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Revista de Psicología (PUCP)

versión On-line ISSN 0254-9247

Revista de Psicología vol.41 no.1 Lima ene./jun. 2023  Epub 15-Feb-2023

http://dx.doi.org/10.18800/psico.202301.009 

Artículos

Variables asociadas al fenómeno del ciberbullying en adolescentes colombianos

Variables associated with the phenomenon of cyberbullying in Colombian adolescents

Variáveis associadas ao fenômeno do cyberbullying em adolescentes colombianos

Variables associées au phénomène de la cyberintimidation chez les adolescents colombiens

Jesús Redondo Pacheco1 
http://orcid.org/0000-0001-6063-1996

1Universidad Pontificia Bolivariana - Colombia, jesus.redondo@upb.edu.co

Resumen

Esta investigación describe las variables asociadas que participan en el fenómeno del ciberbullying en 1080 adolescentes colombianos con un rango de edad de 10 a 19 años (M = 13.48; DE = 1.75), mediante la Escala de victimización a través del teléfono celular y de internet y la Escala de ciberagresiones (adaptadas por Buelga, Cava, & Musitu en 2010). Los resultados muestran que la edad, el tiempo de uso de internet y disponer de internet son factores de riesgo asociados con ser cibervíctima a través de internet, y la edad, el sexo femenino y el tiempo de contar con un celular en el caso de la cibervictimización a través del dispositivo. En cuanto a la ciberagresión, los factores de riesgo encontrados fueron el sexo femenino, disponer de celular y de internet, y si ese internet se usa en casa, además del tiempo de navegación por internet y el uso de este. Estos resultados ayudarán a conocer en mayor profundidad el fenómeno, permitiendo plantear programas de intervención efectivos ante sus diversas formas que evolucionan y cambian de forma vertiginosa.

Palabras clave: ciberbullying; variables asociadas; adolescencia

Abstract

This research describes the associated variables that participate in the phenomenon of cyberbullying in 1080 Colombian adolescents with an age range of 10 to 19 years (M = 13.48; SD = 1.75), using the Victimization Scale through cell phone and internet and the Cyber-Attack Scale (adapted by Buelga, Cava, & Musitu in 2010). The results show that age, time of internet use and internet availability are risk factors associated with being cyber-victim through the internet, and the age, female sex and time of having a cell phone, in the case of Cybervictimization through this device. Regarding cyber-aggression, the risk factors found were female sex, cell phone and internet access, and if that internet is used at home, in addition to internet browsing time and its use. These results will help to know in greater depth the phenomenon, allowing to propose effective intervention programs before its diverse forms that evolve and change in a vertiginous way.

Keywords: cyberbullying; associated variables; adolescence

Resumo

Esta pesquisa descreve as variáveis associadas que participam do fenômeno do cyberbullying em 1080 adolescentes colombianos com uma faixa etária de 10 a 19 anos (M = 13.48; DP = 1.75), utilizando a Escala de Vitimização através do telefone celular e da Internet e a Escala de Ataque Cibernético (adaptada por Buelga, Cava e Musitu em 2010). Os resultados mostram que a idade, o tempo de uso da Internet e a disponibilidade da Internet são fatores de risco associados à vítima cibernética pela Internet, bem como a idade, sexo feminino e tempo de uso do telefone celular, no caso de Cybervitimização através deste dispositivo. Em relação à ciber agressão, os fatores de risco encontrados foram sexo feminino, telefone celular e acesso à Internet, e se a Internet é usada em casa, além do tempo de navegação na Internet e de seu uso. Esses resultados ajudarão a conhecer com mais profundidade o fenômeno, permitindo propor programas de intervenção eficazes diante de suas diversas formas, que evoluem e mudam de maneira vertiginosa.

