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Anthropologica

versión impresa ISSN 0254-9212

Anthropologica vol.40 no.49 Lima jul./dic. 2022  Epub 27-Feb-2023

http://dx.doi.org/10.18800/anthropologica.202202.009 

Masculinidades en el Perú y América Latina

Masculinidades queer y colitud: experiencias de varones chilenos en el contexto neoliberal

Queer masculinities and colitud: experiences of Chilean men in the ­neoliberal context

Rodrigo Azócar González1  2 
http://orcid.org/0000-0002-7599-2812

1Universidad Católica del Norte - Chile, rodrigo.azocar@uautonoma.cl

2Universidad de Chile - Chile

Resumen

El modelo de sociedad neoliberal, de plena vigencia, pero profundamente cuestionado en Chile, pone en permanente tensión la configuración conservadora de una sociedad estructurada bajo una profunda raíz misógina y patriarcal, frente a la emergencia y posicionamiento de las diversidades sexo genéricas como sujetes políticos incidentes en un contexto social que se reorganiza. La visibilización de las experiencias de construcción de las masculinidades queer se expresa en los relatos de varones nacidos postdictadura y permite analizar las dimensiones y alcances del proyecto neoliberal en la configuración identitaria de les sujetes organizadas bajo una colitud que reconoce el valor de lo marginal y excluido bajo este contexto ideológico, y ayudará a comprender los contextos disidentes, las demandas comunitarias por el reconocimiento, la organización crítica de la diferencia y la profundización de los cuestionamientos producidos por los contextos de inequidad, desigualdad, dominación y subordinación que promueven los valores neoliberales.

Palabras clave: masculinidades queer; colitud; neoliberalismo; postdictadura; Chile

Abstract

The neoliberal model of society, in full force but deeply questioned in Chile, puts in permanent tension the conservative configuration of a society structured under a deep misogynist and patriarchal root, facing the emergence and positioning of gender diversity as incident political subjects in a social context that is reorganized. The visibilization of the experiences of construction of queer masculinities is expressed in the stories of men born after the dictatorship and allow us to analyze the dimensions and scope of the neoliberal project in the identity configuration of the subjects organized under a colitud that recognizes the value of the marginal and excluded under this ideological context, will help to understand the dissident contexts, the community demands for recognition, the critical organization of difference and the deepening of the questions produced by the contexts of inequity, inequality, domination and subordination promoted by neoliberal values.

Keywords: queer masculinities; colitud; neoliberalism; post-dictatorship; Chile

ALGUNAS IDEAS ORGANIZADAS A MODO DE CONTEXTO

Las reflexiones contenidas en este escrito son producto de cuestionamientos que surgen de la lectura final de la investigación de largo alcance presentada al programa de doctorado en Estudios Interdisciplinares de Género de la Universidad de Huelva y que se tradujo en la defensa de la tesis doctoral «Masculinidades no hegemónicas en el Chile postdictadura» (Azócar, 2021), desde donde tomo áreas de análisis que no fueron desarrolladas en extenso en la citada investigación y que considero relevante profundizar y considerar.

Uno de los elementos emergentes del trabajo que a continuación se presenta tiene relación con el estrecho vínculo observado en las construcciones narrativas que realizan varones que se identifican desde una masculinidad queer (en su gran mayoría utilizan la denominación gay) y los elementos históricos, culturales, sociales, políticos e identitarios subyacentes que dan soporte a esta identificación fuertemente ligada a los contextos marica/queer (Sutherland, 2009; Vidarte, 2010). Bajo esta descripción, surge con especial relevancia el cruce que los entrevistados enuncian en torno al contexto sociohistórico y sus trayectorias vitales, especialmente desde marcadores sociales de diferencia (Pelucio, 2011) que dan cuenta de la relevancia que toman algunos valores neoliberales en las relaciones sociales y que fundamentan la conformación de una nueva sociedad concebida desde el régimen totalitario chileno iniciado el 11 de septiembre de 1973.

Ad portas de conmemorarse cincuenta años de este golpe militar que derroca al gobierno de la Unidad Popular liderado por el socialista Salvador Allende y marca el inicio de un crudo proceso de transformación de las estructuras y agencia (Giddens, 2015) de un pueblo que posteriormente será sometido a casi dos décadas de terror y miedo, considero pertinente incorporar elementos que permitan profundizar en aquellas reflexiones complejas que colaboran en la comprensión de las tensiones que conforman las masculinidades queer contemporáneas, fundamentadas en los procesos de transformación que ha vivido esta sociedad y la relevancia de aquellos hechos descritos que van a repercutir en las construcciones hegemónicas de las subjetividades diversas.

