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Apuntes

versión impresa ISSN 0252-1865

Apuntes vol.49 no.92 Lima set./dic. 2022  Epub 27-Sep-2022

http://dx.doi.org/10.21678/apuntes.92.1564 

Artículo

Efectos de la pandemia en el trabajo de cuidados: el caso de las y los docentes universitarios tabasqueños que trabajaron desde el hogar

Effects of the COVID-19 pandemic on the workload of caregivers: a case study of tabascan university lecturers who worked from home

Nélyda Solana-Villanueva1 

Martín Gabriel De Los Heros-Rondenil2 

Sandra Carmen Murillo-López3 

1 Colegio de Postgraduados Campus Tabasco, México. nsolana@colpos.mx

2 Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, México. mheros@flacso.edu.mx

3 Universidad Nacional Autónoma de México. sandracmurillol@sociales.unam.mx

RESUMEN

En este estudio, se analiza el efecto que tuvo el teletrabajo en la vida de las y los docentes de la División Académica Multidisciplinaria de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco (UJAT) en México, durante el confinamiento por COVID-19, principalmente en el trabajo de cuidados en los hogares con integrantes de 15 años o menos. El argumento central es que esto afecta más a las mujeres que a los hombres considerados en este estudio. Los resultados muestran que las docentes asumieron el rol principal de los cuidados y las tareas domésticas, conciliando estas exigencias con el teletrabajo, a expensas de reducir sus horas de sueño y ver afectada su salud física y mental (estrés, depresión, ansiedad).

Palabras clave: COVID-19; género; teletrabajo; trabajo de cuidados; salud mental

ABSTRACT

This work analyzes the effect that telework had on the lives of the teachers of the Multidisciplinary Unit of the Universidad Juárez Autónoma de Tabasco (UJAT) in Mexico, during the confinement by COVID-19, mainly in care work in homes with 15 years or less children. The main argument in this study is whether this way of working affected female teachers more than male teachers. The results show that female teachers assumed the main role of care and domestic tasks, reconciling these demands teleworking from home, at the expense of reducing their sleep hours and having their physical and mental health affected (stress, depression, anxiety).

Keywords: COVID-19; gender; telework; care work; mental health

1. Introducción

Una de las medidas tomadas como consecuencia de la emergencia sanitaria por la pandemia de COVID-19 fue la suspensión de las clases presenciales en todos los centros escolares del mundo. Los docentes y alumnos cambiaron de un proceso de enseñanza presencial a otras estrategias de enseñanza emergentes para continuar con estas actividades. El factor que hizo posible en la mayoría de los casos la continuidad, principalmente de las actividades laborales y educativas desde el hogar, fueron las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación (TIC). Estos cambios han tenido implicaciones en la forma en que las personas viven y trabajan, afectando de manera importante la salud física, mental y el bienestar entre los trabajadores (Eurofound, 2020).

El porcentaje de la fuerza laboral que estaba en posibilidad de trabajar desde su hogar mediante el teletrabajo en 2020, para el caso norteamericano, ascendía al 37% de los ocupados, y estos laboraban como gerentes, educadores y profesionales en las áreas de la informática, las finanzas y el derecho, principalmente. Para el caso mexicano, este porcentaje fluctuó alrededor del 25% de los ocupados (Dingel & Neiman, 2020; Gottlieb, Grobovsek, & Poschke, 2020). La categoría ocupacional donde se encuentran considerados los docentes universitarios está identificada como uno de los grupos que puede trabajar en gran medida desde su casa (Dingel & Neiman, 2020; Gottlieb et al., 2020; Monroy-Gómez-Franco, 2020).

En México, el reconocimiento de la pandemia de COVID-19 (Acuerdo [Consejo de Salubridad General], 2020), tuvo implicaciones en la educación básica, media básica, media superior y superior, y afectó a 33,6 millones de alumnos de 3 a 29 años inscritos en el Ciclo Escolar 2019-2020. De estos alumnos, 3,6 millones estaban inscritos en la educación superior, y, al concluir el ciclo escolar, un 2,5% había abandonado sus estudios (Acuerdo 02/03/20 [Secretaría de Educación Pública], 2020; Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, 2021). Durante la pandemia, las y los profesores comenzaron a trabajar desde el hogar para poder continuar con su labor docente. El teletrabajo cambió el espacio de las actividades de docencia, de las aulas a los hogares, e impactó en las relaciones sociales en el hogar y en la satisfacción laboral (De los Heros - Rondenil, Murillo, & Solana-Villanueva, 2020).

Trabajar desde casa como resultado de las medidas de distanciamiento social para prevenir la propagación de la COVID-19 generó una serie de conflictos en la conciliación entre el trabajo remunerado y el trabajo de cuidados en el hogar, ya que tuvo efectos importantes en sus integrantes (Actis, Iglesias-Onofrio, Pérez de Guzmán, & Viego, 2021; Lewis, 2020; Palumbo, Manna, & Cavallone, 2021; Pérez de Guzmán, Ulloa, & Iglesias-Onofrio 2020; Power, 2020).

El objetivo de este trabajo es analizar el efecto que tuvo el teletrabajo en la vida de las y los docentes de la División Académica Multidisciplinaria de Comalcalco (DAMC) de la UJAT en México durante el confinamiento por COVID-19, principalmente en el trabajo de cuidados y las tareas domésticas en los hogares en que residían menores de 15 años o menos, entre los meses de marzo a julio de 2020. El argumento central supone que realizar las actividades de docencia bajo la modalidad de teletrabajo afecta principalmente a las docentes, ya que el trabajo de cuidados en sus hogares recae principalmente en ellas, y esto tiene implicaciones en la conciliación de su vida laboral, familiar y personal. Esta distribución de quién hace ciertas actividades y quién hace otras es consecuencia de la construcción social y cultural de género, que ubica a las mujeres como proveedoras principales de las labores de cuidados.

Las personas que integraron la población objetivo de este estudio son los docentes de educación superior adscritos a la DAMC de la UJAT. La universidad está compuesta por 12 divisiones académicas. La DAMC cuenta con cuatro licenciaturas relacionadas con la salud (Universidad Juárez Autónoma de Tabasco [UJAT], 2020). Esta división concentró en el ciclo escolar 2020-2021 el 7,6% de la matrícula de pregrado de la institución. En la UJAT, las actividades académicas y administrativas se suspendieron en marzo de 2020 por la pandemia por COVID-19, que afectó a poco más de 27 000 alumnos inscritos a los diferentes programas educativos de licenciatura, especialidad y posgrado (Decreto 3018 [Titular del Poder Ejecutivo del Estado de Tabasco], 2020; UJAT, 2020). Durante la emergencia sanitaria por la COVID-19, la división estableció estrategias para el uso de las tecnologías de la información y la comunicación, para que los docentes y alumnos realizaran las actividades académicas desde sus hogares. También capacitó a sus profesores en habilidades digitales, y, en los primeros meses del confinamiento, utilizó diversas plataformas para desarrollar estrategias de enseñanza de emergencia a distancia. En una estrategia más homogénea, comenzaron a utilizar la plataforma Microsoft Teams en el semestre siguiente después del inicio de la pandemia. La DAMC fue una de las pioneras dentro de la UJAT en brindar capacitación en planeación académica por competencias a sus docentes para el uso de las plataformas educativas (UJAT, 2021).

