INTRODUCCIÓN
La promoción de la salud busca lograr equidad, democracia y justicia social que permita abordar problemas sanitarios, sociales y económicos, brindando un marco para organizar acción social y política (OPS, 2005) y utiliza como una de sus estrategias el desarrollo de Municipios Saludables (MINSA, 2011). Ello otorga una visión sobre el desarrollo local, basándose en la mejora física, económica y social para optimizar el bienestar de la comunidad (MINSA, 2003), basada en la participación ciudadana, la implementación de políticas públicas saludables, el mejoramiento de ambientes y la promoción de prácticas saludables (Medina, 2008).
Uno de los activos destacables de los Municipios Saludables es su capacidad de generar alianzas que unen actores de la población con instituciones para fortalecer la gestión y construcción de políticas públicas (Tobar y Anigstein, 2008), la que promueve la intervención coordinada de representantes de diversos sectores sociales que actúan total o parcialmente para abordar la problemáticas de salud, calidad de vida y bienestar, todo lo cual contribuye al progreso de la salud pública (Castell-Florit y Gispert, 2009).
En el Perú, los Municipios Saludables tienen como base legal a la Constitución Política, Ley General de Salud N.º 26842, Ley del Ministerio de Salud (MINSA) N.º 27657, Reglamento de Ley del MINSA DS N.º 013-2002-SA, Ley Orgánica de Gobiernos Regionales N.º 27867, Ley de Sistema Nacional Coordinado y Descentralizado de Salud N.º 27813, Ley de Bases de Descentralización N.º 27783, Ley Orgánica de Municipalidades N.º 27972, Modelo de Atención Integral de Salud RM N.º 729 203 SA/DM y Lineamientos de Política Sectorial para el Periodo 2002-2012 (OPS, 2005).
La red de Municipios Saludables se creó en 1996, pero se ejecutó en 2000, la cual busca propiciar el intercambio de experiencias o conocimientos, estimulando la colaboración respecto a procesos técnicos, políticos, operativos y motivacionales (MINSA, 2003). Además, facilita espacios de diálogo, análisis y elaboración de propuestas y aborda temas de equidad, vigilancia epidemiológica, seguridad vial y conservación del ambiente (MINSA, 2005). La red está integrada por 736 municipalidades a nivel nacional, distribuidas en 22 regiones del país (Medina et al., 2015).
La Ley N,º 31151, Ley de Trabajo del Profesional de la Salud Médico Veterinario (Congreso de la República de Perú, 2021), señala que este es un profesional de las ciencias médicas y la salud al servicio del ser humano, cuyo ámbito de ejercicio profesional se desarrolla en las áreas de salud pública, salud animal, producción animal sustentable y salud ambiental. Sin embargo, no se ha establecido claramente las funciones que el médico veterinario puede ejecutar en el marco de desarrollo de Municipios Saludables, por lo que no suele ser parte de estos equipos multidisciplinarios. En ese contexto, el objetivo del estudio fue identificar experiencias de intervenciones de la medicina veterinaria en el desarrollo de Municipios Saludables y estrategias articuladas a estos en Latinoamérica y el Caribe, a fin de valorar su participación dentro de este programa de apoyo a la promoción de la salud en el Perú.
MATERIALES Y MÉTODOS
La investigación correspondió a un estudio de revisión documental desarrollado en el Laboratorio de Epidemiología y Salud Pública en Veterinaria de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, en la ciudad de Lima, Perú. El estudio recopiló información acerca de experiencias de Municipios Saludables en la región de Latinoamérica y el Caribe. En la búsqueda se incluyeron artículos de investigación, revisiones, manuales y literatura relacionada al análisis, evaluación y/o discusión sobre la intervención del médico veterinario en el desarrollo de los Municipios Saludables a nivel nacional e internacional.
Para la búsqueda de las fuentes de información se emplearon buscadores de artículos científicos (SciELO, Google Scholar, PubMed, ScienceDirect y Research Gate), bases de datos en línea, publicaciones de instituciones y/o organizaciones gubernamentales (MINSA, Red de Municipios Saludables, etc.) y no gubernamentales internacionales como la Organización Panamericana de la Salud / Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS) y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), así como información proveniente del repositorio de las universidades que trataron el tema en estudio.