En este sentido, reconocer la relación entre los contextos sociohistóricos y las subjetividades ―especialmente en aquellas que se encuentran en una posición subalterna― nos permite adentrarnos en un campo donde la memoria social (Calise, 2011) que ha sido construida con las experiencias y trayectorias de los sujetos, se constituye en un cuerpo de relaciones culturales que incorpora aquellos devenires, en la medida en que las identidades que se han conformado en este proceso se reafirman constantemente a través de procesos semánticos e interactivos de reafirmación o invalidación, reconfigurando las realidades como consecuencia de la intensificación de aquellas interacciones comunicativas.

Las subjetividades subalternas desde donde se configuran aquellas masculinidades queer en el contexto postdictadura chileno, serán comprendidas en la medida que el proceso de instalación de la ideología neoliberal promovida por la administración dictatorial se hace evidente y sus consecuencias claramente identificables en aquella generación de sujetos nacidos con el advenimiento de los gobiernos democráticos (desde 1990 en adelante), que han vivido en su propio proceso de construcción como persona las dificultades de la constitución identitaria desde una posición de cuestionamiento y disidencia a los procesos homogeneizadores del neoliberalismo.

El modelo neoliberal de sociedad sigue plenamente vigente en el país, a pesar de los cuestionamientos que han redundado en diferentes movimientos sociales de denuncia y demanda por transformaciones, representados con mayor claridad en el proceso llamado estallido social (Garcés Durán, 2020; Martuccelli, 2021; Mayol, 2019) iniciado en octubre de 2019 y que ha llevado al país a la generación de espacios de reflexión y transformación vertiginoso, especialmente visible en las acciones tendientes a reemplazar la constitución política de 1980, impuesta ilegítimamente por la dictadura (Atria, 2013), como claro reflejo de una mirada de sociedad constituida desde los principios más profundos del capitalismo. Esta trayectoria no está ajena a la influencia de los conservadurismos dominantes (Candina et al., 2005) y las complejidades que resultan del choque entre proyectos de país distintos. Estos procesos se siguen revelando con sus propias contradicciones, donde resulta especialmente interesante el resultado del plebiscito del 4 de septiembre de 2022 donde, por amplio margen, se rechaza la propuesta de una nueva Constitución Política que emanó de la Convención Constitucional elegida democráticamente para esta tarea.

En la producción identitaria de la diversidad sexual en Chile, la lucha contra la dictadura significó una oportunidad de visibilización de estas realidades (Robles, 2008), así como un espacio de lucha política y social por el reconocimiento en el marco de un proceso de marcada violencia e irrespeto por los derechos humanos. Los movimientos feministas (Nijensohn, 2022; Comandini, 2021) colaboraron fuertemente con la organización social, especialmente desde los espacios territoriales barriales, en la tarea de derrotar al régimen militar, visibilizando la relevancia y significación de la mujer en la constitución social del país y denunciando las condiciones de opresión y creciente inequidad. En ese contexto, la incorporación y presencia de los movimientos de visibilización homosexual tomaron mayor relevancia gracias al trabajo de las organizaciones feministas y lésbicas que se atrevieron a poner en la palestra los problemas de género en el país, situación que décadas más tarde ―especialmente con los gobiernos de Michelle Bachelet―, generarían aún mayor visibilidad y respuesta desde las políticas públicas al combate de las desigualdades con base en el género (Haas, 2011). Como se indica, un elemento importante de destacar tiene relación con la desigual connotación pública y relevancia que obtuvieron los movimientos de visibilización y reivindicación gay, especialmente terminada la dictadura. En un primer período, el trabajo de mujeres feministas organizadas fue esencial en el proceso de denuncia de las violaciones sistemáticas a los derechos humanos que también afectaban a disidencias sexuales, donde las demandas en torno a las desigualdades de género toman un carácter formal y aún más político con la conformación del colectivo Ayuquelén (Contardo, 2011) en 1984, lo que repercute fuertemente en la organización social de las disidencias sexuales. Colectivos y organizaciones feministas se vinculan con la incipiente organización de varones homosexuales que denuncian discriminación y exclusión histórica. Con la recuperación de la democracia (1990), la epidemia del VIH/SIDA (Donoso y Robles, 2015) y la urgencia sociosanitaria que ello representó, fue posible observar una profundización de la estigmatización hacia expresiones de diversidad sexual, repercutiendo en una mayor visibilización y presencia pública, pero desde el estigma. La creación de organizaciones como la Corporación Chilena de Prevención del SIDA, MOVILH, CES, CIMUSEX, CIHOM, entre otras (Guajardo, 2000) representa la relevancia y urgencia de la visibilización, así como la comprensión androcéntrica de las reivindicaciones de la opinión pública, al asociar diversidad sexual con aquella generalizada desde la comprensión masculina. Siguiendo la descripción que realizan Garrido y Barrientos (2008), el escenario de las organizaciones de la diversidad sexual desde la década de 1990 se caracteriza por los conflictos marcados por la diversificación de intereses y multiplicidad de comprensiones de la cuestión disidente. Se generan espacios performáticos donde los debates en torno a la homosexualidad también sufren las consecuencias de estereotipos y miradas segregadoras, incluso en el ámbito interno de las propias organizaciones.

