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versão impressa ISSN 0254-9239
Lexis vol.38 no.2 Lima 2014
ARTÍCULOS
La criollización y la adquisición del sistema verbal en haitiano, jamaicano y papiamento
Creolization and the acquisition of the verbal system in Haitian, Jamaican and Papiamento
María Teresa Galarza Ballester
Universitat de València
RESUMEN
El presente artículo constituye un estudio del sistema de tiempo, modo y aspecto en las lenguas criollas habladas en Haití, Jamaica y las islas de Aruba, Curaçao y Bonaire. La investigación muestra cómo el sistema de TMA del haitiano, el jamaicano y el papiamento se han desarrollado. Asimimo, plantea como hipótesis que su formación implica tanto a las lenguas superestrato como a las lenguas substrato en un proceso guiado por universales del lenguaje. Adicionalmente, sostiene que no todos los aspectos de los sistemas TMA se derivan simplemente de las lenguas contribuyentes, sino que son el resultado de la interacción entre procesos de adquisición del lenguaje y la criollización.
Palabras clave: criollo, criollización, adquisición del lenguaje, haitiano, jamaicano, papiamento1.
ABSTRACT
This paper constitutes a study of the system encoding tense, mood and aspect in the creole languages spoken in Haiti, Jamaica, and the islands of Aruba, Curaçao and Bonaire. The research shows how the TMA system of Haitian, Jamaican and Papiamento has been developed and hypothesizes that creole formation involves several degrees of input from both superstrate and substrate languages in a process guided by language universals. Furthermore, it argues that not all aspects of the TMA systems are simply derived from the source languages but result from the interaction between language acquisition and creole development.
Keywords: creole, creolization, language acquisition, Haitian, Jamaican, Papiamento.
1. Introducción
Este estudio investiga la formación del sistema TMA del HA, el JA y el PA, y plantea como hipótesis que su formación implica tanto a las lenguas superestrato como a las lenguas substrato en un proceso guiado por universales del lenguaje. Además, se propone que el origen y el desarrollo de las lenguas criollas (en adelante, criollo) es el resultado de la interacción entre procesos de cambio lingüístico motivados por factores extralingüísticos y procesos de adquisición del lenguaje.
El estudio se inicia con una aclaración sobre la terminología utilizada y la revisión de las teorías más relevantes sobre la génesis de los criollos. A continuación, se identifica las lenguas que dieron origen a los tres criollos (HA, el JA y el PA) analizados en el presente estudio y se compara su sistema de tiempo, modo y aspecto (a partir de aquí, TMA). Se ha decidido analizar el sistema de TMA no solamente porque es un aspecto central de la sintaxis, sino también porque permite fundamentar la postura sobre la base de la tradición lingüística que sustenta sus teorías sobre la criollización en dicho sistema (e.g., Thompson 1961; Taylor 1971; Bickerton 1984; Spears 1990; Lefebvre 1986, 1998; Winford 2006; entre otros), para así poder establecer comparaciones entre dichos sistemas. Por ejemplo, hay criollistas, como DeGraff (2005), que sostienen que el sistema TMA del HA se forma a partir de variedades del francés de los siglos XVII y XVIII, mientras que otros, como Lefebvre (1998), sugieren que tal sistema se origina en una única lengua africana.
La elección de estas tres lenguas está motivada por tres razones. La primera es que hay suficientes estudios sobre ellas en los que apoyarse y de los cuales obtener datos certeros. La segunda es que son las lenguas criollas del Caribe con mayor número de hablantes (según datos de Ethnologue en su edición de 2009: 7701640 hablantes de HA, 3 202 600 de JA, y 320 200 de PA). Por último, la tercera es que el contexto socio-histórico en el que estos criollos tuvieron su origen, i.e., plantaciones en las que se encontraron grupos humanos de cultura y lengua diferentes, mayoritariamente esclavos, es en el que históricamente se han formado los criollos (cf. Arends 1995:19). Por estas razones, podemos considerar que estas lenguas constituyen un punto de referencia adecuado para desarrollar una teoría sobre el origen y desarrollo de los criollos.
Finalmente, se analiza los resultados teniendo en cuenta la controversia actual con respecto a la naturaleza de la criollización, el tipo de input lingüístico a partir del cual se crearon los criollos y la función de los procesos de adquisición de lenguas nativas (a partir de aquí, AL1) y lenguas extranjeras (AL2). En ese sentido, se responde a las siguientes interrogantes: ¿Qué lenguas contribuyen a la formación del TMA en HA, JA y PA? ¿Se origina este sistema en las lenguas superestrato o en las del substrato?, ¿cómo ocurre este proceso?, ¿qué relación hay entre la criollización y los procesos de aprendizaje de lenguas?
2. Terminología: pidgin y criollo
Los términos "pidgin" y "criollo" se utilizan, generalmente, para referirse a lenguas que están genéticamente relacionadas, i.e., el "criollo" surge del "pidgin" (e.g., Hall 1966; Bickerton 1981; Thomason y Kaufman 1988; McWhorter 2001, 2011). No obstante, según otros lingüistas, pidgin y criollo no están relacionados (e.g., Chaudenson 1992; Mufwene 2001a; DeGraff 2001, 2003, 2009). Por esta razón, y puesto que la controversia no termina, es conveniente aclarar su significado.
Un pidgin es una lengua que surge en una situación de contacto en el que participan varios grupos lingüísticos. Debido a una combinación de factores sociales, económicos y políticos, los individuos, quienes no poseen una lengua común, no aprenden las demás lenguas, sino que desarrollan un nuevo lenguaje. Desde esta perspectiva, un pidgin es una segunda lengua que se utiliza para propósitos limitados de comunicación intergrupal. Es, básicamente, una lengua creada para el comercio. Debido a esas funciones limitadas, las lenguas pidgin tienen menos palabras que las lenguas no-pidgin, así como una gramática reducida, carente de estructuras morfológicas elaboradas. Ejemplos típicos de este fenómeno son el pidgin de Groenlandia y el de China, entre otros (cf. Bakker 1994; Thomason 2008).
