Introducción
La nueva era digital y el uso de plataformas de internet son beneficiosas para personas de toda edad, especialmente para los jóvenes, Según Donoso (2018), las redes sociales (RS) facilitan la comunicación y la construcción de un nuevo modelo de relaciones sociales; pero, su uso inadecuado puede generar consecuencias problemáticas y en menor medida adicción.
En la comunicación virtual, no existe contacto entre emisor y receptor, la ausencia emocional motiva a que en las RS los jóvenes se expresen con mayor libertad y fluidez y decir aquello que no podrían hacerlo cuando la comunicación es con una persona directamente; la ausencia de mediación corporal se reemplaza con el uso de emoticones, stickers y otras claves no verbales, que no son suficientes para establecer sintonía afectiva en la interacción (Bohórquez & Rodríguez-Cardenas, 2014). Por otro lado, el uso inadecuado de las RS también puede perjudicar la seguridad del usuario, así como su autoconcepto (Alcántara & Juan, 2020).
Zuckerman (1994) sostiene que la búsqueda de sensaciones (BS) es un rasgo de la personalidad, es una necesidad de experimentar sensaciones complejas y novedosas, participar en acciones desafiantes y/o peligrosas; señala, que se han encontrado relaciones de BS con prácticas arriesgadas de experiencias sexuales, consumo de alcohol, abuso de sustancias, aficiones peligrosas y episodios de criminalidad menores. Al respecto, Aguirre (2020) e Ybarra y Mitchell (2014) sostienen que BS está asociado con el sexting y podría operar como un predictor.
Las personas que practican el sexting, usan las RS para recibir, enviar o reenviar mensajes o imágenes que presentan un contenido sexual explícito (Chacón-López et al., 2016); Baumgartner et al. (2014), consideran que este comportamiento es una manifestación de la libido, tipificado como placentero o divertido; el sexting se asocia con situaciones personales y contextuales: la percepción de quien lo practica, características de la personalidad, el tipo de sexualidad, tipo de relaciones con la pareja; así como, con el uso de bebidas alcohólicas y de sustancias tóxicas, relaciones sexuales sin protección (sexo casual, enfermedades de trasmisión sexual, embarazos no deseados), violencia sexual, sextorción, etc. (Mercado et al., 2016; Quesada et al., 2018; Van Ouytsel et al., 2017; Ybarra & Mitchell, 2014). Este fenómeno viene encontrándose más frecuentemente entre la población joven (Cabrales et al., 2020; Magna, 2019) y está muy relacionado con el ciberacoso (Quesada et al., 2018).
Bernal et al. (2017) señalan que la prevalencia del sexting en jóvenes oscilaba entre el 7% y 27%; sin embargo, dicha práctica se ha incrementado en los últimos años, más en la época de pandemia y posteriormente, Vega et al. (2020), Cabrales et al. (2020) y Castañeda y Martínez (2022), coindicen en señalar que este porcentaje ha subido a 66.6% aproximadamente.
El sexting puede generar beneficios personales y sociales a quienes lo practican: sensación de placer sexual, autosatisfacción frente a la imagen corporal y aceptación social, mejorar la autoestima, fortalecer la identidad facilidad en el cortejo y fortalecer la relación romántica, promoción de ideales de belleza o de modernidad (Englader, 2019; Peris et al., 2020; Sullivan et al., 2022; Van Ouytsel et al., 2017; Wood et al., 2015); no obstante, también podría traer consecuencias negativas en la comunicación, la socialización y la autoestima (Merlyn et al., 2016; Morelli et al., 2016); podría también poner en riesgo la reputación de las personas, al difundirse sin su consentimiento textos o imágenes íntimas y como consecuencia, enfrentar situaciones con daños morales, emocionales y/o sextorsión.
González et al. (2018), sostienen que el autoestima es la autoevaluación de sí mismo, en ella influyen: pensamientos, emociones y prácticas que una persona aprende a lo largo de su vida; se desarrolla a través del intercambio de opiniones con el círculo familiar y social en el que vive; cuando ésta es positiva, permitirá actuar con eficacia y afrontar la vida cotidiana; contrariamente, una baja autoestima se relaciona con malestar, sufrimiento y/o a la toma de decisiones inapropiadas (Caravaca, 2018). Lorca y Sanz (2008) hallaron que el sexting se relaciona con autoestima en términos de correlación negativa.
