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Anthropologica

Print version ISSN 0254-9212

Anthropologica vol.23 no.23 Lima Dec. 2005

 

MIGRACIONES INTERNACIONALES

 

Retornados en Andalucía (España): una aproximación a los casos de Bélgica y la Argentina

 

Ángeles Arjona Garrido1; Juan Carlos Checa Olmos2

1 Universidad de Almería

2 Universidad de Almería

 


 

RESUMEN

Andalucía ha sido tradicionalmente una zona cuya población emigraba. Actualmente el fenómeno se ha invertido y recibe población de multitud de latitudes diferentes. A los inmigrantes extranjeros hay que unir los retornados. Este artículo analiza los procesos de retorno desde la Argentina y Bélgica. Los resultados de la investigación muestran que los migrantes que estuvieron en Bélgica han experimentado una migración circular con una clara intención de retorno, basada, sobre todo, en la consecución de los objetivos previstos o el incumplimiento de estos. Por su lado, el caso del retorno latinoamericano es distinto. En primer lugar; retoman, sobre todo, los hijos de los emigrantes. En segundo lugar, la migración inicial tenía un carácter definitivo, por tanto, han sido los factores contextuales -declive económico y falta de expectativas- los que han provocado el retorno. En tercer lugar, las redes sociales han jugado un papel muy secundario en el regreso.

Palabras clave: migración, migración internacional, retorno

 


 

ABSTRACT

Andalucía has been, traditionally, a starting point for emigration. Nowadays, the phenomenon has reversed and it receives nigrants from different parts of the world. To the foreign migrants we have to add the people who have returned to Andalucía. This paper analyses the return process from Belgium and Argentina. The results of the investigation show that the migrants who were in Belgium have experienced a circular migration with a clear intention of coming back, based, above all, on the fulfillment or the failure to fulfill planned objectives. On the other hand, the case of the Latin American return is different. Firstly, those who return are mostly the descendants of the emigrants. Secondly, the initial migration were thought to be final; thus, there have been contextual factors -economic decline and failed espectations- that have caused the return. In third place, the social networks have had a very minor role in the return to Andalucía.

Key words: international migration, migration, return.

 


 

Aunque actualmente se esta haciendo mas hincapié en analizar el fenómeno migratorio en relación con los nuevos contextos de recepción,1 no cabe duda de que el estudio de las variables que inciden en el retorno se convierte en una cuestión de enorme interés. Sin embargo, las investigaciones sobre el retorno son mucho más escasas que las relativas a inmigración, pese a que el número de retornados es importante2 y a que la incorporación a la sociedad de esta población no se está produciendo de manera sencilla. Creemos que las investigaciones sobre las migraciones de retorno se hacen necesarias, no solo para analizar el impacto económico y la situación que la población retornada tiene en el mercado de trabajo, sino, también, por la conceptualización de los problemas de integración y exclusión que se generan.

En estos momentos, y atendiendo a 10s propios ciclos migratorios, se aprecian procesos de retorno3 de interés: el retorno-jubilación de una parte de los emigrantes económicos, los procesos de emigración y retorno de estudiantes cualificados, o la misma llegada de emigrantes retornados desde Latinoamérica (véase Consejería para la Igualdad y Bienestar Social 2004).

Intentando seguir con la línea de análisis de las migraciones de retorno, en este artículo vamos a estudiar el regreso de los emigrantes andaluces producentes de dos contextos diferentes: la Argentina y Bélgica, con el objetivo explicito de comparar el perfil y el significado que para 10s propios migrantes ha tenido el retorno, encuadrado dentro de las diferentes teorías elaboradas a1 respecto.

MARCO TEÓRICO Y CONCEPTUAL

Como muestra la figura siguiente, el retorno es un movimiento poblacional que ocurre cuando el emigrante regresa a1 lugar original de partida dentro de su proceso migratorio, aunque no sea necesariamente la última fase de este, ya que en múltiples casos el retorno va seguido de nuevas migraciones -reemigración o migraciones intermitentes- (Cardelús y Pascual 1979). Por tanto, cuando se aborda el concepto de retomo nos encontramos con una de sus características principales: ambigüedad e indeterminación, como señala Simón (1989). Así, bajo el término de retornado se incluye, en muchas ocasiones, a personas que no están en una situación de retorno definitivo, sino que podemos estar ante retornos pendulares, cíclicos o de tránsito. Asimismo, el concepto hace referencia a individuos de segunda y tercera generación que nunca migraron anteriormente y, por tanto, no retornan,4 etc.

 

 

Esta falta de claridad conceptual provoca que la bibliografía aluda a términos diferentes para referirse a la misma idea: la vuelta a1 lugar de origen.5 Y, a1 hacerlo, es frecuente que se acoten diferentes tipos de retorno.

Bovenkerk trata de paliar estos problemas conceptuales estableciendo una tipología:

[. . .] cuando la gente retoma por vez primera a su país -o región- de origen, solo en este caso se usará el término migración de retorno; cuando la gente se traslada a un segundo destino, emplearemos el término migración de transito; cuando se emigra de nuevo a1 mismo destino después de haber retornado por primera vez, lo denominaremos reemigración: cuando se emigre a un nuevo destino tras haber retornado, lo llamaremos nueva emigración; cuando los movimientos de ida y vuelta entre dos lugares incluyan más de un retorno llamaremos a esto migración circular. (Bovenkerk 1974: 5. Las cursivas son del autor.)

Como se puede apreciar, en todos estos tipos de migraciones -exceptuando la migración de tránsito- se produce a1 menos un retorno, y se diferencian entre si por el numero de desplazamientos después del retorno y los terceros lugares hacia los que se dirigen las personas.6 Sin embargo, tomando como referencia la tipología anterior, en ningún caso se solventa el problema que presentan las estadísticas oficiales cuando consideran como retornados a los nacidos en el extranjero que van a1 país de sus padres o abuelos. 