Palavras-chave: cyberbullying; variáveis associadas; adolescência

Résumé

Cette recherche décrit les variables associées qui participent au phénomène de la cyberintimidation (cyberbullying) chez 1080 adolescents colombiens âgés de 10 à 19 ans (M = 13.48; SD = 1.75), en utilisant l’échelle de victimisation via le téléphone portable et Internet et l’échelle de cyber-attaque (adaptée par Buelga, Cava et Musitu en 2010). Les résultats montrent que l’âge, le temps d’utilisation d’Internet et la disponibilité d’Internet sont des facteurs de risque associés à la cyber-victime via Internet, et l’âge, le sexe féminin et le temps de possession d’un téléphone portable, dans le cas de Cybervictimisation via cet appareil. En ce qui concerne la cyber-agression, les facteurs de risque trouvés étaient le sexe féminin, le téléphone portable et l’accès à Internet, et si cet Internet est utilisé à la maison, en plus du temps de navigation sur Internet et de son utilisation. Ces résultats permettront de connaître plus en profondeur le phénomène, permettant de proposer des programmes d’intervention efficaces devant ses diverses formes qui évoluent et changent de manière vertigineuse.

Mots-clés: cyberintimidation; variables associées; adolescence

El uso generalizado de los teléfonos inteligentes y del internet ha permitido a los adolescentes acceder fácilmente al ciberespacio. Estos avances tecnológicos tienen sus beneficios al proporcionar un medio de expresión e intercambio de información. Sin embargo, también existen inconvenientes relacionados con las nuevas formas de acoso cibernético, que pueden incluir la invasión de información privada, el uso insultante del lenguaje, así como diferentes tipos de amenazas, rumores y abusos (Baldry et al., 2019; Kowalski et al., 2012). Los medios de comunicación suelen reportar consecuencias negativas producto del ciberacoso en adolescentes y, aunque la investigación sobre el ciberacoso es relativamente incipiente, existen relaciones evidentes y muy preocupantes entre ser víctima de acoso cibernético y resultados negativos de salud mental como depresión, autolesión e ideación o intentos suicidas, entre otros (Sampasa-Kanyinga et al., 2014; Calvete et al., 2016; Larrota et al., 2018). Por consiguiente, se está ante un problema social creciente entre los adolescentes, que requiere de su investigación (Martín et al., 2019; Yudes-Gómez et al., 2018).

Según los datos de un estudio del Health Behaviour in School-aged Children (World Health Organization, 2016) en el que participan niños y niñas de 11, 13 y 15 años de 44 países de Europa y Norteamérica, países como España ocupan alarmantes puestos en el ranking de países. Asimismo, según un estudio con 21.49 estudiantes españoles de entre 12 y 16 años, se evidencia el aumento de la incidencia de este tipo de acoso (Calmaestra et al., 2016). Sus resultados señalaron que un 6.9% se consideraba víctima de cyberbullying, mientras que un 3.3% reconoció ser perpetrador.

Así, mientras que en España la prevalencia media es de 26.65% para la cibervictimización y de 24.64% para la ciberagresión (Zych et al., 2016), en Colombia ronda entre un 30% (Redondo & Luzardo, 2016; Redondo et al., 2017) y un 60% (Mura & Diamantini, 2013). Los estudios varían en sus resultados debido a los múltiples criterios de temporalidad (desde agresiones al mes hasta el último año) evidenciando que la ciberperpetración es más habitual en los chicos frente a la ambivalencia respecto al género en la cibervictimización. En cuanto a la edad, se evidencia un aumento con la edad en las conductas de ciberagresión y ciberobservación, siendo de los 11 a los 14 años donde se encuentra el pico más alto de incidencia de ciberacoso (Garaigordobil, 2015).