El contenido del artículo está organizado de la siguiente manera. En el segundo apartado, se presenta el marco de referencia para el análisis, que involucra conceptos y la revisión de diferentes investigaciones sobre el tema de interés en este estudio, que se han realizado en diferentes países del mundo. En el tercer apartado, se especifica la aproximación metodológica mixta empleada en esta investigación. El cuarto apartado contiene los resultados más importantes de la investigación. En el quinto apartado, se incluye la discusión de los hallazgos más importantes, y, por último, el sexto apartado es el de las conclusiones del estudio.

2. Marco de referencia para el análisis

Teletrabajo y trabajo de cuidados: conceptos y sus implicaciones en la pandemia

El teletrabajo en la etapa prepandemia era una opción laboral para ciertos tipos de ocupaciones y trabajadores con cierto nivel de competencias digitales (Dingel & Neiman, 2020; Gottlieb et al., 2020; Monroy-Gómez-Franco, 2020), realizado desde el hogar o "en lugares o establecimientos ajenos al empleador" (Organización Internacional del Trabajo, 2011, p. 11), con flexibilidad temporal que controlaba horarios y horas de trabajo (Chung & Van der Lippe, 2020; Sullivan & Lewis, 2001), con uso de técnicas informáticas y/o de telecomunicación para la realización del trabajo, la comunicación con pares o supervisores y el envío del producto o servicio de manera sincrónica o asincrónica (Actis et al., 2021; Thibault, Briz, Fandos, & Álvarez, 1998; Organización Internacional del Trabajo - Eurofound, 2019).

El trabajo realizado desde el hogar durante la contingencia por COVID-19 no cumple con todas las características de teletrabajo enunciadas en la revisión de la literatura, porque no fue una elección del trabajador, no hubo control de horarios y horas de trabajo, y se adolecía de falta de competencias digitales para el uso adecuado de las TIC. Sin embargo, para esta investigación, retomamos dicho concepto porque su definición incluye elementos que se desarrollaron en esta etapa, tales como "el trabajo realizado con la ayuda de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) fuera de las dependencias del empleador, y trabajo hecho desde casa" (Organización Internacional del Trabajo - Eurofound, 2019, p. 5), y cuyo producto, como mencionan Actis et al. (2021), "debe ser compartido con la empresa de forma sincrónica o asincrónica" (p. 49).

En México, en mayo de 2020, había 6,3 millones de personas mayores de 18 años teletrabajando desde su hogar, en el 93% de los casos como consecuencia de la pandemia por COVID-19 (Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática [Inegi], s. f.). El hogar se convirtió en el espacio donde se realizaban las actividades remuneradas, pero, al mismo tiempo, fue el espacio indispensable para el cuidado y la reproducción social de las familias, en especial durante la emergencia sanitaria.

El trabajo del cuidado se refiere a todo aquel trabajo que se hace para mantener la vida diaria, tanto de los individuos como de todos los integrantes del hogar, y puede incluir criar a los hijos, cocinar, limpiar, conseguir agua o leña, cuidar de los adultos de la familia, hacer las compras, administrar la casa, etc. También incluye realizar tareas mentales, como planear los horarios, y desarrollar todas las labores emocionales que son necesarias en las relaciones familiares, aunque no se agota en estas actividades, ya que depende del sistema socioconómico que lo enmarque (Pérez, 2014; Power, 2020). Incluye todas las actividades y ocupaciones que, de manera directa e indirecta, implican procesos asistenciales y abarcan la "prestación de servicios personales para satisfacer necesidades físicas y mentales básicas que permitan a una persona funcionar a un nivel socialmente aceptable" (Himmelweit, 2007, p. 581). Dado que en su mayoría estos bienes y servicios se delegan en los circuitos de los hogares, se ubican en esferas económicas invisibilizadas que se asocian con el trabajo no remunerado y reproductivo (Pérez, 2014, p. 105).

En el mundo, el 75% de este cuidado es desarrollado cada día en los hogares por mujeres y niñas sin una remuneración (Moreira da Silva, 2019). Este trabajo se ha naturalizado según las cualidades genéricas de los individuos, por lo que esta división de quién hace ciertas actividades y quién hace otras se ha construido socialmente. Lagarde (1996) comenta que la vida cotidiana está estructurada sobre las normas de género y que el desempeño de cada persona depende de su comportamiento y del manejo de esta normatividad en sus relaciones sociales. El género "es un elemento constitutivo de las relaciones sociales basadas en las diferencias que distinguen los sexos y el género es una forma primaria de relaciones significantes de poder" (Scott, 2002, p. 32), en el que, a partir de la diferencia sexual, se otorgan atribuciones y representaciones sociales sobre las que las sociedades estructuran sus vidas y construyen su cultura (Lamas, 1986). La estructura social que organiza los roles de género en jerarquías sociales ubica a las mujeres en las actividades reproductivas y no pagadas (Benería, 2019; Chung & Van der Lippe, 2020; Pérez & Gálvez, 2009; Rubin, 1986). La construcción de jerarquías sociales y de un orden social generizado tiene implicaciones en el bienestar de las personas, al reproducir privilegios y/o mantener subordinaciones que propician las desigualdades.

Para Young (2005), la estructura del trabajo y de las ocupaciones por género tiene consecuencias de largo alcance en la vida de las personas y puede limitar las oportunidades que se les presenten. Esta autora menciona que hay que poner particular atención en el trabajo de cuidados, ya que la sociedad entera depende de la realización regular de esta actividad, y que esta pasa desapercibida y es poco valorada, y que incluso las personas que se dedican a este trabajo tienen menos tiempo y energía para dedicarse a otras tareas y actividades. De ahí la importancia de entender cómo la distribución de tareas o de reconocimiento limita las opciones de las personas que desarrollan estos trabajos, sobre todo en condiciones de crisis.

En México, las familias y las mujeres siguen siendo las principales proveedoras de cuidados. Es en la familia donde se cubren principalmente las necesidades de cuidados en primer lugar. Asimismo, hay una feminización del trabajo de cuidados dentro de la familia, pues el 80% lo realizan las mujeres, y se puede extender a toda la red familiar femenina: abuelas, tías, sobrinas, etc. (Orozco-Rocha & González-González, 2021, pp. 128, 130). Durante el confinamiento por COVID-19, las desigualdades de género en el empleo se acentuaron y se incrementó el número de horas de trabajo de cuidados por parte de las mujeres (Power, 2020; Solanas, 2020). Los cierres de escuelas y el aislamiento de los hogares trasladaron el trabajo de cuidados remunerado dedicado a las y los niños (guarderías, escuelas, niñeras) al no remunerado (Lewis, 2020), y además ampliaron aquel que ya se realizaba en los hogares.

Trabajar desde casa ocasiona que el trabajo se filtre en la vida hogareña y que se difuminen los límites entre este y la familia, aumentando así la interferencia trabajo-familia (Noonan & Glass, 2012). Este tipo de trabajo da lugar a "demandas familiares adicionales como resultado de una mayor proximidad y accesibilidad" (Golden, Veiga, & Simsek, 2006, p. 1340). Es decir, si los empleados están en casa todo el día, exigirán más tiempo, atención y afecto (Feng & Savani, 2020).

