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Apuntes

Print version ISSN 0252-1865

Apuntes vol.44 no.80 Lima Jan./Jun. 2017

http://dx.doi.org/10.21678/apuntes.80.903 

 ARTÍCULOS

 

La dinámica de la población que no estudia ni trabaja en el Perú: quiénes son, cómo son y cómo han cambiado

The dynamics of Peruvians who do not study or work: who they are, how are they doing and how they have changed

 

José A. Tavera*, Tilsa Oré**, Ramiro Málaga***

* Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima

jtavera@pucp.pe

** Stony Brook University, Nueva York

tilsa.oremonago@stonybrook.edu

*** Stony Brook University, Nueva York

ramiro.malagaortega@stonybrook.edu


Resumen

Analizamos la dinámica de la población que no estudia ni trabaja (NiNi) en el Perú durante las últimas dos décadas usando información de los censos y las encuestas de hogares e identificamos a los NiNi, caracterizándolos y clasificándolos según su intensidad NiNi. Encontramos que la población NiNi es esencialmente urbana y conformada por mujeres y por aquellos que acaban de terminar la secundaria; además, que una importante proporción de las mujeres NiNi están dispuestas a trabajar. Finalmente, la proporción de NiNi en los jóvenes se viene reduciendo a lo largo del tiempo.

Palabras clave: Perú; desempleos juveniles; jóvenes que no asisten a la escuela; NiNi.

 


Abstract

We analyze the dynamics of the Peruvian NEET population during the last two decades using data from the Peruvian National Household Surveys. We identify the NEET population and its characteristics, classifying it by intensity. We find that the NEET population is primarily urban, made up of women and individuals who have just finished high school. Additionally, we find that a large proportion of women in the NEET population are willing to work. Finally, we observe that the proportion of NEET among the young population is declining over time.

Keywords: Peru; youth unemployment; out-of-school youth; NEET.

 


1. Introducción

En materia de políticas públicas, la situación del empleo juvenil ha captado siempre la atención de los organismos gubernamentales de fomento del empleo. Su importancia radica, entre otras razones, en su rol como etapa clave para la transición laboral. Una población juvenil activa y preparada se reflejará luego en una fuerza laboral adulta altamente productiva. Por el contrario, jóvenes poco activos enfrentan dificultades para culminar su etapa de preparación educativa e insertarse al mundo laboral.

En el Perú, la literatura reciente identifica que a 2012 el 17,94% de los jóvenes urbanos peruanos son NiNi (jóvenes entre quince y veintinueve años de edad que no estudia, no trabaja y tampoco participa de ningún tipo de capacitación laboral), grupo conformado en su mayor parte por mujeres (Málaga, Oré & Tavera, 2014)1. Los NiNi son heterogéneos, no solo difieren en edad, ingresos y nivel de educación, sino también en el acceso a oportunidades educativas y laborales, y particularmente en el deseo de trabajar. Entre los factores que contribuyen al riesgo de formar parte del grupo NiNi, se identifican el bajo nivel de educación, una fuerte discapacidad, una familia numerosa y, particularmente, la falta de familia o amigos que brinden ayuda financiera. El grueso de los jóvenes NiNi se concentrarían en familias de ingresos medios.

El Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI, 2013) muestra un breve análisis estadístico de la población NiNi en el Perú basado en la información muestral de las encuestas de hogares, pero no discute sus implicancias. A nuestro entender, no existe un estudio que analice exhaustivamente la composición de los NiNi a través del tiempo para el Perú y que profundice el análisis con información censal para identificar con precisión su distribución geográfica y sociodemográfica. El estudio más parecido al nuestro en metodología y análisis de datos es el de Gómez y Campos (2011), realizado para México; sin embargo, nuestra investigación difiere de la anterior al incluir un análisis por tipología según intensidad NiNi que nos permite identificar mejor las diversas dimensiones de dicha problemática.

Nuestro estudio identifica, caracteriza y analiza a la población NiNi y su evolución en las últimas dos décadas. Para ello, usamos información censal (disponible para los años 1993 y 2007; INEI, 1993, 2007) y de la Encuesta Nacional de Hogares (Enaho) para las últimas dos décadas (INEI, 1997-2003, 2004-2013). La información censal permite ubicar geográficamente a los NiNi e identificar con precisión sus principales características sociodemográficas, mientras que la información que brindan las encuestas posibilita examinar la evolución y los cambios experimentados por esta población. Adicionalmente, clasificamos y analizamos la evolución de la población NiNi según su tipo de intensidad (NiNi tipo 1: jóvenes desempleados; NiNi tipo 2: jóvenes desocupados y con deseos de trabajar; y NiNi tipo 3: jóvenes desvinculados/desmotivados, desocupados y sin deseos de trabajar).

Los resultados del análisis muestran no solo que las mujeres tienen la mayor presencia en la población NiNi, sino que es el grupo de mayor crecimiento. Las tasas NiNi son especialmente altas en poblaciones de entre diecisiete y dieciocho años y con exactamente once años de educación (secundaria completa); esta situación sería un síntoma de la falta de actividades de asesoría vocacional para los jóvenes que acaban la etapa de educación básica. También se observa que la población NiNi tipo 2 (mayormente conformada por mujeres) disminuye paulatinamente a través de los años, mientras que la población NiNi tipo 3 (núcleo duro) aumenta.

Luego de esta introducción, la segunda sección del documento presenta las definiciones relevantes sobre las que se basa el análisis, la tercera describe la metodología y los datos, la cuarta presenta el análisis estadístico censal y muestral (basado en las encuestas de hogares del Perú), la quinta resume los resultados y presenta el diagnóstico y las implicaciones de política y, finalmente, las conclusiones se exponen en la sexta y última sección.

2. Definiciones y marco conceptual

2.1 Jóvenes que no estudian ni trabajan (NiNi)

2.1.1 Antecedentes

La identificación de la problemática del grupo de jóvenes que no estudia ni trabaja ni se capacita (NEET, por sus siglas en inglés)2 se remonta a los años 1980 y 1990, cuando países como el Reino Unido mostraron un importante interés en analizar dicho grupo de su población. Actualmente, no existe aún una definición internacionalmente reconocida para los NEET en lo referente a la edad, variando entre 15-24 años y 15-34 años (European Foundation for the Improvement of Living and Working Conditions, Eurofound, 2012).

La Oficina Nacional de Estadística del Reino Unido define como individuo NEET a aquel de dieciséis a veinticuatro años de edad que no se encuentra estudiando ni en capacitación y tampoco trabajando. Se entiende que aquellos que no estudian ni asisten a programas de entrenamiento (capacitación) son personas que no están realizando ninguna práctica de aprendizaje laboral (practicantes), no están suscritos en cursos de educación a los cuales asisten continuamente, no están a la espera de que un nuevo ciclo de estudio comience y tampoco asisten a programas de educación para el trabajo (cursos que conducen a carreras técnicas o profesionales).

