y L+<¡H*), con un ascenso mayor a 1.5 st (y a 3 st, respectivamente) culminado en la sílaba postónica, se documentan sobre todo en el primer acento tonal de los enunciados (véase Figura 5). Los picos diferidos disminuyen drásticamente en el cuerpo del enunciado, con el 2.8%, 3.5% y 1.7%. Por su parte, los picos tempranos del tipo L+H* (y L+¡H*), con ascensos mayores a 1.5 st (y a 3 st), culminados en la propia sílaba, se documentan en mayor proporción que los picos muy tempranos.
Es muy importante observar que las realizaciones predominantes son los acentos tonales altos, H* y las variantes planas relativamente bajas, !H*. Dada la relativa declinación de los enunciados por efecto del downstep, !H* tiende a ser más abundante en los picos segundo, tercero y cuarto. Sobra decir el enorme predominio de los acentos monotonales altos si se consideran juntos todos los acentos tonales de tipo H*. En otras palabras, si el problema se ve exclusivamente en términos de frecuencia, lo que habría que señalar es la preferencia por los acentos tonales planos, de modo que el efecto global del downstep predomina sobre los acentos tonales locales.
En cuanto a la estratificación social de los tipos de acentos tonales prenucleares, se observan ciertas tendencias cualitativas que se muestran en la Tabla 7. En ella se retoman los acentos de la Tabla 6, solo que aquí se agrupan los acentos monotonales H* y !H*. De esta manera, notamos que los picos desplazados del tipo L+<(¡)H* fueron más frecuentes en mujeres, en jóvenes y en personas con escolaridad superior. Llama la atención que, en cuanto al bilingüismo, las frecuencias sean similares tanto para individuos bilingües como para monolingües. En lo que respecta a los acentos prealineados L+H* y H*, fueron más frecuentes en hombres, en personas mayores, en bilingües y en hablantes con escolaridad básica.
Como se observa en los datos de la Tabla 7, es posible marcar una diferencia entre los distintos tipos de acentos tonales, atendiendo tanto a la forma como a los correlatos sociales que los favorecen. En este sentido, se distinguen los acentos monotonales (!)H*, que se producen con un rango alto en la curva melódica o como secuencias de acentos tonales sin inflexiones prominentes a lo largo del cuerpo del enunciado. Por otro lado, se observa la realización de dos tipos de acentos bitonales: el primero, L+<H*, menos común en los datos, es el que se ha descrito para las variedades del español del centro de México (de la Mota, Martín Butragueño y Prieto 2010); y el segundo de los acentos bitonales es L+H*, con alineamiento temprano. Considerando la forma del acento tonal, se podría sugerir que el acento L+H* es una solución intermedia entre el monotonal H* y el bitonal L+<H*, de tal manera que se conserva el objetivo tonal alto y a la vez incorpora el ascenso progresivo en la sílaba tónica, similar al que ocurre en la realización del acento tonal con pico desplazado L+<H*.
Con respecto a nuestra hipótesis de que existiría una variación estilística motivada por el grado de control que representan los dos instrumentos que se usaron para obtener los datos, vemos que los picos desplazados fueron más frecuentes en la encuesta de situaciones, mientras que los picos prealineados, tanto monotonales como bitonales, se presentaron con una mayor frecuencia en la entrevista sociolingüística. Asumimos que cuando hay una variación que se manifiesta como incrementos de frecuencia en los estilos más cuidados es porque este incremento tiene una valoración positiva en la comunidad y, por tanto, suele tratarse de una forma prestigiosa. Esta diferencia es muy marcada en las mujeres, de modo que es probable que haya una clara conciencia lingüística para usar los picos desplazados, que, como se mencionó anteriormente, representan una configuración común para este tipo enunciativo en otras variedades de español, incluida la del centro de México.
En la Tabla 8 se muestra la distribución en posición prenuclear de los acentos tonales bitonales ascendentes tempranos o muy tempranos (tipos L+H* y L+>H*) frente a los demás, según factores estilísticos y sociales, considerando que estos acentos podrían ser, entre los prealineados, los más marcados perceptual y socialmente.