Los estudios realizados antes de la pandemia sobre teletrabajo y las implicaciones que tiene en el balance familiar han mostrado tanto ventajas como desventajas (Campbell, Boell, Keating, & Cecez-Kecmanovic, 2013; Duxbury, Higgins, & Neufeld, 1998). Varios estudios encontraron que el teletrabajo tiene consecuencias positivas para los empleados, tales como un mejor ajuste entre vida laboral y familiar al tener control sobre la ubicación del lugar de trabajo, la autonomía en cuanto al tiempo laboral, la ausencia de interrupciones, el ahorro de tiempo y dinero al no desplazarse al lugar de trabajo, y mayor control sobre las demandas laborales para adaptarse a las necesidades familiares (Bailey & Kurland, 2002; Gajendran & Harrison, 2007; Golden et al., 2006; Organización Internacional del Trabajo - Eurofound, 2019; Sullivan & Lewis, 2001; Rau & Hyland, 2002). Otros estudios señalan que trabajar desde casa en realidad conduce a más conflictos entre el trabajo y la familia, ya que puede acarrear agotamiento laboral y, en última instancia, perpetuar la explotación de las mujeres tanto en el trabajo pagado como en la carga doméstica (Allen, Johnson, Kiburz, & Shockley, 2013; Campbell et al., 2013; Duxbury, Higgins, & Lee, 1994; Golden et al., 2006; Sullivan & Lewis, 2001).

Durante la pandemia de COVID-19, el teletrabajo y el balance familiar entraron en conflicto. Se generó mayor intensidad de trabajo doméstico y de estrés familiar, además de que los límites entre el trabajo y la vida cotidiana se difuminaron (Actis et al., 2021; Palumbo, Manna, & Cavallone, 2020; Pérez de Guzmán et al., 2020;). Incluso se vieron afectados la salud mental y el estrés de los padres y/o cuidadores (Hamel & Salganicoff, 2020; Ozamiz-Etxebarria, Berasategi, Idoiaga, & Dosil, 2021). En México, implicó que, en mayo de 2020, el 92% de las mujeres ocupadas de 18 años y más que trabajaban desde casa se dedicaran también a los quehaceres domésticos, a diferencia de los varones, cuyo porcentaje alcanzó el 73%. Asimismo, el 34% de estas mujeres ocupadas en casa trabajaron en el cuidado de personas en ese mismo período, en comparación con los hombres que trabajaban desde casa, donde solo el 19% cuidó además a personas del hogar (Inegi, s. f.). Estudios en España (Farré, Fawaz, González, & Graves, 2020), Estados Unidos (Alon, Doepke, Olmstead-Rumsey, & Tertilt, 2020; Collins, Landivar, Ruppaner, & Scarborough, 2020), Hungría (Fodor, Gregor, Koltai, & Kováts, 2020) y Alemania (Arntz, Ben-Yahmed, & Berlingieri, 2020) dan cuenta de que hay impactos diferenciados entre hombres y mujeres en el teletrabajo, y que muchos de estos impactos tienen que ver con el trabajo y tiempo dedicado al cuidado de los hijos en el hogar. Esto muestra que se mantienen patrones similares en diversos estudios del mundo, tal como lo menciona Chung (2020), y esto es porque la responsabilidad del hogar y su cuidado está sostenida por las mujeres y niñas como una condición estructural de género. Incluso, como señalan Del Boca, Oggero, Profeta y Rossi (2021) sobre lo acontecido en Italia durante las dos olas de pandemia, el tiempo destinado por las mujeres al trabajo del cuidado no dependió de los arreglos laborales de sus parejas. Por el contrario, sus parejas varones pasaron menos horas apoyando en las labores del hogar y en el aprendizaje de los menores cuando estaba su pareja en el hogar, por lo que la brecha de género fue más amplia que antes de la pandemia. Es decir, el que estas mujeres trabajadoras estuvieran en casa incrementó la brecha de género en el cuidado del hogar derivado de la pandemia por COVID-19.

La pandemia ha exacerbado las desigualdades de género en el empleo, en particular por el cierre de las escuelas y lo que esto implicó en el cuidado en el hogar. Durante el confinamiento, cuando se tornaron irreconciliables el trabajo remunerado desde casa y la responsabilidad de cuidado, algunas madres redujeron sus horas de trabajo, tomaron una licencia temporal o fueron expulsadas de su empleo (Fuller & Qian, 2021). Sin embargo, los hombres que trabajan desde casa han notado el trabajo invisible que involucra el cuidado de los niños y las tareas domésticas. Dado que en el hogar concurren las actividades remuneradas, no remuneradas, de juegos, de aula virtual, los padres no pueden ignorar las demandas de cuidado infantil y han tenido que involucrarse. Sin embargo, la mayor visibilidad del trabajo de cuidados y las tareas del hogar no implica que los hombres incrementen sus contribuciones en estas actividades (Collins et al., 2020).

Las y los profesores del sector educativo superior teletrabajaron para poder concretar la enseñanza de emergencia remota (Hodges, Moore, Lockee, Trust, & Bond, 2020) y las demás actividades de gestión educativa. La productividad laboral del sector docente, durante el confinamiento, estuvo asociada en parte a la situación de empleo de las parejas, y al número y edad de los hijos en el hogar (Arntz et al., 2020; Staniscuaski et al., 2021), e incluso tuvo consecuencias en las carreras académicas al trabajar dobles o triples jornadas laborales durante la crisis sanitaria, alternando diversos roles en el hogar, lo que pudo acarrear en algunos casos secuelas de estrés y cansancio (Elgueta, 2021; Flores-Sequera, 2020; Saldívar-Garduño, & Ramírez-Gómez, 2020). Esto último debido a que el confinamiento reafirmó los modelos de roles tradicionales de género y tuvo implicaciones especialmente entre las madres con hijos más dependientes.

3. Aproximación metodológica

En este trabajo, utilizamos una aproximación metodológica mixta, tanto cuantitativa como cualitativa. Consideramos que esto nos permite ofrecer una visión más completa del efecto del teletrabajo en la vida de las y los docentes, así como conocer las afectaciones que experimentaron como consecuencia de la emergencia sanitaria.

Población objeto de estudio y fuentes de información

La población de interés en este estudio, fueron las y los docentes de la DMAC de la UJAT que durante 2020 se encontraban desarrollando actividades de docencia, y que en ese momento eran 102 profesores activos, según lo reportado por la Dirección General de Planeación y Evaluación Institucional (DGPEI) de la UJAT. El período de referencia del estudio fue de marzo a julio de 2020.

Las fuentes de información empleadas en este estudio fueron dos. La primera fue mediante una encuesta. Esta herramienta hizo uso de un cuestionario que permitió contar con información específica y de primera mano sobre la población de interés. Este cuestionario incluyó 31 preguntas clasificadas en cuatro secciones: (a) características sociodemográficas, (b) características y recursos disponibles para realizar el trabajo a distancia (marzo-julio de 2020), (c) satisfacción laboral y (d) división del trabajo doméstico. Para este estudio, se usaron ocho preguntas relacionadas con las características sociodemográficas, una pregunta relativa a la sección de las características y recursos disponibles para realizar el trabajo a distancia, y las cuatro preguntas de la sección de la división del trabajo doméstico. Este instrumento se aplicó en línea en octubre de 2020. El cuestionario fue contestado por 78 docentes, es decir, tuvo una tasa de respuesta del 76%.

