SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.42 número76CAMERON, Maxwell A., 2013, Strong Constitutions: Social-Cognitive Origins of the Separation of Powers, Nueva York, Oxford University Press. 255 pp.LOBATO, Mirta Zaida y Juan SURIANO (comps.), 2014, La sociedad del trabajo. Las instituciones laborales en la Argentina (1900-1955), Buenos Aires, Edhasa. 368 pp. índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

  • No hay articulos citadosCitado por SciELO

Links relacionados

  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Apuntes

versión impresa ISSN 0252-1865

Apuntes vol.42 no.76 Lima ene./jun. 2015

 

RESEÑAS

 

JOUVE MARTIN, José R., 2014, The Black Doctors of Colonial Lima: Science, Race, and Writing in Colonial and Early Republican Peru, Montreal, Kingston, Londres e Ithaca, McGill-Queen’s University Press. 210 pp.

 


Durante buena parte de la historia de Lima, alrededor de la mitad de sus habitantes fueron personas de origen africano. Innumerables facetas de la vida de la ciudad eran desempeñadas por quienes, siguiendo el sistema de clasificación racial virreinal, eran llamados «negros», «pardos» o «mulatos». Los oficios asociados a la medicina no fueron excepción. Hasta mediados del siglo XIX, probablemente fueron personas afrodescendientes quienes ejercieron de forma mayoritaria esta labor en una sociedad en la que la medicina no gozaba del estatus científico y social que adquirió más adelante, pero que cumplía un papel social fundamental. Lima era una ciudad de médicos negros.

The Black Doctors of Colonial Lima de José Jouve Martín es una aproximación pionera al estudio de este tema. Desigualdades históricas en el acceso a la escritura (exploradas en toda su complejidad por Jouve Martín en un importante libro anterior) hacen que el registro documental no sea generoso con historias individuales de médicos de origen africano. Dadas estas limitaciones, el autor analiza las trayectorias de tres hombres que, debido a que tuvieron carreras médicas notables durante los agitados años de transición entre Virreinato y República y gracias a que la escritura pública fue un aspecto fundamental de ellas, dejaron rastros escritos. Este libro narra las historias, por momentos vinculadas entre sí, de José Manuel Valdés (1787-1843), José Manuel Dávalos (1758-1821) y José Pastor Larrinaga (1750-1823).

Jouve Martín utiliza las biografías de Valdés, Dávalos y Larrinaga para presentar una visión innovadora de la vida científica e intelectual de la Lima colonial tardía y republicana. El autor demuestra que las divisiones raciales eran importantes pero no insuperables. Hombres de origen africano desempeñaron papeles centrales en la historia del reformismo científico ilustrado y en la revolución científica en medicina. Y se convirtieron en intelectuales públicos y en escritores multifacéticos que se esmeraron en construir su identidad y su autoridad a través de intervenciones en debates científicos, políticos, religiosos y humanísticos. Usualmente, en la creación de su imagen pública, marcada por lo que el autor llama una «ansiedad por influencia» (p. 62), estos notables médicos negros reforzaron su identidad profesional por encima de la racial. Al mismo tiempo, nunca negaron ser afrodescendientes.

El primer capítulo del libro muestra que Valdés, Dávalos y Larrinaga fueron parte de una larga tradición de cirujanos y doctores de origen africano, de la que fue parte incluso el fraile dominico, más tarde beatificado, Martín de Porres. En una sociedad jerarquizada, el ascenso social y profesional dependía tanto del talento y empeño individual como de la capacidad para establecer vínculos personales provechosos. Valdés, por ejemplo, nació en una familia humilde, por lo que solo pudo estudiar y convertirse en cirujano «latino» (el grado más alto entre los cirujanos) gracias al apoyo de sus padrinos españoles, y logró ascender gracias al patrocinio del líder indiscutido de la medicina ilustrada criolla en el virreinato, Hipólito Unanue. Larrinaga consiguió integrarse a la élite médica inicialmente gracias al contacto de su familia con el arzobispo de Cuzco, Manuel Moscoso y Peralta. Dávalos, por su parte, provenía de una familia más pudiente, pero se vio obligado a estudiar un doctorado en la prestigiosa Facultad de Medicina de la Universidad de Montpellier, en Francia, debido a la prohibición de estudiar medicina en Lima.

