Durante las últimas décadas, el mundo se ha expuesto a una serie de amenazas por brotes virales emergentes de diferente índole, los cuales, sólo al estudiarlos en detalle, surge la posibilidad de comprender su verdadero impacto, no sólo de forma inmediata, si no también, a largo plazo 1.
Recientemente, el 12 de diciembre de 2019, la Comisión Municipal de Salud de Wuhan, en la República Popular de China, hizo público un reporte de 27 casos humanos quienes cursaron con una neumonía viral, de los cuales 7 pacientes se encontraban en condiciones críticas 2, la cual tenía como etiología un nuevo patógeno humano con alta capacidad zoonótica, conocido provisionalmente como Coronavirus novel 2019 (2019-nCoV), y unas semanas después como Enfermedad por Coronavirus 2019 (COVID-19) causada por el virus SARS-CoV-2 3.
Los principales síntomas asociados a esta virosis son fiebre (83-98%), tos (76-82%), disnea (31-55%) y dificultad respiratoria (17-29%), entre otros que aún están en estudio como hallazgos radiográficos en aquellos pacientes quienes presentaron compromiso grave 1,3,4, presentando alta similitud con la sintomatología causada por los coronavirus respiratorios del Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS-CoV) y del Coronavirus del Síndrome Respiratorio del Medio Oriente (MERS-CoV) 5-7. Entre dichos hallazgos se ha descrito en tomografías de pulmón opacidades en vidrio esmerilado, mixtas con imágenes de consolidación, agrandamiento vascular en la lesión y bronquiectasias de tracción 8.
Durante las primeras semanas del año 2020, el mundo evidenció el surgimiento del COVID-19, cuya letalidad estimada durante los primeros dos meses de su aparición, oscila entre 2-3%, con un 10% de la población afectada presentando manifestaciones clínicas graves 9,10, estando detrás del SARS-CoV, el cual causó epidemias en China durante el periodo de 2002-2003 y el MERS-CoV, que afectó a Arabia Saudita y países vecinos en el periodo entre 2012-2013, y continua hasta la actualidad generando casos en humanos 4,7,11. Dichos síndromes alcanzaron mortalidades cercanas al 10% y 37% respectivamente 12.
La epidemia de estas infecciones emergentes está influenciada por numerosos factores como el cambio climático, los niveles de urbanización, número de viajes aéreos, condiciones socioeconómicas de cada población, entre otros factores. En el caso del COVID-19, preocupó especialmente el hecho de que la ciudad de Wuhan, en la provincia de Hubei, la cual tiene cerca de 11 millones de habitantes, posee uno de los aeropuertos internacionales más grandes de China, con conexiones aéreas directas con gran parte de las principales ciudades del mundo, en el caso de América Latina, con conexiones a través de Estados Unidos, hacia ciudad de México, Sao Paulo y Bogotá, facilitando la propagación de estos virus 3,13.
En las siguientes semanas, países fuera de China reportaron casos importados. Reconociendo la importancia del control epidemiológico para prevenir y controlar la propagación del COVID-19, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el 30 de enero de 2020, el brote como una emergencia de salud pública de importancia internacional, lo cual, configura una alerta global que le indica a las autoridades de cada nación implementar medidas de vigilancia, pruebas diagnósticas, estrategias de manejo del paciente y comunicación adecuada de la información, con la finalidad de prepararse frente a la posible llegada de casos importados de cualquier lugar del mundo dónde el virus emergente esté presente, y no sólo de China 3,13. El día 11 de marzo de 2020, la OMS declaró al COVID-19 en situación de pandemia.
Diariamente, la OMS genera reportes de situación epidemiológica relacionados a la infección global por SARS-CoV-2 14, los cuales son actualizados en tiempo real, como el caso de la página de la OMS, ProMEDmail, o el sitio web especializado de la Universidad John Hopkins llamado "Coronavirus COVID-19 Global Cases / CSSE" 5,14. El segundo, tiene la participación activa de múltiples agencias internacionales entre las cuales destaca la Sociedad Internacional para Enfermedades Infecciosas, y un equipo experto en enfermedades infecciosas, quienes revisan cada reporte, para posteriormente actualizar la plataforma 5.
