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Revista de Neuro-Psiquiatría

versão impressa ISSN 0034-8597

Rev Neuropsiquiatr vol.77 no.3 Lima jul. 2014

 

Estrés postraumático y comorbilidad asociada en víctimas de la violencia política de una comunidad campesina de Huancavelica, Perú. 2013.

 

 

Post-traumatic stress disorder and co-morbidity among victims of political violence in a rural community of Huancavelica, Peru. 2013.

 

 

Vanessa Herrera-Lopez 1,2,a, Lizardo Cruzado 1,a.

 

 

1 Instituto Nacional de Salud Mental Honorio Delgado-Hideyo Noguchi. Lima, Perú.

2 Facultad de Medicina Alberto Hurtado, Universidad Peruana Cayetano Heredia. Lima, Perú.

a Médico Psiquiatra.

 

 

 

RESUMEN

 

Entre los años 1980 y  2000 nuestro  país vivió uno de los más cruentos conflictos  armados de su historia. El departamento de Huancavelica, zona de extrema pobreza del Perú, fue uno de los principales lugares afectados.Objetivos: Determinar las características sociodemográficas, prevalencia de trastorno de estrés postraumático (TEPT), comorbilidad psiquiátrica y factores asociados en víctimas de la violencia política de la comunidad campesina de Cuñi, en el departamento de Huancavelica. Material y métodos: Se usó un diseño observacional, de corte transversal, se seleccionó a 121 habitantes de la comunidad, mayores de 18 años, que vivieron  en el lugar durante el periodo de violencia política. La muestra representativa se seleccionó  mediante muestreo por conglomerados multietápico y aleatorio. Se aplicó el Cuestionario Mini International Neuropsychiatric Interview (MINI) adaptado por el Instituto Nacional de Salud Mental de Perú (INSM) para valorar TEPT y comorbilidad asociada. Resultados: La mayoría de encuestados estaban en extrema pobreza. El promedio de eventos traumáticos como consecuencia de la violencia política fue de 2,26. La prevalencia de vida de TEPT fue 25,6%. Todas las personas encuestadas tuvieron al menos un trastorno psiquiátrico comórbido: los más frecuentes fueron el trastorno de ansiedad generalizada y la depresión.  Conclusiones: Se evidenció elevada prevalencia de eventos traumáticos y prevalencia  de vida de TEPT y comorbilidad asociada en dicha zona rural.

 

PALABRAS CLAVE: Trastornos por estrés postraumático, terrorismo, comorbilidad, Perú, salud rural.

 

 

 

SUMMARY

 

Between 1980 and 2000, our country experienced one of the bloodiest conflicts in its history. The department of Huancavelica, extreme poverty area of Peru, was one of the main sites affected. Objectives: To determine the sociodemographic characteristics, prevalence of Post-traumatic Stress Disorder (PTSD), comorbidity, and associated factors in victims of political violence in the rural community of Cuñi, in the department of Huancavelica. Methods: An observational, cross-section design was used. One hundred and twenty one community residents were selected , aged 18, who lived at the site during the period of political violence. The representative sample was selected by multistage random sampling clusters. The Mini International Neuropsychiatric Interview (MINI) questionnaire adapted by the National Institute of Mental Health of Peru (INSM) was used to assess PTSD and comorbidity. Results: Most respondents were in extreme poverty (average monthly income 24.4 dollars). The average number of traumatic events relating to political violence was 2.26. The lifetime prevalence of PTSD was 25.6 %. All respondents had at least one comorbid disorder. The most prevalent comorbidity was generalized anxiety disorder and depression. Conclusions: High prevalence of PTSD and comorbidity was observed. Furthermore, high prevalence of traumatic events and extreme poverty in this rural area was evident.

 

KEYWORDS: Post-traumatic stress disorders, terrorism, comorbidity, Peru, rural health.

 

 

 

INTRODUCCIÓN

 

La violencia es un problema de salud pública a nivel mundial (1). Diferentes estudios han demostrado que la guerra y los conflictos armados constituyen las mayores causas de sufrimiento general y mortalidad a lo largo de la historia, repercutiendo en la salud física y mental de todos aquellos directa o indirectamente involucrados (2-4).