Con relación al sexting entre varones y mujeres, existen resultados contradictorios y las evidencias no son concluyentes; Chacón-López et al. (2019), observaron una mayor participación de hombres 41.47%, que de mujeres 34.47%; Wilkinson et al. (2016) encontraron que existe una inequidad de género en las dinámicas del sexting, las chicas tienden a poseer niveles bajos de autoestima, desempeñan un rol pasivo en la práctica sexting y lo hacen para el consumo masculino; consideran al sexting como una nueva forma de expresión de la violencia de género. Asimismo, Atamari y Sabina (2017), hallaron con mujeres adolescentes de Arequipa, que la práctica del sexting tenía el propósito de lograr aprobación social y de sus parejas. Una potencial explicación de estos datos reside en la cultura, los medios y en general las relaciones interpersonales, que influyen, presentan y representan a la mujer como objeto sexual y se destaca la agresividad sexual de los varones; se incide en la búsqueda de placer; hecho que se reproduce en los mensajes e imágenes que se trasmiten por las RS (Soriano et al., 2019; Owens et al., 2012; Van Ouytsel et al., 2017)
Por otro lado, Kettke et al. (2019) encontraron que los adolescentes con menor autoestima son propensos a practicar sexting, hecho que es explicado por la presión social o la necesidad de aceptación.
Este estudio tiene importancia práctica, sus resultados pueden servir para realizar prevención con jóvenes universitarios y podrían desarrollarse programas para educarlos sexualmente, para mejorar su autoestima y controlar la impulsividad (Villegas & IOsla, 2019), sobre todo en las mujeres que constituyen la población más expuesta a este tipo de riesgos (Ruido, 2017)
El objetivo general del estudio fue relacionar búsqueda de sensaciones con autoestima y el sexting en universitarios de Lima Metropolitana. Específicamente, se buscó comparar el sexting, la autoestima y la búsqueda de sensaciones a través del sexo, el tipo de relación de pareja, y la edad. No se ha considerado plantear hipótesis, ya que los resultados hallados no van en la misma dirección ni tienen la misma intensidad, de modo que se prefirió analizar los resultados del estudio, sin condicionarse por alguno de los antecedentes (Hernández-Sampieri & Mendoza, 2018).
Método
Diseño
Este estudio de tipo empírico, transversal, con estrategia asociativa, tiene un diseño predictivo correlacional simple y de comparaciones no causales (Ato et al., 2013).
Participantes
Se trabajó con 151 participantes jóvenes y adultos de 18 a 30 años (Media= 21.8; DE= 3.09), hombres y mujeres residentes de Lima metropolitana, estudiantes de universidades públicas (8.2%) y privadas (91.8%); el 59.5% de mujeres; seleccionados con una estrategia de muestreo no probabilístico del tipo intencional (Hernandez-Sampieri & Mendoza, 2018), no se consideró ningún criterio de exclusión; el tamaño de la muestra se calculó a través del programa G*Power, para una hipótesis correlacional bivariada, considerando el tamaño de efecto .30 (Faul et al., 2007), con una significancia estadística de .05 y una potencia estadística de .95.
Instrumentos
Escala de Búsqueda de sensaciones
Escala de tipo unidimensional, constituida por 8 ítems, (Brief Sensation Seeking Scale, BSSS-8). Se deriva del SSS-V y contiene los cuatro factores identificados por Zuckerman (1980), búsqueda de experiencias (ítems 1 y 5), búsqueda de aventura y emociones (2 y 6), desinhibición (3 y 7), y susceptibilidad al aburrimiento (4 y 8); es una escala de tipo Likert de 5 opciones, que va de (Muy en desacuerdo hasta Muy de acuerdo). Fue construida por Hoyle et al. (2002) a inicios de siglo y validada en el Perú por Merino-Soto y Salas-Blas (2017). En este estudio, se evaluó la fiabilidad de la escala, encontrándose ω = .78, parecida a la encontrada en la validación peruana.
