Sr. Editor,
El servicio de infectología de un hospital general en Lima-Perú recibió pacientes procedentes del área de Salud Ocupacional, por continuar con la sintomatología que manifestaron en el momento agudo del COVID-19, a más de dos semanas de haber concluido su periodo de aislamiento.
Durante el mes de julio del 2020 se realizaron 43 evaluaciones a pacientes que habían culminado con el periodo de aislamiento luego de haber sido diagnosticado de COVID-19, según los criterios establecidos por la autoridad sanitaria (Ministerio de Salud del Perú), por continuar presentando manifestaciones clínicas similares a las que tuvieron durante la primera a segunda semana de enfermedad sintomática. Se seleccionaron 37 fichas de datos que cumplían el criterio de tener algún tipo de prueba confirmatoria de infección por SARS-CoV-2. Se encontró una edad promedio de 43 años con un rango de 27 a 62, con predominio del sexo femenino (27/37), en su mayoría procedían de áreas asistenciales (28/37), con un tiempo promedio de inicio de síntomas de 40 días (R: 31 a 64). La mayor parte de evaluados presentaron Ig G (12/37), seguido de Ig M (10/37), prueba molecular PCR (7/37), y 8/37 quienes tuvieron Ig M simultáneo con Ig G. Estas pruebas diagnósticas fueron proporcionadas por el Ministerio de Salud. Excepto un caso que requirió hospitalización por 11 días, los demás tuvieron manifestaciones clínicas entre leves a moderados, sin necesidad de hospitalización ni oxígeno suplementario. Al parecer, cada vez con más frecuencia se observa síntomas prolongados en casos leves de COVID-19 1,2.
La sintomatología presentada durante la evaluación, mayoritariamente son las mismas que presentaron durante el periodo de enfermedad, razón por lo que algunos pacientes consideraron que la enfermedad continúa, y mantuvieron su aislamiento domiciliario por más de 4 semanas. Las manifestaciones clínicas más frecuentes son de tipo doloroso, seguida de las manifestaciones respiratorias, que adicionalmente suelen ser las más incapacitantes, además, encontramos manifestaciones gastrointestinales, de salud mental, y otras (Tabla 1). No se ha conseguido dilucidar si la ansiedad, depresión y baja de peso, constituyeron parte de la sintomatología aguda inicial o es de aparición posterior.
Con relación al número de quejas clínicas presentadas, el 60% presenta de 2 a 3 (rango de 1 a 6), y de acuerdo con la ubicación anatómica y funcional, se encuentra que el aparato respiratorio es el más afectado, seguido de problemas neurológicos, otorrinolaringológicos, musculoesqueléticos, digestivos y psiquiátricos. Si bien, gran parte de los pacientes con COVID-19 se recuperan completamente y retornan a su salud inicial luego de dos a tres semanas de inicio de la sintomatología 3, existe otro grupo que manifiestan persistencia de la sintomatología en intensidad similar o menor a la presentada durante la etapa aguda de la enfermedad. No está claro que factores se asocian a esta persistencia, porque no sólo en casos personas mayores con enfermedad grave, sino también en jóvenes con enfermedades leves 2.
Los pacientes que han tenido COVID-19, deben ser sometidos a una evaluación exhaustiva con enfoque multidisciplinario, que permita identificar la presencia de secuelas por la enfermedad. Datos como el tiempo de hospitalización, la medicación recibida y el estado de enfermedades crónicas previo a la infección deben ser considerados, para determinar las secuelas atribuibles a la enfermedad. Con relación a la persistencia de sintomatología, se ha reportado que el 87,4% de síntomas están presente a los 60 días después del inicio de la etapa sintomática, siendo la más común fatiga 4.
Nuestro grupo de pacientes han sido evaluados entre 31 a 64 días después del inicio de síntomas (x=39,97 días). En ninguno de los casos se realizó estudios de presencia del SARS-CoV-2 luego del periodo de aislamiento, por lo que no es posible señalar persistencia de la enfermedad, secuela o reinfección, esto último particularmente en los tres pacientes que presentaron fiebre. En nuestra serie los síntomas persistentes más comunes han sido el del dolor torácico anterior o posterior (89%), la disnea a medianos o grandes esfuerzos (57%) y la tos (32%). En Italia, en 143 pacientes hospitalizados (siete con ventilación mecánica), también encuentran a la disnea (43%) y el dolor en el pecho (22%) como síntomas más frecuentes, teniendo también la presencia de fatiga (53%) y dolor articular (27%), además de tos, anosmia, enfermedad coronaria, rinitis, ojo rojo, cefalea, disgeusia, entre otros 4. Por otro lado, entre 274 pacientes en USA, encuestados 14 y 21 después del diagnóstico de COVID-19 los síntomas más frecuentes fueron fatiga (71%), tos (61%) y cefalea (61%) 5. De las manifestaciones clínicas encontradas tienen especial relevancia los síntomas respiratorios. Diversos estudios también reportan la fatiga y disnea como síntomas persistentes o prolongados en pacientes que cursaron con COVID-19, tanto severos como leves 6.
La OPS/OMS emitió una alerta 7 advirtiendo la presentación de secuelas respiratorias, neurológicas, psiquiátricas y psicológicas, en pacientes que cursaron formas graves de COVID-19. En este reporte, se informa secuelas en pacientes con formas leves a moderadas de COVID-19, y cuya variedad de problemas clínicos prolongados, obliga a organizar una respuesta sanitaria multidisciplinaria y reconocer a través de evaluaciones sistematizadas la severidad y el pronóstico de los pacientes
Si bien aún es incierto el futuro de los pacientes recuperados de COVID-19; queda claro que la persistencia de manifestaciones clínicas, su magnitud, impacto en la vida y salud del paciente, aún no han sido definidos con precisión. El presente reporte orienta a profundizar las investigaciones sobre este tema, y sensibilizar a los gestores de salud sobre la necesidad de intervenir en estos pacientes, particularmente en el ámbito laboral.