 

 

Ahora bien, esta no es la única clasificación que podemos encontrar sobre el retorno; existen otras que toman como referencia el análisis discursivo y circunstancial de sus protagonistas, lo que hace más difícil su clasificación y comprensión. Así, por ejemplo, Cerase (1974) distingue cuatro tipos distintos de retornados: el primer sería el “retorno de fracaso”. Se trataría de aquellos emigrantes que han desempeñado los puestos mis inferiores en los distintos países de destino y que retornan a1 lugar de origen habiendo fracasado en su proceso migratorio, pues no consiguen las metas que en un principio motivaron su salida: el progreso económico.

El segundo, “retorno de tipo conservador”. Son aquellos retornados que, en cierto modo, han conseguido los fines que se propusieron al iniciar el proyecto migratorio, conservando intactas sus conductas tradicionales y pensando solo en el retorno bien para establecerse por cuenta propia, montando un pequeño negocio, bien para seguir con la actividad que dejaron.

El tercer tipo estaría formado por el <<retorno por jubilación>>. Abarca a aquellos retornados que han conseguido unos ahorros y regresan a sus lugares de origen una vez obtenida la jubilación o en espera de ella, para poder descansar y disfrutar de esos ahorros o de la pensión.

El cuarto es el “retorno por innovación”. Son los retornados que han sabido sacar rentabilidad a su experiencia laboral en los países receptores; poseen una mayor visión de futuro y vuelven con la intención de aprovechar esos conocimientos para conseguir una inserción en el mercado laboral, pero distinta de la que dejaron.

Otra clasificación la ofrece Álvarez (1997), que señala tres tipos de retorno: el <<previsto>>, el <<forzado>> y el <<inadaptado>>. Muy parecida a la que clasifica a los retornos en <<retorno planificado>>, <<retorno incentivado>>, <<retorno voluntario>>, <<retorno inducido o repatriación>>. Otras veces se vincula la idea del retorno al proceso de integración en origen: <<reinserción, reintegración>> (véase Cazorla 1983).

En consecuencia, no existen límites claros y precisos que acoten el concepto, debido a la propia idiosincrasia que tienen los movimientos migratorios de retorno. 

De forma similar, han sido múltiples las hipótesis y explicaciones teóricas que tratan de explicar las migraciones de retorno: teoría económica, teoría del desencuentro o desilusión, teoría de la migración circular y teoría de las redes.

La teoría económica o de los ingresos se inserta dentro de la explicación económica clásica de las migraciones laborales, en la que se sugiere que las migraciones se producen por la diferencia existente entre los ingresos del contexto de salida y de llegada (véase Sjaastad 1982). En consecuencia, las migraciones de retorno ocurren cuando el ingreso designado -ahorros previstos para regresar- se ha conseguido o la situación se vuelve a la inversa, esto es, los salarios han subido en la zona de expulsión.

Los emigrados vuelven para invertir en nuevas tecnologías, comprar tierras, instalarse con un negocio propio, etc., y consiguen más beneficios que los reportados en destino (véase Massey y otros 1987; Borjas 1994; Lindstrom 1996). Se supone, así, que las preferencias por el lugar de salida no se producen solo por la identificación territorial, sino, también, por rentabilidad económica.

Ahora bien, ¿qué ocurre cuando los migrantes retornan a contextos con niveles socioeconómicos todavía bajos o sin haber obtenido el capital designado? Dustmann (1997a) lo explica afirmando que los emigrantes regresan para aprovechar el incremento de capital humano adquirido. Su experiencia laboral les vale para ocupar empleos de mayor calificación y retribución. También este autor apunta como estímulos para el regreso los precios y el nivel de vida más bajo en los países de origen y la información errónea sobre el mercado.

Otros autores como Bojas y Bratsberg (1996) ponen el acento en la mala experiencia laboral del inmigrante, ya que cuando esto ocurre la probabilidad de retorno es muy alta. Stark y Bloom (1989) resaltan que la propia deprivación de consumo es el primer motivo de regreso. De esta forma, las migraciones de retorno actúan como selección, y permanecen aquellos mis aptos o cualificados para la demanda.

Piore (1979), por su parte, hace hincapié en la identificación social con los lugares de origen, puesto que la mayoría de los migrantes tienen una intención migratoria temporal y disfruta de los éxitos migratorios en casa. De ahí la existencia, según este autor, de dos fases migratorias cuando se tiene la intención de retornar: la primera, de trabajo y ahorro; la segunda, ya de vuelta, de consumo y disfrute.

La teoría de desilusión o desencanto mantiene que el retorno se produce por la ruptura de expectativas, bien por los salarios obtenidos o bien por los empleos ocupados (véase Herzog y Schottman 1982). La consecución de objetivos muy por debajo de los cálculos iniciales invita a los inmigrantes a retornar e intentar el éxito en los lugares de partida.

La falta de una buena información es, según esta teoría, el elemento desencadenante de la falla entre objetivos esperados y conseguidos. Desinformación que está estrechamente ligada a la distancia entre 1los dos puntos migratorios. De tal forma que cuanto mayor es la distancia recorrida, menor es la información que se tiene del nuevo contexto. Lo que conlleva, por ende, más probabilidades de cometer un error. Existe el agravante del nivel educativo de los migrantes: cuanto mayor es el nivel, mejor información se puede obtener.

Ahora bien, esta teoría presenta importantes lagunas explicativas, especialmente en las migraciones transoceánicas, puesto que los inmigrantes de objetivos truncados deberían volver más rápido que aquellos que si han tenido éxito. Pero esto no sucede siempre, puesto que el inmigrante recurre a nuevas emigraciones para intentar conseguir sus objetivos.

La teoría de la migración circular sostiene la nula intencionalidad de estancia definitiva7 en los movimientos migratorios. La población migrante suele estar constituida por personas o familias que tienen muchos vínculos con su lugar de origen, pero cuyos ingresos, debidos a sus actividades, no son lo suficientemente altos. Por eso, utilizan la migración para completar esos vacíos económicos, a1 igual que para adquirir una formación que les ayude en el desempeño de los trabajos y en la utilización de nuevas tecnologías. Con esta migración, por tanto, se reducen los riesgos económicos a la vez que se cuenta con el apoyo familiar, que en otras migraciones de mayor duración puede que no se tenga. Por ello, las migraciones tampoco suelen recorrer grandes distancias en estos casos.