Existen posibles razones relacionadas con la alta prevalencia del ciberacoso entre los adolescentes. En primer lugar, se ha intensificado el uso de internet y las redes sociales volviéndose una parte fundamental de la vida social de las personas. Así, la mayoría de los adolescentes siguen esta tendencia por lo que también están fácilmente expuestos al ciberacoso (Lee & Lee, 2013). Segundo, el ciberespacio proporciona un cierto nivel de anonimato, liberando a los adolescentes de lo normativo y de la conciencia moral y ética (Belsey, 2006). Por otra parte, el acoso escolar puede ser más cruel cuando sucede en línea, en un espacio donde los individuos pueden expresar su actitud hostil sin mostrarse (Belsey, 2006). Además, la realidad virtual del ciberespacio engaña a los perpetradores en el sentido de que pueden pensar que no están haciendo ningún daño físico a las víctimas.

Algunas investigaciones se han centrado en la identificación de los factores predictores del ciberacoso, específicamente, factores demográficos y de comportamiento. Algunos de estos factores incluyen variables familiares y variables escolares (Beran & Li, 2007; Hinduja & Patchin, 2007), experiencias anteriores de acoso en la escuela (Hinduja & Patchin, 2012; Kowalski et al., 2018), y variables relacionadas con el uso de internet y de teléfonos celulares (Choi et al., 2009; Zheng & Lee, 2016; Ybarra & Mitchell, 2004). La investigación también ha identificado factores psicológicos relacionados con el ciberacoso como la autoestima (Brewer & Kerslake, 2015), bajo autocontrol (Li et al., 2016), agresión (Ybarra & Mitchell, 2007), regulación emocional (Baroncelli & Ciucci, 2014), y la sociabilidad (Burton et al., 2013).

En este orden de ideas, el objetivo de esta investigación fue describir las posibles variables asociadas que participan en el fenómeno del ciberbullying ya que es de vital importancia conocer qué variables influyen o predisponen para ser víctima o agresor a través de las TIC.

Método

Participantes

Los sujetos incluidos en Bucaramanga y su zona metropolitana fueron 1096 estudiantes de 6º a 11º Grado. Entre estos, se excluyeron 16 por no contestar adecuadamente los instrumentos. Así, el total de sujetos se compuso de 1080 estudiantes, con un rango de edad de 10 a 19 años (M = 13.48; DE = 1.75).

Medición

Cuestionario sociodemográfico. Se obtuvieron datos como la edad, sexo, curso, horas que se conectan a internet a diario, dónde participan (Chats, foros ..), si disponen de teléfono celular, desde cuándo, entre otras.

Escala de victimización a través del teléfono celular y de internet adaptada por Buelga et al. (2010) a partir de la Escala de Victimización entre Iguales de Cava et al. (2007) y de la clasificación de Willard (2006; 2007). La escala mide, con un rango de respuesta de 1 a 4 (“nunca”, “pocas veces”, “muchas veces” y “siempre”), el acoso experimentado durante el último año. Dicha escala de victimización evalúa comportamientos que implican agresiones de hostigamiento, persecución, denigración, violación de la intimidad y exclusión social. El coeficiente de fiabilidad alfa de Cronbach en el presente estudio fue de .77.

Escala de ciberagresiones (adaptada por Buelga et al. (2010)). Formada por 10 ítems que evalúan comportamientos que implican agresiones de hostigamiento, persecución, denigración, violación de la intimidad, exclusión social y suplantación de la identidad. La escala mide con un rango de respuesta de 1 a 5 (“nunca”, “pocas veces: “entre 1 y 2 veces”, “algunas veces: entre 3 y 5 veces”, “bastantes veces: entre 6 y 10 veces” y “muchas veces: más de 10 veces”), las agresiones cometidas por el adolescente durante el último año a través del teléfono celular e Internet. En este estudio, el coeficiente de fiabilidad alfa de Cronbach fue de .83.

Procedimiento

Se llevó a cabo una entrevista con los coordinadores y rectores de los centros educativos participantes para exponer los objetivos de la investigación, describir los instrumentos de evaluación, solicitar permiso y solicitar su colaboración.

Los cuestionarios fueron contestados de forma colectiva, voluntaria y anónima en los salones de clase. Se les indicó a los participantes que llenaran los datos de identificación (género, edad, curso e institución educativa). Si era el caso, se aclararon las dudas, procurando no influir en la respuesta de los sujetos. Los tiempos medios de aplicación de las pruebas rondaron entre los 20 y los 40 minutos.

