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Lexis

versión impresa ISSN 0254-9239

Lexis vol.40 no.2 Lima jul./dic. 2016

 

ARTÍCULOS

 

Semántica léxica y estructuración aspectual/eventiva: telicidad, perfectividad y delimitación en el análisis de las cópulas españolas

 

Ma. Eugenia Mangialavori Rasia

Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Argentina

 


Resumen

La alternancia ser/estar ha inspirado numerosos estudios y, consecuentemente, una significativa variedad de conceptos técnicos. Ante este panorama, proponemos avanzar hacia un refinamiento de los parámetros aspectuales empleados, con énfasis en los niveles lingüísticos en los que se originan y en la diferenciación entre semántica léxica/construccional. A partir de diagnósticos específicos, proponemos: primero, que ser y estar se alejan de la noción estándar de cópula y verbo estativo y son cuanto menos ambiguas respecto al tipo eventivo de las construcciones que articulan; segundo, que propiedades asignadas en la literatura no responden a la cópula, sino a la construcción; tercero, que la delimitación [boundedness] capta más eficientemente las situación de ser/estar, como propiedad semántica diferente y lógicamente distinguible de la perfectividad y telicidad.

Palabras clave: telicidad, delimitación, cópula, estado.

 


Abstract

Spanish copulas have inspired a vast amount of studies involving a significant number of technical concepts in their description. Against this background, we concentrate on the need to refine the technical parameters used, focusing on the linguistic domains where they are encoded and on the distinction between lexical and constructional semantics. Building on specific tests, we propose that ser and estar: (i) depart from both the standard notion of copula (semantically trivial verb) and of stative verb (lacking temporal structure) and are at least ambiguous as for the eventive type of construction they render; (ii) that many properties observed in the literature do not actually ensue from to the copula per se, but rather from the construction they head; (iii) and that the parameter boundedness best captures their situation, as long as it is conceived as a different semantic property, logically distinguishable from perfectivity telicity.

Keywords: telicity, boundedness, copula, stative verbs.

 


1. Introducción

Como es sabido, la alternancia copular del español ha inspirado una vasta cantidad de estudios. En gran parte, el interés se debe a los llamativos patrones seleccionales determinados por ser y estar, tan difíciles de captar y predecir de manera definitiva. Otra cuestión de interés está dada no por aquellos predicados característicamente seleccionados por una u otra cópula, sino por las propiedades distintivas de ser y estar, las cuales no solo explican las diferencias seleccionales sobre los predicados recién aludidas, sino que marcan contrastes significativos en aquellos contextos donde coinciden, determinando una alternancia libre pero no trivial. A ello se suma una heterogeneidad, pocas veces reconocida, en cuanto a los distintos tipos de predicaciones a las que tanto ser como estar pueden dar lugar. Ciertamente, un abordaje integral de estos datos no ha sido, en términos generales, la elección más frecuente para los estudios específicos, en especial en tanto tal disparidad supone, en cierta manera, un desafío para los avances logrados hasta el momento sobre la base de ciertos parámetros aspectuales.

Como consecuencia del interés sostenido —y de la amplia gama de propuestas ensayadas hasta el momento—, una significativa variedad de conceptos técnicos se ha visto involucrada en el análisis. Además del desacuerdo en cuanto a qué propiedad formal es la más adecuada para describir a cada cópula, tal proliferación ha supuesto una complicación adicional, relacionada a la falta de consenso en cuanto a qué se entiende por cada uno de estos conceptos, en qué nivel lingüístico se instancian y cómo se comprueban en la práctica. Desde nuestra perspectiva, tales variaciones marcan la necesidad de mayor precisión en los parámetros formales empleados a la hora de esclarecer tanto las propiedades características del sistema multicopular español, como la respectiva división de tareas entre léxico-sintaxis-morfología. La toma de postura a este respecto toca una serie de problemas semánticos de interés, como es la posible interacción entre las propiedades semánticas de un verbo léxico, los demás constituyentes de la cláusula y la flexión; las alternativas que comprende la semántica verbal (elasticidad del significado, inestabilidad dentro de una clase) y la variedad de construcciones a las que puede dar lugar un verbo. A esto se suma la notable divergencia que plantea el español ante el escenario más generalizado —i.e., el empleo de una cópula única (pura) y, por ende, ante la definición clásica de cópula como elemento semánticamente neutro.

Ante este panorama, el primer objetivo del presente trabajo será trazar una descripción más precisa de las propiedades aspectuales de las cópulas españolas, dentro del marco de los verbos estativos. Veremos brevemente cómo han sido analizadas en la literatura, cuáles de esos supuestos están fundamentados de acuerdo con las pruebas específicas, y en qué aspectos resulta necesaria una reconsideración de su status dentro de la clase. Sin entrar en detalles acerca de su composición sintáctica interna,1 analizaremos las características semánticas que las diferencian y que resultan relevantes (y sensibles) tanto a otros niveles gramaticales (sintaxis, morfología) como extragramaticales. En este sentido, vale aclarar que si bien la revisión crítica de los antecedentes forma parte del desarrollo, esta no constituye el fin en sí mismo del trabajo; más bien supone un marco general necesario a los fines de avanzar hacia un mejor entendimiento de los parámetros involucrados en el fenómeno en cuestión.

Como extensión natural, abordaremos en segundo término la hipótesis de que las cópulas españolas se alejan en varios aspectos de la definición del verbo de estado como carente de propiedades aspectuales relevantes, así como de los estados como clase aspectual homogénea.2 A partir de la ambigüedad aspectual, plantearemos hasta qué punto las características observadas en ocurrencias de ser y estar se deben a la semántica (aspectual) léxica del verbo o bien a la construcción de un predicado. Como fundamento principal tomaremos la propuesta de que los verbos estativos pueden ser también vistos como componentes básicos a partir de los cuales se constituyen predicados más complejos. Puntualmente, propondremos que, si bien las propiedades observadas en la literatura muchas veces corresponden a una construcción y no a la cópula en sí propio, también es cierto que la cópula misma posee rasgos que habilitan tanto su participación en determinadas construcciones, como su exclusión en otras —además de motivar justificadamente la alternancia verbal complementaria—, alineándonos con la propuesta de que la telicidad y la perfectividad suponen sistemas diferentes de la delimitación.

El trabajo se estructura de la siguiente manera: luego de un breve repaso por los parámetros aspectuales usualmente empleados en el análisis de ser y estar, y de la introducción de detalles técnicos, procederemos a los diagnósticos específicos. A continuación, nuestra propia hipótesis y propuesta, basada en la diferenciación entre delimitación y telicidad, como prolegómeno de una investigación más detallada a futuro. Finalmente, se comentan algunas extensiones de la propuesta y conclusiones finales.

2. Perspectivas de análisis para ser y estar

2.1. Aspecto composicional: el predicado copular

Como indicábamos en la introducción, uno de los aspectos más llamativos del español radica en la alternancia verbal complementaria entre dos cópulas. Tal situación supone una ventaja interesante, en la medida en que hace (gramaticalmente) visibles contrastes semánticos no explícitos en lenguas donde los predicados equivalentes se articularían a través de una única cópula —i.e., sin contenido aspectual específico. Ante todo, la alternancia copular expone diferencias significativas entre dos predicados estativos con propiedades e implicaciones semánticas divergentes; por otro lado, determina la consecuente distribución complementaria de los potenciales predicados adjetivales con distintas propiedades formales.

En efecto, es sabido que los adjetivos no suponen una clase semántica (aspectualmente) homogénea. Más importante, dicha heterogeneidad ha aportado una línea de estudio destacada para las divergencias expuestas por las cópulas españolas. Ya sea desde la descripción basada en la distinción carlsoniana entre predicados de estadío y de individuo, o bien por las relaciones que pueden establecerse con la morfología perfectiva (e.g. Bosque 1999, Gallego y Uriagereka 2009), la división de los predicados adjetivales en tipos diferentes aporta un eje de análisis intuitivamente muy atractivo para las características que diferencian a ser y estar.

Por ejemplo, y como es sabido, las gramáticas suelen definir a las cópulas españolas a partir de su compatibilidad con los distintos predicados. Así, ser es comúnmente analizado a partir de su afinidad con predicados adjetivales que denotan estados o cualidades de duración indefinida, que se interpretan o bien como poseídas por el individuo (cf. Arche 2006:16), o bien como características relativamente estables que definen al individuo a través de la pertenencia a un grupo o clase (cf. Leonetti 1994: 199). Como contraparte, estar es usualmente caracterizado por su asociación con aquellos adjetivos que expresan propiedades correspondientes a etapas temporalmente limitadas, que se interpretan como inestables (cf. Escandell y Leonetti 2002), no permanentes (Camacho 2012), probablemente sujetas a cambio o resultantes de uno (Bosque 1999).