Al igual que las lenguas pidgin, los criollos se forman en situaciones de contacto entre hablantes de varias lenguas. La característica más destacable que distingue las lenguas pidgin de las criollas es que un criollo es el idioma nativo de una comunidad (cf. Muysken y Smith 1994; Mufwene 2001a; Thomason 2008). Si los comparamos, los pidgins se definen como lenguas simplificadas, inestables léxica y gramaticalmente, reducidas y no nativas (cf. Hymes 1971: 77; Romaine 1993: 38; Sebba 1997: 136), mientras que los criollos son lenguas desarrolladas y relativamente estables (por ejemplo, el HA, el JA y el PA). La distinción entre pidgins y criollos, por lo tanto, se fundamenta en oposiciones tales como ausencia frente a presencia de hablantes nativos, procesos de adquisición de la lengua por parte de adultos o de niños, función comercial de la segunda lengua frente a la primera lengua de una comunidad, y una combinación de factores lingüísticos que incluye una gama de funciones comunicativas y estructuras lingüísticas complejas (cf. Mufwene 2001a: 7). Por otra parte, la idea generalizada que indica que un criollo nace de un pidgin es muy controversial. Según reputados teóricos, parece que algunos criollos nunca han tenido una etapa pidgin (e.g. DeGraff 2009; Mufwene 2001a), ya que surge como parte del proceso de criollización desde la fundación de una comunidad, así como por utilizarse con propósitos comunicativos diferentes a los que caracterizan a un pidgin; este es el caso, por ejemplo, de las lenguas criollas de Caribe. Sin embargo, los procesos que dan lugar a las lenguas pidgin y criollas, i.e., pidginización y criollización, se han descrito de manera muy similar en el plano lingüístico. Por esto, cabe señalar que los pidgin, al igual que los criollos en las primeras etapas de su formación, son lenguas en desarrollo que pueden coincidir respecto a su complejidad estructural, dependiendo de sus funciones, lo que, probablemente, ha propiciado que las teorías respecto a su génesis también coincidan.
3. Teorías sobre el origen de las lenguas criollas
Frecuentemente, se ha considerado que los criollos son lenguas mixtas porque obtienen sus características de las lenguas superestrato y substrato (cf. Thomason 2008: 244). ¿Solo del substrato o solo del superestrato?, ¿en qué grado?, ¿podría ser que superestrato y substrato fueran irrelevantes? Las contribuciones lingüísticas que el superestrato y los substratos aportaron a los criollos durante las diversas fases de su formación son la base del debate sobre su génesis, que, en líneas generales, gira en torno a tres posiciones: superestratistas, substratistas y universalistas.
Los superestratistas, o europeístas, como Alleyne (1980: 122) los llama, están divididos en dos grupos: monogenetistas y poligenetistas. El primero, el de los monogenetistas, postula un origen común para todos los criollos, aunque su léxico provenga de lenguas diferentes. Por ejemplo, el HA, el JA y el PA, que tienen un léxico derivado del francés, del inglés, y del español y portugués, respectivamente, habrían surgido de un mismo pidgin de base europea hablado en la costa de África occidental (cf. Taylor 1971; Thompson 1961;Whinnom 1971). En cambio, para los poligenetistas, es más plausible que la criollización ocurriera en lugaresy momentos diferentes, pero en circunstancias similares, por lo que produjeron resultados similares, como por ejemplo, los criollos de base francesa en el Caribe (cf. Chaudenson 1992; Mufwene 2001a; DeGraff 2001). Para los superestratistas poligenetistas, los criollos comienzan como dialectos, o variedades restructuradas del superestrato, que gradualmente se van diferenciando más de la lengua superestrato, mientras admiten algunas influencias de las lenguas substrato (e.g., Krapp 1924; Faine 1937; Hall 1966; Chaudenson 1992; Poplack 1999).
La posición contraria, la substratista, sostiene que la gramática de las lenguas criollas se deriva del substrato. Los primeros substratistas fueron Sylvain (1936) y Turner (1949). Asimismo, en el último cuarto del siglo XX, se encuentra tres grandes líneas de pensamiento substratista. La primera, dirigida por Alleyne (1980) y Holm (1988), invoca varios grados de influencia de diversas lenguas substrato. La segunda, conocida como la hipótesis de la relexificación de Lefebvre (1998), argumenta, poniendo a Haití como ejemplo, que los adultos africanos transportados a la isla de La Española en el siglo XVII desarrollaron un nuevo léxico mediante la combinación de las formas fonéticas de la lengua que intentaban aprender, francés, con la información semántica y sintáctica de sus lenguas nativas. Según esta hipótesis, el HA es una relexificación francesa de la lengua africana fon. Los defensores de un tercer enfoque son Keesing (1988) y Sankoff y Brown (1976), quienes sostienen que si las lenguas sustrato son tipológicamente homogéneas, i.e., con características estructurales similares, es muy probable que estas impongan sus rasgos a la variedad nueva o lengua criolla.
Finalmente, las teorías universalistas defienden que las lenguas criollas reflejan los procesos evolutivos y las propiedades de la gramática universal (propuesta por Chomsky 1986). El primer estudioso en proponer una hipótesis universalista que explique la génesis de los criollos fue el lingüista portugués Coelho, para quien, en su obra publicada en 1881, las características de las lenguas criollas se debían exclusivamente a leyes fisiológicas o psicológicas. Cien años después, Silverstein (1972), Kay y Sankoff (1974), y Bickerton (1981, 1984) desarrollaron otras teorías universalistas. La idea básica en la obra de Silverstein y en la de Kay y Sankoff es que las lenguas pidgin y criollas, según se van formando, muestran abiertamente las estructuras y los procesos cognitivos subyacentes al uso del lenguaje humano. Bickerton también desarrolló esa idea, si bien agregó ciertas particularidades. Su teoría, conocida como la hipótesis del bioprograma, sostiene que cada persona nace con un modelo lingüístico (el bioprograma) que les permite construir una lengua. Además, según Bickerton, para que una lengua criolla se forme, es necesario un contexto donde haya unos niños expuestos a un pidgin como único input lingüístico y que los niños utilicen su bioprograma con el fin de nativizar el pidgin y convertirlo en criollo.