A la fecha, 18 de marzo de 2020, el número total de casos registrados en el mundo es de 214 010, de los cuales, China aporta 81 102 casos (37,89%), y el restante de 132 908 casos (62,11%) en los demás países, donde destacan Italia, con 35 713 casos (16,89%), Irán con 17 361casos (8,11%) 15 y España con 11 309 casos (6,49%). El número de muertos a la fecha es de 8727, lo cual establece, una letalidad de 4,08%.
Es importante recalcar que el mayor número de casos para una ciudad persiste en la provincia de Hubei (casi 68 mil casos), sin embargo, con el pasar de las semanas, hemos visto como la extensión de la enfermedad ha superado fronteras geográficas y se empiezan a notificar casos en distintas regiones del mundo, por lo cual, la proporción de casos en China, incluso, comienza a disminuir.
Como era de esperar, el COVID-19 llegó a América Latina y el Caribe, el día 25 de febrero de 2020, cuando el Ministro de Salud de Brasil confirmó el primer caso en la región 16. Hasta el momento, todos los países de Sur América están afectados, con más de 350 casos en Brasil. Argentina, con 79 casos, ha sido el primer país en reportar una muerte asociada al mismo 16 (Figura 1). En el caso del Perú, el 6 de marzo de 2020 se confirmó en un piloto comercial que regresaba de vacaciones en Europa, y a la fecha ya son 145 los casos confirmados sin ninguna muerte. La mayoría de los casos en América Latina son procedentes de Europa, particularmente de Italia y especialmente de ciudades del norte de dicho país. Por ello, Italia más que China, se ha convertido en uno de los países a tener en cuenta en la sospecha de infección por SARS-CoV-2, seguido por España para países de América Latina Figura 1). Como se aprecia, muchos países latinoamericanos, ya no están en fase de preparación sino en fase de contención y se deben activar en cada una de las instituciones de salud los protocolos correspondientes. En el último reporte de situación de la OMS, la gran mayoría de los países de las Américas empiezan a presentar transmisión local.

Figura 1 Origen geográfico de los casos importados a diferentes países de América Latina, de COVID-19, al 17 de marzo de 2020.
Pese a que otros países aún no se han visto afectados en la región (e.j. El Salvador, Belize), las instituciones gubernamentales y no gubernamentales deben estar implementando procesos de preparación y controles de riesgo. En todo caso, la carga que impondrá esta enfermedad respiratoria viral, se añade a la de las demás etiologías 17, así como de las causantes de fiebre, especialmente en América Latina, el caso del dengue y de otras epidemias reemergentes como el sarampión 16. Se deben establecer políticas relevantes, como la realización de un buen triaje al paciente desde su ingreso a las instituciones de salud, que permita un abordaje oportuno del paciente (Tabla 1).
Tabla 1 Triaje en caso de COVID-19, instituciones de salud de América Latina.

* Grupos de alto riesgo: edad > 60 años o < 5 años; enfermedad crónica o debilitante (cardiopatías, enfermedad respiratoria crónica, diabetes mellitus, cáncer, condiciones con depresión inmunológica), gestación (último trimestre).
Se están evaluando varias drogas, entre ellas lopinavir/ritonavir, cloroquina, remdesivir, entre otras.
