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Revista Peruana de Biología

versión On-line ISSN 1727-9933

Rev. peru biol. v.10 n.1 Lima ene./jul. 2003

 

Restos vegetales del sitio arqueológico Casa Vieja, Callango (Ica)

 

Plant remains of archaeological site Casa Vieja, Callango (Ica)

 

José Roque1, Asunción Cano1 y Anita Cook2
1 Museo de Historia Natural, Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
2 Department of Anthropology, The Catholic University of America.

 

Presentado: 21/04/03
Aceptado: 19/05/03

 


Resumen
Se da a conocer los resultados de un estudio paleoetnobotánico realizado en el sitio arqueológico Casa Vieja, situado en Callango (sector inferior del valle de Ica), perteneciente al periodo Horizonte Medio. Se determinaron 23 especies, todas de la división Magnoliophyta, 18 (78%) en las Magnoliopsida y 5 (22%) en las Liliopsida. La familia Fabaceae resultó la mejor representada a nivel específico, con 6 especies. La mayoría de las muestras analizadas correspondieron a semillas de Gossypium barbadense "algodón". El setenta por ciento de las especies fueron probablemente utilizadas para la alimentación; el 48% para la confección y construcción y el 52% para atender necesidades de salud. 
Palabras clave: paleoetnobotánica, restos vegetales, Ica, Casa Vieja, Callango, Perú.

 


Abstract
A paleoethnobotanical study was carried out at the Middle Horizon archaeological site of Casa Vieja, located in Callango within the Lower Ica Valley. A total of 23 species were identified, all determined to be of the Magnoliopyta Division, 78 % (or 18 species) were Magnoliopsid and 22% (or 15 species) Liliopsid. The Fabaceae are the best represented family with 6 species. Most of the analyzed samples correspond to seeds of Gossypium barbadense "cotton". Seventy percent of the species were probably used as food; 48% for artifact-making and construction and 52% for medicinal and curative purposes.
Keywords: paleoethnobotany, plant remains, Ica, Casa Vieja, Callango, Peru.

 


Introducción
La identificación y análisis de restos vegetales arqueológicos permite conocer las interacciones del hombre antiguo con el mundo de las plantas. Este acercamiento arqueobotánico aporta información para múltiples disciplinas, dado que estas interacciones proporcionan a la población humana una serie de recursos que afectan y modifican el desarrollo cultural (Hastorf & Popper, 1988; Johannessen, 1988).
El departamento de Ica ha sido una de las más notables regiones de la costa en cuanto al desarrollo y asentamiento de pueblos y culturas precolombinos, cuyos más remotos indicios datan de hace aproximadamente diez mil años, desde el periodo Lítico hasta el Horizonte Tardío, con ocupación Inca y colonial (Cook, 1994, 1999; Rowe, 1961; Silverman, 1985). Todas las culturas que se desarrollaron en esta zona utilizaron como medios de subsistencia los recursos que les ofrecía la naturaleza, a la vez que aplicaban sus conocimientos empíricos, de agricultura y domesticación de animales (Towle, 1961; Yacovleff & Herrera, 1934).
Estudios con referencia a restos vegetales recuperados en sitios arqueológicos del Perú, principalmente de la costa, documentan el papel de las especies vegetales en la vida del peruano precolombino. En 1934, Yacovleff & Herrera, basándose en fuentes históricas, botánicas y arqueológicas, nos informan acerca de las especies vegetales que interesaban a nuestros antepasados antes de la Conquista y qué utilidad supieron darle a ellas; Towle (1961) da a conocer los resultados de sus investigaciones realizadas con cerca de dos mil especímenes depositados en la Universidad de Columbia, EE. UU., entre especies silvestres y cultivadas procedentes de varios sitios arqueológicos del Perú, principalmente de la costa. En la década de los ochenta, Ugent et al. (1982, 1983, 1984, 1986) identifican y analizan los restos arqueológicos de tubérculos y raíces tuberosas encontrados en varios sitios costeños, principalmente del norte del Perú. Sandweiss (1992) analiza el sitio arqueológico denominado "Lo Demás" perteneciente al Horizonte tardío (Inca) y situado en el extremo norte del valle de Chincha (Ica); en él discute acerca del papel que las plantas desempeñaron en un pueblo con una alta especialización laboral. Silverman (1993) hace un análisis de los restos vegetales recuperados en Cahuachi (Ica) y los clasifica según la utilidad que tuvieron o podrían haber tenido. Sandweiss et al. (1998, 1999), trabajando en Quebrada Jaguay, costa sur del Perú, descubrieron restos de actividad pesquera que data desde hace trece mil años hasta aproximadamente 9000 años antes del presente, en donde, junto con restos de recursos marítimos, aparecen restos de Lagenaria siceraria y Equisetum sp., entre otros.
Entre 1988 y 1990, Cook (1994) dirigió una prospección arqueológica en el valle bajo de Ica con la meta de completar el trabajo de reconocimiento de sitios prehistóricos empezado en 1975 por el Instituto Nacional de Cultura (INC) y dirigido por Williams y Pazos. Uno de los objetivos era evaluar la evidencia de una expansión costera del imperio Wari y examinar ciclos de complejidad política y económica en el valle a través del tiempo (Cook 1989a; 1989b; 1990a, 1990b, 1990c, 1992a, 1992b, 1994, 1999; De Leonardis n.d.1, n.d.2, 2000). Entre los asentamientos identificados durante la prospección, el sitio de Casa Vieja (PV62-D7) fue escogido para investigaciones más intensivas. Los restos macrobotánicos presentados en este estudio es material recogido de las zarandas durante las excavaciones.

