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Revista de Neuro-Psiquiatría

Print version ISSN 0034-8597

Rev Neuropsiquiatr vol.81 no.1 Lima Jan./Mar. 2018

http://dx.doi.org/https://doi.org/10.20453/rnp.v81i1.3270 

ARTÍCULO ESPECIAL

 

El aporte docente de los psiquiatras a la psicología: Cuatro personajes a la luz de la historia de la psicología en Arequipa.

Teaching contribution of psychiatrists to psychology: Four figures in the history of psychology in Arequipa.

 

Nicolás Paredes del Carpio1,a, Walter L. Arias Gallegos 2,b

1 Universidad Católica de Santa María. Arequipa, Perú
2 Universidad Católica San Pablo. Arequipa, Perú
a Profesor Emérito; Psicólogo; Profesor en Educación Secundaria; Doctor en Ciencias Humanas; Miembro Honorario de la Asociación Científico Académica de Psicología. b Profesor Auxiliar; Docente investigador; Psicólogo; Maestro en CC. de la Educación con mención en Psicopedagogía; Miembro de la Sociedad Interamericana de Psicología, Miembro fundador y de la Sociedad Peruana de Historia de la Psicología; Miembro de la Red Iberoamericana de Investigadores de Historia de la Psicología.


RESUMEN

El presente artículo se centra en el aporte docente de cuatro psiquiatras peruanos durante el periodo de creación de la Escuela de Psicología de la Universidad Nacional de San Agustín en Arequipa. Estos profesionales (Carlos Neuenschwander Landa, Noel Altamirano Velasco, Marco Carpio Bernedo y Claudio Mendívil Echevarría) transmitieron sus enseñanzas y experiencias a las primeras generaciones de psicólogos arequipeños. Se analiza su formación y su contribución a la psicología a través de su valiosa labor docente.

PALABRAS CLAVE: Historia de la psicología, psiquiatras, aporte docente, formación de psicólogos.


SUMMARY

This article focuses on the educational contribution of four Peruvian psychiatrists during the process of creation of the School of Psychology at the National University of San Agustin in Arequipa. These professionals (Carlos Neuenschwander Landa, Noel Altamirano Velasco, Marco Carpio Bernedo y Claudio Mendivil Echevarría) transmitted their knowledge and experiences to the first generations of psychologists trained in the city. Their formation and contribution to psychology are analyzed through an examination of their valuable educational labor.

KEY WORDS: History of psychology, psychiatrists, teaching contribution, psychologists instruction.


INTRODUCCIÓN

La psiquiatría como rama especializada de la medicina ha tenido un tortuoso recorrido a lo largo de la historia, criticada por muchos y entendida por pocos, se centró en el estudio y tratamiento de las enfermedades mentales. Aunque para algunos, la labor psiquiátrica esconde oscuras intenciones segregacionistas, camufladas con el lenguaje técnico de la ciencia y el afán de proteger a la sociedad (1,2), para otros, la psiquiatría es una disciplina en franco proceso de maduración (3); y en esa medida, está sujeta a los avatares de cada época en circunstancias determinadas Desde un punto de vista histórico, el interés sistemático por la psiquiatría comenzó en el siglo XVIII con Phillipe Pinel (4), siendo el siglo XIX, testigo de la amplia diversificación de estudios en las patologías mentales, la institucionalización de la psiquiatría y de las reformas sobre el tratamiento de los enfermos mentales. Así, en América Latina, se hizo muy común el análisis de diversas patologías mentales, de acuerdo a las consideraciones clínicas de la época y la información disponible. Se crearon términos y se sometieron a discusión varios cuadros nosológicos (5,6). Algunos tuvieron un interés pasajero como la neurastenia (7), la demencia precoz (8) y la parálisis general progresiva (9). Otros temas como el magnetismo y la hipnosis despertaron polémicas en medios académicos y otros más populares (10), mientras quela asociación de la locura con la criminalidad (11), favoreció el desarrollo de políticas públicas y normas jurídicas, que decantaron en la introducción de los enfoques higienistas y de ahí, a la promoción de la salud mental (12). Estas medidas se aplicaron con el fin de combatir la creciente delincuencia y una diversidad de problemáticas sociales que se encontraban aunadas a las carestías económicas a las que estaban sujetas, un gran número de habitantes de Latinoamérica (13).

El siglo XX se caracterizaría por la, cada vez, mayor formalización de los tratamientos psiquiátricos y los avances científicos en los campos de las neurociencias y la farmacología, que tendrían un impacto notable en el diagnóstico y tratamiento de las personas con trastornos mentales. Sin duda alguna, las grandes figuras de la psiquiatría, con fuerte impacto en América Latina, fueron Kraepelin y Freud (14), así como Esquirol, Charcot, Jaspers y Janet (5). El discurso psicodinámico, se propagó rápidamente en América Latina (15), teniendo entre sus principales exponentes a Honorio Delgado (16), Enrique Pichon-Rivière (12) y Ángel Garma (17). Estos avances disciplinares que legitimaron las bases epistemológicas de las anomalías mentales (18), se tradujeron en una mayor cobertura de la atención de los desórdenes psiquiátricos, lo que implicó el desarrollo de las instituciones psiquiátricas (19,20). En ese sentido, aunque el primer hospital mental de América se estableció en 1567 en México (Hospital de San Hipólito)(21), no sería hasta después de mediados del siglo XX, que las políticas de salud mental cobrarían una preponderancia acorde con criterios menos coercitivos, y más bien, vinculados con el involucramiento de la comunidad en la conquista de la salud de la población (22).