Para el caso japonés, Genda (2007) define como NEET a los jóvenes de entre 15 a 34 años y solteros (sin vida conyugal). El énfasis en definir a este grupo con respecto a esta última característica obedece al hecho de que el dejar de trabajar por parte de uno de los cónyuges puede deberse a una decisión conjunta de pareja o simplemente al apoyo económico que le brinda el cónyuge que sí trabaja.

Por su parte, para México, Gómez y Campos (2011) analizan a la población juvenil que no estudia ni trabaja, la misma que definen como grupo de individuos con edades entre quince y veintinueve años de edad que no estudia ni trabaja (NiNi).

En el mundo hispano, el grupo de jóvenes que no trabaja ni estudia y que se encuentra en rangos de edad similares es denominado NiNi. Dicho término es usualmente usado de manera comparable al término anglosajón NEET. Una diferencia en la definición de ambos términos se asocia a la inclusión, en el término anglosajón, de jóvenes que además de no estudiar ni trabajar, tampoco se capacitan. La definición hispana no incluye específicamente a dicha fracción de la población; esto se explica por la poca o nula existencia de políticas públicas de capacitación o training en países de habla hispana, entre ellos, el Perú. Sin embargo, en este documento nos referimos al término NiNi como equivalente a NEET en idioma inglés.

2.1.2 Definición

Tomando como referencia los antecedentes detallados líneas arriba, la definición de NiNi que utilizamos para los objetivos de este estudio es la de población de entre quince y veintinueve años que no trabaja (está desempleada o inactiva) ni estudia (no es clasificada como estudiante) y que, de existir algún tipo de capacitación, no participa de ella.

No se hace ninguna distinción entre jóvenes con o sin cónyuge dentro de esta definición. Cabe mencionar que difiere de la del INEI por el rango de edad de la población analizada, rango establecido con el propósito de que los resultados de este estudio sean comparables en cierto grado con otras investigaciones, como la de Gómez y Campos (2011), realizada para el caso mexicano.

Asimismo, es preciso tomar en cuenta que la clasificación incluye a todo aquel que no trabaja, es decir, a todos los que no han recibido remuneración por trabajar por lo menos una hora durante la semana anterior a la encuesta (según definición del Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo, MTPE). Es así que los jóvenes que trabajan dentro del hogar, ya sea en quehaceres domésticos o cuidando a dependientes (niños o ancianos); aquellos que ayudan con otras actividades de producción o en negocios familiares no remunerados; o quienes se dedican al arte, la música o el deporte, todos ellos son incluidos como jóvenes que no trabajan.

Los jóvenes considerados «no NiNi» se definen como aquellos que trabajan al menos una hora a la semana y/o son estudiantes y/o asisten a un programa de capacitación. A lo largo de este documento, usamos como variable de análisis el porcentaje de NiNi construido sobre la base de la ratio de jóvenes NiNi respecto del total de la población juvenil.

Es preciso señalar que los jóvenes NiNi no deben ser considerados ociosos ni improductivos por las siguientes razones: a) la categoría NiNi incluye a todos los jóvenes que no estudian y que no participan de un trabajo remunerado, por tanto, se incluye a muchos jóvenes que tal vez no estudien porque no pueden hacerlo, probablemente por barreras económicas o de otro tipo. Asimismo, considera a todos los jóvenes que podrían estar trabajando en actividades no remuneradas, como las domésticas o ayudando en alguna tarea familiar no remunerada (Peña, 2010); b) los jóvenes NiNi, particularmente los jóvenes adultos (de veinticinco a veintinueve años), podrían no trabajar ni estudiar por estar sobrecalificados o por enfrentar una reducción drástica en la demanda laboral. Un caso como este se observa en países como España, donde muchos jóvenes titulados no trabajan por ausencia de oportunidades laborales y no estudian porque los gastos para hacerlo superarían a los beneficios que obtendrían (El País, 2013); c) finalmente, algunos aspectos psicológicos podrían influir en los jóvenes, dificultándoles participar del sistema educativo y/o del mercado laboral. Una larga temporada de desempleo o de frecuentes salidas y entradas a una situación de desempleo podría dañar la autoestima de los jóvenes, generando desmotivación y desvinculación con el medio social. Por otro lado, características más personales, como la falta de habilidades de relacionarse socialmente, el aislamiento o la depresión podrían también ser factores que contribuyan a no participar de actividades laborales ni de educación o capacitación. Este último caso es bastante frecuente en Japón (Rahman, 2006).

Por lo anterior, es importante distinguir dentro del grupo de jóvenes NiNi a un subgrupo más particular, conformado por jóvenes que no solo no trabajan ni estudian, sino que además no desean trabajar ni estudiar, es decir, los jóvenes pertenecientes al núcleo duro de Nini, los que enfrentarían un problema más alto de desvinculación y vulnerabilidad.

Esta distinción es particularmente importante en países como el Perú, en el cual se observa que el grupo NiNi es mayoritariamente femenino. Muchas jóvenes podrían quedarse al cuidado de los quehaceres del hogar y de los hijos como resultado de una decisión óptima respecto a la economía familiar y por la ausencia de alternativas para el cuidado de sus hijos. Así, existirían muchos jóvenes NiNi que, pese a encontrarse en dicha categoría, no pertenecen al grupo del núcleo duro antes descrito.

2.1.3 Tipos de NiNi: criterios de clasificación

La población NiNi dista mucho de ser homogénea, no es posible considerar a los jóvenes NiNi como un solo grupo que enfrenta los mismos problemas. Por ello, en la literatura se suele clasificar a los jóvenes NiNi en subgrupos. Eurofound (2012) distingue seis subgrupos: los NiNi desempleados, los no disponibles (aquellos con responsabilidades familiares, enfermos o discapacitados), los desvinculados y desalentados (que no estudian ni buscan trabajo, se rindieron en su búsqueda y no enfrentan ninguna restricción ni incapacidades para hacerlo), los que sí desean trabajar pero están esperando la oportunidad que satisfaga sus expectativas y los NiNi por voluntad propia (que se encuentran viajando, realizando actividades artísticas o son autodidactas).

Desde la perspectiva de la vulnerabilidad, es posible distinguir a jóvenes NiNi vulnerables –aquellos con riesgo de ser marginados al carecer de un adecuado nivel educativo y capital social– y los no vulnerables –los jóvenes sin riesgo de marginación porque cuentan con un nivel de educación aceptable y por no pertenecer a minorías sociales–.

Partiendo del estudio de Genda (2007), aquí se toma la clasificación de tipos de NiNi descrita en él, la cual básicamente se asocia al nivel de intensidad del estado NiNi3. Así, subdividimos el grupo de NiNi en tres tipos:

a) NiNi tipo 1: jóvenes que no estudian ni trabajan ni se capacitan, pero están buscando activamente trabajo; son jóvenes desempleados.

b) NiNi tipo 2: jóvenes que no estudian ni trabajan, tampoco buscan trabajo activamente, pero desean trabajar.

c) NiNi tipo 3: jóvenes que no estudian ni trabajan y no quieren trabajar; son jóvenes inactivos y/o desvinculados4.