Para obtener información específica se emplearon los tesauros DeCS y MeSH, con las siguientes palabras clave como: promoción de la salud, municipios saludables, salud pública, salud pública veterinaria, desarrollo sostenible, perfil de competencias, actividades en municipios saludables, equidad sanitaria, etc. Las actividades de los médicos veterinarios fueron definidas en las siguientes categorías de trabajo: seguridad alimentaria y producción animal, salud pública, salud ambiental y conservación de la biodiversidad, y salud animal.
Los resultados de la búsqueda y selección de la información se presentan de manera descriptiva listando en cuadros las actividades realizadas por los médicos veterinarios en los Municipios Saludables, de acuerdo con las categorías de trabajo. Los resultados presentan, además, información del país y la fuente de la información. El estudio fue aprobado por el Comité Institucional de Ética de la Universidad Peruana Cayetano Heredia con constancia N.° 447-25-20.
RESULTADOS
Se revisaron las experiencias dentro de los Municipios Saludables y estrategias articuladas a estos, provenientes de 35 países y territorios de Latinoamérica y el Caribe. Se registraron las funciones en las que intervenían los médicos veterinarios, las cuales se clasificaron según categorías de trabajo como seguridad alimentaria - producción animal (Cuadro 1), salud pública (Cuadro 2), salud animal y salud ambiental - conservación de la biodiversidad (Cuadro 3).
Por otra parte, en el Cuadro 4 se precisan programas de promoción de salud articulados con los Municipios Saludables. Asimismo, se identificaron y extrajeron otras funciones en los que participaron los médicos veterinarios dentro del marco de Escuelas Saludables (Cuadro 5), Fronteras Saludables (Cuadro 6), Mercados Saludables (Cuadro 7), Municipios Productivos (Cuadro 8) y Parques, Universidades y Viviendas Saludables (Cuadro 9).
DISCUSIÓN
La OPS (2005) recomienda que los Municipios Saludables se desarrollen bajo responsabilidad de profesionales del área de salud pública, de modo que puedan garantizar la efectividad de las actividades que ahí se ejecuten. Asimismo, ofrece un espacio de actividad multidisciplinaria e intersectorial al requerir el abordaje de los múltiples y complejos determinantes que condicionan la salud de la población (Rodríguez et al., 2013), para el cual se requiere que sus integrantes cuenten con las competencias necesarias. Es decir, poseer conocimientos, destrezas, habilidades y actitudes favorables (Villa, 2018), adquiridos desde el nivel educativo o mediante experiencia laboral (Orozco et al., 2012), para ejecutar sus labores.
Se reconoce que la estrategia de Municipios Saludables, con base a las características políticas, administrativas y geográficas de cada locación, recibe otras denominaciones como Cantones, Islas, Parroquias o Comunidades Saludables (Rivera et al., 2000), donde autoridades, organizaciones públicas, instituciones y la comunidad deben trabajar en conjunto para elevar las condiciones de vida, educación, vivienda, trabajo y cultura en armonía con su entorno (MINSA, 2006); reportándose además que la ejecución de los Municipios Saludables contribuye a mejorar la seguridad alimentaria y nutricional a nivel local (Cerqueira et al., 2003).
Adicionalmente, dicha estrategia involucra otros programas de promoción de salud para un abordaje en conjunto, por lo que fueron incluidos en la revisión y análisis de la investigación. Entre ellas se tiene a las Escuelas Saludables que funcionan junto a los municipios y a los Ministerios de Educación y Salud, para mejorar la calidad de vida y bienestar de la sociedad (Chumpitaz, 2015), transformando visiones, actitudes y hábitos mediante los conocimientos adquiridos en la escuela (Velásquez, 2012b). Por otra parte, en los Barrios Saludables (Loewenson y Obando, 2017) se hace mención a la seguridad alimentaria, definida como el acceso (económico, social y físico) a alimentos inocuos, nutritivos y suficientes que satisfagan las necesidades nutricionales de una persona, de modo que pueda tener una vida activa y sana (Cartín, 2014); mientras que los Espacios Saludables aluden a actividades de saneamiento ambiental, educación y comunicación para la salud (Puertas et al., 2004), en tanto que los Hospitales Verdes y Saludables se orientaron a reducir la huella ambiental generada dentro de su sector (OMS, 2011; Red Global de Hospitales Verdes y Saludables, 2014).