Los primeros registros en torno a manifestaciones u organizaciones sociales referidas a la diversidad sexual (casi exclusivamente masculina) corresponden al 22 de abril de 1973, a través de una protesta en la Plaza de Armas de Santiago por un grupo reducido de personas (Biblioteca Nacional de Chile, 2021). El tratamiento de la prensa sobre este evento, a través de titulares abiertamente ofensivos y denigrantes para con los manifestantes, da cuenta de una sociedad que observa la diferencia sexual desde la patología y el estigma, lo que repercutirá en el constante cuestionamiento ético y valórico, y también en la criminalización. En 1999, tras un largo trabajo de las organizaciones LGBTIQ+, la sodomía deja de ser considerada delito en Chile, como lo consagraba el Código Penal en su artículo 365, vigente desde 1875 (Valenzuela, 2020), lo que avaló que los hombres homosexuales fuesen considerados criminales, a diferencia de la sodomía femenina, donde no había mayor interés de perseguir y castigar (Contardo, 2011). Ya en este siglo, otros cuerpos legales han venido a reparar o equiparar derechos que han sido vulnerados a la diversidad sexual. Algunos de los más relevantes han sido la Ley 20.609 de 2012 (Ley Antidiscriminación o Ley Zamudio), la Ley 20.830 de 2015 (Ley Acuerdo Unión Civil) y la Ley 21.400 de 2021, que consagra el matrimonio igualitario en el país (Pérez y López, 2021).

MASCULINIDADES QUEER Y EL NEOLIBERALISMO CHILENO. HACIA EL CONCEPTO DE COLITUD

La dictadura cívico-militar (1973-1990) establece las bases e impone el modelo ideológico neoliberal caracterizado por promesas de bienestar y progreso económico a través de un modelo capitalista. Esta transformación no solo significó un cambio en las reglas económicas, sino que transformó la sociedad desde la valoración de les sujetos en función de su participación en el mercado. Tal como plantea Dorn (2021), las bases del modelo están centradas en la plutocracia, que redundan en el cuestionamiento y desvalorización de lo comunitario, con profundos sentimientos de aporofobia (Cortina, 2017) y segregación a las diferencias.

Wendy Brown comprenderá las dimensiones del proyecto neoliberal como:

Un modo distintivo de razón, de producción de sujetos, una conducta de la conducta y un esquema de valoración. Da nombre a una reacción económica y política específica contra el keynesianismo y el socialismo democrático, así como también a la práctica más generalizada de economizar esferas y actividades que hasta entonces estaban restringidas por otras tablas de valor (2017, p. 19).

El proyecto de sociedad con base en el neoliberalismo que se introduce en Chile con la dictadura militar no solo está vinculado con la incorporación de transformaciones radicales en el ámbito de lo económico, sino también en la transformación de la agencia establecida en los sujetos y que viene a reconfigurar los valores sociales que van a ser el sustento y estructura desde donde se construyen los proyectos de vida de las personas. Este proceso, que nace con la contrarrevolución capitalista (Ramírez, 2022) establecida como estrategia de oposición al modelo de sociedad que intentó implementar el gobierno de la Unidad Popular de Salvador Allende, lo que permite es su rápida incorporación a la sociedad local con el apoyo explícito de Milton Friedman (Montes, 2016) ―el principal ideólogo del neoliberalismo norteamericano―, reflejando el interés por las condiciones que se estaban dando en el país y que permitirían el establecimiento de las condiciones básicas para la instalación del modelo ideológico mediante las estrategias de shock económico, social y político (Klein, 2012).

Las inequidades producidas por el modelo han repercutido fuertemente en la sociedad actual, como demuestran las crisis que en la última década ha protagonizado el pueblo chileno, especialmente aquella denominada como estallido social (Akram, 2021) de octubre de 2019 y que ha llevado a la concreción de la redacción, a través del mecanismo democrático de la Convención Constitucional, de una propuesta nueva de Constitución política.

La herencia de esta sociedad moldeada entre fusiles, violaciones a los derechos humanos y represión, está íntimamente vinculada con la configuración de aquellas subjetividades que se encuentran históricamente excluidas, especialmente por el carácter conservador que representó el período dictatorial, por lo que ese proyecto ideológico totalitario ha permeado todos los ámbitos de la cotidianidad. Aquellas subjetividades que se reconocen fuera de la norma hegemónica patriarcal-neoliberal están fundadas en la profunda valoración de los contextos históricos, sociales, económicos y culturales, luchando permanentemente por ser reconocidas desde una posición que rompa con los binarismos que promueven las visiones conservadoras de sociedad. Esta amplitud hacia el reconocimiento de las diversidades está en relación con la posición de subalternidad desde donde son comprendidas, por tanto, reconociendo que hay una estructura desigual que valora ciertas subjetividades por sobre otras, condiciones que promueven la exclusión, discriminación y segregación.

