1. Introducción
Las cuestiones socioculturales son neurálgicas para comprender la cuarta ola reaccionaria protagonizada por las derechas radicales regionales. La llegada de Donald Trump a la presidencia de EE. UU. (2016) y, en nuestra región, la experiencia de Jair Bolsonaro en Brasil (2019-2022), destacan el lugar del discurso antigénero en el ascenso de las derechas radicales. Con retóricas seculares y religiosas basadas en la "ideología de género", conjugan incorrección política extrema, el despliegue de facetas del anticientificismo, racismo, xenofobia, misoginia y homofobia. Como señala Cas Mudde (2017), estas derechas radicales se expanden en el marco del juego democrático, a pesar de no respetar los valores liberales de las democracias contemporáneas. En Argentina, si bien desde el retorno de la democracia ha predominado una derecha liberal conservadora, en los últimos años crecieron actores y discursos radicalizados, aunque sin convertirse hasta el momento en extrema derecha, lo que supondría desplegarse por fuera de la idea mínima de democracia. Una de las vertientes de derecha radical sobresaliente en la política regional e internacional es el partido La Libertad Avanza (LLA) liderado por Javier Milei, a cargo de la Presidencia de Argentina desde el 10 de diciembre de 2023. Tras imponerse electoralmente en las elecciones primarias del mes de agosto como la más votada, la fórmula presidencial constituida por Javier Milei y Victoria Villarruel pasó a las generales y triunfó en el balotaje el 22 de noviembre de 2023.
Las elecciones presidenciales argentinas durante el año 2023 constituyeron un acontecimiento político con repercusión internacional. Una fuerza política nueva, constituida como un partido libertario, que se identifica y se reconoce en el campo de la derecha radical, y no reniega de sus ideas ni matiza sus discursos y prácticas desde el arribo al poder. El fundador y principal figura es Javier Milei, un economista de ideología anarcolibertaria que adquirió popularidad mediática desde el año 2017, con especial énfasis en el contexto de la pandemia por covid-19. Si bien Milei logró su primera victoria política en las elecciones legislativas del año 2019, en las que obtuvo una banca en la Cámara de Diputados de la nación, fueron los resultados de las elecciones primarias a la presidencia en agosto de 2023 los que revelaron una composición diferente del campo político argentino. Frente a las dos fuerzas principales que se disputaban la llegada a la Casa Rosada, las primarias arrojaron un escenario de tres partes: La Libertad Avanza (LLA), en primer lugar, seguido por Juntos por el Cambio y, en último lugar, Unión por la Patria que era la coalición gobernante. Esta escena expresó, a su vez, el corrimiento de la disputa hacia la que el partido libertario dirigió su ataque: a "la casta" (alude así a la clase política en su conjunto, incluidos allí jefes sindicales, periodistas, funcionarios, entre otros) y al Estado, al que define como parte y eje del problema.
Con la pretensión de delinear las singularidades de LLA respecto a las representaciones de género, este artículo se inscribe temporalmente en el marco que se inicia hacia el año 2018, con el debate parlamentario por la legalización del aborto, continúa con la consolidación de una derecha radical que se configura en torno a la llamada "ideología de género" y finaliza con los primeros meses de gobierno de LLA. Para ello, revisamos los discursos frente a las cuestiones de género y sexualidad, anudadas con las posiciones frente al Estado y al feminismo. Para reconstruir estos discursos, priorizamos una estrategia cualitativa de análisis discursiva, a partir de notas periodísticas, entrevistas, discursos de campaña, el acto y el discurso de asunción presidencial, el discurso de apertura de las sesiones legislativas, las intervenciones en el Foro de Davos, así como las interacciones en medios de comunicación y redes sociales. Consideramos, también, las conferencias de los ministros, secretarios, entre otras voces representativas del gobierno de Javier Milei. Asimismo, veremos algunas de las medidas iniciales que vislumbran la singularidad de la radicalización que representa en el campo de las derechas.
En el transcurso de lo que fue el ascenso de LLA como fuerza de derecha radical, ante el triunfo electoral y la llegada a la presidencia de Argentina de Javier Milei, nuestro foco se ha ampliado y mutado. Estudiar fenómenos sociales y políticos mientras suceden, en su inmediatez, resulta complejo y puede acarrear conclusiones apresuradas. Por tal motivo, en este artículo, analizamos y describimos el ascenso político de LLA, con especial foco en la figura de Javier Milei, y el período de los primeros cien días desde su arribo al Poder Ejecutivo de Argentina.
De esta trayectoria, nos interesa puntualizar cómo la "ideología de género" resultó nodal en una primera instancia de desmarginalización del conservadurismo radical (Strobl, 2022), y luego mostrar la especificidad de la derecha radical a partir de la campaña electoral de 2023. Si bien el caso argentino responde a la conceptualización de derecha radical que propone Cas Mudde, y comparte rasgos y formas con otros casos regionales, como Jair Bolsonaro o Donald Trump, se distingue de estos concretamente porque Javier Milei es realmente un outsider de la política, no tiene ningún lazo con una estructura partidaria previo a la creación de LLA, no tuvo un paso por la política en ningún ámbito hasta el año 2021 y no proviene de una familia de la clase política o económica nacional. A su vez, se destaca por autopresentarse como anarcocapitalista. Resulta paradigmático que sus alocuciones e intervenciones discursivas hiperideologizadas persistan más allá de la campaña electoral. A tres meses de asumir el Ejecutivo nacional, Milei persiste en un discurso eminentemente ideológico, que alterna selectivamente respecto al pragmatismo.
Otra aclaración importante para introducirnos en su estudio es considerar que el triunfo de Javier Milei de cara al balotaje no se explica solo por su potencia y "pureza". Los resultados de la elección general, tras las primarias, arrojaron como ganador a Sergio Massa de Unión por la Patria -entonces Ministro de Economía del gobierno de Alberto Fernández-, seguido por Javier Milei de LLA y tercera quedó Patricia Bulrich, candidata por la alianza entre el Partido Propuesta Republicana (PRO), Unión Cívica Radical (UCR) y la Coalición Cívica (CC). Estas elecciones dieron paso al balotaje entre Massa y Milei, y apuraron una alianza entre LLA y el PRO. Dos fuerzas de derecha, una radical y otra mainstream, liderada por sus candidatos presidenciales y con la anuencia del presidente Mauricio Macri (2015-2019), líder fundador del PRO, confluyen en este contexto.