A los fines prácticos, y como extensión de este criterio, se suele apelar a las propiedades perfectivas del adjetivo (F. Leborans 1999; Bosque 1999 i.a.) (1) y la distribución copular correspondiente (2), a la hora de delinear las propiedades gramaticales de ser y estar. Luego, el contraste semántico se formaliza a través del patrón de distribución complementaria (cf. Leborans 1999; Luján 1981; Leonetti 1994; Hernanz 1988, i.a.).3

(1) a. {Estar/*Ser} {contento/descalzo/harto/lleno}

     b. {*Estar/Ser} {capaz/mortal/idóneo/válido}

(2) a. [+Perfectivo]: contento, descalzo, harto, lleno

     b. [-Perfectivo]: capaz, mortal, idóneo, válido

Dicho eso, es necesario advertir algunos aspectos problemáticos. En principio, un estudio de (las implicaciones gramaticales de) una alternancia aspectualmente no trivial armado sobre la base de las propiedades aspectuales de los (potenciales) complementos usualmente es a expensas de un estudio específico sobre la presencia de rasgos (afines o bien discordantes) en ser/estar; incluso cuando tales rasgos resultan vitales para explicar las (in)compatibilidades observadas. En segundo lugar, es evidente que la descripción representada en (1) no capta un set importante de predicados compatibles con ambas cópulas (3). En la práctica, el problema se salva, por ejemplo, recurriendo a una clase adicional, designada mediante notaciones como [±Perfectivo] (o similar) a fines de captar los casos no comprendidos­ en la distribución complementaria de (2) (cf. F. Leborans 1999: 2429; Luján 1981 i.a.). Así y todo, la postulación de una clase adjetival aspectualmente ambivalente (Luján 1981) o subespecificada respecto a la distinción IL/SL (Fernández Leborans, 1999) no aporta una explicación fundamentada para el hecho de que los casos excedentes presenten propiedades aspectuales visiblemente diferentes cuando lo único que varía entre ellos no es el predicado sino la cópula. En otras palabras, la importancia de los pares mínimos ilustrados en (3) pasa por el hecho de que marcan el mismo contraste semántico notado en (1) sin variar el complemento copular.

(3) a. Estar {gordo/alto/alegre/elegante}

     b. Ser {gordo/alto/alegre/elegante}

En tercer lugar, y a consecuencia de esto último, el enfoque aludido supone una asunción (en nuestra opinión) demasiado fuerte, relacionada con la adhesión a la definición de la cópula como elemento carente de propiedades aspectuales propias (cf. Gili Gaya 1943:§121; F. Leborans 1999:§37, i.a.). Si bien ciertas propuestas ofrecen alternativas interesantes —como tomar en cuenta estos patrones para el análisis de las propiedades aspectuales de los adjetivos (e.g. di Tullio 2005: 184, Gallego y Uriagereka 2009, Bosque 1999)— es importante observar que la línea central de análisis no es fácilmente conciliable con la suposición de que las cópulas son elementos estrictamente gramaticales "cuya única función consiste en ser soporte de los rasgos flexivos" (di Tullio 2005: 76). Si las cópulas españolas efectivamente fueran elementos semánticamente triviales o meros soportes de rasgos flexivos, entonces sería muy difícil explicar en términos formales la incompatibilidad semántica con predicados de cierto tipo y la afinidad con otros (cf. (1)-(2)), sin contar con la instanciación de una alternancia verbal complementaria y sistemática ente términos (verbos) presuntamente carentes de propiedades distintivas (y precisas para motivar la alternativa). Volviendo a lo anterior, podríamos insistir preguntando por qué, de ser semánticamente­ vacuas, estar determina una construcción diferente de la lograda por ser ante la sola variación de la cópula.

Desde nuestra perspectiva, los casos de (3) resultan significativos no por exceder la distribución complementaria, sino más bien por las diferencias que revelan y por el desafío que presentan a la hipótesis clásica de la cópula semánticamente vacua (cf. F. Leborans 1999). En particular, la existencia de pares mínimos favorece la hipótesis de que en la doble alternancia determinada por ser y estar la cópula no es menos relevante que el adjetivo, sino que ambos suponen contribuciones igualmente significativas en la conformación del predicado.

Por motivos de espacio, la sección se cierra con la certeza de que un análisis enfocado en las características de los predicados compatibles con cada cópula entraña consideraciones interesantes, pero resta interés a los contextos de libre alternancia. Queda asimismo en claro que la situación del español difiere del escenario standard, donde el adjetivo representa la única variable en la determinación del contorno aspectual del predicado en pares mínimos, y que esto supone tanto una ventaja para el análisis, como un caso de estudio de interés.

No obstante, también es vital considerar el rol de otros elementos en el predicado. Específicamente, queremos llamar la atención sobre otro punto clave, pero menos frecuentado, en el análisis aspectual de ser y estar. Nos referimos a hecho de que el contraste semántico determinado en la alternancia copular no se limita a los patrones combinatorios referentes al complemento (SA, SP), sino que también toca a adjuntos cruciales en la detección de distintas propiedades aspectuales, como se ilustra en (4).

(4) a. George Clooney {*es/está} soltero {nuevamente/por ahora}.

     b. George Clooney {es/*está} soltero por naturaleza.

     c. George Clooney {*fue/estuvo} soltero {en/por/durante} una hora.

     d. George Clooney {*fue/estuvo} soltero {lunes y viernes}.

Precisamente, al tratarse de complementos no triviales en relación a la estructuración temporal del predicado y a las implicaciones semánticas correspondientes, tales patrones permiten evaluar la presencia de distintas propiedades formales en cuanto a la constitución eventiva o aspectual del predicado y de la cópula en sí. De hecho, es algo largamente sabido que la principal diferencia entre las cópulas españolas es esencialmente aspectual. Ahora, la pregunta en cuestión, y la que guía este trabajo, será entonces cuál es la propiedad que mejor refleja dicha diferencia. En vista de ello, en las secciones que siguen pasaremos a analizar en mayor detalle distintos parámetros aspectuales involucrados en el análisis de ser y estar.

2.2. Aspecto morfológico: la perfectividad

Como se sabe, el concepto de perfectividad ha sido empleado extensamente en el análisis de las cópulas españolas (e.g. (2) arriba). Sin embargo, su aplicación no está libre de conflictos, en particular respecto a la clase eventiva involucrada y al dominio de instanciación.

En cuanto al primer problema, queremos reparar —aunque más no sea brevemente— en el potencial conflicto entre la propiedad observada y el tipo eventivo correspondiente a ser y estar. En concreto, la caracterización esquemáticamente representada en (2) nos pone ante la aplicación de un parámetro específico (perfectividad) a un tipo de verbo (cópula) regularmente asociado a la expresión de estados. Esto resulta inconveniente en la medida en que el estado se concibe, por definición (desde Vendler 1979; Dowty 1991), como tipo verbal eventivo ajeno a la estructuración temporal y a la perfectividad.4 Ciertamente, el contratiempo ha sido ya aludido en trabajos previos que acuden a este concepto; por ejemplo, F. Leborans (1999) propone un análisis de estar basado en rasgos perfectivos, como indicamos arriba, no sin inmediatamente aclarar que el verbo "debe ser necesariamente considerado imperfectivo, dada su naturaleza estativa" (1999: 2436). Desde ya, la contradicción se evita en la medida que se introduzca una observación adicional: reconocer que los predicados articulados por estar no suponen una clase aspectual homogénea —de hecho, esta hipótesis se verá respaldada por numerosos ejemplos expuestos a lo largo del presente trabajo, tanto como en trabajos previos.

El segundo problema está relacionado con la definición de la perfectividad y su aplicación al estudio de la semántica léxica de un verbo. A este respecto, es importante destacar que, aunque no siempre haya sido entendido del mismo modo, la [im]perfectividad está caracterizada en los estudios específicos como un sistema aspectual diferente e independiente del aspecto léxico (Depraetere 1995; Borik y Reinhart 2004; Guéron 2007),5 definido a partir de la flexión témporoaspectual y del aspecto relativo al punto de vista [viewpoint aspect] que refleja la distinción perfectivo/imperfectivo6 —esto es, por el sistema de referencia temporal, sobre la base de las relaciones que se establecen entre tiempo de referencia, tiempo de habla, y tiempo del evento (cf. Borik y Reinhart 2004: 13). Lo que queremos destacar es que, al tratarse de un fenómeno relacionado con la flexión morfosintáctica y a categorías funcionales ubicadas por fuera del dominio verbal (ST), antes que una diferencia relativa a la semántica (léxica) del verbo propiamente dicho, la perfectividad podría afectar la especificación temporal de los predicados denotados­ mediante las cópulas españolas o exponer diferencias; pero no define directamente al fenómeno bajo estudio (i.e., como alternancia sistemática determinada por la semántica propia de cada verbo). De hecho, nótese que las restricciones seleccionales motivadas por las propiedades formales de las cópulas se mantienen de forma consistente, independientemente de la clausura temporal determinada por la perfectividad (5).

(5) a. George Clooney {fue/era/había sido} {*cansado/inteligente}

     b. George Clooney {estuvo/estaba/había estado} {cansado/*inteligente}

Más aun, la diferencia entre ser y estar también parece ser independiente de la (im)perfectividad contribuida por el predicado copular, en la medida en que el contraste entre predicaciones con implicaciones aspectuales específicas con cada cópula es igualmente visible en combinación con predicados no perfectivos o neutros. Para dar un ejemplo, podemos notar que la incompatibilidad del predicado articulado por ser con adjuntos que restringen el estado o propiedad a una instancia específica (e.g., en esos días en (6)a) también se presenta con un complemento predicativo no perfectivo, lo cual es consistente con la tradicional asociación de esta cópula a estados de duración indefinida, propiedades inherentes, etc. Por su parte, estar se mantiene incompatible con adjuntos que determinan una lectura de tipo similar (e.g. por naturaleza), pero afín a los complementos asociados a un estado/propiedad de vigencia limitada (resistidos por ser). Además, y como ya sugería (3), tales contrastes son por lo general advertidos con predicados no perfectivos e incluso en el tiempo aspectualmente menos marcado —y, por definición, prototípicamente imperfectivo—, como es el presente.