En cuanto a las consideraciones éticas, a los adolescentes se les pidió su asentimiento y a sus padres su consentimiento informado firmado para participar en esta investigación, conforme a la Resolución 008430 de 1993 y la Ley 1090 de 2006, y se les ofreció la información relacionada con la metodología del estudio, la voluntariedad y el respeto a su decisión de retirarse en el transcurso de la investigación, además de la garantía de que sus datos de identificación no serán públicos en ningún momento.

Resultados

Se realizaron análisis de regresión lineal múltiple, método de pasos sucesivos, teniendo en cuenta la cibervictimización y la ciberagresión (a través del celular y de internet). En estos análisis se introdujo como variable dependiente ciberagresión y cibervictimización y, como variables asociadas, las variables sociodemográficas estudiadas como la edad, sexo, si dispone de internet y celular, tiempo que pasan en internet, entre otras.

El estudio revela que un 76% de los participantes dispone de teléfono celular (el 40.8% desde hace más de un año). Además, el 91% tiene computador, encontrándose este equipo en un 49% de los casos en la sala de su casa.

En cuanto al acceso a internet, un 92% de los participantes puede hacerlo desde casa mientras que un 65% lo puede conseguir, además, fuera de la casa. Respecto al tiempo que se conectan a internet, el 36.8% señala que se conectan entre 1 y 3 horas al día, seguido del 21.2% que lo hace entre 3 y 5 horas al día. Por el contrario, el 23% menos de una hora al día mientras que el 19.1% más de 5 horas al día. Así mismo, se evidenció que cuando están conectados a internet su participación se centra mayoritariamente en las redes sociales (58.1%).

La edad, el tiempo de uso de internet y el tener internet son factores de riesgo asociados con ser cibervíctima a través de internet. Así, en cuanto a la edad, por cada año que se incrementa la edad de los estudiantes, la posibilidad de que sea cibervíctima disminuye en un 9.8%. De la misma manera, tener internet en la casa disminuye la probabilidad de ser cibervíctima en un 52%, comparado con quienes no lo tienen. Además, respecto al tiempo que el estudiante usa el internet, el riesgo de que sea cibervíctima se incrementa en un 72.3% cuando está entre 3 y 5 horas navegando en internet y en un 172.6% cuando el tiempo invertido es más de cinco horas (ver Tabla 1).

En el caso de la cibervictimización a través del celular, los resultados muestran que tanto la edad como el sexo femenino y el tiempo de disponer del celular son factores de riesgo. En este orden de ideas, por cada año que aumenta la edad, la posibilidad de que el estudiante sea cibervíctima disminuye en un 12.6%. También la probabilidad de que una estudiante del sexo femenino sea cybervíctima se incrementa en un 36.9% más que cuando es del sexo masculino. Por último, el riesgo de que sea cybervíctima aumenta un 43.6% cuando tienen este dispositivo más de un año con respecto a los que tienen menos de dos meses (ver Tabla 1).

Tabla 1 Factores asociados con el fenómeno de la cibervictimización en los participantes 

Nota: (*) p < .05; IC: Intervalo de Confianza

La Tabla 2 muestra los factores asociados con la ciberagresión. La probabilidad de que una mujer sea ciberagresora se incrementa en un 62.8% más que si es un hombre; y el riesgo de ser ciberagresor aumenta en un 92.2% cuando los estudiantes disponen de celular entre 2 y 6 meses respecto a los que lo tienen menos de 2 meses. Por otro lado, la probabilidad de que un estudiante sea ciberagresor cuando tiene internet en la casa es 2.467 veces comparado con quienes no lo tienen, así como el uso del mismo, encontrando que el riesgo de que sea ciberagresor se incrementa en un 83.9% cuando está entre 1 y 3 horas navegando en internet comparado con quienes están menos de 1 hora en internet.