En Argentina, que actualmente se encuentra en el epicentro de la derecha radical internacional, las disputas frente a los temas de género se tornan decisivas para organizar y radicalizar el campo de las derechas a partir del debate parlamentario sobre el aborto entre 2018 y 2020. La reacción al avance en materia de políticas sexuales consolida la identidad y cohesión de la derecha radical, que entonces desafía a la derecha mainstream representada por el PRO. La emergencia de LLA y el crecimiento de Javier Milei reflejan la potencia reaccionaria de la asociación entre género, marxismo y socialismo. En tal sentido, el combate a la "ideología de género" es un embate al Estado y a las políticas democráticas en su conjunto, asociadas al ideal igualador, emancipador y a los derechos. Por otro lado, en dicho combate, que reconstruimos a partir del discurso de Milei y sus funcionarios, junto con algunas medidas y políticas concretas implementadas en sus primeros tres meses de gobierno, se teje una trama moral que distingue entre el bien y el mal; y, por la forma autoritaria de dichos discursos, que en la caracterización de Steven Levitzky y Daniel Ziblatt (2018) son los de intolerancia con los oponentes políticos, validación de la violencia y la aceptación a medias de las reglas democráticas, encontramos indicios para sostener que algunos pilares propios del sistema democrático liberal representativo se encuentran amenazados.
2. "Ideología de género" y derechas radicales
Desde mediados de la década de 1990, y especialmente hacia la primera década de los años 2000, el campo de las ciencias sociales ha mostrado la emergencia de un movimiento antifeminista de carácter transnacional (Chappell, 2006; Corredor, 2019; Kuhar y Paternotte, 2018). A su vez, la embestida antifeminista y antigénero se encuentra fuertemente comprometida en las derechas radicales (Köttig et ál., 2017; Mudde, 2019). Por este motivo, para comprender la consolidación y desmarginalización de las derechas radicales, resulta imprescindible analizar la relación entre las derechas y la cuestión de género. En este sentido, la relación entre la radicalización del conservadurismo (Strobl, 2022) y la organización de la derecha radical con la cuestión de género, para el caso nacional y regional, ha sido abordada con especial énfasis en el modo en que la derecha configura la llamada "ideología de género". En esta línea, un trabajo fundamental es Habemus Género. La ideología de género y la Iglesia Católica, compilado por Sarah Bracke y David Paternotte (2017), en el que se investigan las agendas y políticas antigénero en países latinoamericanos y se muestra que las características de la ideología de género se construyen mediante un proyecto de conocimiento originado en la Iglesia católica, específicamente desde el Vaticano, basado en una visión esencialista de la diferencia sexual, que nos remonta a mediados de 1990 (cfr. Vaggione, 2005 y 2012; Vaggione y Campos Machado, 2020).
Entre los estudios que piensan la imbricación entre derechas, fundamentalismos religiosos y la ligazón constitutiva y confrontativa con la denominada "ideología de género", se destaca el de Morán Faundes y Peñas Défago (2020). Por su parte, autoras como Tjitske Akkerman (2015), Verónica Gago (2019) y Wendy Brown (2020), Andrea Bolcatto y Gastón Souroujon (2021); sostienen que no es posible explicar cabalmente el giro a la derecha en la región latinoamericana y en el mundo sin reparar en la emergencia masiva y la potencia contestataria de los feminismos. Para el caso argentino, ha sido especialmente abordado el surgimiento de la derecha radical y el activismo antigénero a partir del gobierno de Mauricio Macri (2015-2019), que funcionó como una "ventana de oportunidad" para el despliegue de estrategias que cuestionan el género, expandiendo su oposición más allá de las agendas doctrinales religiosas que habían sido su campo privilegiado de actuación (Caminotti y Tabbusch, 2021). En esta clave, un conjunto de investigaciones afirman que ante el cierre del ciclo de gobiernos progresistas, de la llamada "marea rosa", fue creciente el activismo neoconservador opositor al feminismo y a los derechos de las mujeres y disidencias (Caminotti y Tabbush, 2021; Friedman y Tabbush, 2020; Morán Fáundes y Peñas Défago, 2020; Torres, 2020). En esta senda, Flávia Biroli y Mariana Caminotti (2020) mostraron que las disputas relacionadas con las mujeres y los derechos LGBTIQ+ se convierten en una línea divisoria en las identidades de partidos, políticos y candidatos. El debate legislativo por la Ley de Interrupción del Embarazo, en 2018, constituyó un punto de inflexión en el campo de las derechas argentinas, es en ese momento en que se consolida y cohesiona la derecha radical conservadora y asume una identidad partidaria (Berdondini y Vinuesa, 2023a; 2023b).
En las últimas décadas la reflexión en torno a la categoría de derecha política estuvo íntimamente vinculada a las coyunturas en que fuerzas políticas de esta expresión accedieron al poder. Del universo conceptual que conforman los estudios sobre las derechas contemporáneas (Chalmers et ál., 1992; Dominguez et ál., 2011; Forti, 2021; Giordano, 2014; Harrison y Bruter, 2011; Kahhat, 2019 y 2021; Lancaster, 2019; Luna y Rovira Kaltwasser, 2011; Merkl y Weinberg, 2003; Middlebrook, 2000; Mudde, 2000), privilegiamos el término de derecha radical tal como lo repone Cas Mudde (2000; 2017; 2018; 2024). Más allá del amplio uso del concepto de "ultraderecha" para referir a la extrema derecha y a la derecha radical, es importante la diferencia al momento de acercarnos al fenómeno. Mientras las ultraderechas reaccionarias y autoritarias, o extremas derechas, se caracterizan por ser manifiestamente antidemocráticas, es decir, impugnan la democracia existente, el rasgo sobresaliente de la derecha radical es que acepta el juego de la democracia, se presentan a elecciones, pero minan la democracia combatiendo los principios de igualdad y reconocimiento (Morresi, 2022). De tal modo, si bien las derechas radicales no rechazan la democracia, cuestionan los elementos fundamentales de la democracia liberal entendida como una serie de valores y procedimientos relacionados con los derechos civiles, políticos y sociales, pluralismo y Estado de derecho. A su vez, Mudde define a la derecha radical a partir de tres dimensiones: la nativista, la populista y la autoritaria. Estas dimensiones asumen en los casos de estudio de Mudde, el europeo y norteamericano, unas características singulares. Cuando las comparamos con el caso argentino, emergen matices novedosos. Por ejemplo, el nativismo se torna visible en el imaginario del hombre blanco y de un pasado mítico argentino, pero no tiene visos xenófobos como sucede en algunos países de Europa y en Estados Unidos. Por otro lado, el populismo es un componente que encontramos presente en la política argentina; de hecho, las cuatro grandes olas populistas de América Latina tienen en Argentina un caso paradigmático (el peronismo, el menemismo, el kirchnerismo y, ahora, el mileísmo) (Lesgart y Souroujon, 2022; Mudde, 2024). Entonces, el populismo no es un elemento exclusivo de las derechas radicales. Es en la dimensión autoritaria donde aparece un fuerte punto de contacto con la caracterización de Mudde (cfr. Mudde y Kaltwasser, 2012). Sin embargo, aquí encontramos reparos a la hora de trazar continuidades conceptuales ya que para dilucidar cómo se configura esta dimensión, en el caso argentino (cfr. Canelo, 2019), debemos rastrearla en los discursos negacionistas respecto a la última dictadura cívico-militar (1976-1983).