Las masculinidades tradicionales solo existen en la medida que se entienden como oposición a lo femenino (Connell, 2015), por lo que una primera aproximación al concepto nos obliga a comprender que todo aquello que no tiene las características que han sido asignadas social y culturalmente al comportamiento de las mujeres es lo «masculino». Definir las masculinidades en el complejo contexto actual es una tarea que presenta una serie de problemas. Uno de los más relevantes tiene relación con la amplitud de posibilidades que podría presentar aquella construcción de lo masculino, en especial al comprender la construcción cultural del concepto (como también la idea de género) y las transformaciones que se van presentando en la medida que el rol del hombre en la sociedad actual también va cambiando.

Es evidente que lo que se entendía por hombre hace décadas, hoy puede estar en completa obsolescencia. Los hombres hemos aprendido a relacionarnos con nuestras emociones, a reconocernos como sujetos necesitados de cuidados (Brito, Basualto, Azócar y Flores, 2021), así como a aprender a desmontar las estructuras que soportan el privilegio como principal rasgo de la condición masculina (Madrid, Valdés y Celedón, 2020). Pero los rasgos más característicos persisten y se resisten a desaparecer. Estos condicionantes son los que nos ayudarán a comprender la relevancia de la oposición de lo masculino con lo femenino o todas aquellas subjetividades feminizadas y, por tanto, desvaloradas o degradadas en nuestra sociedad. En esta última clasificación podrían ubicarse aquellas versiones de masculinidad que se alejan del modelo hegemónico patriarcal tradicional que promueve el modelo neoliberal.

Al ser el género una forma de organización social (Lamas, 2018), aquellas subjetividades que se construyen desde las concepciones menos valoradas van a representar, por tanto, condiciones de marginalidad y exclusión permanente, en la medida que aquellas valoraciones negativas sigan siendo válidas social y culturalmente.

Con lo anterior, considero relevante profundizar sobre las construcciones narrativas que dan cuenta de las representaciones de varones nacidos en el período posdictadura (desde 1990) y que se identifican desde masculinidades queer vinculadas con un análisis interseccional que permita vislumbrar aquellas condiciones de opresión, subalternidad y discriminación, propias del modelo neoliberal imperante.

La perspectiva interseccional (Espinoza-Tapia, 2015) está en relación con una mirada transdisciplinar de la realidad que da cuenta de la complejidad del contexto sociocultural actual, especialmente desde la perspectiva identitaria y la organización de las inequidades bajo un sistema ideológico como el neoliberal. La interseccionalidad cuestiona fuertemente la diferenciación social en función de marcadores como la raza, clase, género, edad, orientación sexual, entre otros, visibilizando las condiciones de dominación que le subyacen (Platero, 2012).

Siguiendo las reflexiones que plantea Jeffrey Weeks (1998) en torno a la construcción social de la sexualidad, los mecanismos de dominación y subordinación que operan en el proceso de definición de las sexualidades están en relación con las etiquetas que se operacionalizan desde el análisis interseccional. En América Latina y especialmente Chile, la clase social constituye un factor de relevancia en la tarea de diferenciación social (Astudillo, 2015), constituyéndose en un marcador de prestigio y pertenencia para las subjetividades en los contextos de alta inequidad y desigualdad propios de esta zona del mundo. En Chile, la conformación de la diversidad sexual también se ve afectada por estas configuraciones y se refleja en las descripciones cotidianas que se realizan en las interacciones locales, marcando la condición de clase social como central. Es así como un hombre homosexual de clase alta no tiene la misma connotación social que uno de clase obrera y su valoración social da cuenta de ello. Ser Gay no tiene la misma relevancia que ser Cola, Maricón, Fleto:

En el caso chileno, en particular, es común encontrar historias de vida de sujetos que viven su diferencia sexual y se identifican como homosexuales en función de la denominación que se les otorga dada su posición o clase sociales. Ser gay no es lo mismo que ser cola. Esto quiere decir que la etiqueta que se me asociará por la orientación sexual estará definida por las redes de relaciones que establezco desde un lugar de privilegio (gay) o de vulnerabilidad (cola) (Azócar, 2021, p. 82).

Por tanto, los contextos de vulnerabilidad social determinan la participación e inserción social potencial del sujeto en un contexto de diversidad sexual.