La segunda fuente de información, central para el análisis cualitativo en este trabajo, fueron las entrevistas a informantes clave. A partir de la revisión de los resultados de la información cuantitativa recabada en este estudio, se detectaron temas que era importante analizar en profundidad, tales como: roles de género, tiempo dedicado al trabajo de cuidados y salud mental de las y los docentes, para indagar sobre los efectos del cambio de modalidad de trabajo de presencial a teletrabajo. Por tanto, se decidió que se entrevistaría a las y los docentes para conocer sus opiniones sobre estos temas. Las características de los y los informantes fueron: (a) que fueran madres y padres, (b) que laboraran a tiempo completo durante el confinamiento y (c) que impartieran cursos de diversa índole en las carreras de la DAMC. Se diseñó un guion de entrevista semiestructurada con preguntas sobre su experiencia en este cambio de modalidad de trabajo y las implicaciones en su vida en el hogar. Se entrevistó a cinco docentes: tres mujeres y dos hombres. Las entrevistas se hicieron por vía telefónica, dadas las condiciones de confinamiento en diciembre de 2020. Las entrevistas tuvieron una duración de entre 30 y 55 minutos. Se transcribieron todas las entrevistas y se analizaron en Atlas.ti versión 8.

Alcances y limitaciones de la información

Debido a las restricciones impuestas para prevenir la propagación del virus, la recolección de la información mediante la aplicación de cuestionarios se hizo en línea. Como se mencionó anteriormente, la población de interés fueron las y los docentes que se encontraban teletrabajando. No se aplicó el cuestionario a todos los integrantes del hogar, ya que no era el propósito del estudio. La información disponible de todos los integrantes del hogar son la edad, el sexo y el parentesco que tienen con la o el docente.

Para la realización de entrevistas, se hizo un acercamiento a los entrevistados por medio de la DGPEI de la UJAT, a fin de obtener los datos de contacto de docentes que estuvieran dispuestos a ser entrevistados y que cumplieran con las características señaladas. Solo se obtuvo la respuesta afirmativa de cinco docentes, de ahí que se limitara a este número de entrevistas.

Análisis cuantitativo

De los 78 docentes que respondieron el cuestionario, el 58% son mujeres y el 42% son hombres (tabla 1). Tanto entre los hombres como entre las mujeres, una tercera parte tenían entre 25 y 34 años. El 60% de las docentes tenían entre 35 y 45 años, mientras que, entre los docentes hombres, solo un 42% están en este grupo de edad y el 24% restante son mayores de 45 años.

El nivel de escolaridad más frecuente es "maestría", seguido de "especialidad", tanto para las mujeres como para los hombres. En el momento de la encuesta, el 79% de los hombres vivían con una pareja, mientras que este porcentaje era menor entre las mujeres (60%). El porcentaje de las y los docentes que vivían con hijos era parecido (62% y 58% respectivamente).

Tabla 1 Características sociodemográficas de la población analizada (en porcentaje) 

Características Hombres Mujeres
Grupo de edad
25-34 33 33
35-44 18 42
45-54 24 18
55 y más 24 7
Escolaridad
Doctorado 12 7
Maestría 48 67
Especialidad 27 22
Licenciatura 12 11
Vivía con pareja
79 60
No 21 40
Vivía con hijos
58 62
No 42 38
Equipos de cómputo disponibles
1 equipo de cómputo 36 64
2 equipos de cómputo 46 31
3 equipos de cómputo 18 4

Fuente: elaboración propia con base en el "Cuestionario para docentes universitarios - UJAT, octubre de 2020".

El acceso físico (Van Dijk, 2017) a equipos de cómputo (equipo de escritorio, laptop, tableta), que corresponde al primer nivel de la brecha digital, no se presenta entre los casos de estudio, porque las y los docentes encuestados contaban con algún tipo de computadora; la mayoría tenía laptop (97,4%). Las actividades remuneradas de docencia, tales como preparar e impartir las clases, realizar prácticas, revisar tareas, supervisar el trabajo de los alumnos, evaluar los aprendizajes, dar tutorías, e incluso apoyar emocionalmente a las y los alumnos, que eran realizadas casi en su totalidad en un espacio en la universidad, transitaron a ser desarrolladas desde los hogares de las y los docentes. En lo que se refiere a si cuentan con dos o más equipos de cómputo, sí encontramos diferencias que favorecen a los hombres: el 64% de ellos tiene dos o más equipos, mientras que entre las mujeres este porcentaje solo alcanza el 35%.

En la figura 1, se presentan los criterios de selección de los casos considerados en este trabajo, en los que se desglosan las relaciones de corresidencia con pareja e hijos de las y los docentes. La mayor parte de los hombres vivían con una pareja y con hijos. Entre las mujeres, resultan más frecuentes los casos en los que vivían con hijos de cualquier edad, respecto de los hombres, quienes, cuando vivían sin pareja, no reportaron vivir con hijos.

Para los propósitos de este trabajo, un primer criterio es que interesan los casos de hombres, con o sin pareja, que viven con hijos (19) y los casos de mujeres, con o sin pareja, que viven con hijos (28 en total).

Fuente: elaboración propia con base en el "Cuestionario para docentes universitarios - UJAT, octubre de 2020".

Figura 1 Corresidencia de la población analizada con pareja e hijos 

El segundo y último criterio considerado es la edad de los hijos que viven con las y los docentes (tabla 2). En el caso de los hombres, 18 de ellos tenían hijos de 15 años o menos, y poco más de la mitad eran pequeños. Entre las mujeres, en 21 casos corresidían con hijos de 15 años o menos (el 62% tenía entre 6 y 15 años). El análisis descriptivo que se presenta a continuación, y en el que se centra este estudio, se refiere a estos 39 casos.

Tabla 2 Docentes con hijos de 15 años o menos 

Hombres Casos Porcentaje
Con hijos de 5 años o menos 10 56
Con hijos de 6 a 15 años 4 22
Ambos 4 22
Total 18 100
Mujeres Casos Porcentaje
Con hijos de 5 años o menos 6 29
Con hijos de 6 a 15 años 13 62
Ambos 2 10
Total 21 100

Fuente: elaboración propia con base en el "Cuestionario para docentes universitarios - UJAT, octubre de 2020".

Análisis cualitativo

A partir de los discursos de las personas entrevistadas (figura 2), se establecieron relaciones sobre los roles y experiencias que las y los docentes manifestaron.

Fuente: elaboración propia con base en las entrevistas a las y los docentes universitarios de la UJAT, diciembre de 2020.

Figura 2 Relaciones entre categorías sobre conciliación teletrabajo y trabajo de cuidados 

No fue la intención del análisis cualitativo contar las citas de las y los entrevistados sobre un tema, sino más bien contextualizar los significados de estas opiniones junto con los hallazgos cuantitativos, contrastarlos con la teoría y mostrar las especificidades vividas por estos docentes.