Respecto a las Fronteras Saludables, se ejecutaron proyectos de producción pecuaria para mejorar la seguridad alimentaria y la economía familiar (Jiménez, 2012). Siguiendo la misma línea, los Municipios Productivos coordinaron acciones para fomentar la actividad agropecuaria sustentable (Miyar y Moreno, 2005) y las Universidades Saludables se constituyeron para aportar conocimientos y colaborar en el hallazgo de soluciones a problemas locales, reportándose como una de las estrategias de cooperación en los sistemas pecuarios (Reyes, 2018b).
Los programas de Parques Saludables y Viviendas Saludables se orientaron a abordar factores determinantes de salud relacionados a su entorno, promoviendo ambientes y estilos de vida saludables en ambas iniciativas (Peñaherrera y Palomino, 2007; Santa María, 2008). Las Viviendas Saludables forman parte de la estrategia de Municipios Saludables y abordan además la identificación de sus problemas y necesidades (Villanes y Morales, 2018) para mejorar las condiciones de educación, ingresos y desarrollo integral de los miembros de la vivienda (Álvarez del Villar, 2010).
Asimismo, los mercados y centros de abastos son administrados por las municipalidades provinciales y distritales, por lo que con el fin de promover la alimentación saludable y brindar seguridad alimentaria se creó el programa de Mercados Saludables. Mediante esta estrategia se evalúa si los alimentos, productos comestibles y bebidas cumplen condiciones salubres y de calidad para ser comercializados y distribuidos (Vergara, 2017), ya que al ser puntos de distribución para todo tipo de consumidor, poseen una gran capacidad para afectar la salud humana de forma positiva o negativa (Holmes, 2003).
Las funciones del médico veterinario, formuladas a partir de la revisión bibliográfica se clasificaron por categorías de trabajo basadas en la Ley N.º 31151 que define a las áreas de salud animal, producción animal sostenible (seguridad alimentaria), salud ambiental y conservación de la biodiversidad, y salud pública, como parte del ámbito de ejercicio profesional del médico veterinario. Para la categoría de producción animal y seguridad alimentaria se incluyeron las experiencias de los Municipios Saludables de Venezuela, Perú y Colombia. A ello se adicionaron las actividades ejecutadas en las Fronteras Saludables, Municipios Productivos y Universidades Saludables de Argentina, Paraguay, Costa Rica, Uruguay y Cuba por haber reportado funciones semejantes. En este contexto, la participación del médico veterinario es determinante, dado que debe asegurar la generación de productos y subproductos de origen animal que se encuentren disponibles de forma segura, suficiente y con una calidad nutricional que cubra las necesidades fisiológicas de una persona para una vida sana (Maldonado, 2018).
El enfoque actual de la producción pecuaria exige una visión integral que ofrezca rentabilidad, sostenibilidad y respeto por el medio ambiente y la salud de la población (Echevarría, 2012). Por consiguiente, un sistema de producción sostenible disminuirá el costo de los alimentos y facilitaría su acceso a poblaciones con escasos recursos y problemas de desnutrición (Maldonado, 2018).
En este sentido, respecto a la función «capacitación en sistemas de producción animal sostenibles» es crucial mencionar que la FAO reconoce al médico veterinario como profesional clave en el desarrollo pecuario sostenible, por ocuparse de aspectos técnicos, económicos, ecológicos y sociales al desarrollar sus actividades dentro este sector (Vargas et al, 2012).
Dentro del marco del desarrollo pecuario sostenible, también se generan estrategias de evaluación y buenas prácticas ganaderas, capacitando al productor primario en temas sobre inocuidad y eficiencia productiva (Sánchez y Valencia, 2020). La capacitación de productores por parte del médico veterinario se considera un factor clave que promueve el desarrollo agrícola, particularmente si combinan teoría y práctica, ofreciéndoles herramientas para optimizar el manejo y sus conocimientos (Maldonado, 2018). Asimismo, los pequeños productores contribuyen significativamente a la creación de trabajo en zonas rurales, reducen la pobreza y fortalecen la sostenibilidad de los recursos naturales (FAO et al., 2020).