2.2 ¿Qué se sabe de los jóvenes NiNi en el Perú?

La literatura existente sobre la población juvenil en el Perú abarca temas generales como el empleo y el desempleo juvenil, que puede incluir la evaluación de programas sociales diseñados para tal población (Saavedra & Chacaltana, 2001; Ñopo, Robles & Saavedra, 2002; Ministerio de Trabajo y de Promoción del Empleo, MTPE 2004; Chacaltana, 2006; Jaramillo, Galdo & Montalva, 2009; Organización Internacional del Trabajo, OIT, 2007, 2010, 2013a, 2013b; Chacaltana & Ruiz, 2012). Asimismo, algunos estudios tocan la problemática de los NiNi, pero no la desarrollan al detalle (Chacaltana & Ruiz, 2012; OIT, 2013a, 2013b).

Un esfuerzo más concreto es el del INEI (2013), que presenta información estadística sobre la población NiNi; no obstante, carece de un análisis profundo de la problemática de dicho grupo. Según el reporte del INEI, al año 2011, el 18,7% de la población juvenil peruana (de entre catorce y treinta años de edad) es NiNi, siendo mayor la proporción de jóvenes NiNi en la zona urbana que en la rural (20% y 14,6%, respectivamente). Asimismo, la participación de las mujeres en el grupo NiNi es mayor que la de los hombres. Según región geográfica, la costa presenta un mayor porcentaje de NiNi, región seguida por la selva y la sierra.

Por su parte, Málaga, Oré y Tavera (2016), en un estudio desarrollado sobre la base de la Encuesta sobre la Transición de la Escuela al Trabajo (INEI, 2012a) para la población urbana, identifican que al año 2012, el 17,94% de los jóvenes urbanos peruanos (de entre quince y veintinueve años) son NiNi, población formada en su mayor parte por mujeres (74%). Este alto porcentaje se explicaría por la contribución de las mujeres a la economía familiar al realizar tareas del hogar y de cuidado de miembros dependientes en la familia (hijos, adultos mayores, etc.).

Asimismo, dichos autores muestran que el grupo NiNi es bastante heterogéneo y determinan algunos factores que podrían incrementar la probabilidad de ser NiNi, tales como: bajo nivel de educación, fuerte discapacidad, familia numerosa y, particularmente, una familia o amigos que brinden ayuda financiera al individuo NiNi. Finalmente, el fenómeno NiNi afectaría menos a los más pobres (quienes deben trabajar para sobrevivir) y a los más ricos (quienes, al contar con mayor educación, tienen un mayor costo de oportunidad del ocio).

El estudio más cercano a este trabajo en términos de análisis de la población NiNi es el realizado por Gómez y Campos (2011) para México. Estos autores analizan también la población juvenil de entre quince y veintinueve años de edad y utilizan información censal de 1990, 2000 y 2010. Adicionalmente, usan información de la encuesta de hogares de México (ENIGH, Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares) para el periodo 1992-2010 y de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo de México (ENOE) para el período 2005-2010.

Gómez y Campos (2011) encuentran que casi un tercio de la población juvenil mexicana era NiNi al año 2010: 28,9%, proporción que ha disminuido en la última década. Al igual que lo observado para el caso peruano, en México son las mujeres quienes representan un mayor porcentaje en la población NiNi; no obstante, este porcentaje ha mostrado una tendencia a la baja en ese país. La disminución de la fracción de mujeres en el grupo NiNi estaría asociada a incrementos de la oferta laboral y de la asistencia escolar en la población femenina. La educación es un factor que reduciría el porcentaje de hombres en la población NiNi, mientras que la decisión de dedicarse a labores domésticas explicaría el de mujeres en ella.

3. Base de datos y metodología

En el presente estudio, se realizó un análisis descriptivo de los NiNi utilizando la información censal y muestral disponible para el Perú: la de los últimos dos censos de población (INEI, 1993, 2007) llevados a cabo se usó para desagregar a los NiNi según rangos de edad, sexo, años de educación y, particularmente, ámbito geográfico y distribución espacial; mientras que la de la Enaho de los años 1997-2003 y 2004-2013 sirvió para describir las tendencias temporales y la tipología de NiNi (INEI, 1997-2003, 2004-2013).

3.1 Descripción de las bases de datos

La información censal corresponde a los dos últimos censos de población disponibles para el Perú y permite hacer un análisis descriptivo y preciso de la población NiNi de acuerdo a las variables mencionadas. Este tipo de análisis no es factible con la información muestral de la Enaho debido a las limitaciones propias de la muestra.

El IX Censo de Población, realizado el 11 de julio de 1993 (INEI, 1993), registró 22.639.443 habitantes en el Perú, mientras que el XI Censo de Población, realizado del 21 de octubre al 4 de noviembre de 2007 (INEI, 2007), totalizó 28.220.764 habitantes. Dado el lapso de catorce años de diferencia entre ambos censos, es posible realizar una comparación de los cambios en la población NiNi de prácticamente dos generaciones distintas de jóvenes, pues aquellos que tuvieron quince años de edad en 1993, tenían veintinueve años en 2007.

La información muestral tomada de la Enaho considera dos períodos, cada uno de los cuales se ha realizado con un diferente diseño muestral: uno para los años 1997-2003 y otro desde 2004 hasta la actualidad. La encuesta con el segundo diseño muestral se aplica de manera continua desde mayo de 2003 a nivel nacional y cuenta con nivel de inferencia rural, urbana y departamental5. El tamaño de muestra varía entre 21 mil a 26 mil viviendas particulares (en los periodos 2004 y 2012, respectivamente), de las cuales entre 15,5 mil y 18,9 mil viviendas corresponden a las muestras no panel de hogares, y entre 6,5 mil y 7,5 mil viviendas corresponden a la muestra panel.

La información de la Enaho tiene preguntas más elaboradas sobre el estado laboral y la educación de los individuos en comparación a los censos, lo que, a su vez, permite identificar tipos de NiNi que no se pueden distinguir en ellos.

3.2 Metodología

El análisis realizado en este documento es estadístico-descriptivo. Para tal fin, usamos dos fuentes de información: censal y muestral. La información censal nos permite comparar dos generaciones de jóvenes y profundizar en el detalle de la desagregación por edad, sexo, estado civil, ámbito geográfico, años de educación e incluso distribución geográfica. La información muestral proveniente de las Enaho usa la metodología del MTPE para el cálculo de la situación laboral y nos permite revisar la evolución de los jóvenes NiNi y sus cambios a través del tiempo. Es importante hacer notar que los porcentajes de jóvenes NiNi hallados a partir de las Enaho y los censos no son directamente comparables debido a diferencias en el diseño de los cuestionarios. En los censos, las preguntas sobre estado laboral y años de educación son más simples que en las encuestas Enaho. Por ello –y entre otros factores–, personas clasificadas en los censos como desocupadas pueden ser consideradas como ocupadas en la Enaho, lo que implica que el porcentaje de jóvenes NiNi de los censos estaría sobreestimado en comparación con el de las Enaho.