Para terminar este apartado, cabe mencionar brevemente una teoría que trata de acercar posiciones enfrentadas y a la que cada vez se suman más criollistas. Esta teoría es la hipótesis complementaria de Mufwene (2001a), según la cual las lenguas criollas se forman a partir de una combinación de lenguas superestrato y substrato, y que todo el proceso de la criollización está guiado por la gramática universal y/o los universales del lenguaje (cf. Chomsky 1986). En este estudio, el sistema TMA del HA, JA y PA se explicará en el marco de la hipótesis de Mufwene, i.e., teniendo en cuenta tanto superestrato como substrato, porque esta abarca más perspectivas que las teorías anteriores y, por lo tanto, tiene una función explicativa más amplia.
4. Superestrato y substrato del HA, JA y PA
En los tres criollos examinados en este estudio, se asocia el superestrato a la lengua europea de los colonos y el substrato a las lenguas africanas de los esclavos que servían a los colonos. Haití fue colonia francesa y el superestrato del HA es el francés; Jamaica fue colonia inglesa y el superestrato del JA es el inglés; finalmente, las islas Aruba, Curaçao y Bonaire fueron, en un principio, colonia española y recibieron gran número de hablantes de español y, posteriormente, hablantes de portugués, lo que causó que el español y el portugués sean las lenguas superestrato del PA.
Según la investigación histórica de Lefebvre (1998: 58-61), las lenguas de los esclavos que fueron llevados a Haití son todas de origen níger-congo (o nigero-congoleñas), concretamente, de los grupos kwa, que incluyen lenguas akan, lenguas gbe y del grupo bantú. En ese sentido, Lefebvre considera que las lenguas más importantes son las del grupo gbe, por ser las más habladas entre la población africana llevada a Haití al momento de la migración.
En cuanto a las lenguas nativas de los primeros africanos que pueblan Jamaica, destaca la rama delto-benuica. Sin embargo, el origen de los esclavos transportados a la colonia cambia pronto y las lenguas del grupo akan (twi, fante, asante, entre otras) se convierten en las más importantes, seguidas por las lenguas del grupo gbe. Las lenguas bantú, aunque presentes, son las menos importantes en este proceso (cf. Le Page y Tabouret-Keller 1985: 45-47; Holm 1988: 470-472; Parkvall 2000: 117-144).
Finalmente, las lenguas de los africanos transportados a las islas Aruba, Curaçao y Bonaire son también de la rama níger-congo, con una clara mayoría de lenguas kwa, principalmente del grupo gbe (como fongbé y ewegbe) y unas pocas variedades del grupo akan (como twi, fante y asante). En la formación del PA, se debe tener en cuenta el grupo de lenguas bantú, ya que un alto porcentaje (hasta un 30%) de los esclavos llevados a la colonia hablaban lenguas bantú como kikongo y kimbundu (cf. Parkvall 2000: 120).
5. Formación del sistema TMA en HA, JA y PA
En esta sección, se compara el sistema de TMA en HA, JA y PA. Los sistemas de TMA han sido cruciales en las teorías sobre el origen de las lenguas criollas desde que Bickerton (1984) sugiriese que los criollos expresan TMA mediante unas partículas preverbales que siguen un orden fijo en todos los criollos: en primer lugar, tiempo anterior; en segundo lugar, modo irreal; y en tercer lugar, aspecto no-puntual. Bickerton trataba de demostrar que el sistema de TMA es el resultado del bioprograma, porque todos los criollos comparten el mismo sistema. Sin embargo, otros criollistas adujeron que tal sistema era una réplica del superestrato (e.g., Chaudenson 1992: 157) o del substrato (Lefebvre 1998: 111-115).
En este estudio, examinaremos si el orden propuesto por Bickerton se cumple y si las lenguas superestrato y substrato han podido influir en la creación del sistema TMA en los tres criollos estudiados. El resultado sugiere que, en el sistema TMA del HA, JA y PA, hay rasgos similares a otros de las lenguas superestrato y substrato, creaciones que han sido guiadas por la gramática universal y que, consecuentemente, son observables en la evolución de otras lenguas.
5.1. El sistema de TMA del haitiano
La lengua criolla de Haití se ha formado a partir de lenguas del grupo gbe (en este estudio se emplea el fongbé como lengua representativa del grupo por haber una gramática moderna de la lengua) y el francés. Por esto, como era de esperarse, tanto el substrato como el superestrato han dejado su huella en el HA, como veremos a continuación.
Los verbos en francés se flexionan para marcar tiempo (presente, pasado y futuro), modo (indicativo y subjuntivo) y aspecto (perfectivo e imperfectivo). En cambio, en HA y fongbé los verbos no se flexionan ni concuerdan con el sujeto en número y persona. Tanto el HA como el fongbé expresan TMA mediante marcadores preverbales colocados entre el sujeto y el verbo. Por tanto, esta es una característica semejante a la lengua africana. Como característica recibida de la lengua europea, podemos observar que los marcadores preverbales del HA están etimológicamente relacionados con perífrasis verbales francesas, como se muestra a continuación:
Así, pues, el sistema de TMA en HA es el siguiente:
Además, estos marcadores preverbales derivan sus propiedades semánticas y sintácticas tanto del francés como de las lenguas gbe. Ello se puede apreciar en la derivación histórica de cada marcador. Te está etimológicamente relacionado con étais, était y été en francés, formas del pretérito imperfecto y del participio, respectivamente, del verbo être (DeGraff 2002: 3; Fattier 2003: 3; Lefebvre 1998:118), cuya fonética es /te/ y da lugar al marcador preverbal te. En HA, te expresa pasado o pluscuamperfecto, como se ilustra en (1), ejemplo de DeGraff (2005: 320).