El segundo capítulo analiza las experiencias de Valdés y Larrinaga en el círculo ilustrado de Unanue. Jouve Martín reconstruye la participación de los dos cirujanos en el Mercurio Peruano. Ellos fueron los únicos afrodescendientes que participaron del proyecto editorial de la Sociedad de Amantes del País (de la que, sintomáticamente, no fueron miembros). A partir de este capítulo, el autor sigue de cerca las polémicas científicas en las que participaron los personajes principales del libro. Tal como lo sugieren estudios clásicos en la historia y la sociología de la ciencia, estas controversias son particularmente útiles para aproximarse a los criterios, los métodos y la retórica con los que se construye la autoridad científica. En este caso, los debates sobre cómo hacer crecer la población y asegurar el progreso de la «patria» se daban en el marco de una polémica mayor acerca del estatus científico y la utilidad de la cirugía, la disciplina médica más asociada con la población negra. En tal sentido, la participación de Valdés y Larrinaga en el prestigioso Mercurio Peruano constituía prácticamente un fin en sí mismo.

Los capítulos restantes del libro están basados en buena medida en polémicas de este tipo, publicadas en una variedad de formatos, en medio de la efervescencia política y la explosión editorial propias de los últimos años del régimen colonial y los primeros años del republicano. Los participantes debatían asuntos extremadamente específicos y no pocas veces esotéricos, pero Jouve Martín reconstruye hábilmente sus trasfondos políticos y sus significados en el marco de las competencias profesionales, intelectuales e ideológicas de las que formaban parte. Los argumentos de los médicos ilustrados enfatizaban su erudición y sus propias experiencias en el campo y en el anfiteatro anatómico, produciendo narrativas en primera persona de sus experiencias en la práctica médica. La credibilidad de sus historias era una de las claves de la construcción de prestigio, dado que el éxito de sus métodos y la veracidad de sus narraciones eran puestos en duda y eran comunes las acusaciones de «haber enviado a gente al sepulcro» (p. 185).

Así, para mencionar solo algunos de los fascinantes episodios descritos en el libro, Dávalos se enfrascó en una compleja discusión acerca de si el clima de Lima causaba problemas digestivos y enfermedades infantiles; Larrinaga sostuvo que había descubierto el caso de una mujer que había dado a luz a un ave; y Valdés se esmeró en reconciliar los milagros médicos de Martín de Porres con cierto escepticismo científico. Gran parte del interés de estos debates estaba en lo que no se decía explícitamente: Dávalos reclamaba que se reconociera su extraordinaria trayectoria académica; Larrinaga luchaba por rescatar la imagen de los cirujanos y de los hombres negros en medio de la incertidumbre acerca de la ciudadanía de las «castas» en tiempos de la Constitución de Cádiz; y Valdés, el Protomédico de la República, se esmeraba por legitimar a la medicina en medio de severos cuestionamientos acerca de su estatus científico por parte de los sectores liberales limeños. Con diversos grados de éxito, los tres médicos construyeron sus destinos profesionales e intelectuales, casi siempre indesligables de sus posturas políticas, a través de sus intervenciones en la esfera pública.

Algunos de los temas tratados en el libro merecerían mayor exploración empírica y discusión teórica. Es posible que la decisión formal de seguir en orden cronológico, si bien de modo forzosamente fragmentado, las vidas de Valdés, Dávalos y Larrinaga haya conspirado contra la posibilidad de tratar con mayor profundidad temas que merecían más atención, como las relaciones entre ciencia y religión, la exclusión de formas tradicionales de conocimiento o la casi total exclusión de mujeres de la esfera pública. Se trata, no obstante, de una crítica engañosa: The Black Doctors of Colonial Lima esclarece en forma sumamente accesible temas importantes y poco estudiados en la historia de la ciencia y de la vida pública en el Perú y sugiere muchos más. Su publicación y, esperemos, su pronta traducción al español, serán bienvenidas por especialistas y por el público general.

 

Adrián Lerner1

1 Yale University, New Haven

Correo electrónico: adrian.lernerpatron@yale.edu