Por último, se observa que la probabilidad de ser ciberagresor se incrementa en un 149% cuando usa las redes sociales comparado con los chats; además, este incremento es del 189% con la variable varios (juegos, google, etc.) (ver Tabla 2).

Tabla 2 Factores asociados con el fenómeno de la ciberagresión en los participantes 

Nota: (*) p < .05; IC: Intervalo de Confianza

Discusión

El objetivo de esta investigación fue describir las posibles variables asociadas con el fenómeno del ciberbullying.

Los resultados muestran que existen diferentes factores de riesgo asociados con ser cibervictima a través de internet, a saber, la edad, el tiempo de uso de internet y disponer de internet. Además, en el caso de la cibervictimización a través del celular, los resultados muestran que tanto la edad como el sexo femenino y el tiempo de contar con un celular son factores de riesgo.

El efecto del sexo en el ciberbullying es controvertido. Algunos estudios han demostrado que los hombres son más propensos a ser perpetradores (Chang et al., 2015; Lee, & Shin, 2017; Palermiti et al., 2017) mientras que existe más probabilidad de que las mujeres sean cibervíctimas (Calvete et al., 2010; Cross et al., 2016; Smith et al., 2008; Waasdorp & Bradshaw, 2015), encontrándose, además, que estas se sienten más angustiadas ante la posibilidad del acoso electrónico (Fenaughty & Harré, 2013). Por el contrario, Whittaker & Kowalski (2015) hallaron mayor interés de las mujeres en el cyberbullying que ante el bullying, probablemente por su mayor participación en las agresiones de tipo indirecto.

En segundo lugar, la investigación ha señalado que la cibervictimización se relaciona con el tiempo pasado en línea (Çelik et al., 2012). Concretamente, se ha demostrado que el tiempo pasado en línea, las redes sociales y comportamientos de riesgo en línea son factores de riesgo significativos para la victimización por ciberacoso entre los adolescentes (Lee et al., 2018; Sasson & Mesch, 2017; Shapka et al., 2018).

Así mismo, parece ser que a mayor uso de aplicaciones para teléfonos inteligentes existe un mayor factor de riesgo para que ocurra el ciberbullying. En este sentido, un estudio reveló que Facebook era la red social más usada para llevar a cabo ciberacoso entre los niños británicos (Beatbullying, 2012). Además, según un estudio realizado con adolescentes coreanos (Shin & Ahn, 2015), el tiempo empleado en juegos en línea, así como el uso activo del teléfono celular, se relacionaba con la participación de estos en el ciberacoso.

Pero vale la pena destacar que según el grupo de edad particular el tipo de tecnología utilizada es diferente. Así, entre los niños en edad escolar, por ejemplo, los juegos en línea son los medios donde se produce la mayor parte del ciberacoso (DePaolis & Williford, 2015). Por el contrario, entre los adolescentes, las redes sociales son cada vez más comunes para llevar a cabo este tipo de comportamientos (Kowalski et al., 2012; Watts et al., 2017). Lenhart et al. (2011) encontraron que el 85% de los adolescentes de 12 a 17 años informaron que habían presenciado interacciones negativas en las redes sociales; al mismo tiempo, estudios como los de Whittaker & Kowalski (2015) y Palermiti et al. (2017) sugieren que el ciberacoso tiende a aumentar con la edad y los niños mayores son más propensos a amenazar a otros en línea.

Por el contrario, en cuanto a la ciberagresión, los factores de riesgo encontrados fueron el sexo femenino, disponer de celular y de internet, y si ese internet se usa en casa (frente a otros lugares fuera de casa), además del tiempo de navegación por internet y el uso de este. Las investigaciones de Oliveros et al. (2012) y de You & Ah Lim (2018) demuestran algo similar.