Calculado con Stata/MP 17 (StataCorp 1985-2021). La tasa comparativa divide el número de acentos tempranos entre el número de acentos no tempranos
La Tabla 8 muestra una matriz de resultados muy rica a la hora de diferenciar los acentos (muy) tempranos de los demás. Han resultado significativos el estilo, la edad, el nivel de estudios y el género, según lo muestran x2 y Fisher. Así, los acentos bitonales más tempranos son más frecuentes en la entrevista (0.27 vs. 0.15 en la tasa comparativa). Los mayores presentan más acentos tempranos que los adultos y más todavía que los jóvenes (0.33 vs. 0.23 y 0.21), y otro tanto hacen los hombres, frente a las mujeres (0.31 vs. 0.16). El bilingüismo no resultó significativo, si bien, en términos descriptivos, las personas que son bilingües maya-español alcanzaron tasas comparativas superiores a las de las personas monolingües en español (0.29 los primeros, 0.23 los segundos).
Configuraciones nucleares
Para la variedad del español de Mérida se registraron configuraciones nucleares con acentos tonales ascendentes, con alineamiento en la sílaba tónica, L+(¡)H*, o con el pico tonal alineado antes del linde de la sílaba, L+>H*. Por otro lado, se registra el acento nuclear monotonal bajo L* y alto H* -con la variante !H*-, que indica un ascenso poco prominente o el sostenimiento del F0 alto anterior. En cuanto a los tonos de juntura, se producen formas descendentes L% y HL%, con sostenimiento del tono anterior !H%, y ascendentes H%. En los enunciados aseverativos, la realización del acento nuclear con alineamiento antes del linde de la sílaba tónica, y el tono de juntura alto, constituyen una diferencia respecto al patrón descendente que caracteriza este tipo enunciativo en distintas variedades del español (Sosa 1999, Real Academia Española 2011, Prieto y Roseano 2010, Hualde y Prieto 2015) y que está presente en variedades de hablas centrales del español de México (Willis 2008; de la Mota, Martín Butragueño y Prieto 2010)6. Sin embargo, la diferencia que se percibe en la variedad de Mérida no atiende únicamente a elementos locales del enunciado -es decir, al tonema-, sino que también se observa en la configuración global de la curva melódica.
El enunciado de la Figura 7 muestra el tonema integrado por el acento nuclear bitonal L+¡H*, con un ascenso de 6.5 st, seguido del tono de juntura HL%. En términos fonéticos, la juntura compleja indica que en la culminación del pico tonal del acento nuclear hay un sostenimiento del tono alto, antes del descenso del enunciado, que se produce con un valor de 5.4 st. Una particularidad de este tipo de configuración es que el techo tonal -el punto más alto del enunciado- se realiza en el tonema y no en el primer pico tonal. Como se observa en la curva melódica de la Figura 7, el material prenuclear se produce en un rango más bajo y con una secuencia de acentos monotonales, es decir, no se producen inflexiones prominentes a lo largo del cuerpo del enunciado.
Además de la configuración L+¡H* L%, con un ascenso prominente en el acento nuclear, se documenta el tonema L* H%, que se ha sugerido como un rasgo característico del español yucateco (véase la hipótesis geoprosódica en Martín Butragueño 2017). Un ejemplo de esta configuración se muestra en el enunciado de la Figura 8, registrado en la encuesta de situaciones. En este caso, el primer acento tonal L+¡H* -con alineamiento al final de la sílaba tónica- se produce con un ascenso de 4.5 st y, a partir de la culminación del pico tonal, se observa un movimiento descendente de 14 st -más de una octava7- que se extiende hasta el acento nuclear L*. En la figura se aprecia una ligera inflexión del F0 en la sílaba tónica de la palabra doce, con un valor de 1 st -menor al umbral de 1.5 st establecido para considerarse como un acento bitonal- seguido de un ascenso de 3.9 st en la sílaba postónica, representado con el tono de juntura final H%.
El acento nuclear bajo L* mantiene la forma que se ha documentado para los enunciados aseverativos de distintas variedades del español (Prieto y Roseano 2010, Hualde y Prieto 2015); por lo tanto, en la variedad yucateca, la diferencia se observa en la juntura del enunciado, que se realiza como ascendente H% o como !H%, inesperada en otras variedades del español de México. Aunado a este rasgo, otra característica se observa en el marcado descenso que se produce en el cuerpo del enunciado (Figura 4) o en el tonema (Figura 8), con movimientos que alcanzan valores mayores a 10 st.