Las tres docentes entrevistadas tenían hijos de entre 8 y 23 años, que vivían todos en casa. Estas mujeres realizaban todas las actividades laborales a través de las TIC que la universidad les había aprobado. Los dos docentes entrevistados estaban casados. Uno de ellos iba a ser padre en marzo, pero ya era padre para diciembre de 2020. Ambos salían de sus hogares para ir a trabajar a otros espacios que les permitieran tener una mejor señal de internet y concentrarse en su trabajo. A inicios de la pandemia, todas y todos desarrollaron una estrategia de enseñanza remota de emergencia que implicó combinar plataformas educativas, correo electrónico y redes sociales como WhatsApp y Facebook. Dado que la división en la que impartían docencia era especializada en salud, se vieron inmersos en diferentes actividades para mejorar la enseñanza en línea y, sobre todo, realizar prácticas de manera virtual. Tanto las docentes como los docentes estuvieron comprometidos con la enseñanza al alumnado. Es importante anotar que, además de atravesar las vicisitudes de la pandemia por COVID-19, Tabasco vivió durante noviembre de 2020 una de las más grandes inundaciones que azotaron el estado (Camhaji, 2020), y que afectó la enseñanza remota y las condiciones de vida tanto de los y las docentes, como del alumnado.

4. Resultados

Como resultado de las medidas de distanciamiento social para prevenir la propagación por COVID-19, el trabajo de docencia en la UJAT cambió a la modalidad de trabajo desde casa, haciendo uso de internet. Estas actividades del teletrabajo se combinaron con los cuidados al estar confinada toda la familia en el espacio limitado del hogar todos los días. Estas condiciones emergentes generaron una serie de conflictos entre el teletrabajo y los cuidados.

A continuación, se exponen los hallazgos que dan cuenta de cómo fue para las y los docentes entrevistados combinar las actividades remuneradas y el trabajo de cuidados, interacción que fue intensa y significativa en sus vidas y la de sus familias.

El teletrabajo y el trabajo de cuidados en el hogar

Durante la pandemia, en el período de marzo a julio de 2020, el cuidado de los integrantes del hogar de las docentes, sobre todo de los menores de edad, fue desarrollado principalmente por las esposas y madres. Sin embargo, la percepción de las y los docentes con respecto al trabajo doméstico que realizaron en el período analizado fue diferente entre ellos (tabla 3).

Tabla 3 División del trabajo doméstico y de cuidados: docentes con hijos de 15 años o menos (en porcentaje) 

División de actividades durante el período de marzo a julio de 2020 Los dos por igual Sobre todo mi pareja Sobre todo yo o totalmente yo Otra persona No realizó esa actividad Total
Hombres
Tareas domésticas 50 28 11 0 11 100
Cuidado de menores 83 11 6 0 0 100
Supervisión del aprendizaje 72 11 6 0 11 100
Mujeres
Tareas domésticas 24 0 57 14 5 100
Cuidado de menores 29 0 57 10 5 100
Supervisión del aprendizaje 33 0 43 14 10 100

Fuente: elaboración propia con base en el "Cuestionario para docentes universitarios - UJAT, octubre de 2020".

Los docentes mencionaron mayoritariamente haber realizado el cuidado de menores y la supervisión del aprendizaje de manera equitativa con su pareja (83% y 72% respectivamente). En lo que se refiere a las tareas domésticas, la mitad de ellos señalaron haber colaborado con su pareja, mientras que poco más de una quinta parte mencionaron que fue sobre todo su pareja quien se encargó de estas. Solo un 11% de los docentes dicen haberlas realizado sobre todo ellos. En cambio, las docentes señalaron en mayor porcentaje haber realizado sobre todo ellas las tareas domésticas, el cuidado de menores y la supervisión del aprendizaje. Entre el 24% y el 33% mencionaron que se dividieron la atención de las actividades por igual con su pareja. Esto último es coherente con lo encontrado en las entrevistas, ya que las docentes apuntaron que el trabajo de cuidados fue desarrollado principalmente por ellas. Durante las entrevistas, una de las profesoras comentó lo siguiente:

No podría hacer lo que hizo mi esposo de: "Me voy a trabajar [fuera] porque aquí no me concentro, porque aquí no tengo los medios". Porque ¿quién vería a mi hija? Entonces, se espera que la mujer, es parte de su trabajo, pues estamos acostumbrados a catalogar su trabajo como el de la casa, aunque trabajes en otra cosa, ¿no? Aunque tengas un empleo, las labores del hogar son tuyas. (Carolina, entrevistada, comunicación personal, diciembre de 2020)

Las actividades domésticas tenían que ver con la preparación de los alimentos, limpiar la casa, lavar la ropa y mantener las condiciones de confort en el espacio del hogar, que durante el confinamiento por la pandemia fueron indispensables para mantener acondicionados los espacios (Actis et al., 2021). Estas responsabilidades en el espacio del hogar son "generizadas" y realizadas principalmente por las diferentes integrantes femeninas (Benería, 2019). De ahí que, en las casas de las entrevistadas, donde existía alguna otra mujer que pudiera compartir el cuidado directo, como las hijas y las madres de las informantes, estas apoyaban en las actividades:

Entonces, sí tengo que distribuir las labores de la casa. Afortunadamente, mi hija la mayor está ahorita en casa. Solo está estudiando para su examen de ingreso a la universidad [...] Pero, sí, ella me apoya mucho con la limpieza, cuestiones así. (Consuelo, entrevistada, comunicación personal, diciembre de 2020)

Mi mamá vive aquí conmigo, entre semana justamente ella le está echando un ojito a la niña mientras yo estoy en clase, [cuidando] que ella esté atendiendo su clase, porque, bueno, al fin son niños, ¿no?, se distraen, andan en otra cosa. (Carolina, entrevistada, comunicación personal, diciembre de 2020)

El rol de los lazos familiares femeninos (abuelas, tías, hijas adolescentes) ha sido una vía para que las madres trabajadoras remuneradas lidien con las triples jornadas laborales: remunerada, doméstica y de cuidados (Amilpas, 2020). Esta es una estrategia de cuidado familiarizada y feminizada (Orozco-Rocha & González-González, 2021).

En el caso de los docentes, destacó que el 61% de ellos dedicaron entre más de una hora y hasta dos horas a limpiar la casa, lavar o planchar. Aunque participaban en estas actividades, era a través de un apoyo, no exactamente como una responsabilidad. Uno de los docentes, que es padre, comentó lo siguiente:

Sí, claro. A veces, apoyo a mi esposa, ¡eh! Lavando los trastes, cocinando, haciendo limpieza. En este semestre coincidió, ella, como trabaja en la noche [es enfermera], ya yo me quedo al pendiente de las niñas. Cuando ella está en el día, se queda con las niñas y, pues, yo me tengo que mover a casa de mi suegra para estar con mis clases. (Cosme, entrevistado, comunicación personal, diciembre de 2020)

Este discurso del apoyo deja ver que quienes dirigen y son responsables de los cuidados son las esposas, aun cuando estas trabajen de manera remunerada. Los esposos colaboran, pero solo de manera adyacente. Hay que tener en cuenta que existe un 33% de profesoras que viven con sus hijos de 15 años o menos y que no tienen pareja, por lo que el trabajo de cuidados depende preponderantemente de ellas. Los docentes entrevistados, en particular, estaban muy comprometidos con su trabajo remunerado y estructuraban su vida en función de esto. Ambos salían de su hogar para trabajar en otro espacio donde existieran mejores condiciones para desempeñar sus funciones (mejor internet). Esto no lo hacían las docentes entrevistadas. Pérez de Guzmán et al. (2020) señalan que, para los varones, el trabajo remunerado es una actividad central, fundamental en su proyecto de vida, y que el cuidado de los hijos es visto más como una obligación que como una actividad que llene sus vidas. Andrew et al. (2020) encontraron que la participación de los padres en los cuidados se centra principalmente en actividades que demandan menos esfuerzo, concentrándose en el cuidado infantil pasivo, que consiste en vigilar a los niños o mirar la televisión juntos.