Diversos trabajos abrevan al debate prolífico sobre el derrotero de derechas argentinas desde la transición democrática (Morresi y Vicente, 2023; Pereyra Doval y Souroujon, 2023; Semán, 2023; Souroujon y Pereyra Doval, 2023). Uno de los hitos en el proceso de radicalización de las derechas en Argentina fue la llegada de Mauricio Macri y la coalición Cambiemos a la presidencia (2015-2019), cuya inflexión fue el tratamiento de la ley de despenalización del aborto (Ley IVE) en 2018. Una derecha mainstream, que tuvo inflexiones estratégicas en su agenda política y que, paradójicamente, habilita el debate legislativo por el aborto, un tema soterrado y evitado hasta el momento por los gobiernos democráticos (Berdondini, 2019; 2020). Como mostramos en otro trabajo, la agenda de género fue decisiva en la organización de la derecha radical, es en este momento en que adquieren identidad, cohesión y organización partidaria (Berdondini y Vinuesa, 2023a).
A partir de allí, la desmarginación y normalización de la derecha radical se agudiza, especialmente frente a las medidas adoptadas por la pandemia de covid-19. La política de Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO) dispuesta por el gobierno nacional en el contexto de pandemia (Decreto 297/2020), generó fuerte malestar entre los sectores autónomos (trabajadores informales o monotributaristas que dependen de su actividad para percibir un ingreso, a diferencia de quienes continuaron cobrando un salario a pesar de permanecer en su hogar). Como afirman Sergio D. Morresi y Martin A. Vicente (2023), el momento de la pandemia fue crucial para que muchos de los que hoy forman parte del espacio liberal libertario de LLA se decidieran a participar en política, al entender que las medidas sociosanitarias los perjudicó económicamente de manera directa. A ello se sumaron los escándalos de funcionarios denunciados por acceder de manera privilegiada a la vacunas, o la foto de una reunión social en la residencia presidencial con el mandatario Alberto Fernández (2019-2023), violando la medida del ASPO promovida por su propio gobierno. Como mostramos más adelante, dichos episodios son centrales para entender la performatividad que asume el discurso de "la casta" en el crecimiento de Milei.
El escenario electoral, los discursos, los programas y los spots publicitarios de campaña demostraron la porosidad de las fronteras que separan a la derecha tradicional de la derecha radical. Asistimos a la pérdida del centro en el campo de la política, pero también a la dilución de la derecha tradicional y moderada. La ausencia de diferencias significativas entre las opciones de la derecha resulta perniciosa para la política democrática y comienza a mostrar elementos autoritarios (visibles en la lectura de la última dictadura cívico-militar, o bien, en la forma en que proponen reprimir las expresiones de protestas), que se incorporan a la veta populista.
3. El despertar de los leones
Las cuestiones socioculturales, y dentro de estas las de género y sexualidad, son neurálgicas para comprender la cuarta ola reaccionaria protagonizada por las derechas regionales. Con nuevas configuraciones trasnacionales y transreligiosas en las disputas en torno a género y sexualidad, las derechas encuentran en las mujeres y diversidades sexuales uno de los ejes nodales sobre los que organizan su peculiar fisonomía (Berdondini, 2023; Hermansson et ál., 2020; Stefanoni, 2021). Inscriptas en el carácter ofensivo de los procesos de reacción, movilización y organización neoconservadora, la retórica sexista, patriarcal e intolerante frente a las mujeres y las disidencias, enlaza argumentos laicos y religiosos basados en la "ideología de género". Como construcción retórica que la derecha a escala global utiliza para legitimar el embate antigénero, en un contexto latinoamericano de repolitización conservadora del campo religioso cristiano (Corrêa y Parker, 2020; Torres, 2020; Vaggione y Campos Machado, 2020), el rechazo al feminismo, al que concibe como una trinchera marxista propulsora de la "ideología de género", congrega actores religiosos y seculares conservadores en su base social.
Regionalmente, la incidencia de Jair Bolsonaro desde la presidencia de Brasil (2019-2022) inspiraba un escenario propicio en la radicalización de las derechas. La retórica anticientificista, antiizquierdista, antipluralista y hostil con las mujeres y disidencias sexuales, se había materializado durante la presidencia de Bolsonaro y se radicalizó a partir de la emergencia sanitaria de la pandemia de covid-19. El desmantelamiento de las políticas de género y de equidad se concretó como parte de la agenda del Ministerio de la Mujer, la Familia y los Derechos Humanos (MMFDH), a cargo de Damares Alves, abogada y pastora a cargo del Ministerio. Desde la intersección de política sexual y económica, la extinción de ministerios y órganos del Ejecutivo, la desregulación, el vaciamiento de estructuras del Estado y el desmantelamiento de políticas sociales, son parte de la radicalización del sesgo patriarcal y heteronormativo (Berdondini, 2023).