En francés, esta interpretación también es posible como vemos en (2) (DeGraff 2005:320),
Parece obvio que las propiedades de te tienen su origen en el francés. Sin embargo, Lefebvre (1998:117) sostiene que la estructura sintáctica haitiana es idéntica a la del fongbé, como en (3), donde el marcador del fongbé kò funciona, sintácticamente, como el haitiano te.
Consideremos el marcador preverbal va. Esta partícula se emplea para expresar que un acontecimiento puede tener lugar en el futuro (DeGraff 2002: 8; Fattier 2003: 3; Lefebvre 1998: 129). La forma viene del francés va(s), que es el presente singular del verbo aller, utilizado como futuro perifrástico en francés. Sin embargo, como explica Lefebvre (1998: 131), las propiedades de va son muy similares a la correspondiente marca en fongbé, ná-wá, que se utiliza para expresar futuro.
Los siguientes ejemplos (cf. Lefebvre 1998: 131; DeGraff 2005: 321) muestran que vas en francés, va en haitiano y ná-wá en fongbé expresan futuro y se colocan entre el sujeto y el verbo léxico:
Continuamos con el marcador preverbal pou. Pou, indicador que deriva de la construcción francesa être pour + infinitivo, expresa futuro inmediato y subjuntivo, como se ilustra en (6) y (7), respectivamente (cf. Lefebvre 1998: 118; DeGraff 2005: 321).
El uso del futuro inmediato en (6) tiene un claro paralelismo con el francés, como en (8), pero no con el fongbé, que carece de un marcador preverbal que exprese esta función (cf. Lefebvre y Brousseau 2002: 105). El ejemplo (8) es de DeGraff (2005: 321), que a su vez lo toma de Gougenheim (1929: 120).
Respecto al uso del subjuntivo ilustrado en (7), se observa un equivalente en fongbé, como el ilustrado en (9) (Lefebvre 1998: 119). En este caso, el francés es el idioma carente de tal uso.
Continuemos con el marcador preverbal ap, derivado del segmento après de la construción francesa être après à/de (cf. Chaudenson y Mufwene 2001: 179; Fattier 2003: 3; Lefebvre 1998: 120). El marcador ap tiene paralelismos en francés y fongbé, como se muestra en los ejemplos (10) y (12) de Lefebvre (1998: 121-122) y (11) de DeGraff (2005: 321). Es observable que ap en HA, ɖò en fongbé y après en francés expresan función de imperfectivo, incluyendo futuro indefinido, y se sitúan entre sujeto y predicado.
Continuemos con las partículas konn y abitye, que expresan habitualidad. Konn deriva del francés connaître, conocer, que expresa aspecto habitual en ciertas locuciones. Como Fattier (2003:10) indica, "il est intéressant de constater que la locution française familière ça me connaît est porteusse elle anssi d’un sème d’habitualité".2 Asimismo, abitye está etimológicamente relacionado con el adjetivo francés habitué, que significa estar habituado (cf. DeGraff 2002: 7; Fattier 2003: 10). Los usos de ambas partículas en HA se ilustran en (13) y (14) (ejemplos de DeGraff 2002: 6).
Con respecto a la lengua fongbé, se observa que el marcador preverbal nò también expresa aspecto habitual y la sintaxis de la oración en la que se sitúa es idéntica a la del HA, como se advierte en (15) (cf. Lefebvre y Brousseau 2002: 95)
Para finalizar, veamos la partícula preverbal fin. Los substratistas no han encontrado un marcador preverbal que sea equivalente al HA fin en lenguas africanas. En las gramáticas de fongbé (cf. Lefebvre y Brousseau 2002) y de las lenguas gbe, en general, no existe partícula que exprese el aspecto completivo que expresa fin en HA. Según Fattier (2003: 5), fin deriva de la expresión francesa finir de + infinitivo, acabar de. El siguiente ejemplo de DeGraff (2005: 322) muestra el paralelismo entre el HA y el francés con respecto a esta partícula.
Para terminar esta sección en la que se ha estudiado el sistema TMA del criollo HA, cabe destacar que todas las marcas preverbales que lo componen derivan sus propiedades de las lenguas africanas gbe (fongbé se ha tomado como ejemplo representativo del grupo), y del francés. Como podemos observar, las formas vienen de construcciones perifrásticas del francés, pero las propiedades semánticas y sintácticas se deben tanto al francés como a las lenguas gbe. No obstante, considero que la formación del sistema de TMA en HA no debe ser tratado como un proceso en el que el vocabulario viene del francés y la gramática de todas las lenguas en contacto durante el proceso de formación, sino que evidencia un proceso muy interesante de adquisición y formación de lenguas (AL1 y AL2) que trataré más adelante.
5.2. El sistema de TMA del jamaicano
En la formación del JA, también han intervenido lenguas europeas y africanas. El inglés corresponde al superestrato, así como el substrato se compone de lenguas akan (fante, asante y twi), lenguas gbe y lenguas bantú, en ese orden de importancia, según su número de hablantes en la época de su formación. Los verbos en lenguas akan y bantú se flexionan para expresar TMA (cf. Balmer and Grant 1929; Chatelain 1888-89 [1964]; Christaller 1875 [1964]). En cambio, el inglés se flexiona para expresar únicamente el pasado (igual en todas las personas) y una persona del presente. En JA y en las lenguas gbe, los verbos no se flexionan ni concuerdan con el sujeto en número ni en persona, y expresan TMA mediante marcadores preverbales. Estos marcadores, en JA, vienen de verbos auxiliares ingleses (cf. Valeriano Salazar 1974), como se muestra a continuación:
been > ben
will > wi
have > a
done > don
must > mos(-a/-i)
might/may > mait(-a)/mie
can > kya(a)n
would > wud(a)
should > shud(a)
have to > hafi/fi
El sistema de TMA en JA es el siguiente:
Además, estas partículas preverbales derivan sus propiedades tanto del inglés como de las lenguas africanas. Veamos la derivación histórica de cada una. En primer lugar, revisaremos la partícula ben. Esta partícula preverbal ben expresa tiempo pasado y está etimológicamente relacionada con la forma inglesa been, participio pasado del verbo to be, ser. Sin embargo, a diferencia del inglés, la partícula del JA ben no necesita ir precedida de ningún auxiliar, como se aprecia en los ejemplos (17) y (18):
Respecto a los substratos, no existe nada parecido en las lenguas del grupo akan ni en las del grupo bantú. En akan, el tiempo pasado se distingue del presente simple por la diferencia de tono, como en mebɛ̀n, me acerco, y mebɛ́n, me acerqué; me es el prefijo que funciona como pronombre personal yo y bɛn es la raíz del verbo. El pluscuamperfecto se forma colocando el afijo a o e antes de la raíz del verbo y después del prefijo que codifica el pronombre personal (Balmer y Grant 1929: 106, 112; Christaller 1875 [1964: 58-59]). Por lo tanto, las lenguas del grupo akan no expresan tiempo pasado y pluscuamperfecto mediante partículas preverbales, sino mediante afijos, a diferencia del JA, por lo que podemos concluir que las lenguas akan no han influido en este aspecto del JA, a pesar de haber sido la lengua africana más hablada en Jamaica en ese contexto.
