INTRODUCCIÓN
La obesidad se define como la acumulación de cantidades excesivas de tejido adiposo en el cuerpo y es el desorden nutricional más común en animales de compañía (Gossellin et al., 2007; Zoran 2010). Es usualmente el resultado de una ingesta alimentaria excesiva, generando un desequilibrio energético positivo (German, 2001). Similar a humanos, la obesidad en perros trae consigo detrimento en la salud con efectos en enfermedades asociadas como osteoartritis, diabetes mellitus y algunos tipos de neoplasia (Kopelman, 2000; German et al., 2012). Adicionalmente, la frecuencia de perros con sobrepeso y obesidad ha aumentado en los últimos años (Corbee, 2012; Wakshlag y Loftus, 2014).
En medicina veterinaria, el sobrepeso y obesidad en perros son problemas que frecuentemente pasan desapercibidos en la práctica diaria (German et al., 2018). No es común recabar información relacionada a la condición corporal, y rara vez es registrado en las fichas clínicas (Rolph et al., 2014). Adicionalmente, los dueños no perciben adecuadamente el peso de sus mascotas, siendo esto más común en perros con sobrepeso (Eastland-Jones et al., 2014).
Las hembras son más propensas que los machos a la obesidad (Mao et al., 2013; Bjørnvad et al., 2019), en tanto que la esterilización (Mao et al., 2013; Bjørnvad et al., 2019) y la edad avanzada (Courcier et al., 2010; Mao et al., 2013) han sido identificados como factores de riesgo adicionales. Según el tipo de alimento, se menciona que el consumo de alimento casero predispone a la obesidad (Lund et al., 2006; Sallander et al., 2010), aunque hay estudios que no han encontrado diferencias entre el uso de alimento casero y comercial como causal de obesidad (Gerstner y Liesegang, 2017). La actividad física, de otra parte, se ha visto asociada con una disminución de riesgo de obesidad (Mao et al., 2013; Raffan et al., 2016), aunque esto no pudo ser confirmado en otros estudios (Sallander et al., 2010; Gerstner y Liesegang, 2017). Algunas razas han sido asociadas con el desarrollo de obesidad, aunque con grandes variaciones entre países (Reiter et al., 2016); así en el Perú existe una alta proporción de perros mestizos, condición que no es no incluida en muchos estudios.
Determinar los factores asociados brinda un mejor entendimiento de la epidemiología de la obesidad y ayuda a prevenir su presentación en poblaciones caninas (Lund et al., 2006). Por ello, el objetivo del presente estudio fue explorar los posibles factores asociados a la presentación de obesidad en perros atendidos en la Clínica de Animales Menores de la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
MATERIALES Y MÉTODOS
El estudio se desarrolló en las instalaciones de la Clínica de Animales Menores (CAM) de la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (FMV-UNMSM) en Lima, Perú.
Se trabajó con 89 perros de uno a más años, atendidos en la CAM en 2017, así como con sus dueños, los cuales aceptaron participar de manera voluntaria en el estudio. Se registró el sexo, raza o tipo racial, y condición corporal del animal. Además se utilizó una encuesta para registrar la edad, actividad física, esterilización (sí/no) y tipo de alimentación. La condición corporal (CC) de los perros fue estimada en una escala de 9 puntos, siendo considerados como obesos cuando tuvieron una CC de 8 a 9 (Laflamme, 1997).
Toda la información recolectada fue digitalizada en una base de datos (Microsoft Excel). Para el análisis descriptivo, las variables categóricas fueron descritas mediante el uso de frecuencias. Se utilizó la prueba de Chi-cuadrado para examinar posibles asociaciones entre la obesidad y las otras variables incluidas en el estudio. Finalmente, se utilizó un modelo de regresión logística multivariado para el cálculo de Odds Ratio (OR) de obesidad para las variables con significancia estadística según el análisis previo o por asociación teórica conocida con la presentación de obesidad. Los OR estimados fueron considerados significativos si el intervalo de confianza (IC95%) no incluyó el valor 1 (Szumilas, 2010). Los análisis fueron desarrollados utilizando el paquete estadístico R (v. 4.0.0) con un nivel de confianza del 95%.