En el gobierno de Mauricio Macri (20152019), que representa la derecha tradicional argentina, se anunció el impulso del debate por la despenalización del aborto. La contingencia de que un gobierno de derecha abra el debate legislativo sobre el aborto marca una inflexión para la coalición gobernante, así como para la instrumentación de la propia agenda legislativa y la derechización del espacio político (Berdondini, 2020; 2019). Mientras las consignas "con mis hijos no te metas" se articulan con el combate a la "ideología de género" y se expanden regionalmente desde 2016, la derecha liberal conservadora argentina abría en 2018 el debate por el aborto y con ello una brecha en las propias filas. Las aristas neoliberales, conservadoras e incluso reaccionarias fueron constitutivas y estaban contenidas hasta entonces en el PRO. No obstante, si bien como fuerza gobernante supo administrar cuotas de pragmatismo y dogmatismo en su agenda política y explorar virajes dentro del arco ideológico que representaba, la decisión de augurar el debate legislativo sobre el aborto y de dar libertad de acción a sus legisladores operó como límite en la expansión de las bases de apoyo para una fuerza de derecha y dentro del propio espacio político partidario (Berdondini, 2020).
A partir del tratamiento de la Ley IVE, se diversifican, dinamizan y radicalizan las expresiones y manifestaciones hacia la derecha de la derecha. Las expresiones provida y antigénero son importantes en este derrotero de organizar el campo de la derecha radical (Berdondini y Vinuesa, 2023a). En consonancia con este desplazamiento, los discursos antiderechos se expandieron hacia diferentes cuestiones provocando una radicalización del activismo neoconservador que se organiza para disputar en la arena política partidaria. En primer lugar, el discurso proveniente del Vaticano para emplazar al campo ideológico las teorías sobre el género aparece en las alocuciones de las figuras de la derecha argentina, ya sean políticas o mediáticas. A su vez, la derecha confesional se seculariza con los argumentos generados al calor de la disputa política. Ejemplo de ello es la producción de Jorge Scala (2010), un militante provida de gran incidencia regional, que define la "ideología de género" como una herramienta de poder ubicada en el ámbito de las creencias para manipular bajo el lenguaje de los derechos humanos y presentar como "democrático" un acto criminal. Luego, el surgimiento de fuerzas políticas partidarias como el Partido Celeste y el Frente NOS, es la expresión del avance político del activismo neoconservador antigénero. Por primera vez se constituyen partidos políticos cuyas plataformas se erigen en torno al combate contra los derechos sexuales y el derecho al aborto.
La "ideología de género" también diversifica los actores que se identifican con la derecha y refuerza su pertenencia a este espacio a partir de un discurso reaccionario, antigénero y antiderechos. En tal sentido, la derecha compone discursos que cuestionan directamente al feminismo y a la diversidad sexual bajo el dispositivo retórico de la "ideología de género". Ejemplos de lo dicho son Agustín Laje y Nicolás Márquez que, en El libro negro de la nueva izquierda. Ideología de género o subversión cultural (2016), reponen una cartografía de las olas feministas y la teoría de género donde concluyen que "la ideología de género tiene su origen y desarrollo en el seno de la ultraizquierda" (p. 52). Se remontan a la figura intelectual y política de Simone de Beauvoir y afirman que fue en ese período (décadas de 1960 y 1970), en el que el feminismo se convierte en una estrategia cultural "y se da la mano con el marxismo en su cruzada contra la sociedad capitalista" (p. 55). Estos autores, al diagnosticar al feminismo como un movimiento cultural, pregonan la necesidad de dar la lucha en ese ámbito. Agustín Laje (2022), escritor, influencer de la derecha radical y aliado estrecho de Javier Milei, refiere la "batalla cultural", que toma de los gramscianos de derecha de La nouvelle droite, como la tarea prioritaria de la derecha para combatir tanto al feminismo con sus agendas de género y diversidad sexual, como al "socialismo", dentro del cual incluye sin matices no solo a los gobiernos progresistas, sino a cualquier política que regule o equipare derechos o situaciones desiguales.
Como observamos, el discurso de la "ideología de género" despierta pánicos morales asociados a la sexualidad y al género e incluye el fantasma del comunismo y, así, habilita un entramado discursivo capaz de aglutinar a un espectro amplio de actores de derecha. Como argumentan Morán Fáundes y Peñas Défago (2020, p. 259), la "ideología de género" pasó a ser una estrategia de movilización y convocatoria, es decir, un modelo de subjetivación política. De esta forma, presente en discursos neoconservadores previos, lo novedoso es su capacidad de condensar en una etiqueta diversos fantasmas y convocar, en la defensa de una agenda de moral sexual, a amplios sectores que trascienden a los "convencidos de siempre" (Morán Fáundes y Peñas Défago, 2020).
Las elecciones intermedias de 2019 y de 2021 son las instancias donde las organizaciones y expresiones provida se presentan con partidos políticos, candidatos y plataformas electorales signadas por el discurso antigénero. El perfil antigénero de estas configuraciones de derecha profundiza la faceta reaccionaria y conservadora de las diversas vertientes y tiene implicancias en la política democrática argentina. En términos políticos partidarios, la reacción conservadora frente a la agenda de género y el movimiento feminista se había plasmado en la conformación del Partido Celeste -fundado por los creadores del pañuelo celeste- tras los debates parlamentarios por la Ley IVE en 2018, que luego integraría el frente NOS en las elecciones presidenciales de 20191.
El repudio a las conquistas en materia de género y al movimiento feminista fue un cemento sólido, aglutinador y dinamizador de las derechas. En un clima social cada vez más caldeado por la extensión del aislamiento obligatorio como consecuencia de la pandemia de covid-19 se exacerbó el discurso antifeminista potenciado por su homologación con el socialismo. ¿En qué fue efectiva la lectura de la ideología de género como ideología socialista? En la medida en que luego fue fácilmente aprehensible como responsable, junto a los gobiernos progresistas, del estado de la economía y de los índices de pobreza. Ahora bien, la reacción conservadora se comprende a la luz de los procesos regionales y globales, pero con la dinámica singular que adoptan en el caso argentino, relacionada con la democratización que inicia en 1983 y los avances en materia de género y sexualidad.