Área de estudio
El valle de Ica presenta un clima muy árido, con temperaturas medias entre los 18 oC y 20 oC, en tanto que las temperaturas mínimas extremas no bajan de los 8 oC durante el invierno (IGN, 1989; Peñaherrera, 1969). Las precipitaciones son inferiores a los 15 mm anuales o prácticamente no se presentan; en general son de régimen de verano y en ningún caso, salvo durante la presencia de eventos fuertes de El Niño, como el de 1998, se presentan las precipitaciones de tipo invernal (julio-agosto). 
El sitio arqueológico Casa Vieja (PV62-D7) se encuentra situado en el distrito de Callango, en el sector inferior del valle (Fig. 1). Este yacimiento se extiende desde el río hasta los 350 m al este, donde se encuentra ubicada una acequia moderna, lo que ha dificultado definir hasta dónde se extendió el sitio originalmente. La ocupación del sitio es principalmente Nasca tardío (fases 7-9), la que correspondería al fin del Intermedio Temprano y el Horizonte Medio 1, vinculado con influencias serranas del Wari ayacuchano.

 

 

Material y Métodos
Los materiales y métodos empleados en las identificaciones empezaron con la formación de una colección de referencia de plantas actuales del valle, con la finalidad de servir como patrón de comparación. Asimismo, se utilizaron muestras arqueobotánicas comparativas existentes en el laboratorio de Florística del Museo de Historia Natural. Para la observación y comparaciones respectivas se emplearon estereoscopio, microscopio compuesto, pinzas finas y estiletes. Igualmente, se empleó bibliografía especializada, tanto de reconocimiento de restos vegetales (Pearsall, 1989; Stephens, 1970; Towle, 1961) como catálogos ilustrados de frutos y semillas de plantas actuales (Gunn & Ritchie, 1988; Martin & Barkley, 1961).
Los restos vegetales de Casa Vieja procedieron de dos tipos de fuentes: 1) muestras de 5 litros de suelo que se separaron de cada contexto arqueológico excavado. Un litro fue guardado para análisis futuros, dos litros fueron flotados y dos litros han sido zarandeados en seco a través de distintos tamaños de malla (Cook & Parrish, en prensa); 2) muestras que incluyeron todo el suelo excavado (menos las muestras de suelo). Este material pasó por una zaranda en el campo y los restos retenidos fueron analizados en el presente estudio. En otro artículo (Cook & Parrish, en prensa) se presenta los resultados de la flotación de las muestras de suelo recogidas en Casa Vieja, para un mejor entendimiento de los contextos arqueológicos.

Resultados
En el presente estudio se revisaron 118 catálogos provenientes de cinco sectores de excavación. El total de las muestras botánicas correspondió a la división Magnoliophyta, distribuidas en la clase Magnoliopsida, con 18 especies (78% del total) y cinco especies (22%) en la clase Liliopsida (Tabla 1). Algunos otros restos fueron identificados sólo hasta los niveles de familia y clase debido a la ausencia de caracteres taxonómicamente significativos. 

