El libro Negros devenires: siguiendo a las trayectorias de las negritudes materiales en Bolivia, es resultado del encuentro entre el autor, Reyes Escate, un antropólogo afroperuano, y la comunidad afroboliviana de la Tocaña. El estilo etnográfico del autor es sensible y revela el compromiso ontológico que trasciende la escritura con fundamentos de una antropología que se orienta por su conexión con la naturaleza de la realidad y de la existencia. La narrativa que guía el libro es constituida por el autor y sus amigos, los actores sociales de la Tocaña, quienes se dispusieron a enseñarle sobre negritud. El autor se posiciona no solo en términos ideológicos, sino sobre todo corporal y materialmente.
El objetivo del libro es analizar, con base en los tipos de conocimiento nombrados en el contexto de una episteme moderna occidental, como empírico y científico, la construcción de la negritud en la comunidad boliviana que investigó por medio del análisis de sus ontologías. La obra exige del lector un conjunto de reflexiones generadas a partir de los cuerpos negros y los flujos de negritudes, atravesados por los caminos recorridos y narrados por el autor, además de proponer un estudio de «reflexibilidad extrospectiva» que sigue las pistas de una vida al interior de los recorridos de Reyes Escalante entre Perú, Bolivia y Brasil, además de los encuentros con las personas que se cruzaron en su camino durante la investigación.
Al emprender una movilidad geográfica para realizar su investigación de campo, Reyes Escate aprehende una larga jornada personal, en la que anda poco a poco, ya sea desvelando su pasado, ya sea (re)conectándose con su historia. «[…] tenemos, delante de nosotros, reminiscencias y fragmentos de sentimientos vivos que imprimieron sus marcas de discriminación racial cotidiana en el alma de un joven antropólogo aprendiz» (Steil, 2018, p. 12). Entendemos discriminación como aquellos actos que refuerzan y reproducen las desigualdades raciales y étnicas de la estructura social. El racismo es patentado a través de la discriminación racial estructurada, constituyéndose como un proceso por el cual las circunstancias de privilegios se difunden entre los grupos raciales y se manifiestan por los espacios económicos políticos e institucionales.
¿Pero qué significan la negritud e identidad para las masas populares y movimientos sociales negros en las sociedades contemporáneas? El autor sugiere que en este rastreo de flujos de negritudes, estas y los cuerpos negros a los que seguía se encontraban más próximos de sí de lo que suponía, pero exigía esfuerzos «para realmente verlos no debía posicionarme como un antropólogo o etnógrafo constituido, sino como un aprendiz de etnógrafo, sin ataduras» (Reyes Escate, 2018, p. 19).
El libro está dividido en tres capítulos y un apartado de consideraciones finales. El primero, «Comenzando a seguir los flujos de negritudes materiales», explora por medio de rutas personales el campo de investigación. De ese modo, introduce al lector en la visión objetiva que extrajo del contexto histórico-espacial en el cual se encuentra; anuncia un proceso de cambio de percepción con relación al ambiente en el que se encontraba y al locus enunciativo como antropólogo, así como cuestiona sobre la posicionalidad de locus enunciativo del investigador.
Nos llamó la atención en este capítulo la mención hecha por el autor a Frantz Fanon: «¡Negro sucio!», o simplemente: «¡Mira, un negro!». «Llegué al mundo pretendiendo descubrir un sentido en las cosas; mi alma llena de deseo de estar en el origen del mundo y he aquí descubriéndome como objeto en medio de otros objetos» (Fanon, 2008, p. 103). A raíz de Frantz Fanon, el autor atraviesa estas conmociones y busca alternativas para comprender el mundo y los procesos de colonización.
En el segundo capítulo, «Llegando a la tierra fértil: las negritudes materiales y la construcción de la Tocaña, los yungas y África como más que simples espacios-lugares», Reyes Escate (2018, p. 69) comparte la visión de la comunidad de la Tocaña «entendida como un espacio y/o un lugar, el cual es entendido como un producto no acabado del seguimiento de las negritudes materiales» (p. 69). El autor explora su proceso de interacción, analiza y ahonda sobre África, y discute sobre el concepto de pertenencia con relación al concepto de lugar y cuestiona: ¿será que hay una tensión muy local, nacional o global donde es que todo esto encaja? Es un ejercicio difícil.
En el tercer capítulo, «Hablando sobre raza, negritudes y afrobolivianidades», Reyes Escate avanza sobre la discusión de negritud y hace cuestionamientos, como, por ejemplo: «¿Pero qué es un negro? ¿Yo soy negro? ¿Cómo es ser negro en la Tocaña? ¿Existe solo una manera de ser negro?». El autor analiza la construcción de la noción de negritud para los tocañeros, examinando la formación de los flujos de negritudes materiales por medio de la subversión del proceso de inversión y la negritud como un punto de confluencia de varios flujos de materiales. Las narrativas de Reyes Escate nos remiten nuevamente a Frantz Fanon: «La evidencia estaba allá, implacable. Mi negritud era densa e indiscutible. Ella me atormentaba, me perseguía, me perturbaba, me exasperaba» (Fanon, 2008, p. 109).
En sus consideraciones finales, Reyes Escate se despide de la comunidad viviendo intensamente el pasado presente. Los flujos de los aprendizajes experimentados por el autor pueden ser entendidos en sus caminos múltiples y solo podrán ser comprendidos en sus contextos. El autor nos revela que deja la comunidad con la piel de su cuerpo más oscura del cuando llegó: «Caí en cuenta que el color de mi piel era más oscura, como cuando yo era niño». Y finaliza: «Ser un negro tocañero, más que un individuo, significa ser un punto de encuentro, un rizoma. Un lugar donde muchas cosas acontecen y se relacionan atrás y enfrente de la piel oscura» (Reyes Escate, 2018, p. 163). La adultez del autor refleja un proceso de maduración, nostalgia y (re)conexión con la negritud.
Después de la lectura del libro, algunos cuestionamientos se me suscitaron: ¿será que el autor se (re)encontró con la historia de un chico peruano que carga en su cuerpo con varias etnias? ¿Será que el autor consiguió hacerse de una identidad perenne?
Sin embargo, en este libro, creativo y sensible, las experiencias compartidas en el campo por Reyes Escate se encontraron con este lector y suscitaron transformaciones.