INTRODUCCIÓN
América del Sur contiene una amplia diversidad de carnívoros terrestres, reportándose más de 29 especies (Prevosti et al., 2007). En Colombia se encuentran 6 de las 36 especies de felinos silvestres reportadas a nivel mundial (Panthera onca, Puma concolor, Leopardus pardalis, leopardus wiedii, Puma yaguarundi y Leopardus tigrinus), distribuidos desde las selvas amazónicas hasta los ecosistemas de la región andina y Orinoquia colombiana (Payán-Garrido y Soto-Vargas, 2017).
Tigrillo o cunaguaro son nombres comunes del Leopardus pardalis dentro del territorio colombiano. Este es un felino neotropical de tamaño mediano (Nowell y Jackson, 1996), que habita por debajo de los 1200 msnm (Dillon y Kelly, 2007), aunque se dispone de registros a más de 3000 msnm (Jiménez et al., 2010). Se alimenta principalmente de pequeños roedores y reptiles. Si bien su estado de conservación no es alarmante, algunas poblaciones están en peligro de extinción (Janeèka et al., 2011).
Parásitos apicomplejos intracelulares como Hepatozoon spp, Toxoplasma gondii y Sarcocystis spp afectan a los felinos, incluyendo las especies de vida silvestre (Kenny et al., 2002; Cañón et al., 2016; De Sousa et al., 2017). Asimismo, los parásitos gastrointestinales llegan a causar disminución del apetito, anemia y pérdida de proteínas plasmáticas en el tracto gastrointestinal, entre otros (Aquino et al 2009).
Los gatos son los huéspedes definitivos de T. cati, cuyo ciclo de vida es similar al de T. canis, aunque no se transmite por vía intrauterina y los cachorros solo se infectan por la leche o el calostro si la gata se infecta de manera aguda en la última etapa de la gestación (Archelli y Kozubsky, 2008). T. cati es considerada como una zoonosis parasitaria de distribución mundial (Martýìnez et al., 2003), por la convivencia entre humanos y animales domésticos (Despommier, 2003). La infestación por migración larvaria de Toxocara sp se le asocia con dos síndromes clínicos en el humano, la larva migrans ocular (LMO) y la larva migrans viceral (LMV) (Pawlowski, 2001). La defecación incontrolada de animales infectados produce contaminación del suelo y áreas verdes por huevos de Toxocara (Martínez et al., 2003). Son pocos los hallazgos donde este parásito infestan a felinos silvestres. Por tal motivo, el presente reporte documenta la presencia del nematodo T. cati en felinos silvestres en un individuo de la especie Leopardus pardalis en Colombia.
REPORTE
El presente trabajo se realizó con un ejemplar L. pardalis hallado por campesinos el 17 de mayo de 2017 en una de las vías del sector rural del municipio de Arauca, en Arauca, Colombia. El cadáver fue llevado a los laboratorios de morfofisiología de la granja El Picure, Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad Cooperativa de Colombia, campus Arauca. Los análisis post mortem se realizaron siguiendo las técnicas descritas por Caicedo et al. (2012) y Peleteiro (2016).
Cuadro 1 Peso de los órganos internos del Leopardus pardalis y su relación en (%) con el peso total del mismo.
Órgano | Índices viscerosomáticos (%) | Peso (kg) |
Corazón | 0.265 | 1.7 |
Pulmones | 1.46 | 9.4 |
Tráquea | 0.22 | 1.4 |
Esófago | 0.26 | 1.7 |
Estómago | 0.84 | 5.4 |
Intestino delgado | 0.79 | 5.1 |
Intestino grueso | 0.3 | 2 |
Hígado | 1.34 | 8.6 |
Páncreas | 0.28 | 1.8 |
Cerebro | 0.38 | 2.5 |
Riñones | 0.25 | 1.6 |
Vejiga | 0.1 | 0.7 |
Bazo | 0.18 | 1.2 |
El cadáver debía tener alrededor de 24 horas del deceso debido a las características del rigor mortis. Tenía un peso de 15.6 kg, y se encontraba sin piel, orejas, nariz y garras, y con signos primarios de putrefacción principalmente en la región abdominal. El cadáver presentaba un corte en la región atlantooccipital, lo que presuntamente le causó la muerte por decapitación con arma cortopunzante; a su vez presentaba una contusión en la región temporo-parietal izquierda. Los órganos fueron pesados y se determinaron los índices viscerosomáticos (Cuadro 1). Para esto, se pesó todo el animal y posteriormente se pesó cada uno de los órganos descritos (Schuingues et al., 2019).