En cuanto a la distribución -frecuencias y porcentajes- del tonema, presentamos la información separando el acento nuclear (Tablas 9a y 9b) y el tono de juntura final (Tablas 10a y 10b). En los datos se reporta que el acento nuclear más frecuente fue !H* (36.4%). Si a este acento le sumamos los casos de H* (7.0%), ambos representan cuatro de cada 10 casos, lo que muestra la tendencia en esta variedad a no alcanzar el piso tonal al final del enunciado e, incluso, dar un ascenso con respecto al pico previo, al menos para los casos de H*. Otro acento frecuente emerge al sumar las formas bitonales L+(¡)H* y L+>(¡)H*, que alcanzan 31.8%. A su vez, los enunciados que sí tienen un acento nuclear descendente, el supuestamente más común en español para las aseverativas de foco amplio, representan nada más el 24.8%.
Si nos centramos en la distribución social y estilística de la Tabla 9b, emergen algunas tendencias. Al organizar los acentos tonales nucleares en dos grandes subgrupos -bitonales ascendentes frente a los demás-, y someterlos a pruebas de significación - x2 y Fisher- surgen varios hechos interesantes. No hay diferencias significativas según el estilo, aun cuando la concentración de bitonales ascendentes es superior en las entrevistas (0.48 vs. 0.30). La edad, el nivel de estudios y el género, en cambio, sí muestran diferencias significativas, incluso cuando la interpretación de esas diferencias amerita mayor investigación: son las personas de más edad quienes alcanzan una tasa mayor de bitonales ascendentes (0.68), pero llama la atención que sean los jóvenes quienes les siguen (0.45) y que los adultos se presenten a mayor distancia (0.28). En lo que toca a los estudios, es muy interesante que hayan sido las personas de más instrucción las que acumulen más casos de bitonales ascendentes (0.58 vs. 0.33). En cuanto al género, los hombres muestran una proporción bastante mayor que la de las mujeres (0.60 vs. 0.26). Por fin, el bilingüismo no es significativo, a pesar de que las personas que no son bilingües presentan más casos de bitonales ascendentes que los bilingües (0.52 vs. 0.39).
Obsérvese que la Tabla 8 y la tabla 9b, la primera para los acentos prenucleares y la segunda para los nucleares, tienen en común que ambas oponen los acentos bitonales ascendentes tempranos o muy tempranos (tipos L+H* y L+>H*) a los demás acentos. Es relevante anotar que en el prenúcleo alcanzan una tasa comparativa total de 0.25 al compararlos con los demás acentos, pero que esta tasa asciende a 0.47 en el núcleo. Dado que el núcleo suma casi el doble de casos de L+H* y L+>H*, cabe pensar en un claro efecto posicional que opone la marcación tonal de los prenúcleos y de los núcleos, lo que, al menos en parte, puede explicar los diferentes patrones sociolingüísticos que se observan en ambas tablas.
En cuanto a los tonos de juntura, el más frecuente fue L%, con 65.1%; este es seguido por !H%, con 24.7%; y H%, con 6.9%. Si sumamos estos dos últimos, las junturas no descendentes llegan al 31.6%, cifra nada desdeñable. Además, con mucha menor frecuencia, se documenta la juntura compleja HL% (3.3%).
Si observamos en la Tabla 10b las diferencias entre la situación de entrevista y la encuesta de situaciones, vemos indicios de la variación estilística. Las junturas no descendentes (!H% y H%) se presentan únicamente en la entrevista sociolingüística. La distribución sociolingüística de las junturas muestra que las descendentes (L% y HL%) son más frecuentes tanto en jóvenes como adultos, en las personas con escolaridad baja, los hombres y los bilingües.
La Tabla 10b muestra que el estilo sí resulta significativo para las junturas, pues en la encuesta de situaciones no hubo ninguna juntura que no fuera descendente. Obsérvese, sin embargo, que el número de junturas validadas en la encuesta de situaciones fue muy pequeño, apenas 11 casos, lo que relativiza los resultados. Ninguno de los predictores sociales fue significativo para las junturas ordenadas de este modo -!H% y H%, frente a HL% y L%-. En nuestros resultados, por tanto, la construcción social no se manifiesta en las junturas, sino en la realización de los acentos tonales prenucleares y nucleares.