 

 

La violencia política ha sido reconocida como una amenaza creciente a la salud pública. Se habla de violencia política cuando se utilizan métodos agresivos, para la resolución de un conflicto político-social-económico suscitándose lesiones, muertes y daños colaterales (2). Se consideran víctimas de la violencia política a las personas, familias y comunidades que han experimentado directamente o han estado próximas a eventos diversos, como incursiones o ataques armados, masacres, tortura, violación sexual, secuestro, desaparición forzada, asesinato, reclutamiento forzado y otros en los que se ha producido la vulneración de sus derechos humanos (4).

 

Los estudios realizados sobre los efectos de la violencia señalan como principales reacciones el miedo y el temor, emociones extremas que acarrean reacciones corporales, reacciones impulsivas, alteración del sentido de la realidad y la perpetuación misma del temor (5-7). Además del miedo, se presentan otros sentimientos, como vulnerabilidad, inseguridad, desmoralización, desesperanza, desesperación, desamparo, indefensión, sufrimiento, dolor, tristeza, odio y deseo de venganza (5,8,9). Otros de los efectos encontrados son la desconfianza  en las personas y en los grupos,  el aislamiento, la apatía, la inhibición de la comunicación, los problemas para relacionarse  y la baja autoestima.

En relación a los efectos comunitarios, las investigaciones internacionales encontraron en las comunidades afectadas un clima emocional de miedo, lo que a su vez repercute en la inhibición de la comunicación, el ocultamiento de pensamientos y emociones, la desvinculación de los procesos organizativos, el aislamiento social, el cuestionamiento de los valores y la desconfianza comunitaria (5,8). Entre los fenómenos sociales se observan la migración, el desplazamiento forzado y el refugio. Estos procesos generan ruptura familiar, ruptura de los proyectos de vida de la comunidad, desorganización social, pérdida de redes habituales y relaciones sociales, y también cambios culturales, como la pérdida de formas tradicionales de organización, símbolos, tradiciones, ritos y el ocultamiento de la propia identidad (5,8,10).

En relación a los problemas de salud mental más comunes entre las personas que han vivido situaciones de violencia política, se han encontrado casos de depresión, ansiedad, abuso de sustancias como el alcohol y el tabaco, así como  obviamente el trastorno de estrés post traumático (5,6,9).

 

El trastorno por estrés postraumático (TEPT) consiste en la aparición de síntomas característicos que siguen a la exposición a un acontecimiento estresante y extremadamente penoso, que puede ser vivenciado por el individuo de manera directa o puede ser conocido a través de otra persona cercana al hecho (10). El TEPT, como constructo nosológico, es aún controversial, y en algunos estudios se niega su aplicabilidad en determinados contextos culturales; sin embargo, en muchos estudios clínicos se evidencia el impacto a corto y largo plazo, lo que es corroborado por los correlatos de alteración neurobiológica (1).

 

Entre algunos cuestionamientos que se plantea a la definición misma del TEPT  se menciona que dicho trastorno es conceptuado como una categoría propia de un sistema de valores y una ontología occidental, para cuya aplicación en sociedades no occidentales se debería tener mucha cautela (12). Asimismo, se ha cuestionado reiteradamente la utilización de una categoría única para las consecuencias de los variados eventos con potencial traumático, así como  la ausencia de consideraciones vinculadas al contexto traumático en el tiempo, aspectos culturales e históricos (13).

 

Igualmente se menciona que con el paso de los años los indicadores de estrés postraumático van disminuyendo, siendo con los años la tasa de prevalencia reportada considerablemente menor. De todas formas, someter a prueba estas afirmaciones en contextos con escasez de estudios sobre TEPT, como el nuestro, es válido, más aún cuando se ha documentado la relación entre la severidad del trauma y el desarrollo de TEPT crónico. En ese sentido, tras eventos extremadamente violentos como los vividos en la época de la guerra interna, es pertinente buscar sus posibles secuelas en forma de patología psiquiátrica, pese a los años transcurridos (14-18).

 

Según el Informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación,  las zonas de Huancavelica, Ayacucho y Apurímac fueron las principales afectadas durante el conflicto armado entre los años 1980 y 2000. Se ha estimado que la cifra más probable de víctimas fatales de la violencia fue de 69 280 personas. Se dieron innumerables violaciones a los derechos humanos y la población se encontró ante dos frentes, por un lado, Sendero Luminoso y por otro el Ejército y la Policía (19,20). 