La figura clave de la derecha radical que logra desmarcarse y perfilarse de manera disruptiva y protagónica en la política argentina es Javier Milei, un economista que ingresó en la agenda pública al aparecer en programas de televisión en el horario del prime time. Desde mediados de 2019 y en especial a partir del contexto de la pandemia de covid-19, intensifica su encono y efusividad crítica contra las medidas de cuarentena pregonando ideas anarcolibertarias en un tono enojado y que rompe con la corrección política de modo persistente. El aumento de popularidad del que se benefició en ese período le permitió presentarse a las elecciones legislativas intermedias de 2021, formando parte de Avanza Libertad, en las que obtuvo una banca en la Cámara de Diputados de la Nación en representación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires con un 17%.
En el escenario del año 2023, Javier Milei se configuró como referencia de la derecha radical argentina e irradió su popularidad a escala regional e internacional, posicionado como opción presidencial para las elecciones. Un outsider que logra rápidamente una federalización de su partido político LLA y cuya imagen política positiva creció al articular una peculiar llegada a los jóvenes al criticar a la "casta política". En relación con la cuestión de género, las políticas de diversidad sexual y al aborto, manifiesta posiciones de un conservadurismo radical, llegando incluso a sostener que el aborto debería ser ilegal incluso en casos de abuso sexual, violaciones y con menores de edad.
La posición respecto al aborto resulta paradigmática en la medida en que tensiona la teoría paleolibertaria y la práctica, sin que esto implique una reducción al mero pragmatismo político. Sergio Morresi y Martin Vicente (2023) explican que el propio Rothbard cuando asume un populismo de derecha justifica oponerse al aborto para garantizar la unión del movimiento con los conservadores tradicionales. Pero, continúan, si bien Milei es rothbardiano puro para algunas cuestiones, sobre el aborto rechazó tanto los argumentos libertarianos como la apuesta por el pragmatismo del populismo de derecha. Afirman que en este tema se inclinó por seguir las enseñanzas de Benegas Lynch hijo, que defiende la vida desde el momento de la concepción e hizo del tema uno relevante, en lugar de optar por dejarlo fuera de la agenda y del programa político.
A su vez, Pablo Semán (2023) recoge dos respuestas posibles para explicar esta posición. Por un lado, la búsqueda de LLA y Javier Milei de diferenciarse del PRO anteponiendo la "batalla cultural" sobre la electoral, es decir, el abandono de la pretensión de congraciarse con el electorado más allá de las ideas. Por el otro, la relevancia de la posición contra el aborto se debe a que organiza la convergencia de tradiciones diferentes con el fin de plantarse contra el papel jugado por el Estado en la promoción de la igualdad de género, el feminismo, el derecho de las minorías, el lenguaje inclusivo o la educación sexual integral (ESI). Esta última lectura resulta clave para comprender cómo se compone la batalla cultural y moral contra el llamado "modelo de la casta", cómo cada una de esas luchas que parecen disímiles y desconectadas entre sí confluyen y dan forma en términos políticos concretos a la base del modelo de LLA. Así se explica el aborto, el combate al feminismo, al modelo científico nacional; el negacionismo de los delitos, las torturas, las violaciones y desaparecidos en manos del Estado durante la última dictadura cívico-militar; la democracia como régimen político y al Estado. La vicepresidenta Victoria Villarruel, en el prefacio del libro de Milei, El camino del libertario (2022), sintetiza con claridad la agenda antigénero y la crítica al Estado al afirmar que junto a "la eliminación de impuestos [y] y la reducción del Estado elefantiásico" hay otros temas igual de importantes como "la ideología de género y otras vacas sagradas de la izquierda anquilosada en nuestro país" (recuperado de Semán, 2023).
Por otro lado, uno de sus pilares para conquistar a grandes sectores sociales fue el de la batalla contra la corrección política y el carácter masivo del movimiento feminista. Para ello Javier Milei explotó, tal como lo recomienda Agustín Laje en sus manifiestos políticos, el carácter rebelde de los jóvenes para mostrar que la resistencia hoy se ubica en la vereda opuesta al avance en materia de género y sexualidad. En tal sentido, se comprende que los influencers que orbitan en torno a su figura y que militan en su espacio, sean jóvenes que hacen oda de valores tradicionales como la familia, la propiedad privada, la vida y la libertad.
El signo sobresaliente de la llegada y crecimiento en el espacio público y político como figura de la ultraderecha surge de su mediatización en medios de comunicación tradicionales y su presencia persistente y activa en las redes sociales. Con un perfil explícitamente antiprogresista y antifeminista, Javier Milei niega la brecha y la desigualdad de género. Incluso en el debate presidencial, previo al balotaje, Javier Milei respondió a su contrincante, Sergio Massa, que la llamada brecha de género no existía, alegando como prueba el hecho de que si así fuese las empresas estarían llenas de mujeres porque les permitiría a los empresarios pagar menores salarios2. Como mostramos en el apartado que sigue, con discursos en los que articula argumentos religiosos propios de los movimientos provida, incorpora una férrea crítica al feminismo asociándolo al socialismo y desconoce gran parte del andamiaje jurídico, legal y estatal garantizado desde la perspectiva de género. Con relación al modo en que denosta la agenda feminista, es resonante su exposición en el del Foro de Davos ya siendo presidente, al acusar al feminismo de generar burocracias estatales y ministeriales (Milei, 2024). Pero lo que singulariza paradójicamente su ascenso es su concepción acerca del Estado como el "enemigo". Reconocemos en estas intervenciones un carácter moral decisivo en el modo en que ubica al Estado como la fuente del mal y de la decadencia de la nación.
Un lema de campaña, que continúa en su sitio web, reza "No vengo a guiar corderos, vengo a despertar leones". Él se representa con la figura del león, recurre a una inflexión de la voz especial cada vez que finaliza una intervención o discurso político vociferando "Viva la libertad carajo". En este camino, el líder anarcolibertario forjó una identidad desde el enojo visceral con "el modelo de la casta", que le permitió ascender y aspirar a la presidencia de Argentina. Esta es una singularidad que resalta en este perfil liberal libertario de la derecha radical que Javier Milei representa. A modo de biblia, la calma la encuentra en su definición del liberalismo como "el respeto irrestricto del proyecto de vida del prójimo, basado en el principio de no agresión y en defensa del derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad", que dice haber tomado de Alberto Benegas Lynch (h). Porque, en definitiva, "el camino del libertario", como reza su libro en el que cuenta su arribo a la política y decisión de competir por la presidencia, el orden no se desprende de las instituciones políticas o del Estado, sino de la propiedad privada, de los mercados libres de intervención estatal, la competencia entendida como libre entrada y salida, la división del trabajo y la cooperación social (en Chaves, 2023).