DISCUSIÓN
Las configuraciones nucleares y prenucleares registradas en los datos de la variedad del español de Mérida, Yucatán, muestran aspectos que diferencian esta variedad frente a las del centro y norte de México. En primer lugar, en el pretonema del enunciado se observa la realización de acentos tonales L+(¡)H* y (¡)H*, con prealineamiento del pico tonal. Esta tendencia se había reportado previamente como una característica del español yucateco (Michnowicz y Barnes 2013). En los datos que analizamos en este trabajo, llama la atención la abundancia de acentos tonales H* en el primer acento tonal, a partir del cual se produce un descenso prominente que culmina en el tonema del enunciado. La tendencia a la producción de acentos tonales con alineamiento en el linde derecho de la sílaba tónica también se ha documentado en la variedad del español de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas (Mendoza Vázquez 2019); por lo tanto, podría sugerirse que es un rasgo que se comparte entre estas dos variedades y se distingue del alineamiento en la sílaba postónica que se registra en hablas centrales.
En segundo lugar, en la configuración global del enunciado aseverativo se observan inflexiones prominentes que se producen ya sea como un descenso a partir de la culminación del primer pico tonal o como un ascenso en el tonema del enunciado. Este marcado descenso contrasta con el escalonamiento descendente (downstep) que se ha descrito para los enunciados aseverativos del español. En relación con este marcado descenso, se observa que el acento nuclear del enunciado se produce como un tono bajo L* -en el rango mínimo del hablante- o como L+H*. Una configuración que llama la atención es (!)H* !H%, con el acento nuclear realizado en un nivel más alto que L*, pero sin que alcance el rango para un tono alto H*. Si consideramos que en esta variedad las junturas finales ascendentes podrían ser un rasgo característico, entonces el acento nuclear !H* podría representar un ascenso preparatorio hacia el tono de juntura final !H%, que se produce como el sostenimiento del tono antecedente, de tal manera que esta configuración nuclear mantendría el rasgo prosódico de ascenso final, que se asocia con la variedad yucateca.
Nuestros resultados corroboran la importancia de trabajar con datos obtenidos mediante diferentes metodologías y con datos representativos de la comunidad de habla. La encuesta de situaciones resulta un instrumento útil, sobre todo, para elicitar ciertos tipos enunciativos que difícilmente aparecen en situación de entrevista, aunque vemos que, por ser un instrumento relativamente controlado, hace que emerjan patrones que no representan necesariamente el habla vernácula. Con todo, esta comparación nos permite observar que estamos ante un rasgo variable, del cual los hablantes tienen consciencia, y por ello hay claras diferencias cuando se pasa de un instrumento a otro. En esta investigación, los datos provenientes de la entrevista nos dan un acercamiento mayor al habla vernácula. De igual manera, las diferencias de frecuencias entre ambos instrumentos nos sugieren cuáles son los rasgos entonativos que están indizando vernacularidad, pues son los acentos prealineados prenucleares, el acento nuclear !H* y las junturas !H% los que descienden drásticamente en los datos provenientes de la encuesta de situaciones.
En cuanto a la comunidad de habla, observamos que los hablantes de Mérida comparten una serie de rasgos entonativos, a saber: preferencia por picos prealineados, acentos nucleares altos (!H* y H*) y junturas descendentes (L% y HL%); sin embargo, dentro de la comunidad observamos igualmente una fuerte estratificación socioprosódica. Con respecto a los picos prealineados que han sido descritos como característicos de variedades de español de contacto, pudimos confirmar que este sí es un rasgo característico del español de Mérida y que indiza vernacularidad, pues estos son aún más frecuentes en personas mayores, de escolaridad básica, en hombres y en bilingües. Aunado a esto, observamos que, justamente, el resto de los hablantes -las mujeres, los jóvenes y adultos, las personas con escolaridad media y superior y los monolingües- presenta un incremento en la frecuencia de picos diferidos al pasar de la entrevista a la encuesta de situaciones, esto es, los picos desplazados representan la configuración más alejada del vernáculo y en procesos de retracción lingüística suelen ser justamente las personas con estas características sociales quienes van a la vanguardia. Nuestros resultados coinciden parcialmente con lo reportado por Michnowicz y Barnes (2013) acerca de los grupos sociales que favorecen el prealineamiento, pero observamos ciertos matices sociolingüísticos con los acentos bitonales ascendentes (véase Tabla 8).