La teoría de la red social supera el aspecto económico que presentan las tres teorías anteriores. Aquí, por el contrario, se destaca la importancia que tienen las redes sociales y su gestión en las migraciones. Mediante las redes sociales se eligen los destinos de migración, incluso hacia sitios con menor éxito económico, ya que la red no solo reduce el costo de información sobre los empleos, salarios, transportes, cuestiones residenciales, etc., sino, también, el emocional o de desarraigo. De tal forma que cada nuevo trabajador migratorio extiende la red social y minimiza el riesgo para otros trabajadores potenciales (Cornelius 1976a; Lomnitz 1977).

La migraci6n internacional puede empezar por múltiples motivos, pero una vez establecidas las redes se crean unas estructuras y nexos que llevan a la migración a ser continua y muy duradera. Hasta el punto de que una red social bien consolidada mantiene flujos migratorios incluso cuando las condiciones económicas no son tan óptimas.

Por tanto, desde este punto de vista, el retorno se produce en las fases tempranas, cuando las redes no está consolidadas. La maduración de las redes está estrechamente relacionada con estancias más largas, hasta convertir migraciones que se suponían inicialmente temporales en definitivas, sobre todo, si las redes son amplias y eficaces (véase Alarcón 1995).

Ahora bien, cuando la estancia es larga, la vuelta a1 lugar de origen también esta muy relacionada con las redes de que se disponga, bien de familiares o antiguos amigos. Si estas no existen, el migrante puede que vuelva a un lugar que no sea el de partida. En conclusión, si las migraciones de retorno son una nueva migración, las redes sociales tienen la misma importancia que para el primer movimiento.

MÉTODOS Y DATOS

Desde el inicio, el estudio del retorno en España plantea un grave problema: su cuantificación.8 Por ello, en las distintas investigaciones, los datos se basan en aproximaciones extraídas de fuentes secundarias. Los datos oficiales disponibles proceden principalmente de las estimaciones realizadas por el Instituto Español de Emigración (LEE) a partir de las bajas consulares en los distintos países de destino. Sin embargo, esta fuente presenta el grave problema de no tener criterios consensuados y unánimes en la contabilidad de los retornados, a lo que hay que sumar la falta de actualizaci6n de los registros. Muchos de los migrantes retornados de Europa no se dan de baja en el consulado para no perder los derechos adquiridos (véase Berger 1976). Y, por supuesto, tampoco se ha cuantificado de manera fidedigna el retorno de los clandestinos (Campo y Navarro 1987).

Otra fuente utilizada para la cuantificación del retorno es la demanda de empleo que percibe el Instituto Nacional de Empleo (INEM). Sin embargo, esta fuente solo anota las demandas que efectúan los emigrantes retornados por meses, y nada se sabe de aquellos emigrantes retornados que no piden empleo, bien porque regresan con un trabajo conseguido o no recurran a las oficinas de empleo para su búsqueda, o bien porque retornan jubilados.

Por último, se utiliza la Serie de Migraciones elaborada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), que desde el añ0 1985 recoge la diferenciación de los migrantes retornados externos e internos. Aquí se registran las altas y bajas de los padrones continuos municipales. Esta es la fuente mis utilizada actualmente por los investigadores, aunque tampoco está exenta de problemas debido a que los emigrantes no regresan al mismo lugar de donde partieron, ya que suelen hacerlo a capitales de provincias e incluso a otras provincias y comunidades autónomas. Del mismo modo, hasta el año 2001 no se indican, en las estadísticas, los países de procedencia y las provincias de retorno, y solo aparecen las comunidades autónomas.

En definitiva, y como se deduce de lo anterior, ninguna estadística oficial de salida o entrada de viajeros permite, en primer lugar, cuantificar el número exacto de retornados; en segundo lugar, discernir los retornos temporales de los definitivos. Y, por último, no distingue entre una o varias salidas del mismo inmigrante. Esto nos muestra la relativa representatividad de las cifras en los trabajos empíricos cuantitativos.

Por todo ello, en este trabajo se hace mis hincapié en los aspectos emic de las migraciones de retorno. Se trata de entender las migraciones en clave inmigrante, como complemento a1 dato y sin cosificar a las personas en flujos, cupos, etc. En consecuencia, ante la gran complejidad de este fenómeno, creemos que las historias de vida -para este caso, relatos de migración- conforman una técnica muy aceptable para el conocimiento de esta realidad social, tanto por la información que ofrece <<de primera mano>>- como por su posterior aplicación a otros campos de investigación. Ferrarotti sostiene lo siguiente:

[. . .] las historias de vida sitúan de nuevo a la investigación sociológica en sus orígenes y en su objetivo primario: el análisis empírico, conceptualmente orientado, de los hechos humanos como fenómenos en constante tensión, como realidades fluidas productoras de sentido, relativamente determinadas y a1 mismo tiempo imprevisibles y, por esta razón, dramáticas, nunca mecánicamente determinables a priori, como defienden los paleopositivistas y el idealismo pangolístico, ni congelables en conceptos esencialmente cerrados, dados de una vez y para siempre. (Ferrarotti 1991: 139)

Por ello, es importante escuchar los pensamientos, sentimientos, miedos, esperanzas, ilusiones o frustraciones; los logros, las alegrías, los ascensos sociales, las categorías de una nueva vida, etc., de mano de quienes los han vivido. Entiéndase, ahora bien, que tampoco se trata de excluir a1 resto de métodos.

Reconocer la complejidad y multidimensionalidad de lo social impone el pluralismo y complementariedad de todos (Mills 1987: 57); por eso, la historia de vida necesita de otros apoyos metodológicos.

El guión de las entrevistas estaba estructurado en tres niveles diferentes: individuales, familiares y contextuales. El número de relatos realizados ascendi6 a 53, veinte a retornados de la Argentina, y el resto, de Bélgica. Se trató de abarcar diferentes perfiles de entrevistados, teniendo en cuenta el sexo, edad, duración de su estancia, etc.

Además, hemos realizado trabajo de campo en Bélgica y la Argentina para estudiar los contextos de recepción y conocer los motivos que llevan a los andaluces residentes a permanecer allí o planear su futuro regreso. Se hizo un total de 35 entrevistas: 15 en la Argentina -Buenos Aires, Tucumán, Salta y Jujuy-; el resto, en Bélgica -Bruselas y Amberes-.