El análisis desarrollado de la información de las Enaho corresponde a la información disponible de los años 1997-2003 y 2004-2013, en contraste con el documento del INEI (2013) que estudia los años 2004 a 2011. Mucho más importante, sin embargo, es que nuestro análisis y cifras difieren de los del INEI (2013) en el rango de edad de lo que consideramos población juvenil. El INEI (2013) considera jóvenes a los individuos con edades de catorce a treinta años, mientras que en nuestro estudio incluimos un rango etario menor: de quince a veintinueve años, similar al de Gómez y Campos (2011).

Adicionalmente, analizamos a los jóvenes NiNi de manera desagregada según los tres tipos señalados, es decir, según niveles de intensidad.

4. Análisis temporal y espacial de la población NiNi

4.1 Análisis de la población NiNi usando información censal

Según el censo de 2007, la población peruana ascendía a 28,2 millones de habitantes, 24,3% más que lo registrado catorce años antes, en el censo de 1993. La población juvenil peruana con edades entre quince y veintinueve años, ascendía en 2007 a 7,5 millones de personas, mostrando un crecimiento de 20% respecto a la población juvenil en 1993. Respecto de la población peruana, la población juvenil representaba en 2007 el 27,5%, 1 punto porcentual menos que lo registrado en 1993.

Al año 2007, el 26% de la población juvenil clasificaba como NiNi, 9 puntos porcentuales menos que la registrada en 1993 (ver la Tabla 1). Esto representaría una mejora importante en términos de la transición laboral de los jóvenes. A inicios de la década de 1990, la economía peruana se recuperaba de una crisis profunda, mientras que, en la segunda mitad de la década de 2000, el país atravesaba un periodo de crecimiento económico.

En ambos censos, más del 70% de los NiNi son mujeres (ver la Tabla 2), notándose un ligero incremento del porcentaje de población NiNi femenina (2 puntos porcentuales) en 2007 respecto de 1993.

Considerando el ámbito urbano y el rural, en la Tabla 3 se aprecia una disminución importante de la ratio de NiNi a nivel urbano, frente a una ligera reducción de la misma a nivel rural. La reducción más importante, de cerca de 12 puntos porcentuales, se da en el caso de mujeres del área urbana, seguida de la de los hombres de la misma área y la de las mujeres del área rural.

La ratio de NiNi respecto del total de jóvenes, en el caso de los hombres del área rural se muestra similar e incluso tiene un pequeño incremento entre 1993 y 2007. Contrariamente, en el caso de las mujeres, esta ratio disminuye significativamente. Sin embargo, la ratio de NiNi femenina del ámbito rural sigue siendo mayor a la registrada en el área urbana para ambos momentos (1993 y 2007); es de notar que, en el caso de las mujeres, la diferencia entre las ratios de NiNi en el ámbito rural y en el urbano se amplía para el año 2007. En el anexo, las tablas A1 a A8 presentan mayor información respecto a la población NiNi, según grupo etario, sexo, estatus marital y años de educación.

Las figuras 1 y 2 muestran el porcentaje de jóvenes NiNi respecto a los jóvenes de su respectivo sexo; la información se presenta distinguiendo edad, sexo y si tienen o no una pareja para los años 1993 y 2007, respectivamente. Se observa que en el caso de las mujeres el porcentaje de NiNi se incrementa con la edad de manera sostenida, mientras que en el caso de los hombres alcanza un pico a los dieciocho años. Cuando se analiza a los jóvenes con pareja, se encuentra que el porcentaje de hombres NiNi respecto del total de jóvenes hombres se mantiene en niveles muy bajos, con una ligera tendencia creciente y siempre por debajo de 7%; en el caso de las mujeres con pareja se observa una tendencia creciente: en 1993, las jóvenes NiNi de veintinueve años y con pareja llegaron a representar el 50% de todas las mujeres jóvenes de veintinueve años, mientras que las mujeres NiNi sin pareja eran solo 10% (60%-50% en la Figura 1) de las mujeres jóvenes de veintinueve años. Ser mujer aumenta entonces la probabilidad de ser NiNi en el caso de jóvenes con pareja, patrón observable tanto en 1993 como en 2007.

Las figuras 3 y 4 muestran el porcentaje de jóvenes NiNi respecto del total de los jóvenes de su respectivo sexo y ámbito geográfico (urbano y rural), según edad, distinguiendo por sexo, para 1993 y 2007. Resalta el hecho de que en 1993 el porcentaje de mujeres NiNi era mayor en el ámbito rural que en ámbito urbano, mientras que lo opuesto pasaba con los hombres. En 2007, el mayor porcentaje de mujeres NiNi en el ámbito rural frente al urbano se mantiene, mientras que en el caso de los hombres los porcentajes de NiNi se vuelven muy similares entre sí en los dos ámbitos.

En las figuras 5 y 6, se observa que el porcentaje de NiNi se reduce significativamente para hombres y mujeres que tienen diez años de educación (secundaria incompleta) y muestra un rebrote en los que tienen once años de educación (secundaria completa).

En general, la tendencia decreciente del porcentaje de NiNi con los años de educación es más marcada en 2007, aunque en este último año se observe un ligero incremento de la ratio de NiNi en jóvenes con estudios superiores incompletos y completos (quince a dieciséis años de educación); también se observa una menor ratio de NiNi para los jóvenes con secundaria incompleta a poco tiempo de terminar este nivel educativo (con diez años de educación, posiblemente dejaron los estudios por el mercado laboral).

En las figuras 5 y 6, para 1993 y 2007, respectivamente, se observa claramente un pico del porcentaje de NiNi para jóvenes con exactamente secundaria completa y luego, en el caso del año 2007, un repunte para los jóvenes con dieciséis años de educación (con formación superior no universitaria completa o superior universitaria incompleta).

Dados tales picos, es importante analizar al grupo que ha logrado exactamente la secundaria completa. En 1993, el 26,5% del total de jóvenes NiNi tenía exactamente once años de educación (es decir, educación básica completa). Esta proporción aumentó a 30,5% en 2007. Asimismo, de los jóvenes con exactamente once años de educación, el porcentaje NiNi pasó de 40,1% a 29,2% entre 1993 y 2007. Pese a lo positivo de la variación, aún preocupa que casi el 30% de los jóvenes con secundaria completa sean NiNi y que entre ellos sean precisamente los que terminan la etapa de educación básica los que se mantienen inactivos y sin continuar sus estudios.

La alta prevalencia de jóvenes con educación básica completa en el grupo NiNi estaría revelando un problema asociado a un tema vocacional. Habiendo culminado su educación básica, estos jóvenes no trabajan y tampoco continúan iniciando estudios superiores. Esto posiblemente es debido a que tendrían problemas para identificar sus intereses profesionales y, por tanto, para definir qué tipo de educación para el trabajo requieren o qué tipo de labor realizar.