En lo que respecta al tonema, nos gustaría comentar los acentos !H* y L*, que son los que muestran mayores diferencias de frecuencia entre instrumentos. El acento nuclear !H* representa la solución vernácula y vimos que era más frecuente en adultos (35-54 años), mujeres, personas de escolaridad básica y bilingües, de modo que no lo podemos asociar claramente a hombres y a mayores, como suele ocurrir en muchos estudios sociolingüísticos. Por otro lado, el acento L* resultó tener mayores frecuencias de lo que esperábamos y vimos que no se observan grandes diferencias al pasar de un instrumento a otro en cuanto a la edad y al bilingüismo de los hablantes, pero sí en cuanto al género y la escolaridad. Las junturas ascendentes no fueron la solución más frecuente; sin embargo, el ascenso se puede dar en el acento nuclear, de tal manera que se conserva el rasgo ascendente final que nos parece que indiza vernacularidad. Llama la atención que las diferencias de frecuencias entre grupos sociales no son tan marcadas, lo que es muy claro en cuanto al género de los hablantes, aunque sí tienen frecuencias ligeramente mayores las personas con escolaridad básica y los bilingües.
Los rasgos descritos en este trabajo como particulares del español de Mérida apoyan su caracterización como una zona independiente, tal como se propone en la hipótesis geoprosódica sobre las hablas mexicanas (Martín Butragueño 2017: 142), basada en los rasgos prosódicos más prominentes -específicamente en el tonema- de distintas ciudades del país. De acuerdo con esta hipótesis, el tonema L* H% de Yucatán se distingue de la entonación circunfleja L+¡H* L% del centro de México y del escalonamiento sostenido septentrional L+¡H* !H% (Figura 9). Si bien en dicha hipótesis se considera únicamente el tonema, los resultados que se presentan en este trabajo sugieren que el pretonema del enunciado también es un rasgo que distingue a la variedad yucateca.
CONCLUSIONES
En este trabajo vimos que los picos desplazados se presentan sobre todo en el primer acento y en escasa proporción. Pudimos verificar que esta variedad de español se caracteriza por la abundancia de picos prealineados; asimismo, si bien las junturas descendentes no son mayoría en nuestros datos, sí representan un rasgo marcado prosódicamente. Además, la percepción del patrón entonativo vernáculo atiende no únicamente a la juntura final, sino que también se apoya en la realización del prealineamiento del acento tonal en posición prenuclear, en el descenso en el cuerpo del enunciado y en el ascenso en el tonema.
Mostramos igualmente que hay diferencias sociolingüísticas y variación de estilo. Nuestra expectativa de que fueran las personas con menor escolaridad, los hombres y los bilingües quienes mostraran mayor vernacularidad prosódica se prueba parcialmente, pues el comportamiento con respecto a los diversos parámetros analizados -esto es, picos prenucleares, acento nuclear y tono de juntura- no es completamente sistemático. Sin embargo, mostramos tendencias que apuntan en ese sentido, pues la variación en función del tipo de dato sugiere que el prealineamiento y las junturas no descendentes son rasgos que (probablemente) indizan lo yucateco. Esto se reflejó en el incremento de frecuencia de los picos prealineados, los acentos nucleares L* y las junturas descendentes L* y HL* en la encuesta de situaciones, que es un instrumento más controlado.
Los resultados que se presentan en este trabajo constituyen la base para investigaciones futuras. En primer lugar, es necesario realizar un estudio de percepción entonativa que permita corroborar si los rasgos descritos se reconocen como el patrón vernáculo yucateco dentro de la comunidad de habla. Por otro lado, el análisis tendrá que contemplar otros parámetros prosódicos, a fin de proporcionar un panorama amplio de esta variedad del español. Si tomamos en cuenta que el prealineamiento se presenta en otras variedades del español de México -debido a factores lingüísticos y sociales-, entonces la caracterización del habla de Mérida tendrá que considerar factores como la influencia del sistema segmental en distintos niveles de la jerarquía prosódica, lo que se reflejaría en el fraseo del enunciado.
A pesar de que nuestros datos apuntan a que no hay diferencias marcadas en función del bilingüismo -lo cual nos parece esperable debido a la situación de contacto intenso y prolongado-, consideramos que es necesario tener en cuenta los patrones entonativos del maya yucateco para determinar si estamos ante un caso de transferencia lingüística.
Finalmente, en la Tabla 12 presentamos el repertorio de configuraciones nucleares registrado en los enunciados aseverativos de Mérida; del lado izquierdo se indica la transcripción empleada y del lado derecho, una representación esquemática.