El Estado y la educación pública asumen en este camino uno de los focos sobre los que Milei ataca al compararlos con una religión, con una ideología, que operan a modo de opio y de grandes distorsionadores de la libertad (de mercado). "El lavado de cerebro del Estado" se concreta a través de la educación. Porque Milei denosta el modelo de la casta, al Estado, y con ello cualquier pretensión y política universal, de equidad e igualdad. "El modelo de la casta es la idea de que a cada necesidad nace un derecho. ¿Cuál es el problema de esto? Que las necesidades son infinitas y cuando se otorga un derecho alguien lo tiene que pagar" (en Chaves, 2023)3.
Desde esta singularidad, Milei expresa la embestida contra la democratización que se inició en 1983. Y va más allá al situar "el inicio de los problemas" desde la ley Sáenz Peña en 1912, la cual sustanció el sufragio universal en Argentina. Lo propio del pacto democrático de 1983 fue el sentar las bases de que toda disputa se inscriba institucionalmente y que sea el Estado el protagonista de los procesos de inclusión en materia sexual, social, cultural. El Estado como garante y propiciador de la agenda de género, propia de la matriz kirchnerista, continuada durante el gobierno de la coalición Cambiemos, es uno de los blancos que explican la crítica por la derecha.
4. El Estado es el problema: Milei en la presidencia de Argentina
El 10 de diciembre de 2023 asume Javier Milei la presidencia de Argentina. Con discursos y medidas drásticas y controversiales, en sus tres primeros meses del mandato de LLA, el discurso del presidente mantiene un perfil ideológico alineado al de sus primeras apariciones mediáticas y al sostenido en la época de campaña. Discurso que matizó únicamente de cara al balotaje. Este es un aspecto sobresaliente de cierto perfil sobreideologizado y escasamente pragmático, especialmente respecto al tenor antigénero, negador de la desigualdad, de la violencia y de la brecha de género, que traslada a su concepción del Estado como garante de derechos. También se destaca su desconocimiento y/o desprecio por las formas tradicionales de la política, como del Estado y su entramado político institucional, democrático y republicano, como de la diversidad política, social y cultural que contiene el territorio argentino. Una gama de decisiones, discursos y prácticas ilustran este escenario que va desde el montaje de su asunción, a la reorganización ministerial, a la presentación de un megadecreto que deroga una amplia cantidad de leyes sancionadas a lo largo de la historia argentina, luego traducida en una "Ley de Bases y Puntos de Partida para La Libertad de los Argentinos", a la Conferencia de Davos, entre otras que abordaremos en este apartado.
El discurso de asunción marcó, desde el inicio, una impronta y un estilo disruptivo respecto a las tradiciones políticas nacionales. En efecto, tras la toma de posesión de la banda y el bastón presidencial, Milei habló desde un escenario montado de espaldas al Congreso de la Nación y se dirigió a las masas de adeptos que se ubicaron en la plaza. Entre las figuras invitadas y que asistieron a esta instancia, que se encontraban sentados a los costados del escenario, se destacó la presencia de figuras internacionales como la del rey Felipe VI, de España; el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán; el presidente armenio, Khachaturyan Vahagn; el líder del partido Vox, Santiago Abascal; el expresidente Jair Bolsonaro; el presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou; el presidente de Paraguay, Santiago Peña; el de Chile, Gabriel Boric; y el de Ecuador, Daniel Novoa.
Lo que sucedió durante la lectura del discurso resulta relevante para la caracterización de Javier Milei como un representante de la ultraderecha y como una novedad absoluta para la política argentina. El presidente electo dotó de una connotación moral su alocución desde el comienzo cuando en vez de dirigirse al pueblo o a la ciudadanía argentina lo hizo a la "gente de bien". Trazó, a su vez, una genealogía de la historia que lo remontó cien años atrás para fijar el comienzo de la decadencia argentina, que coincide con la sanción de la Ley Sáenz Peña que instauró el sufragio universal masculino (1912). Es en ese momento en que, acorde a los términos planteados por el presidente electo, se inicia "un modelo que lo único que genera es pobreza, estancamiento y miseria, un modelo que considera que los ciudadanos estamos para servir a la política y no que la política existe para servir a los ciudadanos". Este es un elemento importante en el discurso de Milei, que se vincula con la idea de casta y, de manera colateral, con su mirada sobre la democracia. La posición indistinta de la democracia en relación con otro tipo de regímenes políticos, e incluso con desprecio frente a la misma, se puso de manifiesto en diversas ocasiones antes de ser presidente; ahora, al frente del Poder Ejecutivo, aparece de manera concreta unida a la noción de casta.
Por otro lado, Milei recurre en las instancias que entiende como relevantes -su asunción en diciembre de 2023, el Foro de Davos en enero de 2024 y el del inicio de sesiones parlamentarias ordinarias el 1 de marzo de 2024- a citas bíblicas que aportan un carácter teológico. En el discurso de asunción concluye:
No es casualidad que esta inauguración presidencial ocurra durante la fiesta de Hanukkah, la fiesta de la luz, ya que la misma celebra la verdadera esencia de la libertad. La guerra de los macabeos es el símbolo del triunfo de los débiles por sobre los poderosos, de los pocos por sobre los muchos, de la luz por sobre la oscuridad y sobre todas las cosas, de la verdad por sobre la mentira, porque ustedes saben que prefiero decirles una verdad incómoda antes que una mentira confortable. (Milei, 2023, s/p)
Mientras que en Davos cierra diciendo: "El rey Salomón le pidió a Dios sabiduría para distinguir el bien del mal, coraje para elegirlo y templanza para mantenerse en ese camino. Yo le pido lo mismo para mí y para todos los aquí presentes" (Milei, 2024).
Esta característica se conjuga con algo que es central para comprender su singularidad y surge del tono mesiánico presente en algunas afirmaciones desde el primero de los discursos: "Así como la caída del Muro de Berlín marcó el final de una época trágica para el mundo, estas elecciones han marcado el cuento de quiebre de nuestra historia". Al cual agregamos la invitación al sacrificio o carácter sacrificial, con la particularidad de que la misma fue ovacionada por la ciudadanía convocada.