(6) a. George Clooney {fue/era/había sido} {feliz/tranquilo} {por naturaleza/*en esos días}

     b. George Clooney {estuvo/estaba/había estado} {feliz/ tranquilo} {*por naturaleza/en esos días}

Dicho esto, y si bien por motivos de espacio no repararemos en esto en detalle, también es necesario notar que la imperfectividad —cuya implicaciones en el análisis verbal cuenta ya con largos antecedentes (desde Dowty 1979; Bach 1986)— puede resultar útil al revelar contrastes en las implicaciones de la predicación articulada por ser y estar que no resultan fáciles de apreciar en otros escenarios. Por ejemplo, la flexión en pretérito imperfecto con ser involucra una contradicción lógica con la vigencia del mismo estado en el presente como sugiere ((7)a). Esto se debe a que, en tanto el estado/propiedad designado mediante esta cópula se asume como propiedad vigente a lo largo del período vital del sujeto (Life-Time effect, cf. Mangialavori 2013b; Arche 2006), la ubicación en el pasado se correlaciona con la ubicación en el pasado del término de vida del sujeto. En contraste, la naturaleza temporalmente acotada del estado/propiedad expresado con estar permite la no contradicción entre la ubicación del estado en el pasado y la vigencia presente del sujeto (posiblemente, otro estado (7)b).7 Por su parte, es de notar que, ante flexión perfectiva, la combinación con ser determina la interpretación de un estado acabado (tanto como el período vital del sujeto), mientras que en estar se acentúa la lectura correspondiente al cambio de estado ((8)b).

(7) a. Gorge Clooney era feliz [, #hoy en día todavía lo es].

     b. Gorge Clooney estaba feliz [, hoy en día todavía lo está].

(8) a. Gorge Clooney fue feliz [, *hoy en día lo es].

     b. Gorge Clooney estuvo feliz [, hoy en día (*no) lo está].

En resumen, una definición estricta de la perfectividad la sitúa en un dominio (ST) externo al fenómeno bajo análisis. Sin embargo, reconocer que la perfectividad pertenece a un sistema diferente de la semántica léxica verbal no implica desconocer su incidencia a los fines de revelar discrepancias en las implicaciones semánticas de las cópulas —especialmente en el caso del español, que comprende un sistema flexivo diferenciado para la (im)perfectividad.

2.3. Aspecto semántico: la telicidad

La telicidad representa un parámetro central en el estudio del aspecto semántico de los verbos, así como una alternativa frecuente en el análisis de las cópulas españolas, en especial para estar (Schmitt 1993; Zagona 2009; Camacho 2012; Luján 1981 i.a.). Sin embargo, tanto su definición como los diagnósticos específicos también suponen consideraciones de interés.

Por un lado, la aplicación del parámetro telicidad al estudio de ser y estar también involucra un potencial conflicto en relación al carácter estativo de los predicados analizados —esto es, como clase eventiva, más allá de las diferencias aspectuales dentro de la clase.8

Como se sabe, la definición standard o más consensuada de la telicidad corresponde a un evento que progresa hacia un punto final oculminación, mientras que el estado se define como clase aspectual por carecer tanto de punto final como de progresión (cf. Vendler 1979; Dowty 1991). A este respecto, es justo reconocer que el problema desaparece ni bien se abandona la concepción de las cópulas como generadoras de predicados necesariamente estativos. Y, como veremos a continuación, la variedad de construcciones generadas por ser y estar hace que la aplicación de parámetros específicos como telicidad en verdad suponga un escenario tan legítimo como excesivo: ciertamente, son muchas las construcciones copulativas articuladas por estar que exhiben propiedades ligadas a la telicidad, como indica tanto la literatura citada como las pruebas específicas que presentamos a continuación; no obstante, los datos también marcan la ocurrencia de estar en contextos no télicos. En vista de ello, asumiremos la necesidad de considerar que la participación de un verbo en una construcción eventiva compleja (e.g. télica) no implica la presencia de tales rasgos en el verbo mismo. Luego, en lo que sigue buscaremos destacar hasta qué punto una clara diferencia entre la telicidad inherente al verbo y aquella establecida en el entorno de una construcción es clave en el análisis de las cópulas españolas y especialmente en la identificación de su propiedades formales.

2.3.1. Semántica léxica del verbo: diagnósticos de telicidad

En términos generales, hay dos propiedades aspectuales decisivas a la hora de determinar el tipo eventivo de un verbo: telicidad y duratividad. En particular, estos parámetros —entendidos como la presencia de un punto culminante y de extensión temporal en el evento, respectivamente— constituyen la base sobre la cual se determina la tipología clásica de los eventos (Vendler 1957), resumida en (9). Ahora, considerando que en este marco el estado se define por un valor negativo para ambas variables (cf. (9)d), la descripción de estar como télico (cf. Schmitt 1993; Camacho 2012, i.a.), de sostenerse, contradiría al menos la definición tradicionalmente consensuada de las cópulas como verbos estativos. En vista de ello, creemos que una revisión de los diagnósticos específicos de esta propiedad es indispensable.

(9) a. Realización [+télico], [+durativo]       e.g. Pintar [un cuadro].

     b. Logro [+télico], [-durativo]              e.g. Encontrar [una moneda].

     c. Actividad [-télico], [+durativo]         e.g. Caminar.

     d. Estado [-télico], [-durativo]             e.g. Ser alto.

(10) lista los diagnósticos usuales para la detección de telicidad y duración —i.e., los parámetros según los cuales se determina la pertenencia de un verbo a una eventiva, de acuerdo con (9).9 En el caso específico de ser y estar, podemos comenzar por advertir que estar muestra resultados llamativos para una cópula, al menos según la definición clásica del verbo estativo (i.e., (9)). Ante todo, nótese que resulta viable con el diagnóstico de telicidad más tradicional: la compatibilidad con adjunto de punto final (11). Incluso muestra resultados relativamente aceptables con indicadores típicos de culminatividad como tomar x tiempo (12) y parece admitir la incrustación bajo verbos culminativos (13).10 Por su parte, otra prueba usual como la vigencia en términos temporales no conjuntos de (14) —representados por días de la semana no consecutivos— parece tan natural como la posibilidad de pausa —i.e., la no vigencia del estado en el período que media entre los términos de (14)— tal como marca (15).

(10) Telicidad:

- Combinación con adjunto de punto final, e.g. en X tiempo (11), (Dowty 1991)

- Términos temporales no conjuntos (Verkuyl 1993) (14) -Pausa (Landman y Rothstein 2010) (15)

- Subordinación a verbos de tipo terminar de, dejar de, acabarde (13) (Verkuyl 1993).

- Ambigüedad de adjuntos tipo hasta (durativo vs. consecutivo, Karttunen 1974; Verkuyl 1993) (16).

- Ambigüedad de alcance de negación y adjuntos como casi (17) (Bennet y Partee 1972).

- Ambigüedad entre lectura continua y lectura iterativa (Depraetere 1995) (18). Duración:

- Posibilidad de delimitación por framing [por X tiempo, e.g.(22)] (Dowty 1991)

- Admisión de complementos temporales durativos (21) (Dowty 1991)

(11) Las entradas estuvieron disponibles en diez minutos.11

(12) Les tomó diez minutos estar {conscientes/listos/disponibles/ libres}.

(13) a. Las entradas {terminaron/acabaron} de estar disponibles el viernes.

       b. Las entradas dejaron de {estar/*ser baratas} el viernes.

(14) Las entradas estarán disponibles el martes y el viernes [de la semana próxima].

(15) Las entradas dejaron de estar disponibles el martes y volvieron a estarlo el viernes.

En cuanto a la negación, los datos sugieren la viabilidad de otras dos condiciones relevantes: la combinación con límite temporal (16) —volveremos sobre esto luego— y el doble alcance del operador negativo (17), en la medida que la negación pueda tener alcance o bien sobre el proceso que establece el estado designado (en el ejemplo, de puesta en venta de las entradas) o bien sobre el estado resultante (i.e. la entrada en vigencia de su disponibilidad). De acuerdo con esto último, estar sería no solo télico, sino también resultativo —y, por ende, se trataría de un escenario mucho más complejo y alejado de la definición clásica de cópula.12

Finalmente, queremos reparar en la posibilidad de lectura continua y lectura repetitiva. Nos referimos al hecho de que solo en eventos con propiedades específicas —ciertamente no comprendidas en la definición clásica del estado ((9)d)— es esperable una ambigüedad entre la referencia o bien a distintas eventividades (distintos episodios comprendidos en el término de esa época, o, quizás más claramente con varias veces) o bien a un único estado extendido homogéneamente en el tiempo (un período temporal determinado, por ejemplo, el término comprendido por esa época). Curiosamente, casos como (18) sugieren tal ambigüedad.

Por último, podríamos notar que estar tiene resultados satisfactorios con el entorno clásicamente empleado para distinguir verbos no estativos, como son los adjuntos que refieren al modo en el cual se lleva a cabo una acción (Voorst 1988: 53) (19).

(16) Las entradas no estuvieron disponibles hasta {el martes/que la página habilitara la compra}.

(17) Las entradas no estuvieron disponibles.