RESULTADOS
La edad promedio de los 89 perros fue 7.7 años (1-16 años). La edad fue distribuida en cinco categorías: menor o igual a 1 año (n=8, 8.9%), 2 a 3 años (n=13, 14.6%), 4 a 7 años (n=21, 23.6%), 8 a 12 años (n=36, 40.5%) y mayores a 12 años (n=11, 12.4%).
El 50.6% (n=45) fue hembra y, de ellas, el 60% (27/45) estaban esterilizadas. El 49.4% (n=44) fue macho y el 34.1% (15/44) se encontraba esterilizado. Las razas Cocker (16.9%), Labrador Retriever (8.9%), Schnauzer (8.9%), Pequinés (6.7%) y Shih Tzu (5.6%) fueron las más representativas, en tanto que el 28.1% (n=25) fue considerado como mestizo.
El alimento casero fue el más empleado (53.9%; n=48), en tanto que los demás perros (46.1%, n=41) consumían alimento balanceado como parte de su dieta. De otra parte, el 74.2% (n=66) realizaba actividad física de manera regular, incluyendo caminatas y paseos.
Según la escala de Laflamme (1997), 60.7% (n=54) de los perros fueron clasificados como obesos (CC 8-9) y 39.3% (n=35) con peso ideal (CC 4-5). El tipo de alimento se encontró asociado con la presentación de obesidad en caninos, siendo más frecuentes en dietas con alimento casero 68.5% (n=37) en comparación al 31.5% (n=17) en perros que consumen alimento balanceado (p=0.001). La edad también se encontró asociada a la presentación de obesidad (p=0.030), siendo más frecuente en perros entre 8 y 12 años (51.9%, n=28) (Cuadro 1).
No se encontró diferencia en obesidad según el sexo (48.1 para machos y 51.9% para hembras. Otras variables mostraron ciertas diferencias, pero sin llegar a ser estadísticamente significativas (Cuadro 1). Así, los perros que realizaban actividad física con regularidad presentaron menores índices de obesidad (66.7% vs. 33.3%), los perros de raza tuvieron una mayor frecuencia de obesidad (74.1%, n=40), así como aquellos que se encontraban esterilizados (53.7%, n=29).
Según los resultados del análisis bivariado (Cuadro 2), consumir un alimento casero incrementa la probabilidad de desarrollar obesidad [OR 4.75; 95%IC: 1.8911.87]. Los resultados evidenciaron a la edad como un factor asociado: los perros con edad entre 8 y 12 años tienen una probabilidad superior a 10.5 veces de desarrollar obesidad en comparación con los perros de 1 año [OR 10.5; 95%IC: 1.77-62.44]. Las variables sexo [OR 0.88; 95%IC: .0.37-20.5], esterilización [OR 1.96; 95%IC: 0.82-4.68], actividad física [OR 0.33; 95%IC: 0.11-1.01] y raza [OR 1.31; 95%IC: 0.51-3.35] no fueron significativas como factores asociados para la presentación de obesidad (p>0.05).
El modelo de regresión logística múltiple confirmó una asociación estadísticamente significativa para el consumo de alimento casero incrementándose a 11.5 veces la probabilidad de desarrollar obesidad en comparación a una dieta basada en alimento balanceado [ORa 11.5; 95%IC: 2.96-44.65]. De manera similar, se evidenció que la asociación de la edad entre 8 y 12 años aumenta hasta 20.13 veces la probabilidad de desarrollar obesidad al ser comparados con perros de 1 año [ORa 20.13; 95%CI:2.30- 176.02]. El análisis múltiple también evidenció que los perros de raza tienen 4.34 veces más probabilidad a desarrollar obesidad en comparación a los perros mestizos, siendo esta asociación estadísticamente significativa [ORa 4.34; 95% CI: 1.03-18.32]. El sexo [ORa 0.65; 95%IC: 0.20-2.11], actividad física [ORa 0.71, 95%IC: 0.17-2.93] y esterilización [ORa 1.31; 95%IC: 0.41-4.24] no representaron factores asociados a la presentación de obesidad en el análisis de regresión múltiple (p>0.05) (Cuadro 2).