Por lo tanto, luego de semejante cuadro de situación, no pueden quedar dudas [de] que la única solución posible es el ajuste, un ajuste ordenado y que caiga con todas sus fuerzas sobre el Estado y no sobre el sector privado. Sabemos que será duro, por eso quiero también traerles una frase sobresaliente de uno de los mejores presidentes de la historia argentina que fue Julio Argentino Roca: "Nada grande, nada estable y duradero se conquista en el mundo cuando se trata de la libertad de los hombres y del engrandecimiento de los pueblos si no es a costas de supremos esfuerzos y dolorosos sacrificios". (Milei, 2024)
Una de las primeras medidas que perfila este gobierno de derecha radical es la reducción y reorganización ministerial de dieciocho ministerios a nueve. El gobierno de LLA dispuso que el nuevo organigrama ministerial se organizara a partir de los Ministerios de Interior, Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto, Defensa, Economía, Seguridad, Salud, Justicia, Infraestructura y Capital Humano. Esta medida denota la relevancia de las áreas y funciones, al disolver o reasignar lo que correspondía a materias nodales como el Ministerio de Educación y de Trabajo, pero también algunas específicamente innovadores para la política de género como era el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Disidencias. El Ministerio de Capital Humano pasó a concentrar una vasta cantidad de funciones y secretarías como Niñez, Adolescencia y Familia, Educación, Empleo y Seguridad Social y Cultura, para "luchar contra toda forma de desigualdad y violencia". Equiparar la violencia o desigualdad de género a otras violencias y desigualdades se revela en esta decisión y se reitera como política y retórica gubernamental.
En tal sentido, es elocuente lo que el presidente Milei sostuviera en el discurso que dio en la reunión anual del Foro Económico Mundial celebrado en Davos el 17 de enero de 2024. En esta instancia, Milei dio un discurso con contenido teórico sobre la Escuela Austriaca y replicó varias de las muchas intervenciones públicas sostenidas en su ascenso político. Lo llamativo es que en esa oportunidad era la máxima autoridad del Estado argentino, elegido democráticamente y convocado por esa embestidura. Fue en dicha instancia cuando el presidente mencionó que los valores de Occidente estaban en peligro debido al abandono del modelo de la libertad por el del socialismo y el colectivismo. Al explicar esta idea, se refirió al capitalismo de libre empresa como "único sistema posible para terminar con la pobreza del mundo"; reforzó su posicionamiento con relación al Estado y a la cuestión de género al afirmar que "el libertarismo ya establece la igualdad entre los sexos" y que en
[...] lo único que devino esta agenda del feminismo radical es en mayor intervención del Estado para entorpecer el proceso económico, darle trabajo a burócratas que no le aportaron nada a la sociedad, sea en formato de ministerios de la mujer u organismos internacionales dedicados a promover esta agenda. (Milei, 2024)
Al concluir este discurso, se dirigió a los empresarios con esta recomendación: "No cedan al avance del Estado. El Estado no es la solución. El Estado es el problema mismo" (Milei, 2024).
Pero antes y durante esta performance de resonancia internacional, el gobierno fue arrollador en su decisión de transformar el andamiaje estatal y las regulaciones sociales establecidas por diversos gobiernos de la historia argentina. El gobierno comenzó con un paquete de medidas de emergencia del ministro de Economía, Luis Caputo, el 12 de diciembre -a 2 días de la asunción-. Entre las medidas implementadas, se declaró una devaluación de la moneda oficial de un 118%. A la par, se anunció un protocolo para la regulación de la protesta social por parte del Ministerio de Seguridad, y el 20 de diciembre de 2023 se emitió un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU). Dicho DNU estableció reformas que atravesaban tangencialmente diversas cuestiones de muy distinto tenor, que iban desde la emergencia económica a la reorganización administrativa, la seguridad y defensa, la justicia, la relación con las provincias, ambiente, turismo y deporte; capital humano; salud pública, infraestructura y servicios. Desde asuntos legislativos mayúsculos hasta aspectos menores, el criterio de "necesidad y urgencia" que justifica un DNU quedaba soslayado, para connotar el espesor de las reformas que exceden la voluntad de un gobierno de turno.
Si bien el sistema político argentino es presidencialista y está regulado el uso de los DNU, el presentado por Milei resultó inédito, no solo por su volumen de unas 600 páginas de extensión, sino por los contenidos y materias que excedían lo establecido en la Constitución nacional y las leyes que lo prevén.
El conjunto de transformaciones más bien se asemejaba a una reforma constitucional y legal normativa del andamiaje de derechos civiles, políticos, sociales, laborales y regulaciones de diverso tenor. Este DNU fue traducido a un proyecto de ley titulado "Ley de Bases y Puntos de Partida para La Libertad de los Argentinos" presentado por el gobierno de Javier Milei el 27 de diciembre de 2023, para el cual se convocó a sesiones extraordinarias al Congreso nacional4. La llamada "ley ómnibus", por la amplia cantidad de áreas y cuestiones sobre las que quería legislar, cuenta con más de 180 páginas y unos 660 artículos que se dividen en varios capítulos5.
El trato hostil para el Congreso nacional y los legisladores fue una constante en los primeros tres meses del gobierno de Milei. La referencia despectiva hacia el Congreso como un "nido de ratas" en el momento de tratarse esta ley; o bien, cuando se enfrentó a los gobernadores cercanos cuando decidió interrumpir las partidas de fondos a las provincias - entre los que se destacan el fondo al transporte y a la educación-, es ilustrativo de la virulencia que replica el gobierno a quienes se erigen en voces distintas y marcan diferencias en la consecución de sus objetivos6. Estos ejemplos, así como los casos de agresión a periodistas y a figuras del espectáculo, son expresivos del costado autoritario propio de la ultraderecha o derecha radical (Abou-Chadi, 2022; Acha Ugarte, 2021; Camus y Lebourg, 2017; Mudde, 2018). En el caso argentino, esta veta autoritaria se complejiza por el negacionismo frente a la dictadura cívico-militar que sobresalió por la puesta en marcha de un plan sistemático de desaparición, tortura y asesinato de personas (Souroujon, 2019; Tamas, 2000; Toscano, 2020). La vicepresidenta, Victoria Villarruel, se destaca por ser una referencia de la lucha por el reconocimiento de los derechos humanos de las familias de militares y de las víctimas del terrorismo de los setenta, que remite al terrorismo de los grupos guerrilleros.