       → Comenzaron el proceso de puesta en disponibilidad de las entradas, pero no se lo logró.

       → No comenzaron el proceso de puesta en disponibilidad de las entradas.

(18) Las entradas {estaban/estuvieron} disponibles {en esa época / varias veces}.

(19) Las entradas estuvieron disponibles sin mucho esfuerzo.

Como contraparte, ser sí parece mostrar los resultados esperados (i.e., consistentemente negativos) ante estas pruebas. Como se aprecia en (20), esta cópula no parece admitir adjuntos de punto final (a), vigencia en términos temporales no conjuntos (b), incrustación bajo verbos culminativos (c), ni límite temporal con negación (d). Tampoco parece posible la lectura de negación sobre el resultado de un proceso (e’) ni sobre el proceso mismo (e"). Por ende, ser estaría de acuerdo con la definición del verbo estativo ((9)d),mientras que estar pareciera corresponder a otra situación. Específicamente, hasta aquí su situación estaría de acuerdo con las propuestas que lo caracterizan como télico (Schmitt 1993; Zagona 2009; Camacho 2012; Luján 1981 i.a.), pero en contradicción con la definición del predicado de estado (cf. (9)d).

(20)  a. ?*Las entradas serán baratas en diez minutos.

b. ?*Las entradas serán baratas el martes y el viernes.

c. Las entradas {?*dejaron/*terminaron} de ser baratas el martes y volvieron a serlo el viernes.

d. ?*Las entradas no fueron baratas hasta el martes

e. Las entradas no fueron baratas.

e’.→ *Comenzaron el proceso de bajada de precios de las entradas, pero no se lo logró.

e"→ ?*El proceso de bajada de precios de las entradas no comenzó.

Sin embargo, así como es relevante tener en consideración datos como (11)-(17), también es crucial observar que estar es compatible con los diagnósticos específicos de atelicidad. En verdad, las pruebas indican que la cópula descripta como télica en tantos trabajos resulta admitir de manera bastante natural los adjuntos de duración (21) y el framing (22) usualmente empleados en la identificación de verbos atélicos (desde Dowty 1979; Verkuyl 1993).

(21)  a. Las entradas {están/estuvieron} disponibles {toda la noche/ durante toda la semana}.

b. Las entradas{son/fueron}baratas{?*toda la noche/?*durante toda la semana}.

(22)  a. Las entradas{están/estuvieron}disponibles[por(dos)horas].

b. Las entradas {son/fueron} baratas [?*por (dos) horas].

Llegado este punto, es posible ofrecer consideraciones adicionales sobre el caso planteado por (16) más atrás. En particular, creemos necesario aclarar que los adjuntos en cuestión (hasta) no guardan una relación directa con la telicidad, sino que en verdad se comportan de manera diferente con descripciones de eventividades télicas y atélicas. Puntualmente, la combinación con un verbo télico (21) supone una sensibilidad a la polaridad que determina la interpretación de hasta como adverbio de marco, donde la eventividad se interpreta como ubicada en un punto temporal coincidente con el designado por el adverbio (uso puntual); en cambio, en la descripción de eventos atélicos (24), la interpretación del adjunto correspondería a la de los adverbios durativos —i.e., indicando que la eventualidad se extiende sobre cierto un intervalo temporal cuyo fin (y no su inicio) corresponde al punto marcado por el adverbio. Curiosamente, estar vuelve a presentar resultados llamativos, en tanto que, contra lo esperable para un verbo atélico, parece capaz de habilitar una lectura puntual o consecutiva de hasta (23) donde el predicado (estado) se interpreta como instaurado a partir del punto temporal marcado por el adverbio. Asimismo, es capaz de habilitar la lectura durativa (24) propia de los verbos atélicos, en la que el estado se interpreta como vigente durante el período de tiempo delimitado por hasta. A este respecto —y dejando de lado la relativa marginalidad de ((23)b), que es mejorable en ciertos contextos— la ambigüedad de estar es realmente notable.13

En el caso de ser, salvo circunstancias excepcionales, nótese que continúa suponiendo una contraparte significativa, en la medida en que no parece natural con estas alternativas (25). En cambio, sí parece compatible con otros adjuntos durativos (cf. (21)-(22)), los cuales solo serían posibles, de acuerdo con los lineamientos clásicos, con los verbos atélicos —con los télicos, la combinación debería ser posible solo ante negación. En suma, otra diferencia de interés entre ser y estar —que sí admite ambas variantes— es la que se resume en (26).

 

El segundo corolario que se desprende de estos datos es que ser continuaría coincidiendo sin mayores conflictos con la caracterización clásica del estado ((9)d). Sin embargo, también es sabido que esta cópula aparece en contextos que suponen tanto duratividad o proceso como contornos temporales,15 como la posibilidad de frase progresiva y la subordinación a verbos de percepción (27) (cf. Arche 2006; Marín 2009; Mangialavori 2014). Ahora, debe señalarse que estos hechos están directamente definidos tanto por las características formales del predicado adjetival como por las de la frase nominal (sujeto). A modo de ejemplo, podemos notar que construcciones con otro tipo de predicado adjetival (i.e., no asociado a un estado anímico (28)) y otro tipo de referente para el sujeto (i.e., no animado, (29)) no resultan exitosas en los ámbitos empleados para fundamentar la asociación de ser con eventos durativos o progresivos (cf. Mangialavori 2013a; Marín 2009 i.a.). Por ende, de querer atribuir duración o proceso a ser, debería asumirse que estas propiedades responden a una construcción específica dependiente no del verbo en sí —de hecho, son muchos los verbos estativos que dan lugar a la misma lectura en estos entornos—, sino de los otros constituyentes internos al SV. En consecuencia, y por los mismos criterios, podríamos entonces considerar que la telicidad de (ciertas construcciones con) estar no está dada por la cópula per se: claramente, la telicidad no es independiente del contexto (i.e., no basta con estar), en la medida que un número considerable de sus ocurrencias no exhibe tales características, sino incluso las contrarias (cf. (21)-(24) más atrás).

(27)  a. Amal está siendo amable.

b. George vio a Amal {ser/siendo} amable.

(28)  a. *George Clooney está siendo {alto/actor}.

b. *El encargado de la taquilla vio a George Clooney siendo {alto/actor}.

(29)  a. *El libro está siendo agresivo.

b. *El profesor vio al libro siendo agresivo.

Analizaremos esta hipótesis en la sección siguiente. Como introducción, vale aclarar que, en vista de los datos ofrecidos, la visión de la telicidad como un fenómeno construccional es apoyada tanto por el hecho de que la cópula está abierta a la posibilidad de lecturas estativas y no estativas en contextos apropiados, así como por los hallazgos documentados en la literatura sobre las cópulas en general, los cuales proveen evidencia de que la estatividad, telicidad y las clases aspectuales (e.g. (9)) pertenecen no a los verbos en sí propio, sino a los predicados que nuclean (cf. Dowty 1979, 1991; Tenny 1987, 1992). Luego, considerando la convergencia entre este escenario general y los datos provistos por el español, sería razonable admitir la posibilidad de que las características observadas en la literatura no sean propiedades de ser/estar, sino más bien de los predicados. Desde ya, la hipótesis demanda el abordaje de cuestiones más precisas a las que procederemos a continuación. Hasta aquí, queda en claro que, en cuanto a la expectativa de un comportamiento homogéneo y análogo a otros verbos usualmente clasificados como estativos, sería necesario considerar que los diagnósticos clásicos de (a)telicidad indican que ni ser ni estar muestran de manera consistente el comportamiento esperable de un estado en todas sus ocurrencias. Más bien, lo que se deduce es que, por un lado, las cópulas españolas son cuanto menos ambiguas con respecto al tipo de eventividad denotada por la cláusula; y que, por el otro lado muchas ocurrencias muestran signos de propiedades no esperadas en la definición de (9).

2.3.2. Semántica composicional: telicidad y estructuración eventiva

Por lo general, se considera que el aspecto semántico, básicamente representado por la (a)telicidad, se define por el tipo de intervalo durante el cual se desarrolla el evento; y, en particular, por la inclusión de un punto final. Ahora, que esta noción se conciba básicamente en el campo de la semántica —y, específicamente, de la semántica léxica— no excluye una potencial contribución de la sintaxis. En verdad, es sabido que los eventos télicos pueden estar designados por una categoría léxica (prototípicamente, un verbo), pero también por una construcción —el caso más conocido, la incidencia del complemento interno o de adjuntos relevantes (e.g., Tenny y Pustejovsky 2000 i.a). Así, cuando el significado verbal se combina con otros constituyentes aspectualmente significativos, la composición resultante da lugar a una predicación única, con matices particulares (dentro de una gama posible) . Como contraparte, también puede suceder que sea un único verbo el que instancia diferentes (sub)eventos combinados en un predicado complejo.16 En cualquier caso, se asume que la telicidad abarca alternativas combinatorias, dentro y fuera del ámbito verbal, con la única limitación de que los eventos constituyan un marco semántico coherente (Fillmore 1977 i.a.).