En definitiva, tratamos de contrastar en qué grado o medida se cumplen las teorías sobre el retorno y observar las diferencias entre los migrantes procedentes de dos contextos diferentes -Bélgica y la Argentina-. Sin embargo, en ningún caso se trata de una muestra con representatividad estadística; de ahí que no se deban extrapolar los resultados a todos los emigrantes retornados.

RESULTADOS

En este apartado mostramos, por un lado, los datos cuantitativos disponibles sobre las migraciones de retorno en Andalucía y, por otro, la lectura que los propios retornados hacen de su proyecto migratorio.

El retorno andaluz en cifras

El retomo hacia España, según las cifras,9 se produce en varios periodos. La etapa principal de retorno desde Europa se realiza entre las décadas de los sesenta y los setenta. Castillo (1981) profundiza mis en el asunto a1 dividir el retorno hasta la década de los ochenta en tres periodos. El primero iría desde 1960 hasta 1969, y regresaron el 29 por ciento del total de los emigrantes retornados. El segundo periodo abarcaría desde 1970 hasta 1974, con un 35 por ciento de retornos. Y un tercer periodo, de 1975 a 1978, con un 33 por ciento de retornados.

Desde el año 1978 hasta 1981, el número de retornados españoles desciende anualmente. Sin embargo, fue a partir de esta última fecha cuando el retorno adquiere una tendencia alcista constante,10 que se aceleró de manera notable a partir de 1997, cuando se alcanzan cuotas de retorno equiparables a las producidas a finales de los años setenta. Esta importante aceleración viene a coincidir con el periodo de jubilación de población migrada hacia Europa, así como con la crisis económica y social que en estos últimos años afecta a varios países de Latinoamérica.11

Como podemos ver en el gráfico siguiente, y para el caso concreto de Andalucía,12 el retorno en los últimos años ha tenido varias etapas. En la primera, desde el inicio de los ochenta hasta 1996, las fluctuaciones no han sido muy acentuadas, y se mantuvo un retorno mis o menos constante entre mil y tres mil personas. La segunda etapa empieza en el año 1996 y dura hasta el año 2001, cuando se produce una tendencia alcista, ya que las cifras anuales están siempre por encima de los cuatro mil retornados. En la última etapa, a partir de 2001, se produce un incremento muy acentuado en los retornos debido fundamentalmente a la vuelta de personas procedentes de Latinoamérica y, mis concretamente, de la Argentina. 

 

 

Málaga se erige como la provincia que mayor retorno está teniendo, seguida de Sevilla, Cádiz, Granada y Almería. Por el contrario, las provincias de Huelva. Jaén y Córdoba son las que menor flujo de retornados registran. Si profundizamos el análisis tomando como referencia el ámbito comarcal, comprobamos que el retorno de los emigrantes tiende a dirigirse a las comarcas correspondientes de las capitales de provincia, bien a los pueblos de la periferia, bien a las propias capitales (véase mapa 1).

 

También en este primer mapa se resalta la concentración de retornados en todo el litoral andaluz, sobre todo, en Málaga y Almería. Sin embargo, las comarcas con menores tasas de retorno son las del interior, lugares que está compuestos por medianos y pequeños municipios males y de montaña, donde apenas se ha experimentado un desarrollo económico con el paso de los años. Debido a esa circunstancia, una vez retomados, los emigrantes prefieren establecerse en sitios diferentes a los de salida, ciudades que les ofrecen mis oportunidades socioeconómicas y una calidad de vida más acorde con la situación que traen del extranjero. Así, el contexto inicial de partida se convierte en el ámbito para visitar los fines de semana, festivos, épocas estivales o fiestas patronales.

Por otro lado, el perfil sociodemográfico del retornado andaluz (véase Rodríguez y otros 2003) es similar a1 que señalan Martínez Veiga (2000), de manera general para España, e Izquierdo y Álvarez (1997) para Galicia. El retornado andaluz es tanto un hombre como una mujer, puesto que este nuevo movimiento poblacional se produce casi siempre en familia, lo que provoca que un importante número de personas que retornan hayan nacido en destino. De forma parecida, existe cierta homogeneidad en la edad de regreso; por un lado, vuelve población en edad activa y, por otro, conforme va pasando el tiempo los retornados son jubilados, llegados principalmente de Europa. En cuanto a1 nivel educativo, este no ha variado con el paso del tiempo, o -lo que es igual- mayoritariamente el nivel educativo de los cabezas de puente de la emigración española es de estudios primarios. Otra cosa, sin embargo, es su calificación, ya que algunos de los emigrantes españoles con una titulación educativa mínima han alcanzado niveles importantes en sus empresas.

Para el caso concreto de los emigrantes retornados desde Bélgica y la Argentina, comprobamos que la vuelta se produce con mis fuerza desde este último país (véase gráfico 2).

 

Por provincias, Málaga vuelve a ser la que m i s retornos experimenta desde ambos países. Sevilla y Cádiz destacan también por los retornos procedentes de Bélgica, frente a Almería y Granada que sobresalen en los retornos de la Argentina.

Las migraciones de retorno en clave migrante

En este punto vamos a tratar de entender los motivos del retomo y las características socioeconómicas de los retomados, con el objetivo de comprobar las posibles diferencias entre los retornados de dos contextos distintos y su explicación por medio de los diversos marcos teóricos, siempre desde el punto de vista de los sujetos.13

Como apuntábamos más arriba, el análisis de las variables que influyen en la probabilidad del retorno se ha abordado desde tres niveles: individual, familiar y contextual.

Las características individuales utilizadas han sido edad, ocupación -salarios-, nivel educativo y duración del proceso emigratorio -incluido número de migraciones realizadas en destino- . Estas variables, según algunas teorías, afectan a las migraciones de retorno.

En gran parte de la bibliografía sobre las emigraciones voluntarias y económicas se pone de manifiesto que emigran los más fuertes, esto es, aquellos a los que se les suponen mejores cualidades para conseguir los objetivos prefijados con la emigración. Una de estas cualidades es la edad, hasta tal punto que la historia reciente de las migraciones internacionales es la historia de los migrantes jóvenes (Miller 1977), debido a la posibilidad de disponer de un horizonte más grande para la consecución de las metas migratorias.