Escala de Conductas Sexting (ECS, Chacón, 2016), posee 29 ítems, con formato de tipo Likert, de 0 a 4 (nunca, rara vez, ocasionalmente, a menudo, frecuentemente); su estructura interna está conformada por tres dimensiones: participación real en sexting con 9 ítems (1 al 9), disposición activa hacia el sexting con 16 ítems (10 al 25) y expresión emocional en el sexting con 4 ítems del (26 a 29).
Validada en el Perú por Villegas e Isla (2019). Las propiedades psicométricas se evaluaron a través de dos submuestras aleatorias (n1=472 y n2= 513), se aplicó el análisis factorial exploratorio [AFE] y luego un análisis factorial confirmatorio [AFC], que revelaron la presencia de las tres dimensiones que engloban la escala (66.406%). Además, los valores que se obtuvieron en el [AFC] mostraron valores superiores a .90 que se ajustan al modelo teórico.
En este estudio, se evaluó la confiabilidad a través del coeficiente Omega, las dimensiones presentaron adecuado nivel de confiabilidad, disposición activa hacia el sexting (.94), participación real en el sexting (.87), y, expresión emocional en el sexting (.61), que pueden considerarse moderada (Nunnally & Berstein, 1995) y utilizable en este tipo de estudios.
Escala de Autoestima de Rosenberg
La Escala de Autoestima de Rosenberg (1965), tiene 10 ítems, evalúa la autoestima personal a través de respuesta al ítem y evalúa la autoestima integral, de manera positiva y también como sentimientos negativos sobre uno mismo, es una escala Likert de 4 puntos que va (de muy de acuerdo a muy en desacuerdo). Fue validada en el Perú por Ventura-León et al. (2018), ellos hicieron un análisis factorial bastante completo a través de seis modelos; si bien, al final optaron por uno de tipo bidimensional, reconocen que el modelo de un solo factor general también posee niveles de ajuste satisfactorios. En cuanto a la confiabilidad, Ventura et al., (2018) calcularon a través del coeficiente H, y reportan valores satisfactorios superiores a .80. En este estudio, debido a la intencionalidad que se tenía inicialmente para analizar el papel de la autoestima como una variable interventora, se prefirió considerarlo como originalmente Rosemberg (1965) lo postuló, como una escala unidimensional.
En el presente estudio, se evaluó la fiabilidad de la escala mediante el coeficiente Omega, obteniéndose ω = .60, que se ha considerado adecuado para el análisis (Nunnally & Berstein, 1995).
Procedimiento
Aun cuando se encontró que los tres instrumentos están publicados en revistas de acceso abierto, se contactó con los investigadores que validaron en el Perú los tres instrumentos y se les solicitó su autorización por el uso de las escalas de medida, dos de los cuales respondieron favorablemente; asimismo, el proyecto fue aprobado por el Subcomité de Ética de Investigación de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas. La encuesta fue construida en el formato de Google, que se presentó con el enlace (https://docs.google.com/forms/d/e/1FAIpQLScvPhVjO971gpvfnckbdhgH4OPQNKNRwXWQvKLKKLjE_hDfQQ/viewform ) que incluía el objetivo del estudio, una explicación de los derechos de los participantes, cómo se realizaría el tratamiento de los datos y fue difundido mediante varias plataformas de internet (WhatsApp, Facebook, Instagram, etc.) y entre personas conocidas de universidades públicas y privadas; igualmente, contenía el consentimiento informado.
Análisis de datos
Se hizo el análisis de normalidad a través de la prueba de Shapiro Wilk (Razali & Wah, 2011), se encontraron que los datos no tenían distribución normal, por lo que en el análisis estadístico, se usaron pruebas no paramétricas (Correlación de Spearman, U Man Whitney), asimismo, se valoró el tamaño del efecto con los criterios de Cohen (1988) . Los análisis estadísticos fueron realizados con la librería Jamovi 1.27 (https://www.jamovi.org).