El concepto de cola va a tomar mayor fuerza en la medida que la identificación con los contextos de vulnerabilidad y exclusión social que progresivamente se van presentando en el país y desde donde se producirán aquellas subjetividades disidentes comprometidas con su contexto social se relaciona con los procesos de violenta represión con que la dictadura intentará mantener el miedo en la población, dadas las crecientes manifestaciones de descontento que se irán produciendo en los territorios más vulnerables del país, en la medida en que avanza en régimen. Aquel varón homosexual proveniente de las poblaciones más empobrecidas del país se encontrará en un proceso de permanente exclusión y denigración que se verá reflejado en la idea de aquel marica que con su sola presencia hará frente a los estereotipos de la masculinidad hegemónica, desnaturalizándola a través de una performatividad marginal que refleja una subjetividad queer en el contexto chileno. Esta construcción de la colitud va a desafiar estas estructuras y normas sociales del orden capitalista, neoliberal, profundamente clasista y especialmente falocéntrico.

Abordar las dimensiones de la colitud en la representación de las masculinidades que se salen de norma hegemónica y profundizan la evidencia de otras formas de vivir lo masculino y la disidencia, permite identificar que esta se caracterizará principalmente por una práctica performática que incorpora elementos asociados culturalmente a la feminidad y su intersección con la clase social. Es decir, esta colitud será ejercida por aquel marica marginalizado, consciente de su condición de exclusión y su papel político en la visibilización de las diferencias.

La profusa obra del escritor y activista Pedro Lemebel (1952-2015) representa una fuente indiscutida de reflexión y vilsibilización del marica marginal que surge desde los suburbios urbanos y es consciente de su posición subalterna en el contexto neoliberal. Las crónicas de Lemebel han colaborado con la valoración de aquellas estrategias contrahegemónicas que, desde las potenciales precariedades, buscan desestimar la heteronormatividad característica de nuestras sociedades latinoamericanas.

En su obra, la colitud está presente y valorada como una estrategia de resistencia hacia la opresión del régimen dictadorial, que con la llegada de la democracia se transformará en la denuncia permanente de la hipocresía de la diversidad sexual sin un compromiso social y político que le sostenga. En una de sus últimas obras previas a su fallecimiento, Háblame de amores (Lemebel, 2012) se traduce en una serie de crónicas que actualizan a este cola ochentero y lo ubican en el contexto democrático y neoliberal de las últimas décadas, remarcando las dificultades de una militancia sexogenérica que cuestione permanentemente la estructura heteropatriarcal de la sociedad chilena actual.

ALGUNOS ELEMENTOS METODOLÓGICOS

Teniendo como base la metodología cualitativa desarrollada (Ruiz, 2012), la investigación que sustenta este artículo tuvo como objetivo general el analizar los elementos constitutivos de las masculinidades no hegemónicas en sujetos nacidos en el período posdictadura.

Como objetivos específicos se indica el describir las vinculaciones en torno a la construcción de masculinidades no hegemónicas, diversidad sexual y el contexto neoliberal que han vivenciado sujetos nacidos en el período postdictadura. Junto con ello, el interpretar las representaciones en torno al neoliberalismo y la construcción de subjetividades masculinas no hegemónicas de sujetos nacidos en el período postdictadura.

Entre los años 2018 y 2020, desarrollé trece entrevistas semiestructuradas telefónicas con varones que se identifican desde una masculinidad queer (Mérida, 2016; Núñez, 2017; List, 2004) residentes en los principales centros urbanos del país (Región Metropolitana, Región de Valparaíso, Región del BioBío). El guion de la entrevista se centró en dos áreas temáticas. La primera, referida a explorar las experiencias y reflexiones que vinculan con el período postdictadura y la construcción de masculinidades; la segunda, en torno a sus experiencias vitales sobre lo masculino. Desde lo propuesto por la fenomenología queer (Ahmed, 2019), reconozco la construcción espacial de las relaciones, por lo que lo queer reorganiza los vínculos desde posiciones no tradicionales, reconociendo aquello desviado como objeto de investigación. Los trece entrevistados fueron reclutados a través del muestreo opinático (Ruiz, 2012), lo que implicó criterios de pertinencia y atingencia a través de personas que habían aceptado previamente participar del proceso. Se distribuyeron entre los 20 y 25 años al momento de efectuada la entrevista, las que tuvieron una duración promedio de 65 minutos de duración y fueron registradas a través del software QuikTime player, que fue vinculado con el teléfono móvil desde donde se contactó a los sujetos. Los registros de las grabaciones están alojados en una carpeta virtual de acceso restringido. Las transcripciones de las entrevistas se realizaron en colaboración con la plataforma online OTranscribe y respaldados en la citada carpeta.