Por ejemplo, en cuanto al caso puntual de los verbos, puede suceder que un verbo designe tanto un estado como un proceso cuyo fin coincide con la instanciación del estado.17 Según la tradición, los verbos estativos son ajenos a la designación de eventos con una complejidad estructural semejante (i.e., proceso y resultado). Sin embargo, dada la posibilidad de una visión construccionista del evento, según la cual los estados son pensados como elementos constitutivos [building blocks] de predicaciones más complejas que las tradicionalmente asociadas con esta clase (cf. Rothmayr 2009), entonces surge otra alternativa para las cópulas españolas y en especial para la gama de eventividades comprendidas en sus ocurrencias: si un verbo puede designar un estado que eventualmente se integra a una estructura eventiva más rica; entonces, ser y estar podrían aparecer en construcciones eventivas realmente complejas, muy diferentes de aquellas tradicionalmente asociadas a los verbos de estado, en calidad de elemento constitutivo. Esta sección hace hincapié en una importante diferencia entre los dos casos —esto es, entre un verbo que por sí mismo denota un proceso y uno que porta ciertas propiedades que lo habilitan a participar en una construcción que lo designa (o implica).

En particular, la hipótesis que planteamos es que estar, a diferencia de ser, posee propiedades aspectuales que habilitan su participación en construcciones télicas, pero que no por eso se trata de un verbo télico en sí propio. Tal propuesta —junto con la diferenciación entre semántica verbal (léxica) y semántica construccional—, responde a la necesidad de lograr un análisis capaz de captar el hecho de que estar en verdad se combina con una amplia gama de predicados yque no todos ellos tienen las propiedades que por lo general se le adscriben al verbo per se. En verdad, dicha situación abre dos problemas centrales. Por un lado, y retomando cuestiones abiertas más atrás, es de notar que estudios que asumen a la telicidad, perfectividad o incoatividad como rasgo propio del verbo suelen llevar a sobregerenalizaciones considerables, como aquella que estipula que estar solo aparecerá con complementos con la morfología relevante(i.e., adjetivos perfectivos, cf. Bosque 1999, Gallego y Uriagereka 2009; incoativos, Camacho 2012, etc.) (cf. (30)). Por el otro lado, y en consecuencia, otro caso problemático e igualmente conocido está dado por la asociación de estar con predicados (locativos) que no solo no disponen de morfología relevante ((31)b), sino que tampoco denotan una situación perfectiva, un proceso télico o un estado con punto final ((31)b’) ni un predicado de nivel de estadío.18 Más allá de esto, es cierto que, como hemos visto en la sección anterior, estar da lugar a construcciones télicas; lo importante —agregamos ahora— es que la obtención de una construcción télica o de una atélica no parece resultar directamente ni de la cópula ni de su complemento (predicado); de hecho, ejemplos de ambas ­instancias (±télicas) surgen con predicados copulares aspectualmente neutros. Para ser más precisos, la propiedad de Subintervalo —un diagnóstico más preciso de telicidad que la combinación con adverbios de punto final (cf. Mangialavori 2015), inspirada en la implicación de culminación ilustrada en (34)— marca la posibilidad de generación de construcciones télicas (32), tanto como a construcciones atélicas (33) sin variar la cópula ni el predicado adjetival.19

 

Con esto, lo que buscamos señalar es que la eventividad designada por el predicado (e.g. estar disponible) no es en sí propio un predicado télico, sino aspectualmente ambiguo. Más bien, y especialmente en consideración de lo planteado en el inicio de la sección, valdría considerar que el verbo estar puede ser pensado no como verbo télico, sino como apto para dar lugar a construcciones con propiedades relacionadas a la telicidad a partir de la incorporación de constituyentes eventivamente relevantes. Luego, surgirían situaciones culminativas o con punto final [endpoint] (à la Dowty 1979), donde el fin del término temporal coincide con el inicio de un estado, que sería el propiamente denotado por la cópula (cf. Mangialavori 2012). En términos generales, la propuesta se construye sobre la noción de que eventos propiamente dichos (como los designados por la cópula) pueden instaurarse en una relación parte/todo con respecto a supereventos hipotéticos. Luego, el verbo instanciaría el estado resultante o final de un proceso que no necesariamente está explícito en su semántica léxica, pero sí habilitado (su implicación) por ella —lo cual explicaría, en consecuencia, el contraste con ser respecto de esta posibilidad. Así, en la división entre telicidad léxica y sintáctica (construccional), la situación de estar no correspondería al primer caso sino al segundo.

La alternativa resulta válida al menos en dos aspectos. Primero, evitamos el problema que supone afirmar que estar denote un evento télico en toda su complejidad, tanto en relación a la definición consensuada (9), como en tanto su arquitectura semántica no comprende, de suyo, los componentes pertinentes. En todo caso, estar correspondería a una predicación estativa que eventualmente (i.e., cuando el contexto contribuye a ello) puede interpretarse como estado final o término de un proceso implicado en una construcción.20 Segundo, la propuesta resulta compatible no solo con la intuición ofrecida en gramáticas descriptivas (F. Leborans 1999), y con la noción de que las cópulas IL (ser) introducen la descripción de un sujeto, mientras que las cópulas SL presentan a su sujeto como "participante de un evento" (Schmitt 1993, Raposo y Uriagereka 1995: 184), sino con dos hipótesis formales ensayadas hasta el momento: por un lado, la noción de relación terminal defendida en otros trabajos (cf. Gallego y Uriagereka 2009, Brucart 2012 sobre el concepto de Hale y Keyser 2002) —pero evitando sus limitaciones (señaladas arriba)—; por el otro lado, con la noción de que los estados constituyen los predicados más básicos a partir de los cuales se edifican predicaciones eventivas complejas (cf. Rothmayr 2009; Levin 2009; Mateu 2008), antes expuesta. En este sentido, queremos destacar que, dada la oposición entre relaciones de coincidencia central y terminal —y si es cierto que el estado se comprende como instancia del primer tipo, mientras que la relación terminal corresponde a los (distintos) eventos no estativos (activos, dinámicos, cf. Hale y Keyser 2002: 218)—, entonces nuestra propuesta también es consistente con el hecho de que la relación terminal (i.e., el evento télico) supone una estructura más compleja que involucra como componente indispensable una relación simple (i.e., una relación central, cf. Hale y Keyser 2002) como término —en nuestro caso, un estado.21 Luego, las ocurrencias atélicas de estar no implicarían una contradicción con lo anterior: si bien puede interpretarse como resultante de (o implicar posibilidad de) cambio, el estado en sí propio no supone un evento transicional o un proceso de cambio en sí mismo (cf. Mourelatos 1978: 416).22

A este respecto, nótese que en las construcciones con estar donde se implica un proceso puede identificarse un elemento semántico adicional —similar al planteado por Larson (1998), o al argumento eventivo en términos davidsonianos—, al cual se refieren adverbios como los incluidos en (35). Dejando de lado la lectura defectiva en la cual los predicados adjetivales indican un estado o situación en la que se ubica el (referente del) sujeto por un período temporal de cierta extensión, existe una segunda lectura en la que se designa un estado resultante de un proceso. En ese caso, los adverbios, de agregarse, no tienen alcance sobre el estado, sino que expresan las propiedades eventivas de esta estructura semántica adicional: ya sea el modo, ya sea el tiempo en el cual el estado es logrado. Por ejemplo, hay una discrepancia llamativa entre una predicación como La ropa está muy seca,23 donde el adverbio opera en la proyección de una función desde la entidad (la ropa) a un conjunto ordenado de grados en una escala de propiedad (i.e., ubicación de la ropa en la escala de sequedad), y un caso como La ropa está completamente seca, donde surge una lectura en la cual el adverbio opera sobre la culminación de un proceso (que termina con cero grado de humedad en la ropa) y en la cual la presencia de estar es crucial (cf.*La ropa es completamente seca). En este sentido, los datos de (35) sugieren diferencias significativas en cuanto al elemento alcanzado por el adverbio: mientras que en los ejemplos de ((35)a) este enfoca la atribución del estado al sujeto (interpretación evaluativa), en los ejemplos de ((35)b) está disponible una interpretación en la que el adverbio expresa el modo en el que el estado se ha instaurado, lo cual a su vez establece una clara diferencia con ((35)c), donde lo que se enfoca a través del adverbio es la restitución de un estado, que bien puede estar temporalmente delimitado, pero no por ello necesariamente resultado o puno final de un proceso (volveremos a esta diferencia luego).24

(35)  a. La puerta está {claramente/decididamente/técnicamente/ impresionantemente} cerrada.

b. La puerta está {herméticamente/firmemente/ perfectamente/prácticamente/sublimemente} cerrada.

c. La puerta está {nuevamente/frecuentemente/raramente/ excepcionalmente} cerrada.

En resumen, los datos indican que en combinación con complementos eventivamente relevantes es posible la aparición de un (verbo de) estado en una construcción eventiva compleja, la cual puede incluir un punto final, y en lo que la semántica propia de estar mucho que ver. En otras palabras, creemos que la existenciade construcciones como (32) y ((35)b) no puede ser accidental, sino muestra de un fenómeno sistemático en lenguas que disponen de una cópula con las propiedades aspectuales relevantes —y que, de hecho, no se encuentra disponible para cópulas con otras características semánticas estructurales (e.g., ser).