 

Pedersen y cols.estudiaron la repercusión de la violencia política en la salud de las personas de las poblaciones alto andinas de Huanta en Ayacucho reportando cifras muy significativas: 73% de prevalencia general de trastornos mentales y 24,8% de estrés post traumático en la población mayor de 14 años. Asimismo en estudios se hace referencia a la existencia de factores de protección como a la capacidad de recuperación de las personas y la resiliencia de la población rural (21).

 

El resultado de la violencia política en el Departamento de Huancavelica, zona con mayor tasa de pobreza del país, fue miles de personas muertas y miles de personas desplazadas,  con el resquebrajamiento de las comunidades campesinas, así como  miles de millones de nuevos soles en pérdidas materiales (22,23). La comunidad campesina de Cuñi se encuentra ubicada en el distrito de Marcas, provincia de Acobamba, departamento de Huancavelica-Perú, ubicada en la frontera de Huanta- Ayacucho, a 3525 m.s.n.m. Fue una de las comunidades campesinas afectadas por el conflicto armado en la zona de Huancavelica,  instalándose una base de las fuerzas armadas cerca de la zona. Varios pobladores han descrito diversos tipos de agresiones sufridas, incluidas violación sexual, agresión física, secuestro, amenaza de muerte o han sido testigos de torturas o muertes violentas de diversos familiares,. Algunos relataban en reuniones comunales que “después del conflicto armado, la organización comunal no fue la misma, ni la forma de ser de los comuneros”. Asimismo, muchas familias  y jefes del hogar fueron desplazados y/o desaparecidos quedando al cuidado del hogar sólo un miembro parental. Persiste en la zona descrita una alta tasa de pobreza extrema y migración local, así como desorganización comunal, pobre iniciativa y escasa concurrencia a los servicios de salud. Hasta la fecha no se ha realizado un estudio científico que permita valorar la presencia de TEPT en dicha zona y su relación con el conflicto armado vivenciado.

 

Las comunidades campesinas son una de  las organizaciones sociales más  antiguas que tiene nuestro país. Se sustenta en una red de cooperación mutua y reciprocidad donde los comuneros tienen acceso por igual para el uso de la tierra y bienes comunitarios. Dichas comunidades fueron las que sufrieron un mayor impacto por la violencia política en la época del conflicto armado, siendo aún duradera y notable la repercusión a nivel comunitario. Asimismo, es una de las instituciones aún más olvidadas por el Estado, pues en dichas zonas persisten elevados indicadores de pobreza y exclusión que repercuten en la situación de salud mental colectiva. Dicha exclusión, múltiples determinantes sociales, barreras de acceso y características culturales particulares aún no han tenido un alto foco de interés e investigación sobre las múltiples repercusiones e impacto en la salud mental de las comunidades hasta la actualidad, así como en el análisis de la presencia de TEPT crónico considerando las variables culturales. Existen algunos estudios cualitativos en determinadas zonas donde existió el conflicto armado, sobretodo en Ayacucho, sin embargo en general resultan escasos. Los estudios epidemiológicos del Instituto Nacional de Salud Mental han podido realizar su ámbito de investigación epidemiológica en salud mental en la gran mayoría de regiones del país, sin embargo dichas investigaciones son más focalizadas al ámbito citadino. Para la fecha de realización del presente estudio no se contaba con informe del estudio epidemiológico en salud mental en la región de Huancavelica. Así,  no se cuenta con estudios con enfoque cuantitativo en salud mental en el ámbito de Huancavelica. Este estudio sienta un precedente relevante y busca caracterizar a dicha población afectada por la violencia política y la presencia de TEPT y comorbilidad asociada en dicha comunidad campesina con características culturales de origen quechua.

 

 

Los objetivos fueron determinar  la prevalencia de estrés postraumático en la comunidad campesina de Cuñi-Huancavelica, así como determinar los factores asociados y la comorbilidad más frecuentemente asociada con TEPT.

 

 

MATERIAL Y MÉTODOS

 

 

Se diseñó un estudio descriptivo, observacional y de corte transversal. La población consistió en todos los habitantes de la comunidad campesina de Cuñi, mayores de 18 años, que habían vivido en el lugar entre los años 1980 a 2000, incluyéndose a la población de los diferentes anexos geográficos: Ccochacc, Lambrama, Asahuasi y Cuñi,  afectados por la violencia política, incluyéndose asimismo a los ‘retornantes’ (aquellos que se desplazaron de la comunidad por algún periodo de tiempo) y ‘resistentes’(aquellos que optaron por permanecer en el lugar) que se encontraban residiendo actualmente en la comunidad. Se excluyeron aquellos que presentaron  una severa discapacidad orgánica o física que les limitaba responder a la entrevista.