Tal y como muestran nuestras entrevistas, la migración andaluza hacia Europa y América se componía de migrantes jóvenes que, normalmente, respondían a un proyecto familiar y que huían de las miserias de una España empobrecida y dictatorial. Ahora bien, en cuanto a estado civil, los emigrantes que fueron a Bélgica eran casados y solteros, aunque los primeros iniciaban el proyecto migratorio de manera individual, es decir, sin ningún otro familiar. Sin embargo, los emigrantes casados que fueron a la Argentina iban con toda la familia, incluyendo los hijos pequeños.

En cuanto a la edad de la población retornada, la diferencia entre ambos destinos es un poco más acentuada que en el caso anterior. Los andaluces procedentes de Bélgica, en un primer momento -en las décadas de los sesenta, setenta y ochenta-, volvían en edad activa. Sin embargo, en la actualidad, el regreso se hace con una edad más avanzada, que coincide con la jubilación. Incluso muchos de estos emigrantes nos comentan que regresan de manera frecuente a Bélgica -migración circular- para visitar a familiares o amigos dejados en destino.

Los emigrantes retornados desde la Argentina se dividen en aquellos que están edad activa y aquellos que ya la concluyeron.14

En cuanto al género de los emigrantes retornados, hay determinados matices que los diferencian. En la actualidad, el retorno desde Bélgica se produce por igual entre hombres y mujeres, puesto que ambos cónyuges regresan, acompañados en algunos casos por sus hijos. No obstante, en décadas anteriores en el proceso de retorno volvían más varones, especialmente aquellos que no habían reagrupado total o parcialmente a su familia. El caso argentino es diferente: en la actualidad, están llegando familias completas o semicompletas, pero también solteros, hijos o hijas de emigrantes españoles que aún no están casados o son cabezas de puente de matrimonios mixtos.

Las cargas familiares afectan el retorno de los migrantes. La tenencia de hijos o mujer en origen sin que exista la posibilidad de reagruparlos en el país receptor es un factor importante para explicar el regreso. Esto es así, especialmente, cuando ninguno de ellos puede hacerse cargo de las actividades o roles que el que emigró ha dejado. De esta forma, los emigrantes que marcharon a Bélgica reconocieron en las entrevistas que una de las causas principales para retornar fue la tenencia de la familia en Andalucía. Incluso en varios casos en los que la familia estaba ya reagrupada, esta decidió volver para que sus hijos estudiaran en España. En este caso se manifiestan las preferencias altruistas de los padres en la migración. Se puede decir que el proceso migratorio está muy vinculado a1 bienestar de la descendencia. Se regresa cuando el migrante observa una disminución en las perspectivas de la carrera educativa o económica de los hijos. Incluso, en algunos casos, aunque pocos, nos justificaron el regreso por los estilos de vida que existían en destino, que rompen con la herencia cultural y la mirada tradicional que los padres tienen, especialmente, el contraer matrimonio con una extranjera.

El caso argentino es totalmente diferente. Prácticamente todos -en una o dos migraciones- iban con familias completas o solteros sin cargas familiares. Por eso, su intencionalidad era de una migración definitiva o casi definitiva.

Determinadas investigaciones establecían una correlación entre los niveles educativos de los migrantes y su retorno, hasta el punto de sostener que entre los emigrantes con mayor nivel educativo el regreso es menos acentuado, que entre aquellos peor formados (véase, por ejemplo, Robinson 1981; Taylor 1987; Falaris 1987).

Para nuestro caso, los emigrantes retornados desde Bélgica no han adquirido un mayor nivel educativo que el portado inicialmente. Sin embargo. si se refleja en las entrevistas una tendencia a volver antes cuanto menor sea el grado académico que se tenga. ya que se encuentra mas trabas para insertarse en los mercados de trabajo y obtener salarios mas altos. Esto se produjo, sobre todo, en los retornados en la década de los sesenta, setenta y ochenta. Los llegados desde la Argentina, principalmente jóvenes -hijos de emigrantes-, si tienen un nivel educativo relativamente alto -educación secundaria y universitaria-.

La migración indocumentada es un factor fundamental para el retorno, bien por repatriación, bien por la inestabilidad que el inmigrante sufre en todas las esferas. Para ambos destinos hubo emigración española irregular, pero solo para el caso belga la irregularidad ha sido un elemento de regreso. Sin embargo, en ningún caso nuestros entrevistados procedentes de la Argentina destacaron a1 estatus jurídico como freno para residir en el país.

La ocupación, tal y como preconizaba la teoría de la desilusión, es un elemento fundamental a la hora de explicar el retorno. Por un lado, la ocupación que se desempeñe en origen y la información laboral que se tenga antes de migrar son buenos indicadores para las posteriores oportunidades económicas en la nueva localización. De modo que cuanto mejor sea la información y, sobre todo, la calificación que se porten, mejores serían los trabajos a los que se pueda acceder. Por otro lado -y derivado de lo anterior-, determinadas ocupaciones en destino (condiciones duras de trabajo, salarios bajos, etc.) rompen con las expectativas y cálculos iniciales de los migrantes e incitan su regreso, esto es, emigrantes fracasados tal y como los clasificaba Cerase (! 974). Sin embargo, en ambos casos, la ocupación que desempeñaban en Andalucía era, fundamentalmente, la de jornalero agrícola. La información que poseían era reducida y procedente de algún conocido o familiar ya migrado, aunque en el caso de la emigración a la Argentina el gobierno franquista también informó de las posibilidades económicas.

Ningún emigrante reconoce que su regreso se haya debido a las características de los trabajos ocupados, ni a la obtención de salarios bajos. Imaginamos que, especialmente para los retornados de Bélgica, el reconocer su vuelta debido a dichos motivos es reconocer su fracaso migratorio. Por eso, todos destacaban, en mayor o menor medida, aspectos positivos de su migración y culpaban de su retorno a otras cuestiones. Así, algunos emigrantes andaluces sufrieron las consecuencias de la crisis del año 1973, momento que coincide con la decadencia del régimen franquista y el subsiguiente anhelo de una pronta llegada de la democracia y la libertad, a las que se le adscribían muchas mejoras, entre las que destacaba el trabajo.