Ahora, si nos preguntamos qué propiedades son esas, podríamos responder que otros rasgos formales parecen más apropiados para explicar los fenómenos observados sin por ello incurrir en los inconvenientes que suponen las nociones revisadas. Puntualmente, como respuesta propondremos un análisis a partir del parámetro delimitación [boundedness] (Declerck, 1989, Depraetere 1995). Tal opción cuenta con dos ventajas: por un lado, hace previsible y explica el comportamiento de estar, tan problemático para el enfoque en términos de telicidad, sin implicar una contradicción con su naturaleza de predicado estativo; por el otro lado, la delimitación representa una alternativa de análisis más apropiada precisamente por la diferencia que supone con otros sistemas como la telicidad y la perfectividad.25

3. Telicidad vs. delimitación

Del repaso ofrecido en las secciones anteriores, queda al menos una pregunta pendiente: ¿por qué la telicidad y la perfectividad son tan frecuentemente asociadas y/o confundidas? Precisamente, la explicación usual es que ambas instancias suponen delimitación (cf. Borik y Reinhart 2004, Guéron 2007).26 Esto es particularmente interesante para el problema aquí abordado, en tanto que la delimitación es esencial para dar lugar a predicados con propiedades télicas y/o perfectivas, pero no las comprende necesariamente —tal como sucede con estar.

En nuestro caso, queremos trabajar sobre dos hipótesis. Primero, propondremos que el parámetro aspectual más apropiado para formalizar la diferencia entre ser y estar es la delimitación, y que esto supone diferencias empíricamente comprobables con la telicidad. Puntualmente, proponemos que el miembro aspectualmente marcado del par se definiría por codificar un límite en la estructura temporal interna del estado, lo cual explicaría la semántica temporalmente delimitada de los predicados articulados por estar, tanto como la posibilidad de construcción de eventos complejos que expresan el avance hacia un punto final (telicidad). Luego, la diferencia (cf. (2) más atrás) quedaría reformulada en los términos de (36). Segundo, propondremos que la delimitación capta las ocurrencias esquivas a las caracterizaciones usuales (e.g. duración indefinida). En términos generales, consideramos que este rasgo semántico es relevante en la determinación de distintos hechos gramaticales (cf.(37)).

(36)  estar [+bounded] ­ser [-bounded]

(37)  Relevancia del rasgo delimitado [+bounded] de estar:

a. Selección de adjuntos aspectualmente no triviales (e.g. (4))

b. Restricciones aspectuales sobre el complemento adjetival (e.g. (1)) e interpretación específica (contrastiva) por sobre el tipo aspectual (incluso en predicados de duración indefinida) (e.g. (45))

c. Propiedades léxicas e interpretación (partitiva/específica) del sujeto de la cláusula. (Mangialavori 2013a)

3.1. Pruebas

En cuanto a la primera hipótesis, debemos comenzar por reparar en que varios de los diagnósticos presentados en (10) en verdad corresponden a la propiedad de delimitación y no a la telicidad. Más importante, tal ajuste no se refiere a una opción entre dos términos técnicos competentes, sino a propiedades formalmente diferentes.

Primero, como exponíamos arriba, técnicamente la (a)telicidad se relaciona con la inclusión (o no) de un punto culminativo en el evento descripto. En cambio, la delimitación corresponde a la existencia (o no) de un límite temporal para una situación que no necesariamente involucra un proceso, ni progreso hacia su culminación (e.g., un estado), y más allá del cual la continuación es posible. En otras palabras, incluso los eventos atélicos pueden extenderse a lo largo de un período temporal incluyendo bordes específicos o un límite de vigencia —sin por eso comprender telicidad—, vencidos los cuales es posible la continuación. A diferencia de ello, el evento es télico si la eventividad descripta comprende un punto cúlmine que debe ser alcanzado para que la eventividad esté completa (y designar propiamente al evento) y más allá del cual no puede continuar. Para dar un ejemplo, en los casos analizados (repetidos en (38)-(39) abajo), los adjuntos acentúan la lectura de reanudación de un estado denotado por estar: como grafica (39), la situación o estado puede continuar o reestablecerse luego de cada uno de los límites temporales marcados en (38).

(38) Las entradas estarán disponibles martes y viernes.

(39) Las entradas dejaron de estar disponibles el martes y volvieron a estarlo el viernes.

La diferencia entre delimitación y telicidad va más allá y tiene una clara instanciación en la práctica. Por ejemplo, regularmente se asume que la activación de la lectura frecuentativa en (38) (cf. (40)) es en verdad propia de delimitación, pero de los verbos atélicos. Asimismo, la directa relación entre la construcción restitutiva ((41) a) y la delimitación explica no solo la imposibilidad ocurrencia de la cópula no delimitada (ser) ((41)b), sino que permite dar cuentas del comportamiento de estar sin apelar a la telicidad —más bien, profundizando el contraste con ella. Además, estar refleja otra característica que distingue a la delimitación del sistema telicidad/ perfectividad, relacionada con la incidencia de los bordes izquierdos: mientras que la flexión en tiempo perfecto determina la posibilidad de predicación télica (i.e. la lectura correspondiente a la culminación de un proceso), lo llamativo es que el agregado del límite izquierdo (e.g. desde las ocho de la mañana) restituye la lectura atélica (pero delimitada) (42). Por otra parte, nótese que los adjuntos de este tipo son poco naturales con la cópula atélica no delimitada (i.e., ser). A este respecto, la delimitación proporciona una explicación natural para el hecho de que estar admita, a diferencia de ser, adjuntos de duración delimitada tal como expusimos arriba (cf. (21)), pero que a su vez resulte incompatible con participios de aquellos verbos conocidos por carecer de límite interno (43).27

Por último, queremos reparar en que, ante modificadores de medida como un poco, estar permite la ambigüedad entre un alcance temporal —inviable en los predicados télicos—28 y uno escalar (grado en la escala de propiedad) sobre el estado; mientras que solo la segunda opción está disponible para ser. Precisamente, al no suponer bordes temporales, el predicado articulado por ser no ofrece otra opción al adjunto más que operar sobre el adjetivo.29

 

Hecha la alusión a los diagnósticos específicos —es decir, el aspecto más práctico de la cuestión—, pasaremos finalmente a considerar algunas consecuencias o extensiones de la caracterización semántica que proponemos. Puntualmente, buscaremos exponer que ciertos aspectos característicos de la semántica de estar (matiz contrastivo, restricciones interpretativas sobre otros constituyentes) serían consistentes con la caracterización propuesta.

3.2 Implicaciones de la delimitación temporal de estar: extensión a otros datos

Por lo general, se asume que ninguna explicación es satisfactoria si no da cuentas también de otros fenómenos asociados. Entre los aspectos a resolver, se encuentra el hecho de que una definición aspectual/eventiva ligada ya sea a la culminatividad (telicidad), a la perfectividad o a la noción de predicado de estadío (cf. §2.1) no resulta suficiente para explicar un problema clásico en el análisis de estar: la compatibilidad con predicados que denotan propiedadescon las características opuestas a las esperadas —esto es, permanentes o no sujetas a cambio (45).

 

Curiosamente, esta arista del comportamiento (y de la semántica de estar) no contradice el carácter delimitado que defendemos, sino que podría ser explicada a partir de ella, en la medida en que se admita la implicación de una referencia, al menos implícita, a un estado previo (distinto al denotado por la construcción). En esta sección abordaremos brevemente esta faceta semántica, distintas formas de concebirla y los datos que es capaz de captar.

En verdad, el carácter relativo o contrastivo de los estados expresados por estar se registra tanto en acercamientos tradicionales (cf. F. Leborans 1999) como en propuestas semánticas orientadas al campo pragmático/discursivo (Maienborn 2005) o fenómenos semánticos extragramaticales (coersión, Arche 2006). Dentro de las variantes, algunas de estas propuestas incluyen dicho carácter semántico dentro de la distinción entre predicados de individuo/estadío, siguiendo una distinción entre propiedades denotadas del individuo como tal (ser) y propiedades atribuidas en una ocasión particular (estar), "ligadas a razones externas" (Arche 2006: 2). Otros trabajos (e.g. Maienborn 2005) proponen un rasgo ­específico ([+Nexus], cf. Clements 1998), a los fines de captar la relación implícita con unestado anterior o posterior que se reconoce incluso intuitivamente en los estados expresados por estar. En cualquier caso, tales propuestas demandan algunas consideraciones necesarias.

Primero, la diferenciación en términos pragmáticos no contempla la codificación de rasgos relevantes propia de la morfosintaxis/ léxico del español. Más bien, se trataría de una propiedad no de la estructura inherente de los predicados, sino de la estructura discursiva —de hecho, en este enfoque se asume que ser y estar tienen "básicamente el mismo significado, igual al inglés be" (Maienborn 2005: 167).30 En consecuencia, la diferencia entre ser y estar quedaría en estos términos concentrada en un dominio externo al sistema lingüístico formal, cuando el problema ante el que nos encontramos se resume, esencialmente, en una alternancia verbal complementaria (por ende, inviable entre verbos semánticamente iguales), y, además, con patrones seleccionales e implicaciones semánticas propias de la lengua española (frente a lenguas con alternancias similares como el catalán o el portugués).31 En cualquier caso, no es necesario limitarse a la intuición, ofrecida incluso en manuales o textos de referencia general (cf. Fernández Lagunilla y Anula Rebollo 1995; Di Tullio 2005; Fernández Leborans 1999), de que las cópulas españolas difieren en su semántica aspectual. Más bien, es suficiente considerar que las diferencias se hacen visibles en contextos gramaticales —por ejemplo, los datos hasta aquí aportados, tanto en el presente trabajo como en la literatura disponible—; y esto sucede independientemente de la puesta en uso en contextos pragmáticos específicos —e, inclusive, de sucesivos aportes dentro de la gramática misma (e.g. morfología).