En ese sentido, fue muy importante, la creación de la Organización Mundial de Salud, y sus diversas dependencias, que difundieron concepciones más integrales de salud (23). Asimismo, los adelantos en la industria farmacológica, con la producción de fármacos cada vez más específicos, para el tratamiento de las patologías mentales (24) y la clasificación y diferenciación más precisa de los desórdenes a través de los manuales diagnósticos (25), fueron determinantes en la generación de políticas sociales y mejora de la gestión de la salud pública (26).

Por otro lado, la salud mental ha sido un punto de encuentro entre la psiquiatría y la psicología, que en los últimos años ha propiciado la investigación histórica especializada en estos tópicos (27). Los psicólogos en general han aportado al diagnóstico y tratamiento de los trastornos mentales, primero desde enfoques clínicos centrados en la enfermedad y con un énfasis más aplicado (28), pero más recientemente, con perspectivas preventivas centradas en la promoción de la salud y sobre la base de evidencias científicas y concepciones optimistas sobre el hombre (29).

De este modo, aunque hoy en día, los trastornos psiquiátricos se han convertido en un problema de salud pública, se demanda una intervención más representativas de la psicología a nivel local, nacional, continental y global; revela que hay un desconocimiento sobre las figuras de la psicologia regional que han hecho o siguen promoviendo el avance de la profesien (54). Esperamos que con este trabajo, hayamos contribuido, a la comprensi6n de la relevancia que tuvo la psiquiatría para con la formacien de los psicelogos arequipeños, a través de su aporte docente. integral con la participación de diversos grupos profesionales, que poco a poco, fueron formalizando e institucionalizando su trabajo, como es el caso de los psicólogos (29) y las enfermeras (30). En el caso de los psicólogos, éstos han cumplido un rol cada vez más relevante en la atención preventiva y el tratamiento terapéutico de los pacientes con trastornos mentales, pero las relaciones entre psicólogos y psiquiatras no han estado exentas de conflictos (17), sino que por el contrario, en América Latina, ha habido confusión a la hora de diferenciar una de la otra, y, en un primer momento, un trato peyorativo de los psiquiatras para con los psicólogos (29). Por otro lado, en el Perú, los psiquiatras han promovido el desarrollo de la psicología, a través de cuatro actividades que han llevado a cabo, primordialmente, a partir del siglo XX, como son la investigación, la docencia, la evaluación psicométrica, y la creación de espacios de difusión (revistas, conferencias y congresos) de los avances en la psicología (31).

En lo que respecta a la investigación, los psiquiatras realizaron las primeras investigaciones psicológicas en el país, como es el caso de HermilioValdizán con los estudios en etnopsiquiatría (32) y la fundación de uno de los primeros laboratorios de psicología experimental en 1919, en el Asilo de Alienados de Magdalena, hoy Hospital Víctor Larco Herrera (33) (figura 1). Fueron también psiquiatras como Victoria Iscue, Felipe Chueca, Daniel Garcés, Pedro Aliaga y Ethel Bazán, los primeros en estandarizar pruebas psicológicas en el país (34). Además, fue en el seno de la psiquiatría que se editaron numerosas revistas especializadas en las ciencias “psi” como la Revista de Psiquiatría y Disciplinas Conexas en 1918, la Revista de Neuropsiquiatría en 1938, la Revista de Estudios Psicosomáticos en 1950 y la Revista de Ciencias Neurológicas y Psicológicas en 1964, entre otras (16).

En las páginas que siguen, nos dedicaremos de manera más específica al aporte docente que hicieron los psiquiatras en la ciudad de Arequipa, a través de la labor docente que ejercieran Carlos Neuenschwander Landa, Noel Altamirano Velasco, Marco Carpio Bernedo y Claudio Mendívil Echevarría.

Los psiquiatras y la enseñanza de la psicología en Arequipa

La formación profesional de psicólogos en la mayoría de países de América Latina, comenzó a mediados del Siglo XX (31,35,36). La primera Escuela de Psicología en el Perú se fundó en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos,pero poco tiempo después se fundó, la Escuela de Psicología de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) en 1958; las dos universidades peruanas funcionan en Lima, la capital de la República. En marzo de 1964 inicia su funcionamiento la Escuela Profesional de Psicología de la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa, la primera carrera de psicología fuera de la capital (37-39)(figura 2). Arequipa, conocida también con el nombre de “Ciudad Blanca” y considerada la segunda ciudad del país, está ubicada en la región sur oriental del Perú, a 1030 Km. de Lima y a 2340 m.s.n.m.

A comienzos de la década de los años 60 del siglo pasado tenía una población de 400 000 habitantes y contaba con dos universidades: la Universidad Nacional de San Agustín (UNSA) fundada en 1828 y la Universidad Católica de Santa María, privada fundada en 1961. Desde 1958 funcionaba en la UNSA la Facultad de Medicina; por lo tanto, los médicos que trabajaban en nuestra ciudad se habían formado en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Lima (UNMSM) fundada en 1551, o en el extranjero: la mayoría se formó en universidades argentinas (Córdoba, La Plata, Buenos Aires), pocos en Santiago de Chile y algunos otros en Europa.

Tal como sucedió con todas las escuelas de psicología del Perú, Latinoamérica y el mundo, los primeros profesores fueron: filósofos, educadores y médicos psiquiatras(31,40). Ardila al referirse a la profesionalización de la psicología en América Latina dice: “Dejando atrás la etapa de los pioneros y pasando a la de la profesionalización, cabe señalar que la psicología latinoamericana surgió principalmente de tres fuentes: la filosofía, la medicina y la educación”(36).