Sin embargo, las lenguas gbe son paradigmáticamente similares al JA. En fongbé, por ejemplo, el marcador preverbal kò es equivalente al JA ben, como se ilustra en (19) (cf. Lefebvre y Brousseau 2002:
Continuemos con el marcador preverbal wi, derivado del inglés will, el cual se emplea para expresar futuro. A continuación, la oración (20) (Winford 1993: 58) que lo ilustra:
Respecto al substrato, las lenguas akan y bantú no han intervenido en la formación de la marca preverbal wi del JA ya que en lengua akan el futuro se expresa mediante los infijos -be- o -ba-, y en lenguas relacionadas con el akan, como el fante y el asante, se emplean también infijos, al igual que en lenguas bantú (Balmer y Grant 1929; Chatelain 1888-89 [1964]; Christaller 1875 [1964]). En consecuencia, las únicas lenguas del substrato que tienen una marca preverbal similar a wi son las del grupo gbe, que utilizan una partícula entre el sujeto y el verbo para expresar futuro, como podemos ver en el siguiente ejemplo (Lefebvre y Brousseau 2002: 92):
Continuemos con los verbos modales mos(a), kud(a), shud(a), mait(a), kya(a)n, hafi/fi y mos(a). En JA, los verbos modales encabezan el sintagma verbal, que se compone, a veces, de otra partícula que le sigue, y finalmente, del verbo principal. Por tanto, el orden de la oración en JA es (1) modo, (2) tiempo, y (3) aspecto, MTA. A continuación, los ejemplos (22) (Winford 1993: 74) y (23) (Bailey 1966: 35) pueden evidenciar el proceso mencionado:
Todos los verbos modales en JA están etimológicamente relacionados con los de la lengua inglesa, como resulta evidente por su fonética (reproducida aquí con la ortografía convencional). En cambio, la relación con los substratos no es tan evidente. Si bien es cierto que todas las lenguas substrato pueden expresar los significados que se encuentran en los verbos modales del JA, lo hacen, estructuralmente, mediante afijos (cf. Welmers 1973), a diferencia del JA. Asimismo, solo las lenguas gbe tienen una sintaxis similar, como se muestra en (24) (Lefebvre y Brousseau 2002: 288):
A continuación, se analiza el marcador a. Posiblemente, a está etimológicamente relacionado con el auxiliar inglés de pretérito have, y en JA se utiliza como partícula preverbal de aspecto progresivo, como se ilustra en (25) y (26):
El superestrato también puede expresar aspecto progresivo, como se muestra en (27) y (28):
La expresión del aspecto progresivo se encuentra en los substratos también, pero en las lenguas akan y en las lenguas bantú con una sintaxis diferente: los marcadores de aspecto progresivo no son auxiliares, sino afijos, como se ilustra en (29) (Balmer and Grant 1929: 108) y (30) (Chatelain 1888-1889 [1964: 32]): y
En cambio, en fongbé y en ewegbe, hay unas partículas ɖò... wɛ̀ y lɛ̀...mɛ̀, respectivamente, cuyo orden en la oración las hace paradigmáticamente similares al JA, como se muestra en el ejemplo (31) del fongbé (Lefebvre y Brousseau 2002: 96):
Para terminar la derivación histórica de los marcados preverbales del JA, observemos la partícula de aspecto don. Este marcador indica aspecto completivo y está etimológicamente relacionado a la forma inglesa done, participio de pasado del verbo do, hacer. Se ilustra su uso en (32) (Mufwene 1984: 208):
Don no tiene equivalente en las lenguas superestrato y substrato, a excepción de un paralelismo que encuentra Durrleman (2000: 215) con el fongbé, ilustrado en (33). Sin embargo, en (33), la partícula se coloca al final de la frase, a diferencia del orden en (32):
Acabemos este apartado del análisis del sistema TMA del JA con un breve resumen. Los datos presentados aquí muestran que los marcadores de TMA en JA derivan sus propiedades tanto del superestrato como del substrato. Las formas fonológicas se derivan enteramente del inglés con alguna modificación que se advierte en la ortografía. En cambio, las propiedades semánticas y sintácticas derivan del superestrato y de algunas lenguas africanas en grado variable. Se ha hecho evidente que las lenguas bantúes y akan han contribuido poco a la formación de JA, a pesar de ser las lenguas más habladas entre la población africana de la colonia de Jamaica. Por otro lado, las lenguas gbe están muy relacionadas con el JA.
Esto puede explicarse por el principio de congruencia de Mufwene (2001a: 23), "congruence of features of (some) substrate languages with variants available in the lexifier often favored the selection of some features that could have been omitted".3 En consecuencia, las características del sistema TMA de las lenguas gbe similares a las del sistema inglés son las que se consolidan en el JA; por tanto, los primeros usuarios del JA seleccionaron los rasgos de los substratos compatibles con los del superestrato. Esto confirma, al menos parcialmente, dos hechos que se han investigado con anterioridad. En primer lugar, y como apunta Silva-Corvalán (2011), en el contacto lingüístico se transfieren siempre elementos, subsistemas y estructuras compatibles con el sistema de la lengua receptora. En segundo lugar, como han investigado autores como Weinrich (1953) y Sala (1998), entre otros, en el contacto lingüístico, la lengua con estatus económico-político alto impone en gran medida sus tendencias a las lenguas con estatus bajo.