En cuanto al análisis de los datos, este artículo da cuenta de dos categorías emergentes denominadas: en primer lugar, el contexto sociocultural y masculinidades queer, para luego desarrollar la colitud e interseccionalidad.

A través de la técnica de Análisis Crítico del Discurso (Pardo, 2007) se abordan los aspectos de la construcción discursiva identitaria en relación con las tensiones presentes en el contexto sociocultural descrito. Se utilizó accesoriamente el software Quirkos para la organización de las categorías y manejo de las unidades de análisis.

Sobre los resguardos éticos de la investigación, se desarrolló una estrategia de información a los participantes en torno a las dimensiones y condiciones en que se desarrollaría la investigación, los posibles efectos o afectación para quienes aceptaran participar. Como indiqué al inicio, las condiciones para la participación en el estudio estuvieron en relación con la investigación que dio pie a la investigación doctoral citada. En cuanto a la confidencialidad y privacidad de los datos, quienes participaron suscribieron un consentimiento informado autorizando su tratamiento privado. Para salvaguardar la identidad de les participantes, toda referencia específica a tales fue transformada en un código.

RESULTADOS Y ANÁLISIS

La presentación de los resultados y su análisis se estructura en función de las categorías señaladas.

Categoría contexto sociocultural y masculinidades queer

La constitución de las masculinidades queer evidenciada en los discursos de los varones entrevistados se relaciona íntimamente con el momento histórico que viven. El vínculo entre la herencia dictatorial y las consecuencias de una sociedad capitalista neoliberal están presentes en sus discursos de conformación identitaria, como elemento que subyace a las interpretaciones de sus biografías.

Yo creo que el futuro de esto va en un espacio claro del marco legal, la gente puede acceder a más beneficios, pero ahí está donde se mete el mundo económico, porque la homosexualidad ahora se vuelve útil para el mercado, porque, yo creo que el tema del matrimonio homosexual más que una ganancia, una libertad sería que nos estamos volviendo útiles para el mercado. Ahora vamos a poder acceder, claro, nos volvemos consumidores, o sea, ahora en Falabella tu podí seleccionar que querí para novios o novias (entrevistado 11).

La cuestión del mercado como elemento preponderante en la relación neoliberal establecida en la construcción identitaria de estos sujetos resulta ser un factor importante que determina la valoración que realizan de los otros y su potencial de participación en la sociedad. Es así como la construcción colectiva de las identidades se verá influida por estas relaciones mercantilizadas, debido a la relevancia de los liderazgos que tengan mayor presencia en los medios de comunicación como en la valoración de la demanda de mayor respeto por los derechos humanos. Las estrategias que establecen los medios de comunicación ―y en especial aquellos que se posicionan desde plataformas virtuales― plantean una necesidad emergente de análisis crítico del consumo de imágenes y contenidos (Belting, 2007; García-Vera, 2012; Rivera, 2015), en particular en el cuestionamiento a las fuentes de financiamiento, control de los contenidos y concentración de los medios de comunicación en el país (CIPER-Chile, 2021), situación que influye directamente en la construcción y posicionamiento de temas o valoraciones sobre ámbitos que sean de interés para los controladores de los medios de comunicación. La aparición y proliferación de las Fake News (Deutsche Welle, 2022) ―tristemente cotidianas en Chile desde la campaña presidencial de 2021 y con el interés de desprestigiar a la Convención Constitucional entre 2021 y 2022― establecieron la urgencia de reconocimientos de estas estrategias de control que afectan la valoración de ideas, grupos y sujetos a manos de los intereses de grupos de poder.

Yo creo que es más que nada los medios de comunicación, por ejemplo, la programación, lo que es la televisión, la internet, porque ahí está más informada la gente, como que tiende a intentar repetir ciertas cosas que ven o se puedan vivir en otros países […] a nuevas generaciones los han hecho despertar e intentar vivir como ellos quieren su vida, sin reproches, sin la preocupación de otras personas más que nada; eso es lo que ha influenciado mucho (entrevistado 1).

La confianza en las instituciones como la mirada sobre los cambios necesarios para la construcción de una sociedad inclusiva se observa como un desafío complejo de alcanzar y también como resultado de procesos de educación y sensibilización que no siempre están presentes o son prioridad en las instituciones socializadoras. Resultan relevantes las consecuencias de los conservadurismos y su influencia en la sociedad, como también la profundización de los prejuicios hacia las diversidades sexuales.