Aunque se encuentran estudios que indican que no existen diferencias de sexo en la perpetración del ciberacoso (Roberto et al., 2014; Sticca et al., 2013), esta variable es una influencia potencial en la perpetración del fenómeno que ha sido explorado por muchos investigadores (Baldry et al., 2019; Monks et al., 2016), pero la relación entre el sexo y ser ciberacosador no está clara. En algunos estudios parece que son los hombres los más propensos (Aboujaoude et al., 2015; Baldry et al., 2016; Shapka et al., 2018), mientras que en otros no hay diferencias por sexo (Antoniadou et al., 2016; Bergmann, & Baier, 2018; Del Rey et al., 2015). Wright (2017) señala una posible explicación para este desacuerdo, sugiriendo que el sexo tal vez no es tan importante como tener rasgos masculinos ya que encontró que tanto los niños como las niñas con rasgos masculinos eran más propensos a ser ciberacosadores.

Podríamos pensar que existe una intensificación del fenómeno por el hecho de que el uso de las TIC no presenta una protección para la víctima, además de que no existe empatía con el sujeto agredido, al estar físicamente alejado del agresor (Hernández & Solano, 2007; Calmaestra et al., 2008), así como la desinhibición en línea (Kowalski et al., 2018).

El ciberbullying se evidencia entre los jóvenes con actitudes y creencias positivas al uso intensivo de las TIC, y que extienden sus relaciones personales a la red virtual. Así mismo, no presentan normas tan estrictas respecto a la información privada que comparten y la mayoría de relaciones que mantienen se ubican en la red, con un mayor contacto con desconocidos, que los lleva a convertirse en agentes más vulnerables del ciberacoso (Bernete, 2010; Sabater & López-Hernaez, 2015).

Este estudio tiene limitaciones que deben ser consideradas. Primero, al utilizar un diseño transversal, no se pueden sacar conclusiones sobre la direccionalidad de las asociaciones presentadas. En particular, sería interesante analizar durante los años de la adolescencia si los patrones específicos de uso de internet, los motivos o los comportamientos riesgosos en línea aumentan el riesgo de ser cibervíctimas. Además, la información se recopiló solo a través de autoinformes. Así, aunque las personas a menudo somos los mejores informantes de nuestras acciones, pensamientos y experiencias de vida, como el ciberacoso entre pares, hasta ahora no existen en la literatura alternativas confiables a los autoinformes para medir dicho fenómeno. No obstante, futuras investigaciones deberían analizar si los hallazgos actuales se pueden replicar con medidas alternativas, como la percepción que tienen los padres de familia y los profesores.

También, los instrumentos utilizados en este estudio no permiten identificar si los participantes son ciberacosadores y cibervíctimas al mismo tiempo, un papel que prevalece especialmente en el ciberbullying.

Este estudio muestra cierta claridad sobre la vida y el comportamiento en línea de los adolescentes. Con los hallazgos de esta investigación se sugieren nuevas investigaciones sobre cómo los jóvenes usan las TIC y qué patrón específico de comportamiento en línea caracteriza los diferentes perfiles de víctimas y acosadores adolescentes. Además, son necesarias réplicas y extensiones de este estudio en otras muestras, otros contextos culturales y con los análisis de cogniciones adicionales relacionadas con internet y comportamientos de riesgo e inadecuados en línea.

En cuanto a las implicaciones prácticas de los resultados, los programas de intervención basados ​​en evidencia implementados en diferentes países han demostrado que revelar información personal, tratar a otros en las redes de manera correcta y ética y apoyar a las cibervíctimas como observadores puede ayudar a reducir el ciberacoso (Cross et al., 2016; Ortega-Ruiz et al., 2012; Wölfer et al., 2014). Además, los programas educativos destinados a prevenir el uso problemático de internet y enseñar el uso positivo de las redes sociales también pueden ayudar a prevenir el fenómeno o, al menos, reducir su impacto negativo en el bienestar de los adolescentes (Ke & Wong, 2018).

Referencias

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Recibido: 28 de Febrero de 2020; Aprobado: 23 de Octubre de 2022

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