5.3. El sistema de TMA del papiamento
El PA tiene al español y el portugués como superestrato, así como lenguas gbe, akan (fante, asante, twi) y como substrato. De las lenguas substrato, los hablantes de gbe son mayoría en la población de origen africano (Parkvall 2000). El PA, como las lenguas gbe, expresa TMA mediante marcas preverbales, a diferencia del akan, de las lenguas bantú y del español y portugués. En el plano sintáctico, el sistema TMA del PA es igual al de unas lenguas substrato y diferente del de otras lenguas substrato y superestrato. No obstante, el superestrato también ha influido: las partículas preverbales del PA están etimológicamente relacionadas con perífrasis verbales del español y portugués (Munteanu 1996, Maurer 1986) como vemos a continuación:
esp./port. estar + gerundio > ta
esp. estaba + gerundio + ta en PA > tabata
esp./port. luego/lôgo > lo
esp. haber + participio > a
esp./port. poder > por
Y el sistema de TMA en PA es el siguiente:
Estas partículas derivan sus propiedades semánticas y sintácticas de las lenguas superestrato y substrato. Veamos la evolución histórica de cada partícula; en primer lugar comenzaremos por la partícula preverbal ta. Esta es un marcador de aspecto imperfectivo que también puede funcionar como verbo principal con el significado de estar (cf. Andersen 1990: 73). El uso que se ilustra en (34) (Andersen 1990: 69) es imperfectivo:
La partícula ta está etimológicamente relacionada con la forma española está de la construcción estar + gerundio (cf. Rona 1971: 12, Munteanu 1996: 337). En ese sentido, el paralelismo con el español y el portugués es obvio, como se muestra en los ejemplos (35) y (36):
Respecto a las lenguas africanas, solo se encuentra coincidencias en las lenguas gbe, que tienen marcadores de aspecto imperfectivo ɖò...wɛ̀ en fongbé y lɛ̀...mɛ̀ en ewegbe (cf. (31)), similares a la partícula del PA.
Continuemos con la partícula tabata. Tabata es otro marcador de aspecto imperfectivo que funciona como variante de ta para situar con claridad la acción en el pasado (cf. Andersen 1990:73). Esto se ilustra en (37) (Andersen 1990: 69):
Según Munteanu (1991: 340), tabata es una combinación de taba, forma del verbo estar, seguido de la partícula ta, ya que ambas formas, taba y ta, todavía coexisten en algunas variedades de Curaçao. Se ilustra esta variación en (38) (Munteanu 1991: 340):
Respecto a las lenguas africanas, solo en lenguas gbe se encuentra una estructura similar a la expresada mediante la partícula kò del fongbé (Lefebvre y Brousseau 2002: 90) ilustrado en (19). Las lenguas akan y bantú son tipológicamente distintas. Es notable, sin embargo, que en Kimbundu, una lengua bantú de Angola, exista una construcción que expresa aspecto imperfectivo y habitual en el pasado, equivalente al significado expresado por tabata. Como describe Chatelain [1988-89(1964: 36)], "O Preter. Continuo pode significar: 1) que la accão ou o estado respectivo ainda continuava no tempo pasado de que se falla; 2) que a accão se repetiu muitas vezes. N’este caso tem significação frequentativa".4 Por ejemplo, en (39) (Chatelain 1888-89 [1964: 36]), ng es el pronombre de primera persona en caso sujeto yo, a es el marcador de pasado, kexile es una forma del verbo ser, mu es una conjunción carente de significado y banga es el verbo principal, que significa hacer. La oración se traduce por "Yo hacía o estaba haciendo" y también es cercana, en lo que respecta a su significado, al marcador del PA:
Continuemos con la partícula lo, que expresa futuro o condición hipotética en PA (cf. Rona 1971: 12). Respecto a su origen, Rona (1971: 14) y Munteanu (1996: 342) señalan que lo deriva del adverbio portugués lôgo, pero Munteanu (1996: 121) y Lipski (1993: 33) apuntan que también puede derivar del español luego. Maurer (1986: 142), por su parte, mantiene que lo viene del reconnaissance language, lo que a su vez deriva del portugués logo. En ese sentido, hay acuerdo en que lo viene del español luego o del portugués logo. Desde mi perspectiva, considero plausible que se derivase de la construcción portuguesa logo que, como en logo que chegares, faço o jantar o logo que puderes, telefona-me, que se utilizan en portugués para introducir una oración en tiempo futuro y modo subjuntivo, y por tanto expresa un significado cercano a lo en PA.