En las figuras 5 y 6, también se observa que las ratios de NiNi son mayores para las mujeres jóvenes con educación básica incompleta, es decir, para las jóvenes que desertaron de la educación básica. Este segmento de la población es importante, ya que cerca de la mitad de los jóvenes NiNi tiene educación incompleta. La deserción escolar es un tema importante a analizar; en efecto, Gómez y Campos (2011) encontraron que la ratio de deserción escolar es un factor significativo para explicar el problema NiNi en México.

Para el caso peruano y usando la información censal, se encuentra que, del total de jóvenes en 2007, aquellos que desertaron de la educación básica representan el 39,9%. Esto ocurre más aún dentro del grupo NiNi: los desertores de educación básica representan el 45,5% y dentro del grupo NiNi femenino y masculino son desertores 47,9% y 38,2%, respectivamente. Aunque altas, estas proporciones de jóvenes desertores son bastante menores en 2007 respecto de 1993, año en el que 52,8% de todos los jóvenes era desertor y 53,9% de los jóvenes NiNi; según población NiNi por sexo, en 1993 58,4% de las mujeres NiNi y 43% de los hombres NiNi eran desertores.

La Tabla 4 muestra la composición de la población NiNi para la población juvenil que obtuvo cierto grado de educación básica, pero desertó (no culminó sus estudios) en ambos periodos censales. Alrededor de tres millones de jóvenes (que representan el 27% y el 23% del total de población con deserción escolar en 1993 y 2007, respectivamente) iniciaron, pero no culminaron, su educación básica, grupo del cual la mitad son mujeres. Entre 1993 y 2007, la ratio de NiNi entre los jóvenes desertores disminuye de 34,2% a 29,5%; pese a dicha reducción, preocupa que casi un tercio de jóvenes que desertaron no estén ocupados en alguna labor remunerada. Considerando que casi la mitad de jóvenes NiNi tiene educación básica incompleta, la deserción escolar también tendría un efecto significativo en la probabilidad de volverse NiNi.

Según sexo, se observa que, entre los desertores, la ratio de NiNi femenina más que triplica la ratio de NiNi masculina. Asimismo, entre el grupo de desertores que son NiNi, casi dos tercios de las mujeres tienen cónyuge, frente a menos de un tercio de los hombres. El impacto de la deserción escolar en las mujeres se muestra mayor, considerando además que esto las restringe más del mercado laboral y quedarían subordinadas a las decisiones laborales de sus cónyuges.

Dada la importancia de la educación, también se analiza por separado al grupo de jóvenes con al menos algún año de educación superior. Al 2007, 31,1% de los jóvenes contaban con doce o más años de educación. Dentro del grupo identificado como NiNi, 19,5% de los jóvenes cuentan con esta característica; y, más específicamente, cuando se distingue por sexo, se encuentra que el 20,5% de los hombres NiNi y 19,1% de mujeres NiNi cuentan con al menos un año de educación superior. Como es de observar, la ratio de mujeres NiNi con educación superior es menor que la de los hombres.

En 1993, solo 24,7% de los jóvenes contaba con al menos un año de educación superior. Mientras tanto, dentro del grupo NiNi, 19,1% acumulaba al menos doce años de educación; y, particularmente, 22,7% de los hombres NiNi y 17,6% de las mujeres NiNi contaba con alguna formación superior. Se observa que la ratio de NiNi para el grupo de jóvenes con alguna formación superior se ha reducido en casi 10 puntos porcentuales entre 1993 y 2007, de 25,9% a 16,3%.

Lo mismo ocurre para ambos sexos, mostrándose una mejora sustancial, dado que tanto la ratio de NiNi masculina como femenina se reduce en casi 10 puntos porcentuales entre los periodos evaluados, a 9,2% y 22,8%, respectivamente. Es importante notar que, al año 2007, la mayoría de mujeres NiNi con formación superior tienen cónyuge (60,1%), frente al 41,1% registrado en 1993. Esto se explicaría tal vez por una mejor inserción laboral de las mujeres solteras con estudios superiores entre los dos periodos evaluados, por lo que las mujeres con cónyuge serían las que mantienen su estado NiNi.

4.1.1 Distribución espacial de la población NiNi

Para 2007, la Tabla 5 muestra la distribución de la población por departamentos y las ratios de NiNi para cada uno respecto de su población juvenil; asimismo presenta a esta población por sexo y de acuerdo a la proporción de jóvenes NiNi que declaran tener vida conyugal. Se observa que, fuera de Lima y Arequipa, cuyas ratios de NiNi son alrededor del 20%, la ratio de NiNi supera el 23% en veintidós departamentos, y llega a ser más del 30% en nueve de ellos, entre los cuales destacan Cajamarca y Piura, donde las ratios de NiNi sobrepasan el 35%.

El porcentaje de hombres jóvenes NiNi respecto del total de hombres jóvenes se ubica por debajo del 20% en todos los departamentos, siendo Loreto (18,4%) y Puno (18,2%) los que presentan los porcentajes NiNi más altos. En promedio, solo el 3,5% de los hombres jóvenes son NiNi con pareja, teniendo Apurímac y Huancavelica los porcentajes NiNi más altos, al superar el 6%. Las ratios de NiNi masculinas más bajas se encuentran en Ica (10,6%), San Martín (11,0%), Madre de Dios (11,3%), Junín (11,5%), Lima (11,7%), Cusco y Arequipa (12,1%).

En el caso femenino, a excepción de Tacna (28,6%), Arequipa (29,1%) y Lima (29,6%), todos los departamentos superan el 30% de ratio de NiNi para sus mujeres jóvenes. La ratio de NiNi femenina más alta se registra en Cajamarca (56,3 %), departamento que es seguido de Piura (52,8%), Amazonas (52,3%) y Huánuco (49,9%). Amazonas además cuenta con la mayor proporción de mujeres NiNi casadas (39,6%). En general, el 25,2% de las mujeres NiNi según el censo de 2007 tienen cónyuge en la suma de todos los departamentos. Las diferencias geográficas en la prevalencia de NiNi en la población joven para los dos periodos censales, 1993 y 2007, pueden observarse en las figuras 7 y 8, que muestran la información en mapas departamentales donde los colores más oscuros muestran mayor porcentaje de NiNi en la población joven, según sexo. Es evidente que, para los datos de los dos censos, la prevalencia de NiNi en la población es más alta en las mujeres que en los hombres.

En los mapas de las figuras 7 y 8 también se aprecia que entre 1993 y 2007 ha habido un descenso en el porcentaje de jóvenes NiNi, tanto para el caso de los hombres como para el de las mujeres. Asimismo, en ambos censos se observa que el problema NiNi fue más severo para los hombres en los departamentos de costa y selva y en el norte del país para las mujeres. La dimensión geográfica de la población NiNi debe ser tomada en cuenta en las políticas orientadas a esta población.