De hecho, el interés por el estudio e investigación de la psicología, su enseñanza universitaria como asignatura, la administración de pruebas psicológicas, y la gestión para la fundación de las primeras escuelas de psicología, correspondió a los médicos psiquiatras en gran medida. En nuestro país, en el campo académico y en el clínico se mencionan a muchos psiquiatras peruanos, desde Hermilio Valdizán (1885-1929) la figura fundacional de la Psiquiatría Peruana propiamente dicha en palabras de Javier Mariátegui (3,41); destacándose como pioneros de la psicología al ilustre psiquiatra y filósofo arequipeño de trayectoria mundial, Honorio Delgado Espinoza (1892-1967), quien en sus primeros años de médico introdujo y difundió el psicoanálisis en los países de habla hispana (16) para alejarse luego de esta doctrina una década después y postular, más bien, una orientación fenomenológica, que Alarcón denomina “psicología filosófico espiritualista”(31). Delgado publicó su libro de “Psicología” en 1933 (con Mariano Iberico), “Personalidad y carácter”en 1943, “Compendio de Psicología” en 1950 (también con Mariano Iberico), “Curso de Psiquiatría” en 1953 y centenares de artículos científicos (16).Alarcón, menciona también, comootro pionero de la psicología peruana, al psicólogo alemán Walter Blumenfeld (1882-1967), quien llegó a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en 1935 para dirigir el Instituto de Psicología y Psicotecnia y dictar la cátedra de psicología experimental. Fue un notable impulsor de la investigación experimental, la psicometría, la psicopedagogía y la difusión de la Psicología de la Forma. Participó, también, como cofundador del Instituto Psicopedagógico Nacional en 1941(31,42). Sus principales libros son “Introducción a la Psicología Experimental” editado en 1946 y “Psicología del Aprendizaje” editado en 1957, además de cerca de un centenar de otras publicaciones, que fueron ampliamente difundidas en otros países de nuestra América hispana.

Otro notable psiquiatra interesado en la psicología y el psicoanálisis fue el médico Carlos Alberto Seguín (1907-1995), quien en 1966 fue Presidente de la Sociedad Interamericana de Psicología y organizó el X Congreso de la SIP en Lima, en dicho año.Seguín formó muchos discípulos en el Servicio de Psiquiatría del Hospital Obrero de Lima que dirigió por muchos años y publicó varias obras, como: “Amor y Psicoterapia”, “Psiquiatría folklórica”, “Existencialismo y psiquiatría”, “Psiquiatría y Sociedad”, etc… Honorio Delgado y Carlos Alberto Seguín fueron así, dos de los más destacados psiquiatras de América.

En la fundación de la Escuela de Psicología de la Universidad de San Marcos, así como en la creación de la Escuela de la PUCP tuvieron un papel preponderante varios psiquiatras: Javier Mariátegui, Luis Aquiles Guerra, Baltazar Caravedo, Arnaldo Cano, José Sánchez García, Grover Mori, Segisfredo Luza, José Sánchez García, etc. Debemos señalar, no obstante, que no todos los psiquiatras veían con buenos ojos la apertura de la carrera de psicología; pues, el “celo profesional”era evidente, y consideraban al psicólogo como un profesional auxiliar a la labor de ellos. Reynaldo Alarcón, sin duda el psicólogo peruano más reconocido en nuestro país y en el ámbito latinoamericano, menciona que en el contexto laboral, la función del psicólogo estaba circunscrita al hospital,donde sus funciones abarcaban la elaboración de informes que el psiquiatra jefe estimaba pertinente utilizar o no (31). Un comentario similar lo hace Reina Coral García (35) al transcribir un pronunciamiento de la Sociedad de Psiquiatría del Uruguay en 1958: “la necesidad de tomar intervención en el problema de la psicoterapia ejercida por no médicos, psicólogos clínicos y psicoanalistas profanos. La Sociedad entiende que la psicoterapia, cualquiera fuera la forma de su aplicación, es una actividad estrictamente médica (...) Pueden en cambio como técnicos especializados (se refiere a los psicólogos universitarios) ser eficaces colaboradores del médico a cuyas órdenes y bajo cuyo control trabajan”.

En la Escuela de Psicología de Arequipa durante los primeros años, los docentes fueron: un doctor en filosofía (Armando Barreda Delgado), y un Bachiller en Filosofía (Félix Vargas Vinatea); un doctor en Educación: Julio Gómez Arias (en 1971 se tituló de Psicólogo en la propia Escuela). Los tres mencionados fueron formados en la Universidad Nacional de San Agustín, discípulos del Dr. Miguel Ángel Rodríguez Rivas, considerado por todos como el pionero y promotor de la investigación, estudio y enseñanza de la psicología en la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa (38,43). Se tuvo además, un médico cirujano y un neurólogo arequipeños, como profesor y jefe de prácticas, respectivamente. Para el dictado del curso de Anatomía y fisiología del sistema nervioso, llamado más adelante “Bases orgánicas de la mente”: José Villalobos y Jorge Ortega; cuatro profesores psiquiatras titulados en el extranjero: Carlos Neuenschwander Landa, Noel Altamirano Velasco, Marco Tulio Carpio Bernedo Málaga y Claudio Mendívil Echevarría; y dos médicos psiquiatras arequipeños formados en Lima: Jorge Villavicencio y César López.Como profesores invitados para el desarrollo de las asignaturas “Pruebas Psicológicas I”(test psicométricos) y “Pruebas Psicológicas II” (pruebas proyectivas), la universidad contrató a dos excelentes profesores de la Escuela de Psicología de la Pontificia Universidad Católica del Perú, los psiquiatras: Arnaldo Cano Jáuregui y José Sánchez García. En el sexto año de carrera de la primera promoción, para la Dirección de las Prácticas Pre Profesionales de Psicología Clínica se contó con el único psicólogo clínico y psicoanalista, Julio Villena Calderón, arequipeño graduado en la Universidad de La Plata y postgraduado con Maxwell Jones en Inglaterra; quien había venido trabajando durante muchos años como Director del Instituto de Psicoanálisis Contemporáneo de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires. En resumen, se recibió la enseñanza de ocho psiquiatras, dos filósofos, un educador, y un psicólogo.

