INTRODUCCIÓN
Los avances en mejoramiento genético han permitido que las cerdas reproductoras alcancen mayor tamaño y mejores niveles de producción en cuanto al tamaño de camada y longevidad reproductiva, y que los descendientes tengan carne más magra. Por otro lado, las dietas deben estar balanceadas, ya que excesos o deficiencias de nutrientes afectan el rendimiento reproductivo de los animales. Las cerdas en gestación y lactancia tienen necesidades nutricionales diferentes a las otras categorías. El manejo de la cerda reproductora tiene una consecuencia directa sobre el peso al nacimiento, destete, crecimiento y peso final de los lechones (Marotta y Lagreca, 2003).
En estas categorías se utilizan dietas balanceadas a base de cereales y soya, alimentos de uso común para el humano, lo cual provoca una competencia directa por los alimentos. Por otra parte, la producción de biocombustibles y las variaciones climáticas propician que estos alimentos incrementen su precio en el mercado mundial (Ortega-Blu et al., 2010).
La explotación porcina en la provincia de Pastaza, Región Amazónica Ecuatoriana (RAE), es de tipo semiintensiva, donde la mayoría de los productores utilizan recursos alternativos (tubérculos de taro, banano, camote, guayaba, chontaduro, plátano y caña) para la alimentación de los cerdos con la finalidad de mitigar los costos de los balanceados. Sin embargo, por el escaso conocimiento de los productores, estos alimentos son suministrados en estado natural, de modo que sus nutrientes no se aprovechan a cabalidad (Caicedo et al., 2012).
Se conoce por la literatura que el procesamiento de estas materias primas en forma de ensilado a través de inóculos de bacterias lácticas (BAL) ayudan a mitigar el tenor de metabolitos secundarios y la presencia de fibra, obteniéndose un alimento de mayor calidad nutritiva (Caicedo et al., 2017). El objetivo de este estudio fue evaluar el efecto del ensilaje de tubérculos de taro (Colocasia esculenta [L.] Schott) sobre los indicadores productivos y reproductivos de cerdas comerciales en gestación y lactancia.
MATERIALES Y MÉTODOS
Ubicación
El estudio se ejecutó en el área de gestación y maternidad de la «Granja Agropecuaria Caicedo» ubicada en el cantón Pastaza, provincia Pastaza, Ecuador. La zona tiene un clima semicálido o subtropical húmedo, con precipitaciones entre 4000 y 4500 mm anuales, altitud de 900 msnm, humedad relativa media de 87% y temperaturas entre 20 y 28 ºC (INAMHI, 2014).
El Ensilado
Para la elaboración del ensilado líquido se siguió la metodología de Caicedo et al. (2018). Se utilizaron tubérculos de taro (Colocasia esculenta [L.] Schott) de desecho que no cumplía con las características requeridas para uso en humanos. Este recurso provino de la granja de cerdos en estudio, el cual fue lavado, escurrido y molido inmediatamente después de su cosecha con un molino mixto provisto de cuchillas y criba de 2 cm, para obtener partículas de tamaño uniforme. Así mismo, se utilizó yogur natural de la empresa «Toni SA» y agua potable de la red «Junta Parroquial Tarqui» que llega al predio del estudio. El yogur se transportó en termos de acero inoxidable Mountain a 10 ºC. El tiempo de traslado de las materias primas hacia la granja osciló entre 5 y 15 minutos.
Todos los ingredientes se pesaron en una balanza digital Camry, de 100 kg de capacidad, y se colocaron en tanques plásticos limpios. Cada tanque tenía una capacidad total para 250 kg. El yogur natural tenía una temperatura de 7 ºC al momento de la inoculación.
Para la preparación del ensilado, primeramente se colocaron los tubérculos de taro picados (60%), luego el yogur natural (1%) y al final el agua potable (39%). Se homogenizó manualmente con una paleta de madera durante 15 minutos y a temperatura ambiente (24 ºC). Las mezclas se taparon y se colocaron bajo sombra, dejándose fermentar durante 8 días. El ensilado, una vez elaborado, presentó una composición química promedio de: 18% de materia seca, 8.33% de proteína bruta, 95.24% de materia orgánica, 3.35% de fibra bruta, 4.76% de cenizas, 4.72% grasa, 78.85% extractos libres de nitrógeno, 0.14% de calcio, 0.26% de fósforo y 3237.85 kcal/kg MS de energía metabolizable para cerdos.
Animales e Instalaciones
El estudio se realizó siguiendo las directrices para Bienestar Animal de la República de Ecuador (AGROCALIDAD, 2017) y el protocolo experimental de acuerdo con Sakomura y Rostagno (2007). Se seleccionaron 40 cerdas de primer parto F1 cruce comercial (Landrace x Duroc), con peso vivo 174.2 ± 2.6 kg, distribuyéndose 20 cerdas por tratamiento, donde cada cerda constituyó una unidad experimental. La gestación fue confirmada por ecografía 28 días posterior a la inseminación artificial.