4.2 Evolución de la población NiNi: análisis usando información muestral (Enaho)

En la subsección anterior se presentaron cifras precisas de la población NiNi, según sexo y ámbito (tanto urbano como rural), años de educación y ubicación geográfica. En esta subsección usamos la información de las Enaho (INEI, 1997-2003, 2004-2013); además, algo que no se hace en INEI (2013), añadimos la clasificación de tipos de NiNi, para los cuales también analizamos su evolución. Adicionalmente, en el anexo (tablas A9 y A10) se brinda información de las mismas cifras de la población NiNi calculadas sobre la información de las Enaho de 1997 a 2003. No presentamos el análisis para el periodo 1997-2013 debido básicamente al mencionado cambio de metodología que hubo en 2004, lo que podría haber generado ciertas discrepancias en las variables.

Resulta importante mencionar que encontramos diferencias en las ratios de NiNi del censo de 2007 con las calculadas a partir de la información muestral de la Enaho (la ratio de NiNi de 2007 según el censo es de 25,9%, mientras que según la base de datos anual de la Enaho 2007 es de 17,6%)6. Esto se debe al diferente diseño de los cuestionarios, que tienden a ser sencillos y limitados en los censos y más extensos y detallados en las encuestas. Este aspecto conlleva diferencias en la construcción de las variables y, por tanto, resultados diferentes.

La Tabla 6 muestra las cifras obtenidas a partir de las Enaho 2004-2013 sobre población juvenil, población NiNi, participación por sexo y ratios de la población NiNi femenina y masculina. En promedio, tomando esta fuente, el 64,3% de los jóvenes NiNi son mujeres, porcentaje que se redujo a su nivel más bajo (62,3%) en 2013.

En las cifras de la Tabla 6, se observa que la ratio de NiNi global alcanzó un pico en 2005 (22,2%) para reducirse paulatinamente, tocar su mínimo en 2010 (15,8%) y repuntar a 17,2% en 2013. La tendencia decreciente se aprecia claramente en las ratios de NiNi femenina y masculina y de manera más pronunciada en el caso femenino. La reducción de la ratio de NiNi femenina en los diez años analizados es de más 4 puntos porcentuales, mientras que en la ratio de NiNi masculina se observa una reducción menor a 2 puntos porcentuales.

La evolución de dichas ratios se puede apreciar más claramente en la figura 9. La ratio de NiNi se reduce ligeramente a lo largo del periodo de evaluación, observándose la más notable disminución entre 2005 y 2007. Como es de esperar, la ratio de NiNi femenina es más alta que la masculina, pero presenta una marcada tendencia decreciente hasta 2010. Para ambos sexos, se aprecia un repunte de la ratio de NiNi al año 2013.

Adicionalmente a la ratio de NiNi total, la Tabla 7 muestra las ratios de NiNi según tipos. Cabe recordar que el tipo 3 es el grupo NiNi de mayor intensidad, el núcleo duro, conformado por jóvenes desmotivados. Y precisamente es este el grupo que concentra a casi la mitad de los jóvenes NiNi. La ratio de NiNi tipo 3 es en promedio 8,9%, y tiende a ser ligeramente creciente. En efecto, esta ratio alcanza su nivel más alto en 2013, con 11,1%.

Sobre esto, se brinda información más detallada en la Tabla 8, que no solo reporta las cifras estimadas de población NiNi por tipos, sino además la composición por sexo de dicha población, también por tipos. Es importante resaltar, por ejemplo, que la población NiNi del tipo 1 está casi igualmente distribuida entre hombres y mujeres (estas conforman en promedio el 51,6% del grupo NiNi tipo 1); mientras tanto, la participación femenina es la mayor en el grupo NiNi 2, donde en promedio representa el 71,9% del grupo; finalmente, en el grupo NiNi 3, esta participación es la segunda mayor, ubicándose en promedio en 66,1%. En general, este último grupo es el que ha aumentado en tamaño: la población NiNi tipo 3 se ha incrementado en 39,7% entre 2004 y 2013, en contraposición a lo registrado en los tipos 1 y 2, de menor intensidad NiNi.

Frente al tipo 3 de NiNi, los tipos de menor intensidad muestran cierta reducción, siendo esta bastante pronunciada para los NiNi tipo 2, grupo conformado por aquellos desocupados con deseos de trabajar. Durante el periodo de evaluación, esta ratio se reduce en casi 5 puntos porcentuales, generando que los NiNi tipo 2 pasen a ser la minoría en el grupo NiNi.

Finalmente, la ratio de NiNi del tipo 1 –conformado por aquellos que están en búsqueda activa de trabajo–, aunque ligeramente decreciente, muestra una tendencia bastante estable: de 3,4% en promedio.

La evolución de las ratios de NiNi según tipo de intensidad NiNi se muestra más claramente en la Figura 10. Allí se observa: un comportamiento más o menos estable de la proporción de jóvenes NiNi tipo 1 entre 2004 y 2013; una tendencia claramente decreciente de la proporción de jóvenes NiNi tipo 2, particularmente desde 2005; y una tendencia creciente de la proporción de jóvenes NiNi tipo 3, de tal forma que se amplía la brecha entre la población NiNi tipo 2 y tipo 3.

En las figuras 11 y 12, se observa que la caída porcentual del tipo 2 fue más acentuada en las mujeres que en los hombres en el periodo de estudio y también que para ambos sexos ha habido una tendencia creciente desde 2007 en el tipo 3. En conjunto, estas observaciones inducirían a pensar que en las mujeres la reducción en el tipo 2 se dividió mayormente entre la salida del grupo NiNi y el trasvase al tipo 3, mientras que en los hombres solo ocurrió trasvase al grupo 3; pero para comprobarlo se debería analizar la muestra panel.

Esta tendencia decreciente de la ratio de NiNi del tipo 2 podría asociarse con mayor disponibilidad para insertarse en el mercado laboral. Por ejemplo, en 2007 se implementan programas de cuidado de niños, como Wawa Wasi (ahora Cuna Más), a fin de apoyar a las mujeres para insertarse al mercado laboral o prevenir que dejen de trabajar7.

5. Diagnóstico de medidas e implicaciones de política

5.1 Revisión de medidas existentes y diagnóstico

En el Perú, al igual que en muchos otros países, las medidas de política no son específicas a un grupo vulnerable de jóvenes, no obstante, incluyen implícitamente sectores como el de jóvenes NiNi. Básicamente, en el país se han implementado programas para facilitar la inserción de los jóvenes al mercado laboral y reducir el desempleo juvenil.

Lo cierto es que los jóvenes NiNi son bastante heterogéneos y no se cuenta con información suficiente para hacerles un seguimiento desde que dejan o salen del colegio. Esto dificulta el diseño de programas que se ajusten a sus necesidades y les ayuden a lidiar con sus problemas. No obstante lo anterior, es posible revisar qué programas existen y el objetivo para el que fueron diseñados y analizar si ya estarían cubriendo las necesidades de capacitación y orientación de los jóvenes NiNi.