En cualquier caso, y más allá del dominio en el que se codifique, la implicación de un vínculo o relación semántica con un estado precedente depende necesariamente de la delimitación semántica.32

Así, además de la consiguiente posibilidad de abarcar casos como ((45)a), la delimitación supondría no un conflicto sino una congruencia con la denotación de predicados de individuo (en lugar de estadío) con estar (e.g. (45)b), en la medida en que incluso estas ocurrencias se fundamentan en torno a una semántica contrastiva en la cual la delimitación tiene mucho que ver —y que, de hecho, traza una diferencia relevante con los predicados de individuo expresados por ser (cf. Mangialavori 2013a). Así, la delimitación de estar permitiría derivar la eventual denotación de estados que se interpretan como relativos a otros, o ‘resultantes de un cambio’ sin necesidad de asumir tal implicación semántica como característica constante del verbo, y, lo que es más importante, manteniéndose dentro de las posibilidades de codificación lexicosintácticas. Adicionalmente, la propuesta permitiría evitar otras sobregeneralizaciones relacionadas con los matices semánticos contrastivos, como ser el caso del tratamiento generalizado de estar en términos de incoatividad (cf. Camacho 2012; Zagona 2009), considerando que la gama de empleos de estar también comprende numerosas ocurrencias que no responden a dicha descripción, pero que podrían explicarse de manera fundamentada a través de la implicación de estado precedente, como consecuencia de la delimitación semántica —así como la incoatividad que puede derivarse de ella.

En verdad, la implicación de estado precedente en construcciones copulativas cuenta con precedentes que la fundamentan y que ayudan a explicar (45). Entre otros, Dowty (1979, 1991)33 plantea que la semántica distintiva de una expresión como (46), especialmente su matiz incoativo o resultativo,34 solo es posible en la medida que se entienda que el estado denotado se interpreta como un segundo estado, que reemplaza llegado un punto a la situación previa del referente (47). Lo que es interesante en el caso de estar es que dicho punto no solo está (tácitamente) involucrado, sino que puede hacerse explícito a través de la sintaxis (48).

(46) The door is closed [La puerta está cerrada]

(47) The door is closed: [e1⌐closed] replaced by [e2 closed] at X moment in time [Dowty 1977: 75]

(48) La puerta {estuvo/estará} cerrada a (partir de) las 10. [cf. {*es/*será} cerrada a (partir de) las 10]

Como adelantábamos, este esquema es crucial para explicar casos problemáticos para descripciones de estar basadas en conceptos como el de predicado de estadío (45), en tanto que, desde esta perspectiva, incluso los estados permanentes o de duración indeterminada como muerto se conciben en realidad como subsecuentes a otro (distinto) anterior, explicando así la selección de estar y no de ser. En otras palabras, si algo tienen de particular los predicados que desafían la caracterización clásica de estar es que solo pueden atribuirse a una entidad que haya pasado por un estado diferente previo. Ciertamente, el razonamiento plantea vinculaciones con el dominio externo al sistema léxicogramatical (i.e., semántica conceptual), no obstante, entendemos que ello no supone necesariamente un conflicto con la posibilidad de codificación formal de la delimitación y que, de hecho, es consistente con la evidencia empírica: en virtud de la explicación esquematizada en (47), la afinidad de dichos predicados con estar, y no con ser, resulta natural, sino esperable.35

Por último, de ser admitido, tal esquema podría colaborar en la explicación del carácter resultativo y de la implicación referida en la literatura como estado sujeto a cambio o ligado a razones externas (e.g. Arche 2006: 2).

Finalmente, a estas consideraciones se añade que efectos similares pueden ser advertidos incluso cuando estar es combinado con un predicado aspectualmente neutro, inicialmente compartido con ser. En este sentido, es interesante observar que la concurrenciaqueda obturada en favor de estar o bien en la medida en que un adjunto induzca la lectura contrastiva (49) o bien en combinación con adverbios que determinen la interpretación repetitiva (50). En cualquier caso, la delimitación del intervalo temporal (vigencia del estado) marca la exclusión de ser de lo que hubiera sido, de lo contrario, un contexto neutro (51). Inclusive, nótese que los adjuntos locativos, de tolerarse, proveen un marco temporal (52) para ser, mientras que con estar solo explicitan el límite ya comprendido en la semántica del verbo.

(49) Ese niño {*es / está} realmente mucho más triste que antes.

(50) Ese niño {*es / está} triste {a menudo/algunas veces/bastante seguido}.

(51) Estos niños {#son/están} tristes {de mañana / por minutos}

(52) En su casa, George {es/está} feliz.

4. Conclusiones finales

El propósito del presente trabajo ha sido considerar distintos conceptos empleados en el análisis de ser y estar,con el fin de avanzar en la identificación de las propiedades formales que mejor captan (y explican) las propiedades semánticas y el comportamiento de las cópulas españolas, de cara a investigaciones futuras. Como respuesta, proponemos que la distinción entre delimitación y ­telicidad ofrece la posibilidad de abarcar la amplia gama de predicados generados por estar dentro del dominio semántico-léxico, evitando sobregeneralizaciones. Asimismo, permite captar el comportamiento y distribución de las cópulas españolas incluso en casos esquivos a los estudios ofrecidos hasta el momento, resultando crucial en la aparición de ciertos matices semánticos (contrastividad, resultatividad, implicación de estado precedente) sin la necesidad de apelar a mecanismos extralingüísticos (pragmáticos).

En cualquier caso, los datos dejan en claro que las cópulas españolas se alejan de la concepción estándar tanto de la cópula como de la del evento estativo. En cuanto a lo primero, existe evidencia sólida de que ser y estar comprenden propiedades semánticas relevantes que distan del caso más usual (i.e., la cópula pura, semánticamente trivial, mero soporte de rasgos flexivos) y, a su vez, suponen patrones distribucionales y matices semánticos propios en relación a otras lenguas con sistemas similares. En cuanto a lo segundo, las cópulas dan lugar a predicados que no coinciden con la definición clásica del estado en más de un aspecto, pero básicamente como eventividad ajena a la estructuración temporal. Asimismo, los diagnósticos empíricos operan en favor de la noción de que las cópulas —como verbos estativos— no son necesariamente los casos más simples de estructuración aspectual/eventiva. Más bien, la sistemática ambigüedad eventiva demostrada por ser y estar sugiere que las cópulas pueden tener propiedades semánticas (léxicas) subyacentes más complejas de lo que usualmente se asume. Tales propiedades son relevantes (y manifiestas) al punto no solo de permitir (o bloquear) su participación en construcciones eventivas complejas, sino que o bien obturan la libre alternancia —determinando patrones seleccionales distintivos— o bien imprimen diferencias aspectuales significativas en contextos comunes, sistemáticas e independientes de (el aporte realizado por) otros constituyentes de la cláusula, la flexión o el anclaje discursivo.

 

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1 Para una propuesta detallada de la construcción léxicosintáctica de estar y de los elementos involucrados en la estructuración de su semántica interna, cf. Brucart (2012), Gallego y Uriagereka (2009), Mangialavori (2015) i.a..

2 Precisamente, el contraste semántico entre ser/estar, entre otras cosas, ha sido largamente estudiado por involucrar una diferenciación entre predicados de estado. Tal partición ha sido analizada principalmente a partir de las nociones de Individual/Stage Level Predicates (Kratzer 1995, 2000 i.a.) y de estados Davidsonianos y Kimian (cf. Maienborn 2005). La primera distinción ha sido por lo general empleada para describir las diferentes implicaciones de las cláusulas determinadas por la alternancia copular española —aunque no sin necesidad de sucesivos ajustes— de acuerdo a las características vistas en adjetivos (como detallamos arriba). Inclusive, se ha llegado a plantear que el par copular presentado por lenguas como el español, portugués y catalán no es más que un caso de lexicalización de este contraste entre tipos estativos. Sin embargo, casos como la afinidad de estar con predicados que denotan propiedades de duración indefinida (cf. (44)) surgen como contraejemplos significativos (Arche 2006; Mangialavori 2013a i.a.). Otras discriminaciones semánticas de los estados, como la oposición entre estados Kimian y Davidsonianos, no solo son cuestionadas por falta de sustento empírico (cf. Rothmayr 2009: 206) sino que además no arrojan resultados concluyentes para la división entre ser y estar de acuerdo a los diagnósticos pertinentes (subordinación a verbos de percepción, referencia anafórica, modificación temporal, nominalización del evento, modificadores de modo) empleados en estudios específicos (e.g. Maienborn 2005: 49).

3 Para una propuesta morfosintáctica reciente y técnicamente precisa, cf. Gallego y Uriagereka (2009) i.a.

4 Nótese que la diferencia entre perfectividad y aspecto léxico no es considerada en los trabajos aludidos.

5 Por ejemplo, Guéron (2007) defiende la independencia de la telicidad y la perfectividad sobre la hipótesis de que la configuración espacial composicionalmente definida por los ítems léxicos en Sv puede incluir un límite espacial, pero nada garantiza que dicho límite sea predicado de un punto temporal flexivo (intervalo perfectivo).

6 En este sentido, es de destacar que la distinción se ha defendido en trabajos recientes (Depraetere 1995, Borik 2006, Borik y Reinhart 2004, Filip 1996) a partir de datos empíricos muy precisos aportados, por ejemplo, por el sistema flexivo ruso sobre la base de la disponibilidad de dos tiempos pretéritos (perfecto e imperfecto), lo cual supone la ventaja de presentar un correlato significativo (e inmediato) con el español.

