Sr. Editor: La enfermedad del coronavirus 2019 (COVID-19) -considerada pandemia por la Organización Mundial de la Salud (OMS)- está quebrantando la seguridad sanitaria mundial. Al 31 de marzo de 2020 ha afectado a más de 750 000 personas y ha causado más de 36 000 muertes en 201 países. La respuesta es variada y comprende estrategias que combinan medidas de contención, mitigación y supresión; en un esfuerzo mundial sin precedentes con costos económicos y sociales que están por determinarse. Estas acciones se dan al amparo del Reglamento Sanitario Internacional (RSI) que es de cumplimiento obligatorio para los países en casos de eventos inesperados que amenacen la salud de toda la población 1.
Para monitorizar y evaluar la implementación del RSI, la OMS desarrolló cuatro modalidades de medición: el Informe Anual de Autoevaluación (IAA) que fue obligatoria, y tres voluntarias. Por otro lado, el Índice de Seguridad Sanitaria Global (GHSI, por sus siglas en inglés) sintetiza indicadores que miden las capacidades de la seguridad sanitaria e identifica brechas y políticas para mejorarla 2.
El objetivo del presente estudio es describir la capacidad del Perú en seguridad sanitaria e identificar acciones para su mejora en el contexto de la COVID-2019. Para ello, se realizó un estudio descriptivo utilizando el IAA del RSI de 2018 3 y el GHSI de 2019 2, ambos disponibles al público. Cada uno de estos instrumentos utiliza sistemas de puntuación que van del 0 al 100 con puntos de corte que valoran los resultados promedios y categorizan las capacidades generales de un país en tres niveles: preparado, medianamente preparado y poco o no preparado.
Perú tiene puntajes promedio de 55 en el IAA y 49 en el GHSI. Para el IAA ocupa la posición 108 entre 183 países, mientras que en el GHSI ocupa el puesto 49 entre 195 países en cuanto a capacidades sobre seguridad sanitaria. Esto ubica al país como medianamente preparado para hacer frente a epidemias y pandemias (Tabla 1). Respecto a elementos o indicadores específicos sobre capacidades, los puntajes medidos por el GHSI muestran una baja preparación en bioseguridad, sistemas de laboratorios, fuerza laboral en epidemiología, operaciones de respuesta a emergencias, evaluaciones externas conjuntas (JEE, por sus siglas en inglés) y en el desempeño de servicios veterinarios (PVS, por sus siglas en inglés).
RSI = Reglamento Sanitario Internacional CNE = Centro Nacional de Enlace JEE = Evaluación Externa Conjunta PVS = Desempeño de Servicios Veterinarios El informe anual de autoevaluación del RSI tiene 13 capacidades y 24 indicadores. Los puntajes por capacidad e indicador expresan niveles graduales expresados en porcentajes y relacionados con códigos de colores, los cuales se promedian aritméticamente para obtener puntajes agrupados. Puntos de corte: 20 y 60. El Índice de Seguridad Global en Salud tiene 34 indicadores y 85 subindicadores agrupados en seis categorías. En base a 140 preguntas se obtienen, luego de un proceso de modelamiento, puntajes normalizados por cada indicador, categorías y promedio general que están en el rango de 0 a 100 para facilitar la comparación entre países y con otros indicadores. El valor cero no indica la ausencia de capacidad, sino el puntaje más bajo posible que en algunos casos significa ausencia de información. Puntos de corte: 33,3 y 66,5. Los colores verde, amarillo y rojo indican los niveles preparado, medianamente preparado y poco o no preparado, respectivamente.
La COVID-19 ha demostrado que el mundo no está preparado para prevenir los eventos zoonóticos de potencial pandémico. La infección está provocando inestabilidad incluso en países con economías fuertes, colapsando sus servicios de salud y llevándolos, en algunos casos, a tomar medidas extremas que incluyen el cierre de fronteras y la cuarentena regional o nacional 4 .
Al estar medianamente preparado frente a las amenazas contra la salud pública, como las pandemias, nuestro país se enfrenta a un gran desafío para controlarlas. Una respuesta efectiva requiere reducir brechas en seguridad sanitaria utilizando instrumentos como el informe de autoevaluación del RSI o el GHSI e implementando intervenciones multisectoriales. En el contexto actual, de despliegue de acciones sostenidas lideradas por el Estado, el compromiso y el concurso de diferentes actores, incluidos los sectores privados y la academia, podrían reforzar aquellos componentes y capacidades críticas con peor desempeño. Las capacidades instaladas en la respuesta a la COVID-19 en el país y el mundo deben consolidarse.
Desde 2016 la OMS empezó a utilizar la JEE, que mide las capacidades en 19 áreas técnicas y que empieza con un proceso de autoevaluación multisectorial, utiliza los enfoques multiamenazas y de «Una salud», y una evaluación al país por un grupo de pares externos 5. Dicha evaluación se ha implementado en más de 96 países, pero no en el Perú. La JEE facilita la identificación de brechas y la propuesta de acciones prioritarias concretas. La evaluación se complementa con la elaboración del Plan Nacional de Acción para la Seguridad Sanitaria (NAPHS, por sus siglas en inglés) de ejecución multianual con el fin de promover la implementación del RSI 6.
Solo un esfuerzo global en el desarrollo de capacidades nos pondrá en una mejor situación para actuar de manera oportuna, minimizando cualquier potencial efecto negativo de las amenazas, que son múltiples: biológicas, químicas o nucleares de carácter natural, accidental o intencional.
Una de las limitaciones del estudio es que, si bien tienen el mismo propósito, los indicadores y las categorías comparados corresponden a instrumentos diferentes y puntuales que podrían cambiar en el tiempo a medida que los países implementen mejoras. Otra es que se realizó una categorización ad hoc para los indicadores del IAA del RSI.
Actualmente, el Perú está medianamente preparado en seguridad sanitaria con brechas importantes en áreas indispensables para la detección, preparación y respuesta frente a una pandemia. Al terminar la emergencia resulta necesario realizar una JEE y, con los resultados, elaborar un plan nacional de seguridad sanitaria, articulado con los esfuerzos globales por acelerar la implementación del RSI.