El cuidado de los menores escolarizados fue una de las responsabilidades más importantes para estas mujeres. Las actividades de supervisión escolar surgieron como consecuencia del cierre de los centros escolares. En los hogares donde las y los docentes laboraban, los menores de edad escolarizados tuvieron que estudiar remotamente de manera paralela. Esto implicó que, en algunos casos, tomaran clases virtuales, o desarrollaran actividades de aprendizaje en el hogar, bajo la supervisión de los adultos. Las docentes comentaron que esta actividad representó desarrollar estrategias de supervisión específicas:

Tengo que poner un poquito más de límites, ser más inflexible en el sentido de que los chicos, como ya estoy batallando con los jóvenes, sí, esto sí me cuesta bastante porque están en una etapa de rebeldes [...] Mi hija la más chica sí es la que me cuesta, como le digo, es una transición de primaria a secundaria, y sí. (Consuelo, entrevistada, comunicación personal, diciembre de 2020)

Y súmale que ahora tienes que estar pendiente de la casa. Tienes que estar pendiente [de] que el niño esté pendiente de su propia clase, y quienes no cuentan con alguien que les ayude, sí resulta muy complejo. (Carolina, entrevistada, comunicación personal, diciembre de 2020)

Cuando había hijas o hijos que estudiaban desde el hogar, se requirió de tareas de cuidado directo para la supervisión escolar. Las madres fueron principalmente las supervisoras de la actividad, aun teniendo que realizar su trabajo de docencia. Esto es similar a lo encontrado en Alemania por Arntz et al. (2020), quienes señalan que, cuando ambos padres de menores de 13 años trabajan, son las madres las que cumplen con el rol principal de supervisoras, dedicando tres veces más tiempo al cuidado de los niños en una semana que sus similares masculinos.

Un tema que también emergió dentro del trabajo de cuidados fue el del autocuidado. El autocuidado es fundamental para mantener el bienestar físico y mental de las personas cuidadoras y de todas las personas en el hogar. Una de las docentes comentó lo siguiente:

Sí, gracias a Dios aquí vive conmigo [madre]. Ella nos ayuda un poco con las cuestiones de la comida. Porque, pues, a veces tengo clases de siete a dos de la tarde sin descanso, o sea, cierro una sesión, abro otra sesión y sigo, con tarea, y hay que poner una minievaluación, entre la clase. A veces, los chicos se tardan, ya mi mamá es quien me ayuda y me dice: "Oye, no has desayunado". (Casandra, entrevistada, comunicación personal, diciembre de 2020)

La adaptación al teletrabajo pudo afectar las actividades de autocuidado. Actis et al. (2021) señalan que uno de los efectos del teletrabajo que vivieron las madres con hijos pequeños, durante los meses de febrero a abril de 2020, fue la casi supresión del tiempo dedicado a sí mismas. Una estrategia para poder mantener el equilibrio del trabajo fue que estos roles de cuidado fueran asumidos por otra persona, que pudo ser un familiar femenino o una persona de ayuda externa.

El tiempo en el hogar de las docentes

Parte de las actividades de cuidado fueron consecuencia del traslado de la economía remunerada (guardería, escuelas, niñeras) a la no remunerada (Lewis, 2020), que, en los primeros meses de la crisis de la COVID-19, significó un aumento de la desigualdad de género en ambos tipos de actividades.

Una dificultad que se encontró en la conciliación del trabajo y familia tuvo que ver con el uso y las presiones del tiempo. En el hogar, el teletrabajo aumentó la demanda de tiempo laboral; por ejemplo, para dar una clase se requería del desarrollo de habilidades digitales, que se tuvieron que aprender en un período determinado; materiales para uso virtual; supervisión a distancia; gestión académica desde el hogar; usar las TIC desde teléfonos móviles o computadoras, con más horas de uso de las que usualmente se requería de manera presencial. Todas las nuevas actividades en línea tuvieron un impacto en la jornada disponible de las docentes, que ocurrían simultáneamente con las demás actividades del hogar. Una de las entrevistadas lo resumió así:

Ahorita sigo creyendo que una hora, digamos que una hora que está en nuestra carga académica, ¿no?, o una hora de distancia, equivale a dos y tres horas [más], por el seguimiento puntual que el chico necesita [...], digo, como profesores, sabemos que las tareas, las planeaciones y eso no entran nunca dentro de tu carga, pero, ahorita, el propio trabajo está requiriendo que estés más tiempo, sobre todo conectado, ¿no? [...] Esta parte yo sí la he sufrido porque como que nunca te desconectas, nunca terminas de trabajar, todo el día te la pasas en la computadora, y te paras a comer, a revisar la tarea de los niños y todo lo demás. (Carolina, entrevistada, comunicación personal, diciembre de 2020)

Las cargas laborales del teletrabajo, que fue un esfuerzo emergente y de reciente incorporación, hicieron que las trabajadoras aparentemente extendieran sus tiempos disponibles para esta actividad (Sullivan & Lewis, 2001), pero solo significó un traslape de tareas para afrontar toda la carga del trabajo en sus hogares y la disminución del tiempo libre y el de cuidado para compensar estos cambios. Esta aparente flexibilización de los horarios fue en detrimento de la cantidad de tiempo que las docentes manejaban. Asimismo, ya que sucedía de manera simultánea y en el mismo lugar con el trabajo de cuidado, esto se vio como una desventaja:

Cuando uno tiene hijos, esposo, ya con eso [...] dedicarles ciertos espacios y tiempos a ellos y preparar comida, a no ser que el esposo sea como que muy moderno y les prepare comida también, que es bueno. Sí ha sido una desventaja [para] las mujeres, digamos, eso de ser madres y amas de casa y esposas. (Consuelo, entrevistada, comunicación personal, diciembre de 2020)

Lo que menciona la informante es consistente con los resultados cuantitativos. Las docentes destinan a las diversas actividades de cuidado y trabajo doméstico en los hogares un rango de tiempo más amplio que los docentes varones. En particular, el 57% de las docentes destinan más de dos horas al cuidado de menores, a diferencia de los docentes, que sobresalen en este rango de tiempo en la actividad dedicada a la atención y supervisión del aprendizaje de menores, con un 72% de participación. Estos resultados muestran que, aunque es cierto que son las mujeres quienes continúan dedicando la mayor cantidad de tiempo al cuidado de los niños, durante la pandemia, podemos observar que existe participación de los hombres en estas actividades, tal como señalan Farré et al. (2020), y que los hombres incluso aumentaron su tiempo de cuidado de niños a casi cuatro horas, en comparación con las tres horas de incremento de las mujeres. Sin embargo, este incremento no redujo significativamente la brecha de tiempo (nueve horas semanales más) que, desde antes de la pandemia, las mujeres dedicaban al cuidado de los niños en ese estudio.