DISCUSIÓN
El estudio evidenció a las variables edad, tipo de alimentación y raza como factores asociados a la presentación de obesidad en perros. La edad entre 8 y 12 años fue el factor asociado más alto con un aumento de probabilidad de desarrollar obesidad de 20.1 veces en comparación a los perros de 1 año. Una alta frecuencia de perros con obesidad ha sido ampliamente reportada en perros de mayor edad (Robertson, 2003; McGreevy et al., 2005). El aumento de la obesidad con la edad es el resultado de la disminución de la tasa metabólica que ocurre durante el envejecimiento, donde las necesidades energéticas son inferiores (Robertson, 2003; Morrison et al., 2013). Sin embargo, los resultados del estudio también evidenciaron una disminución de esta asociación en perros mayores a 12 años en comparación con perros de 1 año [OR 5.29], lo cual podría deberse a que los perros pierden peso conforme envejecen (McGreevy et al., 2005; Bach et al., 2007; Laflamme, 2012).
Los resultados del estudio sugieren que el tipo de alimentación es un factor importante en la ocurrencia de obesidad en perros. Una alimentación basada en comida casera o mixta incrementa la posibilidad de desarrollar obesidad 11.5 veces en comparación a una dieta basada en alimento balanceado. Los alimentos comerciales para perros usualmente son de alta calidad nutricional con una fórmula basada en raciones, cubriendo los requerimientos nutricionales de los perros. A pesar de ello, existe una alta frecuencia de dueños que prefieren brindar alimento casero a sus mascotas. Muchas personas dudan del valor nutricional y calidad de ingredientes de los preparados comerciales, debido a su preocupación por la presencia de productos químicos desconocidos y el procesamiento industrial que conlleva (Oliveira et al., 2014). Sin embargo, el alimento casero puede contener altos niveles de carbohidratos y ácidos grasos saturados, generando aumento de peso y desarrollo de obesidad (Sallander et al., 2010; Heuberger y Wakshlag, 2011).
Se identificó a la raza como un factor asociado con el desarrollo de obesidad en perros. Razas como Rottweiller, Labrador, San Bernardo, Collie y Chow-Chow han sido asociadas con la presentación de obesidad (Edney y Smith, 1986). Inclusive, en perros Labrador Retriever se detectó por primera vez una mutación genética relacionada a la acumulación de tejido adiposo (Raffan et al., 2016). En el presente estudio no se discriminó por tipo de raza; sin embargo, se evidenció que los perros de raza mestiza tienen una menor probabilidad de desarrollar obesidad.
No se evidenció una asociación significativa entre la obesidad y la actividad física, similar a lo reportado por otros autores (Sallander et al., 2010; Gerstner y Liesegang, 2017). Tampoco se evidenció asociación entre la obesidad con el sexo y esterilización previa, a pesar de estar ampliamente documentado en la literatura. El sexo es un factor asociado a la obesidad en perros, siendo más frecuente en hembras (McGreevy et al., 2005; Mao et al., 2013). La esterilización también se asocia a una mayor ganancia de peso y obesidad; pues los perros esterilizados tienden a consumir mayor cantidad de alimentos y realizan un menor gasto energético diario (Jeusette et al., 2004). Sin embargo, no se evidenció una asociación estadísticamente significativa, similar a lo reportado por Markwell et al. (1990).
Los resultados resaltan la importancia que tienen los médicos veterinarios para guiar a los dueños con una dieta balanceada para sus perros, especialmente a grupos de riesgo (edad y raza).