La función de «elaboración y desarrollo de proyectos para la implementación de sistemas productivos de las diversas especies pecuarias» le compete al médico veterinario porque conoce y ejecuta la gestión administrativa y analiza costos para la creación de proyectos pecuarios que sean sostenibles y compatibles con el bienestar animal y la legislación pertinente (Echevarría, 2012). A ello se suma la competencia de investigar y desarrollar técnicas innovadoras de manejo y asesora al productor en temas de buenas prácticas de gestión productiva (Casas, 2012).
En el campo de producción pecuaria se incluye la sanidad el cual se desarrolla mediante el análisis, diseño e implementación de planes sanitarios que se adapten al sistema que se está manejando (Moreno, 2016). Además se ocupa de la alimentación y nutrición animal mediante la formulación y aplicación de raciones según la fase productiva; conoce y aplica el manejo y conservación de forrajes, granos y subproductos; conoce y aplica herramientas para evaluar los procesos productivos de diversas especies animales y, con base a ello, emite juicios y plantea soluciones a los problemas que se puedan suscitar (Echevarría, 2012), manteniendo el bienestar en el hato y consecuentemente logrando mejorar la calidad y cantidad de alimentos producidos (Cartín, 2014).
En caso de la función «desarrollo de actividades de capacitación en manejo reproductivo y mejoramiento genético de especies productivas», el médico veterinario está facultado para identificar y evaluar la capacidad reproductiva de diversas especies animales y poner en práctica sus conocimientos teóricos y prácticos en biotecnologías para el manejo reproductivo. Asimismo, aplicar métodos de selección y cruza, estimando el valor genético de los ejemplares del hato e interpretando los resultados para el mejoramiento genético de los animales (Echevarría, 2012); es decir, evalúa y selecciona reproductores en base a sus características favorables con la finalidad de incrementar los índices de rendimiento de las explotaciones pecuarias (Ramírez, 2012).
Para la categoría de salud pública se plantearon funciones en base a las experiencias de los Municipios Saludables de Barbados, Perú, México, Argentina, Colombia, Brasil, Ecuador, El Salvador, Chile, Honduras, Bolivia, Guatemala, Paraguay, Uruguay, Bahamas, Antigua y Barbuda, Belice, Guyana, Dominica, Montserrat, San Vicente y Las Granadinas, Jamaica, Santa Lucía, Trinidad y Tobago, Surinam y Cuba; así como las actividades de las Escuelas Saludables de Costa Rica, Mercados Saludables, Municipios Productivos y Viviendas Saludables, por reportar funciones relacionadas a esta categoría. La salud pública en el campo de la veterinaria se caracteriza por aportar soluciones a problemas sanitarios que puedan surgir de la interacción entre humanos, animales y el ambiente (Gallego, 2018). Desempeña acciones en educación sobre problemas sanitarios comunes, así como su prevención y control; promueven el suministro de alimentos y nutrición adecuada; abastecimiento de agua potable y saneamiento básico; programas de inmunización contra zoonosis, entre otros (Sánchez y Valencia, 2020).
Se considera también competencia del médico veterinario la función «análisis de la situación sanitaria local», ya que puede dimensionar el impacto de problemas que puedan surgir desde el mundo animal, así como determinar y manejar estrategias viables para su resolución, recurriendo a sus conocimientos en el campo de la investigación y aplicando el método científico (Serra y Arcila, 2008). Del mismo modo le compete la función «elaboración y desarrollo de proyectos de vigilancia epidemiológica», puesto que para ello aplica los principios elementales de la epidemiología en la prevención, control y/o erradicación de enfermedades, teniendo la capacidad de aplicar el rastreo epidemiológico, muestreo y análisis de resultados ante la aparición de un brote (Villa, 2018).
Otra función del médico veterinario a nivel de municipios es la «elaboración y desarrollo de proyectos de vigilancia epidemiológica pos-desastres», considerada una de las funciones esenciales de la salud pública para reducir el impacto de emergencias y desastres que impacten en la salud de la población (Suárez et al., 2013) y que frenan el desarrollo y la superación de la pobreza al desencadenar pérdidas graves (Velásquez, 2012a), entre las que se incluyen muerte o desaparición de especies esenciales para el ecosistema o la subsistencia humana (Ortega et al., 2005).