Respecto al substrato, las lenguas africanas que están presentes en los orígenes del PA son, por una parte, fante, asante y twi (cf. Parkvall 2000: 120-137), aunque ninguna de estas lenguas tiene una partícula preverbal para expresar futuro o hipótesis, y por otra, lenguas del grupo gbe que, como el PA, expresan futuro mediante marcas preverbales: á (vá) en ewegbe y ná-wá in fongbé. Lo anterior se puede ver ejemplificado en (40) (Munteanu 1996: 351) y [41] (Lefebvre y Brousseau 2002: 92):
Se puede observar que lo en PA, como ná-wá en fongbé o á(vá) en ewegbe, expresa futuro o condición hipotética. Lo puede haber derivado principalmente de la construcción portuguesa logo que, que también expresa futuro indefinido. De hecho, es muy probable que así haya ocurrido, puesto que las marcas preverbales en las lenguas gbe se colocan entre el sujeto y el verbo, mientras que lo es el primer elemento de la oración en PA (a diferencia del resto de marcas de TMA), así como logo que encabeza la oración en portugués. Por lo tanto, las propiedades de lo derivan del portugués, mientras que las lenguas africanas han contribuido en un grado variable en su desarrollo:
Terminemos el análisis del sistema de TMA del PA con la partícula a. Esta partícula marca aspecto perfectivo como describe Rona: "la partícula a expresa el perfectivo, o sea la acción terminada, la acción que ya ha tenido lugar, ya sea en el momento en que se habla, o bien en el momento a que uno se refiere. Tiene como variantes, en el lenguaje más popular, wa y aun ba" (1971: 12). Veamos su uso en [42] (Munteanu 1996: 350):
En cuanto a su etimología, a deriva del español ha como en ha comido (cf. Munteanu 1996: 341); en consecuencia, el paralelismo entre ambas lenguas en el plano sintáctico es evidente. Respecto a las lenguas africanas, las lenguas gbe del substrato no han podido contribuir al origen del PA a, porque carecen de una partícula preverbal de aspecto perfectivo. Sin embargo, las lenguas bantú sí tienen manera de marcar el aspecto perfectivo; en kimbundu, por ejemplo, mediante el infijo a, como se muestra en [43] (Chatelain 1988-89 [1964: 37]):
En resumen, hemos podido observar que el sistema de TMA en PA deriva tanto de las lenguas superestrato como de los substratos en un grado variable. No obstante, la formación del sistema de TMA en PA no debe considerarse únicamente como el resultado de un proceso durante el cual se toman características de varias lenguas para formar otra, sino que evidencia un proceso muy interesante: el lenguaje de los primeros usuarios de las lenguas criollas. A este respecto, cabe que nos preguntemos, ¿Es la formación de este sistema una característica exclusiva de las lenguas criollas?, ¿qué motiva el uso de partículas preverbales en detrimento de la flexión verbal?, ¿la preferencia por el uso de las partículas preverbales puede explicarse por procesos de AL1 y AL2? En cuanto a los individuos que formaron los sistemas TMA en los tres criollos ¿son responsables tanto los niños como los adultos? Se ha sugerido, al menos parcialmente, algunas respuestas a estas preguntas, pero en las siguientes secciones se las examinará más detenidamente.
6. La función de la adquisición del lenguaje en la criollización
En el análisis hecho en la sección anterior, se ha observado que el sistema TMA de los tres criollos se forma a partir de las lenguas superestrato y substrato en un distinto grado. Concretamente, hemos visto que las lenguas del grupo gbe han aportado las características sintácticas al sistema TMA correspondiente a los substratos, mientras que a los superestratos se debe la etimología. En el caso del JA, el superestrato también tiene la misma estructura que las lenguas gbe (PP + infinitivo).
Lo interesante es saber qué determina la formación de esta estructura durante el proceso evolutivo. Si muchas de las lenguas nativas de los primeros usuarios de los criollos tienen un sistema verbal en el que los verbos se flexionan, como es el caso del francés, el español, el portugués, las lenguas akan y las lenguas bantú, ¿Qué motiva la elección de la estructura PP + infinitivo? ¿Podría explicarse dicha estructura por procesos de AL1 y AL2?
Como tantos autores sostienen, la criollización forma parte de un proceso de adquisición del lenguaje (e.g. DeGraff 2001: 473-528, Mufwene 2001b: 12; 2004: 6-11). Fue la población migrante en las colonias la que creó las lenguas criollas y, durante ese proceso de aprendizaje, no hubo una repetición absoluta de lo aprendido, sino aproximaciones y desarrollos. Esto es así por la naturaleza misma del lenguaje, que no es un sistema estático, sino que está en constante reestructuración, y cuya evolución depende del desarrollo de los idiolectos, que a su vez dependen de las habilidades de los hablantes y de sus entornos. Desde este punto de vista, las teorías que tachan a los criollos de casos fallidos de aprendizaje de lenguas (e.g., Coelho 1880; Andersen 1980; Schumann 1978; Thomason y Kaufman 1988; Valdman 1980) son incorrectas. Además, ni siquiera es una posición tolerable para quien sabe que los creadores y hablantes de las lenguas criollas tienen las mismas capacidades cognitivas y habilidades lingüísticas que el resto de individuos.
Pero, ¿qué función tuvo la AL1 y la AL2 en la criollización?, ¿intervinieron ambos procesos o son excluyentes? Este es otro asunto controvertido en la criollística. Para los defensores del bioprograma (Bickerton 1981, 1984, 1986), la AL1 es el proceso principal de la criollización, mientras que para los superestratistas (e.g., Chaudenson 1992) y los substratistas (e.g., Lefebvre 1998), la AL2 es el principal proceso observable en la formación de los criollos.
Para poder determinar la función que niños y adultos tuvieron en la formación de los criollos, es necesario tener en cuenta al menos los resultados de los estudios más reconocidos sobre AL1 y AL2. De dichos estudios, se desprende que muchos fenómenos visibles en las lenguas criollas pueden ser el resultado de las distintas habilidades que tenemos para aprender lenguas. En el caso de la AL2, los adultos son responsables de introducir variación al sistema, debido, principalmente, a influencias de la lengua nativa (e.g. Klein y Perdue 1997; Lumsden 2001; Schumann 1978; Bardovi-Harlig 2000). En cambio, los estudios sobre AL1 muestran que los niños seleccionan las opciones más elementales y fáciles de adquirir en las primeras fases del aprendizaje de la lengua, además de estabilizar el sistema (e.g. Mufwene 2001b; Newport 2001; Kegl, Senghas y Coppola 2001; Wexler 1994). Concretamente, en la AL1 los niños prefieren utilizar formas verbales no personales aunque los sintagmas verbales de su input lingüístico se formen con verbos flexionados, mientras que, en la AL2, los adultos simplifican y eliminan cualquier afijo cuya única función sea estrictamente gramatical. Por tanto, sabemos que tanto niños como adultos seleccionan las opciones más sencillas durante el proceso de adquisición del lenguaje. Es decir, la elección de formas no flexionadas no es únicamente una preferencia de los niños en la adquisición de la lengua, sino de todo individuo o comunidad que se encuentre en la situación de tener que comunicarse con otros sin tener ningún medio de entendimiento mutuo, como probablemente es el caso de los primeros hablantes de los criollos.