Chacaltana y Ruiz (2012) presentan un detallado diagnóstico de las medidas de políticas de empleo juvenil implementadas por el gobierno peruano. Por otra parte, en OIT (2007) se resalta la falta de articulación en la implementación de una serie de programas y acciones ejecutados. Entre los diversos programas, se encuentran aquellos diseñados para brindar capacitación y orientación técnica a los jóvenes, como ProJoven (ahora conocido como programa Jóvenes a la Obra), Apoyo a la Formación Profesional para la Inserción Laboral Capacítate Perú (Aprolab) y Capacitación Laboral y Desarrollo (Caplab); también los que buscan promover el emprendimiento y creación de pequeñas y microempresas (Perú Emprendedor); otros dirigidos a un público más extenso y que se orientan a la creación directa de empleo, como A Trabajar Urbano; y aquellos diseñados para mejorar la intermediación y acortar la brecha informacional entre oferta y demanda laboral, como el Servicio Nacional de Empleo (Senep; anteriormente Centros de Intermediación Laboral ProEmpleo).

Estudios sobre el programa ProJoven han mostrado un impacto positivo moderado para mejorar la productividad de los jóvenes más pobres, habiendo tenido mayor efecto en los ingresos que en la mejora del estatus de empleo. El programa ayudaría también a reducir tanto la inactividad y el desempleo, como, más importante aún, el trabajo no remunerado. Asimismo, su impacto mostró ser mayor para las mujeres que para los hombres, lo que ayudaría a la reducción de la brecha de género (Saavedra & Chacaltana, 2001; Jaramillo et al., 2009).

Las críticas a programas como ProJoven se asocian a la necesidad de identificar mejor las necesidades de los jóvenes. Asimismo, dado que los centros de capacitación requieren contar con cartas de intención de las empresas que están dispuestas a contratar pasantes, las pasantías suelen concentrarse en pocos sectores, reduciendo el espectro de opciones laborales de los jóvenes. Asimismo, se corre el riesgo de dar incentivos perversos a algunas empresas para sustituir el número de contrataciones laborales estables por contrataciones de pasantes.

Las medidas gubernamentales también incluyen actividades de orientación ocupacional, que abarcan programas como el Servicio de Orientación Vocacional y de Información Ocupacional (Sovio), que se brindan en diez ciudades y están dirigidos a jóvenes que cursan los últimos dos años de secundaria menores de veinticuatro años. Este servicio requiere que el estudiante se acerque a las instalaciones del MTPE en Lima o a sus dependencias en los gobiernos regionales para ser atendido8. Su impacto no ha sido evaluado en detalle, pero se sabe que se ha brindado servicios de evaluación y orientación a cerca de 40 mil jóvenes y de información ocupacional a menos de 35 mil jóvenes en el quinquenio 2001-2005 (OIT, 2007).

Un instrumento relevante del MTPE al respecto es el Programa de Estadística y Estudios Laborales (PEEL), que brinda información importante sobre el mercado laboral y las ocupaciones más demandadas. De manera más específica y enfocada a los jóvenes, se ofrece el Portal Empleo Joven, que contiene información sobre tipos de contratación y material online para la redacción de curriculum vitae (CV) y entrevistas; también se publica información sobre talleres de asesoría para jóvenes (aunque, de acuerdo a la información provista por la página electrónica, al parecer no se ofrecen desde 2011).

De manera más general, el Portal de la Ventanilla Única de la Promoción del Empleo da información a través de una base de datos actualizada de ofertas de trabajo para cualquier interesado.

En lo relacionado a políticas de fomento del emprendimiento, existía el programa Perú Emprendedor que se brindaba en catorce ciudades del Perú y estaba diseñado para ofrecer acceso a cursos de capacitación y dar asistencia técnica y/o de consultoría empresarial u otros servicios útiles para que los jóvenes con ideas emprendedoras pudieran efectivamente desarrollarlas. Actualmente, este programa no existe bajo tal nombre y más bien ha sido incluido como parte de los servicios del programa más general (dirigido a toda la población mayor a dieciocho años) denominado Vamos Perú.

Una medida bastante rescatable es la creación del sistema Certijoven, el cual ayudaría a reducir las barreras impuestas por el requerimiento de documentos para un contrato laboral (por ejemplo, el certificado de antecedentes penales y de antecedentes policiales) al ofrecer una ventanilla única de documentación y un certificado único laboral que permita a los jóvenes validar su identidad, mostrar su experiencia formal de trabajo, señalar si tiene antecedentes policiales, etc. Certijoven no solo abarataría los costos de los trámites, sino también los de búsqueda de trabajo y de contratación para ambas partes: los jóvenes ya no tendrían que gastar tiempo ni dinero para conseguir cada certificado y los empleadores ya no tendrían que orientar recursos a la verificación de la verosimilitud de la documentación9.

Aún falta articular estas medidas, de manera que se puedan atacar varios frentes y brindar así a los jóvenes la información necesaria con más anticipación. Asimismo, es necesario tener en cuenta que el desempleo juvenil, y particularmente la inactividad juvenil, tiene una de sus causas en el desajuste o la desvinculación entre la educación y el ámbito laboral, lo que además dificulta a los jóvenes su inserción al mercado laboral, no solo por falta de entrenamiento o desarrollo de habilidades en el trabajo, sino también por la toma de decisiones desinformadas, que conllevan luego frustración y deserción. De esta manera, no es raro observar casos en los que grupos de jóvenes rotan entre especialidades de estudio y hasta dejan los estudios postsecundarios.

5.2 Implicaciones de política

A partir del análisis estadístico, se observa que la población NiNi no solo es mayoritariamente femenina, sino que tiene educación básica regular incompleta (primaria incompleta o secundaria incompleta). La deserción escolar se presenta entonces como un importante factor en la determinación de la condición futura de los jóvenes como NiNi.

Asimismo, también se observa que el porcentaje de jóvenes NiNi es mayor entre aquellos que acaban de culminar los estudios secundarios o los estudios terciarios. Sería interesante explorar en detalle las razones de tales observaciones, las que se relacionarían con intereses vocacionales no definidos o poco claros y/o con dificultades para insertarse en el mundo laboral que harían costosa la búsqueda de trabajo. De ser así, adicionalmente a las políticas de prevención de la deserción escolar, sería recomendable implementar políticas de provisión de asesoría vocacional a los jóvenes que están por culminar la secundaria para ayudarlos en la decisión acerca de su formación profesional.

Volviendo la mirada hacia los jóvenes NiNi, como también lo observa la OIT (2007), se encuentra que se requiere mayor orientación vocacional dirigida a los jóvenes NiNi. Asimismo, es importante tomar medidas para reducir la deserción escolar, como sucede en otros países. Evitar la deserción temprana y promover la reinserción de los jóvenes desertores al sistema educativo son buenas estrategias para ello.

El Plan Nacional de la Juventud 2006-2011 incluía como objetivos, entre otros, organizar y consolidar un sistema de políticas públicas de juventud, asegurar una educación de calidad y promover las capacidades productivas de los jóvenes; pero no se consideraba políticas para reducir la deserción escolar, pese a su importante efecto en la posterior productividad y empleabilidad de los jóvenes. Las escuelas de segunda oportunidad, como las aplicadas en Europa, pueden ser una medida a tomar en cuenta al respecto.