La Ley N.º 27972 (Congreso de la República de Perú, 2003) menciona que le compete a la municipalidad coordinar acciones, crear y desarrollar un plan de contingencia para prevenir y atender situaciones de emergencia y desastres. Para abordar adecuadamente esta función, se requiere la participación del médico veterinario en los equipos de Gestión del Riesgo de Desastre, puesto que su formación le permite diseñar, gestionar y evaluar proyectos para enfrentar estas emergencias sanitarias y desastres (Villa, 2018). Además, se encarga de organizar la primera barrera de contención, preservar la fauna, ejecutar medidas para garantizar alimentos inocuos (mediante análisis de riesgos, inspección y control de cocinas comunitarias y alimentos donados), controlar y prevenir zoonosis y la aparición de reservorios de vectores. También gestiona el manejo y distribución de vacunas y fármacos (Villamil y Romero, 2003).
En el marco de vigilancia epidemiológica, les compete a los médicos veterinarios la función «elaboración y desarrollo de proyectos de vigilancia, prevención y control de enfermedades zoonóticas y enfermedades transmitidas por vectores». Ellos juegan un rol clave para prevenir y atender problemas sanitarios de importancia en salud pública de origen animal o causado por vectores (Reyes, 2018a). Para ello aplica un enfoque de prevención, control y erradicación de enfermedades integrando conocimientos en vigilancia epidemiológica y características fisiológicas entre especies, estableciendo un lazo entre la salud animal y la humana (Villa, 2018).
La función de «elaborar y desarrollar campañas sobre sanidad y control de alimentos» es labor del médico veterinario porque tiene la capacidad de identificar zoonosis y enfermedades de transmisión alimentaria (ETAS) desde su etiología, patogenia, transmisión, signología, sus consecuencias y repercusiones sobre la población humana (Vidal et al., 2013). También se controla los peligros físicos, químicos o biológicos que puedan resultar significativos en la inocuidad de un producto (Giles, 2020) mediante la inspección de productos y/o subproductos de origen animal para poder certificarlos como aptos para consumo humano (Villa, 2018).
Además, se consideran funciones de los médicos veterinarios el «organizar y ejecutar capacitación sobre el manejo adecuado de alimentos» porque poseen conocimientos sobre análisis de riesgos, control de puntos críticos y buenas prácticas de manufactura que garanticen la higiene de los alimentos en toda la cadena alimentaria (Vidal et al., 2013), los que pueden ser impartidos para disminuir la incidencia de ETAS y asegurar alimentos inocuos y de calidad (OMS, 2006). Además, son competentes para el control de proveedores, saben realizar auditorías, aplican medidas para controlar plagas, conocen las normas para otorgar certificación de calidad, poseen conocimientos sobre el diseño adecuado de instalaciones, limpieza y desinfección adecuada (Giles, 2020), por lo que pueden proporcionar estos conocimientos, mediante capacitaciones al personal que supervisa y monitorea centros de expendio de alimentos.
En cuanto a «organizar y ejecutar campañas de educación sanitaria», «elaborar y desarrollar campañas educativas sobre enfermedades zoonóticas» y «organizar y ejecutar campañas educativas sobre tenencia responsable», son funciones del médico veterinario porque conoce y comprende la etiología, patogenia, transmisión y sintomatología que producen las zoonosis (Villa, 2018), así como las medidas de control y prevención de estas (Casas, 2012). Asimismo, aplica conceptos, normas, principios y convenciones que sostienen el cuidado, bienestar y tenencia responsable de los animales domésticos (Villa, 2018).
Velásquez (2012b) afirma que la educación para la salud debe complementarse con la comunicación, por considerarse vitales para alcanzar los objetivos de promoción de la salud. Ello debido a que la educación permite cambiar hábitos y conductas mientras que la comunicación facilita comprometer a la comunidad; asegurando de esta manera la prevención de enfermedades, el bienestar y tranquilidad de los integrantes de una comunidad (Vargas et al., 2012). En este contexto, los médicos veterinarios tienen la capacidad de educar sobre tópicos relacionados a la salud, promoción de cambios de hábitos y pueden ser buenos líderes para empoderar a la comunidad y promover salud (OMS, 2002).
