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Lexis

versión impresa ISSN 0254-9239

Lexis vol.39 no.2 Lima  2015

 

IN MEMORIAM

 

Reinhold Werner (1947 – 2015)

 


Sorpresivamente, Reinhold Werner (Regen, 1947) falleció en Augsburgo este 11 de noviembre, solo seis semanas después de su jubilación oficial. Acababa de iniciar el semestre de invierno como sustituto en su propia Cátedra de Lingüística Aplicada de Lenguas Románicas de la Universidad de Augsburgo, a la espera de la elección de su sucesor. La muerte lo encontró en plena actividad, tanto en su labor docente como en la administrativa. La lingüística hispánica, especialmente la asentada en Hispanoamérica, pierde en él a uno de sus interlocutores más importantes en la universidad alemana.

Con una sólida formación en lenguas clásicas producto de sus años de escuela y de su Bachillerato en Humanidades, Reinhold Werner hizo sus estudios universitarios de eslavística, romanística y filosofía en Múnich, Madrid y Salzburgo, con cortas estancias en Coimbra, Bucarest y Sofía. Sus primeros años dedicados a la labor científica se centraron en su mayor parte en las lenguas eslavas, producto de los cuales fue su tesis doctoral de 1975 sobre el elemento eslavo en las primeras inscripciones rumanas. Este interés presente a lo largo de décadas se concretó en los varios años que fue director del Insituto Bukowina y de la oficina FORUMOST de la Facultad de Filología e Historia, ambos de su universidad, y en su nombramiento como Doctor Honoris Causa de la Universidad Estatal de Humanidades del Lejano Oriente de Jabárovsk, Rusia.

Si bien ya había comenzado con sus estudios de portugués y de español, su verdadera entrada en la Romanística ocurrió en 1973 cuando se unió a su Cátedra, dirigida en ese entonces por Günther Haensch, en la época en la que comezó a gestarse aquel inmenso proyecto lexicográfico que tenía como objetivo la elaboración, en un principio, de un gran diccionario de americanismos de nueva planta, con la ayuda y participación de diversas instituciones científicas hispanoamericanas. La idea original de Günther Haensch evolucionó, especialmente a partir de las reflexiones del mismo Werner, hacia una gran concepción de la lexicografía hispanoamericana, sin cuya explicación no podría entenderse su legado.

Más allá del campo de la hispanística, el trabajo científico de Reinhold Werner pertenece en gran parte al campo de la metalexicografía. Formó parte de una generación ilustre de investigadores, conformada además por Franz Hausmann (Erlangen-Núremberg) y por Herbert Ernst Wiegand (Heidelberg), para quienes el análisis como la elaboración de todos los tipos de diccionarios debían llevarse a cabo desde sólidas bases científicas, que no dependieran de los vaivenes semánticos de la lingüística. Sería difícil desarrollar en estas cortas líneas la revolución que ha supuesto la postura teórica de esta generación, pero basta mencionar su idea fundamental, que a Werner le gustaba llamar la ideología detrás de su práctica lexicográfica, la de que un diccionario es una obra de consulta, cuyo valor no se debe especialmente al número de elementos léxicos que registra, sino a la información útil que ofrece y, sobre todo, a la forma concreta en que esta información se organiza. Werner estaba convencido, como nos repetía en sus seminarios, de la importancia de una teoría independiente para esta organización. Esta postura teórica es todavía hoy difícil de asimilar en el mundo hispanohablante, donde todavía se piensa que un diccionario es un producto de la lingüística y que su forma exclusiva es la de uno general monolingüe. Muchas de estas ideas se pueden ver en en los capítulos que Werner escribió para un conocido manual titulado Lexicografía: de la lingüística teórica a la lexicografía práctica (1982), que aunque un tanto anticuado, es todavía una piedra fundamental de la disciplina en el ámbito hispano; también se pueden ver en sus artículos, pero, sobre todo, en sus materiales de clase.