 

 

La mayoría de las muestras analizadas (Figs. 2_-5) correspondieron a semillas sueltas de Gossypium barbadense "algodón" (72%), seguido de lejos por fragmentos de frutos y semillas de Prosopis sp. "huarango" (8%), tusas de Zea mays "maíz" (6%) y tallos de Phragmites australis "carrizo" (5%). La familia Fabaceae resultó la mejor representada a nivel específico, con seis especies, seguido por las Solanaceae, Cucurbitaceae y Poaceae, con dos especies cada una.

 

 

 

 

 

Discusión y Conclusiones
Si bien es cierto que se determinaron 23 especies, existió un grupo de muestras que quedó identificado solamente hasta los niveles de clase y familia. La identificación de los fragmentos de tallos, frutos, semillas y hojas hasta niveles taxonómicos inferiores estuvo dificultada por la ausencia de caracteres que permitieran una determinación más precisa y debido al estado de conservación (varios estuvieron carbonizados). Es importante señalar que casi todos los restos estudiados correspondieron a material fragmentado, siendo muy pocos los casos, como frutos de Capsicum sp. y semillas de Gossypium barbadense, en donde el material se conservó entero.
La totalidad de las especies identificadas poseen alguna utilidad para el hombre. Las necesidades básicas de alimentación, vivienda, vestimenta y salud fueron, aún lo son, cubiertas parcialmente por las plantas encontradas en Casa Vieja (Tabla 2). Dentro del rubro alimentario se ubica la mayoría (70%) de las especies identificadas. En este grupo, Zea mays "maíz " y Prosopis sp. "huarango" con sus restos de tusas y legumbres, respectivamente, destacan por ser las especies más constantes en aparición en los catálogos estudiados. Otras especies presentes en menor grado son Lagenaria siceraria "mate" (fruto), Cucurbita maxima "zapallo" (semilla), Phaseolus lunatus "pallar" (legumbre y semilla) y P. vulgaris "frejol" (legumbre y semilla). Las raíces tuberosas y tubérculos han sido relativamente escasos, debido probablemente a que son precisamente estos órganos las partes comestibles. Un estudio más detallado de estos restos podría confirmar la presencia de Bunchosia sp. "ciruelo del fraile" y Schoenoplectus californicus "totora", aunque este último parece haber sido utilizado como alimento sólo en el altiplano peruano-boliviano (Heiser, 1979).

 

 