Para los fines del presente artículo nos vamos a ocupar brevemente de los maestros psiquiatras titulados en el extranjero.Carlos Neuenschwander Landa, médico peruano, graduado como Doctor en Medicina y Cirugía en la Facultad de Medicina de Montevideo, Uruguay, quien en su condición de médico rural integró el grupo de médicos fundadores del Hospital Obrero de Arequipa (inaugurado el 25 de noviembre de 1944). Fue promotor de la medicina preventiva, y fundador de la Unidad Departamental Sanitaria de Arequipa en 1946. Fue propulsor de la atención psiquiátrica de los enfermos mentales que acudían al Hospital Obrero de Arequipa. En “Huellas en el camino de la Medicina” dice: “así como la tendencia de la atención médica en el hospital fue exclusivamente dirigida a paliar o curar las afecciones orgánicas, también se olvidó por completo el aspecto psicológico (la dolencia) del asegurado enfermo. Habiendo sido nombrado Profesor Principal de Psicología de la Universidad San Agustín de Arequipa y por haber asumido por decisión propia la atención de los pacientes con trastornos psíquicos del hospital, premunido de un aparato de electro shock adquirido en Lima y con el concurso de la madre Zerotina y de dos auxiliares de enfermería, organicé un consultorio para enfermos mentales que atendía dos veces por semana y, de esta suerte, quedó creado el primer ambiente de atención psiquiátrica en el Hospital Obrero y en Arequipa”(44). Más adelante refiere que “cada vez fue aumentando el número de pacientes referidos a él (se refiere a este primer consultorio), además del simple apoyo moral que veníamos brindando, empezamos a incursionar con intrepidez en el complejo y desconocido campo de la Psiquiatría. Me proveí de una pequeña cantidad de textos de la especialidad teniendo como eje central los libros de Honorio Delgado y de Carlos Alberto Seguín y, poco a poco fui ahondando en el diagnóstico nosológico de los enfermos mentales y ensayando, prudentemente y limitadamente, su tratamiento, con lo que nos fuimos independizando paulatinamente de nuestra absoluta dependencia de Lima a donde referíamos hasta entonces a todos esos enfermos. Así nació el primer Servicio Hospitalario de Psiquiatría de Arequipa, durante el año de 1946”(44). Efectivamente, tampoco en el Hospital Goyeneche, fundado el 11 de febrero de 1912, tenía este tipo de atención especializada de los enfermos mentales(45)(figura 3). El Doctor Neuenschwander viajó a Lima y durante dos meses tuvo un breve entrenamiento psiquiátrico, precisamente con los doctores Delgado (en el Hospital Psiquiátrico Víctor Larco Herrera) y Seguín (en el Hospital Obrero de Lima). También recibió capacitación en París y Estados Unidos, resultando, así, prácticamente en el primer profesional médico dedicado a la psiquiatría en el Sur del país.

Años más tarde fue cofundador y primer Director de la Escuela de Psicología de la UNAS (3,43,44,46); en las Facultades de Letras y de Ciencias dictó el curso de “Psicología General y Sistemas Contemporáneos de la Psicología” en el Instituto de Filosofía y Psicología; y en la Escuela de Psicología (una vez que se fundó a partir del Instituto de Filosofía y Psicología(37,43)) tuvo a su cargo las asignaturas de “Teoría de la Personalidad” y “Caracterología”. Para el desarrollo de esta materia se tomó como texto básico La Personalidad de Gordon Allport, La estructura de la personalidad de Philipp Lersch, Constitución y Carácter de Ernest Kretschmer, Los fundamentos de la caracterología de Ludwig Klages, Carácter y personalidad de Gastón Berger y el Tratado de caracterología de René Le Senne.

Sus clases eran muy amenas, y el docente hacía gala de su amplia cultura, tuvo que renunciar a la Dirección de la Escuela y a sus cursos a fines de 1964 porque fue nombrado como Profesor Principal en la Facultad de Medicina, donde enseñó “Semiología”, integró la cátedra de “Neuropsiquiatría”, y dictó también “Psicología médica”, fue Decano de la Facultad (46). En la administración de salud desempeñó los cargos de Director del Hospital Obrero y de Gerente Regional del Sur del Instituto Peruano de Seguridad Social. Gracias a su formación, en gran parte autodidacta, preconizaba la orientación psicosomática en el tratamiento psiquiátrico, en parte también por influencia de la obra de Carlos Alberto Seguín, que había seguido estudios en medicina psicosomática con Dumbar Flanders en la Universidad de Columbia(34).