No creo que haya un cambio tan rápido con los cambios que se han hecho. Me da un poco de susto igual porque, inyectar, o decir: «No, hagamos todo esto, pero primero hagamos todo esto…». Y más encima, siendo supercrítico, la población chilena es vieja, o sea, no, no pega ni junta, entonces como que siempre he dudado efectivamente si Chile va a funcionar así como ellos lo venden. No sé qué van a aprobar ahora, porque ya el matrimonio, o miles de otros temas, como la hueá del aborto, miles de cosas que deberían ser, y que pasan acá en este país siempre, ahora es una hueá, o sea, lo hablamos (en el Congreso), pero salió rechazado. Y eso va a ser siempre (entrevistado 12)

Es interesante vislumbrar cómo los cambios sociales que han ocurrido en los últimos años en Chile, en especial el llamado estallido social y las transformaciones producto de la pandemia por coronavirus iniciada en 2020 y aún presente al momento de redactar este artículo vienen a cambiar radicalmente el escenario en todos los ámbitos de la vida cotidiana como en las relaciones con las instituciones. La mayor participación e involucramiento de los sujetos que se identifican desde masculinidades queer otorgan una oportunidad de avance y relevancia de las diversidades sexuales en el contexto nacional. Aun así, la construcción de los espacios de visibilidad o integración de las diversidades sexogenéricas, especialmente desde la colitud y sus contextos de marginación o segregación hacen aún más complejo el análisis. Es decir, en los contextos actuales, estas reivindicaciones son atomizadas por los criterios neoliberales de una democracia con un fuerte componente capitalista, donde el Estado chileno participa en las necesidades de los sujetos desde una posición asistencialista y tradicionalmente no prioriza los requerimientos de las diversidades. Por tanto, bajo el criterio de la masividad, aquellos colectivos son entendidos como minorías, por tanto, sujetos que pierden la oportunidad de ser prioridad para las escasas políticas públicas que tiendan a promover el respeto e inclusión de las diversidades.

Colitud e interseccionalidad

Las condiciones de exclusión que se van incrementando con la profundización del neoliberalismo y los conservadurismos arraigados en la sociedad chilena se convierten en un aspecto de relevancia para la configuración identitaria de las masculinidades queer, especialmente por la repercusión que tiene la cuestión de la diferencia en la biografía de los entrevistados:

Desde chico igual siempre fui como creando un imaginario super distinto al imaginario que tenían, por ejemplo, el resto de mis compañeros [...], entonces yo siempre fui superlibre, superfluido en cuanto como a las tendencias binarias de género. Nunca me sentí representado por ninguna de las dos, sin embargo, no me molesta que esté biológicamente en cuerpo de hombre, tampoco me interesa intervenirlo, ni nada por el estilo, sino que, para mí es imposible, reconocerme como hombre, bajo todas las características, bajo todos los imaginarios, bajo todo lo sujeto político que significa ser hombre (entrevistado 2).

Soy gay, Cola, no sé, alguna identificación, como uno se puede identificar. Se podría decir que soy hombre dentro de cómo se percibe, no soy para nada masculino, así que no me identifico con esa identidad de hombre (entrevistado 11).

La identificación como proceso personal, pero también colectivo, se nutre de las propias descripciones subjetivas producidas culturalmente, por ello la construcción del cola como sujeto que se reconoce parte de un contexto particular, pertenencia de clase o simplemente reconocimiento de origen que tiene altísima relevancia en el contexto chileno y puede determinar las oportunidades e interacciones potenciales en la vida se constituyen en un aspecto gravitante en la incorporación del sujeto a la calidad de diverso, lo que obliga a pensar como la inclusión o diversidad pueden traer aparejados aspectos de exclusión al ser vinculados con otras categorías sociales.

[La sociedad] Te hace encajar un poco más en lo que es ser hombre, como en el paradigma en lo que es el hombre… Busco la ropa que se me vea un poco mejor, no pareciendo el típico gay afeminadocola, pero sí parecer hombre que le gustan quizás otros hombres (entrevistado 7).

¿Colitud?, no, yo lo ocupo como una manera de conglomerar muchos conceptos colas. Eso es colitud (entrevistado 10).

La colitud aparece como un identificador, una marca de clase, de identidad que unifica y determina, por tanto, sirve como señuelo para recalcar la conciencia o reflexión crítica que se tiene del propio contexto, de las posibilidades de inclusión desde la exclusión, la construcción de una identidad diversa desde el reconocimiento de la marginalidad.

En los barrios bajos, sigue igual, te van a mirar feo igual, te van a apuntar con el dedo igual. Ha cambiado no sé, de Plaza Italia hacia arriba, un poco. Porque eso es lo que quiere ese tipo de gay, el matrimonio. Pero el cola que vive su vida apenas, que tiene miedo de salir a la calle, eso no ha cambiado, y por lo visto no va a cambiar de un día para otro, entonces falta educación ahí. Falta tener más políticas de inclusión, de salud, aceptación... Falta ahí educación (entrevistado 4).