El segundo rubro en importancia es el industrial. Dentro de esta categoría están ubicadas aquellas plantas que sirvieron para la fabricación y manufactura de bienes que ayuden a cubrir determinadas necesidades. En este grupo se ubican 11 especies (48%). Las semillas de algodón, G. barbadense, se constituyen como los restos de mayor abundancia y frecuencia, no sólo de este rubro sino de todo el grupo de restos recuperados de Casa Vieja. Esto no viene sino a confirmar el papel preponderante que cumplió esta especie en las culturas prehispánicas peruanas, fundamentalmente por el empleo de sus fibras (Stephens & Moseley, 1974; Towle, 1961). Además del algodón, el huarango y el carrizo aparecen como las dos especies más importantes en este rubro. Restos de corteza y ramas, así como de madera carbonizada de huarango nos pueden dar una idea del papel que cumplió como fuente de combustible, de la misma manera que los troncos sirvieron como soporte de las viviendas y demás construcciones (Horkheimer, 1973). Un papel análogo lo cumplió el carrizo, representado principalmente por sus cañas huecas, al servir como materia prima para la construcción de las paredes de los edificios y, en menor medida, como combustible. Otras especies que pudieron tener una función industrial son Inga feuillei "pacae" (madera), Lagenaria siceraria "mate" (recipientes) y Zea mays "maíz" (fibras). La caña brava, Gynerium sagittatum, pudo haber sido utilizada de manera similar que el carrizo, en tanto que los frutos del choloque, Sapindus saponaria, por su contenido en saponinas, podrían haber sido aprovechados para la higiene personal, lavar las vestimentas y demás, así como las semillas en adornos u objetos lúdicos de los niños. Los tallos de algunas ciperáceas, tales como Schoenoplectus sp. "junco", se utilizaron para la confección de cuerdas, de la misma manera como se realiza en algunos sitios en la actualidad (Heiser, 1979; León, 1993).
El tercer rubro considerado lo constituyen aquellas plantas que pudieron satisfacer necesidades referentes a la salud, aunque en este caso el análisis puede entrar en el terreno especulativo. El empleo actual que se les da a algunas de las especies vegetales encontradas en Callango nos puede dar cierta idea acerca del uso que pudieron tener (Sejuro, 1990; Soukup, 1987; Yacovleff & Herrera, 1934). En este grupo se encuentran algunas plantas ya nombradas anteriormente, tales como Capsicum sp., Cucurbita maxima, Gossypium barbadense, Lagenaria siceraria, Phaseolus lunatus y Zea mays, entre otras. 
Es necesario indicar que casi todas las especies identificadas en los restos vegetales del sitio Casa Vieja están presentes actualmente, en menor o mayor grado, en el valle (Tabla 3). No se ha logrado documentar la presencia de cultivos de Annona cherimola "chirimoya", Canavalia spp. "pallar de los gentiles" y Manihot esculenta "yuca", aunque por la distribución de estos cultivos y las características geográficas y climáticas del valle, es posible que existan más en menor escala. Otras especies, de las que no se posee ningún dato sobre su presencia y se presume su ausencia en el valle, son Arachis hypogaea "maní", Schoenoplectus californicus "totora" y Lagenaria siceraria "mate".
En cuanto a las especies de "huarango" Prosopis juliflora y P. chilensis, cabe señalar que no están registradas para el departamento de Ica (Brako & Zarucchi, 1993), donde se encuentran los sitios arqueológicos Cahuachi, Nasca y Huaca del Loro, lugares en donde han sido encontrados, según Yacovleff & Herrera (1934) y Towle (1961); en lugar de aquéllas, las especies P. pallida y P. affinis sí están registradas y en algunos lugares forman relictos de bosques, como en Nazca (León et al., 1997). Los frutos recuperados en Casa Vieja no constituyen datos suficientes para determinar la especie, dado que las claves de identificación se basan principalmente en caracteres foliares, ausentes en este yacimiento.
La revisión del material vegetal comprendió dos especies que han sido consideradas intrusivas. La primera fue una semilla entera y un fragmento de la testa de otra de Mangifera indica "mango". Al parecer, este árbol frutal fue introducido al Perú recién en el siglo XIX (Soukup, 1987) y no existe ningún indicio arqueológico o documentario acerca de su presencia en las culturas prehispánicas peruanas. La segunda comprendió fragmentos de cáscara de Citrus sinensis "naranja". Según Cobo, citado por Soukup (1987), los primeros naranjos, junto con otros cítricos, llegaron al Perú con los primeros españoles, a inicios del siglo XVI. 
Finalmente, se debe indicar que el 61% de las especies encontradas en el sitio arqueológico Casa Vieja ya eran cultivadas por entonces (600-1000 años d. C.), mientras que el 39% restante (Bunchosia sp., Gynerium sagittatum, Parkinsonia aculeata, Phragmites australis, Pluchea chingoyo, Prosopis sp., Sapindus saponaria, Schoenoplectus sp. y S. californicus) crecía silvestremente, como lo siguen haciendo muchas de ellas en la actualidad, a lo largo de todo el valle del río Ica (Roque & Cano, 1999).

Agradecimientos
Debemos expresar nuestros sinceros agradecimientos a la arqueóloga Susana Arce, directora del Museo Regional de Ica y al C. P. C. Jorge Ramos, director en ese entonces del Instituto Nacional de Cultura-Ica, por brindarnos las facilidades del Museo Regional para el estudio de los restos vegetales. Igualmente, a Guillermo "Piro" Morón, por su valioso apoyo en el Museo Regional de Ica. A la Dra. Elida Carrillo por permitirnos revisar las colecciones depositadas en el Herbario San Marcos (USM). Por la revisión crítica del manuscrito y por sus acertados comentarios queremos finalmente agradecer al Dr. Daniel Sandweiss.

Literatura Citada
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Correspondencia
1 Museo de Historia Natural, Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Apartado 14-0434, Lima 14, Perú.
2 Department of Anthropology, The Catholic University of America. Washington, D. C. 20064.
E-mail: José Roque peperoque@yahoo.com
E-mail: Anita Cook cook@cua.edu