Noel Altamirano Velasco, peruano, natural de Ayacucho, formado como médico psiquiatra y psicoanalista en la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina. Desde 1964 perteneció a la cátedra de “Neuropsiquiatría” de la Facultad de Medicina de la UNSA. El Departamento de Neuropsiquiatría tuvo como Jefe al Dr. Miguel Ángel Chicata hasta noviembre de 1962, fecha en que renunció, pues pasó a trabajar como Jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital del Seguro Social del Empleado (fundado en 1961). De este modo,dicha jefatura se asignó al Dr. Hugo Delgado Flores (sobrino de Honorio Delgado) que fue promovido a Asociado después de haber dictado el curso de “Semiología Psiquiátrica y Psicopatología” como Profesor Auxiliar. El Dr. Delgado invitó a su cátedra a distinguidos psiquiatras de la Universidad Peruana Cayetano Heredia (creada en 1962 por iniciativa de Honorio Delgado y otros médicos que habían renunciado a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, debido a los conflictos políticos de la época (16)). Entre estos, podemos mencionar a Mariano Querol, Alfredo Saavedra, Carlos Bambarén, Segisfredo Luza, Aurelio Majluf, Javier Mariátegui, Grover Mori, Fernando Samanez y Eduardo Ramírez del Villar (46). Este Departamento de Neuropsiquiatría también contaba con la participación del Dr. Julio Gómez Arias para el dictado del curso “Psicología Social y Psicología Médica”.

El Dr. Altamirano impresionaba académica, profesional y éticamente como un hombre correcto, sencillo e íntegro. Asumió el dictado de “Psicología Patológica”desde 1965 en el segundo año de Escuela de Psicología de la UNSA, de la primera promoción (figura 4). En 1968 el curso cambió de nombre por “Psicopatología”. También dictó a la primera promoción, los cursos de “Psicología Dinámica” y “Clínica Psicológica”(46).

A través de estas materias,enseñaba a sus estudiantes, no solo del contenido curricular estricto de ellas, sino de la perspectiva psicoanalítica, y les motivó mucho por conocer la obra de Sigmund Freud y del psicoanálisis post freudiano (Adler, Jung, Horney, Klein, Sullivan, Fromm). Se utilizó como material de lectura el Compendio de psicología freudiana de Calvin Hall. Con frecuencia mencionabaa Enrique Pichon-Rivière (1907-1977), Ángel Garma, José Bleger, David Liberman y Edgardo Rolla, entre los más notables psicoanalistas argentinos. Pichon-Rivière médico psiquiatra suizo nacionalizado argentino, fue prácticamente, el que introdujo el psicoanálisis en la Argentina. Se hizo muy conocido por su teoría del “grupo operativo” ECRO (esquema – conceptual – referencial – operativo)(12). Junto con Garma, Cárcamo y Rascovsky fundaron la Asociación Psicoanalítica Argentina en 1940. El profesor Altamirano mencionaba con emoción a este brillante psicoanalista porque, entre otras cosas, planteaba que el papel de las relaciones sociales y el contexto histórico social son fundamentales como determinantes de la estructura y funcionamiento de la mente normal y/o perturbada.Ángel Garma Zubizarreta (1904-1993) fue psiquiatra y psicoanalista español nacionalizado argentino. Formado como médico en Madrid, obtuvo su diploma de psicoanalista en la Universidad de Tubinga(Alemania) en 1929, e integró el Instituto de Psicoanálisis de Berlín. En 1938 viajó a la Argentina y en la Universidad de La Plata, luego de revalidar su título, se graduó de Doctor con una tesis sobre El psicoanálisis de los sueños. Tuvo una extraordinaria labor académica y profesional. Fue el primer presidente de la Asociación Psicoanalítica Argentina, fundó la Revista de Psicoanálisis en 1943 y fue profesor de “Psicología General” en la Universidad de La Plata.

El Dr. Altamirano, al haberse formado en la Argentina, se nutrió de ambos maestros y hablaba de ellos con mucha emoción y de manera muy frecuente. Pero no era un docente enclaustrado en una sola doctrina, tenía una visión amplia sobre la psicología y la psiquiatría. Asimismo, explicó las consecuencias y promovió el uso de los fármacos psicotrópicos, tal es así que el año 1965, dentro del curso de “Psicología Patológica”propició una experiencia interesante y extraordinaria con una “demostración didáctica”, sobre el uso de algunos psicofármacos. Experiencias como esa se repitieron en diversas oportunidades, como aquella que tuvo lugar en Lima, con motivo del III Congreso Latinoamericano de Psiquiatría, evento al que asistieron dos profesores (Carlos Neuenschwander y Julio Gómez) y dos estudiantes de la primera promoción (Nicolás Paredes y Juan Zeballos). Ocurrió que en el Consultorio de Psiquiatría del Hospital Obrero en donde laboraba el Dr. Altamirano, en coordinación y colaboración del Dr. Max Hernández (un distinguido psicoanalista de Lima) programaron unas experiencias con carácter didáctico, para alumnos de Medicina y Psicología, sobre el uso de los psicofármacos. Para este propósito el profesor solicitó voluntarios, y dosestudiantesfueron los participantes: José Céspedes Romero para silocibina y Nicolás Paredes para LSD25. Asistieron todos los alumnos del segundo año, el Director de la Escuela (Dr. Enrique Azálgara Ballón) y los médicos antes mencionados, quienes escucharon las descripciones de lo que sentían y percibían los voluntarios. Tales, experiencias sirvieron para ilustrar a los asistentes sobre las consecuencias psicológicas del uso de los alucinógenos (figura 5).