Una actividad importante que los docentes, y también las parejas de las docentes, compartieron fueron las compras. Para un tercio de los hombres, hacer las compras para la comida implicó dedicar más de dos horas diarias. Esto es señalado en particular por dos informantes:

Sí, claro, bueno, pasó un caso, ¿no? A todos nos dio COVID [en su hogar, donde vive con madre, hermanos y esposa]. A mí no me dio ningún síntoma, salí muy rápido. Entonces, mi familia estuvo bastante bien, pero el que se encargaba de repente, para ir a comprar cosas, pues era yo. (Carlos, entrevistado, comunicación personal, diciembre de 2020)

Sí, la verdad es que yo sí le tengo miedo al COVID. Salgo lo menos, para lo más indispensable. Lo menos posible. Mi hija, son contadas las veces con los dedos de la mano que ha salido de casa. Quién sale es mi esposo, ¿no?, es él. (Carolina, entrevistada, comunicación personal, diciembre de 2020)

Este último resultado es similar al encontrado por Farré et al. (2000), según el cual los hombres, por las medidas de restricción sanitaria, fueron los encargados de realizar las compras para el hogar, situación que contribuyó al incremento del tiempo promedio que dedican a actividades de cuidado.

Asimismo, la dificultad del uso del tiempo tuvo implicaciones en las relaciones socioespaciales en el hogar. Una de las entrevistadas comentó lo siguiente:

Estar en casa es como trabajar 24/7, porque nunca te desconectas como tal, ¿no?, sino que siempre estas a disposición, hasta cierto punto. Se rompieron las barreras de los horarios laborales, se borraron, digamos. Esas líneas que existían, donde ya tenías tu tiempo personal, tiempo para la familia, tiempo para el trabajo. (Carolina, entrevistada, comunicación personal, diciembre de 2020)

Para estas personas, trabajar desde el hogar significó principalmente dificultades para negociar los límites entre el espacio social del hogar y el teletrabajo.

Los efectos en la salud física y mental de las y los docentes se muestran en la tabla 4. En todos los aspectos sobre los que se preguntó, las mujeres señalan haberse sentido afectadas en mayor porcentaje que los hombres. Las diferencias son de cerca de 20 puntos porcentuales en lo que se refiere a la salud física, la salud mental, las relaciones interpersonales y, sobre todo, los ciclos de sueño.

Tabla 4 Aspectos del teletrabajo en la salud física y mental (en porcentaje) 

Aspectos en los que sí te sentiste afectado Hombres Mujeres
Casos % Casos %
Capacidad para relajarse, desconectarse mentalmente de temas laborales 10 56 13 62
Salud física 7 39 13 62
Salud mental (depresión, estrés, ansiedad) 5 28 14 67
Relaciones interpersonales 4 22 11 52
Ciclos de sueño 9 50 16 76
Hábitos alimenticios 10 56 13 62

Nota: porcentaje calculado respecto del total de hombres o mujeres, según corresponda.

Fuente: elaboración propia con base en el "Cuestionario para docentes universitarios - UJAT, octubre de 2020".

Destaca que las docentes mencionan el doble de afectaciones en la salud mental que los docentes. Pero, también, los efectos de estos cambios experimentados en su vida por la pandemia se ven reflejados en las modificaciones en tiempos destinados al trabajo remunerado (tabla 6). El aumento en el número de horas trabajadas con respecto a las que antes se trabajaba puede ocasionar que el trabajo se vuelva agotador (Sardeshmukh, Sharma, & Golden, 2012) y, a su vez, ocasionar un desbalance entre el trabajo y la vida familiar (Campbell et al., 2013). Para adaptarse a este teletrabajo extendido, las docentes desarrollaron estrategias personales que compensaron el déficit de tiempo.

Tabla 5 Teletrabajo: cambios experimentados en la vida cotidiana de las y los docentes (en porcentaje) 

Cambios experimentados entre marzo y julio de 2020 Hombres Mujeres
Casos % Casos %
Para armonizar el trabajo a distancia con las tareas del hogar, renuncié a horas de sueño 7 39 15 71
Para solucionar situaciones familiares, renuncié a horas de trabajo 7 39 2 10
Tuve efectos negativos en la conciliación familar y responsabilidad laboral 5 28 4 19
Hubo episodios de violencia en mi hogar debido a la convivencia, el trabajo a distancia y la crisis por COVID-19 2 11 4 19
Trabajé más horas que en la modalidad presencial 8 44 17 81

Nota: porcentaje calculado respecto del total de hombres o mujeres, según corresponda.

Fuente: elaboración propia con base en el "Cuestionario para docentes universitarios - UJAT, octubre de 2020".

Para las mujeres, conciliar y equilibrar el trabajo implicó cambiar rutinas y horarios, en mayor medida que los docentes varones (tabla 5). Ellos reportaron en mayor porcentaje (39%) haber renunciado a horas de trabajo para solucionar situaciones familiares, a diferencia de las docentes (10%). Al respecto, si bien las mujeres renunciaron en menor porcentaje a horas de trabajo para solucionar asuntos familiares, en cambio, renunciaron en mayor porcentaje a horas de sueño (39% hombres y 71% mujeres). Las docentes equilibraron el tiempo que hacía falta para poder cumplir con sus horarios laborales y familiares empleando el tiempo dedicado a ellas mismas: el 81% de las mujeres señalan que trabajaron más horas en la modalidad a distancia que en la modalidad presencial, mientras que entre los hombres este dato asciende al 44%. Asimismo, las docentes son quienes reportaron más episodios de violencia derivados del mayor tiempo de convivencia por teletrabajar. La violencia de género fue uno de los eventos que aumentó, derivado del confinamiento en las casas; González (2020) reportó un incremento de casi el triple en las llamadas por violencia de género de marzo de 2019 a marzo de 2020.

Mantener el equilibrio entre el teletrabajo y el trabajo de cuidado generó un elevado nivel de estrés a las docentes en las condiciones del confinamiento. Además de aquellas preocupaciones detonadas por la amenaza de contraer COVID-19 y ver afectados a sus hijos y/o a las personas mayores con las que tenían contacto.

Sentí, la verdad, ansiedad y depresión [...] Actualmente, lo que me guía es la esperanza. Se que van a vacunar y que pronto estaremos fuera ya otra vez, haciendo una vida normal. Obviamente, también la economía te va afectando. Afortunadamente, pues, yo también tengo trabajo, pero hay familiares que ya no lo tendrán o no lo tienen. También entran las preocupaciones, y ahí fue donde se me quitó un poco el sueño. (Casandra, entrevistada, comunicación personal, diciembre de 2020)

Todas las entrevistadas mencionaron haber experimentado los efectos del teletrabajo en la calidad del sueño y haber sufrido ansiedad y depresión durante el inicio de la pandemia de COVID-19. Ozamiz-Etxebarria et al. (2021) encontraron que los docentes españoles sufrían de altos niveles de ansiedad, estrés y depresión después del confinamiento por la COVID-19, aunque estos niveles ya eran altos en comparación con los de los hombres en los meses previos. Los niveles eran aún mayores entre las mujeres docentes, y el tener hijos en edad escolar aumentaba el efecto del estrés. Estos autores señalan que, en especial durante la pandemia, tener familia contribuyó al incremento del estrés, ya que involucró lidiar con crisis financieras, cargas de cuidados y demandas escolares de los hijos, entre otros. Estos resultados guardan concordancia con el estudio realizado en los Estados Unidos por Hamel y Salganicoff (2020), quienes encuentran, entre los padres y madres de menores de 18 años, que el 57% de las madres mencionan que su salud mental ha empeorado a causa de la pandemia, mientras que los padres solo mencionan esta afectación en un 32% de los casos. De ahí que las madres pueden sentirse más abrumadas con el trabajo en casa, el trabajo de cuidados y el estrés por la pandemia de COVID-19.