Es difícil evaluar el éxito o fracaso de las migraciones por medio del retorno, aunque existen determinados indicadores que nos dan pistas sobre su desarrollo.

En primer lugar: el sitio de retorno. Si el emigrante ha fracasado económicamente, por lo general no vuelve a1 lugar de salida, pues no quiere mostrar su fracaso. No obstante, este indicador tiene serias limitaciones, puesto que en otras ocasiones, cuando el emigrado ha triunfado y tiene un espíritu emprendedor, se inserta en las capitales de provincia o ciudades medias, y pocas veces en la aldea que abandonó (Lindstrom 1996). Solo en estos últimos casos muestra su triunfo con la compra de grandes viviendas.

En segundo lugar: las propiedades -sobre todo, tierras y viviendas- conseguidas a partir de los ahorros y remesas de la migración (véanse Dustmann 1997b; Co y otros 2000). En el primer gran regreso europeo de los sesenta y setenta fue muy común la compra de tierras y la construcción de casas nuevas. Remesas e inversiones que, a su vez, contribuyeron a diversificar las actividades económicas de alguno de los miembros de la familia, aunque también crearon importantes tensiones inflacionarias a1 elevar los precios de tierras y viviendas.

En último lugar: el empleo y la calificación que los emigrantes retornados en edad activa desempeñan en la actualidad frente a1 desarrollado antes de la migración (Dustmann 2003).

En consecuencia, y teniendo en cuenta los datos de nuestras entrevistas, solo algunos casos que migraron dentro de Europa tuvieron una experiencia desastrosa. También es cierto, sin embargo, que no son muchos los retornados emprendedores. La gran mayoría ha desarrollado la profesión que dejó, aunque con más posesiones y mejores tecnologías.

Para el caso argentino, la medición del éxito o fracaso se complica todavía más, puesto que, por múltiples motivos, una experiencia exitosa durante mucho tiempo se ha perdido casi por completo o ha quedado muy devaluada por la crisis económica en tan solo unos años. Solamente la cantidad de ahorros o ingresos portados a partir de las ventas de sus posesiones nos enseñan sus beneficios con la migración.

La experiencia migratoria -número de viajes, año de salida, duración, etc.- es otro de los factores que se vuelven determinantes a la hora de explicar las migraciones y su retorno.

Evidentemente, una experiencia migratoria previa -o la de alguien muy cercano- incrementa la posibilidad de éxito, tanto de ida como de vuelta debido a1 conocimiento en primera persona de ambas realidades. Por ello, para los emigrantes andaluces que marcharon a Bélgica, el regreso fue menos traumático, puesto que en diversas ocasiones habían regresado de vacaciones o a celebrar acontecimientos importantes de algún familiar. Por medio de estos viajes pudieron seguir la evolución de su lugar de origen e, incluso, pudieron mantener los vínculos afectivos con sus vecinos. Sin embargo, los andaluces que marcharon a la Argentina solo regresaron a1 retornar, y se encontraron con un medio poco familiar.

También la duración de la migración es un elemento que influye en el retorno, de tal forma que cuanto mayor es la duración migratoria menor es la probabilidad de volver. La migración duradera actúa de selección. Diversos son los motivos que explican esta situación. En primer lugar, el conocimiento prolongado del lugar de destino permite echar raíces y sentirlo como propio (así nos lo explicaban funda- mentalmente los emigrantes desplazados a la Argentina), además que aumenta la probabilidad de movilidad laboral ascendente. En segundo lugar, el establecimiento de fuertes vínculos tanto en el ámbito familiar -hijos casados con extranjeros- como en el comunitario. Y, en tercer lugar, sentir como ajena la tierra que lo vio salir. Según nos contaban los emigrantes, en Bélgica y la Argentina eran españoles o gallegos, mientras que en Andalucía ahora son los belgas o argentinos.

Con la misma intensidad con que actúa la duración de retorno, influye también el lugar de llegada. La distancia que separa un punto de otro determina la posibilidad de regreso: una distancia larga impide que se vuelva al lugar de origen varias veces antes del retorno definitivo, situación que, como mencionamos anteriormente, se da entre los retornados desde la Argentina, a lo que debe sumarse que quienes han retornado han sido fundamentalmente los hijos.

El segundo ámbito de estudio de los motivos del retorno tiene que ver con las cuestiones familiares -algunas de ellas vistas anteriormente-. Las variables utilizadas son edad y educación del cabeza de familia, ratio entre el número de miembros familiares y los que trabajan, propiedades en origen y destino, trayectoria familiar migratoria y reagrupación familiar en destino.

Los movimientos migratorios acarrean una carga psicológica muy importante que se agrava o alivia dependiendo de la energía, situación individual, distancia, etc. Lo que sí parece claro, sin embargo, es que a mayor edad, más costosos se hacen los desplazamientos. El grueso de las migraciones de retorno desde Europa a Andalucía se produjo en décadas pasadas con personas en edad activa. Aunque, en la actualidad, los emigrantes procedentes del continente europeo visitan después de su jubilación, las distancias son relativamente cortas y, por lo tanto, menos agotadoras. En cambio, los cabezas de familia andaluces instalados en la Argentina con edad avanzada retornan menos.

En estrecha relación con lo anterior, la constitución de una familia en destino o su reagrupación total frena el regreso. En el caso de que el cabeza de familia no haya realizado la reagrupación familiar, terminará volviendo cuando consiga las metas económicas previstas. En la situación contraria, el ciclo vital de los hijos se convierte en el elemento desencadenante de su comportamiento. Esto quiere decir que aquellos emigrantes con hijos y nietos en destino vuelven en menor medida, al menos definitivamente. Este es el caso de los andaluces en la Argentina. Los retornados son algunos de sus hijos o nietos que tienen la nacionalidad española.

Si la responsabilidad económica del cabeza de familia es compartida con otros miembros -hijos-, el regreso de los padres es más fácil. Así lo constataron en las entrevistas los andaluces idos a Bélgica, quienes reconocieron, incluso, que todavía tenían hijos allí trabajando y que próximamente volverían definitivamente. En la Argentina ocurre algo parecido; no obstante, como venimos mencionando, quienes regresan son principalmente los hijos.