Altamirano dejó la ciudad de Arequipa y se trasladó al Hospital Obrero de Lima en 1975, según lo menciona el distinguido psicoanalista Saúl Peña (47). Éste señala que la llegada de Altamirano fortaleció el movimiento psicoanalítico de Lima, y que desde 1979 desempeñóuna función didáctica. Asimismo, publicó dos libros: Una lectura psicoanalítica de Neruda y Vallejo y La poesía del cuerpo, lo cual es consistente con el hecho de que, Altamirano escribió poesía durante sus años formativos en la universidad.Marco Tulio Carpio Bernedo Málaga, nació en Arequipa y su carrera de médico psiquiatra la hizo en la Universidad de La Plata (Argentina). Fue un excelente semiólogo psiquiatra, se consideraba discípulo de Ciafardo a quien mencionaba frecuentemente en sus clases; y aunque en La Plata el psicoanálisis era la teoría psicológica predominante,él no era psicoanalista, sino más bien un gran clínico. Roberto Ciafardo (1908-1978) estudió en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de La Plata, Argentina. Graduado en 1931, fue Jefe de Prácticas de Psiquiatría desde 1936 y Profesor Titular desde 1955, Decano de Facultad dos veces y rector de dicha universidad. Tuvo amplia producción científica, destacándose sus libros Psiquiatría, Psiquiatría forense y Tratamiento farmacológico de las enfermedades mentales (figura 6).

El doctor Carpio, recién llegado a Arequipa, visitó la Escuela de Psicología de la UNSA y se contactó con el Dr. Edgar Guzmán Jorquera, un joven y brillante filósofo, que le facilitó bibliografía sobre lógica y filosofía. El Dr. Carpio tuvo un singular apego por sus estudiantes, con quienes mantuvo un contacto cercano a través de la docencia y la consejería personal que les brindaba de manera constante y con trato amical.Carpio Bernedo Málaga fue contratado por la universidad en 1966, para el dictado de los cursos “Diagnóstico Psicológico” y “Terapéutica Psicológica”. Presentó su solicitud de admisión al Hospital General Honorio Delgado y como no había vacante se ofreció laborar ad honoren, y así lo hizo, situación que incomodaba al psiquiatra de dicho nosocomio, porque Carpio que era muy hábil en sus entrevistas, exámenes y diagnóstico, entraba, no pocas veces, en discrepancias con el diagnóstico que el paciente tenía registrado en su historia clínica. Los cursos antes mencionados se hicieron precisamente en este Hospital.

Este excelente psiquiatra hacía gala de su agudeza en la semiología psiquiátrica, en la búsqueda e identificación de síntomas y signos, y en sus diagnósticos. Como era menester en aquellos años, se usaban terminologías muy particulares, que a modo de exquisiteces nosológicas, revelaban innovaciones que hacían los entendidos de la psicopatología y la enfermedad mental. Así pues, mientras que Honorio Delgado empleaba términos como “Enantotimia”, “Onirocricia”, “Ergoanarquía” o “Psicomaquia” (16); y Carlos Alberto Seguín introdujo el “síndrome psicosomático de desadaptación”(34),Carpio mencionaba el “delirio polimórfico de los disarmónicos”.

Generalmente el Dr. Carpio presentaba brevemente la teoría sobre un tópico determinado, hacía el examen psiquiátrico de algunos pacientes en el aula del hospital, es decir, una demostración práctica, luego encargaba hacer el examen psicológico del paciente, y, finalmente, de vuelta al aula se presentaban los informes.Luego, él evaluaba la labor desempeñada y hacía las observaciones correspondientes.

Debe resaltarse, que por la formación que tuvo en La Plata y su experiencia laboral con psicólogos nunca tuvo celo alguno por la labor del psicólogo clínico; sino que por el contrario, creía que tanto psiquiatra como psicólogo podían complementar su trabajo. De hecho, en ocasiones, permitía que el Profesor de Prácticas, Dr. Julio Villena, diera la clase a los alumnos de psicología. También trabajó con varios psicólogos en su práctica privada, siendo uno de sus colaboradores, el Dr. Paredes, autor principal del presente artículo.

La labor docente del Dr. Carpio no sólo se circunscribió a la Escuela de Psicología, pues, también logró ingresar como Profesor a la Facultad de Medicina, dondetuvo a su cargo la cátedra de “Neurología” en 1966 y la cátedra de “Neuropsiquiatría” en 1968(46). Lamentablemente, para los psicólogos de la región, en búsqueda de mejores perspectivas para su labor y desarrollo profesional, Carpio Bernedo Málaga viajó a Gran Bretaña e ingresó como psiquiatra al Moudsley Hospital de Londres, donde grandes figuras de la psiquiatría y la psicología, han tenido un paso importante; tal es el caso de Hans Jürgen Eysenck (1916-1997)(48).
Claudio Mendívil Echevarría, también médico arequipeño, estudió en el Brasil, y al volver mostró su interés por la docencia universitaria. En la Escuela de Psicología de la UNSA empezó enseñando los cursos de “Bases biológicas de la mente” al primer año y “Psicología Reflexológica”al segundo año, en 1965 (46). Para el curso de “Psicología Reflexológica” no había mucha literatura científica en nuestro medio, pero eran los años en los que las doctrinas del materialismo histórico y el marxismo dominaban la escena política de la UNSA, tanto a nivel estudiantil como docente, y,ciertamente, esta orientación socialista no le era ajena al citado docente; quien mostró mucho interés en esta materia40. Caberecalcar que el introductor del marxismo en la psicología regional fue el Dr. César Augusto Guardia Mayorga (1906-1983), quien en 1937 inició su carrera docente en la UNSA, con el curso “Historia de la filosofía antigua y metafísica”, para luego enseñar los cursos de “Psicología General” y “Psicología del niño y el adolescente” en 1943; también se hizo cargo de la Revista de la Universidad Nacional de San Agustín entre los años 1948 y 1951, año en que publicó el libro “Psicología”(37).