Resultados
En tabla 1, se puede observar que, existen correlaciones positivas entre BS y sexting total y sus dimensiones disposición activa hacia el sexting (moderada fuerza de la correlación) y participación real en el sexting en la que se encuentra una fuerza pequeña; no se hallaron relaciones significativas con expresión emocional en el sexting, en la que la dirección de la correlación es positiva, pero la fuerza es muy débil.
Tabla 1 Correlación entre las variables de la Escala de Conductas Sexting y sus dimensiones, Autoestima y Búsqueda de Sensaciones

Nota. * p < .05, ** p < .01, *** p < .001; BS= Búsqueda de sensaciones; AU= Autoestima
No se encontraron correlaciones significativas entre Sexting y autoestima, tampoco entre BS y autoestima, en la que la correlación es positiva pero muy débil.
En la tabla 2, se comparan las tres variables a través del tipo de relación de pareja que los participantes manifiestan poseer, se consideraron tres categorías: tienen una relación estable, tienen sexo casual y los solteros. De esa comparación, solamente se encuentran diferencias estadísticas en el puntaje total de sexting, disposición activa hacia el sexting y participación activa en el sexting, en las que los participantes que dicen mantener sexo casual tienen puntuaciones mayores que los otros dos grupos, con una magtnitud del efecto de tamaño moderado de acuerdo con el estadístico Epsilon (ε²) (Cho (1996). En las demás comparaciones se encuentran diferencias, pero, el tamaño de las diferencias son pequeñas y no significativas
Tabla 2 Análisis comparativo entre las Conductas Sexting, la Autoestima y la búsqueda de Sensaciones según el tipo de relación de pareja

Nota: W= kruskal-Wallis; ε²= épsilon al cuadrado; BS= Búsqueda de sensaciones; DA =Disposición activa hacia el sexting; PR =Participación real en el sexting; EA= Expresión emocional en el sexting; AU= Autoestima
Asimismo, se compararon las tres variables a través del sexo y por edad y no se hallaron diferencias estadísticamente significativas (p < .05), dado que el tamaño de las diferencias es pequeño.
Discusión
El avance tecnológico ha cambiado la vida de las personas en todo orden de cosas, incluso aquellas que tienen que ver con la conducta sexual, entre estos cambios, aparece el sexting que utiliza plataformas como el de las RS (Cabrales et al., 2020; De la Rosa, 2022) para desarrollar un nuevo tipo de conducta sexual.
Los resultados hallados, encuentran correlaciones positivas entre BS y el puntaje total del ECS y sus dimensiones de Disposición activa hacia el sexting y Participación real en el sexting (rs = .31); lo que indica que los jóvenes que buscan novedades y relaciones placenteras, así como los que tienen necesidad de satisfacer experiencias excitantes, tienden a practicar sexting. Estos datos tienen relación con algunos antecedentes encontrados sobre el tema (Aguirre, 2020; Atamari & Sabina, 2017; Klettke et al., 2019; Lorca & Sanz, 2008; Olatunde & Balogun, 2017) , que relacionan la BS con prácticas sexuales casuales, relaciones sin preservativo ni cuidados.
BS tiene una asociación muy débil y no significativa con la dimensión expresión emocional del sexting, hecho que llama la atención y no se corresponde con los antecedentes; una hipótesis de este hecho es que la medida de esta dimensión tuvo una baja confiabilidad y afectó la medida.
Tampoco se encontraron relaciones significativas BS y autoestima, sobre este asunto hay datos contradictorios que se deben seguir investigando. Igualmente, no se encontraron relaciones significativas entre sexting y autoestima, Algunos estudios anteriores son contradictorios, algunos hallaron (en contra de lo que esperaban) que los que practican el sexting tienen autoestima alta (Lorca & Sanz, 2008) y otros hallaron que estas variables se relacionan inversamente (Atamari & Sabina, 2017; Merlyn et al., 2016; Morelli et al., 2016), y otros hallaron que quienes realizan sexting de manera forzada, bajo coersión tienen una baja autoestima (Klettke et al., 2019); algunas probables explicaciones a estas contradicciones, pueden considerar la edad de las muestras, la personalidad, la cultura, la necesidad de aceptación y de pertenencia social, (De la Rosa, 2022 ; Ruido, 2017). Por otro lado, la pulsión sexual engloba tres diques psíquicos: moral, la vergüenza y el asco; los jóvenes de hoy tienen una visión más práctica, individualizada y relativista de todo lo que encuentran, muestran su intimidad, satisfacen sus deseos sin pudor y visualizan a la otra persona como objeto que los satisface; en suma, parecen más proclives a desarrollar rasgos de personalidad con altos niveles de extroversión (Lorca & Sanz, 2008 ; Ruíz et al., 2019).