En conclusión, de las investigaciones sobre adquisición del lenguaje, se desprende que tanto los procesos de AL1 como los de AL2 son reconocibles en el sistema TMA del HA, JA y PA al preferirse el sintagma verbal con estructura más sencilla de entre las opciones disponibles en las lenguas substrato y superestrato. Desde este punto de vista, no hay grandes diferencias entre la adquisición de lenguas y la criollización, excepto los factores externos.
7. Conclusión
En este estudio, se ha podido observar que las marcas preverbales en las tres lenguas criollas se derivan del superestrato y esencialmente se restructuran con características que resultan ser comunes a las lenguas del superestrato y del substrato. También se ha observado otras similitudes entre los tres sistemas, como la estructura sintáctica del sintagma verbal, compuesto de una partícula preverbal seguida del verbo principal sin flexionar. Posiblemente, por estas razones, el sistema de TMA se ha considerado, con frecuencia, común e idéntico a todas las lenguas criollas. Además, criollistas como Thompson (1961), Taylor (1971), y Bickerton (1984) plantearon que las partículas preverbales siguen el orden TMA cuando hay más de una. No obstante, las lenguas criollas estudiadas aquí no siguen el orden TMA, sino MTA (cf. Durrleman 2000). Por tanto, si clasificamos los marcadores de TMA como un sistema en sí mismo, es por su sintaxis, marcadores seguidos de verbos sin flexionar, y no porque sea un sistema exclusivo de las lenguas criollas. De hecho, hemos encontrado el mismo sistema en las lenguas africanas del grupo gbe y en el inglés. En definitiva, la recreación de este sistema no es una característica exclusivamente criolla que hace de las lenguas criollas variedades diferentes de otras lenguas naturales.
Respecto a la creación de la estructura PP + infinitivo, es particularmente interesante en lenguas criollas cuyo superestrato forma esa estructura de modo distinto, i.e., flexionando verbos. Esto sucede en HA y PA. Pero resumamos primero el caso del JA, que es más sencillo y se puede explicar así: aunque algunas de las lenguas substrato del JA, como el akan y sus dialectos, flexionan su morfología verbal, los primeros hablantes de JA eligen la estructura de la lengua que tratan de aprender, que carece de flexión verbal y que además es la opción más fácil de asimilar (o débil en términos de Chomsky 1991), y que también es idéntica a algunas lenguas del substrato (lenguas gbe). Como se ha apuntado en la sección 5.2, esto confirma el principio de la congruencia de Mufwene (2001a) y la teoría más reciente de Silva-Corvalán (2011). En resumen, la preferencia por las perífrasis verbales es una característica que el JA obtiene del inglés y de las lenguas gbe. Podemos repasar la estructura en un ejemplo de cada lengua.
El proceso evolutivo en HA y PA es más complejo. En estos casos, ¿qué motiva el uso de partículas preverbales en detrimento de la flexión verbal? La explicación que ha dado la ciencia lingüística es la siguiente: las perífrasis verbales de las que las partículas verbales en HA y PA se derivan contienen formas no personales, formas sin sufijos en el verbo que, en los procesos de AL1 y AL2, guían al hablante hacia la elección de una frase verbal compuesta de auxiliares seguidos de verbos léxicos (cf. Chomsky 1991, Emonds 1979, Pollock 1989), y que además es compatible con el sintagma verbal de las lenguas más habladas del substrato. Así, se obtiene la misma estructura que en las lenguas gbe y que podemos ver en los siguientes ejemplos:
Por tanto, la formación del sintagma verbal ha sido determinada tanto por la naturaleza misma de las lenguas de origen como por los procesos de AL1 y AL2 de los creadores de los criollos, quienes, como se ha visto en el apartado anterior, prefirieron utilizar la estructura más sencilla: PP + infinitivo.
En resumen, en la formación del sistema de TMA del HA, el JA y el PA intervinieron tanto niños como adultos; los primeros en llegar a las colonias fueron adultos africanos y europeos que al establecer contacto desarrollaron un sistema verbal parcialmente diferente al de las lenguas europeas, porque los hablantes de lenguas africanas reanalizaron el sistema más parecido al de sus lenguas nativas. Lo que quiere decir que, en el contacto lingüístico, se transfirieron los elementos, estructuras y subsistemas de las lenguas mayoritarias que eran compatibles. Los interlenguajes de los adultos, i.e., las variedades de los criollos incipientes, constituyeron el input lingüístico que los primeros nativos de las colonias usaron para desarrollar las lenguas criollas que estabilizaron generaciones posteriores. En consecuencia, el desarrollo del sistema de TMA de los tres criollos se debe tanto a transformaciones lingüísticas naturales, a partir de superestrato y substratos, como a procesos de adquisición del lenguaje.
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1 A lo largo de este estudio, se ha empleado las siguientes abreviaturas: TMA (tiempo, modo, aspecto), HA (haitiano), JA (jamaicano), PA (papiamento), AL1 (adquisición de lenguas nativas), AL2 (adquisición de lenguas extranjeras), p.suj. (pronombre en caso sujeto), p.obj. (pronombre en caso objeto), p.ref. (pronombre reflexivo), PP (partícula pre-verbal), aux. (auxiliar), SUB (subjuntivo), prep. (preposición), art. (artículo), det. (determinante), adv. (adverbio), pl. (plural), relat. (relativo), conj. (conjunción).
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2 "Es interesante constatar que la locución francesa informal ça me connaît arreglárselas, desenvolverse es portadora de un sema de habitualidad." (Traducción del autor)
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3 "La congruencia de características de (algunas) de las lenguas substrato con variantes disponibles del superestrato favoreció, a menudo, la selección de algunas de las características que se podrían haber omitido." (Traducción del autor)
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4 "El pretérito continuo puede significar: 1) que la acción o el estado continuaba en el tiempo pasado del que se habla, 2) que la acción se repitió muchas veces. En este caso tiene un significado frecuentativo." (Traducción del autor)