Se registraron las medidas morfométricas y peso de los órganos y se tomaron muestras de mucus y restos de alimento del tracto gastrointestinal. Las formas parasitarias adultas fueron conservadas en alcohol al 65%. Para el reconocimiento y caracterización de las formas parasitarias se colocaron en cajas de Petri con alcohol al 65% y se observaron al estereoscopio y microscopio a 10x, 30x y 40x tomando las técnicas descritas por Serrano (2010) y Pérez e Iglesias (2008). Las muestras de alimento y mucus fueron analizadas en el microscopio a 10X y 40X, con el fin de descartar estadios larvarios de diferentes parásitos.
En el duodeno y yeyuno se encontraron 36 formas parasitarias (Figura 1), identificadas como Toxocara cati por la presencia de aletas cervicales (Figura 2), esófago con bulbo en el extremo posterior, machos con un apéndice terminal y hembras con una vulva en el tercio anterior del cuerpo (Delgado y Rodríguez, 2009). Presentaban entre 1.5 y 6.7 cm de largo, con un promedio de 3.4 cm. Estas medidas de T. cati fueron similares a las reportadas por Pérez e Iglesias (2008) y Gallas y da Silveira (2011).

Figura 1 Observación macroscópica de parásitos intestinales encontrados en un espécimen de Leopardus pardalis (Arauca, Colombia)

Figura 2 Región anterior de Toxocara cati adulto, con extensiones alargadas de la cutícula, asas cervicales (flechas) encontrados en un espécimen de Leopardus pardalis (Arauca, Colombia)
DISCUSIÓN
T. cati es uno de los helmintos más frecuentes en gatos. Coati (2002) demostró que gatos con circulación libre, sobre todo en áreas rurales, se encuentran más frecuentemente infestados por ascaridos que sus congéneres de la ciudad y gatos residentes en hogares familiares. Una de las vías de infección es a través de hospedadores paraténicos como los roedores o la infestación galactógena de T. cati: Este nematodo es determinante desde el punto de vista epidemiológico, ya que puede persistir por más de seis meses en su hospedador (Swerczek et al., 1971; Bowman, 2008). Gallas y da Silveira (2013) encontraron formas parasitarias de T. cati en 17 felinos silvestres (Leopardus colocolo, Leopardus geoffroyi, Lentinus tigrinus, Puma yagouaroundi) que murieron atropellados. Varios de los reportes son de animales de zoológicos, los cuales están en contacto directo con otros vectores que facilitan la transmisión de este parásito, en tanto que el presente reporte es el primero de un animal silvestre parasitado con T. cati en Colombia.
En vista que el hospedero definitivo de este nematodo es el gato doméstico y teniendo en cuenta las similitudes en sus sistemas digestivos, sumado a la alta carga parasitaria que presentaba (36 nematodos adultos), puede inferirse que Leopardus pardalis es un potencial hospedero de T. cati. Una hipótesis que explica estos acontecimientos de infestación, son los efectos generados por amenazas transversales que viven todas las especies de felinos silvestres, como la pérdida y transformación del hábitat causada por el avance de la frontera agropecuaria, la fragmentación de sus poblaciones por carreteras y poblados etc, (Sarmiento et al., 2016) y con esto la falta de presas silvestres para cazar, lo que genera que estos felinos se vean obligados a acercarse a los asentamientos humanos con fines alimenticios.
La gran problemática existente entre la relación hombre-felino se han visto tradicionalmente como un tema de depredación ocasionado por los felinos silvestres cuando atacan los animales de producción, como ocurre en las sabanas del departamento de Arauca. Estos casos se relacionan en gran medida con predios cercanos a áreas protegidas, en el límite de zonas boscosas, fincas con alta densidad de animales de producción extensiva, como porcino u ovinos y áreas con poco número de presas naturales (Corrales-Gutiérrez et al., 2016).