 

Se utilizó un diseño muestral por conglomerados multietápico aleatorio, donde cada anexo fue considerado un conglomerado. El tamaño muestral se determinó según la fórmula de tamaño muestral para estudios de prevalencia, y los participantes en el estudio de cada conglomerado se seleccionaron de manera aleatoria y proporcional a cada anexo geográfico de la comunidad.Las viviendas fueron seleccionadas sobre la base del número obtenido en el censo geosanitario del establecimiento realizado tres años atrás y contrastado con los datos de los agentes comunitarios, autoridades y situación real actual.Se escogió una persona por vivienda por asignación aleatoria.

 

Se realizaron coordinaciones con el alcalde, diversos líderes comunales, presidente comunal y personal de salud del establecimiento de la jurisdicción para la aprobación de la realización del estudio en la comunidad. Se contó con el apoyo de dos agentes comunitarios de salud y un profesional de la salud con dominio de idioma quechua a quienes se capacitó  para apoyar en el desarrollo de la entrevista que se realizó casa por casa según muestreo seleccionado.

 

El periodo de recolección de datos fue de enero a julio del 2013. Entre los instrumentos que se utilizaron se consideró un cuestionario general que incluyó preguntas sobre edad, género, estado civil, grado de instrucción, anexo de procedencia, ingreso mensual promedio, tipo de familia y tipo de afectación percibida durante el conflicto armado. Asimismo, se utilizaron los módulos de trastornos psiquiátricos considerados en el Cuestionario Mini International Neuropsychiatric Interview (MINI) validado y utilizado en los estudios epidemiológicos del Instituto Nacional de Salud Mental “Honorio Delgado-Hideyo Noguchi”(INSM) de nuestro país. Dicho cuestionario ha sido adaptado linguísticamente por el INSM (24,25) y validado a través de entrevistas a usuarios con trastornos psiquiátricos del INSM y luego en personas residentes de cien viviendas provenientes de cada cono  de Lima Metropolitana y el Callao. Se incluyó los diferentes módulos que evalúan TEPT y otros trastornos psiquiátricos para valorar comorbilidad asociada a TEPT. No se realizó adaptación lingüística al quechua dado que según el Informe del Análisis Situacional de Salud del 2007 del Puesto de Salud Cuñi [26], el 90% de las personas adultas de la comunidad son bilingües, habiéndose realizado previamente encuestas o tamizajes en español, no informándose dificultad lingüística. Los criterios del DSM IV-TR fueron utilizados para establecer los diagnósticos respectivos y motivo del presente estudio.

 

En relación al plan de análisis, en la primera etapa del procesamiento estadístico de los datos  se utilizó estadísticas descriptivas como porcentajes y promedios para determinar las prevalencias de trastornos e indicadores de violencia política y la edad promedio de los entrevistados. Además se realizó análisis bivariado para determinar la asociación entre los indicadores asociados con el estrés postraumático y trastornos comórbidos por medio de razón de ventajas (OR).

 

Se consideró la significancia estadística al 5% (p: 0,05) y finalmente para el procesamiento estadístico se utilizó el programa SPSS v. 19.0.

 

El estudio contó con la aprobación del Comité de Ética de la Universidad Peruana Cayetano Heredia.Los participantes firmaron libremente su consentimiento informado. Se les asignó una codificación  a los encuestados para proteger la identidad de los informantes. Así, la lista aleatorizada de participantes disponible fue codificada y protegida, siendo solo accesible a la investigadora principal.Estos datos no fueron cedidos a ninguna persona o institución bajo ninguna circunstancia.

 

 

RESULTADOS

 

De la muestra seleccionada, se excluyó a cuatro participantes por presentar demencia avanzada, no pudiendo responder el cuestionario, seleccionándose finalmente 121 personas de ambos géneros. La muestra fue extraída a partir de una población de 229 personas.