No en todos los países se dispone de pruebas estandarizadas de rRT-PCR (reacción en cadena de polimerasa de transcriptasa reversa en tiempo real) para hacer diagnósticos moleculares, y como si fuera poco, no se dispone aún en el mundo de una vacuna, ni de un tratamiento antiviral específico para el tratamiento de COVID-19. Por esta razón, la mejor estrategia de manejo, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), Atlanta, EUA, es evitar la exposición al virus y prevenir la infección 18,19. Las principales acciones para prevenir su propagación en viajeros se observan en la Tabla 2. Más allá de ello, hay gran heterogeneidad en la región y se encuentran por ello diferencias importantes en el abordaje de las estrategias de contención y mitigación. Se debe promover un uso racional de equipos de protección personal para los diferentes establecimientos de salud, con base en los resultados de diferentes estudios sobre ambientes y contaminación. Evaluar el riesgo de falsos positivos en zonas endémicas para pruebas de dengue, cuando los pacientes podrían tener COVID-19. También fomentar programas de prevención y promoción haciendo uso de la academia, estudiantes y profesores que aporten. Y finalmente, un uso racional de pruebas diagnósticas de SARS-CoV-2. No a toda la población habrá que hacerle pruebas. Se deben usar bajo criterios epidemiológicos y clínicos.
Tabla 2 Consideraciones y recomendaciones para viajeros en el contexto de prevenir la propagación del COVID-19 2,3,16.

Dada esta situación, organizaciones como la Sociedad Latinoamericana de Medicina del Viajero (SLAMVI), ha recomendado evitar viajar a China y otros países con alto nivel de transmisión 2,3, dado el riesgo de exposición potencial para contraer y propagar el virus. Siguiendo estas indicaciones, muchos eventos masivos han sido cancelados. En países como Italia se han cancelado clases en colegios y universidades, e incluso, al igual que en China, ciudades completas o el país han entrado en cuarentena, decisiones que han empezado a tomar países latinoamericanos como Ecuador, Perú y Colombia. Futuros eventos masivos, congresos al igual que eventos deportivos, como los tan esperados juegos Olímpicos de Tokio, Japón, que pretenden ser celebrados entre 24 de julio y 9 de agosto de 2020 20, se encuentran también en riesgo de cancelación, puesto que, en Japón, a la fecha se reportan 889 casos confirmados en su territorio, más, 712 a bordo del Crucero Diamond Princess que se encuentra anclado en el puerto de Yokohama 21.
En consecuencia, se evidencia la necesidad de mayor trabajo multidisciplinar para la prevención de enfermedades infecciosas, dado que existe una falta de infraestructura de salud para enfrentar desafíos de tales dimensiones. Por lo anterior, es imperativo estar preparados y tener una adecuada respuesta para la llegada de COVID-19 a otros países de Latinoamérica. Los países de la región deben tener una red de comunicación donde se pueden intercambiar experiencia en el abordaje de estos pacientes y en especial, cuando estos estén complicados, de lo cual surge la propuesta de la Red Latinoamericana de Investigación en COVID-19 (Latin American Network of Coronavirus Disease 2019-COVID-19 Research, LANCOVID-19, www.lancovid.org).
De igual forma resulta relevante que los países de la región se preparen para la posible transmisión sostenida en sus comunidades. En aquellos donde ya se han registrado casos importados, un trabajo intensificado en el contexto de la contención y mitigación. Apuntar al fortalecimiento de los sistemas de salud, la vigilancia de enfermedades y la debida evaluación de casos sospechosos de COVID-19, realizando una detección y diagnóstico temprano, capacitación y equipamiento del personal de atención y servicios con aislamiento adecuados, para evitar y controlar la propagación del virus. Sin embargo, y como es de esperar, esto implica implementar en las instituciones gastos y rubros adicionales al presupuesto, no previstos en 2019, que garanticen desde las compras vestimenta de protección, gafas anti- salpicadura, más guantes, así como capacitaciones al personal de salud en todos los aspectos relacionados, incluso el uso apropiado de tapabocas y mascarillas.
Finalmente, es importante recomendar en la región, que se fortalezcan las políticas de emergencia de salud pública de importancia internacional, con simulacros en todos los países, y que se refuerce el trabajo en las fronteras territoriales para identificar factores de riesgos mediante encuestas dirigidas y que desde los puestos de migración internacional se identifique al paciente y hacerle seguimiento, dando cumplimiento a las normas sanitarias internacionales.