Para la categoría de salud animal se consignaron las experiencias de los Municipios Saludables de Colombia y los Municipios Productivos de Cuba por referirse a tópicos semejantes. La salud animal se considera un elemento crítico en el bienestar y estado sanitario de animales y humanos. En primer lugar, por la existencia de agentes patógenos zoonóticos y en segundo lugar, porque si se le suma el bienestar animal, se promueve la productividad, la oferta de alimentos y el desarrollo económico y social (Javitt, 2013).
Las funciones «desarrollar atención veterinaria básica para animales de compañía» y «organizar y ejecutar campañas de vacunación para canes, felinos y otras especies domésticas» les competen a los médicos veterinarios, ya que basándose en sus conocimientos para la evaluación, manejo, anamnesis, aplicación de pruebas, interpretación de resultados, etc. (Taylor y Cervantes, 2012), establecen un diagnóstico, tratamiento y medidas de prevención de enfermedades de las especies domésticas (Serra y Arcila, 2008). Adicionalmente, Frago (2012) afirma que la medicina veterinaria administra o supervisa los programas de prevención y control de enfermedades, participa en campañas de vacunación periódicas y conoce que enfermedades deben ser notificadas de manera obligatoria, con el objetivo de mitigar la transmisión de estas.
Respecto a la categoría de salud ambiental y conservación de la biodiversidad se incluyeron las experiencias de los Municipios Saludables de Cuba, Colombia, Costa Rica, Brasil, Bolivia, Argentina, Chile, Ecuador, Honduras, El Salvador y Perú, junto con los programas de Escuelas Saludables de Paraguay y Mercados Saludables de Surinam por registrar funciones referentes a la categoría. La relevancia de plantear estrategias que garanticen la salud ambiental radica en la estrecha relación del ambiente - población humana - población animal, ya que los determinantes ecológicos tienen influencia sobre la salud y bienestar de animales y humanos. Al mismo tiempo, las consecuencias en los componentes del ecosistema están influenciados sobre la condición sanitaria de las poblaciones humanas y animales (Zinsstag et al., 2011), considerando al trabajo intersectorial entre salud y ambiente como uno de los elementos esenciales para garantizar protección al ambiente (Salinas, 2019).
En este sentido, la función «elaborar y desarrollar proyectos de conservación ambiental», le concierne al médico veterinario porque, según la OPS (2003), este profesional realiza una importante labor científica en la planificación de protección del entorno ambiental gracias a sus conocimientos en análisis y gestión de riesgo medioambiental, manejo del ecosistema, toxicología, microbiología, zoonosis, producción pecuaria sostenible, etc. (Pons et al., 2012).
Por otra parte, las funciones «organizar y ejecutar campañas sobre educación ambiental» y «elaborar y desarrollar campañas educativas sobre conservación de fauna silvestre» son responsabilidades del profesional veterinario, porque estudia las interacciones entre la fauna silvestre, el ecosistema y su relación con la salud humana (Rojas, 2011) y reconoce los riesgos potenciales, que pueden impactar en el ambiente, provenientes de la producción animal no sostenible y la tenencia no responsable (Javitt, 2013), convivencia con animales sinantrópicos y comercialización de fauna silvestre (OPS, 2003); por lo que mediante diseño, gestión y evaluación de proyectos de concientización y gestión ambiental aseguran el uso sostenible y la conservación de especies que puedan resultar amenazadas (Javitt, 2013; Villa, 2018).
La función «organizar y ejecutar capacitación sobre manejo adecuado de desechos» se considera una actividad que debe incluir la participación del médico veterinario en el desarrollo de Municipios Saludables puesto que vela por la integración de la protección ambiental en el desarrollo de los sistemas intensivos (Villa, 2018), conoce y emplea el análisis de riesgos, ejecuta la gestión ambiental y concientiza a la comunidad (Frago, 2012), de modo que el promover el desecho adecuado de residuos sólidos aminora y controla la aparición de vectores y consecuentes alteraciones en la salud pública (Araujo, 2006).
CONCLUSIONES
A partir de la revisión realizada se concluye que la participación del médico veterinario dentro del desarrollo de la estrategia de Municipios Saludables es importante debido a que posee competencias profesionales necesarias para intervenir y liderar diversos proyectos municipales dentro de las áreas de seguridad alimentaria, producción animal, salud pública, salud animal y salud ambiental y conservación de la biodiversidad en el Perú.