Volviendo al Dr. Mendívil, el curso de reflexología resultaba ser más teórico que práctico, porque para ese entonces, se carecía de laboratorios de investigación neuropsicológica, los mismos que se implementaron recién en 1984(49). Por entonces, además de los textos de Psicología de Smirnov y otros, Principios de Psicología General de Rubinstein, Psiquiatría de Sluchevski, Psicología dialéctica de Jorge Thénon; tanto por interés del profesor como de algunos estudiantes se consiguieron los libros de Psicología Reflexológica de Pavlov, Psicología Reflexológica de Bejterev, Cerebro y conducta de Schlonsky y Cerebro y Trabajo de Frolov.

En 1967 el Dr. Mendívil asumió el curso “Higiene Mental”, en el tercer año, mostrando particular interés en esta última materia y con alumnos, sobre todo de la segunda promoción, organizó el Departamento de Higiene Mental del Instituto de Menores Alfonso Ugarte (centro de rehabilitación para menores infractores) lo que permitió ampliar las prácticas. El Dr. Mendívil también integró la cátedra de “Neuropsiquiatría” de la Facultad de Medicina de la UNSA, en el año 1965. Más tarde ingresó a laborar en EsSalud, en el Hospital Metropolitano del Sistema de Seguridad Social.

DISCUSIÓN

En el Perú, la psiquiatría cuenta con un largo pasado (50) que ha servido de base para la psicología (31). Los psiquiatras han cumplido un importante rol, ya sea directa o indirectamente, en la profesionalización de la psicología; motivo por el cual, en diversos documentos previos, se ha analizado su obra como una contribución significativa para las ciencias médicas y de la salud mental en general (3,41,50), y de la psicología de manera más particular (16,31,33,43,51). Sin embargo, nunca antes se había descrito y analizado el aporte docente de los psiquiatras en el ámbito regional de la psicología arequipeña, motivo por el cual, el presente trabajo, hace una pequeña contribución a la historia de las ciencias “psi”, y se suma a los varios trabajos historiográficos que se han publicado en los últimos años con respecto a la historia de la psicología en Arequipa (16,34,37,39,44). En ese sentido, la historia de la psicología en Arequipa se encuentra muy ligada a la de la psiquiatría, ya que fueron los psiquiatras quienes no solo formaron a las primeras generaciones de psicólogos, sino que les legaron diversas líneas de investigación en el campo clínico, etnológico y psicométrico, primordialmente.

El primer documento que menciona la presencia de los médicos en Arequipa data de 1539, aún antes de la fundación española de la ciudad. Fueron los médicos, quienes en práctica privada atendían las necesidades de la población, hasta que en 1561 se puso en funcionamiento el Hospital Nuestra Señora de los Remedios, pero entre 1648 y 1664 los empezaron a administrar los religiosos de la orden de San Juan de Dios, que habían arribado a la ciudad en 1619. Desde entonces, dicho nosocomio pasó a llamarse Hospital San Juan de Dios (51). Poco a poco se fueron creando nuevas instituciones de salud en la ciudad. El Hospital de los Agonizantes fue administrado por la orden de los Hijos de San Camilo de Lelis, en 1848 se crea la Beneficencia Pública que intervino en los problemas de salud de la ciudad. En 1832, se consigna, en un documento avalado por la Academia Lauretana de Ciencias, que las principales enfermedades que aquejan a los pobladores son el cólera, la viruela, la fiebre amarilla, la tifoidea y la rabia; siendo un problema para la salud pública, la cercanía de los panteones y cementerios, con las zonas urbanizadas de la ciudad (53).

En 1904, la familia Goyeneche, en un gesto de notable generosidad, inició la construcción del Hospital Goyeneche, que inició sus funciones en febrero de 1912; y en 1944 se inauguró el Hospital Obrero de Arequipa, mientras que en 1955 se inició la construcción del Hospital General (hoy Hospital Regional Honorio Delgado), que luego de sobreponerse a dos terremotos, inició su funcionamiento en 1960, incluyendo la atención del Servicio de Psiquiatría(16). El Hospital del Empleado abrió sus puertas al público en 1962 y en 1968 el Centro de Salud Mental Moisés Heresi. Una pléyade de hombres dedicados a la salud han laborado en Arequipa como el escocés Jacobo Hunter, Luciano Bedoya, José Antonio Morales, Pedro Ramírez, Manuel Pérez Araníbar, Edmundo Escomel, entre otros; sin embargo, la salud mental no fue tema de preocupación de manera sistemática hasta principios del siglo XX, aunque ya desde mediados del siglo XIX, se hicieron abordajes de la patología mental desde la frenología11, y durante la época colonial, las explicaciones escolásticas dominaban la escena académica y de la salud (43).

Con respecto a la formación y enseñanza, en la Academia Lauretana creada en 1821 se ofrecía la asignatura de “Medicina”, al igual que desde 1827 se dictaban los cursos de “Clínica y medicina práctica”, “Prima de medicina” y “Cirugía” en el Colegio Independencia, pero en 1840 se prohibió su enseñanza, hasta 1844. Recién en 1866 se inició la enseñanza de la Medicina en la Universidad Nacional de San Agustín, y en 1869 se reorganizar la Facultad de Medicina, que aún tenía lazos con el Colegio Independencia. Sería en 1958 que se inaugura la Facultad de Medicina de la UNSA con 43 alumnos(52). Desde entonces, sus profesores han sido convocados para dictar cursos relativos a la salud, en diversas áreas de la UNSA.