En la tabla 1 se describen las características sociodemográficas de los encuestados afectados por la violencia política (Tabla 1). La edad promedio de los encuestados fue de 50,9 años. De los encuestados, 77 fueron mujeres y 44 varones.El 53,7 % de los encuestados correspondieron al grupo etario de 30 a 59.Los encuestados provenían de los diferentes anexos geográficos de la comunidad campesina.El 52,9 % correspondieron a la zona de Cuñipampa. La zona de Cuñi fue la que presentó el menor ingreso promedio mensual (54 nuevos soles).  El 58,7 % de los encuestados tuvieron grado de instrucción nivel primario.El 47,9% de los encuestados eran casados. El 49,6% de los encuestados  provenían de una familia biparental. La mayoría de sujetos tuvo como lengua materna de origen el quechua (97,5%). Asimismo, la mayoría de sujetos tenía como principal ocupación ser agricultor (83,5%). De los encuestados que presentaron diferente grado de afectación percibida por la violencia política, el 76,9% no se habían registrado o no se había aprobado su registro en el listado oficial de personas y comunidades que tiene derecho a los beneficios del Plan Integral de Reparaciones denominado Registro Único de Víctimas (RUV). El 43,9 % de los encuestados tuvieron  que cambiar de lugar de residencia por causa de la violencia política.

 

 

El ingreso mensual promedio fue de 66 nuevos soles. Las mujeres encuestadas presentaron un menor ingreso mensual promedio (60,4 nuevos soles).

 

De toda la muestra seleccionada, el 83,47% reportó al menos un tipo de afectación por violencia política. En la tabla 2se evidencian la percepción de eventos traumáticos por la violencia política más descritos  por los encuestados de ambos sexos: los más frecuentes fueron haber tenido que cambiar de lugar de residencia por la violencia política  y haber sido reclutados forzosamente por el ejército y/o subversión en algunos casos.

 

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El promedio de  eventos traumáticos en la población total encuestada (n=121) fue de 2,26 eventos. El 26,4 % de los encuestados presentaron dos tipos de afectación;  el 21,5%  tres tipos de afectación, y el 17,3% sufrieron cuatro o más. Los varones encuestados no reportaron violación sexual.El  2,6% de las mujeres encuestadas (n=77) reportaron haber sufrido violación sexual durante el conflicto armado.

 

 

La edad media de presentación de TEPT fue de 24,9 años, siendo la mínima edad de presentación a los 7 años y la máxima de 45 años. El 41,9% (13) eran menores de 18 años cuando se presentó el episodio.El 35,5% (11) estaban entre 31 y 45 años.El 22,6% estaba entre los 19 y 30 años (Gráfico 1).

 

 

En relación a los síntomas o criterios diagnósticos de TEPT más frecuentemente identificados (Tabla 3), el 100% de los encuestados que presentaron TEPT “pensaba a menudo y con pena en este acontecimiento, lo soñaba o tenía frecuentemente la impresión de revivirlo”. El 95,2% de los encuestados “tendía a evitar todo aquello que pudiera recordarle ese acontecimiento”. El 90,5% tenía “dificultad para recordar exactamente lo que había pasado durante el acontecimiento”. Asimismo, el 95,2% refirió que cuando sucedió ese acontecimiento “estaba nervioso y constantemente en guardia”; el 95,2% refirió que “cualquier pequeña cosa le asustaba”, el 90,5% “tenía dificultades para dormirse o se despertaba a menudo”.

 

 

En la tabla 4 se evidencia  la frecuencia de eventos traumáticos relacionados a la violencia política según presencia o ausencia de TEPT. Se evidenció asociación significativa entre la presencia de TEPT y el mayor número de tipos de afectaciones por la violencia política percibidas por los encuestados.

 

 

    Asimismo, el 9,1 % de los encuestados reportaron haber sufrido otros eventos traumáticos (Tabla 5) entre los que destacaban: haber sufrido un accidente (45,5%); haber sido víctima de agresión física (27,3%); haber escuchado sobre muerte de familiar (18,2%); haber sido testigo de muerte de familiar (9,1%).

 

 

La prevalencia de vida de TEPT en la muestra fue de 25,6%. La prevalencia de vida de TEPT para las mujeres fue de 27,3%, mientras que para los  varones fue de 22,7%. Al aplicar la prueba X2 se vio que no había diferencia significativa en la prevalencia entre ambos sexos (p >0,05).Se encontró diferencia significativa entre la ubicación geográfica de los anexos y la mayor presencia de TEPT y comorbilidad asociada (p >0,05) (Tabla 6). Los anexos de Cuñi y Lambrama fueron los anexos con más alta prevalencia de TEPT. Esto podría explicarse dado que la plaza principal de la comunidad campesina se encontraba en el anexo de Cuñi, punto de convocatoria frecuente por las fuerzas armadas y subversivos. El anexo de Lambrama se encuentra cerca de la zona de quebrada, punto de acceso por donde accedían los subversivos.