5. Discusión

Las y los docentes de la UJAT considerados en este estudio tuvieron que teletrabajar desde su hogar debido a la situación de emergencia sanitaria y las medidas de distanciamiento social implementadas debido a la pandemia por COVID-19. En la etapa anterior a la pandemia, el teletrabajo fue una opción para madres que consideraban que tenían control sobre el tiempo y el lugar de trabajo y podían equilibrar estas actividades con las responsabilidades domésticas (Chung, Birkett, Forbes, & Seo, 2021). Sin embargo, este no fue el caso de las docentes durante la pandemia.

Durante los meses en que las actividades de trabajo se realizaron desde el hogar, las docentes fueron quienes mantuvieron preponderantemente el rol de cuidadoras y de responsables de las tareas domésticas, asumiendo obligaciones que estaban distribuidas de manera desigual entre hombres y mujeres, y que reproducían los roles de género, que las ubican como proveedoras de estas labores (Lagarde, 1996). El trabajo de cuidados dentro del hogar durante el confinamiento requirió de trabajo más intenso y constante, ya que todos los integrantes estaban en casa, sobre todo donde había menores de edad. Pérez de Guzmán et al. (2020) señalan que, cuando la compatibilidad laboral se torna crítica, las madres trabajadoras priorizan la atención de los niños en la organización de su vida cotidiana. Tanto el trabajo de supervisión escolar de los menores, por el que se sustituyó a la enseñanza escolarizada, como la contención emocional a los niños que, junto con los demás integrantes del hogar, estaban confinados en un espacio determinado, fueron desarrollados principalmente por las docentes en sus hogares, pero también los compartieron sus madres y sus hijas mayores, tal como señalan Orozco-Rocha y González-González (2021) y Amilpas (2020), en los estudios que realizaron sobre las tareas de cuidado en México.

En este caso, los resultados muestran que ellas tuvieron que extender sus horas de actividad laboral (de hecho, el 81% de ellas señalaron trabajar más en la modalidad a distancia que antes) para cumplir al mismo tiempo con el trabajo de cuidados y las tareas domésticas. Esto implicó trabajar a un ritmo más intenso o redistribuir el tiempo ahorrado al no tener que desplazarse, como lo señalan Hilbrecht et al. (2008). Estas profesoras manifestaron que aumentaron las horas dedicadas a las actividades de trabajo remunerado a la semana y no disminuyeron las horas o la intensidad del trabajo de cuidados y las tareas domésticas. La sobrecarga de la mayor parte de las tareas domésticas y el cuidado de los niños durante el confinamiento, en el caso de las madres trabajadoras, es similar a los resultados encontrados en otros países por Alon et al. (2020), Del Boca et al. (2021), Feng y Savani (2020) y Power (2020).

Estas docentes tuvieron que emplear horas de sueño en lugar de tiempo laboral para subsanar los conflictos familiares que pudieran surgir; el 71% de las profesoras señalaron esto. El estrés laboral, la ansiedad, la depresión y los problemas del sueño fueron elementos que se intensificaron durante la pandemia; en particular, las docentes señalaron sentirse afectadas en su salud mental dos veces más que los docentes varones. El déficit de tiempo y de energía en estas condiciones hace que las mujeres usen todas las horas disponibles, aun a costa de los tiempos dedicados a su autocuidado, ya que las cargas de trabajo se asumen como un mandato social (Lagarde, 1996; Peña-Contreras, Calderón, Arias-Medina, & Sacaquirin, 2021).

Los padres que teletrabajaban desde el hogar se involucraron en el cuidado infantil y el trabajo doméstico, como lo señalan los estudios de Andrew et al. (2020) y Chung et al. (2021). En el caso de los padres docentes, estos se dedicaron, con la participación de sus parejas, en mayor proporción al cuidado y la supervisión del aprendizaje de los menores. Igualmente, se involucraron en actividades como las compras para el hogar. Esta última actividad se incrementó debido, por una parte, a las reglas impuestas de aislamiento, según las cuales solo un integrante del hogar estaba autorizado a ingresar a los establecimientos comerciales para las compras, y, por otra, porque, de acuerdo con los roles de género tradicionales, el hombre es el proveedor principal del hogar que realiza esta actividad. Sin embargo, las participaciones de los hombres que trabajaban en el hogar en las actividades de cuidado no necesariamente se incrementaron en la misma magnitud que las de las madres en hogares donde había hijos pequeños, como señalan Collins et al. (2020). Incluso, su participación, como lo mencionan Andrew et al. (2020), estuvo más enfocada proporcionalmente en tareas que no requerían de tanto esfuerzo activo de trabajo de cuidados. Del Boca et al. (2021) señalan que, a pesar de que trabajar desde el hogar durante la pandemia implicó que tanto hombres como mujeres se involucraran más en las tareas familiares, no rebalanceó el equilibrio asimétrico dentro de la pareja, y que, contrariamente, los hombres dedicaron menos horas a las actividades domésticas y de educación de los hijos cuando sus parejas mujeres estaban en el hogar.

Todos estos resultados muestran que el teletrabajo generó una carga considerable y desigual de trabajo de cuidados, principalmente en las profesoras. Las consecuencias de la pandemia ampliaron las desigualdades vividas en los hogares, al ampliar la desigualdad en la distribución de carga del trabajo de cuidados, con repercusiones en su salud física y mental. Probablemente, los efectos de la pandemia en los grupos de trabajadores en ocupaciones no profesionales serían más intensos respecto al trabajo de cuidados, lo que podría ampliar las desigualdades de género.

6. Conclusiones

Los resultados de la investigación nos permiten señalar que, durante la pandemia por COVID-19, las docentes universitarias que teletrabajaron desde el hogar y que tenían hijos de 15 años o menos, se vieron más afectadas respecto al trabajo de cuidados en el hogar, ya que fueron quienes en mayor porcentaje se dedicaron a estas actividades, y en algunos casos junto con las otras mujeres de la familia que estaban en el hogar. Las docentes incluso dedicaron más horas a las actividades de trabajo remunerado, respecto de los hombres. La actividad de cuidados y las tareas domésticas en las que hubo mayor participación relativa de los docentes hombres fueron la supervisión del aprendizaje de los menores y de las compras para el hogar.

Este trabajo de cuidados proporcionado por las docentes tuvo consecuencias, como menos horas de sueño, y efectos en la salud mental, como estrés laboral, ansiedad y depresión, comparado con los docentes hombres.

Toda la información recabada permite concluir que, durante la pandemia por COVID-19, en la que prevaleció el trabajo desde el hogar caracterizado por la flexibilidad espacial y temporal, se intensificaron las actividades de cuidados en los hogares de las y los docentes analizados, lo que afectó más a las docentes, como un reflejo de las desigualdades de género y de los roles asignados en la división del trabajo en el hogar.

Agradecimientos

Agradecemos a las autoridades de la UJAT, en particular a la DGPEI de esta universidad, por las facilidades que nos brindaron para llevar a cabo la aplicación del cuestionario y las entrevistas, y la colaboración de las y los docentes que amablemente compartieron sus experiencias para esta investigación durante los difíciles momentos de la pandemia.

Referencias

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Recibido: 30 de Junio de 2021; Aprobado: 01 de Junio de 2022

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