El sexting comparado de acuerdo al sexo, no produce diferencias significativas; sin embargo, se observaron puntuaciones poco más altas entre los hombres, tanto en el comportamiento sexting como en búsqueda de sensaciones; esto probablemente tiene que ver con la intención de hacer cortejos sexuales, recibir halagos o disfrutar de placer autoerótico (Merlyn et al., 2020; Soriano et al., 2019) y concuerda con los antecedentes encontrados (Aguirre, 2020), quien refiere que los hombres tienen mayor nivel de involucramiento en el sexting y se relaciona también con los hallazgos de Zuckerman (1980) , quien encontró que los hombres puntuaron más alto en BS que las mujeres. También podría decirse que actualmente las diferencias entre hombres y mujeres, es menos notoria, debido a que las mujeres se han empoderado y existe muchos espacios en los que las mujeres han igualado o sobrepasado a los hombres.
Del mismo modo, según el tipo de relación de pareja, sobresale que los que desarrollan el sexo casual, tienen más propensión a realizar sexting, lo cual concuerda con la teoría revisada y con algunos antecedentes (De la Rubia, 2010; Zurbriggen & Yost, 2004); sobre todo, los varones jóvenes, suelen desarrollar fantasías sexuales y conductas exploratorias que emocionalmente no tienen un compromiso afectivo con sus parejas, por lo que establecen múltiples parejas sexuales o desarrollan sexo casual (Zurbriggen & Yost, 2004, De la Rubia, 2010). Al respecto, García et al. (2013), señalan que el machismo es un factor para las prácticas sexuales casuales y tiene que ver con el rol que asume el hombre para tomar la iniciativa en el cortejo de una mujer. Van Ouytsel et al. (2017) y Wood et al. (2015), afirman que el género figura como una brecha imprescindible en las dinámicas del poder ya que, los varones están sujetos a probar su virilidad practicando sexo casual y las mujeres pueden estar sujetas a practicarlo por dominación o control del cuerpo. Esto explica también por qué los hombres son los mayores consumidores de pornografía y desarrollan más conductas de riesgo como el abuso de sustancias o la infracción de reglas (Rodríguez-Dominguez & Durán, 2019).
En síntesis, se observan correlaciones entre BS y el sextin total y sus dimensiones: disposición activa hacia el sexting y participación real en el sexting. Según el tipo de relación de pareja, se encuentra que quienes tienen sexo casual, tienen mayores puntuaciones en sexting total y disposición activa hacia el sexting y participación real en el sexting.
Entre las limitaciones del estudio, se puede mencionar que los cuestionarios en general siempre son instrumentos que pueden generar sesgos, debido a la deseabilidad social y otros factores que no se han podido controlar; también el tipo de muestreo no probabilístico e intencional usado, no posibilita generalizar los resultados (Hernández-Sampieri y Mendoza, 2018); igualmente, la recolección de la información se realizó de forma virtual, lo que dificultó el control directo del proceso de recopilación de datos a través de cuestionarios. Es posible que la baja confiabilidad de los datos en la autoestima y en la dimensión expresión emocional en el sexting, podría deberse a alguno de los factores mencionados o a sus combinaciones.
Este estudio puede servir como insumo para desarrollar soluciones a los problemas ligados al sexting y a la búsqueda de sensaciones. Fenómenos que actualmente reciben mucha atención por sus implicaciones sociales.
Se puede recomendar ahondar el estudio de estos fenómenos con muestras más grandes y con grupos de edades más diferenciadas; asimismo, implicar en estudios futuros otras variables de personalidad y culturales, que se pueden relacionar con el sexting y la búsqueda de sensaciones fundamentalmente.