 

 

Todas las personas con TEPT tuvieron al menos un trastorno psiquiátrico comórbido. En relación a los principales trastornos psiquiátricos asociados al TEPT, se observó que el trastorno de ansiedad generalizada (TAG) y la depresión se asociaron con mayor frecuencia a TEPT, sin embargo solo TAG tuvo una asociación estadística significativa (Tabla 7). Tanto la fobia social y la dependencia al alcohol se presentaron con mayor frecuencia en los encuestados que no tuvieron TEPT. 

 

 

Las mujeres y varones con TEPT presentaron mayor comorbilidad que las personas que no padecieron TEPT. En el caso de las mujeres, los trastornos psiquiátricos con mayor  comorbilidad fueron  TAG y fobia social, con asociación estadísticamente significativa en ambos casos (Tabla 8).

 

En el caso de los varones, los trastornos psiquiátricos con mayor comorbilidad fueron el trastorno de ansiedad generalizada y la depresión mayor, presentándose asociación estadísticamente significativa solo con TAG (Tabla 9).

 

 

En relación a la prevalencia de trastornos psiquiátricos en los últimos doce meses, el 28,9% presentó algún trastorno psiquiátrico, siendo los de mayor prevalencia la dependencia al alcohol (7,4%), trastorno de ansiedad social (5,8%), ataque de pánico (5%), trastorno de ansiedad generalizada (4,1%). Solo se evidenció TEPT en los últimos 12 meses en el 0,8% de la muestra, el cual fue comórbido a TAG (Tabla 10).

 

 

 

DISCUSIÓN

 

Estudios diversos han descrito una mayor prevalencia de TEPT en situaciones de conflicto armado y mayor exposición y severidad de eventos traumáticos (27-33). Así, estudios en víctimas de situaciones de combate en países de bajos ingresos han encontrado prevalencias de TEPT de 15,8% en Etiopía, de 17,8% en Gaza, de 28,4% en Camboya y de 37,4% en Argelia (34). Davidson reportó una prevalencia del TEPT  en un 37,4% de la población expuesta a traumas violentos (35). En otro estudio realizado en personas desmovilizadas en el proceso de reintegración y residentes del municipio de Medellín- Colombia los resultados arrojaron una prevalencia del TEPT en los desmovilizados evaluados del 39% (36). En el caso del presente estudio la prevalencia de vida de TEPT  fue 25,6% siendo similar a los promedios de mayor prevalencia en situaciones de conflicto armado.

 

 

Por otro lado, numerosos estudios señalaban que las mujeres presentaban niveles de TEPT más altos (6,12,37), sin embargo en el presente estudio no se encontraron diferencias significativas  en las prevalencias de TEPT. En un estudio realizado quince años después de finalizado el conflicto armado en Perú en mujeres quechuas de tres zonas de Ayacucho, los participantes informaron haber sufrido o presenciado un media de casi nueve hechos violentos durante los años del conflicto, por ejemplo, el 67% fueron gravemente heridos o casi asesinados, el 58% fueron torturados, mientras que el evento más común experimentado fue la muerte violenta de sus familiares y vecinos (83%) (38). Asimismo, se evidenció niveles más altos de síntomas relacionados con el trastorno de estrés postraumático en mujeres con niveles más altos de estrés actual, con mayor exposición a la violencia durante el conflicto,  edad avanzada, y niveles más bajos de resiliencia.

 

El TEPT es un cuadro que tiene una alta comorbilidad, la cual en algunos estudios ha alcanzado hasta un 80% (39). Este estudio es consistente  con aquellos otros donde se muestra que hombres y mujeres con TEPT a lo largo de la vida tienen mayor probabilidad de tener otro diagnóstico psiquiátrico comórbido que aquellos sin TEPT (42-47). Diversos estudios previos encontraron que una proporción considerable de personas que presentaron TEPT también presentaron comórbidamente depresión en un rango variable de   21% a 94% y en un rango de 39–97% sufrían de cuadros de ansiedad comórbidos; asimismo se ha descrito en diversos estudios una triple comorbilidad, es decir, presencia de otro trastorno de ansiedad y depresión además del TEPT en el 11 al 67% de los pacientes. La comorbilidad del trastorno depresivo mayor y de trastornos por consumo de sustancias fue especialmente alta en un estudio epidemiológico realizado en Chile (31).