En relación con la cuestión de género, como mencionamos antes, el gobierno de LLA desmanteló el Ministerio de Género, Mujeres y Disidencias. También, a través del Proyecto de Ley "Bases", se buscó modificar la Ley de Paridad de Género (2018) y la llamada "Ley Micaela" sancionada en 2019, que establece la capacitación obligatoria en género y violencia de género para todas las personas que se desempeñan en la función pública, en los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial de la nación. La explicación era cambiarla para destinarla a capacitaciones en la temática de violencia familiar y contra la mujer7. Por su parte, por medio del decreto 55/2024, el presidente de la nación declaró al 2024 como el Año de la Defensa de la Vida, de la Libertad y la Propiedad, a partir de lo cual toda la documentación oficial de la administración pública nacional, centralizada y descentralizada, así como de los entes autárquicos, deben llevar esta leyenda. Una carta de opinión a través de sus principales asesores resalta la asociación con los sectores provida, adversos a la legislación sobre la interrupción voluntaria del embarazo8
La retórica y los modos no cesaron en este camino. El gobierno nacional dispuso el cierre del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) hacia finales del mes de febrero de 2024. Creado por ley en el año 1995, la decisión fue informada por el vocero presidencial Manuel Adorni, quien advirtió que era el primero de diferentes institutos que serían eliminados. Uno "de los ideales del Presidente Milei es -precisamente- la reducción del Estado y la eliminación de todo lo que no genere un beneficio para los argentinos", para ampliar el fundamento de la decisión en avanzar en el desmantelamiento de diferentes institutos que efectivamente no sirven absolutamente para nada o son grandes cajas de la política o "lugares para generar empleo militante" (Adorni, 2024a). El cierre de oficinas y el desmantelamiento del Estado iniciaban su derrotero para combatir el modelo de la casta y el empleo público, responsable de la pobreza de los argentinos de bien. Para ilustrar el uso y los modos que singularizaron estos 100 días iniciales, a comienzos del mes de marzo de 2024, al conmemorarse el día de la mujer, a través del vocero presidencial, se anunció la prohibición del uso del lenguaje inclusivo en la administración pública, a lo que siguió que a raíz de la conmemoración del 8 de marzo por el Día de la Mujer, en un gesto simbólico y material, la comunicación del cambio de nombre del Salón de las Mujeres del Bicentenario de la Casa Rosada por el Salón de los Próceres, bajo la justificación de que "el nombre era tal vez hasta discriminador con los hombres".
Al cierre de este ensayo, el presidente Milei concurrió al colegio confesional, de gestión privada, donde había estudiado para realizar el inicio anual del ciclo lectivo. Durante su alocución volvió a denunciar el modelo de la casta, criticó al socialismo y al marxismo "empobrecedor", para sostener que "la educación pública es un mecanismo de lavado de cerebro independientemente que sea estatal o privada". Esta frase adquiere otra dimensión en el marco de la arremetida libertaria contra el supuesto "adoctrinamiento" en las escuelas y las universidades públicas. La denuncia discursiva que esgrimió Milei, el vocero presidencial, partidarios y legisladores libertarios, adquirió materialidad a través de la divulgación de sitios webs y códigos QR en donde podía realizarse denuncias anónimas de situaciones de "adoctrinamiento".
Por otro lado, en el acto escolar mencionado en el párrafo anterior, frente a un auditorio repleto de alumnos de nivel primario, Milei arremetió contra el aborto al afirmar que se trata de "un asesinato agravado por el vínculo". A su vez, se refirió a quienes defienden la ley de interrupción voluntaria del embarazo como "los asesinos del pañuelo verde", para cerrar el discurso y retomar aquella consigna que lo encumbró: "yo no vine a guiar corderos, vine a despertar leones".
5. Palabras finales
A lo largo de estas páginas, procuramos mostrar el proceso de fusión y consolidación de la derecha radical que tuvo su epicentro en la embestida contra la cuestión de género y el movimiento feminista, para luego avanzar, en un segundo momento, al surgimiento de otra versión de la derecha radical que encabezó Javier Milei y su llegada efectiva al poder del Ejecutivo nacional. En esta última, la "ideología de género" y la lucha contra el feminismo forman parte neurálgica y constitutiva con dos particularidades. La primera es aquella que comparte con la derecha radical de otras latitudes y se relaciona con la ligazón entre la "ideología de género" y el marxismo cultural o el socialismo. La segunda, y esta es novedosa y de importancia fundamental para comprender el modelo político de LLA, es la que articula la ideología de género con otras luchas, como parte de su "batalla cultural" o guerra moral, entre las que el Estado ocupa un lugar protagónico. Es ese cruce entre el Estado y la "ideología de género" en el que también ingresa la lucha contra el modelo de la casta y se cuestiona a la democracia, asociada a una concepción negativa de lo público, como de los derechos de igualdad y reconocimiento.
Estos elementos, que adquirieron plena materialidad a través de diversas políticas, decretos, despidos masivos, recortes de fondos y anuncios desde la llegada de Milei al gobierno nacional están acompañados por un modo de comunicación oficial, a través de alocuciones y en redes sociales, que denotan una retórica cruel y avasallante. A modo de ejemplo, el propio vocero presidencial se mofó de los 700 emplea- dos despedidos de la agencia de noticias Télam con un posteo en X que decía "Saluden a Télam que se va…" (Adorni, 2024b). El Estado como problema, en su dimensión pública, de acceso e inclusión asocia- das a la democracia, surge como responsable nodal de las cuestiones que LLA pretende abordar como gobierno. La emergencia de LLA y el crecimiento de Javier Milei reflejan la potencia reaccionaria de la asociación entre género, marxismo y socialismo, pero va más allá para confrontar y reponer un orden que, bajo el modelo de la casta, ubica en la órbita del Estado el origen de todos los males, y caracteriza ello como "empobrecedor". Al tratarse de un gobierno que recién se inicia, resulta arriesgado e irresponsable esgrimir afirmaciones taxativas y concluyentes. En este ejercicio analítico procuramos contribuir a la comprensión del lugar de las configuraciones políticas culturales en la constitución de LLA, en la disputa por el poder para llegar al Ejecutivo nacional y las formas políticas desplegadas en estos primeros tres meses de gobierno.