Es así, que las primeras promociones de psicólogos en Arequipa, como en otras partes del Perú (31), Latinoamérica (17,36) y el mundo(29,48), han sido formados por médicos psiquiatras y, por ende, con gran énfasis en la psicología clínica. No obstante, la mayoría de egresados de estas promociones empezaron a trabajar más en el área de la psicología educativa por dos razones principalmente: en primer lugar porque muchos de estos egresados eran ya profesores o estudiaban también la carrera de educación(49), y, en segundo lugar, porque el mercado laboral era más accesible a la psicología escolar, dada la rivalidad laboral que se tenía con los psiquiatras (17). En cuanto a las orientaciones teóricas de la psicología, es verdad que por el trabajo del Dr. Altamirano, Ana María López Day, incluso del Dr. Gómez Arias, en los primeros años predominó el psicoanálisis; seguido, ya desde la segunda promoción, por razones más ideológico-políticas que académicas una marcada influencia de la psicología marxista, que fue durante mucho tiempo una característica muy notoria de esta Escuela de Psicología, y que se mantiene hasta el presente (54), como se ha podido evidenciar en un estudio reciente.

A medida que la Escuela de Psicología de la UNSA crecía en docentes y alumnos, se fueron haciendo varias reformas curriculares (39), e incorporando otros profesores psicólogos: en 1967, Amelia Aréstegui Armas (psicóloga clínica por la PUCP y Directora de la Escuela de Psicología), en 1968,Paquita Valladares de Montoya (1968, Bachiller en Psicología, muy conocedora de pruebas proyectivas), el mismo año, Ana María López Day (psicóloga argentina sobrina de Emilio Mira y López) y Elsa Rifald (psicóloga brasileña de la Escuela Getulio Vargas, especialista en orientación vocacional y profesional). En los años siguientes fueron asumiendo la docencia otros psicólogos egresados de la Escuela de Psicología de la UNSA (Juan Zeballos, Dimas Quispe, Dante Valdivia, Ángel Pickman, Lucio Portugal, Octavio Salinas, Dora Zegarra, Belén Salvatierra, Julio César Salas, Filiberto Bellido, y muchos más), de suerte que todos los profesores de la Escuela fueron, como lo son ahora, psicólogos (figura 7).

El hecho de que los psiquiatras, ya no desempeñen funciones de enseñanza en la Escuela Profesional de Psicología de la UNSA, como sí ocurre en otras casas de estudio superior arequipeñas, como la Universidad Católica San Pablo (donde laboran Jésica Lewis y Carla Málaga), fue un proceso gradual, que implicó el dejarles solamente, el dictado de cursos relativos a la fisiología del sistema nervioso, más no aquellos de orientación clínica o psicopatológica, como ocurría durante la formación de las primeras generaciones de psicólogos. Es así, que en 1984 se crea la Facultad de Psicología y Relaciones Industriales y Públicas, que con Belén Salvatierra como Decana, se prescindió absolutamente, de la participación de los médicos psiquiatras de la enseñanza en la Escuela de Psicología, pues al gozar de autonomía como Facultad, se podía tomar esta decisión (45). Ahora bien, esta medida, se implementó motivada por diversas razones: primero, por la dificultad que le daban los médicos a las enseñanzas de la anatomía y fisiología del sistema nervioso, en segundo lugar, por cuestiones de orden político, y en tercer lugar, por la rivalidad laboral y el celo profesional que había con los psiquiatras. Es solo hasta la década de los 90’, que esta rivalidad encontró un punto de encuentro y de asequible interacción entre psiquiatras y psicólogos, con la promoción de los enfoques integrales de salud mental y los fundamentos neuro-inmuno-psicológicos de la enfermedad.
¿Por qué es importante conocer (y no dejar en el olvido) la labor de los psiquiatras en la formación de los psicólogos? en primer lugar, porque, se debe reconocer que la labor de estos pioneros (17,36,48,55), independientemente de la profesión que hayan tenido, hicieron posible consolidar el proceso de independización de la psicología con respecto a la filosofía, la educación y la medicina, ya que su participación permitió dar contenido y forma a la psicología latinoamericana naciente de inicios del siglo XX. En segundo lugar, porque es necesario fomentar la conciencia histórica de la profesión, que en el caso particular de la psicología, muchas veces deja de lado, la historiografía local (37), y por otro, contempla de manera internalista la construcción historiográfica de la profesión, sin considerar aquellos datos o hechos que aunque no provienen de la psicología, sí han tenido un impacto favorable o perjudicial, en el desarrollo de la psicología como ciencia y profesión.

En ese sentido, un estudio reciente que indaga sobre a quienes consideran los estudiantes de psicología de cuatro universidades de Arequipa, como las figuras más representativas de la psicología a nivel local, nacional, continental y global; revela que hay un desconocimiento sobre las figuras de la psicología regional que han hecho o siguen promoviendo el avance de la profesión (54). Esperamos que con este trabajo, hayamos contribuido, a la comprensión de la relevancia que tuvo la psiquiatría para con la formación de los psicólogos arequipeños, a través de su aporte docente.

 

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Recibido: 13/08/2017
Aceptado: 27/03/2018

 

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