 

Asimismo, en un estudio realizado en 664 veteranos de guerra se encontró mayor prevalencia de comorbilidad triple con TEPT comparado significativamente a la presencia de solo TEPT (45). En veteranos de Vietnam se ha llegado a encontrar que el 66% presenta también otro trastorno afectivo o de ansiedad, y el 39% tuvo abuso o dependencia de alcohol; sin embargo, había tres o más diagnósticos en el 44% de las mujeres y en el 59% de los hombres (46).

   

El abuso y dependencia de sustancias puede aparecer en algunos pacientes como una autoterapia para controlar ciertos síntomas del TEPT como son los síntomas ansiosos, los trastornos del sueño y la hiperalerta. Esto podría explicar en parte la mayor presencia de consumo perjudicial y dependencia de alcohol en los que no sufrieron TEPT (48).En el presente estudio no se evidenció una asociación significativa comórbida para TEPT con dependencia al alcohol. A pesar que diversos estudios refieren la comorbilidad elevada entre TEPT y dependencia o consumo de alcohol (31-35), las particularidades de esta población rural con elevada migración interna postconflicto podrían explicar dicha diferencia.

 

El estudio también evidenció la elevada exposición a diversos eventos traumáticos vinculados a la violencia política, entre los que destacan haber tenido que cambiar de lugar de residencia por la violencia política, haber sido reclutados forzosamente por el ejército y/ o subversión, haber sufrido detención ilegal o arbitraria durante el conflicto armado, siendo el promedio de eventos traumáticos de 2,26 lo cual tiene correlato con diversos estudios internacionales. En una  investigación realizada con 126 refugiados de Guatemala que vivieron en Chiapas por los últimos 20 años, todas las personas informaron haber vivido al menos un evento traumático, con un promedio de 8,3 eventos por individuo (48).

 

Por otro lado, resulta preocupante la situación de exclusión social y extrema pobreza que aún persiste en dicha zona rural de Huancavelica. Estos factores contribuyen a la persistencia  de vulnerabilidad y riesgo de mayor afectación en su salud mental (50-55). Asimismo, dichos determinantes económicos y sociales constituye efecto y causa   de mayor violencia social posible ante la presencia aún de inequidad en la zona.

 

Se evidenció la afectación a mujeres y varones de la comunidad quienes tenían origen quechua fundamentalmente. Esto tiene correlato con lo informado por la CVR donde se evidenció la afectación y mayor exclusión en población quechua hablante. La CVR evidenció también  que las mujeres, por el hecho de  serlo, fueron víctimas singulares de un conjunto de delitos y atentados contra su dignidad y sus  DDHH que difieren de aquellos infligidos a los varones.

 

Asimismo, la violencia sexual es un delito del que las personas son víctimas tanto en conflictos armados internos como internacionales. Según el informe de la CVR el 16,54% de los hombres sufrieron violencia sexual y el 83.46% fueron mujeres. En el presente estudio el 3,3% (4) de las mujeres  encuestadas reportaron haber sufrido afectación por violencia sexual durante el conflicto armado, las cuales presentaron TEPT en el 75% de dichos casos (54).

   

Huancavelica fue el cuarto departamento más afectado por la guerra interna, después de Ayacucho, Junín y Huánuco. La extrema violencia y el terror infundidos, sumados a la presencia de estresores múltiples, han tenido sin lugar a dudas consecuencias negativas para la salud mental de estas comunidades. Los resultados de este estudio  nos han permitido dimensionar la alta prevalencia de vida de TEPT y comorbilidad asociada en una zona afectada por el conflicto armado sufrido en el  país.

 

Actualmente en la zona afectada de Huancavelica ya se dio la etapa de reparación colectiva. Se concluyó el registro de identificados como afectados por la violencia política para la reparación individual por el Estado a través de un  registro único de víctimas de la violencia política (RUV). Dicho RUV fue creado por la Ley 28592 que instituye el Plan Integral de Reparaciones y sirve para que el Estado reconozca el derecho fundamental de las víctimas y beneficiarios a obtener alguna modalidad de reparación post el conflicto armado. Es preocupante la escasez de registro de afectados por violencia política en dicha comunidad, lo cual podría verse influenciado por la desinformación en el trámite.