La migración económica, en la mayoría de las ocasiones, es una estrategia temporal de ahorro e inversión en origen. Las remesas han servido para la construcción de casa, compra de tierras o establecimiento de negocios propios a partir del capital social y humano adquirido en los países de migración. Esta situación aclara mucho lo ocurrido con los regresos desde Bélgica en décadas pasadas. Los emigrantes, o sus hijos, en la actualidad disfrutan de las inversiones, sobre todo, en el sector servicios o agricultura, especialmente los retornados a Almería, con la compra de invernaderos (López 2003). Por ello, la vuelta se hace más fácil. Sin embargo, la migración hacia la Argentina con un carácter más permanente y con toda o gran parte de la familia ha provocado que las remesas hayan sido menores; en este caso, las inversiones se llevan a cabo en la Argentina. Y puesto que no tienen nada en Andalucía, más allá del capital que traen en sus bolsillos, la vuelta es más compleja y dramática.

Por último, la importancia que tienen las redes a la hora de explicar la migración también se hace importante en el regreso. La tenencia de personas que informen permanentemente de la situación en todas las esferas de la sociedad de partida permite afrontar el viaje con menos riesgos, como ocurre en el caso del retorno desde Bélgica. Sin embargo, la vuelta desde la Argentina se ha producido por parte de los andaluces con mayor incertidumbre, eso sí, tras obtener información a través de la prensa, televisión o Internet. Pero, de antemano, la mayoría de estos retornados no tenían resueltas cuestiones tan básicas como el alojamiento, trabajo, etc. (Checa, López y Castillo 2003).

En último lugar, el análisis se centra en las cuestiones contextuales, que superan la decisión inicial voluntaria y planificada de volver. En este aspect0 se explica fundamentalmente el regreso de andaluces desde la Argentina. La crisis política, económica y de seguridad que sufre gran parte de la población latinoamericana se ha convertido en un eje explicativo de la expulsión de determinados grupos. Esta situación se agrava para el caso argentino a partir del año 2000. La pérdida de poder adquisitivo y de ahorros ha lanzado a la población Argentina a la emigración. Ahora bien, tal como venimos adelantando, esta se produce más entre los hijos de los andaluces emigrados que entre los padres. Esto se debe a varios motivos. En primer lugar: la edad avanzada -incluso inactiva- o la muerte de alguno de estos últimos. En segundo lugar: no está regresando, hasta el momento, toda la familia. sino que lo hacen algunos de sus miembros. Por eso muchos optan por quedarse -tal y como nos contaban los emigrantes andaluces asentados allí- con la familia y los recursos de que disponen en la Argentina. Por último: el sentimiento de identidad con el país: la igualdad en el idioma, religión y otros aspectos culturales facilitaron su integración y disminuyeron la añoranza del punto de origen.

También en el regreso influyen, de manera notable, las políticas estatales. Tanto en Europa, como en América no se pone trabas al regreso de los emigrantes. Incluso se puede llegar a fomentar este regreso de manera indirecta. Por ejemplo, para el caso europeo. el regreso de 10s emigrantes supone un cierto alivio del gasto en servicios sociales. No obstante, algunos de los emigrantes retornados no se dan de baja en los consulados para mantener las garantías como habitantes de esos países europeos.

En España también se ha diseñado una serie de medidas para los retornados,15 medidas que incluyen una serie de ayudas econ6micas: prestación de desempleo, subsidio de desempleo, renta activa de inserción (RAI), ayudas a1 autoempleo a partir de la concesi6n de microcréditos, ayudas a los gastos derivados del retorno, etc. Sin embargo, en ninguna de las entrevistas los retornados hacen referencia a estas ayudas como elementos determinantes para su regreso; incluso. práctica- mente la mitad de ellos desconocía este tipo de ayudas.

En resumen, los factores más importantes que explican el retorno de los emigrantes andaluces en Bélgica son -en las décadas de los setenta y ochenta- los factores económicos y las redes sociales y familiares. En la actualidad influye también la jubilación.

Por su parte, el retorno de los emigrantes andaluces desde la Argentina es muy reciente, y se explica mejor a partir de factores del contexto, algo que supera las decisiones de planificación migratoria: inestabilidad económica, social y política.

Ahora bien, ¿cuál es la explicación para que muchos emigrantes andaluces no hayan retomado, ni piensen retornar? Los motivos sobre la permanencia en los países de emigración son múltiples y de diverso calado, pues actúan factores individuales muy particulares. Resaltamos aquí los que mis se han repetido en las entrevistas.

El primero de ellos son los hijos o los nietos. Los migrantes anteponen el futuro de sus hijos o la proximidad a ellos, a las ganas de volver. Hay razones por las que los padres consideran que el futuro del niño es más próspero en el país de acogida, sobre todo respecto a1 tema de la educación, conocimientos de idiomas y mejores salidas laborales (Djajic 2000), particularmente en el caso belga. Por otro lado, el matrimonio de alguno de sus hijos con extranjeros y su permanencia definitiva provoca que los padres también se queden para siempre.

La integración social total en el país receptor, la identificación con el lugar, el conocimiento del idioma y otros indicadores generan un grado de satisfacción que puede dificultar el retorno a1 lugar de origen, porque este exige readaptarse a las costumbres locales (Garmendia 1981). No hay que olvidar que la emigración provoca cambios en los valores y actitudes, tanto en los aspectos domésticos como familiares o de mentalidad, entre otros. Esta dificultad se hace más patente en los emigrantes que tratan de retornar de América, pues su contactó con España es menos frecuente que el de quienes migraron a lugares más cercanos. Por lo tanto, su readaptación es muy costosa y constituye un freno para la vuelta. Esta situación se agrava mis para la segunda y tercera generaciones, para las que el retorno casi se convierte en un mito. Estos hijos de emigrantes españoles en algunos casos observan, entienden y reproducen lo andaluz a partir de sus aspectos folclóricos, culinarios, festivos, entre otros, como elementos tradicionales de la cultura de origen de sus abuelos; pero otra cosa es su inserción vital en un contexto en el que la realidad supera con creces los aspectos 1údico-festivos y en el que el riesgo que se correría con una integración es elevado.