Las cerdas fueron alojadas en jaulas individuales de 0.65 x 2.40 m (1.56 m2) hasta los 110 días de preñez en la nave de gestación. Luego, fueron trasladadas al sector de maternidad a cubículos de 0.80 x 2.40 m (1.92 m2) hasta el destete a los 24 días del parto. Todas las jaulas estaban provistas de un comedero tipo tolva y un bebedero de chupón.
Alimentación en Gestación y Lactancia
Se utilizó 0 y 30% de inclusión de ensilado de tubérculos de taro en la dieta durante la gestación. En la etapa de lactancia se manejó 0 y 10% de inclusión de ensilado. Las dietas fueron formuladas siguiendo los procedimientos de Rostagno et al. (2011) (Cuadros 1 y 2). En la etapa de gestación el alimento se suministró de forma restringida una vez al día (09:00), siendo de 2.4 kg de MS/cerda día entre los días 28 y 70 de gestación, y de 2.6 kg de MS/cerda día entre los días 71 y 114. En lactancia el alimento se suministró ad libitum dos veces al día (09:00 y 15:00).
1Cada 100 g contiene: calcio 23%, fósforo 18.01%, cloruro de sodio 3%, magnesio 3%, zinc 4.5 mg/kg, manganeso 600 mg/kg, cobre 2 mg/kg, hierro 300 mg/kg, yodo 26 mg/kg, cobalto 19 mg/kg, molibdeno 10 mg/kg, Selenio 25 mg/kg, vitamina A 300 UI/kg, vitamina D 50 UI/kg, vitamina E 100 UI/kg.
2Calculado según Rostagno et al. (2011) y/o determinados
1Cada 100 g contiene: calcio 23%, fósforo 18.01%, cloruro de sodio 3%, magnesio 3%, zinc 4.5 mg/kg, manganeso 600 mg/kg, cobre 2 mg/kg, hierro 300 mg/kg, yodo 26 mg/kg, cobalto 19 mg/kg, molibdeno 10 mg/kg, Selenio 25 mg/kg, vitamina A 300 UI/kg, vitamina D 50 UI/kg, vitamina E 100 UI/kg.
2Calculado según Rostagno et al. (2011) y/o determinados
El ensilado fue mezclado en forma homogénea con el resto de los ingredientes de la dieta. El agua para bebida se dispuso a voluntad en bebederos de chupón.
Indicadores Productivos en Gestación
Se determinó el peso final de las cerdas gestantes (PFCG), número total de lechones nacidos al parto (NTLNP), número total de lechones nacidos vivos al parto (NTLNVP), peso de la camada al nacimiento (PCN), peso de los lechones al nacimiento (PLN), consumo de alimento por cerda en gestación (CACG) (Ek-Mex et al., 2014; GarcíaMunguía et al., 2014) y costo de alimentación en gestación (CAG) (INTA, 2015).
Indicadores Productivos y Reproductivos en Lactancia
Se evaluó el peso final de las cerdas en lactancia (PFCL), número de lechones destetados por cerda (NLDC), peso de los lechones al destete (PLD), peso de la camada al destete (PCD), días para el inicio del celo posdestete (DICP), días para la concepción desde el destete (DCDD), consumo de alimento por cerda en lactancia (CACL) (Ek-Mex et al., 2014; García-Munguía et al., 2014) y costo de alimentación en lactancia (CAL) (INTA, 2015).
Diseño Experimental
Para el procesamiento de datos se utilizó el análisis de varianza de acuerdo con un diseño completamente aleatorizado, y para la comparación de medias se aplicó la dócima de Duncan con una p<0.05. Todos los análisis fueron realizados con el programa estadístico Infostat (Di Rienzo et al., 2012).
RESULTADOS
Indicadores Productivos en Gestación
No se encontraron diferencias significativas para PFCG, NTLNP, NTLNVP, PCN, PLN y CACG durante la gestación. Sin embargo, las cerdas alimentadas con ensilaje de tubérculos de taro presentaron el menor CAG (p<0.05) Cuadro 3).
Indicadores Productivos y Reproductivos en Lactancia
No se encontraron diferencias significativas para PFCL, NLDC, PLD, PCD, DICP y DCD durante la lactancia. No obstante, el mejor CACL y CAL (p<0.05) se obtuvo en las cerdas que se alimentaron con ensilado (Cuadro 4).
DISCUSIÓN
Indicadores Productivos en Gestación
La inclusión de 30% de ensilaje de tubérculos de taro en la dieta de cerdas gestantes no afectó de forma negativa el PFCG, NTLNP, NTLNVP, PCN, PLN y CACG. Al respecto, Avilés et al. (2009) indican que el uso de subproductos y la confor mación de dietas con estos recursos vegetales durante esta etapa es viable. Sin embargo, de debe considerar que el balance final de la dieta no supere el 10% de fibra para no provocar efectos negativos sobre los indicadores productivos y reproductivos de las cerdas (Le Goff et al., 2002; Bertechini, 2003). En esta investigación las dietas empleadas tenían un bajo nivel de fibra y no tuvieron influencia sobre las variables investigadas.