Los aspectos de territorialización presentes en el discurso cola, refleja la identificación de la posición del sujeto en un contexto desigual, evidencia la comprensión de los mecanismos de exclusión presentes en el modelo neoliberal y la posibilidad de identificar posibilidades de movimiento social dentro de un marco rígido de relaciones fuertemente estratificadas, principalmente por la clase social.

Yo creo que no va hacia lo que yo apunto, porque soy una minoría dentro de una minoría y son pocas las personas que cuestionan como se está llevando a cabo la homosexualidad, qué significa ser gay, cola en el siglo XXI. Cada vez hay más marchas sobre la igualdad, sobre los derechos que queremos (entrevistado 11).

Yo le hice cambiar la consciencia a mi mamá acerca de lo que eran los homosexuales, que no eran todas locas así, que no todas tenían así, como brillo, y eran todas flacas. Yo le hice cambiar la realidad, por ejemplo, no sé, mi mamá pensaba que eran todas las colas flacas y todas femeninas, y eran todas así como... todo rosado, y la hueá no era así, po (entrevistade 8).

Resulta paradójico reconocer en los discursos la conciencia de exclusión, es decir, comprenderse y construirse desde una posición de subalternidad que te condiciona a mirar el mundo desde la diferencia, al mismo tiempo se transforma en una posibilidad de identificación que otorga un valor profundo de participación y voz política importante. La colitud vendría a representar aquella condición reflexiva sobre los procesos de construcción de las identidades subalternas que transforman la condición abyecta en una semilla de participación y comunidad que va en contra de los presupuestos y objetivos neoliberales.

CONCLUSIONES

El neoliberalismo y sus repercusiones en los ámbitos valóricos y de organización social asoman como factores de altísima relevancia al momento de sustentar contextualmente el proceso de identificación desde las diversidades sexuales en el Chile contemporáneo. Si bien el proyecto neoliberal liderado por la dictadura se estructuró desde un contexto sociopolítico muy diferente del actual, este se ha ido modificando hacia la construcción de una sociedad aún más dependiente de los prepuestos neoliberales, en gran parte gracias al trabajo que han desarrollado los gobiernos democráticos que profundizaron el modelo (Ramírez, 2022; Dorn, 2021) y han permitido mantenerlo hasta hoy.

Esto no es menor si logramos comprender la repercusión que ha tenido en la configuración de la vida cotidiana, en las relaciones sociales y la interacción con los otros (Careaga y Cruz Sierra, 2006), pero especialmente en el reconocimiento de las otras posibilidades de construir subjetividades. Desde la criminalización de mediados de la década de 1970 al reconocimiento de las familias diversas a través de la Ley 21.400 de Matrimonio Igualitario en 2021, hay décadas de movilizaciones sociales, profundo trabajo de las organizaciones de la sociedad civil, de presión social por avanzar hacia contextos de mayor inclusión.

Al parecer, los principios neoliberales han traído, por oposición, un mayor empoderamiento de aquellos que ha excluido y hoy se enfrentan a una sociedad más informada y consciente de su rol en las transformaciones sociales. Si bien los contextos del neoliberalismo explican en gran medida cómo las estructuras han generado un marco para el desarrollo de las subjetividades abyectas bajo parámetros que potenciarían ciertas condiciones de exclusión social, es evidente que se requiere profundizar en la descripción y problematización de esos contextos en el nivel micro. Esto permite establecer un enlace con nuevas investigaciones que permitan desarrollar estos elementos.

A pesar de estos avances, se evidencia una crisis de representatividad y confianza hacia las instituciones, empujadas principalmente por las políticas que han mantenido y profundizado el modelo neoliberal en Chile en los últimos treinta años, como por las inequidades que han llevado a gran parte de la ciudadanía a percibir la condición de subalternidad, de trato diferenciado según la clase social, de posibilidades y limitaciones que promueve un modelo injusto como el neoliberal. Desde allí, la construcción de las masculinidades queer ha tenido una tarea compleja de visibilizar y posicionar la cuestión de las diversidades como elemento de justicia social, lo que ha traído una oportunidad de participación activa de quienes se reconocen en esta colitud y dan cuenta de su interés por valorar el origen social. Las transformaciones que viene viviendo el país luego del estallido social de 2019 y la posterior pandemia por coronavirus nos muestran lo complejo e inestable del escenario social actual, pero ofrecen una oportunidad de crecimiento y consciencia social de gran valor para las diversidades sexuales.

Por ello, reconocer la colitud como resultado de una consciencia subalterna puede ser el elemento base para una mayor participación de los outsiders (Becker, 2009) en la construcción de una sociedad plural, transcultural, pero especialmente inclusiva y amable. Pareciera el camino de la colitud es el camino hacia la derrota de los valores neoliberales y la reconexión con la comunidad y el respeto.

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Recibido: 22 de Septiembre de 2022; Aprobado: 05 de Diciembre de 2022

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