Además, es importante tener identificada a la población NiNi para canalizar hacia ella diversa información relevante sobre la dinámica del mercado laboral y además para obtener información sobre sus intereses y necesidades. Dado lo observado en la composición de la población NiNi, una implicación de política importante es reforzar y extender la cobertura de programas de cuidado de menores de edad, como Cuna Más, para brindar la oportunidad de que más mujeres NiNi puedan insertarse al mercado laboral.

6. Conclusiones

En este documento empleamos los censos de 1993 y 2007 y las encuestas de hogares desde 1997 hasta 2013 para analizar la evolución de los jóvenes NiNi en el Perú durante los últimos veinte años. Si bien ambas fuentes de información enriquecen el análisis, los resultados derivados de ellas no son perfectamente comparables debido a las diferencias de construcción y alcance entre censos y encuestas.

El primer hecho importante observado en ambos censos y en las encuestas de hogares es que hay una progresiva reducción de la proporción de jóvenes NiNi respecto del total de jóvenes. En 1993, la población NiNi era 34,9%; en 2007, 25,9%; y solo 17,2% en 2013. El segundo hallazgo relevante es que existe una mayor proporción de NiNi en las mujeres que en los hombres, pero esta diferencia se ha ido acortando en los últimos veinte años: en 1993, 49,3% de las mujeres eran NiNi frente a solo 19,9% de los hombres; en 2007, estos porcentajes eran 38,2% y 13,5%, respectivamente; para 2013, llegaron a 22,1% y 12,6% respectivamente.

Cuando se analiza la distribución espacial de los NiNi mediante los censos, se observa que en todos los departamentos la proporción de NiNi en las mujeres es mayor que en los hombres, pero también que en algunos departamentos la de mujeres llega a tasas especialmente altas, como Cajamarca o Piura. Otros departamentos, como Ica o Tacna, tienen tasas muy reducidas tanto para hombres como para mujeres. Comparando la distribución por departamentos en 1993 con la de 2007, se observa que en general ha habido una reducción en la proporción de jóvenes NiNi en casi todos los departamentos, sin embargo, convendría estudiar por qué en algunos se redujo más que en otros.

Cuando se analiza la proporción de jóvenes NiNi según edad, se observa que las mujeres y los hombres tienen una evolución temporal muy distinta. Mientras que en las mujeres la proporción NiNi aumenta de manera sostenida para estabilizarse alrededor de los veintiséis años de edad, en los hombres llega a un pico entre los dieciocho y los diecinueve años de edad, para descender y estabilizarse alrededor de los veintisiete años. En el caso de los hombres que tienen pareja (casados o convivientes), este rasgo se asocia con bajas proporciones de NiNi, mientras que lo opuesto ocurre con las mujeres.

Tomando en cuenta los años de educación completados, se observa que las mujeres tienen siempre mayor porcentaje NiNi que los hombres, aunque la diferencia se tiende a reducir conforme aumentan los años de educación. Según este factor, la mayor proporción de NiNi se observa en los jóvenes con cero años de educación, seguidos por los que tienen secundaria completa; mientras que aquellos con educación secundaria incompleta o superior incompleta son los que tienen las menores tasas de NiNi.

Desagregando la población NiNi de acuerdo a tipos diseñados según el nivel de intensidad (desagregación posible solo para la información de las Enaho), se observa que los NiNi más abundantes son del tipo 3 (inactivos que no quieren trabajar), seguidos por los del tipo 2 (inactivos que quieren trabajar) y finalmente por los del tipo 1 (desempleados). Un aspecto a resaltar es que en los últimos años se han incrementado los jóvenes Nini del tipo 3 y se han reducido los del tipo 2. Esto último se explicaría por una disminución importante en la tasa NiNi femenina del tipo 2, lo que indicaría que cada año hay más mujeres NiNi del tipo 2 que se ocupan en alguna actividad.

Una observación final importante es que la tasa NiNi es consistentemente elevada para los jóvenes con educación secundaria completa (con exactamente once años de estudio).

 

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Siglas y abreviaturas usadas

Aprolab     Apoyo a la Formación Profesional para la Inserción Laboral Capacítate Perú

Caplab     Capacitación Laboral y Desarrollo

Enaho     Encuesta Nacional de Hogares

Enigh     Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares, México

ENOE     Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, México

ETET     Encuesta sobre la Transición de la Escuela al Trabajo

Eurofound European Foundation for the Improvement of Living and Working Conditions

INEI     Instituto Nacional de Estadística e Informática

Mimdes     Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social

MTPE     Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo

NEET     Youth population not in employment, neither in education or training

NiNi     Jóvenes que no estudian ni trabajan

PEEL     Programa de Estadística y Estudios Laborales

Senep     Servicio Nacional de Empleo

Sovio     Servicio de Orientación Vocacional y de Información Ocupacional


1 Estudio realizado sobre la base de la Encuesta de Transición de la Escuela al Trabajo (ETET; INEI, 2012b) para la población total urbana.

2 NEET es la sigla para referirse a los jóvenes «Not in employment, neither in education or training», la cual se asemeja a la abreviatura NiNi en español, que se refiere a la población juvenil que no trabaja ni estudia.

3 Genda (2007) define tres grupos de jóvenes NiNi: a) aquellos que están sin trabajar ni estudiar y buscan trabajo; b) aquellos que muestran deseos de trabajar, pero no buscan empleo activamente; y c) aquellos que simplemente no muestran ningún deseo de trabajar.

4 Es importante mencionar que en este subgrupo no ha sido posible distinguir y excluir a los jóvenes creativos, artistas, deportistas, músicos y discapacitados, entre otros, que pueden estar involucrados en alguna actividad productiva, pero no reciben remuneración alguna ni estudian.

5 El Perú divide su organización territorial en veinticuatro departamentos o regiones y una provincia Constitucional (El Callao), esta, para propósitos del presente estudio se considera como un departamento más.

6 Según INEI (2013), la tasa NiNi en el 2007 era de 19,9%.

7 En 2007, mediante el Decreto Supremo Nº 002-2007-Mimdes, el Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social (Mimdes) dispuso «la implementación y funcionamiento de servicios de cuidado diurno a través de cunas o Wawa Wasi institucionales en las entidades públicas, en cuyas sedes laboren y/o presten servicios más de cincuenta mujeres en edad fértil, y/o donde los trabajadores requiriesen del servicio de cuidado diurno para sus hijas e hijos en un número no menor a 16 niñas o niños» (2012).

8 Información basada en la página electrónica del Portal Empleo Joven del MTPE.

9 Mayor información en: «Certificado único laboral. Certijoven» (ver: http://www.mintra.gob.pe/mostrarContenido.php?id=898&tip=909 ).

 

Artículo recibido el 21 de octubre de 2016
Aprobado para su publicación el 8 de marzo de 2017

 


Anexo