7 Nótese que este efecto puede ser logrado con estar, con implicancias semánticas específicas (cf. (44)b).

8 Por ejemplo, los contrastes entre estados de nivel individuo/estadío, o entre estados kimian y davisonianos.

9 La lista comprende los diagnósticos standard empleados en la literatura, dejando de lado nuestras propias reflexiones y objeciones al respecto (sección 3).

10 Si bien la naturalidad de algunos datos puede discutirse, la diferencia con ser es significativa. Además, existen instancias altamente frecuentes, como las reunidas en (1) o las muestras tomadas de internet (2). En este sentido, es de notar que la construcción parece válida incluso con complemento copular locativo (cf. (2)d).

(1) a. No terminan de estar {satisfechos/claros/convencidos}.

     b. No acaban de estar {contentos/convencidos/bien/secos}.

(2) a. Los de Cholo no acabaron de estar al cien por cien en la primera parte del partido.

     b. No acaban de estar convencidos con las potencialidades de este dispositivo.

     c La "generación del frente" son hombres que no acabaron de estar integrados o acomodados.

     d. Platos que nunca acabaron de estar en la mesa aunque estaban en el menú.

11 Si bien la combinatoria puede suponer una ligera marginalidad que no se presenta con el verbo estar en futuro (e.g. estarán disponibles en 10 minutos), decidimos conservar el pretérito perfecto a fin de respetar los diagnósticos específicos, Además, la expresión incoativa o eventiva no se encuentra afectada por esta variable. Cf. Brucart (2012: 23), para un ejemplo similar, y Mangialavori (2012), para más ejemplos de este tipo.

12 Para algunas consideraciones acerca de la diferencia entre resultatividad/telicidad cf. Mangialavori 2013a.

13 Para un análisis específico de estar en términos de ambigüedad eventiva/estativa, cf. Mangialavori 2012.

14 Esto es, en la interpretación resultativa. En este sentido, se vuelve a destacar la ambigüedad que señalamos.

15 Por ejemplo, predicados de nivel de estadío [stage-level predicates], tradicionalmente asociados a estar.

16 De hecho, desde (al menos) Verkuyl (1972), el aspecto léxico (aktionsart) ha sido considerado como una propiedad de la configuración de frase, mínimamente resultante del verbo y sus argumentos. Esto ha sido largamente estudiado y demostrado en la literatura y en los estudios sobre telicidad, en la medida en que es sabido que muchos verbos permiten una predicación télica solo en combinación con ciertos constituyentes; de otra manera, la expresión es atélica. Si bien en nuestro caso las diferencias semánticas se registran incluso en pares mínimos, la diferencia entre telicidad semánticoléxica y composicional no es menos crucial.

17 Por ejemplo, verbos que designan tanto al proceso de cambio como al estado alcanzado (cf. Mangialavori 2014).

18 Por los mismos motivos, tampoco se podría afirmar que los rasgos télicos de estar respondan a una necesidad de cotejo (Zagona 2009; Camacho 2012) —asumiendo una situación muy básicamente esquematizada en (2)— en la medida en que los datos nos permiten considerar que (i) la lectura télica o incoativa también es activada en combinación con adjetivos que no comprenden estos rasgos como parte de su significado (1); y que (ii) no todos los núcleos léxicos asociados a estar como complemento predicativo presentan rasgos (PT/INCH) que cotejar, como ejemplifica el caso de disponible (3) y, aun así, la combinación con estar determina una lectura incoativa que no podemos evitar relacionar con (la semántica de) la cópula.

(1) George Clooney está soltero {otra vez/nuevamente/finalmente} → Lectura incoativa

(2) El asesino [estáINCH] [libreINCH]

(3) a. Las actas estuvieron inmediatamente disponibles para comentarios.

     b. Luego de su presentación, el sencillo estuvo inmediatamente disponible en iTunes

19 Asumiendo que una predicación atélica aplica a cada uno de sus subintervalos, mientras que un predicado atélico solo es cierto con respecto al resultado del evento denotado (subintervalo final). Esta propiedad, conocida como Homogeneidad (Vendler 1972) tiene una argumentación original, en la que se propone que "if it is true that someone is running or pushing a cart now, then even if he stops in the next moment it will be still true that he did run or did push a cart. On the other hand, even if it is true that someone is drawing a circle or is running a mile now, if he stops in the next moment it may not be true that he did draw a circle or did run a mile. In other words, if someone stops running a mile, he did not run a mile; if one stops drawing a circle, he did not draw a circle. But the man who stops running did run and who stops pushing the cart did push it" (Vendler 1972: 100). Desafortunadamente, estar no permite el test complementario (implicación progresiva), por la marginalidad que supone su reduplicación (como verbo principal [cópula] y como auxiliar progresivo).

20 La sugerencia concuerda con la propuesta de Morimoto (1998: 22) según la cual el complemento de estar en las construcciones de gerundio no se refiere a una situación estable (estado), sino que "se interpreta como un evento ingresivo cuyo estado resultativo sería al que se refiere el verbo como predicado de estado".

21 Inclusive, la propuesta es consistente con esta división teórica en aspectos más finos. Por ejemplo, en cuanto a la noción de que los eventos más simples (e.g., los estados) suponen una locación (física o abstracta). Entonces, si la relación terminal se construye, es precisamente a partir de una locación (precisamente, lo que estar representa, en términos de semántica formal, cf. Mangialavori 2013a y referencias allí citadas). Puntualmente, lo que la relación terminal representa es un proceso que se inicia o termina en una situación (estado).

22 En un razonamiento similar, Marín (2015) propone que el problema parte de la vinculación tradicional del cambio de estado a la telicidad; como solución propone concebir el momento de cambio de estado como un límite [boundary happening] (Piñón, 1997), que podría ser o bien télico, al codificar el límite final (right ­boundary) de un evento, o bien un estado atélico, involucrando el límite inicial (left boundary) de un estado.

23 Nótese que el fenómeno en cuestión no depende de adjetivos perfectivos que abren la posibilidad de una lectura pasiva. Por caso, lo mismo puede plantearse con La ropa está completamente blanca, como etapa culminativa de un proceso (blanqueado) a diferencia de La ropa es completamente blanca, donde la lectura resultativa no es posible (en todo caso, el adverbio opera sobre la función entre la superficie total de la ropa y la propiedad blanca). Inclusive, es interesante notar que la construcción es relevante en tanto que la semántica (conceptual) de los constituyentes habilite la interpretación eventiva (cf. El clima está perfectamente seco).

24 La instanciación de este borde y su instanciación en la estructura de eventos con un punto final es desarrollada en detalle en un trabajo en preparación, basado sobre la noción de que el componente codificado por estar no corresponde a un trayecto en sí, pero sí implica uno; todo lo cual es habilitado por la presencia de un límite (cf. Brucart 2012 para una intuición similar).

25 Para una elaboración detallada de la diferencia entre telicidad y delimitación, cf. Depraetere (1995).

26 Según Guéron (2007: 1822) la telicidad se define en configuraciones espaciales dentro del Sv, mientras que la perfectividad se asocia a un límite en el término temporal asociado a T en ST.

27 En referencia al extendido empleo de push (push a cart) como ejemplo de verbo no delimitado siquiera por su complemento directo (cf. Harley 2005 y referencias allí citadas y Marín 2015 para otra visión sobre estos casos)

28 Tanto con logros como con realizaciones (cf. ‘Juan dibujó un círculo un poco’, ‘Juan llegó un poco’).

29 Una explicación sintáctica compatible se propone en Raposo y Uriagereka (1995: 188(14)).

30 En este sentido, es importante destacar la diferencia entre esta propuesta y otros trabajos urdidos sobre intuiciones similares, como el rasgo de tipo AHORA [NOW] (Kayne 2005), como formalización de las variables contextuales, cuyo alcance (o, más bien, su definición) recae sobre al hablante (cf. Raposo y Uriagereka 1995).

31 En tanto supone diferencias incluso con otras lenguas con sistemas parecidos (e.g, catalán, portugués).

32 En la medida en que toda comparación precisa la especificación del elemento comparado. Para una presentación más detallada del problema, cf. Mangialavori 2013a.

33 En tanto las propiedades gramaticales de estar son analizadas aquí desde una perspectiva basada en la semántica —significado léxico—, nos permitimos recurrir (siguiendo a Dowty) a un razonamiento vinculado a la lógica proposicional a fin de exponer o representar de manera formal los aspectos de significado involucrados en el comportamiento observado anteriormente.

34 Como alternativa; esto es, sin asumir que estos dos conceptos sean sinónimos.

35 En este sentido, el carácter contrastivo también podría explicar otro caso problemático para el análisis limitado a la diferencia entre predicados estativos de individuo y de estadío, como la incompatibilidad de ‘estar’ con nombres de evento (e.g. La entrega de premios {será/*estará} en el Paraninfo). Desde la perspectiva planteada, estos serían posibles en tanto el evento no se establece en relación a una situación anterior; o, al menos, no se implica un contraste al modo de (45)-(46). Luego, la contrastividad permitiría explicar la generación sistemática de estados relativamente estables (Life Time effect), en la medida en que la delimitación no se plantea en términos temporales (de vigencia del estado) sino que se aplica a la escala de propiedad (cf. Mangialavori 2013a).