 

Se desconoce cómo estarían actuando los factores protectores de resiliencia en el impacto de los traumas sufridos en el conflicto armado en la comunidad de Cuñi, así como factores socioculturales propios de la zona que podrían haber influido en la percepción del conflicto y la repercusión en su salud mental individual y colectiva, aspectos que otros estudios consideran relevante también incluir para un abordaje más integral (55-57).

 

 

CONCLUSIONES

 

 

Se evidenció una elevada prevalencia de vida de TEPT en la Comunidad Campesina de Cuñi en Huancavelica, Perú y una elevada comorbilidad asociada. La prevalencia de vida de TEPT en la muestra fue de 25,6%. La prevalencia de vida de TEPT para las mujeres fue de 27,3%, mientras que para los  varones fue de 22,7%. Se evidenció asociación significativa entre la presencia de TEPT y el mayor número de tipos de afectaciones por la violencia política percibidas por los encuestados.

 

Las características de mayor frecuencia de tipos de afectación  percibida por los encuestados durante el periodo de violencia política, así como la ubicación geográfica tuvieron asociación significativa para la mayor presencia de trastorno por estrés postraumático. Los anexos de Cuñi y Lambrama fueron los anexos con más alta prevalencia de TEPT.

 

Las mujeres y varones con TEPT presentaron mayor comorbilidad que las personas que no padecieron TEPT. En el caso de las mujeres, los trastornos psiquiátricos con mayor  comorbilidad fueron  TAG y fobia social, con asociación estadísticamente significativa. En el caso de los varones, los trastornos psiquiátricos con mayor comorbilidad fueron el trastorno de ansiedad generalizada y la depresión mayor, presentándose asociación estadísticamente significativa solo con TAG.

 

La prevalencia de trastornos psiquiátricos en los últimos doce meses: el 28,9% presentó algún trastorno psiquiátrico, siendo los de mayor prevalencia la dependencia al alcohol (7,4%), trastorno de ansiedad social (5,8%), ataque de pánico (5%), trastorno de ansiedad generalizada (4,1%). Solo se evidenció TEPT en los últimos 12 meses en el 0,8% de la muestra, el cual fue comórbido a TAG.

 

De los encuestados que presentaron diferente grado de afectación percibida por la violencia política, el 76,9% no se habían registrado o no se había aprobado su registro en el listado oficial de personas y comunidades que tiene derecho a los beneficios del Plan Integral de Reparaciones denominado Registro Único de Víctimas (RUV).

 

 

RECOMENDACIONES

 

Se requieren para próximos estudios el correlato diagnóstico con entrevistas clínicas, estudios de seguimiento, uso de servicios de salud y efectividad de intervención, impacto en su calidad de vida y vinculación con diversos determinantes sociales y culturales de una población de origen quechua.  Asimismo considerar las variables y aspectos relacionados a la resiliencia individual y comunal. Igualmente evaluar la repercusión del funcionamiento psicosocial a mayor comorbilidad asociada, comorbilidad física y asociación con trastornos de personalidad, así como la utilización de servicios de salud según grupo etario y de riesgo.

 

 

Dado que la mayoría de las víctimas sobrevivientes provienen de poblaciones históricamente pobres, rurales y marginadas, y han tendido a no ejercer su derecho a la salud por diversas razones sociales, económicas y culturales; enmarcar la salud mental en términos de derechos ayudaría a otorgar poder a esas personas para que influyan sobre el desarrollo de políticas apropiadas sobre salud mental (58-60). 

 

 

Conflictos de interés: Los autores  declaran que no tienen conflictos de interés. No se recibió financiamiento externo alguno.

 

 

Agradecimientos: A la comunidad campesina de Cuñi, por la participación masiva en el presente estudio y el apoyo constante para que se efectivice el mismo. A la Asociación Hijos de Cuñi en especial al Sr. Mauro Pedroza y Sr. Desiderio Barra por su compromiso social y colaboración constante. Al señor Edilberto Barbarán ex presidente comunal de Cuñi, por su anhelo de que los afectados por la violencia política sean reparados integralmente incluida las secuelas emocionales. A Cristina, resiliente agente comunitaria afectada por la violencia política.A Edgar Coila por el apoyo en el análisis estadístico.

 

 

 

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Correspondencia:

 

Vanessa Herrera Lopez

Complejo Habitacional Rumihuasi Bloque F departamento 403, La Victoria.

Lima 13, Perú.

Correo electrónico: vanessaherrera7@hotmail.com

 

 

Recibido: 24/06/2014

Aceptado: 08/09/2014

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