Estas reflexiones teóricas las aplicó Werner a la práctica lexicográfica del proyecto mencionado. Este supuso a su vez también una revolución frente a la lexicografía hispanoamericana, llevada a cabo sin ninguna sistematicidad desde el siglo XIX por aficionados y diletantes. En él, escapando a otra idea que pervive hasta hoy incluso en ámbitos científicos, la de que los diccionarios son claros símbolos de identidad nacional, se propuso la elaboración de diccionarios que sirvieran como obras de consulta para usuarios concretos, desde un migrante hasta un traductor o un lingüista, que, conociendo solamente la variedad peninsular del idioma, buscaran información sobre el léxico americano actual. De esta manera, se basaban en un criterio diferencial en la selección de las unidades que se iban a regristrar y en otro contrastivo para la información que se iba a ofrecer. En general, la elaboración —asentada en una sólida base teórica— de una obra lexicográfica que cumpliese un objetivo bien definido constituye el objetivo del proyecto, tal como Werner lo expuso clara y enérgicamente en su último artículo, publicado en 2014.

El análisis serio de las obras lexicográficas anteriores en la historia se asumió en el proyecto como un paso indispensable. En este análisis, fue quedando claro que las intuiciones de los primeros lexicógrafos hispanoamericanos no estaban exclusivamente relacionadas con una especie de conciencia del desvío, sino también con el reconocimiento de la variación léxica en el gran espectro de una lengua que poco a poco comenzaba a manifestar diversas normas.

Como es sabido, el proyecto financiado mucho tiempo por la Deutsche Forschungsgemeinschaft y que concretamente constituyó por décadas un variopinto taller lexicográfico asentado en los pasillos de la Facultad de Filología e Historia de la Universidad de Augsburgo produjo los diccionarios de Argentina (primera edición), de Colombia y de Uruguay, publicados por Instituto Caro y Cuervo en una primera etapa, y los diccionarios de Argentina (segunda edición) y de Cuba, publicados por Gredos. Werner deja terminada la redacción del diccionario de Bolivia, muy avanzada la revisión del de Ecuador y bien encarrilada la elaboración del de Perú, esta en colaboración con la Pontificia Universidad Católica del Perú, obras que sus discípulos nos encargaremos de terminar, editar y publicar.

Es necesario decir aquí que su investigación del español americano no fue de ninguna manera puramente teórica. Llevó a cabo diversas estancias cortas y largas en Hispanoamérica, no solo en las grandes ciudades, sino especialmente haciendo rutas difíciles con el mismo apasionamiento y cariño con los que se enfrentaba a las variedades del español de la región.

Pero la dimensión más importante de Werner, incluso en detrimento de su investigación, es la de profesor universitario y de responsable de tareas administrativas, roles ambos que quiso cumplir siempre en primer lugar —en una época en la que se hace cada vez más normal lo contrario— y que cumplió hasta las últimas semanas de su vida, exigente pero justo en el primer caso, indesmayable, eficiente e incluso excesivamente celoso en el segundo. En los últimos años, se enorgullecía de haber creado la carrera de Lingüística intercultural orientada a la aplicación (ANIS, por sus siglas en alemán), en la que se armonizaban el dominio práctico de las lenguas, un sólido conocimiento teórico de estas y una finalidad eminentemente práctica que permitiera a los estudiantes estar preparados para el complejo mundo laboral de hoy. Que los conocimientos lingüísticos se aplicaran en diferentes ámbitos de la vida, a través de la traducción e interpretación y de la enseñanza de segundas lenguas, fue para él una idea no solo seductora, sino guía de su quehacer científico.

Quienes tuvimos el honor de trabajar con él no olvidaremos su disciplina, su compromiso y su capacidad de trabajo, a cuyos niveles nos será imposible llegar, pero cuyo modelo siempre querremos seguir. No olvidaremos tampoco las largas conversaciones en los pasillos, pausas merecidas pero no programadas del trabajo, sea para resolver una consulta teórica, hablar de su dialecto de la Baja Baviera o de la variedad del mundo, y que sazonaba con explosiones de risa que todavía oímos.

 

José Carlos Huisa Téllez

Johannes Gutenberg Universität-Mainz

 

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