Para el caso argentino destaca también la lejanía de Andalucía y el hecho de que la decisión de emigrar fue definitiva. En todos los casos, la vinculación con España no iba mucho mis allí de la añoranza, puesto que ni las remesas, ni los proyectos de retorno han sido muy frecuentes. Estos emigrantes han invertido todos sus ahorros en destino; ahora, para volver tendrían que venderlo todo y empezar de nuevo con un capital muy devaluado. A ello se añade que perderían su red de relaciones en el país que dejan para retornar a uno donde los vínculos se han debilitado. De hecho, para estos migrantes las únicas redes que funcionan son las de los otros retornantes.

CONCLUSIONES

En el marco de las migraciones internacionales el retorno es un fenómeno que en la actualidad está recibiendo poca atención desde el punto de vista científico, a pesar de ser importante tanto por el número de retornantes como por las situaciones que generan En este trabajo, con los datos obtenidos, se muestra que el retorno es un movimiento complejo, imposible de circunscribir aun solo aspecto o teoría. La decisión de volver a migrar es multicausal: en ella intervienen factores de carácter individual. familiar y contextual. Esta combinación de elementos explica las diferencias y similitudes en el retorno de los emigrantes españoles a Andalucía procedentes de Europa -tomando como ejemplo Bélgica- y América -tornando como caso la Argentina-.

Los emigrantes que estuvieron en Bélgica han experimentado fundamentalmente una migración circular con una clara intención de retorno, basada, sobre todo, en los ingresos obtenidos o, lo que es igual, en la consecución o no de los objetivos previstos. Este último caso -cuando no se consiguieron los objetivos- conlleva el regreso a otro lugar al de partida, normalmente a capitales de provincia. No obstante, en la actualidad el retorno desde Bélgica corresponde al de jubilados que dejan a sus hijos allí y declaran volver en determinados periodos, aunque su residencia principal continúa siendo Andalucía. En cuanto a la variable género vuelven tanto hombres como mujeres.

El caso del retorno desde la Argentina presenta particularidades, tanto por los motivos que lo impulsan, como por las características de estos migrantes. En primer lugar, retornan sobre todo los hijos de los emigrantes andaluces. En segundo lugar, dado que el proyecto migratorio inicial tenia un carácter definitivo, han sido los factores contextuales -declive econ6mico y falta de expectativas- los que han provocado el retorno. En tercer lugar, en el regreso de esta población, el capital social ha jugado un papel menor. La falta de contactos duraderos y el desconocimiento del lugar ha provocado en estas personas mayores problemas de integración socioeconómica.

A pesar de todo esto, la migración de retorno se ha convertido, en ambos casos, en una nueva migración, entendida como el proceso en el que aparecen múltiples inquietudes, expectativas y miedos, tal y como ocurrió en su primer movimiento migratorio. De forma similar, existe una importante coincidencia en los motivos del no retorno de las dos zonas: la presencia de familia en destino –hijos y nietos- y los intereses económicos ya forjados allí se confirman como los principales frenos para el regreso.

1 Portes (2004) hace un repaso sobre el estado de la cuestión de los estudios migratorios internacionales.

2 Bohning (1984: 147) estima que <<más de dos tercios de los obreros extranjeros que admitié la Republica Federal Alemana y más de cuatro quintos en el caso de Suiza, han vuelto>>. Resultados similares ofrece Glytsos (1988) o Dustmann (1996) para otros países europeos. Jasso y Rosen-zweig (1982) sostienen que aproximadamente un tercio de los inmigrantes legales llegados a Estados Unidos retomaron en los sesenta.

3 Entre los estudios que abordan el análisis de las migraciones de retorno en España destacan: Marsal(1969); Botey (1981); Castillo (1981); Pérez (1984); Cazorla (1989); Barrientos y otros (1993); Barberá (1995); Álvarez (1997); Labraga y García(1997); Delgado y Ascanio (1998); Bayón (2002); Rodríguez y otros (2003); Checa, López y Castillo (2003).

4 De Miguel, Moral e lzquierdo (1986) diferencian entre <<emigrantes oriundos>>-nacidos en otro país pero vinculados familiarmente a españoles que emigraron- y <<emigradosn>> -nacidos en España-. A veces sena preciso aplicar una distinción similar al referirnos a los retomados.

5 Las deficiencias que hacen impreciso al término provocan, a su vez, efectos negativos en su estudio. Por ello, gran parte de las investigaciones resaltan la dificultad para contrastar las hipótesis, sobre todo, cuando se plantea que el proyecto migratorio fmaliza con el retorno.

6 En Petersen (1968), Pascual (1983) y Castillo (1997) se abordan más problemas con respecto a1 concepto de migración de retorno.

7 Las migraciones internacionales de retorno que más bibliografía han generado son las mexicanas desde los Estados Unidos.

8 Como recoge Cazorla (1989: 26) se presentan grandes incongruencias en las estimaciones realizadas por algunos autores. Si Martín (1981) estima que el periodo de 1962- 1975 fueron 950 mil personas las que retomaron, Mancho (1978), para el mismo periodo, reduce la anterior cifra a 469.394.

9 Como adelantarnos, los datos sobre migraciones de retorno deben ser leídos y analizados con todas las limitaciones que presentan.

10 Solamente los años 1991 y 1993 rompieron dicha tendencia.

11 De los 47.788 retomados españoles en el año 2001, más de la mitad proceden de Latinoamérica. Esto superó por primera vez al retomo europeo. 

12 En la actualidad, la comunidad autónoma andaluza es la tercera en cuanto al número de retornos anuales, detrás de Galicia y de Madrid.

13 Por cuestiones de espacio, es imposible ilustrar el texto con los testimonies de los protagonistas.

14 En este caso, casi la totalidad de nuestros entrevistados eran hijos de emigrantes españoles, por lo que no son retornados, propiamente hablando.

15 Para cada caso se requieren una serie de condiciones, pero todas tienen algo en común: se exige al beneficiario ser emigrante con la baja consular y no haber pasado mis de dos años desde su retorno. Una vez superado este tiempo los emigrantes no se consideran retornados y no tienen acceso a ninguna de estas ayudas.

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