En un estudio conducido por Araque et al. (2012) con cerdas gestantes de la línea Camborough 22, manejadas en cuatro sistemas de alojamiento (cama profunda, campo, corrales y jaulas) y alimentadas con una dieta control (maíz-soya) y una alternativa a base de (raíz de yuca, follajes de yuca y morera) no encontraron efectos negativos sobre las variables en estudio (días de gestación, ganancia de espesor de grasa dorsal, ganancia total de peso, ganancia diaria de peso, consumo de alimento, conversión de alimento, lechones nacidos vivos y peso de la camada al nacimiento), concluyendo que el uso de alimentos alternativos en la etapa de gestación es viable. Así mismo, Hai et al. (2013) reemplazaron la harina de pescado (0, 50 y 100%) por una mezcla de follaje de taro (Colocasia esculenta) y enredaderas de batata (Ipomoea batatas L.) ensiladas sin encontrar efectos negativos en la duración de la gestación, tamaño total de la camada, nacidos vivos, peso vivo al nacimiento, peso total de la camada y presentación del celo posdestete.
Este efecto se logra debido a que la demanda nutritiva y energética de las cerdas gestantes son más bajas en comparación con cerdos de las categorías de inicio, crecimiento y lactancia (Ramomet et al., 1999). En esta categoría, su consumo está limitado a 2.5 kg de MS/día de una dieta balanceada (Rostagno et al., 2011), lo cual equivale al 50-60% del consumo voluntario (Mroz et al., 1986; Avilés et al., 2009). Este régimen alimentario permite evitar ganancias de peso y grasa corporal excesivas, cubriendo únicamente los requerimientos de mantenimiento y para la ganancia de los tejidos de la gestación (productos, membranas embrionarias y sus fluidos) (Novlet et al., 1990; Guillemet et al., 2006; De Leeuw et al., 2008).
Las cerdas alimentadas con la dieta que incluyó ensilado de taro presentaron el menor CAG (p<0.05). Esto es favorable desde el punto de vista económico, ya que la alimentación es uno de los componentes de mayor costo en los sistemas de producción porcina (Lezcano et al., 2015; Bauza et al., 2018). El uso de alimentos alternativos en la etapa de gestación permite reducir el costo de alimentación logrando una mejor utilidad para la granja (Estévez, 2016).
Indicadores Productivos y Reproductivos en Lactancia
La inclusión de 10% de ensilaje en la dieta de cerdas lactantes no tuvo influencia negativa sobre el PFCL, NLDC, PLD, PCD, DICP y DCD. El uso de alimentos alternativos durante la lactancia de cerdas mejoradas no constituye una práctica habitual, debido a que estos alimentos generalmente poseen un alto contenido de fibra y pueden afectar la digestibilidad de la energía y proteína del alimento y, en consecuencia, presentar menor disponibilidad de nutrientes para la cerda (Solís y Campabadal, 1985; Renaudeau et al., 2003).
Las cerdas lactantes tienen altas necesidades nutricionales y, en general, son incapaces de comer lo que necesitan, de allí que el déficit nutricional es compensado en parte por la movilización de reservas corporales. En esta etapa se necesita un máximo consumo y aprovechamiento de los nutrientes para que la cerda experimente un mínimo de pérdida de condición corporal y, en consecuencia, no se afecte el peso al destete de los lechones y el rendimiento reproductivo posterior del animal (Noblet et al., 1990; Ahene y Williams, 1992). Sin embargo, el adecuado desempeño productivo y reproductivo de las cerdas en lactancia al incluir 10% de ensilado en la dieta se pudo deber al bajo nivel de fibra de este alimento (Caicedo et al., 2015) y probablemente por la ingestión de bacterias ácido-lácticas que se encuentran en el ensilado utilizado (Caicedo y Valle, 2017). Estos microorganismos actúan en los procesos de digestión y aprovechamiento de nutrientes a través de la producción de enzimas (Taysayavong, 2018), y actúan como mejoradores de la salud intestinal y como moduladores de la inmunidad del animal (Wang et al., 2012; Hou et al., 2015).
Las cerdas alimentadas con ensilado de tubérculos de taro presentaron el mejor CACL y CAL (p<0.05). El mayor consumo se pudo deber a las características organolépticas que presenta el ensilado húmedo (Lezcano et al., 2014). Hay reportes que señalan que las bacterias lácticas y levaduras desarrolladas en el ensilaje (Caicedo y Valle, 2017), contribuyen con el aroma, sabor y textura de los alimentos y en consecuencia se mejora la palatabilidad del alimento (Arribas y Polo, 2008). Por otro lado, el menor coste en la alimentación se relaciona directamente con el bajo costo del subproducto agrícola empleado en la conformación de la dieta (Caicedo et al., 2015; Lezcano et al., 2015).